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Antecedentes
La idea de una Europa Unida no es reciente. Cada una de las etapas de la historia muestra intentos de
agrupar el continente a través de la fuerza, de la conquista y de la guerra. Los emperadores romanos,
Napoleó n y Hitler son algunos ejemplos.
La Unió n Europea (UE) fue construida sobre la base del diá logo, del respeto a la ley, del convencimiento
de las bondades del esfuerzo conjunto y de un muy cuidado equilibrio de poderes entre los Estados
Miembros.
El panorama de Europa luego de la Segunda Guerra mundial era desolador. Sus industrias estaban
destruidas, la amenaza que representaba el Este y la desventaja comercial respecto de los Estados Unidos
y Japó n, presagiaban un fututo sombrío.
Fue en este contexto de posguerra cuando renacieron las fuerzas de la Unidad. Se abrió así un periodo
generoso en tentativas de agrupar a los europeos en organismos de cooperació n de tipo político,
econó mico o militar.
En 1946, Churchill pronunció su discurso de Zurich en el que insistió a los europeos a concretar los
“Estados Unidos de Europa”. El primer paso segú n el estadistas inglés era crear un “consejo de Europa”.
Un añ o después, Marshall (secretario del estado norteamericano) ofreció la ayuda de EE.UU para la
reconstrucció n econó mica de Europa. La ayuda se sometió a dos condiciones:
- La primera, que los países europeos debían comenzar a desmantelar sus barreras internas al
comercio;
- La segunda, que debían ser los mismos europeos los que debían encontrar la solució n para su
recuperació n econó mica.
Así nació la Organizació n Europea de Cooperació n Econó mica (OECE, 1948), un grupo de países
agrupados en un clá sico organismo intergubernamental, destinado a implementar el programa de
recuperació n econó mica establecido por el plan Marshall.
En 1949, se creó el Consejo de Europa. Pero este consejo, era insuficiente. Fue una institució n de
cooperació n política típicamente intergubernamental. Si bien tuvo logros significativos como el “convenio
para la protecció n de los DD.HH y de las libertades fundamentales”, el Consejo de Europa no que los
integracionistas estaban buscando.
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Ver diapositivas.
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En el plano de la cooperació n militar, con el tratado de Bruselas, nació la Organizació n del Tratado del
Atlá ntico Norte (OTAN). Esta alianza defensiva tenía dos objetivos: a) responder a la amenaza del bloque
de este y, b) integrar a Alemania Occidental en una organizació n que asegurara su concurso y apoyo.
También en el á mbito militar se creó la Unió n Europea Occidental (UEO), entre cuyos finales figuraban
los de la cooperació n econó mica, social y cultural.
Monnet fue un gran referente de empresas y finanzas internacionales llegando a convertirse en asesor de
diversos gobiernos. Durante la guerra colaboró con los aliados en la organizació n de pools de cereales y
armamentos en los que puede descubrirse el germen de la primera de las comunidades. En efecto,
Monnet descubrió que los aliados competían en el mercado para hacerse insumos bá sicos de la guerra
con su consecuente encarecimiento. Les propuso entonces que constituyeran agrupaciones de mercado, a
fin de lograr mejores precios y mejor colocació n en la demanda.
De esta manera, dos de las claves fueron: a) el método funcionalista que intenta alcanzar una
integració n a partir de realizaciones concretas en sectores determinados, y b) la institucionalizació n del
esquema con organismos dotados de poder de decisió n y virtualidad directa e inmediata en los Estados
miembros.
Francia en 1950 se sentía el líder de Europa y necesitaba resolver el “problema alemá n”. En este contexto
surgió el plan Schuman (elaborado por Monnet y sus colaboradores) que perseguía tres objetivos:
a. El de una Unió n Europea como solució n a la cuestió n del peligro del rearme alemá n y para el
reaseguramiento de la paz.
b. La modernizació n de Francia y especialmente de su industria.
c. El interés francés en convertirse en una gran potencia.
Schuman (ministros de asuntos exteriores del gobierno de la IV Repú blica), leyó la declaració n en París.
El Proyecto fue aceptado por el canciller Adenauer. Meses después nacía en París la Comunidad Europea
del Carbó n y del Acero (CECA) con la participació n de Francia, Alemania, Italia y los integrantes de
Benelux (una unió n aduanera) Bélgica, Holanda y Luxemburgo.3
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Ver diapositivas.
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El tratado CECA, entro en vigor el 25 de julio de 1952, tiene tres características distintivas: es un tratado de integración parcial,
pragmático y supranacional. Es decir, se ocupa solo del carbón y del acero.
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La experiencia se amplia: el nacimiento de la CEE y de la CEEA
El éxito de la CECA fue rotundo, por ello, se percibió la necesidad y la conveniencia de extender la
experiencia a toda la actividad econó mica.
a. El de la Comunidad Econó mica Europea (CEE) tendiente a crear un amplio mercado comú n con
vocació n de unidad política que asegurara el bienestar de sus pueblos y
b. El de la Comunidad Europea de la Energía Ató mica (CEEA), destinado a promover en Europa la
utilizació n de la energía nuclear con fines pacíficos.
En 1957, los mismos 6 estados constitutivos de las CECA firmaron los tratados constitutivos de la CEE
y la CEEA. Ambos entraron en vigor en 1958.
El tratado CEE fija objetivos generales y establece procedimientos, normas y medios precisos a utilizar.
La acció n que la CEE se fijó para alcanzar sus objetivos se centró en la realizació n de cuatro libertades (la
libre circulació n de mercancías, servicios, personas y capitales) y en el desarrollo de algunas políticas
comunes (la política comercial comú n, la de transportes y la principalísima política agrícola comunitaria).
Los miembros confirieron su poder al “consejo de las comunidades Europeas” que agrupa a los
representantes de los estados miembros, dejando a la Comisió n la guarda del respeto de los tratados y el
de ejecutor de las normas de consejo.
De inmediato Gran Bretañ a, que no se consideraba parte de Europa, creó una zona de libre comercio con
varios de los Estados Europeos que no formaban parte de CEE. La asociació n Europea de Libre Comercio
(AELC) pretendía que las mercancías circularan libremente entre los socios, pero no implicaba ninguna
cesió n de soberanía (ni siquiera el establecimiento de un arancel externo comú n).
El éxito de la CEE fue muy evidente y el de la AELC no tanto. De hecho, en 1962 la CEE había
implementado su arancel aduanero externo comú n y de esta manera iba derribando las barreras que
dificultaban el comercio intracomunitario.
Gran Bretañ a rendida ante esta situació n pidió su adhesió n a las Comunidades, pero su incorporació n fue
recién admitida en 1973 junto con Dinamarca e Irlanda.
De la “Europa de los nueve” se pasó con el ingreso de Grecia a la “Europa de los diez”. Grecia suponía todo
un desafío para la comunidad pues era un país pobre que acababa de salir de una dictadura y con índice
de desarrollos menores a los que exhibían los demá s.4
En 1986, se encaró la primera gran reforma de los tratados, que entró en vigencia en el 1987. Los
cambios introducidos por el Acto ú nica europea (AUE) dieron un gran impulso a la construcció n europea
y establecieron el objetivo de un mercado interior para fines de 1992, es decir, el de un espacio libre sin
fronteras internas en el que las mercancías, servicios, personas y capitales puedan circular brevemente.
En este clima se incorporaron Españ a y Portugal (el ingreso de estos dos países daba un nuevo equilibrio
norte-sur a Europa).
4
Dos ideas se enfrentaban en este momento: por un lado, quienes creían que antes de abrir las puertas a nuevos países pretendían
profundizar la unión. Por el otro, quienes sostenían que si un país cumplió con los requisitos de admisión debía ser privilegiado con el
ingreso a grupo. Estos últimos fueron los que se impusieron.
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La “Europa de los doce” logró concretar el objetivo del mercado interior. EUROPA ES DESDE 1993 UN
MERCADO COMÚ N.
También se encarnaron las reformas de Maastricht que se manifestaban por la Unió n Econó mica y
Monetaria (UEM) y de la Unió n política. El tratado de la Unió n Europea (TUE) firmado en 1992 y vigente
en 1993, señ ala el punto de partida para la nueva etapa de integració n la má s perfecta.
En 1995, se incorporaron Suecia, Austria y Finlandia, lo que represento una vuelta al desequilibrio entre
norte-sur.
La ahora unió n europea, denominació n que agrupa tres comunidades, se enfrenta con un desafío.
Alcanzar una unió n econó mica y política.
Al estudiar a los constructores de Europa, el autor, se refiere a hombres de bien que supieron ver que
la clave para garantizar una paz duradera en Europa se encontraba en el Derecho. Así, lograron la unió n
para asegurar la paz mediante logros pequeñ os, conseguidos a través de la organizació n de un sistema
jurídico que permitiera esa unió n con cierta flexibilidad.
La Europa devastada de la posguerra plateaba la necesidad de una integració n que superara los
tradicionales modelos de cooperació n intergubernamental que se ofrecía hasta ese momento el Derecho
Internacional Clá sico6.
En esta direcció n, Monnet le propuso a Schuman una opció n funcionalista para Francia y Alemania, es
decir, una construcció n paulatina de la unió n Europea, que tomara como punto de partida, el carbó n y el
acero que eran insumos de guerra.
Comenzó así la integració n en Europa con la creació n de la Comunidad Europea del Carbó n y de Acero
(CECA)7. El objetivo de esta comunidad era la constitució n de un mercado comú n del acero y del carbó n.
Dos notas específicas de esta comunidad:
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El TUE no unifica a las tres comunidades postergando ese viejo anhelo. La CECA, La CEEA y la CE (se elimina en el tratado la voz
“económica” para subrayar su carácter menos mercantilista y mas abarcador) siguen desempeñando sus tareas conforme lo habilitan
cada uno de sus tratados.
6
Por ejemplo: la Organización Europea de Cooperación Económica de 1948.
7
Creada mediante tratado el 18 de abril de 1951, en vigor desde el 25 de julio de 1952. Este tratado tenía un plazo de duración de 50
años que cumplió el 23 de julio de 2002.
4
o Ó rgano supranacional llamado Alta Autoridad (al cual los estados partes cedieron competencias
soberanas ú nicamente respecto de materias determinadas, en este caso el carbó n y el acero, y
cuyo objetivo era controlar la producció n y la comercializació n de estos insumos). La Alta
Autoridad representaba los intereses de la comunidad y era independiente de los intereses
nacionales de cada uno de los estados miembros.
o Existencia de otras instituciones comunitarias encargadas de garantizar la debida representació n
de los intereses de los Estados miembros y la existencia de un adecuado equilibrio institucional
con control judicial.
El éxito de la CECA permitió que se abrieran nuevas posibilidades para profundizar la integració n. Así, el
24 de marzo de 1957, los seis estados parte de la CECA, firmaron los tratados constitutivos de la
Comunidad Econó mica Europea (CEE) y de la Comunidad Europea de la Energía Ató mica (CEEA).
Este nuevo orden se ha ido ampliando con la incorporació n de nuevos países. El proceso integrador se
fue complementando con tratados posteriores. Dentro de las primeras modificaciones se puede
mencionar:
o El tratado de fusió n de los ejecutivos (entró en vigor el 1 de julio de 1967). Se estableció una sola
comisió n y un solo consejo para las tres comunidades europeas.
o Acta ú nica europea (entró en vigor en 1987). Introdujo las reformas necesarias a fin de alcanzar
el mercado interior.
o Tratado de Maastricht (entró en vigor el 1 de febrero de 2003). Creó la Unió n Europea (UE) e
introdujo nuevas formas de cooperació n entre los países miembros. Este tratado creó una
estructura compuesta por tres pilares: un pilar comunitario conformado por las tres comunidades
europeas y dos pilares de cooperació n intergubernamental.
o Tratado de Amsterdam (1 de mayo de 1999) y Tratado de Niza (1 de febrero de 2003): cuya
funció n principal fue adaptar las instituciones para que la Unió n pudiera avanzar con
posterioridad al ingreso de diez nuevos estados miembros.
Recientemente, se ha aprobado el tratado por el que se establece una Constitució n para Europa. Este
tratado pretende reemplazar todos los tratados existentes por un texto ú nico y debe ser ratificado por los
25 estados parte para entrar en vigor.
Así se impone la necesidad de garantizar la aplicació n uniforme del nuevo derecho sin discriminació n
entre las personas en razó n de su nacionalidad u otra circunstancia.
5
En un mercado comú n, el Principio de Igualdad de trato en todo espacio integrado es un requisito sine
qua non. Los estados crean un nuevo orden jurídico que se integra al orden jurídico de cada uno de ellos.
Para que esto sea posible deben cumplirse determinadas condiciones:
a) Imposibilidad de oponer reglas de derecho interno, que obstaculicen la aplicabilidad del nuevo
derecho.
b) Primacía del nuevo ordenamiento sobre cualquier legislació n posterior respecto de las materias
cedidas.
c) Efecto directo de las normas comunes, es decir, los destinatarios del nuevo plexo normativo son
tanto los Estados miembros como los particulares. Esta norma se aplicará siempre que la norma
sea precisa e incondicional y la consecuencia es que los particulares podrá n hacer vales estos
derechos ante las jurisdicciones nacionales.
Una de las características má s importantes del derecho comunitario europeo es el mecanismo para
asegurar el dialogo entre los jueces de cada uno de los Estados Parte y los miembros del Tribunal de
Justicia de las comunidades remisión prejudicial.8
Mediante esta herramienta ambos ordenes jurídicos de aplican sin confundirse por parte del juez
nacional. É l es el encargado de hacer efectiva en la prá ctica la distribució n de competencias soberanas en
razó n de la materia entre ambos ó rdenes. Así, son los jueces de las jurisdicciones nacionales los primeros
llamados a aplicar el derecho comunitario.
La cuestió n prejudicial es un nexo que permite el diálogo y la cooperación entre el juez nacional y el
tribunal de justicia de la comunidad y hace posible una verdadera integració n jurídica entre los estados
parte. Por un lado, el juez nacional conocer el orden jurídico interno y las dificultades que se pudieran
plantear frente al derecho comunitario, y por otra parte, el Tribunal de justicia de la comunidad orienta
en la interpretació n de la norma comunitaria de manera tal que la misma tenga igual fuerza en todo el
territorio comú n.
Las jurisdicciones nacionales son auténticas jurisdicciones ordinarias en la aplicació n del derecho
comunitario. Esta condició n de juez ordinario comunitario permite al juez nacional garantizar la
aplicació n del ordenamiento comunitario porque puede, y en algunos casos debe:
8
El art. 234 del Tratado de la Comunidad Europea regula la remisión prejudicial que puede ser de interpretación o de validez.
6
TEXTO FREELAND Y LÓPEZ LECUBE: MANUAL DE DERECHO COMUNITARIO
Para adquirir la calidad de Estado miembro de las comunidades, el candidato a la adhesió n debe disponer
de poder jurídico para consentir delegaciones de competencias nacionales a instituciones nacionales.
Todas las constituciones9 de los Estados miembros recogen, en su articulado clá usula de habilitació n a la
transferencia, cesió n, traspaso o limitació n de soberanías o competencias a favor de instituciones
internacionales o supranacionales.
Las comunidades pueden actuar solamente en los sectores de competencia que le han otorgado
libremente los estados miembros (sus competencias son de atribució n). Estos sectores con tan variados
como la política comercial, la agricultura, el transporte, la educació n, la cultura, etc. En estas á reas los
socios ponen parte de su soberanía en comú n para lograr un mayor beneficio conjunto.
C. El principio de subsidiariedad
Este principio característico de los sistemas federales, fue introducido por el Tratado de la Unió n Europea
y está anunciado en los siguientes términos: “en los á mbitos que no sean de su competencia exclusiva, la
comunidad intervendrá conforme al principio de subsidiariedad, solo en la medida en que los objetivos
de la acció n pretendida no puedan ser alcanzados de manera suficiente por los Estados miembros y, por
consiguiente, puedan lograrse mejor, debido a la dimensió n o a los efectos de la acció n contemplada, a
nivel comunitario”.
Así, quedan fuera del principio de subsidiariedad las competencias exclusivas de la comunidad y,
dentro, las de ejercicio compartido en tanto y en cuanto la actuació n de la comunidad resulte má s eficaz y
el problema sea de tal envergadura o repercusió n que merezca ser tratado por la supranacionalidad.
Las comunidades Europeas son organizaciones de derecho internacional y sujetos del derecho
internacional.
9
Por ejemplo, la Constitución española de 1978 dispone que el Estado puede atribuir “el ejercicio de competencias derivadas de la
constitución” a organizaciones internacionales.
7
Se basan en el derecho internacional y sus leyes fundamentales, los tratados, se someten a las reglas
consuetudinarias y convencionales. Pero los tratados no regulan exclusivamente relaciones
internacionales, sino también intersubjetivas, particulares. Los principales destinatarios del proyecto
integrador y de sus normas son los particulares, las personas físicas y jurídicas.
Funcionalistas Federalistas
Crean una organización internacional Creación de un Estado federal europeo.
con un órgano distinto que emerge Federalismo desde el principio con una
como la más alta autoridad (ó rgano constitución.
supranacional que vela por el interés de
los Estados) A largo plazo se pretendía formar un
estado federal mundial. (=/= con
La creació n de “los Estados Unidos de Funcionalistas: proponían empezar de a
Europa” es inconcebible. Por eso hay que poco).
ser má s prá ctico.
La formula que Europa eligió para consolidar la paz y la prosperidad de sus pueblos fue la constitució n de
un mercado comú n.
8
Existen cuatro formas de integració n econó mica. Cada una de ellas supone mayor complejidad que la
anterior. Así:
(ejemplo: Benelux)
9
TEXTO DONICELLI Y FREELAND LÓPEZ LECUBE: LA LIBRE CIRCULACIÓN DE MERCANCÍAS EN LA COMUNIDAD
ECONÓMICA EUROPEA
El 25 de marzo de 1957 se firmó en Roma el Tratado constitutivo de la Comunidad Econó mica Europea
(TCEE). El establecimiento de un mercado comú n y la progresiva aproximació n de las políticas
econó micas de los Estados miembros constituían los medios apropiados para lograr los fines propuestos.
El art. 8 A, segundo pá rrafo del TCEE enumera las cuatro libertades que sustentan la unió n. Ellas son:
- La libre circulació n de mercancías
- La libre circulació n de personas
- La libre circulació n de servicios
- La libre circulació n de capitales.
Los logros alcanzados en materia de liberalizació n de los intercambios aparecen como los má s
importantes. Bajo el impulso de las cuatro instituciones comunitarias 10 se han ido venciendo dificultades
tales como los obstá culos arancelarios y no arancelarios que está n ya prohibidos dentro de la comunidad.
Se han ido superando así los intentos de los países por coartar la circulació n de mercaderías con medidas
de tinte neoproteccionista.
La CEE tiene como principal objetivo lograr la ampliació n de los mercados nacionales mediante la
integració n y así poder competir en mejores condiciones con EE.UU y Japó n.
Dentro de este gran mercado ú nico, la libre circulació n de mercaderías desarrolla un papel
preponderante. A fin de lograr que las mercaderías circulen libremente dentro del territorio de la
comunidad el TCEE en su art. 9 establece que “la comunidad se basara en una unió n aduanera”. Ello
supone derribar todos los obstá culos que las fronteras naciones oponen a la libre circulació n de
mercancías, con objeto de sustituir los mercados nacionales por un gran mercado.
¿Cuáles son las mercancías que se ven beneficiadas por la libre circulación dentro de la CEE?
El art 9.2 TCEE dice que “las disposiciones de la Secció n Primera del Capítulo I (supresió n de los derechos
de aduana entre los estados miembros) y las del Capítulo II del presente titulo (establecimiento de un
arancel aduanero comú n) se aplicará n a los productos originarios de los Estados miembros y a los
productos procedentes de terceros países que se encuentren en libre prá ctica en los Estados miembros”.
10
Consejo de ministros – Comisión - Tribunal de justicia - Parlamento europeo.
11
El autor con este trabajo pretende efectuar un análisis de los medios previstos en el TCEE para alcanzar la unión aduanera y de lo
actuado por sus instituciones en consecuencia, en aras de la libre circulación de mercancías intracomunitaria.
10
1) Las mercancías cosechadas, levantadas o extraídas del suelo comunitario y las enteramente
fabricadas en la CEE a partir de materias primas, componentes, piezas sueltas, originarios del
territorio comunitario.
2) Las mercancías transformadas en la comunidad.
Segú n el art. 10.1 del TCEE “se consideran en libre prá ctica en un estado miembro los productos
procedentes de terceros países respecto de los cuales se hayan cumplido, en dicho estado miembro, las
formalidades de importació n y percibido los derechos de aduana y cualesquiera otras exacciones de
efecto equivalente exigibles, siempre que no se hubieren beneficiado de una devolució n total o parcial de
los mismos”.
1. Que los derechos de aduanas y las demá s reglamentaciones restrictivas se eliminan para lo
esencial de los intercambios comerciales de productos originarios de estos territorios, y
2. Que los derechos de aduanas y demá s reglamentaciones aplicadas por cada uno de los miembros
de la unió n en el comercio con territorios no comprendidos en ésta sean sustancialmente
idénticos.
La unió n aduanera es condició n necesaria pero no suficiente para asegurar la libre circulació n de
mercancías. Es necesario ademá s eliminar todas las trabas que impidan un fluido intercambio de bienes.
B) Unió n Aduanera en el TCEE: en el artículo 3 del TCEE expresa: “la acció n de la comunidad llevara
consigo:
1. La supresió n, entre los estados miembros de los derechos de aduana y de las restricciones
cuantitativas a la entrada y salida de las mercancías, así como de cualesquiera otras medidas de
efecto equivalente;
2. El establecimiento de un arancel aduanero comú n y de una política comercial comú n respecto de
los terceros estados;
3. La aproximació n de las legislaciones naciones en la medida necesaria para el funcionamiento del
mercado comú n.
En síntesis Para que exista libre circulació n de mercancías en el interior de la CEE, es necesario que
exista una unió n aduanera y que para que ésta sea posible es necesario lograr:
1. El establecimiento de un arancel aduanero comú n frente a terceros países
2. La supresió n de restricciones a libre circulació n de mercancías entre los estados miembros
3. La armonizació n de las legislaciones aduaneras.
11
Los derechos de aduanas son cargas pecuniarias que gravan los productos que se importan en el
momento de su despacho y má s exactamente, en el momento de la declaració n por su importados para su
despacho a la libre prá ctica.12
La realizació n de una unió n aduanera en el seno de la CEE implicaba la necesidad de que los Estados
miembros aplicaran, en sus relaciones comerciales con terceros países, un mismo arancel aduanero.
1) Era necesario fusionar en un ú nico nomenclador las innumerables posiciones de los aranceles
nacionales vigentes;
2) Era necesario armonizar los diferentes aranceles aduaneros de los estados miembros, hasta fijar
niveles de derechos comunes para toda la CEE frente a terceros países.
Para lograr la fusió n, la Comisió n se basó en la llamada “Nomenclatura de Bruselas”. En ella, se designa y
agrupa a los productos por “secciones”. Cada “secció n” se subdivide en “capítulos” y cada “capítulo” en
posiciones arancelarias.
El ACC se compone por consiguiente de dos partes complementarias: 1) la nomenclatura comú n y 2) los
tipos de los derechos de aduana aplicables a las mercancías designadas y agrupadas.
Cualquier decisió n relativa al ACC es competencia exclusiva de las instituciones comunitarias, siendo este
un ejemplo de la delegació n de poderes soberanos efectuada por los Estado miembros a favor de la
comunidad. La aplicació n íntegra del ACC por los estados miembros fundadores fue a partir del 1 de julio
de 1968.
Una de las consecuencias má s importantes de la aplicació n de un ACC es que una mercancía ingresada a
la comunidad adquiere el estatuto de mercancía libre de prá ctica. Ademá s le otorga a la CEE un mayor
poder de negociació n en los fueros internacionales (por ejemplo en el GATT).
Desde el 1 de Enero de 1988, la Comunidad cuenta con un nuevo ACC compuesto por tres instrumentos.
Los mencionaremos:
1. El sistema Armonizado de Designació n y Codificació n de las Mercancías (SA): atribuye una ú nica e
idéntica designació n a cada producto, que es respetada por todas las aduanas de los países
adheridos al sistema.
2. La nomenclatura combinada: contiene la nomenclatura del SA disposiciones preliminares de
alcance general, notas complementarias relativas a las secciones y capítulos.
3. El TARIC: constituye una codificació n general de las disposiciones de Derecho Comunitario
aplicables a los productos que se importan y circulan en el territorio de la comunidad.
“Los derechos de aduana de importació n, en vigor entre los Estados miembros, será n suprimidos
progresivamente por estos…las exacciones de efecto equivalente a los derechos de aduana de
importancia, será n suprimidas progresivamente” (art. 13.1 y 2 del TCEE).
12
Pueden revestir la forma de “derechos específicos (basados en la capacidad, peso o las medidas de los productos) o bien la de
derechos “ad valorem” (basado en el valor en aduana de las mercancías).
12
“Los estados miembros suprimirá n entre sí… los derechos de aduana de exportació n y las exacciones de
efecto equivalente” (art. 16 TCEE).
2.a.1) Derechos aduaneros: los derechos aduaneros, ademá s de constituir una importante fuente de
ingresos para los países, han sido siempre utilizados como un medio de protecció n clá sico, aplicado por la
gran mayoría de los Estados del mundo con el objeto de evitar que productos extranjeros, posiblemente
de mejor calidad y menor costo, invadan sus mercados perjudicando la industria nacional.
La supresió n de los derechos de aduana entre los estados miembros del CEE es un hecho. 13
2.a.2) Exacciones de efecto equivalente (EEE): tras la desaparició n en el CEE de los derechos de
aduana, las sombras del neoproteccionismo se han ido proyectando bajo la forma de imposiciones
financieras legítimas, sujetas a técnicas diferentes, que graban indistintamente tanto a los productos
nacionales como a los importados con el objeto de financiar la organizació n y la gestió n de servicios
necesarios para el propio importador. Estas formas encubiertas de proteccionismo arancelario está n
contempladas y prohibidas por el TCEE. Pero las exacciones de efecto equivalente no está n definidas en el
TCEE.14
“…quedará n prohibidas entre los Estados miembros las restricciones cuantitativas a la importació n, así
como todas las medidas de efecto equivalente” (art. 30 TCEE).
“Quedaran prohibidas entre los estados miembros las restricciones cuantitativas a la exportació n, así
como todas las medidas de efecto equivalente (art. 34.1 TCEE)
2.b.1. Restricciones cuantitativas: son las que se denominan cupos, cuotas o contingentes a la
importació n. Constituyen un medio eficaz protecció n de los mercados nacionales.
2.b.2. Las medidas de efecto equivalente: se refieren a cualquier disposició n legal, reglamentaria o
administrativa, incluidas las prá ctica administrativas, que tengan por objeto imposibilitar las
importaciones o hacerlas má s difíciles o má s costosas que la venta de la producció n nacional”.
Dos circunstancias han conspirado desde los orígenes de la CEE para la realizació n de una autentica
unió n aduanera.
- Una de ellas es la falta de disposiciones precisas en el Tratado de Roma de disposiciones precisas
en el Tratado de Roma para facilitar la armonizació n de las legislaciones aduaneras internas y,
- La otra, el lento mecanismo que se preveía para la toma de decisiones en el seno de la comunidad.
Respecto de la primera, el art 27 del TCEE estipula que “antes de finalizar la primera etapa (antes del 1 de
enero de 1962), los estados miembros procederá n, en la medida necesaria, a la armonizació n de sus
disposiciones legislativas, reglamentarias y administrativas en materia aduanero. Para ello, la comisió n
dirigirá recomendaciones a los estados miembros”.
13
En cuanto al mecanismo previsto por el TCEE, para lograr este importante objetivo diremos que en un principio se prohibió a los
Estados miembros el establecimiento entre sí de nuevos derechos de aduanas y el aumento de los ya vigentes. Luego, y durante un
periodo de 12 años se fueron reduciendo progresivamente los derechos hasta llegar a su absoluta supresión.
14
Fue el TJCE quien con sus sentencias clarificó este concepto. Su jurisprudencia indica que se puede calificar como exacción de
efecto equivalente a toda carga pecuniaria distinta de un derecho de aduana o de un tributo.
13
Respecto de la segunda circunstancia obstaculizadora de la armonizació n legislativa, la lentitud en la
toma de decisiones, el Acta Ú nica europea de 1986 dio un impulso decisivo al proceso, reformando el
mecanismo de producció n legislativa prevista en el Tratado de Roma. Se pasó entonces de la unanimidad
de votos exigida en el seno del consejo para la toma de decisiones, a la mayoría cualificada, lo que ha
permitido acelerar significativamente el proceso. El acta Ú nica Europea fijó como plazo el 31 de
diciembre de 1992 para alcanzar la meta final proyectada: la abolició n de todas las fronteras
intracomunitarias.
o La apuntada del art. 27 mediante “recomendaciones del Consejo a los Estados miembros”, con el
inconveniente de que las recomendaciones, no tienen cará cter vinculante y dejan libertad a los
estados miembros para apreciar el nivel de alineamiento de sus legislaciones, que, finalmente,
puede no ser el deseado.
o Por medio de directivas, que si tienen cará cter vinculante para sus destinatarios, pero que dejan
librado a los Estados miembros la elecció n de los medios y de la forma para alcanzar los objetivos
(art. 189 TCEE)
o El uso de reglamentos, que tienen alcance general, son obligatorios en todos sus elementos y
directamente aplicables en los Estados miembros (art. 189 TCEE).
Analizaremos ahora algunos de los logros alcanzados en materia aduanera y las disposiciones
adoptadas:
a. Valor en aduana: para conseguir una aplicació n uniforme del ACC, es necesario, determinado el
tipo de derechos aplicables a las mercancías que se importan, la base imponible sea calculada de la
misma forma en cualquier de los estados miembros.15
b. Reglas de origen: se ha definido “origen” de una mercancía como “el vínculo geográ fico que une a
una mercancía con un país determinado del que se considera ha surgido”. La importancia de su
determinació n estriba en dos razones: una, estadística; la otra, para una correcta aplicació n de los
beneficios arancelarios que surgen de los acuerdos comerciales. 16
c. Reglamentos aduaneros econó micos: son definidos como “los destinados a favorecer
determinadas actividades econó micas, la exportació n, por ejemplo, mediante la aplicació n de
mecanismos variables segú n la actividad considerada (suspensió n de derechos e impuestos,
concesió n, anticipada de ventajas fiscales o financieras a la exportació n) y cuyos efectos solo se
adquieren, definitivamente, cuando la mercancía ha cumplido determinadas obligaciones
variables segú n los regímenes.
1. Los depó sitos aduaneros: en virtud de ellos, una mercancía, aun penetrando materialmente en el
territorio de un Estado miembro, se beneficia de un régimen suspensivo de los derechos de
15
Los trabajos de armonización en este sentido, se vieron sumamente facilitados porque todos los Estados miembros de la CEE tenían
establecidos derechos “ad valorem”, y, al mismo tiempo, todos eran partes contratantes del convenio del 15 de diciembre de 1950
sobre Valor en Aduana, elaborado en el consejo de Cooperación Aduanara de Bruselas.
16
El Reglamento 802/68 del Consejo indica las finalidades de la noción de origen:
1) La aplicación uniforme del ACC, de las restricciones cuantitativas, así como de cualquier otra medida adoptada para la
importancia de las mercaderías por la comunidad o por los Estados Miembros.
2) La aplicación uniforme de todas las medidas adoptadas por la comunidad o por los Estados miembros para la exportación de
mercancías.
14
aduana, exacciones agrícolas e impuestos durante el periodo de su colocació n en un “depó sito
aduanero”.
2. Zonas Francas: se entiende por zona franca, todo en clave territorial establecido por las
autoridades competentes de los estados miembros…con el fin de considerar a la mercancías que se
encuentren en él como situadas fuera del territorio aduanero de la CEE a efectos de la aplicació n
de los derechos aduaneros, de las exacciones reguladoras agrícolas, de las restricciones
cuantitativas y de cualquier exacció n o medida de efecto equivalente.
