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A finales de los años 50, surgen dos tratados que buscan ampliar la cooperación de
los países a otros sectores económicos: el tratado constitutivo de la Comunidad
Económica Europea (CEE) y el tratado constitutivo de la Comunidad Europea de la
Energía Atómica (Euratom).
Así, tras hacer un recorrido por los primeros años, encontramos que, en
1957, coinciden tres comunidades europeas diferentes (la CEE, el Euratom y
la CECA), aunque contarán con instituciones comunes y otras duplicadas, que
será necesario unificar.
Los dos tratados de Roma entraron en vigor en 1958, año en el que tiene su
origen el Parlamento Europeo, institución que, en sus inicios, se denominaba
«Asamblea Común de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero». Habrá
que esperar hasta 1962 para que adopte su denominación actual.
En los días 17 y 28 de febrero de 1986, se firmó en Luxemburgo y La Haya el Acta Única Europea, que entró en
vigor el 1 de julio de 1987 y que tuvo como objetivo un amplio programa de seis años, hasta el 1 de enero de 1993.
Estaba destinada a erradicar las trabas impuestas a la libre circulación de mercancías a través de las fronteras de
la UE y da origen al mercado único.
Además, permitía ampliar los casos de voto por mayoría cualificada, reforzó el papel del Parlamento Europeo, y
amplió las competencias comunitarias (en particular, en los ámbitos económicos y monetarios) del
medioambiente y de la investigación, sin olvidar que oficializó la existencia del Consejo Europeo y consagró la
cooperación en política exterior.
Tratado de Maastricht
(1992-1995)
Los aspectos más destacados de este tratado son el asentamiento de las raíces
de la unión económica y monetaria, y los criterios para su utilización. Además,
constituye la base jurídica de nuevas políticas comunes de la Unión y refuerza
las competencias del Parlamento Europeo. Otro de los aspectos más
característicos es la introducción del concepto de ciudadanía de la Unión: se
considera como ciudadano a «toda persona que ostente la nacionalidad de un
Estado miembro», y se atribuye a este el derecho a la libre circulación y
residencia en los Estados miembros y a la participación en las elecciones
municipales del Estado en el que resida.
El Tratado de Maastricht será perfeccionado por el Tratado de Ámsterdam de 1997, que afrontaba
una reforma de las instituciones como consecuencia del Acuerdo de Schengen y los nuevos
Estados admitidos. Además, se imponía como objetivo crear un espacio de libertad, seguridad y
justicia común, y se abogaba por continuar desarrollando una economía común en la Unión.
Mientras se sucedían ambos tratados, se unen tres países más, en 1995: Austria, Finlandia y Suecia.
Tratado de Ámsterdam
(1997-1999)
El Tratado de Ámsterdam, firmado el 2 de octubre de 1997, supuso una modificación del TUE entrando en vigor
el 1 de mayo de 1999.
Este tratado establece por primera vez determinadas disposiciones que autorizan a una serie de Estados
miembros a recurrir a las instituciones comunes para que entablen una cooperación reforzada; también fortalece
los poderes del Parlamento, con la extensión del procedimiento de codecisión y de sus poderes de control, y
prevé la apertura de negociaciones para llevar a cabo las reformas institucionales necesarias con la perspectiva
de la ampliación (composición de la Comisión, del Parlamento y voto en el Consejo), con el objetivo de preservar
el carácter democrático y la eficacia de una estructura que contará con más de 20 miembros.
Los ciudadanos se preocupan por la protección del medioambiente y por la actuación conjunta en asuntos de
seguridad y defensa.
Tratado de Lisboa
(2007-actualidad)
La Unión Europea es, hoy en día, una de las organizaciones internacionales más
importantes del mundo. Desde sus inicios, ha crecido en influencia hasta
convertirse en una referencia mundial por haber conseguido un nivel de
integración entre los Estados miembros sin precedentes en el plano internacional.
Para llevar a cabo su labor, la Unión cuenta con un marco institucional compuesto
por siete instituciones: el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo, el Consejo
de la Unión Europea, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia de la Unión
Europea, el Banco Central Europeo y el Tribunal de Cuentas.
Estas instituciones se encuentran recogidas en el artículo 13 del TUE y tienen como finalidad la promoción de sus
valores, la persecución de sus objetivos y la defensa de los intereses de sus ciudadanos y los de los Estados
miembros. Además, deben garantizar la coherencia, eficacia y continuidad de sus políticas y acciones.
La Unión sigue aumentando sus competencias propias y la adhesión de países europeos hasta alcanzar la
práctica totalidad del continente. El mercado común en Europa es una realidad, así como el anhelo de eliminar
las trabas que suponían los aranceles y los obstáculos fronterizos, que ya forman parte del pasado. Igualmente,
el objetivo de fomentar la democracia, la libertad y el reconocimiento de los derechos humanos en Europa (otro
de los propósitos primordiales) puede considerarse plenamente cumplido, y, en este sentido, la Unión Europea
es un organismo de referencia a nivel mundial.
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