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Derecho Agrario I

La Propiedad Inmobiliaria en el Período Colonial

Recurso compliado por la docente Julio César Matos

Fecha 2014
DOCUMENTO: LA PROPIEDAD INMOBILIARIA EN EL PERÍODO COLONIAL
ASIGNATURA DERECHO AGRARIO I
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LA PROPIEDAD INMOBILIARIA EN EL PERÍODO COLONIAL

1. La propiedad inmobiliaria en la sociedad taína.- Antes de la llegada de


Cristóbal Colón a la isla la Hispaniola, todo el territorio estaba ocupado
por los taínos. Tenían una organización política que dividía la isla
completa en cinco cacicazgos, los cuales eran: el Cacicazgo de Higuey, el
de Maguá, el de Maguana, el de Marién y el de Jaragua. Los taínos no
tenían el concepto de la propiedad privada de la tierra en razón de que
toda la extensión territorial la usaban en comunidad, según las
necesidades de cada cacicazgo y de cada miembro de la comunidad.
Tampoco tuvo y la tierra valor comercial para esa sociedad primitiva.
2. Las Capitulaciones de Santa Fe.- Fueron contratos de corte medieval
suscritos entre la corona española y Colón, celebrados en fecha 17 y 30
de abril del año 1492, los cuales constituyen la génesis del derecho
indiano y en donde se estableció entre ellos el reparto de beneficios en
las empresas ultramarinas que se iban a realizar. En dichos contratos, la
Corona se reservaría las nueve décimas partes de todas las “mercaderías,
perlas, piedras preciosas, oro, plata, especierías y todas las otras cosas”
que resultaren de la expedición. A Cristóbal Colón se le reconoció
derecho sobre una décima parte de los beneficios; recibió los títulos de
Almirante, Virrey y Gobernador de las tierras que descubriera y
colonizara. Todos estos títulos tendrían un carácter vitalicio y hereditario.
También Colón tendría autoridad para impartir justicia, tanto en la mar
como en las islas y tierras firmes donde llegara. En definitiva, las
Capitulaciones de Santa Fe tienen mucha importancia histórica, porque
constituyen el primer documento jurídico que llega a la isla. También
sirvieron de fundamento jurídico para el gobierno que ejerció Colón en
el primer periodo de la conquista y colonización de la Hispaniola. 2.1 Los
repartimientos de tierras y de indios hechos por Cristóbal Colón.- Colón
se apoyó legalmente en las Capitulaciones de Santa Fe para ejercer su
autoridad en todo el territorio de nuestra isla. Gobernó sin limitaciones
y resolvió los conflictos surgidos entre españoles e indios y castigó los
actos delincuenciales que se produjeron. Valiéndose de esas
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Capitulaciones se abrogó el derecho de entregar extensiones de tierras


a los españoles que estaban en la isla. Esto trajo como consecuencia que
al no tener los colonos españoles mano de obra para trabajar las tierras
cedida por Colón, éste también le entregó también indios en calidad de
esclavos. Ese importante resaltar que para la época, el derecho permitía
esclavizar a todo aquel enemigo que fuera capturado en “justa guerra”.
En tal sentido, para justificar esta causa, los españoles declaraban la
guerra al indígena con la intención de someterlos al trabajo forzado.
Desde ese momento la situación del indio se convirtió en un infierno.
Para aliviar un poco las condiciones del indio, la corona tuvo que
intervenir. En ese sentido, Wenceslao Vega, en su obra Historia del
derecho Dominicano, dice: “La situación jurídica del indio quisqueyano
varió según predominara en la Corte el criterio religioso de que los indios
eran seres humanos con alma al igual que los demás hombres, o el
criterio utilitarista de que eran en condición inferior al blanco y por ende,
debían estar siempre sometidos a vasallaje o al menos a un sistema de
perpetua tutela. Cierto es que casi todas sus disposiciones, los Reyes
señalaban que el interés primordial en la colonización era cristianizar y
civilizar a los aborígenes y existen abundantísimos legislaciones
protectoras de los indios, principalmente las célebres Leyes de Burgos
(1512) que fueron códigos de defensa y de reglamentación del trabajo y
vida indígena”. Colón inició la liquidación del régimen de la propiedad
colectiva de la tierra que poseían los indios, e instauró, a través de los
repartimientos de tierras a favor de los españoles, la propiedad privada
inmobiliaria. Es a partir del gobierno de Colón que se habla 3 del
nacimiento del derecho inmobiliario de carácter privado a costa del
despojo que los españoles hicieron de las tierras que por derecho de
ocupación tenían los taínos que encontró Colón en nuestra isla. La Bula
Inter Caetera.- Mediante la Bula Inter Caétera, dictada por el Papa
Alejandro VI el 3 de mayo de 1493, el Papa “daba, cedía y asignaba a los
Retes Católicos de España las tierras recién descubiertas y en vías de
conquista. A partir de esa Bula se consideraba que la corona quedaba
investida con el derecho de propiedad sobre todas las tierras
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descubiertas o por descubrir en el Nuevo Mundo. La ideología de la