3. Trafico de perfeccionamiento activo y pasivo: el activo es un régimen que determina las
condiciones y modalidades en las que un producto importado de un tercer país puede entrar
temporalmente en el territorio aduanero de la comunidad, con franquicia de derechos e
impuestos, con el fin de someterse a una elaboració n o transformació n antes de ser reexportado,
en todo o en parte, hacia el tercer país de procedencia o hacia otro tercer país. El pasivo es un
régimen que define las condiciones y modalidades en las cuales una mercancía comunitaria se
exporta temporalmente hacia un tercer país con el objeto de someterse a una transformació n, una
elaboració n o una reparació n para ser reimportada en la comunidad con franquicia parcial de
derechos.
4. Régimen de admisió n temporal: autoriza la importació n en el territorio de la Comunidad de
ciertas mercancías, con exenció n plena de los derechos de aduana, cuando se destinen a ser
introducidas o utilizadas durante un período limitado y siempre y cuando se proceda a su
reexportació n en los plazos fijados por las autoridades competentes.
5. Franquicias aduaneras: permiten a los ciudadanos y a los operadores econó micos evitar el pago de
los derechos e impuestos exigibles a la entrada de un estado miembro. Se combinan con
franquicias fiscales que exoneran al beneficiario del pago de imposiciones debidas 17.
6. La transformació n de mercancías bajo control aduanero: este régimen permite la transformació n
de mercancías bajo control aduanero, antes de su despacho a libre prá ctica. Se evitan así las
situaciones que se producen cuando los derechos de aduanas aplicables a las mercancías que se
importan son superiores a lo que corresponderían a las mismas mercancías que se importan son
superiores a los que corresponderían a las mismas mercancías en un estado diferente o má s
avanzado de elaboració n.
17
Entre las franquicias aduaneros podemos señalar: las franquicias para viajeros (personas procedentes de un estado miembro o de un
tercer país que se desplacen en el interior de la comunidad disfrutan, a la entrada en cada estado miembro de una franquicia para las
mercancías en su equipaje, etc.), franquicias para pequeños envíos sin carácter comercial que se remiten de un estado miembro o de un
tercer país a otro estado miembro y por último, también se prevén franquicias a favor de los turistas para sus objeto personales y su
vehículo.
15
Se establece que cualquier producto fabricado y comercializado en un estado miembro debe ser admitido
en cualquier otro.
La Sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE) de 20 de febrero de 1979,
denominada Cassis de Dijon definió por primera vez «el principio de reconocimiento mutuo», al
establecer que cualquier producto fabricado y comercializado en un Estado miembro, y conforme a las
normas de ese Estado, debe ser admitido, en principio, en cualquier otro Estado miembro.
Así, determina la modificació n de las legislaciones del Estado de recepció n del producto, a fin de permitir
el acceso a los mercados nacionales de los productos alimentarios fabricados legalmente en otro Estado
miembro. La citada resolució n establece que «las excepciones a este principio general habrían de ser
acordadas siempre en circunstancias estrictamente limitadas y principalmente por motivos ligados a la
defensa de la salud pú blica y a la protecció n de los consumidores...» El resultado má s claro de la
jurisprudencia del Cassis de Dijon fue el establecimiento de la regla del reconocimiento mutuo de las
reglamentaciones vigentes en cada uno de los Estados miembros.
En definitiva, la sentencia del Cassis de Dijon constituyó efectivamente un hito importante y sin duda
necesario para el desarrollo del mercado ú nico, determinando un cambio de rumbo en la política
alimentaria sobre los productos alimentarios. Su finalidad pasó a ser la de fijar los elementos esenciales
para la realizació n de los objetivos de protecció n de la salud pú blica y de la protecció n de los
consumidores.
El autor expone que la Unió n Europea no se parece mucho a una confederació n. Porque:
El autor sostiene que si debiéramos parangonar a las comunidades con algú n sistema político clá sico
debería ser una federació n. Porque:
A. Si bien los tratados no son constituciones, en mucho se le parecen y han sido así llamadas y
aceptadas por el mismo Tribunal de la CE y la mayoría de los Estados miembros.
16
B. La carencia má s significativa es la ausencia de un catá logo de DD.HH. y garantías en los textos.
Pero ello se ha ido superando (por ejemplo por: el catalogo de Maastricht de DD.HH y de las
libertades fundamentales).
C. El autor no coincide con que las parcelas de soberanía cedidas por los estados miembros a la
supranacional sean pasibles de ser recuperadas. El compromiso no tiene límites temporales, en los
tratados no existen clá usulas de renuncia o denuncia y cualquier intento de los miembros de
actuar en á mbitos cedidos a las comunidades es castigado severamente con los mecanismos
comunitarios propios.
D. Desde el inicio, es clara, la voluntad de constituir una verdadera unió n política, en forma de
federació n, entre los estados de Europa.
La Comunidad Europea ha sido caracterizada como una comunidad de derecho. Ello implica:
a. Que el ejercicio de las competencias que los estados atribuyen o transfieren a la comunidad se
hace con sometimiento a normas jurídicas;
b. Que en la comunidad existe una jerarquía normativa; y
c. Que la comunidad ha establecido un control jurisdiccional de su propia actividad con
competencias muy similares a las que en el orden interno ejercen las jurisdicciones constitucional
y contenciosoadminitrativo.
Ahora bien, las normas de esta comunidad de derecho constituyen un orden jurídico propio, integrado en
el sistema jurídico de los estados miembros y que se impone a sus jurisdicciones. Los caracteres
distintivos del orden jurídico comunitario son: aplicabilidad inmediata, efecto directo y primacía.
3. Duració n ilimitada
La ú nica de las tres comunidades que tiene un término de vigencia determinado es los tratados es la
CECA, para la que se previó una duració n de cincuenta añ os. Las demá s, y en especial la CE, son
organizaciones de duració n ilimitada y que no tienen “clá usula de salida”.
4. Autofinanciació n
a. Las exacciones reguladoras agrícolas y las cotizaciones sobre el azú car, previa reducció n del 10%
retenido por los Estados miembros en concepto de gastos de recaudació n,
b. Los derechos de arancel aduanero comú n y los derechos sobre los productos regulados por el
TCECA, con la misma deducció n prevista en el inciso anterior,
c. Una contribució n nacional que se fija en el maro del procedimiento presupuestario, teniendo en
cuenta todos los demá s ingresos.
Conforman la UE tres pilares fundamentales (estos tres pilares nacen con el TUE, tratado de la UE):
1- El pilar comunitario: compuesto en un ppio por la Comunidad Econó mica Europea, la CECA y la
Comunidad Europea de la Energía Ató mica.
17
Actualmente, con la desaparició n de la CECA y la ampliació n de la CEE, a este pilar lo componen
la CE y la CEEA.
En este pilar, los Estados son menos soberanos. Hay competencias que van pasando al á mbito
comunitario.
En este pilar, las decisiones deben tomarse por unanimidad, por ser intergubernamental.
En este pilar, las decisiones deben tomarse por unanimidad, por ser intergubernamental.
La tendencia es que el Pilar 1 se haga mas grande, y que se integre con los Pilares 2 y 3 hay una política
de traspasamiento.
COMPARACIONES
El Consejo Europeo es una de las siete altas Instituciones de la Unió n Europea, integrada por los
veintiocho jefes de Estado o de Gobierno de los Estados miembros, el Presidente de la Comisió n Europea,
y el presidente del Consejo Europeo, que es quien preside las reuniones.
Con la elecció n como presidente de Francia de Charles De Gaulle surge la idea de dar un nuevo impulso a
las Comunidades Europeas, teniendo lugar así las primeras cumbres ocasionales. Estas se iniciaron en
París en febrero de 1961 y fijaron las bases para la creació n del Consejo Europeo. La siguiente cumbre
llevada a cabo se celebró en Bonn en 1961 y só lo decidieron realizar reuniones regulares con el fin de
favorecer la unió n política de Europa, para lo cual se constituyó una comisió n intergubernamental.
18
En 1969 se celebra en La Haya una cumbre en la que se registraron importantes modificaciones como
aumentar el nú mero de temas tratados y perfilar otras cumbres posteriores. En 1972 tuvo lugar otra
cumbre en París en la que se recogía como objetivo lograr la transformació n del conjunto de las
relaciones en la Unió n Europea. La cumbre de Copenhague 1973, marcada por la crisis, retrasó el proceso
de integració n.
El Consejo Europeo se creó por decisió n de los Jefes de Estado o de Gobierno de los estados miembros de
las entonces Comunidades Europeas reunidos en una conferencia celebrada en París en febrero de 1974.
La iniciativa partió del presidente francés Valéry Giscard d'Estaing y del canciller alemá n Helmut Schmidt
que propusieron a los otros Jefes de Gobierno institucionalizar las cumbres que hasta entonces se habían
realizado de forma irregular a petició n de alguno de los estados miembros y así acordaron reunirse al
menos dos veces por añ o, y adicionalmente, todas las que fueran necesarias.
La legitimidad jurídica del Consejo no procedía de los Tratados Constitutivos, ni tampoco se había llevado
a cabo una reforma de esos tratados para incluirlo. La cuestió n de su legitimidad jurídica quedaba así
desplazada al á mbito jurídico internacional y en concreto al mundo de las conferencias internacionales.
El Consejo dibujó un doble á mbito de actuació n, el de cooperació n política y el comunitario. En el marco
de la Cooperació n Política Europea, la legitimidad del Consejo no estaba en entredicho. En los á mbitos
comunitarios, se generaban serios problemas: su actuació n no quedaba sometida al sistema de pesos y
contrapesos del sistema institucional comunitario etc.
El primer Consejo Europeo se celebró en Dublín, en marzo de 1975, bajo Presidencia irlandesa de la
Unió n. La instauració n del Consejo Europeo comportaba una serie de ventajas como asegurar el
compromiso de los responsables políticos de los Estados miembros en la constricció n europea y dar
coherencia al funcionamiento de las dos vertientes: la comunitaria propiamente dicha y la de cooperació n
política.
Es en el proyecto del Tratado de la Unió n Europea donde se fija entre los ó rganos de la Unió n Europea el
Consejo Europeo, su composició n y funciones. La primera vez que el ó rgano se mencionó en un tratado
fue con el Acta Ú nica Europea firmada en febrero de 1986. Fue formalizado como ó rgano de impulso no
institucional por el Tratado de Maastricht de 1992, que le dedicó un artículo. Desde entonces fue ganando
imparablemente influencia; sus reuniones atrajeron cada vez má s atenció n y en ellas se resolvían
cuestiones cada vez má s relevantes. Así ocurrió con los famosos consejos europeos de Milá n (1985,
donde se acordó la primera gran reforma de los Tratados que daría lugar a la redacció n del Acta Ú nica
Europea), Copenhague (1993, donde se asentaron los famosos criterios del mismo nombre, Bruselas
(1998, donde se estableció la lista definitiva de los Estados que adoptarían el euro como moneda),
Colonia (1999, donde se acordó la articulació n de los primeros cuerpos militares europeos), Tampere
(1999, que convocó la primera Convenció n europea, que redactaría la Carta de Derechos Fundamentales
de la Unió n) o Lisboa (2000, donde se adoptó la famosa estrategia econó mica), entre otros.
Son miembros natos del Consejo Europeo los Jefes de Estado y/o de Gobierno de los Estados de la Unió n,
así como por su Presidente y el Presidente de la Comisió n, que poseen voz, pero no voto. Participa en sus
reuniones el Alto Representante de la Unió n para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Los Jefes de Estado o de Gobierno podrá n, por invitació n del Presidente cuando la situació n lo exija, verse
asistidos en las reuniones por sus ministros de Asuntos Exteriores, y el Presidente de la Comisió n por uno
de sus comisarios.
Excepcionalmente, cuando se ha deliberado sobre materias relacionadas con la Unió n Econó mica y
Monetaria, también han sido invitados los ministros de Economía y Hacienda, tal y como está previsto en
la Declaració n 4ª del Tratado de la Unió n Europea. Sus reuniones de trabajo se separan en dos sesiones.
19
A la primera sesió n el Presidente del Consejo Europeo invita al Presidente del Parlamento a comparecer
y, en su caso, a otras personalidades de especial relevancia. El presidente del Parlamento Europeo
interviene al comienzo de la reunió n del Consejo para expresar la opinió n del ó rgano que representa
cuando hay cuestiones importantes a tratar en el orden del día. Se estableció la obligació n de presentarle
al Parlamento un informe tras cada reunió n y un informe escrito anual sobre los pasos dados y sobre los
avances de la Unió n Europea.
El Consejo Europeo se pronunciará por consenso, excepto cuando los Tratados dispongan otra cosa.
Desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa el 1º de diciembre de 2009, el Consejo Europeo está
dirigido y coordinado por un Presidente de cará cter permanente o estable, elegido por los propios
miembros de la institució n por mayoría cualificada, para un período de dos añ os y medio renovables una
sola vez.
De esta forma, los Tratados han puesto fin a las antiguas presidencias semestrales, que debido a la
institucionalizació n autó noma del Consejo Europeo, quedan en adelante limitadas al Consejo de
Ministros. Sin embargo, la presidencia rotatoria desempeñ a todavía algú n papel como apoyo político y
logístico a las actividades y responsabilidades del Presidente en el Consejo Europeo.
Las funciones del Presidente del Consejo Europeo son las de presidir las reuniones, impulsar su actividad
favoreciendo los acuerdos y el consenso en su seno, coordinar y sostener la direcció n de sus trabajos, y
representar a la Unió n en el á mbito de las relaciones internacionales en el nivel que le es propio, esto es:
en las cumbres, conferencias y reuniones en las que participen jefes de Estado y de Gobierno extranjeros.
También le corresponde en el á mbito interno, como es natural, la má xima representació n de la
Institució n que preside. El actual Presidente del Consejo Europeo es el polaco Donald Tusk, que ocupa el
cargo desde el 1 de enero de 2014. El anterior Presidente del Consejo Europeo, el ex-Primer Ministro
federal de Bélgica Herman Van Rompuy, perteneciente a la corriente democristiana del Partido Popular
Europeo, ocupó el puesto desde el 1 de enero de 2010 hasta el 1 de enero de 2014.
Órganos de apoyo: El Presidente del Consejo Europeo se halla asistido en todo momento por tres
ó rganos que, perteneciendo al Consejo (o Consejo de la UE), extienden sin embargo sus funciones de
asistencia al Consejo Europeo, por imperativo constitucional:
- la Secretaría General del Consejo, que actú a como infraestructura administrativa de asistencia y
cuenta con má s de 3000 funcionarios cualificados, y con varias direcciones generales y servicios
internos especializados en relació n con los distintos á mbitos políticos en que son competentes el
Consejo o el Consejo Europeo;
- la Presidencia rotatoria, que debe apoyar y facilitar sus tareas por medios políticos y logísticos,
siguiendo las instrucciones del Presidente del Consejo Europeo, siendo ademá s que "el miembro
del Consejo Europeo que represente al Estado miembro que ejerza la presidencia rotatoria del
Consejo" expresará en las sesiones de aquél el punto de vista y las posiciones adoptadas por este
ú ltimo;
- el Consejo de Asuntos Generales, formació n del Consejo de la UE cuya funció n es, entre otras de
índole legislativa y de coordinació n de las tareas de ésta institució n, la de garantizar con su apoyo
la continuidad y preparació n de los trabajos y reuniones del Consejo Europeo, así como colaborar,
en estrecha cooperació n con los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisió n, en la
elaboració n del orden del día para aquéllas.
20
UNIDAD 2: INSTITUCIONES COMUNITARIAS18
- Principio de atribució n: los países pueden hacer todo lo que los se les confiere (por medio de los
tratados). Determina la primacía del derecho comunitario.
- Principio de subsidiariedad: frena el avance de la comunidad. En los á mbitos en los que no sea de
su competencia exclusiva, la comunidad Europea intervendrá solo en la medida en que los
objetivos de la acció n pretendida no puedan ser alcanzados de manera suficiente por los estados
miembros. (se deberá demostrar porque conviene má s que actú e la comunidad y no los estados
miembros).
- Principio de proporcionalidad: ninguna acció n de la comunidad excederá de lo necesario para
alcanzar los objetivos del tratado. Tiene que ser la mínima intervenció n posible.
- Principio de poderes implícitos: (clá usula de cierre). El consejo por unanimidad puede actuar
cuando no se le dio poder, pero la acció n debe ser necesaria para la comunidad.
- Principio de equilibrio institucional: cada institució n actuará dentro de los límites de las
competencias atribuidas por el tratado. Esto se garantiza por medio del tribunal de justicia.
Es una institució n esencialmente diná mica y cambiante. Con el tratado de la UE, fruto de acuerdos
alcanzados en la cumbre de Maastricht, el parlamento alcanza a superar dos de las objeciones principales,
se lo ha elevado al rango de colegislador comunitario, solo para algunas materias y luego de un proceso
de espantosa complejidad.
Ademá s, si bien el poder de iniciativa sigue en manos de la comisió n, puede aconsejar o pedir a esta
institució n que elabore proyectos normativos. En materia de control político, el parlamento también ha
acrecentado sus poderes. Ahora no solo puede censurar a la comisió n sino que puede negarle su voto de
aprobació n y confianza en el mismo inicio de su gestió n. Finalmente, el consejo debe rendirle cuentas
sobre los progresos de la Unió n cuando lo requiera y en todo caso, en forma anual.
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Poco a poco el PE va adquiriendo las potestades y tomando color de un verdadero poder legislativo.
En cuanto a su composició n, a partir de 1976 se decidió elegir a los parlamentarios por sufragio universal
directo, como lo mandan los tratados. Las primeras elecciones se realizaron en 1979.
En cuanto a las sesiones y forma de trabajo, sesiona en Francia, en periodos de 1 añ o, una vez por mes y
con espacio de una semana. En cuanto a los poderes y competencias, su importancia es diferente segú n se
trate del tratado de CECA o los tratados de CE y CEEA. En el primero su papel es muy limitado y se
circunscribe al control ex post de los actos de la comisió n. En los tratados de Roma su papel es má s
amplio y ejerce la funció n deliberativa, que consiste en la sanció n del prepuesto (elaborado sobre la base
de un proyecto de la comisió n, se aprueba por mayoría cualificada del consejo y se remite al PE, quien
puede rechazarlo globalmente y solicitar a la comisió n un nuevo proyecto. Ademá s, el PE tiene la ultima
palabra en los llamados “gastos no obligatorios”.
Conforme al art. 155 del T.C.E. la comisió n “con el objeto de garantizar el funcionamiento y el desarrollo
del mercado comú n”:
a) debe, ante todo, velar por la aplicació n de las disposiciones del tratado y del derecho derivado de las
instituciones,
b) dispone de un poder general de iniciativa normativa,
c) dispone de un poder normativo para ciertas hipó tesis y participa, a través de su propuesta, de la labor
normativa del consejo y del parlamento y
d) ejerce la competencia que cada Consejo le atribuye para los actos emanados de él.
En cuanto a las sesiones y forma de trabajo: la comisió n es un ó rgano colegiado (lo que implica
solidaridad y corresponsabilidad en su actuació n), en las decisiones que se adoptan por mayoría simple.
Sesiona convocada por su presidente cada vez que lo considera necesario, generalmente 1 vez x semana y
a puertas cerradas. La comisió n tiene 2 formas de decidir:
a) en la reunió n de comisarios, con el correspondiente orden del día o
b) por el “procedimiento escrito” que consiste en la elaboració n, por uno de los comisarios, de alguna
propuesta y su circulació n entre todos los demá s por un plazo determinado, luego del cual, si no merece
reservas u objeciones, se considera adoptada por la comisió n con constancia en el acta de reunió n
inmediata posterior.
Es la ú nica institució n comunitaria en la que está n presentes los intereses de los estados miembros, fue
desde el inicio el legislativo comunitario. Las leyes que dicta la comunidad se aplican de manera
automá tica. Este ó rgano esta integrado por representantes de los gobiernos de los estados
miembros.
Es una institució n autó noma e independiente de los estados miembros, puede auto convocarse y sus
decisiones deben ser cumplidas sin necesidad de ratificació n de los estados. En el ejercicio de sus
competencias esta sometido al control jurídico del tribunal y a control político del parlamento. En cuanto
a la composició n, se integra por un representante de rango ministerial del gobierno de cada estado
miembro (generalmente minis de asuntos exteriores), por lo que actualmente es un consejo de 15.
El presidente es la cabeza visible y le compete convocar a las sesiones, impulsar los trabajos a desarrollar
y representar internacionalmente a las comunidades europeas. La presidencia se ejerce en forma rotativa
cada 6 meses, de acuerdo con un orden preestablecido. Su convocatoria no depende de los estados
miembros. Se reú ne, en marató nicas sesiones que duran dos días (lunes y martes). Los votos se reparten
de la siguiente manera: Francia, Alemania, RU e Italia tienen 10 votos; Españ a tiene 8 votos; Grecia,
Portugal, Bélgica y Holanda tienen 5 votos; Austria y Suecia 5 votos; Finlandia, Dinamarca e Irlanda 3
votos; Luxemburgo 2 votos.
Casi todo se decide por mayoría cualificada. El acta ú nica europea (1987) recogió el reclamo de mayor
participació n del Parlamento en el proceso decisorio e incorporó el “procedimiento de cooperació n” en el
que el Consejo, luego de la propuesta de la Comisió n y la opinió n del Parlamento, decide por mayoría
cualificada a una posició n comú n que puede ser:
a) aprobada por el parlamento y adoptada por el consejo,
b) enmendada por el parlamento (lo que obliga a un dialogo con la comisió n para que incorpore un
proyecto las enmiendas propuestas o la adopció n por el consejo del acto por unanimidad) o
c) rechazada por el parlamento (lo que obliga al consejo a decidir por unanimidad o convocar al comité
de conciliació n entre el consejo y el parlamento para precisar una posició n comú n).
Con el tratado de la UE, la complicació n llegó al extremo. A esos dos procedimientos aú n vigentes, se ha
sumado la “codecisió n”. El procedimiento de “codecisió n” consta de 2 lecturas, un posible mecanismo de
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conciliació n entre el consejo y el parlamento europeo y una eventual tercera lectura (esto busca lograr un
pie de igualdad el parlamento, el consejo y la comisió n).
Su funció n capital consiste en la integració n comunitaria a través del derecho. Las competencias del TJCE
son:
a) de atribució n, puede expedirse solo acerca de los temas y materias en los que los tratados le atribuyen
competencias,
b) generales, porque su control se extiende no solo a los actos de las instituciones comunitarias, sino
también a los de todos los sujetos de la comunidad: estados miembros, personas físicas y jurídicas;
c) permanentes, se puede acudir a él en cualquier momento, con la ú nica condició n de estar activa o
pasivamente legitimado.
Composició n, son 15 jueces, uno x cada estado miembro. Estos jueces son asistidos por 8 abogados
generales. Son elegidos por el mismo sistema, con las mismas condiciones y por igual periodo que los
jueces. Asimismo los igualan en privilegios e inmunidades. No dependen de nadie, ni está n sometidos a
instrucció n alguna. La secretaria, el tribunal nombra a un secretario por un periodo de 6 añ os y con
funciones admi y de gestió n del presupuesto que el tribunal tiene asignado. Jurisdicció n, a diferencia de
otras jurisdicciones internaciones (como el tribunal de justicia de la ONU o el tribunal europeo de
derechos humanos), cuya competencia debe ser aceptada por el estado demandado, la jurisdicció n del
TJCE es obligatoria para todos los estados miembros por el solo hecho de ser miembros, sin necesidad de
ninguna declaració n complementaria de aceptació n.
Este organismo, ubicado en sus inicios como auxiliar y elevado “inexplicablemente” por el TUE a la
categoría de institució n comunitaria, entró en funciones en el mes de octubre de 1977. Cada estado envía
un miembro al tribunal de cuentas, elegido entre personalidades que ofrezcan absolutas garantías de
independencia y capacidad para el cargo. Su mandato dura 6 añ os (pueden ser reelegidos) y son
nombrados por el consejo previa consulta al parlamento.
Los miembros se mantienen en funciones hasta el cese por las causales corrientes (muerte, término del
mandato), o por la declaració n del TJCE de que han dejado de reunir las condiciones requeridas o dejado
de cumplir las obligaciones que les toca.
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El control de las cuentas es siempre. Para ello tiene facultad de pedir informes y de examinar
documentació n contable de las instituciones y de los organismos comunitarios cuanto de los estados
miembros.
b. Debe elaborar, al cierre de cada ejercicio, un informe anual que aprueba con la mayoría la mayoría
de sus miembros y que se publica en el Diario oficial de las comunidades europeas.
El Banco Central Europeo (BCE) es el banco central de los 19 países de la Unió n Europea que han
adoptado el euro. Su funció n principal es mantener la estabilidad de precios en la zona del euro para
preservar el poder adquisitivo de la moneda ú nica.
El consejo de gobierno es el principal ó rgano rector del BCE. Esta formado por: los seis miembros del
có mite ejecutivo má s los gobernadores de los bancos centrales nacionales de los 19 paises de la zona del
euro.
Responsabilidades
Adoptar las orientaciones y decisiones necesarias para garantizar el cumplimiento de las
funciones asignadas al BCE y al Eurosistema
Formular la política monetaria de la zona del euro. Esto incluye la adopció n de decisiones relativas
a los objetivos monetarios, los tipos de interés oficiales y el suministro de reservas en el
Eurosistema, así como la adopció n de las orientaciones necesarias para su aplicació n
En el contexto de las nuevas competencias de supervisió n bancaria del BCE, tomar decisiones
relativas al marco general en que se adoptan las decisiones de supervisió n, y aprobar los
proyectos de decisiones completos propuestos por el Consejo de Supervisió n mediante el
procedimiento de aprobació n por silencio positivo
Reuniones y decisiones
El Consejo de Gobierno se reú ne, por norma general, dos veces al mes en la sede del BCE en Frá ncfort del
Meno, Alemania.
Cada seis semanas el Consejo de Gobierno realiza una valoració n de la evolució n econó mica y monetaria,
y adopta decisiones de política monetaria. El resto de reuniones se dedican a asuntos relacionados con
otras funciones y competencias del BCE y del Eurosistema. Para garantizar la separació n entre la política
monetaria y otras funciones del BCE, y sus competencias de supervisió n, se convocan reuniones distintas
del Consejo de Gobierno.
Las decisiones de política monetaria se explican en detalle en la conferencia de prensa que se celebra
cada seis semanas. El Presidente, asistido por el Vicepresidente, preside la conferencia de prensa.
Asimismo, el BCE publica informes perió dicos de las reuniones del Consejo de Gobierno sobre política
monetaria antes de la fecha de su pró xima reunió n.
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En general, el Tratado de Funcionamiento de la Unió n Europea se refiere al SEBC y no al Eurosistema, ya
que su redacció n se basó en el supuesto de que todos los Estados miembros de la UE adoptarían el euro.
El Eurosistema está compuesto por el Banco Central Europeo (BCE) y los bancos centrales nacionales
(BCN) de los Estados miembros de la UE cuya moneda es el euro, mientras que el SEBC está integrado por
el BCE y los BCN de la totalidad de Estados miembros de la UE (apartado 1 del artículo 282 del Tratado).
La distinció n entre Eurosistema y SEBC se mantendrá en tanto existan Estados miembros que no hayan
adoptado el euro.
Objetivos
El objetivo principal del Eurosistema está enunciado en el apartado 1 del artículo 127 del Tratado:
«El objetivo principal del Sistema Europeo de Bancos Centrales, […] será mantener la estabilidad de
precios».
El artículo 127 continua: «Sin perjuicio de este objetivo, el SEBC apoyará las políticas econó micas
generales de la Unió n con el fin de contribuir a la realizació n de los objetivos de la Unió n establecidos en
el artículo 3 del Tratado de la Unió n Europea».
La Unió n Europea tiene multiples objetivos (artículo 3 del Tratado de la Unió n Europea), entre los que se
incluyen el desarrollo sostenible de Europa basado en un crecimiento econó mico equilibrado y en la
estabilidad de los precios, y una economía social de mercado altamente competitiva, tendente al pleno
empleo y al progreso social. En consecuencia, la estabilidad de precios no solo es el objetivo principal de
la política monetaria del BCE, sino que constituye uno de los objetivos de la Unió n Europea en su
conjunto. Así, el Tratado de Funcionamiento de la Unió n Europea y el Tratado de la Unió n Europea
definen una jerarquía de objetivos para el Eurosistema, y en ellos se especifica que la estabilidad de
precios es la contribució n má s importante que la política monetaria puede aportar para lograr un
entorno econó mico favorable y un elevado nivel de empleo.
Funciones básicas
De conformidad con el apartado 2 del artículo 127 del Tratado de Funcionamiento de la Unió n Europea,
las funciones bá sicas que se llevará n a cabo a través del Eurosistema será n:
definir y ejecutar la política monetaria de la zona del euro;
realizar operaciones de divisas;
poseer y gestionar las reservas oficiales de divisas de los países miembros de la zona del euro (gestió n de
carteras);
promover el buen funcionamiento de los sistemas de pago.
Asimismo, en virtud del apartado 6 del artículo 127 del Tratado de Funcionamiento de la Unió n Europea
y del Reglamento (UE) nº 1024/2013 del Consejo (el «Reglamento del MUS»), el BCE es responsable de
tareas específicas relacionadas con la supervisió n prudencial de las entidades de crédito radicadas en los
Estados miembros participantes. El BCE desempeñ a estas funciones en el marco de un Mecanismo Ú nico
de Supervisió n integrado por el BCE y las autoridades nacionales competentes.
Otras funciones
Billetes: el BCE tiene el derecho exclusivo de autorizar la emisió n de billetes en la zona del euro.
Estadísticas: en colaboració n con los BCN, el BCE recopila la informació n estadística necesaria para llevar
a cabo las funciones del SEBC, obteniéndola de las autoridades nacionales o directamente de los agentes
econó micos.
Estabilidad y supervisió n financieras: el Eurosistema contribuye al correcto funcionamiento de las
políticas adoptadas por las autoridades competentes, en lo que se refiere a la supervisió n prudencial de
las entidades de crédito y a la estabilidad del sistema financiero.
Cooperació n europea e internacional: el BCE mantiene relaciones de cooperació n con instituciones,
organismos y foros, tanto dentro de la UE como a escala internacional, en relació n con las funciones
asignadas al Eurosistema.
26
14.Los órganos auxiliares: a) El Comité Económico y Social y el Comité Consultivo CECA b)
El Comité de las Regiones c) El Banco Europeo de Inversiones.
Agrupa a representantes de los diferentes sectores de la vida econó mica y social de los miembros, en
particular a los productores, agricultores, transportistas, trabajadores y artesanos, así como a las
profesiones liberales y de interés general.
a. Grupo I (empresarios)
b. Grupo II (trabajadores)
c. Grupo III (intereses varios)
El CES tiene cará cter consultivo, es decir que la comisió n puede consultarlo cuando lo considere
necesario (dictamen facultativo) o debe consultarlo (dictamen preceptivo) en los casos previstos en los
tratados CE y CEEA.
Es decir que si el consejo o la comisió n no esperan su dictamen durante el plazo previsto, el acto jurídico
estará viciado de nulidad. Ademá s. El CES puede emitir dictá menes cuando lo juzgue oportuno, sin
esperar a ser consultado.
Este organismo representa los intereses de las regiones y de los entes locales. La creació n del comité es
un claro esfuerzo tendiente a acercar al ciudadano a la Unió n. Agrupa miembros de todos los países de la
comunidad, nombrados por el consejo por unanimidad, a propuesta de los estados para un período,
renovable, de cuatro añ os. El consejo y la comisió n pueden consultarlo segú n lo disponga el tratado.
El dictamen es preceptivo en los siguientes á mbitos:
- Educació n
- Cultura
- Salud pú blica
- Cohesió n econó mica y social.
Ademá s debe ser consultado siempre que el consejo o la comisió n consulten al CES, y puede emitir
opinió n cada vez que lo juzgue oportuno, sobre cualquier aspecto de la unió n.
Constituye el principal instrumento estructural comunitario en el á mbito financiero. Tiene por misió n
contribuir al desarrollo equilibrado y estable del mercado comú n en interés de la comunidad,
recurriendo al mercado de capitales y a sus propios recursos.
Cuando los emprendimientos no pueden ser financiados por los estados, debe facilitar, mediante la
concesió n de préstamos y garantías, y sin perseguir fines de lucro, la financiació n de proyectos para el
27
desarrollo de las regiones má s atrasadas o para encarar proyectos de interés comú n a varios estados
miembros.
En sintesis, los ó rganos auxiliares son: el Comité Econó mico y Social (CES), el cual agrupa representantes
de los diferentes sectores de la vida econó mica y social de los miembros, en particular (pero no solo) a los
productores, agricultores, transportistas, trabajadores, comerciantes y artesanos, así como profesionales
liberales y de interés general. Y el Banco Europeo de Inversiones (BEI), cuando los emprendimientos, por
su amplitud o naturaleza no puedan ser enteramente financiados por los estados partes, debe facilitar,
mediante la concesió n de prestamos y garantías y sin perseguir fines lucrativos, la finalizació n de
proyectos para el desarrollo de las regiones má s atrasadas, para la modernizació n y reconversió n de
industrias o para encarar proyectos de interés comú n.
a. El derecho originario o primario, formado por los tratados constitutivos y aquellos otros que los
han modificado o completado, y
b. El derecho derivado o secundario, constituido por los actos normativos emanados de las
instituciones comunitarias.
20
Ver diapositivas. Ver sentencia del TJCE: “comisión c/ Italia”.
28
TEXTO CASSAGNE: MANUAL DE DERECHO COMUNITARIO
Caracterizació n
Está constituido por los tratados fundaciones (con sus anexos, protocolos, declaraciones y convenios
relativos a su aplicació n) y por aquellos otros que han venido a completarlos, adaptarlos o modificarlos.
1. El tratado que crea la CECA (1951), sus anexos, protocolos, declaraciones y convenios relativos a
su aplicació n.
2. El tratado que crea la CEE (1957), sus anexos, protocolos, declaraciones y convenios relativos a su
aplicació n.
3. El tratado que crea la CEEA, sus anexos, protocolos, declaraciones y convenios relativos a su
aplicació n.(1957)
4. El convenio relativo a algunas instituciones comunes a las comunidades europeas (1957), en
virtud del cual el tribunal de justicia y la asamblea pasaron a ser ó rganos comunes a las tres
comunidades.
5. El tratado de fusió n de los ejecutivos (1967) que establece un consejo ú nico y de una comisió n
ú nica de las comunidades europeas.
6. El tratado de 1970 que modificó ciertas disposiciones presupuestarias, tanto de los tratados
constitutivos de la comunidad europea, cuanto del tratado de fusió n.
7. La decisió n del consejo de las comunidades europeas del 1972, relativa a la adhesió n a la CECA de
Dinamarca, el reino unido e Irlanda.
8. Tratado relativo a la modificació n de ciertas disposiciones del protocolo sobre los estatutos del
banco europeo de inversiones.
9. El acta ú nica europea del 1987, primera gran modificació n integral de los tratados constitutivos.
10. El tratado de la Unió n europea firmado en Maastricht, que modificó sustancialmente los tratados
constitutivos de las tres comunidades.
¿Perteneces los instrumentos constitutivos de las comunidades europeas a la familia de los tratados leyes
o a la de los tratados constitutivos?
La doctrina suele referirse a los tratados como las constituciones de las comunidades. Materialmente, su
contenido presenta cierta similitud con las constituciones internas. Sin embargo, también hay normas
cuyo contenido no es propiamente constitucional, que no atribuyen competencias a la comunidad, sino
que recogen simples obligaciones que incumben a los estados miembros.
El tratado CE es un tratado marco o constitució n, ya que contiene normas de cará cter bá sico, que exigen
un desarrollo normativo por parte de los ó rganos comunitarios. Así, el tratado fija los objetivos mediante
clá usulas programá ticas y confía su realizació n a las instituciones, dotá ndolas de los mecanismos y de los
poderes necesarios.
“El cará cter de constituciones que presenta el tratado se pone claramente de manifiesta en el control de
legalidad ejercido por el Tribunal”.
21
La enumeración en el libro era mayor, la recorte.
29
Formalmente, los tratados, como las constituciones, gozan de supremacía sobre el resto del
ordenamiento comunitario y está n dotados de una especial rigidez.
Con el término “rigidez” se alude a la necesidad de un procedimiento especial para reformar los tratados
en dos fases bien diferenciadas.
Los tratados CECA CEEA pertenecen a la categoría de los “tratados ley”, conjuntos complejos y completos
de regulaciones materiales bastante detalladas y que dejan a las instituciones una actividad de cará cter
predominantemente administrativa.
El derecho secundario es el conjunto de actos adoptados por las instituciones comunitarias con vistas a
cumplir los objetivos de los tratados. Distinguimos entre actos típicos y atípicos.
Son aquellos actos de las instituciones cuyo alcance está definido por los mismos tratados. De los
enunciados de los arts. 189 TCE y 161 del TCEEA se pueden extraer las siguientes conclusiones:
a. Las instituciones comunitarias solo pueden adoptar los actos necesarios para cumplir sus
objetivos en las á reas y en los casos en que los tratados así lo han previsto.
b. Existen dos tipos de actos; los vinculantes u obligatorios (reglamentos, directivas y decisiones) y
los no vinculantes (las recomendaciones y los dictá menes).
c. Unos y otros pueden emanar del parlamento y del consejo en forma conjunta, del consejo o de la
comisió n, cada uno dentro del marco de sus propias competencias.
d. Los tratados dejan una total libertad a las instituciones en la elecció n del instrumento normativo
para regular un á rea determinada. En otros casos, señ alan cuá l ha de ser el instrumento a
utilizarse. Asimismo, los tratados indican cuá l es la institució n competente para dictar la norma y
cuá l es el procedimiento que debe seguirse.
a) El reglamento22
Sus caracteres:
22
Si hubiera que hacer un paralelismo con el ordenamiento interno, sería entre la ley y el reglamento.
30
b. Es obligatorio en todos sus elementos: no cabe a su respecto la adopció n de reservas que originan
una inaplicació n total o parcial de las normas en los estados que las formulan.
c. Es directamente aplicable en los estados miembros: (lo que lo diferencia de las directivas), no
requieren y hasta excluyen cualquier interposició n normativa de las instituciones de los estados
miembros. Entran en vigor con su sola publicació n en el diario oficial de las comunidades
europeas, en la fecha en que ellos mismos determinan o, en su defecto, a los 20 días de la
publicació n23.
Los reglamentos tienen una fuerza superior a las leyes nacionales, ya que se imponen de pleno
derecho sobre ellas (incluso sobre las de orden constitucional).
b) La directiva
Es un acto obligatorio desde el momento de su notificació n a los destinatarios, obliga a todos los estados
miembros en cuanto al objetivo o resultado a alcanzar, pero les permite elegir la forma y los medios para
realizar, en el marco de sus propios ordenamientos jurídicos internos, los objetivos definidos en el plano
comunitario.
a. Imponen una obligació n de resultado, dejando librado a los estados la elecció n de la forma y de los
medios para darle cumplimiento
b. A diferencia de los reglamentos requieren la intervenció n normativa de los estados miembros
para transformarse en derecho interno (en algunos casos se requerirá una ley y en otro un
decreto).
c. Deben ser notificadas a sus destinatarios, que pueden ser uno o varios o todos los estados
miembros. La misma directiva concede a los estados un plazo para su desarrollo interno, mediante
el dictado o anulació n de las normas pertinentes.
d. Son instrumento preferido por las instituciones para la armonizació n de las legislaciones de los
países miembros. La fuente material, aunque sea indirecta, es siempre comunitaria, pero desde el
punto de vista formal tan solo el acto normativo, adoptado por cada estado miembro para cumplir
con la directiva, constituye la fuente del derecho.
e. Las directivas establecen, la obligació n para los estamos miembros de informar a la comisió n
acerca de las medidas nacionales relativas a su desarrollo y ejecució n. Esto permite a la comisió n
controlar su funcionamiento y desarrollo.
Las directivas carecen de aplicabilidad directa, ya que requieren de su obliga desarrollo en el á mbito
interno para desplegar sus efectos. PERO, la cuestió n no es tan clara respecto a su efecto directo (es decir,
a su invocabilidad o no por los particulares o empresas en sus relaciones con los poderes pú blicos
(vertical) o con otros particulares o empresas (horizontal)).
Aunque en principio, las directivas no tienen efecto directo, el tribunal ha resuelto que “una vez vencido
el plazo de ejecució n y desarrollo sin que este tenga lugar adecuadamente, las directivas pueden
desplegar efectos directos, en aquellos preceptos cuya formulació n sea clara y no estén sometidos a la
discrecionalidad por parte del estado”. Se ha reconocido un efecto directo vertical y no horizontal.
c) Las decisiones
23
Antes de las reformas introducidas por el TUE, el consejo dictaba los reglamentos, siempre a propuesta de la comisión y previa
consulta, vinculante o no según lo dispusieran los tratados, al parlamento o al consejo económico y social. Con el TUE se agregó el
procedimiento de codecisión, que convierte al parlamento en colegislador comunitario.
La comisión también puede dictar reglamentos de ejecución de los reglamentos de base dictados por el consejo.
31
Son actos que vinculan y obligan solo a sus destinatarios, estados miembros o personas físicas y jurídicas.
Es por tanto un acto individual.24 El tribunal ha reconocido a las decisiones efectos directos, siempre que
sean claras y precisas y que no dejen margen para la interpretació n por parte del destinatario.
Tanto las decisiones, como las directivas y los reglamentos, deben ser motivados para permitir al tribunal
de justicia el pleno control sobre la legalidad del acto y a los destinatarios conocer su alcance real y hacer
valer sus derechos.
Estos son actos que carecen de fuerza vinculante y que, por lo tanto, no entrañ an obligació n jurídica para
sus destinatarios. Las recomendaciones son “invitaciones” a los Estados miembros para que actú an de
determinada manera en materias concretas. Se utilizan como instrumento indirecto para la armonizació n
de las legislaciones, funció n en la que se diferencian de las directivas por su cará cter obligatorio. Los
dictá menes son utilizados por la comisió n o por el consejo para emitir una opinió n.
Se llama así a aquellos actos no enumerados en el artículo 189 del TCE. Se clasifican en:
a. Los actos internos: se incluyen en este grupo los actos relativos a la organizació n y al
funcionamiento de los ó rganos comunitarios y los actos funcionales preparatorios.
b. Los actos sui generis: corresponden aquí las declaraciones, informes, resoluciones y programas de
acció n comú n.
24
Dirigida contra una empresa declara la nulidad absoluta de un acuerdo entre empresas, contrario a las normas de competencia
comunitaria y le impone una multa. Destinada a un estado puede tratarse de una autorización de la comisión para adoptar medidas de
salvaguardia.
32
internacionales. Estos acuerdos está n subordinados a los tratados pero prevalecen sobre el
derecho interno.
Otras fuentes
a) Jurisprudencia
La labor del TJCE ocupa un rol fundamental en el proceso de construcció n europeo. Su actividad ha dado
lugar a la afirmació n de principios tales como el efecto y la aplicabilidad directa de las normas, la
primacía del orden comunitario sobre el interno. El tribunal tiene el monopolio de la interpretació n del
derecho comunitario.
El tribunal acude a los principios generales del derecho. Entre ellos está n: el principio de
proporcionalidad, el de menor dañ o, el de enriquecimiento sin causa, el de buena fe, el de legalidad y el de
seguridad jurídica.25También existen principios generales propios y específicos del derecho comunitario.
Se trata de los principios de:
- subsidiariedad,
- igualdad: se refiere a la libre circulació n del personas y mercancías (art. 6 TCE)
- libertad,
- solidaridad: invocado por el tribunal ante la negativo de un estado miembro a cumplir con sus
obligaciones comunitarias
- unidad: importancia del principio en tanto se intenta como objetivo ultimo la constitució n de
un mercado ú nico.
c) La costumbre
Es una fuente de derecho casi inexistente en la comunidad, debido a su corta vida. Pero de a poco se van
reflejando algunos usos habituales. Por ejemplo, los tratados no prescriben la publicació n de las
directivas o de las decisiones en el diario oficial de las comunidades europeas, como sí lo hacen con los
reglamentos. Sin embargo, es prá ctica corriente que todos los actos típicos se publiquen en el diario.
Los trabajos de estudiosos del derecho comunitario en manuales, tratados y revistas, son invocados por
las instituciones comunitarias (en especial la comisió n y el tribunal de justicia) a la hora de fundamental
sus normas y sentencias.
o los acuerdos concluidos por los Estados miembros entre sí, son acuerdos alentados por
el propio tratado CEE que, en su art. 220 dice: “los Estados miembros entablaran, en
tanto sea necesario, negociaciones entre sí, a fin de asegurar en favor de sus nacionales:
34
- La comunidad constituye un OJ propio en favor del cual los estados han limitado, en á mbitos
específicos, sus derechos soberanos. El derecho comunitario nació en virtud de atribuciones
de competencias exclusivas de los estados miembros a las comunidades, desde el momento
mismo de la adhesió n a los tratados. A partir de entonces, los estados miembros quedaron
desprovistos de las competencias cedidas, que pasaron a ser ejercidas por las instituciones
comunitarias. El derecho de la comunidad y el derecho interno de los estados aparecen
entonces como sistemas jurídicos autó nomos y distintos, aunque coordinados segú n el reparto
de competencias establecido y garantizado por los tratados.
Tanto el derecho originario como el derivado se imponen sobre los naciones y el tribunal de
justicia de las comunidades actú a como PJ europeo que custodia la aplicació n efectiva del
derecho comunitario. El TJCE ha dicho que: “la comunidad constituye un nuevo OJ
internacional, en favor del cual los estados han limitado, aunque en á mbitos restringidos, sus
derechos soberanos y en el que los sujetos no son solamente los estados miembros, sino
igualmente, sus nacionales”. “Que los individuos también sean los destinatarios de las normas
comunitarias contribuye en forma decisiva a la aplicació n uniforme del derecho comunitario
en los estados miembros y refuerza su eficacia, porque todo particular puede solicitar al juez
interno que no aplique el derecho nacional contrario al comunitario directamente aplicable.
- Efecto directo de las normas de derecho originario. Efecto directo vertical y horizontal:
o el efecto directo vertical de una disposició n comunitaria es el derecho de un particular a
invocar, frente a los ó rganos jurisdiccionales de su Estado, los efectos inmediatos que se
desprenden de una obligació n impuesta a los estados miembros por el tratados;
o existen normas de los tratados a las que el tribunal les ha negado efecto directo por no
ser disposiciones claras, precisas e incondicionadas y quedar libradas, para su
aplicació n efectiva, a la discrecionalidad, tanto de las instituciones comunitarias, como
de los estados miembros;
o el efecto directo horizontal es la posibilidad de invocar la norma en las relaciones entre
los particulares. Efecto directo de las normas de derecho derivado, no es una tarea
sencilla determinar si una norma de derecho secundario o derivado tiene o no efecto
directo no es una tarea sencilla. Se analizará caso x caso:
los reglamentos, no ofrecen duda de su aplicació n;
las directivas y decisiones, “la directiva obligará al estado miembro destinatario
en cuanto al resultado que debe conseguirse, dejando, sin embargo, a las
autoridades nacionales, la elecció n de la forma y de los medios. La decisió n será
obligatoria en todos sus elementos para todos sus destinatarios”. La corte
reconoció el efecto directo vertical a ciertas disposiciones contenidas tanto en
directivas como en decisiones.
o Las consecuencias de que una norma tenga efecto diferido son las siguientes:
por el efecto diferido vertical (en el caso de las normas del derecho originario y
de los reglamentos, las directivas y las decisiones) que vincula en la relació n
jurídica al Estado, a las instituciones comunitarias y a los particulares, estos
pueden invocar las normas comunitarias ante los tribunales nacionales en busca
de protecció n de sus derechos inviduales;
pero las normas de derecho originario y los reglamentos pueden desplegar
también efecto directo horizontal, habilitando a los particulares a invocar, en sus
relaciones intersubjetivas, derechos y obligaciones derivadas del derecho
comunitario;
las disposiciones dotadas de efecto directo son una fuente inmediata de
derechos y obligaciones para quienes afecte, ya que se trate de estados
miembros o de particulares que sean parte en relaciones jurídicas de derecho
comunitario;
35
las jurisdicciones nacionales está n especialmente encargadas de asegurar esos
derechos generados por la norma de efecto inmediato;
para desplegar sus efectos, los reglamentos solo requieren ser publicados en el
diario oficial de las comunidades europeas.
En cambio, tanto las directivas como las decisiones, deben ser notificadas a sus
destinatarios y despliegan sus efectos a partir de tal notificació n.
- Las normas de derecho originario, respecto de su aplicabilidad inmediata, quiere decir que el
acuerdo, pacto o tratado internacional, o las normas que dicten sus instituciones, una vez
adoptadas se convierten en el derecho vigente en los estados miembros directamente sin
necesidad de que el estado tome ninguna medida de recepció n o incorporació n. El art. 27 de la
Convenció n de Viena establece: “una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho
interno como justificació n del incumplimiento de un tratado”.
En el fallo “Ekmekdijian c/ Sofovich” la CSJN estableció la preeminencia de los tratados sobre
las normas nacionales. Esta interpretació n se plasmó definitivamente en la reforma
constitucional de 1994, el art 75 inc. 24 establece que: “corresponde al congreso, aprobar
tratados de integració n que deleguen competencias y jurisdicció n a organizaciones
supraestatales en condiciones de reciprocidad e igualdad, y que respeten el orden democrá tico
y los derechos humanos. Las normas que se dicten en su consecuencia tienen jerarquía
superior a las leyes”.
El art. 40 del POP dice: “con la finalidad de garantizar la vigencia simultanea en los estados
partes de las normas emanadas de los ó rganos del MERCOSUR previstos en el art. 2 de este
protocolo, deberá seguirse el siguiente procedimiento:
i) una vez aprobada la norma, los estados partes adoptaran las medidas necesarias para
su incorporació n al OJ nacional y comunicará n las mismas a la secretaria administrativa
del MERCOSUR;
ii) cuando todos los estados partes hubieren informado la incorporació n a sus respectivos
ordenamientos internos, la secretaria administrativa del MERCOSUR comunicará el
hecho a cada estado parte;
iii) las normas entrará n en vigor simultá neamente en los estados partes 30 días después de
la fecha de comunicació n efectuada por la secretaria administrativa del MERCOSUR, en
los términos del literal anterior. Con ese objetivo, los estados partes, dentro del plazo
mencionado, dará n publicidad del inicio de la vigencia de las referidas normas por
intermedio de sus respectivos diarios oficiales”.
Respecto de la primacía, a partir de la sanció n del art. 75, inc., 24 de la CN, no pueden caber
dudas de que en la Argentina las normas derivadas de los ó rganos del MERCOSUR prevalecen
sobre las normas internas. Respecto al efecto directo, los actos típicos del MERCOSUR son
obligatorios, pero ¿para quién? Tanto estados como particulares.
UNIDAD 4: LOS PRINCIPIOS DEL DERECHO COMUNITARIO Y LAS RELACIONES DE ÉSTE CON LOS ORDENAMIENTOS
INTERNOS DE LOS ESTADOS PARTES
26
El TJCE los ha aplicado para resolver directamente casos que les presentaban los tribunales nacionales. son una fuente NO escrita
del derecho comunitario. Relación del derecho comunitario el derecho de los estados miembros:
- Autonomía
- Primacía
36
TEXTO CASSAGNE: TRATADO DE DERECHO COMUNITARIO
Los dos pilares que informan al derecho comunitario europeo son: los principios de primacía y del
efecto directo de las normas comunitarias.
La comunidad constituye un orden jurídico propio a favor del cual los estados han limitado sus derechos
soberanos. El derecho de la comunidad y el derecho interno de los estados aparecen como sistemas
jurídicos autónomos y distintos, aunque coordinados segú n el reparto de competencias establecido y
garantizado por los tratados.
Tanto el derecho originario, como el derivado, se imponen sobre los nacionales y el tribunal de justicia de
las comunidades actú a como poder judicial europeo. De esta manera, los principios de efecto directo y de
la primacía del orden jurídico comunitario se convierten así en un ariete imprescindible para introducir
las normas europeas en los ó rdenes jurídicos internos.
21.El principio de efecto directo27: concepto, fundamento, la jurisprudencia del as. Van
Gend & Loos. Criterios para su determinación. Relaciones verticales y horizontales. El
efecto directo de los Tratados, Reglamentos y Directivas. El caso especial de las
decisiones y las directivas. El principio de la interpretación conforme: as. Marleasing.
22. El efecto directo de una norma comunitaria es un concepto elaborado por el tribunal de justicia de las
comunidades con el que se expresa que los destinatarios de las normas europeas son tanto los estados
miembros como los ciudadanos, que quedan inmediatamente obligados por las mismas y que pueden
exigir su observancia ante los tribunales internos.
La norma comunitaria crea derechos y obligaciones no solo para los estados firmantes sino también para
los particulares que pueden invocarlas en sus relaciones con otros particulares, con el Estado al que
pertenecen o con otros estado miembros. La doctrina del efecto directo no es una creació n original del
derecho comunitario.28
Los obstáculos al desarrollo de esta doctrina radicaron en la concepción dualista sobre las relaciones
entre el derecho comunitario y el interno que la mayoría de los estados miembros tenía. Segú n los
partidarios de esta teoría, el pacto formalizado en los tratados solo vinculaba y obligaba a los estados,
- Efecto directo
- Efecto inmediato
- Responsabilidad
- Interpretación
27
Caso Pretore de Sala: se analiza el efecto directo de una directiva comunitaria. Italia: requisitos para que un órgano sea un órgano
jurisdiccional. La definición de órgano jurisdiccional está dada por el derecho comunitario.
Oportunidad para elevar la CP: el juez nacional decide, pero determinar un criterio, las cuestiones de hecho y derecho deben estar
delimitadas por el juez nacional. También puede el juez nacional elevar otra cuestión prejudicial después de la respuesta del TJCE.
Directivas: no generan efectos directos per se (vertical) hasta tanto el estado miembro no dicte una norma interna adecuando su
conducta a la determinación por la directiva, los particulares no podrán invocar la directiva.
En las directivas las obligaciones son de resultado. Las directivas no tienen efecto directo horizontal ni vertical. Tendrá efecto directo
cuando (Francovich): se haya vencido el plazo, sea incondicional y este claramente determinado quienes son los obligados.
28
El TJCE ha dicho en Van Geng & Loos: “la comunidad constituye un nuevo orden jurídico internacional, a favor del cual los
estados han limitado, aunque en ámbitos restringidos, sus derechos soberanos y en que los sujetos no son solamente los estados
miembros, sino, igualmente, sus nacionales”.
Que los individuos también sean los destinatarios de las normas comunitarias contribuye en forma decisiva a la aplicación uniforme
del derecho comunitario en los estados miembros y refuerza su eficacia, porque todo particular puede solicitar al juez interno que no
aplique el derecho nacional contrario al comunitario directamente aplicable.
37
quienes fueron los que asumieron los derechos y obligaciones correspondientes. Así, para que las normas
comunitarias penetraran el espacio de los miembros y fueran directamente aplicables a sus ciudadanos
debían ser incorporadas por las instancias nacionales.
El tribunal de justicia se opuso a esta interpretació n y construyó , una doctrina de las relaciones de los
ordenamientos, sobre la base de la cual se ha consagrado, como principio general, el efecto directo,
concebido como una característica propia y esencial a la que no pueden oponerse condicionamientos
derivados de la voluntad de los estados miembros.
Con aplicabilidad directa se indica que la norma dotada de esa característica se integra por sí
misma al ordenamiento jurídico interno sin precisar de ningún acto de recepción,
incorporació n, o desarrollo del estado para darle efectividad dentro de su territorio. Las normas
comunitarias no necesitan ser incorporadas al derecho interno y, no solo no lo precisan sino que
excluye cualquier modo de nacionalizació n.
En cambio, el que la disposició n esté dotada de efecto directo significa, algo má s: que la norma
genera derechos u obligaciones que pueden ser invocados directamente por los ciudadanos
ante los tribunales internos. Dicha virtualidad existe cuando la norma forma parte del orden
jurídico interno y afecta las relaciones jurídicas internas, lo que puede derivarse de que sea
estructuralmente completa o ser una construcció n del TJCE para normas que, en principio, no la
tienen, como es el caso de las directivas o de las decisiones.
Estas cualidades no tienen porque coincidir. Ello aparece claro en el caso de los reglamentos, normas
siempre directamente aplicables, pero que, a veces, requieren un desarrollo normativo posterior por
parte de la comisió n, del consejo o de los estados miembros para lograr su aplicació n efectiva, es decir
para que puedan ser invocadas. Así será n normas directamente aplicables pero privadas de efecto directo
hasta tanto sean desarrolladas.
Efecto directo de las normas de derecho de derecho originario. Efecto directo vertical y horizontal.
b) Pero, ademá s de esta posibilidad del justiciable de alegar ante un juez nacional los efectos de una
obligació n impuesta al estado por los tratados, el tribunal reconoce la posibilidad de que
ciertas disposiciones de aquellos tengan efecto directo entre los particulares y ello es lo
que se conoce como efecto directo horizontal: el derecho de un particular de invocar frente
a otro particular las normas del derecho comunitario.
c) Por ú ltimo, existen normas de los tratados a las que el tribunal les ha negado efecto directo por
no ser disposiciones claras, precisas e incondicionadas y quedar libradas para su aplicació n
efectiva, a la discrecionalidad, tanto de las instituciones comunitarias, como de los estados
miembros.
29
Así lo ha reconocido el tribunal, por ejemplo, con la prohibición de los estados miembros de introducir nuevas restricciones al
establecimiento, en su territorio, de nacionales de otros estados miembros (Costa c/ENEL); o la prohibición de introducir nuevas
restricciones cuantitativas y medidas de efecto equivalente en el comercio intracomunitario (art. 31 TCE y sentencia “salgoil”).
38
Efecto directo de las normas de derecho derivado
A diferencia de la primacía que es una noció n absoluta que se predica de toda norma comunitaria,
concluir que una norma tiene o no efectos directos requiere un examen caso por caso. Así, en los tratados
encontramos disposiciones que está n claramente dotadas de dicha virtualidad y otras en las que ella
aparece implícita, ya que no necesitan un desarrollo posterior para surtir los efectos queridos.
En cuanto al derecho derivado, la cuestió n aparece aclarada por el mismo tratado en el caso de los
reglamentos y mucho menos consistente y necesitada de un trabajo de interpretación en el caso de las
directivas y de las decisiones, normas estas ú ltimas, que, por definició n, no son directamente aplicables.
a) Los reglamentos
Son las normas de derecho derivado directamente aplicables por excelencia. No ofrecen dudas acerca de
su efecto directo, tanto horizontal como vertical. La redacció n del art. 189 TCE establece: “el reglamento
tendrá un alcance general. Será obligatorio en todos sus elementos y directamente aplicable en
cada estado miembro”. La sola denominació n de reglamento no es decisiva para calificar el acto de
directamente aplicable, pues “es el contenido material de un reglamento y no su forma lo que
asegura su aplicación”. Hay reglamentos que requieren, para su aplicació n, de un desarrollo normativo
por parte de los estados, lo que significa que no tendrá n eficacia directa hasta tanto no se hayan aprobado
las necesarias normas internas.
Conclusiones
39
Una norma es directamente aplicable cuando no está subordinada, para desplegar sus efectos, a
ningún acto de incorporación o de recepción de los estados miembros y tienen efectos directos en
tanto clara, precisa y circunstanciada, una vez que ha penetrado el ordenamiento interno generando
obligaciones y derechos individuales que las jurisdicciones internas deben salvaguardar.
Los criterios generales para atribuirle efectos directos a una norma comunitaria primaria o secundaria
son los siguientes:
1- La norma debe ser contemplada a la luz del espíritu, economía y los términos del tratado.
2- No debe atenderse tanto a su denominació n sino a su contenido.
3- Este debe ser claro, incondicional, bien definido y preciso, jurídicamente perfecto y completo.
4- Las disposiciones de los tratados y los reglamentos que reú nen estas condiciones tienen efecto
directo vertical y horizontal.
5- Las directivas no tienen efecto directo. Solo adquieren efecto directo vertical si reú nen los
requisitos de claridad, precisió n y perfecta determinació n y una vez que se ha agotado el plazo
acordado al estado miembro para su desarrollo y entrada en vigor. El efecto directo actú a así
enmendando dicha inejecució n.
6- Esta eficacia alcanza tanto las obligaciones de hacer como las de no hacer, siempre que se presten
a producir efectos directos en las relaciones entre los estados miembros y sus justiciables.
Las consecuencias de que una norma tenga efectos directos son las siguientes:
1. Por el efecto directo vertical que vincula en la relació n jurídica al estado, a las instituciones
comunitarias y los particulares, estos pueden invocar las normas comunitarias antes los
tribunales nacionales en busca de protecció n a sus derechos individuales.
2. Pero las normas de derecho originario y los reglamentos pueden desplegar también efecto
directo horizontal habilitando a los particulares a invocar, en sus relaciones intersubjetivas,
derechos y obligaciones derivadas del derecho comunitario.
3. Las disposiciones dotadas de efecto directo son una fuente inmediata de derechos y obligaciones
para quienes afecte, ya sea un estado miembro o un particular.
4. Las jurisdicciones nacionales está n especialmente encargadas de asegurar esos derechos
individuales generados por la norma de efecto directo, de manera que todo juez nacional, en
tanto que ó rgano de un estado miembro, tiene la obligació n de aplicar íntegramente el derecho
comunitario y de proteger los derechos que este confiere a los particulares. Así el juez nacional
debe determinar si una norma es de efecto directo, y si lo es, velar, para que despliegue todos sus
efectos.
5. Para desplegar sus efectos, los reglamentos solo requieren ser publicados en el Diario Oficial de
las Comunidades Europeas. En cambio, tanto las directivas como las decisiones, deben ser
notificadas a sus destinatarios y despliegan sus efectos a partir de tal notificació n.
Ahora bien, supongamos que una norma comunitaria colisiona con una nacional anterior o
posterior, ¿cuál prevalece? Aparece entonces el principio de la primacía.
HOLDING VAN GEND & LOOS: la comunidad constituye un nuevo ordenamiento jurídico de derecho
internacional, a favor del cual los estados miembros han limitado su soberanía, si bien en un á mbito
restringido, y cuyos sujetos son, no solo los estados miembros, sino también sus nacionales. En
consecuencia, el derecho comunitario, autónomo respecto a la legislación de los estados
40
miembros, al igual que crea obligaciones a cargo de los particulares, esta también destinado a
generar derecho que se incorporan a su ordenamiento jurídico.
Partes: NV (sociedad anonima) Algemene Transport- en Expeditie Onderneming van Gend & Loos y la
Administracuó n Tributaria Nerlandesa.
Cuestiones a decidir:
a. si el art. 12 del Tratado CEE tiene efecto interno, o dicho en otros terminos, si los juticiables
pueden invocar, basandose en dicho art., derechos invidiaules que el Juez deba proteger.
b. en caso de respuesta afermativa a la primera cuestió n, si la aplicació n por la demandate en el
litigio principal, de un derecho arancelario del 8% a la importanció n en los Paises Bajos, ha
reprecentado un inmecrento ilicito en el sentido del art. 12 del tratado CEE, o bien si, en el caso
que se refiere se trata de una modificació n razonable del derecho de importació n.
Fundamentos de derecho:
1. En cuanto al procedimiento: considerando que sobre la conformidad a derecho de la petició n de la
decisió n prejudicial, digirida al tribunal de justicia, con arreglo del art. 177 del tratado CEE, no ha
sucitado objeció n alguna, no cabe formular de oficio reparo alguno.
42
con inobservancia de las disposiciones del Tratado; que la vigilancia de los particulares
interesados en la protecció n de sus derechos lleva consigo un eficaz control que se añ ade al
que los artículos 169 y 170 encomiendan a la Comisió n y a los Estados miembros.