época consideraba que Dios era el creador y, por consiguiente, dueño de
todo el mundo, incluyendo las tierras. Y como el Papa era su
representante en la tierra, podía este último, decidir en nombre de Dios,
a quién se las cedía y a quién no. Es por esta razón que la Bula Inter
Caétera terminó teniendo fuerza de ley porque la Corona española la usó
para justificar en lo adelante todas las operaciones jurídicas que hiciera
con las tierras de América. Con esa Bula se inicia el primer período de la
historia de la propiedad inmobiliaria en la República Dominicana.
3. La Encomienda y las Reales Cédulas.- La Encomienda consistió en la
merced dada por la Corona a personas que la solicitaban el de tener bajo
su control a cierto número de indios con sus Caciques y Naborías. La
Encomienda constituye la primera institución jurídica del Nuevo Mundo,
creada por medio de la Real Cédula del 20 de diciembre de 1496, con la
finalidad de realizar repartimientos más racionales de tierras e indios a
los españoles que la solicitaran y que a criterio de la Corona las
merecieran. Los españoles encomenderos tendrían derecho a cobrar en
beneficio propio el tributo que cada indio mayor de edad debía pagar, y
emplear a cada indio encomendado en los trabajos de labranza y demás
servicios personales, siempre bajo la autoridad de sus Caciques y
Naborías correspondientes. Las mejores partes de estos repartimientos
lo recibían el Gobernador, los nobles y curas. En principio la Encomienda
se otorgaba por tiempo limitado y bajo la condición de que los indios
fueran bien tratados. El 1509 se emitió otra Real Cédula que establecía
que la Encomienda no debería durar más de tres años, y que los indios
encomendados tenían que ser tratados como los esclavizados en “justa
guerra”. Sin embargo, en la práctica la Encomienda intensificó la
explotación del indio, en vista de que cada español encomendero
procuró sacar mucho beneficio en los tres años que duraría su
Encomienda. Desde el punto de vista de los hispanos, la Encomienda fue
necesaria e importante, ya que premió a los conquistadores y sus huestes
que esperaban recompensa prometida de la Corona para enriquecerse
de forma rápida. También fue la forma más sumaria para que el gobierno
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español cobrara su parte en la riqueza extraída del suelo quisqueyano,


puesto que la propia Corona se hizo encomendera y sus minas,
latifundios e ingenios fueron los mayores y más productivos de Santo
Domingo. Así, pues, en los primeros años de la 4 Colonia, se repartieron
tierras a los nuevos pobladores y con ellas la población indígena que la
habitaba. Tiempos después se dictaron varias disposiciones legales a los
fines de organizar ese sistema, como lo fue, por ejemplo, la Cédula de
1505 que hizo entrega de tierras e indios a nuevos pobladores,
estableciéndose, sin embargo, que no podían tener encomiendas
aquellas personas que no estuviesen asentadas realmente en la Isla.
4. El Repartimiento de Alburquerque de 1514.- Fue tan grande el desorden
que había en la isla, a pesar de la Encomienda, que los Reyes españoles
se vieron precisados a enviar al Juez Alburquerque, como un intento más
en la búsqueda de estabilidad y orden en su colonia ultramarina: fue
enviado a verificar la situación de los Repartimientos existentes en la
Española para realizar un censo de encomenderos y encomendados,
revocar los Repartimientos existentes y hacer nuevas reparticiones
según las instrucciones precisas que llevaba.
5. El Amparo Real y las Confirmaciones Inmobiliarias.- El Amparo Real fue
introducido en nuestro territorio por medio de la Real Cédula del 20 de
noviembre de 1578. Con esta nueva disposición legal la Corona buscaba
recuperar las tierras que muchos señores poseían con títulos falsos. Es
por ello que el Rey declaró que le restituyeran todas las tierras que
ilegalmente poseyeran los particulares. Esta situación nueva impuso que
se depuraran los títulos que acreditaban derechos sobre las tierras. El
Gobernador de la isla fue el encargado de verificar la autenticidad de los
títulos, y para reducir las porciones de terrenos que excedieran a la
posesión. Así como reconocer los derechos por prescripción que se
alegaran. Esta medida permitió que la Corona española recuperara
inmensas porciones de tierras, y que se realizara la primera gran
confirmación de títulos de propiedad inmobiliaria que conoce nuestra
historia. Sin dudas, la corona resolvió muchos problemas económicos
con el Amparo Real y la Confirmaciones. Incluso, en el año 1631 dictó
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una nueva disposición legal que amplió el Amparo Real. Declaró que los
terratenientes que poseyeran tierras en exceso con relación a las
mercedes recibidas o a los justos títulos que tuvieran, podían
conservarlas si pagaban al Estado una moderada composición, que
consistía en una suma de dinero. Con esta nueva ley se introdujo el
procedimiento que se conoce como la Composición de Tierras. El
procedimiento de la Composición de Tierras llegó tan lejos que la Corona
terminó aceptando como buenas y válidas todas las ocupaciones de
tierras que se hayan realizado con posterioridad al año 1700, siempre y
cuando los poseedores tuvieran las tierras en producción. Esto re realizó
por medio de la Real Cédula del año 1754.
6. Los Ejidos.- Fueron creados a través de la Real Cédula del 15 de abril de
1541 y consistían en porciones de terrenos que se destinaban al uso
común de los habitantes de una comunidad; constituían predios de
pastos para animales, montes para cazar, aguas para uso 5 personal y
agrícola y otras necesidades de la población. Dicha Cédula también
estableció, para la ciudad de Santo Domingo en particular, un área de
terreno común de 10 leguas de circunferencia. En otras ciudades el área
común fue de una legua en circunferencia. Dentro de los terrenos
comunes, llamados Ejidos, nadie podía alegar derecho de propiedad. Los
Ejidos estaban bajo la administración del Ayuntamiento Municipal. Pero
solamente tenían facultad para velar por el buen uso de los predios. En
consecuencia, no podían arrendarlos ni venderlos, ya que los ejidos eran
de carácter comunitario. Los ejidos municipales tuvieron poca
importancia económica en el Santo Domingo colonial, ya que fue muy
reducido el grupo social de labradores pobres que podía tener beneficio
de esas tierras comunes, pues en este ámbito la población estuvo
compuesta principalmente de dos clases sociales: la de los hateros, que
eran los dueños de muchas porciones de tierras que no necesitaban de
los Ejidos; y las de los esclavos, imposibilitados por ley para poseer o
utilizar cualquier tipo de tierras.
7. Las Regalías.- Consistía en una cantidad de terrenos y bienes que los
Reyes Católicos se reservaron para ellos sin intenciones de donarlos a
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particulares, pero permitiendo que estos la usaran sacándoles beneficios