Considerando que, por las razones precedentes, se deduce que, con arreglo al espíritu,
al sistema y al tenor literal del Tratado, el artículo 12 debe ser interpretado en el
sentido de que produce efectos directos y genera derechos individuales que los órganos
jurisdiccionales nacionales deben proteger.
Considerando que, del texto y del sistema del artículo 12, se deduce que para determinar si los
derechos de aduana o exacciones de efecto equivalente han sido incrementados con
inobservancia de la prohibició n contenida en dicho artículo, debe tomarse en consideració n los
derechos y exacciones efectivamente aplicados en la fecha de entrada en vigor del tratado.
Considerando, ademá s, que, en relacion con la prohibició n del art. 12 del tratado, tal
incremento ilícito puede proceder, tanto de una nueva estructuració n del arancel, que tenga
como concecuencia la clasificacion del producto en una partida sujeta a una tributació n mas
elevada, como de un aumento propiamente dicho de los derechos aduaneros.
Considerando que es irrelevante la forma en la que haya tenido lugar el incremento de los
derechos de aduana, habido cuenta de que, en el mismo estado miembro, el mismo producto,
despues de la entrada en vigor del tratado, se halla gravado con un derecho má s elevado. Que
la aplicació n del art. 12, es competencia del juez nacional, quien debe averiguar si el producto
se encuentra gravado, a causa de medidas aduaneras impuestas por los Países Bajos, con un
derecho de importació n má s elevado que el que lo gravaba el 1 de enero de 1958. Que el
tribunal de justicia no es competente para verificar, el fundamento de las contradictorias
alegaciones que han sido expuestas en el curso del procedimiento.
3. Sentencia:
1. El artículo 12 del Tratado constitutivo de la Comunidad Econó mica Europea produce efectos
directos y genera en favor de los justiciables derechos individuales que los ó rganos
jurisdiccionales nacionales deben proteger;
2. Para comprobar si han sido incrementados los derechos de aduana o las exacciones de efecto
equivalente, con inobservancia de la prohibició n contenida en el artículo 12 del Tratado, deben
tomarse en consideració n los derechos y exacciones efectivamente aplicados por el Estado
miembro de que se trate en el momento de la entrada en vigor del Tratado. Tal incremento puede
proceder, tanto de una nueva estructuració n del arancel que tenga como consecuencia la
clasificació n del producto en una partida sujeta a una tributació n má s elevada, como de un
aumento del derecho aduanero aplicado.
3. Corresponde a la Tariefcommissie resolver sobre las costas del presente procedimiento.
Conclusiones del abogado general (lo más importante es que desarrolla los hechos):
Las normas de derecho comunitario prevalecen siempre sobre cualquier norma de derecho
interno, anterior posterior y cualquier sea su rango, incluso por sobre las constitucionales. El
TJCE construyó este principio a partir de la sentencia Costa, en la que defendió la primacía del
orden comunitario.
1. Una norma comunitaria hace inaplicable de pleno derecho, desde su entrada vigor, toda
disposició n contraria de la legislació n nacional existente;
2. Para el supuesto de normas nacionales posteriores, la vigencia de la norma comunitaria impide la
formulació n vá lida de nuevos actos legislativos nacionales en la medida en que fueran
incompatibles con las normas comunitarias
3. Respecto de lo que el juez nacional debe hacer ante el conflicto de su derecho nacional tiene la
obligació n de asegurar el pleno efecto de las normas comunitarias dejando inaplicada toda
disposició n nacional contraria a la ley comunitaria, ya sea aquella anterior o posterior.
La norma comunitaria no deroga la norma interna contraria. La sanción es mínima, pero suficiente: la
hace inaplicable para el caso concreto. Cabe preguntarse si el estado miembro debe derogar las
disposiciones internas incompatibles con normas directamente aplicables. La jurisprudencia desde el
caso Simmenthal, ha evolucionado, y afirma la obligación de derogar las normas contrarias al
derecho comunitario. Así, por ejemplo, condenó a Italia por mantener vigente una ley contraria a los
tratados a pesar de reconocer este país el efecto directo y la primacía del derecho comunitario (caso
Comisió n c/Italia31)
Conclusiones
30
Los hechos fueron: la sociedad italiana Simmenthal importaba carne bovina desde Francia. En la aduana italiana, esta carne era
sometida al pago de unos derechos de control sanitario en virtud de una ley italiana del año 1970. En 1976, la sociedad italiana
demandó a la administración de aduanas italiana el reembolso de las cantidades pagadas porque ello constituía una medida de efecto
equivalente a una restricción cuantitativa, prohibida por el tratado de Roma.
31
Manera que tiene un estado miembro de adaptar el reglamento comunitario a la práctica nacional. No es el particular el que tiene la
carga de la prueba, sino la administración. El tribunal dice que hay una obligación de eliminar las normas internas que sean contrarias
al derecho comunitario. Vuelve a reiterar el principio de primacía y también menciona la obligación de los estados miembros de
eliminar todo aquello que vaya en contra de las obligaciones asumidas en el ámbito del derecho comunitario.
44
1. Los tratados y el derecho derivado constituyen un ordenamiento jurídico propio, integrado al
sistema jurídico de los estados miembros y que se impone a estos.
2. Los estados miembros no pueden hacer prevalecer, en contra de un ordenamiento jurídico
aceptado por ellos sobre una base de reciprocidad, una medida unilateral anterior o posterior de
sus legislaciones internas.
3. La primacía del orden comunitario opera sobre cualquier tipo de texto normativo interno, aun
sobre las constituciones de los estados miembros.
4. La aplicació n prevalente de las normas comunitarias frente a las normas internas es una
obligació n de los jueces ordinarios de los estados miembros. Al actuar así, no solo dan
cumplimiento efectivo a las exigencias institucionales de la comunidad, sino que hacen valer los
derechos que las normas comunitarias reconocen a los particulares.
5. El juez nacional, en caso de conflicto entre una norma comunitaria y una norma interna, está
obligado a aplicar siempre la primera y a dejar inaplicada la segunda sin esperar a que se derogue.
La responsabilidad del propio estado va comprometido en ello.
6. Los estados miembros deben eliminar de sus ordenamientos jurídicos las normas que contradigan
o de cualquier modo obstaculicen (traben, retrasen, etc.) la plena vigencia del derecho
comunitario.
Holding Costa y Simmenthal: prevalece el derecho comunitario por sobre el derecho interno.
Sumario de la sentencia
1.- En el marco del procedimiento prejudicial, el Tribunal de Justicia no puede aplicar el Tratado a un
asunto determinado, ni pronunciarse sobre la validez de las medidas de Derecho interno en relació n con
aquél, como podría hacer en el marco del artículo 169. Del texto imperfectamente redactado por el
ó rgano jurisdiccional nacional el Tribunal de Justicia puede, sin embargo, deducir ú nicamente aquellas
cuestiones que se refieran a la interpretació n del Tratado.
2.- El artículo 177 está basado en una clara separació n de funciones entre los ó rganos jurisdiccionales
nacionales y el Tribunal de Justicia y no permite a éste enjuiciar los hechos del asunto ni valorar los
fundamentos jurídicos y fines de la petició n de interpretació n.
3.- A diferencia de los Tratados internacionales ordinarios, el Tratado de la CEE creó un ordenamiento
jurídico propio integrado en el sistema jurídico de los Estados miembros desde la entrada en vigor del
Tratado y que vincula a sus ó rganos jurisdiccionales.
45
Esta integración, en el Derecho de cada país miembro, de disposiciones procedentes de fuentes
comunitarias, y más en general los términos y el espíritu del Tratado, tienen como corolario la
imposibilidad de que los Estados miembros hagan prevalecer, contra un ordenamiento jurídico
por ellos aceptado sobre una base de reciprocidad, una medida unilateral posterior, que no puede
por tanto oponerse a dicho ordenamiento, toda vez que al derecho creado por el Tratado, nacido de
una fuente autó noma, no se le puede oponer ante los ó rganos jurisdiccionales, en razó n de su específica
naturaleza original, una norma interna, cualquiera que sea ésta, sin que al mismo tiempo pierda aquél su
cará cter comunitario y se ponga en tela de juicio la base jurídica de la misma Comunidad.
La transferencia realizada por los Estados, de su ordenamiento jurídico interno en favor del comunitario,
de los derechos y obligaciones correspondientes a las disposiciones del Tratado, entrañ a por tanto una
limitació n definitiva de su soberanía.
4.- La Comisió n tiene el deber de velar porque los Estados miembros respeten las obligaciones que les
impone el Tratado y que les vinculan en tanto que Estados sin generar derechos a favor de los
justiciables, pero esta obligació n de la Comisió n no confiere a los particulares la posibilidad de invocar, en
el Derecho comunitario y a través del artículo 177, el incumplimiento del Estado de que se trata ni la
inactividad de la Comisió n.
5.- El artículo 102 del Tratado CEE no contiene disposiciones que puedan generar a favor de los
justiciables derechos que los ó rganos jurisdiccionales internos deban salvaguardar.
6.- El artículo 93 del Tratado CEE no contiene disposiciones que puedan generar a favor de los
justiciables derechos que los ó rganos jurisdiccionales nacionales deban proteger.
7.- Una obligació n de los Estados miembros en virtud del Tratado CEE no acompañ ada de condició n
alguna , ni subordinada en su ejecució n o sus efectos a la adopció n de otra disposició n de los Estados o de
la Comisió n, es jurídicamente perfecta y en consecuencia puede producir efectos directos en las
relaciones entre los Estados miembros y los justiciables. Dicha obligació n está integrada en el sistema
jurídico de los Estados miembros, constituye la propia ley de éstos y afecta directamente a sus nacionales,
a favor de los cuales ha generado derechos individuales que los ó rganos jurisdiccionales nacionales
deben proteger.
8.- El artículo 53 del Tratado CEE constituye una regla comunitaria que puede generar en favor de los
justiciables derechos que los ó rganos jurisdiccionales nacionales deben proteger.
9.- Para que se respete el artículo 53 del Tratado CEE, basta que ninguna nueva medida someta el
establecimiento de los nacionales de los otros Estados miembros a reglas má s rigurosas que las
reservadas a los nacionales, y con independencia del régimen jurídico de las empresas.
10.- El apartado 2 del artículo 37 del Tratado CEE constituye en todas sus disposiciones una regla
comunitaria que puede generar en favor de los justiciables derechos que los ó rganos jurisdiccionales
nacionales deben proteger.
11.- Las disposiciones del apartado 2 del artículo 37 del Tratado CEE tienen por objeto prohibir toda
nueva medida contraria a los principios del apartado 1 del artículo 37, es decir, toda medida que tenga
por objeto, o como consecuencia, una nueva discriminació n entre los nacionales de los Estados miembros
respecto de las condiciones de abastecimiento y de mercado, por medio de monopolios, u organismos,
que, por una parte, tengan por objeto operaciones con un producto comercial susceptible de competencia
y de intercambios entre los Estados miembros, y que, por otra parte, desempeñ en una funció n efectiva en
dichos intercambios.
46
Corresponde al Juez que conoce del fondo del litigio apreciar en cada caso si la actividad econó mica de
que se trata tiene por objeto un producto tal que pueda, por su naturaleza y por los imperativos técnicos
o internacionales a los que esté sometido, desempeñ ar esa funció n efectiva en las importaciones o
exportaciones entre nacionales de los Estados miembros.
Sentencia
Fundamentos de Derecho
Considerando que, mediante resolució n de 16 de enero de 1964, remitida en debida forma al Tribunal de
Justicia, el Giudice Conciliatore de Milá n, «visto el artículo 177 del Tratado de 25 de marzo de 1957,
constitutivo de la CEE, incorporado a la legislació n italiana por la Ley n° 1203, de 14 de octubre de 1957,
y habida cuenta de la alegació n segú n la cual la Ley n 1643, de 6 de diciembre de 1962 y los Decretos de
la Presidencia dictados para el desarrollo de dicha ley, infringen los artículos 102, 93, 53 y 37 del
Tratado», suspendió el procedimiento y acordó la remisió n de los autos al Tribunal de Justicia.
Considerando, no obstante, que a tenor de dicho artículo, los ó rganos jurisdiccionales nacionales cuyas
decisiones no sean susceptibles de ulterior recurso judicial de Derecho interno, como ocurre en este caso,
está n obligados a someter al Tribunal de Justicia una cuestió n prejudicial sobre «la interpretació n del
Tratado» cuando se suscite una cuestió n de este tipo ante ellos; que, por conducto de esta disposició n, el
Tribunal de Justicia no puede aplicar el Tratado a un asunto determinado, ni pronunciarse sobre la
validez de una medida de Derecho interno en relació n con aquél, como podría hacer en el marco del
artículo 169; que del texto imperfectamente redactado por el ó rgano jurisdiccional nacional el Tribunal
de Justicia puede, sin embargo, deducir ú nicamente aquellas cuestiones que se refieran a la
interpretació n del Tratado;
Que el Tribunal, por tanto, no puede pronunciarse sobre la validez de una ley italiana en
relació n con el Tratado, sino, ú nicamente, interpretar los artículos antes citados teniendo en
cuenta los presupuestos jurídicos expuestos por el Giudice Conciliatore.
Considerando, sin embargo, que el artículo 177 fundado en una clara separació n de unciones entre los
ó rganos jurisdiccionales nacionales y el Tribunal de Justicia no permite a éste enjuiciar los hechos del
asunto, ni valorar los fundamentos jurídicos y fines de la petició n de interpretació n.
47
que, en efecto, al instituir una Comunidad de duració n ilimitada, dotada de Instituciones
propias, de personalidad, de capacidad jurídica, de capacidad de representació n internacional y má s en
particular de poderes reales derivados de limitació n de competencia o de una transferencia de
atribuciones de los Estados a la Comunidad, éstos han limitado su soberanía, aunque en materias
específicas, y han creado así un cuerpo normativo aplicable a sus nacionales y a sí mismos.
Considerando que esta integració n en el Derecho de cada país miembro de disposiciones procedentes de
fuentes comunitarias, y má s en general los términos y el espíritu del Tratado, tienen como corolario la
imposibilidad de que los Estados hagan prevalecer, contra un ordenamiento jurídico por ellos aceptado
sobre una base de reciprocidad, una medida
unilateral posterior, que no puede por tanto oponerse a dicho ordenamiento; que la fuerza vinculante del
Derecho comunitario no puede en efecto variar de un Estado a otro, en razó n de legislaciones internas
ulteriores sin que se ponga en peligro la realizació n de los objetivos del Tratado a que se refiere el
apartado 2 del artículo 5, y sin causar una discriminació n prohibida por el artículo 7;
Considerando que la primacía del Derecho comunitario está confirmada por el artículo 189, a cuyo tenor
los Reglamentos tienen fuerza «obligatoria» y son «directamente aplicables en cada Estado miembro»;
que esta disposició n, que no está acompañ ada de reserva alguna, carecería de alcance si un Estado
pudiera unilateralmente destruir sus efectos mediante un acto legislativo oponible a las normas
comunitarias.
Considerando que del conjunto de estos elementos se desprende que al Derecho creado por el Tratado,
nacido de una fuente autó noma, no se puede oponer, en razó n de su específica naturaleza original una
norma interna, cualquiera que sea ésta, ante los ó rganos jurisdiccionales, sin que al mismo tiempo aquél
pierda su cará cter comunitario y se ponga en tela de juicio la base jurídica misma de la Comunidad;
Que la transferencia realizada por los Estados, de su ordenamiento jurídico interno en favor del
comunitario, de los derechos y obligaciones correspondientes a las disposiciones del Tratado, entrañ a
por tanto una limitació n definitiva de su soberanía, contra la que no puede prevalecer un acto unilateral
ulterior incompatible con el concepto de Comunidad; que, en consecuencia, procede aplicar el artículo
177, no obstante cualquier ley nacional, cuando se plantea una cuestió n de interpretació n del Tratado.
Considerando que las cuestiones planteadas por el Giudice Conciliatore acerca de los artículos 102, 93, 53
y 37, versan, en primer lugar, sobre si estas disposiciones producen efectos directos y generan en favor
de los justiciables derechos que los ó rganos jurisdiccionales nacionales deben proteger y, en caso
afirmativo, cuá l es el contenido de esos derechos.
48
«consultará a la Comisió n», la cual podrá recomendar a los Estados las medidas apropiadas para evitar la
distorsió n que se teme.
Que, mediante esta disposició n, los Estados miembros limitaron su libre iniciativa, al aceptar someterse a
un procedimiento adecuado de consulta;
Que, al obligarse ellos mismos sin ambigü edad a consultar preventivamente a la Comisió n en todos los
casos en que sus proyectos legislativos pudieran crear un riesgo, incluso pequeñ o, de posible distorsió n,
los Estados contrajeron pues un compromiso con la Comunidad, que les vincula como Estados, pero que
no genera en favor de sus justiciables derechos que los ó rganos jurisdiccionales nacionales deban
proteger.
Considerando que la Comisió n está por su parte obligada a hacer respetar las prescripciones de este
artículo, pero esta obligació n no confiere a los particulares la posibilidad de invocar, en el marco del
Derecho comunitario y a través del artículo 177, el incumplimiento del Estado de que se trata, ni la
inactividad de la Comisió n.
Que, a tenor del apartado 3 del artículo 93, la Comisió n debe ser informada con la suficiente antelació n de
los proyectos dirigidos a conceder o modificar ayudas, y el Estado miembro interesado no podrá ejecutar
las medidas proyectadas antes de la terminació n del procedimiento previsto en el apartado 2, y en su
caso, de la del proceso ante el Tribunal de
Justicia.
Considerando que estas disposiciones, que forman parte de la Secció n del Tratado consagrada a las
«ayudas otorgadas por los Estados», se proponen, por una parte, suprimir o modificar progresivamente
las ayudas existentes, y por otra parte, evitar que, en el á mbito de los asuntos internos de dichos Estados,
sean concedidas, «bajo cualquier forma», nuevas ayudas que puedan favorecer directa o indirectamente a
determinadas empresas o producciones, de manera apreciable, y que amenacen, incluso eventualmente,
con falsear la competencia;
Que, en virtud del artículo 92, los Estados reconocieron como incompatibles con el mercado comú n las
ayudas de que se trata, y se comprometieron así implícitamente a no concederlas, salvo en las
excepciones previstas por el Tratado; pero que, mediante el artículo 93, ú nicamente convinieron en
someterse a procedimientos apropiados, tanto para suprimir las ayudas existentes, como para conceder
otras nuevas;
Que, al obligarse a sí mismos de manera tan formal a informar a la Comisió n «con la suficiente
antelació n» de sus proyectos de ayudas, así como al aceptar someterse a los procedimientos previstos
por el artículo 93, los Estados contrajeron pues un compromiso con la Comunidad que les vincula en
tanto que Estados, pero que no genera derechos en favor de los justiciables, salvo en la ú ltima disposició n
del apartado 3 de dicho artículo, que no es objeto de este procedimiento.
49
Considerando que la Comisió n está por su parte obligada a hacer respetar las prescripciones de este
artículo, que la obliga incluso a examinar de modo permanente con los Estados miembros los regímenes
de ayudas existentes, pero esta obligació n no confiere a los particulares la posibilidad de invocar, en el
marco del Derecho comunitario y a través del artículo 177, el incumplimiento del Estado de que se trata
ni la inactividad de la Comisió n.
Que la obligació n así contraída por los Estados se traduce jurídicamente en la de una simple abstenció n;
que dicha obligació n no está acompañ ada de condició n alguna, ni subordinada en su cumplimiento o en
sus efectos a la adopció n de acto alguno de los Estados ni de la Comisió n;
Que la misma obligació n es por tanto completa, jurídicamente perfecta y, en consecuencia, puede
producir efectos directos en las relaciones entre los Estados miembros y los justiciables.
Considerando que una prohibició n tan formalmente expresada, puesta en vigor con el Tratado en toda la
Comunidad, y por esta razó n integrada en el sistema jurídico de los Estados miembros, constituye la
propia ley de éstos y afecta directamente a sus nacionales, a favor de los cuales ha generado derechos
individuales que los ó rganos jurisdiccionales nacionales deben proteger.
Considerando que la interpretació n solicitada del artículo 53 exige que se considere éste en el contexto
del Capítulo relativo al derecho de establecimiento del que forma parte; que tras ordenar en el artículo 52
la supresió n progresiva de las «restricciones a la libertad de establecimiento de los nacionales de un
Estado miembro en el territorio de otro Estado miembro», dicho Capítulo ha previsto, en el artículo 53,
que esos Estados no introducirá n «nuevas restricciones al establecimiento en su territorio de nacionales
de otros Estados miembros»;
Que se trata pues de determinar en qué condiciones los nacionales de los otros Estados miembros gozan
de la libertad de establecimiento;
Que el pá rrafo segundo del artículo 52 lo precisa, al disponer que dicha libertad comprenderá el acceso a
las actividades no asalariadas, a la constitució n y gestió n de empresas «en las condiciones fijadas por la
legislació n del país de establecimiento para sus propios nacionales»;
Que basta pues, para respetar el artículo 53, que ninguna nueva medida someta el establecimiento de los
nacionales de los otros Estados miembros a reglas má s rigurosas que las reservadas a los nacionales y
con independencia del régimen jurídico de las empresas.
Que en su apartado 2 prevé ademá s la obligació n de los Estados miembros de abstenerse de cualquier
nueva medida contraria a la primera disposició n.
50
Considerando que los Estados contrajeron así una doble obligació n: una activa, destinada a adecuar sus
monopolios nacionales; otra pasiva, destinada a evitar toda nueva medida; que se solicita la
interpretació n de esta ú ltima obligació n, así como la de los elementos de la primera necesarios para dicha
interpretació n.
Considerando que el apartado 2 del artículo 37 enuncia una prohibició n incondicional que constituye una
obligació n, no de hacer, sino de no hacer; que esta obligació n no está acompañ ada de reserva alguna que
subordine su efectividad a un acto positivo de Derecho interno;
Que esta prohibició n, por su misma naturaleza, puede producir efectos directos en las relaciones jurídicas
entre los Estados miembros y los justiciables.
Considerando que una prohibició n, tan formalmente expresada, puesta en vigor con el Tratado en toda la
Comunidad y por esa razó n integrada en el sistema jurídico de los Estados miembros, constituye la
propia ley de éstos y afecta a sus nacionales, favor de los cuales ha generado derechos individuales que
los ó rganos jurisdiccionales nacionales deben salvaguardar.
Considerando que la interpretació n solicitada del artículo 37 exige, dada la complejidad del texto y la
imbricació n entre los apartados 1 y 2, su consideració n dentro del conjunto del Capítulo del que forman
parte; que dicho Capítulo está consagrado a la «supresió n de las restricciones cuantitativas entre los
Estados miembros».
Considerando que la remisió n por el apartado 2 del artículo 37 a los «principios enunciados en el
apartado 1» tiene pues como fin impedir el establecimiento de toda nueva «discriminació n entre los
nacionales de los Estados miembros respecto de las condiciones de abastecimiento y de mercado»; que,
precisada así la finalidad, el apartado 1 del artículo 37 describe, para prohibirlos, los medios a través de
los que aquélla podría ser soslayada; que, mediante la remisió n que hace el apartado 2 del artículo 37, se
prohíben, por tanto, todos los nuevos monopolios u organismos contemplados por el apartado 1, en la
medida en que tiendan a establecer nuevas discriminaciones en las condiciones de abastecimiento y de
mercado;
Que corresponde, pues, al Juez que conoce del fondo del litigio examinar, en primer lugar, si esta finalidad
resulta efectivamente contrariada, es decir, si de la propia medida discutida nace o será su consecuencia
una nueva discriminació n entre los nacionales de los Estados miembros respeto a las condiciones de
abastecimiento y de mercado.
Considerando que han de examinarse ademá s los medios a que se refiere el apartado 1 del artículo 37;
que este artículo prohíbe, no el establecimiento de cualquier monopolio nacional, sino el de los que
tengan «cará cter comercial» y ello en la medida en que tiendan a introducir las discriminaciones antes
contempladas; que, para estar comprendidos en las prohibiciones de dicho artículo, los monopolios
nacionales y organismos de que se trata han de dedicarse, por una parte, a realizar operaciones con un
producto comercial que pueda ser objeto de competencia y de intercambios entre los Estados miembros
y, por otra parte, han de desempeñ ar una funció n efectiva en dichos intercambios;
Que corresponde al Juez que conoce del fondo del litigio apreciar en cada caso si la actividad econó mica
de que se trata tiene por objeto un producto tal que pueda, por su naturaleza y por los imperativos
técnicos o internacionales a los que está sometido, desempeñ ar esta funció n efectiva en las importaciones
o exportaciones entre nacionales de los Estados miembros.
Conclusión
51
Se declara la admisibilidad de las cuestiones planteadas por el Giudice Conciliatore de Milá n, con arreglo
al artículo 177, en la medida en que se refieren a la interpretació n de disposiciones del TCEE, no
pudiendo oponerse a las normas comunitarias ningú n acto unilateral posterior; y declara:
1)El artículo 102 no contiene disposiciones que puedan generar en favor de los justiciables derechos que
los ó rganos jurisdiccionales nacionales deban proteger.
2) Las prescripciones del artículo 93 a las que se refiere la cuestió n planteada tampoco contienen
disposiciones de esa naturaleza.
3) El artículo 53 constituye una regla comunitaria que puede generar en favor de los justiciables derechos
que los ó rganos jurisdiccionales nacionales deben proteger. Esas disposiciones prohíben toda nueva
medida que tenga por objeto someter el establecimiento de los nacionales de los otros Estados miembros
a reglas má s rigurosas que las reservadas a los nacionales y con independencia del régimen jurídico de
las empresas.
4) El apartado 2 del artículo 37 constituye en todas sus disposiciones una regla comunitaria que puede
generar en favor de los justiciables derechos que los ó rganos jurisdiccionales nacionales deben proteger.
En el marco de la cuestió n planteada, estas disposiciones tienen por objeto prohibir toda nueva medida
contraria a los principios del apartado 1 del artículo 37, es decir, toda medida que tenga por objeto, o
como consecuencia, una nueva discriminació n entre los nacionales de los Estados miembros respecto de
las condiciones de abastecimiento y de mercado, por medio de monopolios, u organismos, que, por una
parte, se dediquen a realizar operaciones con un producto comercial que pueda ser objeto de
competencia y de intercambios entre los Estados miembros y que, por otra parte, desempeñ en una
funció n efectiva en dichos intercambios.
Resumen Iri
El caso Costa contra ENEL fue un fallo trascendental del TJUE que estableció la primacia del
derecho de la UE sobre la legislación de sus estados miembros. El sr. Costa era un ciudadano italia
que había sido dueñ o de acciones de una empresa de electricidad, y se opuso a la nacionalizacion del
sector electrico en italia. Se negó a pagar la factura de electricidad en protesta y fue demandado por
incumplimiento de pago por la empresa estatal recientemente creada, ENEL.
- La Corte Constitucional italiana dictó sentencia en marzo de 1964, fallando que si bien la
Constitución de Italia permitía la limitación de soberanía para organizaciones
internacionales como la Comunidad Económica Europea, eso no afectaba al principio básico
de la interpretación de la ley en la que cuando dos leyes coliden, prevalece la posterior en
el tiempo (lex posterior derogat legi anteriori/priori). Por lo tanto, el Tratado de Roma —
que fue ratificado por Italia en 1958— no podía prevalecer sobre la ley de nacionalización
del sector eléctrico, que se promulgó en 1962.
1. Sobre la supremacía del derecho comunitario: “el derecho nacido del tratado no podrá , en
razó n misma de su especifica naturaleza, encontrar un limite en cualquier medida interna sin
52
perder su propio cará cter comunitario y sin que resultara removido el fundamento juridico de
la misma comunidad. Al constituir una comunidad de duración ilimitada, dotada de instituciones
propias, de personalidad, capacidad de representación nacional y más particularmente de
poderes reales nacidos de una limitación de competencia o de una transferencia de atribuciones
de los estados a la comunidad, éstos han limitado, aunque en ámbitos restringidos sus derechos
soberanos y han creado, así, un cuerpo de derecho aplicable a sus subditos y a ellos mismos (…)
todo ello tiene por colorario la imposibilidad para los estados de hacer prevalecer, contra un
ordenamiento juridico aceptado por ellos sobre una base de reciprocidad, una medida unilateral
ulterios que no puede en concecuencia serle opuesta, que la fuerza ejecutiva del derecho
comunitario no puede, en efecto, variar de un estado a otro al amparo de medidas legislativas
internas ulteriores sin poner en peligro la realización de los objetivos del tratado contemplado en
el art. 5, ni provocar una discriminación prohibida por el art. 7;
Simmenthal32
En virtud de esta Sentencia, el Juez Nacional encargado de aplicar, por su propia autoridad, el Derecho
Comunitario, tiene la obligació n de asegurar el pleno efecto de estas normas comunitarias, inaplicando si
fuere necesario la norma nacional, en el marco de su competencia, toda disposició n que fuese contraria a
la Legislació n comunitaria, incluso si fuese posterior. Para lo mismo no es necesario pedir o esperar la
previa derogació n de la norma nacional ya sea por vía legislativa o por cualquier otro procedimiento
constitucional.
Sentencia:
Fundamentos de derecho
32
Este caso implicó un avance respecto de Costa. No importa si la norma es anterior y posterior. Inaplicabilidad de la norma nacional
que es contraria al derecho comunitario. La norma no se deroga sino que se inaplica. Impide la formación valida de una norma de
derecho interno posterior. Prima la norma comunitaria.
53
Que, a continuació n de las respuestas dadas por el Tribunal en su sentencia 35/76 de 15 de diciembre
de 1976 (rec., p. 1971), el Pretore, juzgando la recaudació n de las tasas de que se trata incompatible
con el derecho comunitario, ha dirigido a la Administració n de Haciendadel Estado la orden de
reembolsar los derechos recaudados indebidamente, aumentados con los intereses devengados;
Que la Administració n de Hacienda se ha negado a cumplir esta orden;
Que teniendo en cuenta los argumentos desarrollados por las partes durante el procedimiento que ha
suegido a esta negativa el Pretore ha deducido que ante él se plantea la cuestió n de una contradicció n
entre ciertas nomas comunitarias y una ley nacional posterior, en este caso la ley nú m. 1239/70;
Que ha invocado que, para la solució n de una cuestió n de esta naturaleza, segú n la jurisprudencia
reciente del Tribunal constitucional italiano (sentencias nums 232175 y 205176, resolució n nú m.
206176) se exige que se plantee ante el Tribunal constitucional la cuestió n de la ilegitimidad
constitucional de la ley impugnada en relació n con el artículo 11 de la Constitució n;
Que el Pretore, teniendo en cuenta, por un lado, la jurisprudencia bien establecida por el Tribunal de
justicia concerniente a la aplicabilidad del derecho comunitario en los ordenamientos jurídicos de los
Estados miembros, y, por otro lado, los inconvenientes que pueden derivarse de situaciones en las
que el juez en lugar de considerar por su propia autoridad como inaplicable una ley que obstaculiza el
pleno efecto del derecho comunitario, debería plantear una cuestió n de constitucionalidad, se ha
dirigido al Tribuna( para someterte dos cuestiones así redactadas:
- Dado que en virtud del artículo 189 del Tratado CEE y de la jurisprudencia constante del TJCE, las
disposiciones comunitarias directamente aplicables deben, a pesar de cualesquiera norma o
prá ctica interna de los Estados miembros, surtir sus efectos plenos e íntegros en los
ordenamientos jurídicos de estos ú ltimos y ser aplicados en ellos uniformemente, ello a fin de
garantizar los derechos subjetivos engendrados en la esfera jurídica de los particulares, ¿se
deduce de ello que el alcance de las normas en cuestió n debe ser entendido en el sentido de que
eventuales disposiciones nacionales ulteriores en contradicció n con estas mismas normas
comunitarias deben ser consideradas como inaplicables de pleno derecho, sin que sea necesario
esperar a su eliminació n por el legislador nacional mismo (derogació n) o por otros ó rganos
constitucionales (declaració n de inconstitucionalidad), sobre todo si se considera, en lo que
respecta a esta segunda hipó tesis que hasta que la declaració n se produzca, como la ley nacional
sigue siendo plenamente aplicable las normas comunitarias no pueden surtir sus efectos y por
tanto, su aplicació n plena, íntegra y uniforme no está garantizada, así como tampoco está n
protegidos los derechos subjetivos engendrados en la esfera jurídica de los particulares?