personales como poseedores y no como propietarios. En las tierras que
encontraran minas de sal o yacimientos de piedras preciosas, los
particulares podían coger los tesoros encontrados, las sucesiones
vacantes, es decir, las que no eran reclamadas por ninguna persona, y los
esclavos negros sublevados, llamados cimarrones, que eran capturados,
sin que los dueños los reclamaran en un tiempo prudente.
8. Las Mercedes.- Estas fueron donaciones del Monarca de terrenos de su
propio patrimonio y del de la Corona, generalmente a miembros de la
alta nobleza o del clero en pago de algún servicio.
9. Las propiedades de los municipios.- Los ayuntamientos coloniales tenían
derecho a tener como propiedades ciertas porciones de terrenos que
generalmente recibían de la Corona al momento de su creación. Dichas
propiedades podían ser objeto de operaciones jurídicas tales como
ventas, donaciones, etc. En estos casos el Cabildo actuaba como un
verdadero propietario privado de las tierras y demás bienes que
entraban en su patrimonio.
10.Las propiedades de la comunidad indígena.- Dentro de los primeros años
del período colonial, las autoridades españolas en nuestra isla hicieron
una especie de segregación en perjuicio de los indígenas. A esta
segregación se le llamó comunidad indígena. Las autoridades coloniales
dispusieron que las comunidades indígenas vivieran en determinadas
cantidades de terrenos que se consideraban propiedad de la comunidad
india. Estas tierras, propiedad de los indios, eran las menos productivas.
El propósito básico que motivaba a los españoles a cederles esos
terrenos no era para que los indios vivieran 6 tranquilos, sino para evitar
las constantes rebeliones y tenerlos a mano fácil cuando los necesitaran.
De ese modo podía disponer con rapidez y facilidad de cierta cantidad de
indígenas, tomados por paquete, sin necesidad de salir a recolectarlos, si
estaban dispersos.
11.La propiedad realenga.- Esta propiedad pertenecía a la Corona española
en la isla. Lo de realenga le viene del Rey. El Rey era el soberano y gran
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propietario de las tierras y de todos los bienes que existieran en la


colonia.
12. La propiedad Eclesiástica.- Estaban constituidas por todos los terrenos
que pertenecían a la Iglesia Católica. La Iglesia lo obtuvo por medio de
las mercedes de la Corona, por donaciones ocasionales que le hacían los
fieles y por compras que hacía, pero luego se prohibió a la Iglesia adquirir
tierras por compra. 13. La propiedad particular.- Esta propiedad estaba
bajo el dominio de los colonos españoles. La adquirían de la Corona, ya
sea de forma directa o por medio del gobernador y demás
representantes de la colonia. También por compras, por confirmación de
títulos en virtud del Real Amparo, por composición y por prescripción. El
eminente y gran jurista dominicano Manuel Ramón Ruiz y Tejada afirma
que la propiedad inmobiliaria en el período colonial estaba dividida en
cuatro grandes grupos: la propiedad realenga, la propiedad eclesiástica,
la propiedad particular y la propiedad de la comunidad india.

BIBLIOGRAFÍA

Referencias
1. El siguiente recurso de aprendizaje RA1: "La propiedad Inmobiliaria en el Período Colonial",
fue elaborado por el Prof. Julio César Matos, a partir de las fuentes siguientes: Ciprián, R.
(2010). Tratado de Derecho Inmobiliario (3ª. ed.). Santo Domingo, Rep. Dominicana: Editora
Centenario. Vega, W. (2011). Historia del Derecho Dominicano. (7ª ed.). República
Dominicana: Editora Amigo del Hogar. Este recurso contiene un ponderado estudio en
relación a la parte histórica del derecho inmobiliario dominicano, que comprende la
propiedad inmobiliaria durante la época colonial. Este documento te permitirá conocer la
situación jurídica de la propiedad inmobiliaria durante todo el período colonial de la Isla de
Santo Domingo.

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