- En relació n con la cuestió n que precede, suponiendo que el derecho comunitario admita que la
protecció n de los derechos subjetivos engendrados por disposiciones comunitarias "directamente
aplicables", pueda ser diferida hasta el momento de la derogació n efectiva, por los ó rganos
nacionales competentes, de eventuales medidas nacionales en contradicció n con estas normas
comunitarias, ¿debe esta abrogació n ir acompañ ada en todos los casos de una retroactividad plena
y completa de manera que se evite que los derechos subjetivos sufran el má s mínimo perjuicio?
Considerando que, en sus observaciones orales, el representante del Gobierno italiano ha llamado
la atenció n del Tribunal sobre una resolució n del Tribunal constitucional, nú m. 163/77, de 22 de
diciembre de 1977, dictada en respuesta a cuestiones de constitucionalidad planteadas por los
tribunales de Milá n y de Roma, y que declara la ilegitimidad constitucional de ciertas disposiciones
de la ley nú m. 1239, de 30 de diciembre de 1970, entre las que se encuentran las aplicables al
litigio pendiente ante el Pretore de Susa;
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Que, al haber sido eliminadas las disposiciones impugnadas por el efecto de la declaració n de
inconstitucionalidad, las cuestiones planteadas por el Pretore han perdido su interés, de manera
que ya no es necesario responder a ellas;
Considerando que conviene recordar a este respecto que de conformidad con su prá ctica
constante este Tribunal considera que la petició n de decisió n prejudicial interpuesta en virtud del
artículo 177, sigue estando sometida a su jurisdicció n de la que emana o haya sido anulada, tras un
recurso, por un ó rgano jurisdiccional superior;
Que un efecto de esta naturaleza no podría derivarse de la resolució n invocada, que se ha
producido en el marco de procedimientos que nada tienen que ver con el litigio que ha dado lugar
al recurso ante el Tribunal y cuyo efecto respecto de terceros no podría ser invocado por éste;
Que hay, pues, que descartar la objeció n preliminar planteada por el Gobierno italiano;
Sobre el fondo
Considerando que la primera cuestió n tiene por objeto, en substancia, el ver de precisar las
consecuencias de la aplicabilidad directa de una disposició n del derecho comunitario en caso de
incompatibilidad con una disposició n posterior de la legislació n de un Estado miembro;
Considerando que la aplicabilidad directa, considerada en esta perspectiva, significa que las reglas
del derecho comunitario deben desplegar la plenitud de sus efectos, de manera uniforme en todos
los Estados miembros, a partir de su entrada en vigor y durante toda la duració n de su validez;
Que de esta manera, estas disposiciones son una fuente inmediata de derechos y obligaciones para
todos aquellos a quienes afectan, ya se trate de Estados miembros o de particulares que son parte
en relaciones jurídicas que entran en el á mbito del derecho comunitario;
Que este efecto afecta igualmente a todo juez que, conociendo de un asunto en el marco de su
competencia, tenga por misió n, en cuanto ó rgano de un Estado miembro, proteger los derechos
conferidos a los particulares por el derecho comunitario;
Que, por lo demá s, en virtud del principio de la primacía del derecho comunitario. las
disposiciones del Tratado y los actos de las instituciones directamente aplicables tienen por efecto
en sus relaciones con el directo interno de los Estados miembros, no só lo el hacer inaplicable de
pleno derecho. por el hecho mismo de su entrada en vigor, toda disposició n contraria de la
legislació n nacional existente, sino también -en cuanto que estas disposiciones y actos forman
parte integrante, con rango de prioridad, del ordenamiento jurídico aplicable en el territorio de
cada uno de los Estados miembros-, el impedir la adopció n vá lida de nuevos actos legislativos
nacionales en la medida en que éstos fueran Incompatibles con norma comunitarias;
Que, en efecto, el hecho de reconocer una eficacia jurídica cualquiera a actos legislativos
nacionales que invaden el á mbito en el que se ejerce el poder legislativo de la Comunidad, o
incompatibles de cualquier otro modo con las disposiciones del derecho comunitario, equivaldría
a negar, en consecuencia, el cará cter efectivo de compromisos incondicionales e irrevocablemente
asumidos por los Estados miembros, en virtud del Tratado, y pondría así en tela de juicio las bases
mismas de la Comunidad;
Que la misma concepció n se desprende de la economía del artículo 177 del Tratado, segú n cuyos
términos todo ó rgano jurisdiccional nacional tiene la facultad de dirigirse al Tribunal, cada vez
que estima que una decisió n prejudicial sobre una cuestió n de interpretació n o de validez que
interesa al derecho comunitario es necesaria para permitirle dictar su sentencia;
Que el efecto ú til de esta disposició n disminuiría si se impidiera al juez el dar, inmediatamente, al
derecho comunitario una aplicació n conforme con la decisió n o la jurisprudencia del Tribunal;
Que se deduce del conjunto de lo que precede que todo juez nacional, ante el que se recurre en el
marco de su competencia, tiene la obligació n de aplicar 1 1 íntegramente el derecho comunitario y
de proteger los derechos que éste confiere a los particulares, dejando sin aplicació n toda
55
disposició n eventualmente contraria de la ley nacional, ya sea ésta anterior o posterior a la norma
comunitaria;
Que sería. en incompatible con las exigencias inherentes a la naturaleza misma del derecho
comunitario toda disposició n de un ordenamiento jurídico nacional o toda prá ctica -legislativa,
administrativa o judicial-, que tuviera por efecto el disminuir la eficacia del derecho comunitario
por el hecho de rehusar al juez competente para aplicar este derecho, el poder de hacer. en el
momento mismo de esta aplicació n, todo lo que es necesaria para obviar las disposiciones
legislativa nacionales que eventualmente obstaculicen la plena eficacia de las normas
comunitarias;
Que tal sería el caso si, en la hipó tesis de que una ley nacional posterior fuera contraria a una
disposició n del derecho comunitario, la solució n de este conflicto fuera reservada a una autoridad
distinta del juez llamado a asegurar la aplicació n del derecho comunitario, investida de un poder.
Que hay, pues, que responder a la primera cuestió n que el juez nacional encargado de aplicar, en el
marco de su competencia, las disposiciones del derecho comunitario, tiene la obligació n de
asegurar el pleno efecto de estas normas dejando inaplicada si fuere necesario, en virtud de su
propia autoridad, toda disposició n contraria de la legislació n nacional, incluso posterior, sin que
para ello tenga que pedir o esperar su previa eliminació n por vía legislativa o por cualquier otro
procedimiento constitucional;
Considerando que, con la segunda cuestió n, se pregunta en substancia -para la hipó tesis en que se
admitiera que la protecció n de los derechos conferidos por las disposiciones comunitarias pudiera
ser diferida hasta el momento de la eliminació n efectiva, por los ó rganos nacionales competentes,
de eventuales medidas nacionales contrarias-, si esta eliminació n debe llevar consigo en todos los
casos una retroactividad plena y completa, de manera que se evite el que los derechos en cuestió n
sufran el má s mínimo perjuicio;
Considerando que resulta de la respuesta dada a la primera cuestió n que el juez nacional tiene la
obligació n de asegurar la protecció n de los derechos conferidos por las disposiciones del
ordenamiento jurídico comunitario sin que tenga que pedir o esperar (a eliminació n efectiva, por
los ó rganos nacionales habilitados a este efecto, de las eventuales medidas nacionales que
constituyan un obstá culo a la aplicació n directa e inmediata de las reglas comunitarias;
Que consta, por consiguiente, la segunda cuestió n queda sin objeto.
Por estos motivos el TRIBUNAL. Pronunciá ndose sobre las cuestiones a él sometidas por el Pretore de
Susa, en resolució n de 28 de julio de 1977, falla:
El juez nacional encargado de aplicar, en el marco de su competencia, las disposiciones del derecho
comunitario, tiene (a obligació n de asegurar el pleno efecto de estas normas, dejando inaplicada, si fuere
necesario, en virtud de su propia autoridad toda disposició n contraria de la legislació n nacional, incluso
posterior, sin que para ello tenga que pedir o esperar su previa eliminació n por vía legislativa o por
cualquier otro procedimiento constitucional.
Holding Francovich: el Derecho comunitario impone el principio de que los Estados miembros
está n obligados a reparar los dañ os causados a los particulares por las violaciones del Derecho
comunitario que les sean imputables.
Sumario
La facultad, que tiene el Estado miembro destinatario de una Directiva, de elegir entre una
multiplicidad de medios posibles para conseguir el resultado prescrito por la misma no
excluye la posibilidad, para los particulares, de alegar ante los ó rganos jurisdiccionales
nacionales los derechos cuyo contenido puede determinarse con suficiente precisió n
basá ndose ú nicamente en las disposiciones de la Directiva.
Aun cuando las disposiciones de la Directiva 80/987, relativa a la protecció n de los
trabajadores asalariados en caso de insolvencia del empresario, sean suficientemente precisas
e incondicionales en lo que respecta a la determinació n de los beneficiarios de la garantía y al
contenido de la misma, los interesados no pueden, a falta de medidas de aplicació n adoptadas
por un Estado miembro dentro del plazo señ alado, invocar dichas disposiciones ante los
ó rganos jurisdiccionales nacionales debido a que, por una parte, las disposiciones de la
Directiva no precisan quién es el obligado a prestar la garantía y, por otra parte, el Estado no
puede ser considerado como obligado só lo por no haber adoptado en el plazo establecido las
medidas de adaptació n de su Derecho nacional a la Directiva.
La plena eficacia de las normas comunitarias se vería cuestionada y la protecció n de los
derechos que reconocen se debilitaría si los particulares no tuvieran la posibilidad de obtener
una reparació n cuando sus derechos son lesionados por una violació n del Derecho
comunitario imputable a un Estado miembro. Esta posibilidad de reparació n a cargo del
Estado miembro es particularmente indispensable cuando la plena eficacia de las normas
comunitarias está supeditada a la condició n de una acció n por parte del Estado y, por
consiguiente, los particulares no pueden, a falta de tal acció n, invocar ante los ó rganos
jurisdiccionales nacionales los derechos que les reconoce el Derecho comunitario.
De ello resulta que el principio de la responsabilidad del Estado por dañ os causados a los
particulares por violaciones del Derecho comunitario que le son imputables es inherente al
sistema del Tratado.
La obligació n de los Estados miembros de reparar dichos dañ os se basa también en el artículo
5 del Tratado, en virtud del cual éstos deben adoptar todas las medidas generales o
particulares apropiadas para asegurar el cumplimiento del Derecho comunitario y, por
consiguiente, para eliminar las consecuencias ilícitas de una violació n del Derecho
comunitario.
Si bien el Derecho comunitario impone el principio de la responsabilidad del Estado miembro
de reparar los perjuicios causados a los particulares por las violaciones del Derecho
comunitario, los requisitos para que se genere un derecho a indemnizació n dependen de la
naturaleza de la violació n del Derecho comunitario que origine el perjuicio causado.
Cuando un Estado miembro incumple la obligació n que le incumbe, en virtud del pá rrafo
tercero del artículo 189 del Tratado, de adoptar todas las medidas necesarias para conseguir
el resultado prescrito por una Directiva, la plena eficacia de esa norma de Derecho
comunitario impone un derecho a indemnizació n siempre y cuando concurran tres requisitos,
que son, en primer lugar, que el resultado prescrito por la Directiva implique la atribució n de
derechos en favor de particulares; en segundo lugar, que el contenido de estos derechos pueda
ser identificado basá ndose en las disposiciones de la Directiva, y, en tercer lugar, que exista
57
una relació n de causalidad entre el incumplimiento de la obligació n que incumbe al Estado y el
dañ o sufrido por las personas afectadas.
A falta de una normativa comunitaria, el Estado debe reparar, en el marco del Derecho
nacional en materia de responsabilidad, las consecuencias del perjuicio causado. No obstante,
las condiciones de fondo y de forma establecidas por las diversas legislaciones nacionales en la
materia no pueden ser menos favorables que las referentes a reclamaciones semejantes de
naturaleza interna y no pueden articularse de manera que hagan excesivamente difícil o
prá cticamente imposible obtener la indemnizació n.
58
del 23 de octubre de 1983, que se le condenase a pagarles los créditos que les correspondían en
concepto de atrasos de salarios, por lo menos en lo que respecta a las tres ú ltimas mensualidades
o, con cará cter subsidiario, a pagarles una indemnizació n.
En este contexto, los ó rganos jurisdiccionales nacionales plantearon a este Tribunal de Justicia las
siguientes cuestiones prejudiciales, idénticas en ambos asuntos:
1) En virtud del Derecho comunitario vigente, ¿puede el particular que haya resultado
perjudicado por la falta de ejecució n por parte del Estado de la Directiva 80/987 --falta de
ejecució n declarada mediante sentencia del Tribunal de Justicia-- exigir que ese Estado cumpla las
disposiciones contenidas en dicha Directiva que sean suficientemente precisas e incondicionales,
invocando directamente, frente al Estado miembro que ha incumplido sus obligaciones, la
normativa comunitaria para obtener las garantías que el propio Estado debía asegurar y, en
cualquier caso, reclamar la indemnizació n de los dañ os sufridos en lo que respecta a las
disposiciones que no reú nan dichos requisitos?
2) ¿Deben interpretarse las disposiciones del artículo 3, en relació n con las del artículo 4, de la
Directiva 80/987 del Consejo en el sentido de que, en caso de que el Estado no haya utilizado la
facultad de establecer las limitaciones contempladas en el artículo 4, dicho Estado tiene la
obligació n de pagar los créditos de los trabajadores por cuenta ajena en la medida establecida en
el artículo 3?
3) En caso de respuesta negativa a la segunda cuestió n, se pide al Tribunal de Justicia que indique
cuá l es la garantía mínima que el Estado debe asegurar, con arreglo a la Directiva 80/987, al
trabajador beneficiario de manera que la parte de retribució n que se le deba pagar pueda
considerarse como ejecució n de la misma Directiva.
La primera cuestió n sometida por el ó rgano jurisdiccional nacional plantea dos problemas que
deben examinarse por separado. Se refiere, por un lado, al efecto directo de las disposiciones de la
Directiva que definen los derechos de los trabajadores y, por otro lado, a la existencia y al alcance
de la responsabilidad del Estado por los dañ os resultantes del incumplimiento de las obligaciones
que le incumben en virtud del Derecho comunitario.
Sobre el efecto directo de las disposiciones de la Directiva que definen los derechos de los
trabajadores
Mediante la primera parte de la primera cuestió n planteada por el ó rgano jurisdiccional nacional
se pretende saber si las disposiciones de la Directiva que definen los derechos de los trabajadores
deben interpretarse en el sentido de que los interesados pueden invocar esos derechos contra el
Estado ante los ó rganos jurisdiccionales nacionales a falta de medidas de ejecució n adoptadas
dentro del plazo señ alado.
Es jurisprudencia reiterada de este Tribunal de Justicia que el Estado miembro que no
haya adoptado, en el plazo señalado, las medidas de ejecución impuestas por una Directiva
no puede invocar frente a los particulares el incumplimiento, en que él mismo ha
incurrido, de las obligaciones que implica la Directiva. Por tanto, en todos los casos en que las
disposiciones de una Directiva resultan, desde el punto de vista de su contenido, incondicionales y
suficientemente precisas, dichas disposiciones pueden ser invocadas, a falta de medidas de
ejecució n adoptadas en el plazo señ alado, en contra de cualquier disposició n nacional no
conforme a la Directiva, o también si son de tal naturaleza que definan derechos que los
particulares pueden invocar frente al Estado (sentencia de 19 de enero de 1982, Becker, 8/81,
Rec. p. 53, apartados 24 y 25).
Por tanto, procede examinar si las disposiciones de la Directiva 80/987 que definen los derechos
de los trabajadores son incondicionales y suficientemente precisas. Dicho examen debe referirse a
tres aspectos, a saber, la determinació n de los beneficiarios de la garantía prevista por ellas, el
contenido de esa garantía y, por ú ltimo, quién es el obligado a prestarla. A este respecto, surge
59
especialmente la cuestió n de si puede considerarse que el obligado a prestar la garantía es el
Estado porque no adoptó en el plazo señ alado las medidas necesarias para adaptar el Derecho
nacional a la Directiva.
Por lo que respecta, en primer lugar, a la determinació n de los beneficiarios de la garantía,
procede destacar que, segú n el apartado 1 de su artículo 1, la Directiva se aplica a los créditos de
los trabajadores asalariados que resulten de contratos de trabajo o de relaciones laborales, frente
a empresarios que se encuentren en estado de insolvencia, en el sentido del apartado 1 del
artículo 2, disposició n que precisa los supuestos en los que debe considerarse que un empresario
se encuentra en tal estado. El apartado 2 del artículo 2 se remite al Derecho nacional para la
determinació n de los conceptos de trabajador asalariado y de empresario. Por ú ltimo, el apartado
2 del artículo 1 prevé que los Estados miembros pueden, a título excepcional y bajo ciertas
condiciones, excluir del á mbito de aplicació n de la Directiva algunas categorías de trabajadores
que se enumeran en el Anexo de la Directiva.
Estas disposiciones son lo suficientemente precisas e incondicionales como para permitir al Juez
nacional determinar si una persona debe o no ser considerada como beneficiaria de la Directiva.
En efecto, el Juez sólo tiene que comprobar, por una parte, si el interesado tiene la
condición de trabajador asalariado en virtud del Derecho nacional y si no está excluido,
con arreglo al apartado 2 del artículo 1 y al Anexo I, del ámbito de aplicación de la Directiva
y luego, por otra parte, si se trata de uno de los supuestos de insolvencia previstos por el
artículo 2 de la Directiva.
Por lo que respecta, en segundo lugar, al contenido de la garantía, el artículo 3 de la Directiva
prevé que debe asegurarse el pago de los créditos impagados que resulten de contratos de trabajo
o de relaciones laborales y que se refieran a la retribució n correspondiente al período anterior a
una fecha determinada por el Estado miembro, que, a este respecto, puede elegir entre tres
posibilidades, a saber, a) la fecha del momento en que se produce la insolvencia del empresario;
b) la del preaviso de despido del trabajador asalariado afectado, dado en razó n de la insolvencia
del empresario; c) la del momento en que se produce la insolvencia del empresario o la
terminació n del contrato de trabajo o de la relació n laboral del trabajador asalariado afectado,
producida en razó n de la insolvencia del empresario.
En funció n de esta elecció n, el Estado miembro tiene la facultad, de acuerdo con los apartados 1 y
2 del artículo 4, de limitar la obligació n de pago a períodos de tres meses o de ocho semanas,
segú n el caso, calculados en la forma que se especifica en dicho artículo. Finalmente, el apartado 3
del mismo artículo prevé que los Estados miembros pueden establecer un tope má ximo para la
garantía de pago, a fin de evitar el pago de sumas que excedan de la finalidad social de la Directiva.
Cuando los Estados miembros hagan uso de esta facultad deben comunicar a la Comisió n los
métodos conforme a los cuales fijan el tope. Por otra parte, el artículo 10 precisa que la Directiva
no afecta a la facultad de los Estados miembros de adoptar las medidas necesarias para evitar
abusos y, especialmente, de rechazar o de reducir la obligació n de pago en determinadas
circunstancias.
Así pues, el artículo 3 de la Directiva permite al Estado miembro elegir la fecha a partir de la cual
debe proporcionarse la garantía del pago de los créditos. No obstante, como ya se desprende
implícitamente de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia, la facultad del Estado miembro de
elegir entre una multiplicidad de medios posibles para conseguir el resultado prescrito por una
Directiva no excluye la posibilidad, para los particulares, de alegar ante los ó rganos
jurisdiccionales nacionales los derechos cuyo contenido puede determinarse con suficiente
precisió n basá ndose ú nicamente en las disposiciones de la Directiva.
En el presente asunto, el resultado que prescribe la referida Directiva es la garantía del pago a los
trabajadores de los créditos impagados en caso de insolvencia del empresario. El hecho de que el
artículo 3 y los apartados 1 y 2 del artículo 4 concedan a los Estados miembros una cierta
60
discrecionalidad en lo que respecta a los métodos de fijació n de esa garantía y a la limitació n de su
importe no afecta al cará cter preciso e incondicional del resultado prescrito.
En efecto, como han señ alado la Comisió n y los demandantes, es posible determinar la garantía
mínima prevista por la Directiva, basá ndose en la fecha cuya elecció n ocasione la carga menos
gravosa para la institució n de garantía. Esa fecha es la del momento en que se produce la
insolvencia del empresario, dado que las otras dos, a saber, la del preaviso de despido del
trabajador y la de la terminació n del contrato de trabajo o de la relació n laboral son, segú n los
requisitos establecidos por el artículo 3, necesariamente posteriores al momento en que se
produce la insolvencia y delimitan, por tanto, un período má s largo durante el cual debe
garantizarse el pago de los créditos.
En cuanto a la facultad, prevista en el apartado 2 del artículo 4, de limitar esa garantía, procede
señ alar que dicha facultad no excluye que pueda determinarse la garantía mínima. En efecto, del
tenor de este artículo resulta que los Estados miembros tienen la facultad de limitar las garantías
concedidas a los trabajadores a determinados períodos anteriores a la fecha contemplada en el
artículo 3. Dichos períodos se fijan en funció n de cada una de las tres fechas previstas en el
artículo 3, de modo que es posible, en cualquier caso, determinar hasta qué punto habría podido
el Estado miembro reducir la garantía prevista por la Directiva segú n la fecha que hubiera elegido
si hubiese adaptado el Derecho nacional a la Directiva.
En cuanto al apartado 3 del artículo 4, segú n el cual los Estados miembros pueden establecer un
tope para la garantía de pago con el fin de evitar el pago de sumas que excedan de la finalidad
social de la Directiva, y respecto al artículo 10, que precisa que la Directiva no afecta a la facultad
de los Estados miembros de adoptar las medidas necesarias con el fin de evitar abusos, procede
señ alar que un Estado miembro que haya incumplido sus obligaciones de adaptar el Derecho
nacional a una Directiva no puede hacer malograr el ejercicio de los derechos que resultan de la
Directiva para los particulares basá ndose en la facultad de limitar el importe de la garantía que
habría podido ejercer en caso de que hubiera adoptado las medidas necesarias para la ejecució n
de la Directiva (véase, acerca de una facultad aná loga relativa a la prevenció n de abusos en el
á mbito fiscal, la sentencia de 19 de enero de 1982, Becker, 8/81, Rec. p. 53, apartado 34).
Por lo tanto, procede hacer constar que las disposiciones de que se trata son incondicionales y
suficientemente precisas en lo que respecta al contenido de la garantía.
En lo que se refiere, por ú ltimo, a quién es el obligado a prestar la garantía, el artículo 5 de la
Directiva prevé:
Los Estados miembros fijará n las modalidades de la organizació n, de la financiació n y del
funcionamiento de las instituciones de garantía, observando en especial los principios siguientes:
a) el patrimonio de las instituciones deberá ser independiente del capital de explotació n
de los empresarios, y estar constituido de tal forma que no pueda ser embargado en el
curso de un procedimiento en caso de insolvencia;
b) los empresarios deberá n contribuir a la financiació n, a menos que ésta esté garantizada
íntegramente por los poderes pú blicos;
c) la obligació n de pago de las instituciones existirá independientemente del cumplimiento
de las obligaciones de contribuir a la financiació n.
Se ha mantenido que, dado que la Directiva prevé la posibilidad de financiació n íntegra de las
instituciones de garantía por los poderes pú blicos, sería inadmisible que un Estado miembro
pudiera enervar los efectos de la Directiva alegando que habría podido hacer que la carga
financiera que le incumbe recayese total o parcialmente sobre otras personas.
Este razonamiento no puede acogerse. Del tenor de la Directiva se desprende que el Estado
miembro está obligado a establecer todo un sistema institucional de garantía adecuado. En virtud
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del artículo 5, el Estado miembro dispone de una amplia discrecionalidad en cuanto a la
organizació n, al funcionamiento y a la financiació n de las instituciones de garantía. Debe
destacarse que el hecho, invocado por la Comisió n, de que la Directiva prevea la posibilidad, entre
otras, de que dicho sistema sea financiado íntegramente por los poderes pú blicos no puede
justificar que quepa considerar al Estado como deudor de los créditos impagados. La obligació n
de pago corresponde a las instituciones de garantía y el Estado ú nicamente puede prever la
financiació n íntegra de las instituciones de garantía por los poderes pú blicos al ejercer su facultad
de establecer el sistema de garantía. En tal caso, el Estado asume una obligació n que en principio
no es la suya.
De ello resulta que, aun cuando las referidas disposiciones de la Directiva sean suficientemente
precisas e incondicionales en lo que respecta a la determinació n de los beneficiarios de la garantía
y al contenido de esta ú ltima, dichos elementos no bastan para que los particulares puedan
invocar esas disposiciones ante los ó rganos jurisdiccionales nacionales. En efecto, por una parte,
dichas disposiciones no precisan quién es el obligado a prestar la garantía y, por otra parte, el
Estado no puede ser considerado como obligado só lo por no haber adoptado en el plazo
establecido las medidas de adaptació n de su Derecho nacional a la Directiva.
Así pues, procede responder a la primera parte de la primera cuestió n que las disposiciones de la
Directiva 80/987 que definen los derechos de los trabajadores deben interpretarse en el sentido
de que los interesados no pueden invocar esos derechos contra el Estado ante los ó rganos
jurisdiccionales nacionales a falta de medidas de aplicació n adoptadas dentro del plazo señ alado.
Sobre la responsabilidad del Estado por los daños que resulten del incumplimiento de las
obligaciones que le incumben en virtud del Derecho comunitario
Mediante la segunda parte de la primera cuestió n, el ó rgano jurisdiccional nacional pretende
saber si un Estado miembro está obligado a reparar los dañ os que resulten para los particulares
de la no adaptació n del Derecho nacional a la Directiva 80/987.
El ó rgano jurisdiccional plantea de este modo el problema de la existencia y del alcance de una
responsabilidad del Estado por los dañ os resultantes del incumplimiento de las obligaciones que
le incumben en virtud del Derecho comunitario.
Este problema debe examinarse a la luz del sistema general del Tratado y de sus principios
fundamentales.
a) Sobre el principio de la responsabilidad del Estado
Debe señ alarse, en primer lugar, que el Tratado CEE ha creado un ordenamiento jurídico propio,
integrado en los sistemas jurídicos de los Estados miembros y que se impone a sus ó rganos
jurisdiccionales, cuyos sujetos no son só lo los Estados miembros, sino también sus nacionales y
que, al igual que impone cargas a los particulares, el Derecho comunitario también genera
derechos que entran a formar parte de su patrimonio jurídico; éstos se crean no só lo cuando el
Tratado los atribuye de modo explícito, sino también debido a obligaciones que el Tratado impone
de manera bien definida tanto a los particulares como a los Estados miembros y a las Instituciones
comunitarias.
Procede recordar también que es jurisprudencia reiterada de este Tribunal de Justicia que
incumbe a los ó rganos jurisdiccionales nacionales encargados de aplicar, en el marco de sus
competencias, las disposiciones de Derecho comunitario, garantizar la plena eficacia de tales
normas y proteger los derechos que confieren a los particulares.
Hay que señ alar que la plena eficacia de las normas comunitarias se vería cuestionada y la
protecció n de los derechos que reconocen se debilitaría si los particulares no tuvieran la
posibilidad de obtener una reparació n cuando sus derechos son lesionados por una violació n del
Derecho comunitario imputable a un Estado miembro.
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La posibilidad de reparació n a cargo del Estado miembro es particularmente indispensable
cuando, como ocurre en el presente asunto, la plena eficacia de las normas comunitarias está
supeditada a la condició n de una acció n por parte del Estado y, por consiguiente, los particulares
no pueden, a falta de tal acció n, invocar ante los ó rganos jurisdiccionales nacionales los derechos
que les reconoce el Derecho comunitario.
De todo ello resulta que el principio de la responsabilidad del Estado por dañ os causados a los
particulares por violaciones del Derecho comunitario que le son imputables es inherente al
sistema del Tratado.
La obligació n de los Estados miembros de reparar dichos dañ os se basa también en el artículo 5
del Tratado, en virtud del cual los Estados miembros deben adoptar todas las medidas generales o
particulares apropiadas para asegurar el cumplimiento de las obligaciones que les incumben en
virtud del Derecho comunitario. Entre esas obligaciones se encuentra la de eliminar las
consecuencias ilícitas de una violació n del Derecho comunitario.
De todo lo expuesto resulta que el Derecho comunitario impone el principio de que los Estados
miembros está n obligados a reparar los dañ os causados a los particulares por las violaciones del
Derecho comunitario que les sean imputables.
b) Sobre los requisitos necesarios para dar lugar a la responsabilidad del Estado
Si bien el Derecho comunitario impone el principio de la responsabilidad del Estado, los requisitos
necesarios para que dicha responsabilidad genere un derecho a indemnizació n dependen de la
naturaleza de la violació n del Derecho comunitario que origine el perjuicio causado.
Cuando, como ocurre en el presente asunto, un Estado miembro incumple la obligació n que le
incumbe, en virtud del pá rrafo tercero del artículo 189 del Tratado, de adoptar todas las medidas
necesarias para conseguir el resultado prescrito por una Directiva, la plena eficacia de esa norma
de Derecho comunitario impone un derecho a indemnizació n siempre y cuando concurran tres
requisitos.
El primero de estos requisitos es que el resultado prescrito por la Directiva implique la atribució n
de derechos a favor de particulares. El segundo requisito es que el contenido de estos derechos
pueda ser identificado basá ndose en las disposiciones de la Directiva. Por ú ltimo, el tercer
requisito es que exista una relació n de causalidad entre el incumplimiento de la obligació n que
incumbe al Estado y el dañ o sufrido por las personas afectadas.
Estos requisitos son suficientes para generar, en favor de los particulares, un derecho a
indemnizació n que está basado directamente en el Derecho comunitario.
Con esta reserva, el Estado debe reparar las consecuencias del perjuicio causado en el marco del
Derecho nacional en materia de responsabilidad. En efecto, a falta de una normativa comunitaria,
corresponde al ordenamiento jurídico interno de cada Estado miembro designar los ó rganos
jurisdiccionales competentes y regular las modalidades procesales de los recursos judiciales
destinados a garantizar la plena protecció n de los derechos que corresponden a los justiciables en
virtud del Derecho comunitario.
Debe señ alarse, ademá s, que las condiciones, de fondo y de forma, establecidas por las diversas
legislaciones nacionales en materia de indemnizació n de dañ os no pueden ser menos favorables
que las referentes a reclamaciones semejantes de naturaleza interna y no pueden articularse de
manera que hagan prá cticamente imposible o excesivamente difícil obtener la indemnizació n.
En el presente asunto, una sentencia del Tribunal de Justicia ha declarado la violació n del Derecho
comunitario por parte de un Estado miembro por no haber adaptado el Derecho nacional a la
Directiva 80/987 dentro del plazo señ alado. El resultado prescrito por dicha Directiva implica la
atribució n a los trabajadores asalariados del derecho a una garantía para el pago de su créditos
impagados en lo que se refiere a la retribució n. Tal como resulta del examen de la primera parte
63
de la primera cuestió n, el contenido de este derecho puede determinarse sobre la base de las
disposiciones de la Directiva.
En tales circunstancias, corresponde al ó rgano jurisdiccional nacional garantizar, en el marco del
Derecho nacional en materia de responsabilidad, el derecho de los trabajadores a ser
indemnizados por los dañ os resultantes de la no adaptació n del Derecho nacional a la Directiva.
Así pues, procede responder al ó rgano jurisdiccional nacional que un Estado miembro está
obligado a reparar los dañ os que resultan para los particulares de la no adaptació n del Derecho
nacional a la Directiva 80/987.
Conclusión
1) Las disposiciones de la Directiva 80/987/CEE del Consejo, de 20 de octubre de 1980, sobre
la aproximació n de las legislaciones de los Estados miembros relativas a la protecció n de
los trabajadores asalariados en caso de insolvencia del empresario, que definen los
derechos de los trabajadores deben interpretarse en el sentido de que los interesados no
pueden invocar esos derechos contra el Estado ante los ó rganos jurisdiccionales nacionales
a falta de medidas de ejecució n adoptadas dentro del plazo señ alado.
2) Un Estado miembro está obligado a reparar los dañ os que resultan para los particulares de
la no adaptació n del Derecho nacional a la Directiva 80/987/CEE.
Resumen Iri
Hechos
Una empresa entra en proceso concursal, y consecuentemente en cesació n de pagos; despide a sus
empleados. La Unió n Europea tiene una directiva no incorporada por el estado Italiano en la que se
establece un mínimo de protecció n comunitaria para los trabajadores asalariados que pasen por esta
situació n. Francovich la invoca siendo que Italia no habría cumplido con su obligació n de incorporarla.
Cuestiones
Es importante tener en cuenta que suspenden los plazos mientras que la cuestió n prejudicial es resuelta,
para lo cual se consulta al TJCE. É ste será el ó rgano que determine las pautas de interpretació n respecto
al Tratado de la Unió n Europea; uniformaliza e interpreta. La directiva tiene cará cter vinculante pero no
resuelve el caso. La CONSULTA es de cará cter OBLIGATORIA para los Tribunales Superiores, y
FACULTIATIVA para los inferiores. Se puede hacer consulta una sola vez a lo largo del proceso.
64
La parte demandante alega que: luego de tener una condena de aproximadamente 6 millones de liras a la
demandada, y que la suma no haya sido entregada, Francovich invocó el derecho a obtener del Estado
italiano las garantías previstas en la Directica 80/987/CEE, o, accesoriamente, una indemnizació n.
Fallo
1) Las disposiciones de la directiva 80/987/CEE del Consejo, del 20 de octubre de 1980 concerniente a la
adaptació n de las legislaciones de los Estados miembros relativas a la protecció n de los trabajadores
asalariados en caso de insolvencia del empleados que definen derechos de los trabajadores, deben ser
interpretadas en el sentido que los interesados no pueden hacer valer esos derechos frente al Estado ante
las jurisdicciones nacionales a falta de medidas de aplicació n tomadas en término.
2) El Estado miembro está obligado a reparar los perjuicios ocasionados a los particulares por la no
incorporació n de la directiva 80/987/CEE…”
26.La tutela judicial efectiva de los derechos reconocidos por el Derecho Comunitario:
asunto Kobler.
UNIDAD 5
EL SISTEMA JURISDICCIONAL DE LA COMUNIDADES EUROPEAS
27.Introducción.
Referencias:
TJCE: Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea
TPI: Tribunal de primera instancia
TCE o TUE: Tratado de la Unión/Comunidad Europea (preguntar al profesor si es lo mismo)
CP: Cuestió n prejudicial
La funció n del TJCE es, segú n el TCE la de “garantizar el respeto del derecho en la interpretación y
aplicación del presente Tratado”, para llevarla a cabo se le han atribuido las siguientes competencias
jurisdiccionales:
1.- Control de las Infracciones del Derecho Comunitario por los Estados miembros.
2.- Control de la legalidad de la actividad o inactividad de los ó rganos comunitarios.
3.- Constatació n de la responsabilidad extracontractual de las Comunidades (en principio, la
responsabilidad contractual, salvo clá usulas compromisorias, está sometida a la competencia
de los Tribunales de los Estados miembros).
4.- Litigios entre las Comunidades y el personal a su servicio
65
5.- Dictá menes (en especial acerca de la compatibilidad con el Tratado de un proyecto de acuerdo
entre la Comunidad y uno o varios: terceros Estados o una organizació n internacional).
6.- Recurso de casació n contra las resoluciones del TPI
7.- Interpretació n del Derecho Comunitario a título prejudicial
8.- Examen prejudicial de la validez de los actos de las Instituciones
El TJCE comparte actualmente con el TPI algunas de las competencias jurisdiccionales, que inicialmente
le habían sido atribuidas con cará cter exclusivo.
Ahora bien, de ordinario los Estados prefieren solucionar sus diferencias por vías políticas y la
presentació n de un recurso judicial en el que un Estado miembro demanda otro por incumplimiento de
sus obligaciones es algo muy excepcional. En cambio, son frecuentes los procesos por
incumplimientos promovidos por la Comisión en el ejercicio de su misión de velar por la
aplicación del Derecho Comunitario.
Los comportamientos constitutivos de un incumplimiento, que pueden ser una acció n u omisió n, son
imputables al Estado cuando son realizados por cualquiera de sus ó rganos: con independencia de su
posició n constitucional (Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial); incluidos los ó rganos de entidades
territoriales autó nomas (Lä nder, Comunidades autó nomas, Regioni, etc.)
2. La contenciosa que tiene lugar ante el TJCE. “Si el Tribunal de Justicia de la Unión Europea
declarare que un Estado miembro ha incumplido una de las obligaciones que le incumben en virtud
66
de los Tratados, dicho Estado estará obligado a adoptar las medidas necesarias para la ejecución de
la sentencia del Tribunal.”
Luego de la sentencia del Tribunal de Justicia, no existe un plazo para que el Estado miembro
cumpla (a diferencia de la Comunidad Andina, tres meses).
i. Tengo una sentencia de incumplimiento del Tribunal contra un país, pasa tiempo y el país no
cumple. Solo puede iniciar el sumario por incumplimiento de sentencia la Comisió n de la UE y solo
si considera pertinente hacerlo (decisió n política no justiciable). Si la Comisió n considera que el
país no cumplió o cumplió parcialmente, y si estima oportuno presentar el caso al tribunal, se
presenta ante el TJCE, fundamenta en hecho y derecho que el Estado no ha cumplido.
ii. El tribunal tiene dos opciones (es su competencia elegir entre las sanciones):
a. Una multa coercitiva: suma fija;
b. Una suma a tanto alzada: una especie de astreinte del derecho civil: Multa multiplicada por
la cantidad de días que se atrasa el país en cumplir la sentencia previa. Esa cantidad de dias se
empieza a contar no desde la sentencia incumplida sino desde la segunda sentencia a partir de
la cual se aplica la multa (El primer país que sufrió la aplicació n prá ctica de esto fue Grecia).
c. A su vez, la Comisió n puede pedirle al Tribunal que aplique ambas sanciones combinadas, o
una alternativa de otra.
El pedido de la comisión en absoluto obliga al tribunal. Es sólo una sugerencia que el tribunal
puede tener en cuenta.
El Tribunal ha dicho que la multa tiene que ser, en cuanto a su importancia, persuasiva. Es decir, tiene
que ser mucho má s perjudicial para el país no cumplir que cumplir. No es solamente que el Estado repara
un dañ o. La multa tiene que ser de tal gravedad que obliga al Estado a cumplir.
La Comisió n les anticipa a los países a través de fó rmulas matemá ticas cual va a ser el criterio que va a
pedir al Tribunal para cada una de las sanciones en caso de los incumplimientos correspondientes del
derecho comunitario. El tribunal puede no aplicar las dichas fó rmulas. Pero las ha tenido en cuenta,
porque es una forma de transparentar.
La Comisió n puede elegir el momento y la forma en que llevará a un Estado ante el Tribunal. La
sentencia del tribunal es declarativa. El tribunal no puede declarar la inconstitucionalidad de una
norma nacional, porque hay dos ordenamientos distintos (Comunitario y nacional). Solo puede limitarse
a establecer cuando hay una incompatibilidad o no con el ordenamiento comunitario.
Los particulares NO tienen legitimació n activa para demandar a un Estado ante el Tribunal.
Plazo para cumplir la sentencia: razonable: el menor lapso posible (no hay un plazo determinado)
67
Antes la acció n de incumplimiento, podía interponerse ante el incumplimiento y así sucesivamente. En el
92 el TUE para evitar lo anterior creó el “sumario por incumplimiento”. Es discrecional de la Comisió n
iniciar este sumario por incumplimiento de sentencias del tribunal.
Los objetos del recurso son: Actos legislativos; Actos del Consejo, de la Comisió n y del Banco Europea
(no recomendaciones o dictá menes); -Actos del Parlamento Europeo; del Consejo que tengan efectos
frente a terceros; Actos que se crean ó rganos de la Unió n.
La causa tiene que ver con motivos de incompetencia, vicios sustanciales de forma, violació n de los
Tratados o de cualquier norma jurídica relativa a su ejecució n y desviació n de poder.
El plazo son dos meses desde la notificació n, publicació n o desde que se tomó conocimiento.
Y en cuanto a los efectos de la sentencia, hay que tener en cuenta que la demanda no suspende la
vigencia del acto, salvo medida cautelar. Y si se declara la nulidad total o parcial del acto: la Institució n
deberá adoptar las medidas para cumplir la sentencia.
Este recurso es solo intentado excepcionalmente y excepcionalmente admitido. Se plantea contra una
abstención de actuar contraria al Tratado; por parte del Consejo o de la Comisió n. El TUE añ ade entre
las abstenciones contra las que se puede interponer recurso las del Parlamento y las del Banco Central
Europeo en los á mbitos de su competencia.
68
El recurso por omisió n, consta también, de
una fase pre contenciosa que se inicia cuando el mandante invita formalmente a la Institució n
acusada de la omisió n a que adopte una decisió n y defina su postura. Esta Institució n dispone de
un plazo de dos meses para definir su posició n.
Se concluye dicho plazo sin respuesta a este requerimiento, se abre un plazo de dos meses para la
imposició n de la demanda ante el TJCE, con lo que se inicia la fase jurisdiccional si la institució n
acusada adopta una decisió n durante el desarrollo de esta fase el recurso pierde su objeto y
finaliza el proceso.
El efecto de las sentencias en este tipo de recurso se limita a reconocer o no la abstenció n contraria al
Tratado, pero no pueden adoptar prerrogativa exclusiva de la institució n cuya omisió n se declara.
Es el derecho a controvertir la validez de los actos institucionales anteriores que constituyen la base
jurídica de la decisió n atacada, si, esa parte no disponía del derecho de introducir, virtud del, art
173 del Tratado, un recurso, directo contra dichos actos, cuyas consecuencias sufre así sin haber
estado en condiciones de solicitar su anulació n.
Es necesario que exista un vínculo jurídico directo entre la decisió n atacada en el litigio principal y el acto
general cuya validez se cuestiona a través del mecanismo del mencionado control.
No existe plazo para invocar esta excepción, pudiendo hacerse a lo largo del procedimiento. Las
causas que pueden invocarse son las mismas que en el recurso de anulació n. Si el Tribunal estima la
excepció n, solo puede anular el acto impugnado basado en el reglamento ilegal, pero no éste que subsiste,
lo que no impide que en la prá ctica la institució n de la que había emanado se vea obligada a derogarlo.
Acciones indemnizatorias
Estas acciones tienen como objeto de la declaració n y determinació n de la responsabilidad
extracontractual de la Comunidad por daños causados por las instituciones o sus agentes en el
ejercicio de sus funciones. En el ordenamiento jurídico comunitario, predomina el principio de la
administración indirecta, en virtud del cual la aplicació n administrativa del Derecho comunitario
corresponde bá sicamente a las autoridades de los Estados miembros, siendo excepcionales los supuestos
de relació n directa de las instituciones con los particulares. Esta circunstancia hace que las acciones
indemnizatorias presentadas contra la Comunidad se refieran normalmente, a daños ocasionados
por la actividad normativa de sus instituciones.
Ello explica, el cará cter tan restrictivo de la jurisprudencia en la materia así para que surja
responsabilidad se exige la concurrencia de, tres requisitos:
69
i. el acto de que se trate ha de haber sido adoptado, en violació n, suficientemente caracterizada de
una regla superior de derecho que protege a los particulares
ii. relació n de causalidad entre el acto y el perjuicio;
iii. el perjuicio ha de ser real, evaluable econó micamente, directo e individualizado.
Está n legitimados para solicitar una reparació n de dañ os cualquier persona física o jurídica, así, como
los Estados miembros, que posean un interés legitimo. El plazo de prescripció n de estas acciones es de
cinco añ os contados a partir de la adopció n del acto o del hecho que la motivó .
El artículo 17734 se inspiró en el artículo 4135 del tratado CECA. Sin embargo, en la época en la que se
redactó el TCEE esta disposició n del TCECA no había sido todavía aplicada en la prá ctica.
La cuestió n prejudicial ha tenido notable éxito en la prá ctica de la comunidad. Representa más de un
tercio de los asuntos sometidos al tribunal de justicia. Así, el procedimiento del art. 177 da lugar a
amplios intercambios entre el tribunal de justicia y los órganos jurisdiccionales nacionales,
favoreciendo de este modo la interpenetració n entre el ordenamiento jurídico comunitario y los derechos
nacionales. Por estos éxistos fue introducido en el tratado relativo a la creació n de un tribunal de justicia
Benelux.
Funció n de la remisió n prejudicial
34
“El tribunal de Justicia será competente para pronunciarse, con carácter prejudicial:
a. Sobre la interpretación del presente tratado
b. Sobre la validez e interpretación de los actos adoptados por las instituciones de la comunidad
c. Sobre la interpretación los estatutos de los organismos creados por un acto del consejo, cuando dicho estatuto así lo prevean.
Cuando se plantee una cuestión de esta naturaleza ante un órgano jurisdiccional de uno de los estados miembros, dicho órgano
podrá pedir al tribunal de justicia, que se pronuncia sobre la misma, si estima necesaria una decisión al respecto para poder emitir
su fallo.
Cuando se plantee una cuestión de este tipo en un asunto pendiente ante un órgano jurisdiccional nacional, cuyas decisiones no
sean susceptibles de ulterior recurso judicial de derecho interno, dicho órgano estará obligado a someter la cuestión al tribunal de
justicia.
35
Con arreglo al cual sólo el tribunal de justicia: “será competente para pronunciarse, con carácter prejudicial, sobre la validez en un
litigio ante un tribunal nacional.”
70
1. La aplicación descentralizada del derecho comunitario como premisa de la remisión.
La aplicació n ampliamente descentralizada del derecho comunitario constituye la razó n de ser de la
remisió n del art. 177. Pocas materias quedan sometidas a la administració n directa de la CEE
(bá sicamente, la competencia comercial, la política agrícola y de transportes). En las demá s materias, la
aplicació n de las normas establecidas por la comunidad se realiza a través de las administraciones
nacionales, tales como la administració n de aduanas, la del comercio exterior, etc.
Los litigios correspondientes se someten automá ticamente a los ó rganos jurisdiccionales competentes.
De este modo, a medida que se ha ido desarrollando el derecho comunitario y que ha ido penetrando en
la esfera interna, el juez nacional se encuentra cada vez con mayor frecuencia frente a problemas
relativos a la aplicación del mismo.
En cuanto al concepto de “actos” que incluye el art. 177, hay que incluir en él de manera general a
cualquier manifestación de voluntad que pueda producir efectos jurídicos. En otras palabras, está
comprendido todo acto cuya interpretació n pueda presentar interés para resolver el litigio pendiente
ante el juez nacional.
Si la respuesta es negativa no sería posible garantizar una interpretació n uniforme de los compromisos
internacionales de la comunidad. El problema es simple por lo que se refiere a los acuerdos celebrados
por la comunidad, ya que en cada caso existe un acto formal de conclusió n del consejo. Evidentemente, la
interpretació n que se realice será solo una interpretació n unilateral, vá lida ú nicamente para la
comunidad, y por tanto inoponible al estado tercero de que se trate.
Por ú ltimo, la competencia de interpretació n del 177 engloba también a los acuerdos llamados “mixtos”
(acuerdos celebrados conjuntamente por la comunidad y los estados miembros), respecto a todos los
elementos de dichos acuerdos incluidos en el á mbito competencial comunitario.
Sucede también en ocasiones que ó rganos jurisdiccionales nacionales pidan al TJCE que
intervenga en situaciones jurídicas puramente internas, que no guardan relació n con el derecho
comunitario. El TJCE ha declinado siempre entrar en materias que correspondan a la competencia
nacional, bien declará ndose incompetente o bien, con mayor frecuencia, indicando al ó rgano
jurisdiccional nacional cuales son los límites de influencia del derecho comunitario.
1) La remisió n se refiere só lo a los actos que emanen de una de las instituciones de la comunidad, en
el sentido del art. 4 del Tratado. Así pues, la remisió n no es aplicable a los actos de ó rganos de la
comunidad que no constituyan propiamente instituciones, como el Banco Europeo de Inversiones,
el Comité Econó mico y Social y el Tribunal de Cuentas. Esta reflexión muestra que el sistema
del derecho comunitario comprende no solo los recursos necesarios para su desarrollo,
sino también cualquier forma de injerencia externa.
2) Hay que entender el concepto de acto en un sentido amplio, incluyendo todos los actos que
dispongan al menos de una apariencia o de pretensió n jurídica, o que puedan tener tal efecto: la
apreciació n de validez sirve precisamente para determinar si dicha apariencia esta justificada o
no.
4. ¿Actos jurisdiccionales?
El cará cter genérico del concepto de actos del 177 permite plantearse la cuestió n de si un ó rgano
jurisdiccional nacional puede cuestionar, mediante la remisió n sobre apreciació n de validez, los actos
73
jurisdiccionales del TJCE. El tribunal ha dicho que “debido a la autoridad de cosa juzgada de las
sentencias prejudiciales, éstas no están entre los actos de las instituciones de la comunidad que
pueden someterse a un procedimiento prejudicial para apreciar su validez conforme al 177”,
recordando, no obstante, que el juez destinatario de una sentencia prejudicial tiene siempre la
posibilidad de volver a formular preguntas al TJCE cuando “tropieza con dificultades de comprensió n o
de aplicació n de la sentencia, cuando plantea al tribunal una nueva cuestió n de derecho, o incluso cuando
le somete nuevos elementos de apreciació n”.
5. Criterios de apreciación
En relació n con el examen de la validez de un acto de la comunidad, hay que preguntarse cuales son los
criterios de apreciació n aplicables. Puede responderse de manera general que cualquier regla pertinente,
es decir, cualquier regla jurídica aplicable en el marco del ordenamiento jurídico comunitario, a las que se
añ ade las reglas de derecho internacional cuando se trate de apreciar los actos relativos a las relaciones
exteriores.
Así pues, sobre este extremo el artículo 177 reú ne, por una parte los criterios sobre los que se basa el art.
164 en la medida en que éste atribuye al TJCE la misió n de garantizar “el respeto del derecho” y, por otra
parte, el concepto de “legalidad” consagrado por el art. 173 y las causas de anulació n que se especifican
en la misma disposició n.
Para poder utilizar la remisió n prejudicial, un órgano decisorio debe reunir dos cualidades:
la independencia y la obligació n de pronunciarse con arreglo a derechos, como criterio distintivo
del ó rgano jurisdiccional,
el cará cter de ó rgano pú blico, unido mediante un vínculo orgá nico con el estado.
El concepto de ó rgano jurisdiccional a efectos del 177 es amplio; poco importa, por lo demá s, el orden o el
grado del ó rgano jurisdiccional, ni el cará cter general o especifico de su competencia judicial. Cualquier
tipo de ó rganos jurisdiccionales especializados como los contencioso-administrativos, los econó micos, los
laborales y los de seguridad social.
El lugar del arbitraje no constituye un vínculo de unión suficiente con el estado de que se trate
para considerar al árbitro como un órgano de este, por consiguiente, el estado en cuyo territorio tiene
lugar el arbitraje, no asume en relació n con el derecho comunitario, ninguna responsabilidad. Por lo
tanto, no puede considerar que el árbitro tenga la condición de órgano jurisdiccional de uno de los
estados miembros.
No obstante, el tribunal de justicia señ aló en la sentencia citada, dado que las partes no son libres para
establecer excepciones al derecho comunitario, corresponde siempre a los tribunales ordinarios
examinar las cuestiones de derecho comunitario, llegado el caso, con ocasió n de una solicitud de
ejecució n de una laudo arbitral extranjero o en el supuesto de un recurso judicial contra el laudo arbitral;
es en ese momento en el que el órgano jurisdiccional al que se le haya sometido el asunto puede
utilizar el procedimiento del art. 177.
La posibilidad de obtener un control de los tribunales ordinarios depende de las normas nacionales del
estado que tenga jurisdicció n sobre un laudo arbitral determinado (bien el estado en el que se haya
realizado el arbitraje, bien aquel otro en el que se solicite la ejecució n forzosa, siempre a condició n de que
se trate de un estado miembro).
Reparto de funciones
1. La teoría de la “separación”
El 177 se basa en un reparto de las funciones jurisdiccionales entre el juez comunitario y el juez
nacional. El TJCE ha tratado de describir este reparto mediante formulas que han variado con el tiempo:
primero “separación” y más tarde “cooperación”.
En una primera fase, el tribunal de justicia marcó para empezar la separació n entre derecho nacional y
derecho comunitario y como resultado, la diferencia entre la aplicació n del derecho comunitario,
reservada a los ó rganos jurisdiccionales nacionales, y la interpretació n del mismo derecho, confiada al
tribunal de justicia por el art. 177.
A este respecto, afirmó que “el art 177, basada en una clara separació n de funciones entre los ó rganos
jurisdiccionales nacionales y el tribunal de justicia, no permite a éste enjuiciar los hechos del
asunto, ni valorar los fundamentos y fines de la petición de interpretación”.37
2. La teoría de la “cooperación”
Cooperació n entre los ó rganos jurisdiccionales nacionales y el TJCE para la solució n de problemas de
interés comú n. Es en la sentencia Shwarze en que se encuentra por primera vez esta expresió n, como
respuesta, una vez má s, a las objeciones realizadas por un gobierno respecto a la admisibilidad de
determinadas cuestiones prejudiciales, formuladas aparentemente de manera incorrecta.
administrativo.
37
Esta fórmula aparece en el caso Costa. El hecho de examinar el problema desde esta perspectiva llevo a una separación dicotómica
entre los elementos concretos del litigio (competencia del juez nacional) y la interpretación abstracta (función del tribunal de justicia).
75
A propó sito de esto, el tribunal afirmó que debía evitarse cualquier rigor formalista en la cooperació n
judicial establecida por el 177 de acuerdo con la cual el ó rgano jurisdiccional nacional y el TJCE, en el
á mbito de sus propias competencias, deben contribuir directa y recíprocamente a la elaboració n de una
decisió n para garantizar la aplicació n uniforme del derecho comunitario en el conjunto de los estados
miembros.
- La fase inicial, que lleva al juez nacional a discernir el problema del derecho comunitario y a
formular la cuestió n
- La fase comunitaria, en la que el TJCE examina la cuestió n planteada por el juez nacional
- La fase final, en la que el juez nacional resuelve el litigio a la luz de las indicaciones
proporcionadas por el TJCE.
Así, se deduce que al juez comunitario le interesa ser informado de la manera má s completa posible sobre
los antecedentes y los elementos del litigio, con objeto que pueda dar respuesta ú tiles para su solució n,
por otra parte que el tribunal de justicia no puede permanecer indiferente frente a las consecuencias que
se deriven de sus sentencias.
En el caso Irish Creamery se estableció que “puede ser conveniente, según los problemas puramente de
derecho nacional hayan sido resueltos antes de someter el asunto al tribunal de justicia, para permitir a éste
conocer todos los elementos de hecho y de derecho que puedan ser importantes para efectuar la
interpretación que se le solicita del derecho comunitario”.
La misma libertad debe reconocérsele al juez nacional por lo que se refiere al texto de la cuestió n, en
otras palabras, a su contenido material. No obstante, esta libertad tiene su contrapartida: en sus
sentencias prejudiciales, el tribunal de justicia hace uso de una libertad correlativa para atribuir a las
cuestiones su verdadero alcance en el marso sistemá tico del derecho comunitario.
El TJCE se reserva el derecho de dar una nueva formulació n a las cuestiones de acuerdo con las
coordenadas conceptuales del derecho comunitario, a reducir las cuestiones mú ltiples, o a ordenar
cuestiones planteadas en orden disperso.
¿Por qué recurso de derecho interno? Es difícil imaginar recursos externos, es decir, de derecho
internacional o comunitario. La expresió n recurso judicial debe interpretarse en el sentido de que incluye
los recursos ordinarios, en otras palabras, los recursos que pueden ser interpuestos sin requisitos
especiales por todos los justiciables.
Alcanza a todos los ó rganos jurisdiccionales supremos de los estados miembros. Subsiste una
controversia sobre si la cualificació n de un ó rgano jurisdiccional debe realizarse teniendo en cuenta cada
caso particular (teoría concreta) o a la vista de la posición orgánica del órgano jurisdiccional de
que se trate (teoría orgánica o abstracta).
La primera teoría agota al má ximo el á mbito competencial del derecho comunitario, la segunda parece
más conforme con el objetivo del párrafo tercero del 177, que pretende impedir la formació n de
jurisprudencia divergente o contrarias al derecho comunitario, a nivel de los ó rganos jurisdiccionales
supremos de los estados miembros.
La cuestión cambia cuando se llega al órgano jurisdiccional supremo. En dicho nivel, las
resoluciones ya no pueden ser corregidas y, lo que es má s grave, debido a la especial posició n de dichos
ó rganos jurisdiccionales, adquieren valor de jurisprudencia a escala nacional. Por ello, para garantizar la
unidad de la aplicació n en toda la comunidad del derecho comunitario, era necesario imponer a los
ó rganos jurisdiccionales de ú ltima instancia, cada vez que se enfrentan a problemas de derecho
comunitario, la obligació n de someterlos al tribunal de justicia antes de resolver. ESTE ES EL SENTIDO
PROPIO DE LA REMISIÓN DEL 177, LLAMADA POR ESTA RAZON PREJUDICIAL.
No se ha negado jamás que el juez de última instancia disfruta del mismo margen de apreciación
que todos los demás jueces en cuanto a la pertinencia de las cuestiones planteadas, en otras
77
palabras, la fó rmula del segundo pá rrafo del 177 se aplica también a los ó rganos jurisdiccionales de
ú ltima instancia.
IMPORTANTE: Otra cuestió n fue resuelta por la jurisprudencia es que cuando una cuestión de
interpretación ha sido ya resuelta por el tribunal de justicia en un asunto anterior, desaparece la
obligación de realizar la remisión. En tal caso, al juez nacional de ú ltima instancia le resulta aplicable le
pá rrafo segundo, en el sentido de que, liberado de la obligació n, puede no obstante preguntar de nuevo al
TJCE si considera que procede volver sobre una interpretació n anteriormente dada.
La prá ctica demuestra que invocando esta teoría, cualquiera sea el nombre que se le dé, se ha sustituido
el pronunciamiento por el tribunal de justicia de buen nú mero de cuestiones de interpretació n mediante
apreciaciones a priori de diversos ó rganos jurisdiccionales supremos. No obstante, estas omisiones no
dejan de ser esporá dicas.
5. Ampliación de la obligación de efectuar la remisión sobre apreciación de validez
Aunque el 177 se refiera en pie de igualdad a la interpretación y a la apreciación de validez, la
experiencia ha demostrado que la apreciació n de validez plantea problemas específicos. Ya en la
sentencia Spa International Chemical Group, se observa que una declaració n de invalidez, por su
propia naturaleza, produce efectos erga omnes.
En la sentencia Foto Frost, se estableció que el juez nacional tiene competencia para desestimar las
objeciones que se efectúan contra la validez de un acto comunitario, pero, por el contrario, no
puede declarar su invalidez sin haber obtenido antes tal declaración del tribunal de justicia. Así
pues, con el propó sito de evitar que los ó rganos jurisdiccionales inferiores puedan desestabilizar el
derecho comunitario, el tribunal de justicia ha reconstituido en el sistema de la CEE lo esencial de la
obligació n de remisió n tal como existe en el tratado CECA.
Por consiguiente, el 177 deja sin defensa a las partes cuyos derechos sean vulnerados por la negativa de
un ó rgano jurisdiccional de rango superior a cumplir la obligació n que le impone el 177, habida cuenta
del cará cter definitivo que se atribuye a las decisiones de los ó rganos jurisdiccionales de ú ltima instancia.
No obstante, en ocasiones la remisió n facultativa aporta un remedio indirecto a estas situaciones. En
efecto, la prá ctica muestra que una cuestió n escamoteada por un ó rgano jurisdiccional sometido a la
obligació n de efectuar la remisió n puede ser planteada posteriormente por un ó rgano jurisdiccional.
78
Por lo que se refiere a los incumplimientos del Estado, el sistema jurisdiccional de la comunidad permite
hacer frente a los mismos de dos maneras.
- A nivel comunitario, a través del recurso por incumplimiento de estado. Só lo pueden interponer
dicho recurso la comisió n y los Estados miembros, no pudiendo utilizarlo los particulares. Una vez
que se le ha sometido un recurso por incumplimiento, el tribunal de justicia dispone, de una
competencia jurisdiccional plena en el sentido de que le corresponde simultá neamente
determinar las exigencias del derecho comunitario y valorar el comportamiento del estado
miembro de que se trate. Las dos operaciones implican determinados aná lisis.
Se aprecia de este modo que las cuestiones de interpretació n relativas al derecho comunitario que surgen
ante los ó rganos jurisdiccionales nacionales a propó sito de impugnaciones de la compatibilidad, con el
derecho comunitario, de normas jurídicas o de prá cticas de los estados miembros está n comprendidas
ipso iure en el 177.
La condena de un Estado por parte de sus propios ó rganos jurisdiccionales entrañ ará , segú n los casos, la
no aplicació n de una ley declarada incompatible con el derecho comunitario, la anulació n de una
resolució n administrativa, la devolució n de tributos ilegalmente recaudados, etc. Se observa de este
modo que, en la fase de la ejecución, el recurso interpuesto ante el juez nacional vincula al estado
de una manera mucho más efectiva que el recurso por incumplimiento de estado.
79
Solo recientemente el tribunal ha extraído de la relació n sistemá tica, consecuencias concretas. En primer
lugar, al trasladar al á mbito de la remisió n prejudicial la facultad que le atribuye el pá rrafo segundo del
174, con arreglo al cual, en caso de anulació n de un reglamento, el tribunal de justicia puede limitar en el
tiempo el efecto de la declaració n de nulidad, de manera que se mantengan los efectos anteriores de un
reglamento declarado invalido.
En segundo lugar, el tribunal ha invocado esta relació n sistemá tica entre los artículos 177 y 173 en
sentido inverso, para demostrar la coherencia del sistema de control de legalidad y proporcionar así un
fundamento al reconocimiento de la legitimació n pasiva del parlamento europeo en materia de recurso
de anulació n. En efecto, parece ló gico admitir el recurso de anulació n contra los actos del Parlamento,
cuando estos quedan sin duda englobados en la fó rmula del 177 en la medida en que éste se refiere, de
manera general, a los actos adoptados por las instituciones.
Elementos procesales
1. El procedimiento de la remisión prejudicial
La remisió n prejudicial no es un medio de impugnació n autó nomo, sino que tiene el carácter de un
incidente suscitado en un procedimiento incoado ante un órgano jurisdiccional nacional. Ademá s
el 177 regula la remisió n como un procedimiento de juez a juez, en cuyo marco las partes carecen por
completo de derecho de iniciativa, sin perjuicio del derecho a que se oigan todos sus motivos y
alegaciones.
i. A tenor del artículo 20 del estatuto, el ó rgano jurisdiccional nacional transmite directamente la
decisió n de remisió n al TJCE.
ii. Inmediatamente después, dicha decisió n es notificada a las partes litigantes, a los estados
miembros y a la Comisió n, así como al Consejo cuando el acto que se cuestiona emane de este
ú ltimo. Esta comunicació n abre para todas estas partes un plazo de dos meses, que no puede ser
prorrogado, y en el pueden presentar observaciones escritas. La Comisió n hace siempre uso de
esta facultad, constituyendo sus observaciones una contribució n de gran importancia para la
formació n de la jurisprudencia.
iii. El resto del proceso se desarrolla segú n las normas habituales: vista abiertas a todas las partes que
tengan derecho a presentar observaciones escritas y conclusiones del abogado general.
iv. Con arreglo al art. 104 del reglamento de procedimiento, el tribunal de justicia tiene en cuenta las
normas procesales aplicables ante el ó rgano jurisdiccional remitente en cuanto a la representació n
y comparecencia de las partes.
Por ello, el tribunal pide al ó rgano de jurisdicció n nacional que le transmita los autos. Seguidamente,
solicita informaciones y la comunicació n de documentos a las partes del litigio principal, a la Comisió n y,
si procede, al Consejo y a los gobiernos que participen en el procedimiento. Así, le es posible reunir datos
que son inaccesibles al juez nacional.
7. La sentencia prejudicial
El tribunal de justicia se pronuncia mediante una sentencia motivada. Las respuestas a las cuestiones
planteadas aparecen bajo la fó rmula “declara” en el fallo de la sentencia. La elecció n de esta forma resalta
el efecto jurídico de la decisió n adoptada en el marco del procedimiento prejudicial. La sentencia es
notificada al ó rgano jurisdiccional que presentó la remisió n así como a todas las partes que hayan
participado en el procedimiento, publicá ndose ademá s el fallo en el diario oficial de la comunidad.
b) En el caso de que el juez nacional tenga razones para no estar satisfecho con la decisió n del TJCE
puede siempre volver a preguntar al tribunal de justicia.
81
Los efectos de la sentencia prejudicial en sí mismos no superan el fenómeno de jurisprudencias en
general, en el sentido de que no es fá cil que el tribunal modifique los criterios doctrinales una vez
establecidos. Sin duda, se produce una adaptació n lenta.38
3. Efectos en el tiempo
Toda interpretació n o declaració n de invalidez produce un efecto retrospectivo, en el sentido de que se
supone que la norma interpretada ha tenido un significado determinado desde su origen, o que el acto
impugnado no ha existido jamá s legalmente. Es el precio que hay que pagar por el hecho de que el control
judicial sea, un control a posteriori. Este efecto pseudoretroactivo puede desestabilizar situaciones
basadas en el convencimiento de una interpretació n aceptada o de una validez aparente.
1. Cualitativa porque siempre todos los principios del derecho comunitario (primacía, efecto
directo, interpretació n conforme, efecto directo de las directivas, responsabilidad patrimonial del
estado por incumplimiento, libre circulació n, etc.) han sido creados por el TJ pretorianamente a
partir de una pregunta que le hizo un juez nacional. Inclusive se puede afirmar que el TJ creó el
derecho comunitario porque los jueces nacionales le preguntaron. Y el éxito de la herramienta
surge como consecuencia de que los jueces también recurren a él y le preguntan, porque el TJ no
actúa de oficio. Por eso, el éxito se explica sustancialmente se han creído que ellos también son
jueces comunitarios que aplican el derecho de la UE y han aceptado ese mecanismo de diá logo con
el TJ.
2. Cuantitativamente porque anualmente las CP explican aproximadamente el 60% del trabajo del
tribunal. El tribunal emite por añ o unas 700 sentencias, divididas en distintos tipos de recursos.
La finalidad de la CP es cumplir con la funció n principal del TJ, es decir, lograr que la norma comunitaria
(la aplique cualquier juez de cualquier estado) sea aplicada en manera uniforme. Pero ademá s, también
es un mecanismo que ayuda a los jueces nacionales respecto de un derecho sobre el cual los
jueces no tienen casi conocimiento, porque el derecho comunitario es novedoso y complejo por los
temas que trata. Entonces, el ó rgano especializado (TJ) le ayuda al juez nacional a desentrañ ar el sentido
autentico de la norma.
Muchas veces esta herramienta le sirve al juez nacional para no tener que pagar él mismo el costo político
de lo que va a decidir; entonces le pregunta al TJ sabiendo qué le va a contestar. Les quita presió n a los
jueces.
La CP también ayuda a los particulares, porque si bien el particular no tiene acceso directo al TJ. Para
ejercitar su derecho de tutela judicial efectiva, hace un juicio a nivel interno y le pide al juez nacional
que le pregunte al TJ. Para el particular, la CP bien usada se transforma en un sucedáneo del
recurso de incumplimiento: no tiene que irse a Luxemburgo, sino que lo hace en un proceso nacional.
Ej.: caso “Costa”. La consecuencia es que se le otorga a los particulares legitimación activa.
Es importante destacar que no está determinado en el tratado qué efecto tiene la respuesta del TJ. Sin
embargo, el tribunal en la década del 60 consideró pretorianamente que lo que él dice es obligatorio para
el juez que pregunto, para los demá s jueces que intervengan en la causa por apelació n y para los demá s
jueces de otros estados miembros.
38
No obstante, en dos hipótesis concretas, los precedentes adquieren un valor propiamente jurídico. Los casos fueron Da Costa en
Schaake y Spa International Chemical Corp.
82
La CP debe tratarse de una pregunta concreta, no puede ser una pregunta hipotética. Tiene que
ser un caso concreto. El TJ no es un órgano consultivo.
Conforme al art. 267 del TCE, hay dos tipos de cuestiones prejudiciales:
De interpretació n de los tratados.
De validez e interpretació n de los actos adoptados por las instituciones, ó rganos u organismos de
la Unió n
El criterio para saber si es facultativa o no es si la sentencia de ese juez que el juez va a emitir es revisable
o no segú n las reglas procesales del derecho interno. Si el ó rgano jurisdiccional va a emitir una sentencia
irrecurrible desde el punto de vista del derecho interno, el juez está obligado a suspender el
procedimiento y requerir al TJ. La finalidad es que no haya en la UE ninguna sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada en la cual el TJ no haya podido intervenir. Es decir, evitar sentencias
contrarias al derecho comunitario en el derecho interno.
El TJ dijo que si eventualmente los tribunales locales no plantean la CP y esto puede producir un dañ o al
particular, el estado se vería obligado a resarcir al particular afectado.
Ahora bien, ¿Siempre el ó rgano jurisdiccional nacional de ú ltima instancia tiene que plantear la consulta?
No, porque el tribunal inventó 2 teorías con las que modifico el tratado:
i. Teoría del acto claro (“Silfit”): un juez nacional cuya sentencia es irrecurrible, por lo tanto
obligado a preguntar si o si, si la norma es muy clara y no ofrece al juez ninguna duda, el tratado
dice que debe preguntar igual. Pero el TJ dijo que no, porque los jueces nacionales de ú ltima
instancia tienen que plantear la CP obligatoriamente siempre y cuando tengan una “DUDA
RAZONABLE” (depende del juez que pregunta). Por lo tanto, depende de la mayor o menor
simpatía que el juez nacional tiene por el derecho comunitario: si un juez no tiene simpatía por el
derecho comunitario, va a decir que nunca tiene dudas.
ii. Teoría del acto aclarado (“Da Costa”): también importaba urea-formaldehido de Alemania. El
tribunal de justicia dice que en una causa igual ya se pronuncio (Van Gend), el juez que en ú ltima
83
instancia ya carece de la obligació n de preguntar. Si el TJ en un caso aná logo en cuanto a hecho y
derecho ya respondió a una consulta, ese juez supremo que estaría obligado queda facultado. Esto
no está en el tratado y hasta parece decir otra cosa.
El recurso de casació n.
Se estableció en la Decisió n del Consejo de 24 de octubre de 1988 por la que se crea el TPI. Su objeto
pueden ser las siguientes decisiones del mismo:
i. las resoluciones que pongan fin al proceso;
ii. las que resuelvan parcialmente las cuestiones de fondo;
iii. las que pongan fin a un incidente procesal relativo a una excepció n de incompetencia o de
inadmisibilidad;
iv. las que desestimen una solicitud de intervenció n;
v. las adoptadas en virtud de los arts. 185 (suspensió n de la ejecució n del acto impugnado); 186
(medidas provisionales) o 192 4º (ejecució n forzosa) del TCE.
Está n legitimados para recurrir las partes principales cuyas pretensiones hayan sido total o
parcialmente desestimadas, los Estados miembros e instituciones comunitaria sin necesidad de
demostrar un interés específico; los restantes coadyuvantes solo si la decisió n les afecta directamente. El
recurso se limitará a las cuestiones de derecho y solo podrá basarse en tres motivos:
i. incompetencia del TPI;
ii. irregularidades es de procedimiento que lesiones los intereses de la parte demandante;
iii. violació n del Derecho Comunitario por el TPI.
El efecto que produce la estimació n del recurso consiste en que el TJCE anulará la resolució n del TPI,
pudiendo, bien resolver el mismo definitivamente el litigio, cuando éste pueda ser juzgado o bien
devolver el asunto al TPI para que este ú ltimo resuelva, en cuyo caso estará vinculado por las cuestiones
de derecho dirimidas por la solució n del TJCE.
UNIDAD VI
EL MERCADO COMÚN DEL SUR39
Referencias:
EM: Estados miembros
TA: Tratado de Asunció n
TM: Tratado de Montevideo
ALADI: Asociació n latinoamericana de integració n
ALALC: Asociació n latinoamericana de libre comercio
AAP: Acuerdos de alcance parcial
PAR: Preferencia arancelaria regional
ACE: Acuerdo de complementació n econó mica
MC: Mercado comú n
39
VER: PPT, Tratado de Montevideo, Tratado de Asunción, Protocolo de Ouro Preto
84
1. Los orígenes del proceso integrador. Los procesos de integración de 1960-1980: Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio: ALALC 1960. Finalidad, instrumentos, características y
países miembros. Regionalismo cerrado. Asociación Latinoamericana de Integración:
ALADI 1980. Finalidad, instrumentos (Acuerdos de Preferencias Arancelarias, Acuerdos de
Alcance Parcial y Acuerdos de Alcance Regional), características y países miembros. ALCA.
El Tratado para la constitució n del MERCOSUR fue firmado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en
Asunció n el 26 de marzo de 1991, y entro en vigor el 29 de noviembre del mismo añ o.
En el preá mbulo se aclara que el mismo constituye un esfuerzo tendiente al desarrollo progresivo de
la integración en America Latina de acuerdo con el objetivo establecido por la ALADI.
En 1991 fue firmado el TA por cuatro Estados (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay)
Se trata de un instrumento que contiene 24 disposiciones y 5 anexos
Es el instrumento fundacional de un programa que debe concluir en la constitució n de un Mercado
Comú n: el MERCOSUR
El proceso que llevo a su suscripció n debe buscarse en distintos intentos de integració n que han tenido
lugar en Latinoamérica desde la década de los 60.
Tratado de Montevideo de 1960 constitutivo del ALALC, compuesta por 11 países: Argentina, Brasil,
Chile, México, Paraguay, Perú , Uruguay, Posteriormente adhirieron Bolivia, Colombia, Ecuador y
Venezuela.
Su objeto concreto era la constitució n de una Zona de Libre Comercio, mediante la eliminació n de
barreras arancelaras y no arancelarias.40 El plazo originario para su realizació n fue de 12 añ os, luego
ampliado a 20, por la imposibilidad de alcanzar la meta en el plazo inicial. (Protocolo de Caracas)
Tenia clá usula de la nació n má s favorecida, por la cual todos los beneficios que una de las partes da a otro
país, se lo dará a los demá s países que forman parte de la integració n. Lo mismo sucede en las relaciones
entre los países que forman parte del bloque de integració n (es decir que no solo rige en las relaciones
externas, sino también en las internas). Se trata de una clá usula operativa y obligatoria. Tiene implícita
la idea de que avanzan todos, o no lo hace ninguno. Se presume que todos los países está n en un
mismo nivel de desarrollo.
Carencia fundamental:
40
En su Preámbulo manifestaba claramente la intención de perseverar en sus esfuerzos tendientes al establecimiento, en
forma progresiva, de un mercado común latinoamericano y de aunar sus esfuerzos a favor de una progresiva
complementación e integración sus economías.
85
Careció de poderes de acción, de gestión y de ejecución propios capaces de impulsar las
negociaciones y el mismo proceso hacia la finalidad establecida.
No hay instituciones independientes de los Estados, en todos los ó rganos los Estados podían
vetar. Se trata de un proceso intergubernamental.
Se crearon categorías de países (hay países de desarrollo menor). No aplico a rajatabla la cláusula de la
nación mas favorecida (las excepciones está n en los AAP)
El tratado constitutivo de ALADI permite que los miembros se relacionen entre si a través de diversos
mecanismos. El Tratado permite tres categorías de relaciones entre los países contratantes41:
- Excepcionar la aplicació n de la clá usula de la nació n má s favorecida42. De esta forma, los beneficios
concedidos entre los Estados no se extienden al resto de los miembros de ALADI y tampoco se
extienden al resto de los Estados miembros de la OMC, porque se encuentran comprendidos en la
expresió n prevista por el Art. XXIV del GATT.
- En segundo lugar, permiten que se puedan llevar a cabo proyectos de integració n má s profunda
entre aquellos Estados que comparten una mayor complementació n econó mica y tienen má s
posibilidades de lograr, en un á mbito mas pequeñ o, mejores resultados.
Los AAP pueden ser de diversas modalidades y versas sobre diferentes materias: comerciales, de
complementació n econó mica, agropecuarios, de promoció n del turismo, de preservació n del
medio ambiente, etc.
41
Se trata de “mini acuerdos”, es decir, acuerdos hijos derivados del TM 1980 (este es el acuerdo marco que permite
acuerdos derivados que sean compatibles con el TM80)
42
Permite que los Estados que pueden avanzar más rápido lo hagan, sin tener que esperar al resto.
86
Los residuales son los mas abarcativos, pero está n los ACE que son mas específicos (acuerdos de
complementació n econó mica)
Requisitos:
1- Estar abiertos a la incorporació n de los demá s países, previa negociació n
2- Tener clá usulas má s beneficiosas para el grupo de países de desarrollo econó mico relativo
3- Una vez firmados deben ser notificados y protocolizados en la Secretaria General de la Asociació n.
El procedimiento de aprobació n por cada País participante de los mismos se rige por las reglas
constitucionales internas.
Por lo general, se siguen las reglas de los denominados “acuerdos en forma simplificada o
convenios ejecutivos”, los cuales se caracterizan por prescindir de la participació n obligatoria del
Parlamento, bastando al respecto un acto del PE (por lo general un decreto). Se entiende que la
participació n del Congreso ha tenido lugar en forma previa a autorizarse, por ley, la ratificació n
del Tratado que le sirve de base, es decir, el Tratado de Montevideo.
Argentina la CSJN ha considerado que el AAP es un tratado internacional en los términos del
Art. 2, Inc. 1 de la Conv. De Viena sobre Derecho de los Tratados, ya que fue celebrado por escrito
entre Estados y se haya regido por el derecho internacional. Aunque el consentimiento del Estado
Argentino se haya manifestado en forma simplificada, sin intervenció n del Congreso, esta tuvo
lugar con anterioridad, mediante la aprobació n legislativa del tratado de Montevideo de 1980, que
permite en su Art. 7 la concertació n de este tipo de convenios.
Por ello, de su categorización como tratado, es que se le da prevalencia sobre las leyes del
Congreso, sean anteriores o posteriores. El tratado marco sí pasa por el Congreso, no así los
acuerdos hijos (ACE). Esto es así porque se presume que al aprobar el tratado marco, el
parlamento expresó ex ante la aprobació n de los acuerdos hijos. El TA pasó por el parlamento de
los 4 países ¿por qué? Porque el TA avanza má s que el TM-80 y para dar una señ al política, de
apoyo al proceso de integració n.
Todos las normas que adoptan dentro del marco del TA deben ser registradas ante la Secretaria de
la ALADI. Por ello son normas MERCOSUR y también normas de la Aladi.
En el marco de estos Acuerdos, el 9 de julio de 1990 ambos gobiernos suscriben el Acta de Bs. As, por
medio de la cual se decide la conformació n de un Mercado Comú n, el que debería estar concluido para el
31 de diciembre de 1994.
87
A fin de instrumentar las disposiciones del Acta, los Estados firman el ACE-14 (Acuerdo de Alcance
Parcial de Complementació n Econó mica Nº 14)
En forma concomitante, Paraguay y Uruguay, ademá s de haber firmado AAP tanto con Argentina como
con Brasil, declaran oficialmente su buena voluntad de formar parte del mercado comú n fijado en el Acta
de Bs. As.
EL TRATADO DE ASUNCIÓN
Durante 1989-90 los gobiernos de Argentina y Brasil invitan a participar de las negociaciones a
Paraguay y Uruguay. El resultado final de estos encuentros es la firma del Tratado de Asunció n el 26 de
marzo de 1991 .
Características principales
El TA es un “acuerdo internacional, subregional, abierto y plurilateral, provisorio y programático”
Subregional: el MERCOSUR se enmarca dentro de un acuerdo regional mas amplio, la ALADI, y tiende
a crear un MC entre cuatro de sus once firmantes
Abierto: El TA está abierto, mediante aceptació n uná nime de los socios, a la participació n de los
restantes miembros de la ALADI y solo a ellos. Art. 20: permite que cualquiera de estos países puede
solicitar la adhesió n, trascurridos 5 añ os de vigencia del Tratado o antes, si es que el candidato no
forma parte de (otros) esquemas de integració n subregional o de una asociació n extrarregional
Multilateral: o plurilateral, es decir celebrado por varios sujetos de derecho internacional
Provisorio: ya que el Protocolo de Ouro Preto lo ha modificado en buena parte manteniendo sus
objetivos.
Programático: fija un programa y pone a cargo de las instituciones el desarrollo posterior. Todo ello
basado en los principios de gradualidad, flexibilidad y equilibrio
88
El TA esta fundado en la reciprocidad entre los estados miembros. Es decir que hay reciprocidad de
derechos y obligaciones, cosa que no sucede en Europa.
En las comunidades europeas los tratados no se limitan a crear obligaciones reciprocas entre las
diferentes partes contratantes, sino que establecen un orden jurídico nuevo en virtud del cual un EM
no puede dispensarse de cumplir las obligaciones contraídas invocando el incumplimiento de la otra
parte.
Así, los Estados miembros NO quedan sometidos a la voluntad de sus socios a la hora de respetar o de
hacer respetar los compromisos contraídos, sino que se someten al derecho comunitario que prevé
todos los mecanismos necesarios para asegurar la aplicació n uniforme del derecho originario y
derivado en la totalidad del espacio integrado.
NOTA: Para ser compatible con ALADI, el Tr. de Asunción debe estar abierto a la adhesión de otros
países de la ALADI (Art. 20 TA)
Estructura
El TA está compuesto por 6 capítulos, y ha sido suscripto por tiempo indefinido. Tiene a su vez 5 anexos:
1- Programa de Liberalización Comercial: busca la eliminació n de RA y RNA (restricciones
arancelarias y no arancelarias)
2- Régimen de origen: prevé cuales son los requisitos del régimen de origen
3- Sistema de solución de controversias: embrionario y muy flexible (fue reemplazado)
4- Salvaguardias: herramienta de defensa comercial.
5- Subgrupos de trabajo
Finalidad: Art. 1 los Estados deciden crear un Mercado Comú n, cuya fecha final de conformació n se fijó
inicialmente para el 31/12/1994 (plazo de 4 añ os). La determinació n de un plazo tan corto no es má s que
una declaració n política que busca influenciar la política interna y exterior de los Estados. Ademá s,
siempre es mejor fijar un plazo, aunque sea corto, que no fijar plazo alguno. En 1994 se prorrogo la
fecha, aunque sin fijar un término preciso.
89
2- la fijación de un arancel externo común y la elaboración de una política comercial común
para las relaciones hacia el exterior del bloque y la coordinación de posiciones en el seno de los
foros econó mico-comerciales en los que intervengan los países miembros.
3- La coordinación en materia de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados, en
los á mbitos de comercio exterior, agrícola, industrial, fiscal, monetario, cambiario y de capitales,
de servicios, aduanero, siempre que lo sean para asegurar condiciones adecuadas de competencia
entre las partes.
4- El compromiso de los países de armonizar sus legislaciones en las materias pertinentes.
Los mecanismos y herramientas establecidas para llegar al MC se caracterizan por ser muy flexibles y
amplias en su contenido y en su forma de ejecució n. Otorgan un gran campo de acció n a los ó rganos con
capacidad de decisió n.
Tratamiento diferencial
Art 6 El Tr. reconoce que en el marco de los distintos programas y planes que se diagramen, las partes
reconocen diferencias puntuales de ritmo respecto de Paraguay y Uruguay, las cuales se materializan en
lo que hace al programa de Liberació n Comercial y al Régimen del Arancel Externo Comú n.
Posteriormente, el Protocolo de Ouro Preto, celebrado el 17/12/1994. mantuvo el objetivo trazado por el
TA sobre la conformació n de un MC, aunque esta vez no se estableció un plazo para alcanzarlo. Por otra
parte, este Protocolo reformo la estructura institucional del MERCOSUR y mantuvo expresamente la
naturaleza intergubernamental de todas las instituciones. Por ende, NO existe en este sistema ningún
órgano permanente que represente el interés común por encima de los intereses nacionales.
1. Protocolo de Brasilia para la Solución de Controversias entre los Estados miembros. (PB)
Se encuentra dividido en diferentes etapas sucesivas:
- Negociaciones directas entre los Estados miembros entre los que se presente la controversia
- Intervenció n del Grupo Mercado Comú n (GMC)
- La constitució n de un Tribunal Arbitral Ad Hoc.
El conflicto debe surgir en virtud de la interpretació n o aplicació n de normas del Derecho MERCOSUR o
de la sanció n o aplicació n por cualquiera de los Estados Partes de medidas legales o administrativas que
tengan efecto restrictivo, discriminatorio o de competencia desleal, en violació n del Derecho del Bloque.
El sistema que estatuye el Protocolo tiene cará cter meramente transitorio
Só lo los 3 primeros tienen capacidad decisoria, es decir, facultad para dictar normas obligatorias, y son de
naturaleza intergubernamental.
Dentro de la estructura interna de algunos de estos existen también organismos especializados como las
Reuniones de Ministros, los Grupos Ad Hoc, los Subgrupos de trabajo, etc. Esta estructura NO es
definitiva, y debe ser completada con el Tribunal Ad Hoc del Protocolo de Brasilia.
Por otra parte, el POP enuncia en forma explicita las fuentes Jurídicas del MERCOSUR:
El TA, sus protocolos y los instrumentos adicionales o complementarios
Los acuerdos celebrados en el marco del TA y sus protocolos
Las Decisiones del Consejo, Resoluciones del Grupo y Directivas de la Comisió n de Comercio.
NOTA: se incluyen también, aunque no estén expresamente mencionadas, las sentencias del TA Ad Hoc,
ya que al resolver las controversias realiza la interpretació n jurisprudencial del ordenamiento. Mas allá
de ser su naturaleza Ad Hoc, la fuerza jurídica de las decisiones dadas para el caso se traslada a los
posteriores laudos y ademá s a la jurisprudencia de los tribunales nacionales, los cuales, en virtud del
principio de lealtad comunitaria, tienen la obligació n de adoptar todas las medidas necesarias para dar
cumplimiento al Derecho MERCOSUR.
El Art. 44 del POP contiene una de las disposiciones más trascendentes, al establecer que “antes de
culminar el proceso de convergencia del Arancel Externo Común, los Estados Partes efectuaran una revisión
del actual sistema de solución de controversias del MERCOSUR, con miras a la adopción del sistema
permanente.” Esto implica que antes del 1/01/2006 los países deberían definir el mecanismo de solució n
de controversias y reemplazar el sistema Ad Hoc del PB
También en el á mbito de resolució n de conflictos, el POP otorga a la CCM la posibilidad de atender las
reclamaciones que le sean presentadas por las Secciones Nacionales que la componen, provengan estas
de los Estados partes o a partir de demandas de particulares (personas físicas o jurídicas)
i. Protocolo de las Leñas (de cooperació n y Asistencia Jurisdiccional en Materia Civil, Comercial,
Laboral y Administrativa)
91
iv. Protocolo de San Luis (sen materia de responsabilidad civil emergente de accidentes de transito)
vi. Protocolo de Santa María (sobre jurisdicció n internacional en materia de relaciones de consumo)
vii. Protocolo de Ushuaia (sobre compromiso democrá tico en el MERCOSUR, la Republica de Bolivia y la
Republica de Chile): ha instrumentado una cuestió n de importancia, es decir, la pertenencia de los
Estados Parte al sistema democrático de gobierno como requisito para su permanencia y/o ingreso
al MERCOSUR. Establece un mecanismo de consulta entre los países en caso de ruptura del orden
democrá tico. Y en caso de que las consultan no sean satisfactorias, las partes podrá n adoptar medidas
de acuerdo a la gravedad de la situació n, las que podrá n ir desde la suspensión del derecho a
participar en los distintos órganos hasta la suspensión de los derechos y obligaciones
emergentes de los procesos.
Las medidas, que deberá n ser adoptadas por consenso entre los estados sin la participació n del país
concernido, terminaran una vez que las Partes que las han decretado lleguen a un acuerdo sobre la
verificació n del “plena restablecimiento del orden democrá tico”.
El Protocolo de Ouro Preto confiere al MERCOSUR, en forma expresa, personalidad jurídica de Derecho
Internacional (Art. 34), habilitá ndolo para practicar todos los actos necesarios para la realizació n de sus
objetivos, en especial, contratar, adquirir o enajenar bienes muebles e inmuebles, comparecer en juicio,
conservar fondos y hacer transferencias.
Los ó rganos adoptaran las normas respectivas a través del consenso, lo cual significa la ausencia de voto
negativo de alguno de los Estados parte, y ademá s la presencia de todos ellos.
En cuanto a la publicidad de las normas del Derecho del Bloque, será n publicadas en el BO del
MERCOSUR.
UNIDAD VII
LAS CUATRO LIBERTADES EN EL MERCADO COMÚN DEL SUR
RELACIONAMIENTO EXTERNO
1. La Libre Circulación de Mercaderías (LCM): base normativa (Derecho originario: Anexo I del
Tratado de Asunción, y Derecho derivado: Decisión CMC Nº 22/00). Programa de Liberalización
Comercial: características, etapas y modalidades; excepciones a la LCM. Artículo 2 Anexo del TA y
artículo 50 del Tratado de Montevideo 1980 (proyecto de reglamentación). Régimen de
Adecuación a la Unión Aduanera (1994). Jurisprudencia del Tribunal ad hoc: Laudos 1º, 3º, 4º, 5º y
6º. (ver en otras unidades)
La jurisprudencia del TAHM ha proclamado la libre circulació n de mercaderías como verdadero “ppio
bá sico y medular” del proceso, el cual debe orientar la interpretació n del Derecho regional.
92
En lo que hace a la libre circulació n de mercaderías en el MERCOSUR, debe destacarse la importancia del
anexo I que establece el PLC (Programa de Liberalizació n Comercial), referido a la eliminació n de las
restricciones arancelarias (RA) como no arancelarias (RNA). En ambos casos se debía llegar al
31/12/1994 (fecha de culminació n del Mercado Comú n) con su total eliminació n.
En síntesis al 1 de enero de 1999 (Arg – BRASIL) y de 2000 (Paraguay y Uruguay) todo el universo de
productos se beneficiaría con el libre comercio.
Esto ha sido reconocido por el propio Juez del MERCOSUR en el marco del 1º Laudo 43
El tratado fundacional no tiene una regulació n especifica sobre las excepciones que pueden afectar
validamente a la circulació n de las mercaderías (tal como esta regulado en el Art. 30 CE), lo que si se ha
establecido es una “Remisió n” al Art. 50 del TM-1980
Entonces, la obligació n de eliminar las RNA no alcanza a aquellas comprendidas en el
Art. 50 TM-1980, siempre que estén efectivamente destinadas a los fines allí indicados y no
configuren obstá culos comerciales.
A tenor del Art. 50: “ninguna disposición del presente Tratado será interpretada como impedimento para la
adopción y el cumplimiento de las medidas destinadas a la:
o protecció n de la moralidad publica
o aplicació n de leyes y reglamentos de seguridad
o regulació n de las importaciones y exportaciones de armas, municiones y materiales de
guerra
o protecció n de la vida y salud de las personas, animales y vegetales
o importació n y exportació n de oro y plata
43
La postergación de la fecha de conformación del mercado común no deroga la obligación acordada en común por las
partes de eliminar totalmente las RA y las RNA.
93
o protecció n del patrimonio nacional de valor artístico, histó rico o arqueoló gico
o exportació n utilizació n y consumo de materiales nucleares, productos radioactivos, etc.
En el á mbito del MERCOSUR las medidas restrictivas al comercio intra-bloque se encuentran definidas en
forma amplia por el propio tratado fundacional.
Así, segú n el Art. 2 de Anexo I (PLC) se entenderá por “gravá menes” y “restricciones” a ser eliminados:
1. por “gravá menes”: los derechos aduaneros y cualesquiera otros recargos de efectos equivalentes,
sean de cará cter fiscal, monetario, cambiario o de cualquier otra naturaleza, que incidan sobre el
comercio exterior. No quedan comprendidos en dicho concepto las tasas y recargos aná logos
cuando respondan al costo aproximado de los servicios prestados; y
2. Por “restricciones”: cualquier medida de cará cter administrativo, financiero, cambiario o de
cualquier naturaleza, mediante la cual un Estado Parte impida o dificulte, por decisió n unilateral,
el comercio recíproco. No quedan comprendidos en dicho concepto las medidas adoptadas en
virtud de las situaciones previstas en el Artículo 50 del Tratado de Montevideo 1980.
En virtud del Inc. b del Art. 2, a lo cual hay que sumar el mandato del TAHM a los Estados a fin de que se
proceda a la reglamentació n (armonizació n) de los supuestos de excepció n a la libre circulació n de
mercaderías (LCM) que permite el Art. 50 TM-1980, el Consejo ha encomendado al GMC que instruya a la
CCM la ejecució n de esta regulació n: el plazo fijado tenia como fecha tope el 31/05/2001.
La regulació n confeccionada establece como requisitos para validar las normas nacionales que restrinjan
la LCM en el MERCOSUR:
Que se ajusten a los ppios y disciplinas de la OMC
Que se aplique o ejecuten de manera que no puedan constituir una discriminació n
injustificada o arbitraria entre países
Deben respetar los ppios de individualidad, motivació n, proporcionalidad, inocuidad,
transparencia y publicidad, y tener relació n de causalidad material y temporal con la
finalidad perseguida
La naturaleza de la medida no debe ser econó mica
Debe ser aplicada previa notificació n y consulta a los EP del MERCOSUR.
2. La Unión Aduanera (UA): base normativa (Tratado de Asunción, artículos 1 y 5º; Decisiones
varias), características, etapas y modalidades; excepciones al AEC. Régimen de Adecuación a la
Unión Aduanera (1994). Aumento del AEC (1997). Críticas. La Decisión CMC Nº 54/04. Código
Aduanero del MERCOSUR. El régimen especial del sector automotriz y azucarero. Derecho
derivado.
El horizonte de la integració n en el MERCOSUR fue cambiando en el corto plazo, del Mercado Comú n
(MC) a una Unió n Aduanera (UA). Esto implica que hay una fecha para ésta, pero el MC ha quedado sin
plazo de definició n en el tiempo.
Uno de los elementos de la UA es la fijació n de un Arancel Externo Comú n (AEC) que reemplazando las
tablas arancelarias nacionales entro en vigor el 1 de enero de 1995.
A diferencia de la Comunidad Andina, en la cual se fijaron 4 grupos de productos con tarifa externa
uniforme, el MERCOSUR ha optado por fijar la tarifa en forma individual para cada producto. Se han
hecho dos salvedades al AEC:
1- Lista de Convergencia:
- Bs. De capital: convergencia en forma lineal y automá tica hacia un arancel comú n de 14 % al 1 de
enero de 2001. Para Uruguay y Paraguay el plazo se extiende hasta el 1 de enero de 2006.
94
- Bs. de Informática y telecomunicaciones: convergencia lineal y automá tica hacia un arancel del 14% al
1 de enero de 2001.
2- Lista de excepciones al AEC: Argentina, Brasil y Uruguay podrá n mantener hasta el 1 de enero de
2001 un nú mero má ximo de 300 ítems arancelarios como excepcionales al ACE. Paraguay podrá
establecer hasta 399 ítems.
Có digo aduanero
Se esta negociando completar la UA mediante un Có digo Aduanero. Se busca eliminar el doble cobro. (se
cobra cuando entra a la comunidad y luego cuando entra al país donde el producto va a ser
comercializado)
La decisió n CMC Nro. 54/04 ordeno negociar el Có digo Aduanero
Declaración sociolaboral del MERCOSUR: es uno de los instrumentos mas importantes firmados con
relació n a los derechos de los trabajadores en los cuatro EP del MERCOSUR. Se trata de una norma de
Derecho MERCOSUR, complementaria del tratado de Asunció n.
Contiene disposiciones sobre no discriminació n, promoció n de la igualdad, trabajadores migrantes y
fronterizos, eliminació n del trabajo forzoso, trabajo infantil y de menores, libertad de asociació n,
huelga, protecció n de los desempleados, etc.
95
Con la finalidad de respetar los derechos fundamentales que prevé la Declaració n los EP han
recomendado al GMC instituir, como parte integrante de la Declaració n, una Comisión Sociolaboral.
- Se trata de un organismo auxiliar y de estructura tripartita. Tiene cará cter promocional y
no sancionatorio.
- Su objetivo es fomentar y acompañ ar la aplicació n del instrumento.
2- Libertad de establecimiento
Rigen entre los cuatro EP varias de las Conferencias Interamericanas de Derecho Internacional
Privado (CIDIP II, por ejemplo, que rige conflictos de leyes en materia societaria)
Por otro lado, existe entre Argentina y Brasil, y entre Argentina y Paraguay estatutos de empresas
binacionales, los cuales no han tenido una aplicació n prá ctica muy importante.
Dentro de las disposiciones del Protocolo cabe destacar las vinculadas específicamente a:
- Trato de la nació n mas favorecida
- Acceso a los mercados
- Trato nacional
- Prohibició n de toda discriminació n
Para los casos especiales (sectores y actividades) excluidos del régimen general del Protocolo, los Estados
han pactado la negociació n a través de compromisos, los cuales consisten en “listas de compromisos
específicos”
- Las negociaciones se realizaran anualmente a través de rondas sucesivas que tendrá n por
finalidad incorporar, en un plazo má ximo de 10 añ os, al programa de liberalizaron del comercio
de servicios, lo sectores y actividades excepcionados del régimen del Protocolo.
El tratado fundacional establece la obligació n de los Estados parte de coordinar sus posiciones en las
negociaciones comerciales externas (Art. 8 TA)
La cuestió n debe ser completada con las disposiciones del POP, que otorgan personalidad jurídica
de Derecho Internacional al MERCOSUR y lo habilitan a efectuar todos los actos necesarios para la
realizació n de sus objetivos.
A su vez, otras normas del mismo protocolo otorgan competencias a los ó rganos regionales para
concertar acuerdos externos.
Entre las atribuciones del Consejo, figura la de negociar y firmar acuerdos, en nombre del
MERCOSUR, con terceros países, grupos de países y organismos internacionales. Tales funciones
pueden ser delegadas al grupo a través de un mandato expreso.
Concordante con lo anterior, el Grupo tiene también la facultad de negociar con la participació n
de representantes de todos los EP por delegació n expresa del Consejo y dentro de los limites
establecidos en mandatos específicos concedidos con esa finalidad, acuerdos en nombre del
MERCOSUR.
96
la posibilidad de delegació n en la concertació n de convenció n externos no concluye en cabeza del
Grupo, sino que éste a su vez puede, cuando sea autorizado por el Consejo, delegar estos poderes a
la Comisió n, lo cual ocurrirá en ppio, en materias afines a su competencia comercial.
Cabe mencionar que dentro de la arquitectura institucional del Grupo existe un organismo
especializado en el tema: Grupo Ad Hoc de Relacionamiento Externo.
En cumplimiento de las disposiciones del Aladi, que permite la suscripció n de AAP siempre que los
mismos estén abiertos a la adhesió n de los demá s Estados contratantes de la asociació n, el MERCOSUR
inicio negociaciones para concertar acuerdos comerciales con Chile y Bolivia.
Chile: concertó el AAP de complementació n econó mica: ACE-35, vigente desde 1996 (octubre)
tiene como objetivo la conformació n entre las partes de una Zona de Libre Comercio en el plazo
de 10 añ os, a lograrse a través de la aplicació n de un programa de liberalizació n comercial que
consiste en desgravaciones arancelarias automá ticas y progresivas de los derechos aduaneros en
vigor a la fecha antes indicada y la eliminació n de las restricciones no arancelarias.
El principal obstá culo de la participació n de Chile como Miembro Pleno (tiene el estatus de país
asociado) radica en que su ACE promedio (que ronda el 8%, al que debe restarse la baja acordada
en diciembre de 2000 del 1.5%) es demasiado exiguo frente al Arancel-MERCOSUR que asciende en
promedio al 14% con mas los 2.5% del aumento transitorio vigente. Hay una gran diferencia en
la tarifa de Chile y del MERCOSUR.
El MERCOSUR, por su parte, esta muy lejos de alcanzar el reducido índice de la tarifa de Chile, y a su
vez, este país se niega a elevarla, pues ello produciría una encarecimiento e los insumos importados
que utiliza su industria.
S/E, desde fines de 1997 se ha establecido oficialmente la participació n del país en los ó rganos y
organismos del bloque, siempre que ella sea pertinente de cara al ACE-35
Bolivia: se trata de un país que también pertenece a la Comunidad Andina. Con él, el MERCOSUR ha
suscripto el ACE-36
El convenio persigue lograr un á rea de libre comercio en el lapso de 10 añ os a través de la
eliminació n de las restricciones arancelarias (PLC: desgravaciones progresivas y automá ticas) y de
las no arancelarias
En lo que hace a su relació n con otros esquemas regionales, el MERCOSUR ha firmado con la Comunidad
Europea el Acuerdo Marco Interregional de Cooperación
Tiene como objetivo final la conformació n de una asociació n interregional de cará cter político y
econó mico basada en una cooperació n política reforzada, en una liberalizació n progresiva y
reciproca de todo el comercio y la promoció n de las inversiones y la profundizació n de la
cooperació n.
También ha firmado el MERCOSUR un Acuerdo con la Comunidad Andina de Naciones44 (ACE 58), que
persigue la constitució n de una zona de libre comercio. Este instrumento estableció las bases de un futuro
convenio definitivo a través de dos etapas:
1- Primera: se negociará un Acuerdo de preferencias arancelarias que debería entrar en vigor el 1 de
octubre de 1998
2- Segunda: las partes concertará n un Acuerdo de Libre Comercio, que deberá entrar en vigor el 1 de
enero del 2000.
El logro de este objetivo estaría asignado a una Comisió n Negociadora conformada por los
representantes alternos ante la comisió n del CAN y un Grupo Ad Hoc del GMC.
44
Con Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia.
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NOTA A su vez argentina ha negociado en forma individual un ACE con la Comunidad Andina de las
Naciones, registrado en Aladi como ACE-48.
CAN + Chile y Venezuela son asociados45 del MERCOSUR (Decisió n CMC 18/04 Y 28/04)
El MERCOSUR ha concertado también un Acuerdo sobre comercio e inversió n con el Mercado Común
Centroamericano (MCCA: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua)
Objetivo: tiende a fortalecer y ampliar las relaciones econó mico-comerciales entre las partes y
constituye el marco que orientara y regulara tales vínculos.
Por ultimo, el CMC aprobó una declaració n y plan de acció n en materia de comercio e inversió n con la
Asociació n Europea de Libre Comercio. Tiene por fin impulsar el incremento de las relaciones
comerciales y de las inversiones.
Y con respecto a países fuera del á rea americana puede mencionarse que el CMC ha aprobado un Acuerdo
Marco para el futuro establecimiento de una zona de libre comercio con Sudá frica.
Decisiones
La actitud de los Estados miembros de firmar acuerdos comerciales negociadores en forma individual ha
tenido como resultado la “perforació n” del ACE. Se trata de una practica perjudicial de suscripció n de
convenios al margen del esquema regional, es decir, exra-MERCOSUR.
En la Cumbre de Bs. As. 2000, el Consejo ha dictado una importante decisión, la 32/00, que establece
entre otras obligaciones: el compromiso de los Estados del MERCOSUR de negociar en forma conjunta
acuerdos de naturaleza comercial con terceros países o agrupaciones de países extrazona en los cuales
otorguen preferencias arancelaria, la fecha limite del 30 de junio de 2001 a partir de la cual los Estados
no podrá n formas nuevos acuerdos preferenciales o acordar nuevas preferencias comerciales en
acuerdos vigentes en el marco de ALADI, que no hayan sido negociados por el MERCOSUR.
En el MERCOSUR, el sistema de cambio existente entre los dos socios mayores es muy diferente, al menos
en lo que hace a la modalidad de su relació n con el dó lar:
Argentina: mantiene un tipo de cambio fijo
Brasil mantiene una tipo de cambio “flotante”.
***
Adhesiones
45
Requisitos para ser Estado asociado al MERCOSUR:
1- Debe ser un país miembro de la Aladi
2- debe haber firmado un acuerdo de libre comercio con el MERCOSUR, y haberlo protocolizado en el Aladi
3- suscribir la cláusula democrática del MERCOSUR (Protocolo de Ushuaia)
4- Presentar el pedido ante el CMC. Confiere el estatus de asociado a través de un decisión del CMC (decisión
37/04, 42/04 y 25/04 confieren estatus de estado asociado a Colombia, Venezuela y Ecuador.
98
Artículo 20 TA (adhesión)
El presente Tratado estará abierto a la adhesión, mediante negociación, de los demás países miembros de la
Asociación Latinoamericana de Integración, cuyas solicitudes podrán ser examinadas por los Estados Partes
después de cinco años de vigencia de este Tratado.
No obstante, podrán ser consideradas antes del referido plazo las solicitudes presentadas por países
miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración que no formen parte de esquemas de
integración subregional o de una asociación extrarregional. La aprobación de las solicitudes será objeto de
decisión unánime de los Estados Parte.
Los Países miembros de la ALADI que deseen adherir al Tratado de Asunció n en los términos de su
Artículo 20, deberá n presentar la solicitud correspondiente por escrito al Consejo del Mercado Comú n,
por intermedio de la Presidencia Pro Tempore.
La solicitud deberá ser aprobada por unanimidad de los Estados Parte y será expresada mediante
Decisió n del Consejo del Mercado Comú n.
1. Luego de aprobada la solicitud, el Consejo del Mercado Comú n instruirá al Grupo Mercado Comú n
que negocie con los representantes del Estado adherente las condiciones y términos específicos de
la adhesió n, los que deberá n necesariamente comprender:
La negociació n se llevará a cabo por un Grupo Ad Hoc que estará integrado por los representantes de los
Estados Parte y del Estado adherente.
99
UNIDAD VIII
2. El Grupo Mercado Comú n (GMC): era el ó rgano ejecutivo del Acuerdo, compuesto por 4 miembros
titulares (mas cuatro miembros alternos) por Estado que representaran al Ministerio de
Relaciones Exteriores, al Ministerio de Economía y al Banco Central.
Se le otorgó la iniciativa legislativa, por lo que su reglamento interno le otorgó la capacidad de
aprobar RESOLUCIONES.
Dentro de sus competencias se encontraba velar por el cumplimiento del Tratado, de las
decisiones del CMC, proponer las medidas adecuadas a fin de lograr la consecució n del programa
de liberació n comercial, etc.
A su vez, tenia la facultad de establecer sub. grupos de trabajo.
Las disposiciones que adoptaren ambos ó rganos debían seguir el mecanismo del CONSENSO, y
ademá s estar presentes todos los representantes de los EM.
3. Comisió n Parlamentaria Conjunta del MERCOSUR (CPCM): El tratado no la creo, sino que previo su
constitució n para el futuro.
En definitiva, el esquema institucional que se creo en el TA fue simple: solo dos instituciones: CMC
y GMC, que tenían a su cargo la tarea de “conformar” el MERCOSUR
NOTA 1: tanto las instituciones como los ó rganos auxiliares creados por el TA son de naturaleza
intergubernamental (por su composició n y por sus atribuciones)
No existe en ellos supranacionalidad. NO existe un ó rgano o institució n que represente el
interés comunitario, distinto muchas veces y siempre superior al de los EP.
Las consecuencias de este esquema son las siguientes:
100
1. cualquier miembro puede oponerse a cualquier medida en cualquier momento y trabar el
avance del proceso (má xime si las decisiones se toman por consenso)
2. un esquema tal depende de la voluntad política de los gobernantes de turno.
Esto coloca al MERCOSUR mas cerca de los clá sicos organismos de cooperació n de derecho internacional
que de un verdadero sistema de integració n.
NOTA 2: las reuniones de todos los ó rganos se realizarían en el territorio del país que ejerciera la
presidencia “Pro tempore”, estado que ademá s tendría la presidencia de la reunió n respectiva.
La estructura anterior era de cará cter provisorio (transitorio) pues el mismo TA consagro que antes de la
fecha de la consecució n del mercado comú n (31/121994) los EM convocarían una reunió n extraordinaria
a fin de elaborar la estructura definitiva.
La Comisió n de Comercio
La reducida institucionalidad diagramada por el TA fue ampliada por el Consejo a través de la creació n de
la Comisió n de Comercio del MERCOSUR (CCM).
Se le encargó asistir al Grupo y velar por la implementació n de los instrumentos de política
comercial comú n adoptados por el bloque.
Se integraba con 4 miembros titulares /e igual numero de alternos) por cada EP.
De ordinario, se reuniría una vez por mes, sin perjuicio de hacerlo también cuando así lo solicite el GMC o
un Estado.
Estaba facultada para emitir DIRECTIVAS y PROPUESTAS, que se adoptarían por consenso y en presencia
de todos los EP (al igual que el GMC y el CMC)
101
2. Grupo Mercado Comú n
3. Comisió n de Comercio del MERCOSUR
4. Comisió n Parlamentaria Conjunta
5. Foro Consultivo Econó mico Social
6. Secretaria Administrativa del MERCOSUR
Artículo 53: Quedan derogadas todas las disposiciones del Tratado de Asunción, del 26 de marzo de 1991,
que estén en conflicto con los términos del presente Protocolo y con el contenido de las Decisiones
aprobadas por el Consejo del Mercado Común durante el período de transición.
Hecho en 1a ciudad de Ouro Preto, República Federativa del Brasil, a los diecisiete días del mes de diciembre
de mil novecientos noventa y cuatro, en un original, en los idiomas portugués y español, siendo ambos textos
igualmente auténticos. El Gobierno de la República del Paraguay enviará copia debidamente autenticada
del presente Protocolo a los Gobiernos de los demás Estados Partes.
entonces, todas las normas de consejo incompatibles con el TA lo derogan. Se eleva la jerarquía de las
decisiones del consejo.
2. El Consejo Mercado Común (CMC). Evolución, naturaleza, composición y estructura. Reuniones
y adopción de decisiones. Poderes y atribuciones: a) de control, b) de conducción política, c) de
representación internacional, d) de producción normativa y de decisión, e) de administración o
gestión. Alcance de las decisiones.
Naturaleza y composició n
En cuanto a su jerarquía, composició n y a la funció n global que le compete (conducció n política del
proceso de integració n) se reitera lo acordado en el TA Es el ó rgano superior, correspondiéndole la
conducció n política y toma de decisiones para asegurar el cumplimiento de los objetivos y plazos para la
constitució n del MC.
Se integra con los ministros de RR.EE. y de Economía de los EP. La presidencia se ejerce en periodos de 6
meses por rotació n de los EP.
Sesiones y votació n
Se reú ne extraordinariamente cada vez que lo estime oportuno y en forma ordinaria dos veces al añ o
(cada 6 meses)
En este ultimo supuesto la reunió n constara de dos sesiones, debiendo participar en la segunda los
presidentes de los EP con quienes tienen la obligació n de reunirse al menos dos veces al añ o (una
por semestre) Estos encuentros se llaman “Cumbres Presidenciales”.
102
De las reuniones del CMC podrá n participar también los Ministros de á reas diferentes como otros
funcionarios del mismo rango.
El CMC se expresa a través de DECISIONES las cuales son obligatorias para los EP y tienen que ser
aprobadas por consenso y con la presencia de todos los EP.
Poderes y atribuciones
1. de control: Velar por el cumplimiento del TA y de sus instrumentos complementarios
2. de conducció n política: Elaborar políticas y acciones necesarias para la conformació n del mercado
comú n
3. de representació n internacional: Ejercer la titularidad de la personalidad jurídica del MERCOSUR
y Negociar y firmar acuerdos, en nombre del bloque, con terceros países, grupos de países y
organismos internacionales, pudiendo delegar tales atribuciones al GM
4. de producció n normativa y de decisió n: Debe pronunciarse sobre las propuestas que eleve el GMC
y sobre los acuerdos remitidos por las Reuniones de Ministros. (Este ó rgano representa la etapa
ultima de decisiones en el MERCOSUR, las normas mas importantes del bloque son sancionadas
en su seno)
También puede crear reuniones de ministros y pronunciarse sobre los acuerdos que le sean
remitidos por las mismas.
Ademá s, puede adoptar decisiones en materia financiera y presupuestaria
Naturaleza y composició n
Es el ó rgano de ejecució n del sistema regional. Su composició n y nú mero de miembros no varia de lo
fijado por el TA, habiéndose agregado que “obligatoriamente” la representació n deberá responder a las
esferas publicas aludidas (cuatro miembros titulares y cuatro alternos Ministerio de RR.EE, Economía
y Bancos Centrales)
La designació n de los miembros es facultad de los respectivos Gobiernos y la coordinació n del GMC es
materia de los correspondientes Ministros de RR.EE.
Sesiones y decisiones
En lo que hace a sus reuniones, estas pueden ser ordinarias y extraordinarias, y podrá n realizarse tantas
veces como fuere necesario.
Se remite al reglamento interno del GMC. El numero de encuentros anuales es de 4 y 7 reuniones.
Las normas jurídicas a través de las cuales se expresa se denominan RESOLUSIONES las cuales son
obligatorias para los EP
Atribuciones
103
1. Poderes de gestió n administrativa: es el ejecutor de las políticas y acciones que el CMC le indique
2. Poderes de decisió n: dicta normas obligatorias (resoluciones), puede crear y suprimir organismos de
asesoramiento (Reuniones especializadas)
3. el grupo elige al director de la SAM Elegir al director de la SAM, aprobar el presupuesto y la
rendició n de cuentas y supervisar las actividades de la SAM (secretaria)
4. poderes de control: Velar por el cumplimiento del TA y actos derivados y adoptar medidas necesarias
para la ejecució n de las decisiones del CMC
5. poder de iniciativa normativa, pero no en exclusiva puede elevar propuestas de Decisiones al CMC
(facultad de iniciativa) y manifestarse sobre aquellas que le presenten los demá s ó rganos del bloque
6. poder de representació n internacional: puede negociar y, cuando sea autorizado, firmar acuerdos
internacionales por delegació n del CMC, todas estas funciones deben estar enmarcadas dentro del
á mbito de su competencia
Naturaleza y composició n
Es el ó rgano encargado, por un lado, de asistir al GMC y, por el otro, de concertar y vigilar el
cumplimiento de las normas sobre la Unió n Aduanera y los instrumentos de la política comercial comú n,
ya sea en el á mbito comunitario como en las relaciones del MERCOSUR con terceros Estados o
agrupaciones regionales.
En lo que hace a su integració n, la misma responde a los criterios antes mencionados (4 miembros
titulares y alternos/Estado) y cada delegació n estatal se denomina “Secció n Nacional” (SN)
Lo que hace el POP es proceder a su “constitucionalizació n” dentro del esquema institucional del bloque.
Sesiones
Deberá reunirse ordinariamente al menos 1 vez al mes y de forma extraordinaria cada vez que sea
solicitado por el GMC o por un Estado parte.
Para sesionar podrá hacerlo validamente con la presencia de 3 estados parte, con lo cual se
abandona la exigencia de la presencia de la totalidad de las delegaciones estatales.
Se expresa a través de DIRECTIVAS y PROPUESTAS.
Directivas: son normas jurídicas obligatorias para los EP
En ppio ambas clases de disposiciones será n adoptadas por el mecanismo del consenso y con la
presencia de todos los países miembros (régimen general).
Sin embargo, el Art 31 del RI dispone que en los supuestos de ausencia de alguno de los Estados
las Directivas y las Propuestas que sean consensuadas por las delegaciones presentes será n
adoptadas “ad-referendum” de la aprobació n del País ausente y, a su vez, se tendrá n por
“adoptadas” en el caso que en el termino de 30 días corridos siguientes a la reunió n en cuestió n
dicho Estado no formule objeciones totales o parciales.
104
Por ello, si bien la modalidad del consenso no ha sido alterada en lo sustancia, SI ha sufrido una
considerable relativizació n (sesió n con 3 Estados y adopció n de normas ad referendum), a lo que debe
sumarse la carga política que conlleva la formulació n de objeciones a posteriori.
Poderes y atribuciones
En el á mbito de su competencia (administració n y ejecució n de la política comercial) se destacas las
siguientes atribuciones:
Vigilar la aplicació n de los instrumentos de política comercial comú n y del Arancel Externo Comú n
en las relaciones intra y extra bloque
Adoptar directivas necesarias para la administració n y ejecució n de la política comercial
Seguir la evolució n de la Unió n Aduanera y efectuar propuestas al GMC
Informar al GMC sobre la tramitació n de las solicitudes recibidas en materia de política comercial
Proponer al GMC nuevas normas o la modificació n de las existentes en materia comercial y
aduanera
Negociar y eventualmente firmar (cuando sea autorizada) acuerdos comerciales con terceras
partes, en los supuestos en que el GMC, habilitado por el Consejo, le delegue tales poderes a través
de mandatos específicos.
105
Su á mbito de aplicació n es muy amplio, con la ú nica limitació n de que se encuentren dentro de la
competencia de la Comisió n
Procedimiento presentada la reclamació n si la Comisió n no adoptare una solució n en la
primera reunió n el tema se remitirá automá ticamente a un CT, quien contara con 30 días corridos
para presentar un dictamen conjunto o conclusiones individuales, el que deberá ser considerado
por la comisió n en la primera reunió n posterior.
No habiendo consenso tanto las alternativas elaboradas en la Comisió n como el dictamen será n
elevador al GMC quien deberá decidir el tema en el termino de 30 días.
Hay dos alternativas:
Si se logra “consenso sobre la procedencia de la reclamació n, el EP reclamado deberá
adoptar las medidas aprobadas en la Comisió n o en el Grupo en el plazo que cualquiera de
los dos fije
En caso de no llegar a consenso ni en la Comisió n ni en el Grupo, o si habiéndose obtenido
el país reclamado no cumpliera la decisió n en el termino establecido, queda expedita para
el Estado reclamante la vía del Procedimiento Arbitral del PB.
En este supuesto se acortan los plazos que tendrá el TAHM para adoptar su sentencia
arbitral (15 días a partir de la fecha de constitució n)
Al igual que en las consultas, la presentació n de una reclamació n no obsta el recurso al sistema del
PB.
Por expresa disposició n del Protocolo el CMC, GMC y CCM tienen capacidad decisoria las disposiciones
que emiten constituyen normas jurídicas y por tanto son de obligatorio e imperativo cumplimiento.
Ademá s son de naturaleza gubernamental (representan a los gobiernos de los EP y de ellos las
instrucciones para los consensos y la adopció n de los diferentes actos normativos.
La Comisió n Parlamentaria Conjunta del MERCOSUR es el ó rgano que representa a los Parlamentos de los
Estados Partes, encargado principalmente de adoptar las medidas necesarias, en el á mbito de los Poderes
Legislativos, a fin de acelerar la incorporació n de la normativa MERCOSUR a los derechos nacionales y de
co ayudar en la tarea de la armonizació n de las legislaciones.
Se compone de hasta 16 parlamentarios de ambas cá maras en ejercicio, correspondiendo su designació n
a los respectivos legislativos de acuerdo a los procedimientos que cada uno de ellos regule al efecto.
El plazo del mandato no puede ser inferior a 2 añ os.
Se trata de un ó rgano de cará cter consultivo y deliberativo. Se reú ne en forma ordinaria como mínimo 2
veces por añ o y extraordinariamente, cuando exista una convocatoria especial suscripta por los 4
Presidentes de las Secciones Nacionales que la conforman
Los actos a través de los cuales se expresa son: DECLARACIONES, DISPISICIONES, RECOMENDACIONES y
DICTAMENES.
106
Tales actos podrá n versar sobre la conducció n del proceso de integració n, y la consecució n del MC
y ademá s sobre las normas que a su criterio deban ser dictadas por los ó rganos del MERCOSUR.
Las decisiones en el seno de la Comisió n será n adoptadas por consenso de las delegaciones de todos los
EP, aunque cada consenso individual en las SNs se obtendrá por votació n (mayoría) de sus integrantes.
Poderes y atribuciones
Sus atribuciones má s importantes son:
Acelerar los procedimientos del derecho interno a fin de lograr la rá pida entrada en vigor de las
normas MERCOSUR
Elaborar la Política legislativa de integració n
Llevar a cabo estudios para lograr la armonizació n de las legislaciones nacionales
Solicitar a los ó rganos del bloque informes sobre la marcha del proceso
En el á mbito internacional, concertar relaciones de cooperació n con Parlamentos nacionales de
terceros Estados y con entidades de otros procesos de integració n regional
Podrá crear subcomisiones integrada por un má ximo de hasta 4 legisladores/Estado)
Ademá s, la Comisió n se atribuyo la facultad de adoptar recaudos necesarios para facilitar la futura
instalació n del Parlamento del MERCOSUR.
Posee independencia y autonomía, lo cual se ve reflejado en la disposició n del Art 27 POP a través de la
cual se le otorga la competencia de adoptar su RI el que no queda sujeto a la aprobació n u homologació n
de ningú n otro ó rgano del MERCOSUR
El Parlamento del MERCOSUR Decisión CMC Nº 23/05 Protocolo Constitutivo del Parlamento
del MERCOSUR.
El Protocolo tiene como objeto constituir el Parlamento del MERCOSUR como ó rgano de representació n
de sus pueblos, independiente y autó nomo, que integrará la estructura
institucional del MERCOSUR.
Composició n
El Parlamento estará integrado por representantes electos por sufragio universal, directo y secreto, de
acuerdo con la legislació n interna de cada Estado Parte y las disposiciones del presente Protocolo.
Los miembros del Parlamento no estará n sujetos a mandato imperativo y actuará n con
independencia en el ejercicio de sus funciones.
Requisitos e incompatibilidades
Los candidatos a Parlamentarios deberá n cumplir con los requisitos exigibles para ser diputado nacional,
segú n el derecho del Estado Parte respectivo.
Será n aplicables, asimismo, las demá s incompatibilidades para ser legislador, establecidas en la
legislació n nacional del Estado Parte correspondiente.
107
Será un ó rgano unicameral y sus principios, competencias e integració n se rigen segú n lo dispuesto en
este Protocolo.
Propó sitos
Son propó sitos del Parlamento:
1. Representar a los pueblos del MERCOSUR, respetando su pluralidad ideoló gica y política.
2. Asumir la promoció n y defensa permanente de la democracia, la libertad y la paz.
3. Impulsar el desarrollo sustentable de la regió n con justicia social y respeto a la diversidad cultural de
sus poblaciones.
4. Garantizar la participació n de los actores de la sociedad civil en el proceso de integració n.
6. Contribuir a consolidar la integració n latinoamericana mediante la profundizació n y ampliació n del
MERCOSUR.
Principios
Son principios del Parlamento:
1. El pluralismo y la tolerancia
2. La transparencia de la informació n y de las decisiones
3. La cooperació n con los demá s ó rganos del MERCOSUR
4. El respeto de los derechos humanos
5. El repudio a todas las formas de discriminació n
6. La promoció n del patrimonio cultural
7. La equidad y la justicia
Competencias
El Parlamento tendrá las siguientes competencias:
Velar en el á mbito de su competencia por la observancia de las normas del MERCOSUR.
Velar por la preservació n del régimen democrá tico en los Estados Partes y en particular con el
Protocolo de Ushuaia
Elaborar y publicar anualmente un informe sobre la situació n de los derechos humanos en los
Estados Partes,
Invitar, por intermedio de la Presidencia Pro Tempore del CMC, a representantes de los ó rganos del
MERCOSUR, para informar y/o evaluar el desarrollo del proceso de
integració n,
Recibir, al finalizar cada semestre a la Presidencia Pro Tempore del MERCOSUR, para que presente
un informe sobre las actividades realizadas durante dicho período.
Realizar reuniones semestrales con el Foro Consultivo Econó mico-Social
Emitir declaraciones, recomendaciones e informes sobre cuestiones vinculadas al desarrollo del
proceso de integració n
Proponer proyectos de normas del MERCOSUR para su consideració n por el Consejo del Mercado
Comú n.
Fomentar el desarrollo de instrumentos de democracia representativa y participativa en el
MERCOSUR.
El Parlamento adoptará sus decisiones y actos por mayoría simple, absoluta, especial o calificada.
Para la mayoría simple se requerirá el voto de má s de la mitad de los Parlamentarios presentes.
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Para la mayoría absoluta se requerirá el voto de má s de la mitad del total de los miembros del
Parlamento.
Para la mayoría especial se requerirá el voto de los dos tercios del total de los miembros del
Parlamento, que incluya a su vez a Parlamentarios de todos los Estados Partes.
Para la mayoría calificada se requerirá el voto afirmativo de la mayoría absoluta de integrantes de la
representació n parlamentaria de cada Estado Parte.
El Parlamento establecerá en su Reglamento Interno las mayorías requeridas para la aprobació n de los
distintos asuntos.
Reuniones
Todas las reuniones del Parlamento y de sus Comisiones será n pú blicas, salvo aquéllas que sean
declaradas de cará cter reservado.
Deliberaciones
Las reuniones del Parlamento y de sus Comisiones podrá n iniciarse con la presencia de al menos un
tercio de sus miembros, en el que estén representados todos los Estados
Partes.
1. Dictá menes
2. Proyectos de normas
3. Anteproyectos de normas
4. Declaraciones
5. Recomendaciones
6. Informes
7. Disposiciones.
El Foro se reú ne en Plenario ordinariamente una vez cada 6 meses como mínimo y en forma
extraordinaria cada vez que ello sea necesario, bien por convocatoria de la SN Coordinadora, bien por
solicitud de al menos 2 SNs o bien por pedido de al menos 18 delegados en el Plenario.
Para el quó rum en las sesiones se exige una presencia minima doble, 3 SNs con una representació n
minina de un tercio de las organizaciones representadas en el Plenario o 15 delegados del Plenario. A su
vez, cada SN se entiende validamente representada cuando está n presentes dos organizaciones
acreditadas.
Este ó rgano se expide a través de RECOMENDACIONES, S/E, el RI habla también de las decisiones que
adopte el Plenario.
Ambos tipos de actos será n adoptados por consenso y con la presencia de todas las SNs
correspondientes.
Pero, se ha establecido que la ausencia de una SN al Pleno no será obstá culo para que las demá s
que estén presenten decidan sobre las cuestiones en torno a las cuales obtengan consenso. Estas
será n puestas en conocimiento de la SN ausente y se tendrá n por aprobadas si ésta ultima no
formulara por escrito objeciones totales o parciales en el termino de 30 días posteriores.
Atribuciones destacadas:
Emitir recomendaciones por iniciativa propia o ante la consulta del GMC o de los demá s ó rganos
del MERCOSUR
Seguir y analiza el impacto social y econó mico de las políticas del proceso de integració n
Proponer normas y políticas econó micas y sociales en asuntos vinculados al MERCOSUR
Conformar comisiones técnicas especializadas y grupos de trabajo
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Organizar reuniones del CMC, GMC y CCM
Comunicar regularmente a los EP acerca de las medidas adoptadas por cada Estado a fin de
internalizar las normas MERCOSUR
Confeccionar y presentar para la aprobació n por el GMC, el proyecto de presupuesto y un informe
final anual de sus actividades.
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