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europeísta había acabado, pero se reforzó. Surge la Unión Paneuropea (1922) con Kalergi,
demandando una unidad frente al comunismo, de corte conservador y cristiano.
Organización Europea de Cooperación Económica (OECE): Surgida tras el fin del Plan Marshall,
estaba compuesta por los países que disfrutaron de esta ayuda, cumpliendo los objetivos de
esta satisfactoriamente. Al concluir en 1951, se transforma en la OCDE como un club de países
industrializados, compuestos por dichos países más Japón, Estados Unidos y Canadá.
Congreso de la Haya: En 1948, tuvo lugar para debatir el tipo de integración que debería
tomar Europa, con el fin de atraer la atención de la opinión pública y abrir el período de los
llamados Congresos. Aquí saltó a la vista las dos corrientes de opinión respecto a la
integración: la federalista y la funcionalista. Federalista: cese de la soberanía de los estados a
favor de unas instituciones supranacionales, frente a unos funcionalistas que demandaban
coordinación entre los países pero sin pérdida de la soberanía. Los textos de este congreso
fueron elaborados por tres comisiones: la política de marcado carácter funcionalista, defendía
una asamblea constituida por delegados, una comisión económica que defendía la libre
circulación de bienes y personas y una comisión cultural con el Colegio Europeo.
El Benelux: su origen arranca en 1921 tras la guerra con la paridad de las monedas de Bélgica y
Luxemburgo. En el 32, se añade Holanda con una rebaja tarifaría del 50 por ciento. Como
consecuencia de la guerra mundial, todos estos países son invadidos por Alemania. En el exilio,
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en Londres, reafirman los compromisos antes señalados en 1943 a la que añaden una
convención montearía y en el 44 una aduanera. Todas estas medidas se ratifican en la
convención de la Haya en 1947, con el objetivo de una coordinación e integración económica y
tarifaria total que se hace realidad en 1970, casi 20 años antes que Schengen.
Organización del Tratado del Atlántico Norte: la demanda de auxilio por parte la OTB
desembocó en la Resolución 64 o Vandenberg que autorizaba la formación de alianzas
militares a nivel mundial contra los países comunistas, 1948. Consta de un Alto Mando en
Paris, siendo el primero de ellos el general Eisenhower.
La Declaración Schuman, 1950: Schuman, ministro de asuntos exteriores francés. Con este
manifiesto se da nacimiento a la CECA a partir del eje franco-germano, con el carbón y el acero
como eje principal. La CECA será regulada por una Alta Autoridad compuesta por nueve
miembros designados por los Estados miembros (Francia, Italia, los países del Benelux y
Alemania Occidental), una asamblea en Estrasburgo, un consejo de ministros y un Alto
Tribunal de Justicia.
La Comunidad Política Europea –CPE: su fracaso está íntimamente relacionado con el fracaso
de la CED. Monnet y Schuman querían ir más allá de la CECA con una opción aún más
federalista. Su feliz consecución hubiera supuesto el inicio de la Unión Europea. Un proyecto
de Europa Federal, bicameral (Cámara de los Pueblos y Senado), con un ejecutivo también
bicéfalo así como un Tribunal de Justicia. La crisis del CED y el rechazo de la Asamblea Nacional
Francesa la condujeron al fracaso.
Comunidad Económica Europea 1958: popularmente llamado Mercado Común. Tienen como
objetivo fundamental la creación de un mercado común compartido por los seis socios
mediante una unión aduanera, las cuatro libertades de circulación básicas, el derecho de
establecimiento y la coordinación monetaria a través de las tasas de cambio. Todo ello se
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establecería en etapas de cuatro años. En cuanto a las instituciones que lo forman son: El
Consejo de Ministros, La Comisión Europea (que equivalía a la alta Autoridad de la CECA), la
Asamblea Parlamentaria, Tribunal de Justicia en Luxemburgo, Banco Europeo de Inversiones y
el Comité Economico y Social.
Asociación Europea de Libre Comercio (AELC): el surgimiento de la CEE dejaba fuera de juego
al Reino Unido que no estaba dispuesto a los niveles de integración tan altos. Londres no podía
renunciar a los intercambios económicos con el continente que ascendían al 50% del total,
pero el ingreso en la CEE supondría un golpe mortal al sistema de tarifas preferentes con la
Commonwealth. Por ello, el canciller Mac Millán propuso en 1956 una zona de libre comercio
con Europa pero con la diferencia de que cada país negociase por su cuenta los acuerdos
comerciales con países terceros. La negativa de la CEE desembocó en la creación por parte del
Reino Unido de la AELC con los restantes miembros de la OECE. Quedó claro desde el principio
su inferioridad, no era un proyecto de integración económica ni vislumbraba una unión
política.
Convención de Yaundé -1963: surge del debate sobre como relacionarse con las colonias que
se habían independizado. Triunfó la opinión francesa y belga partidaria de mantener una
actitud proteccionista, aplicando la preferencia comunitaria a sus productos. Se confirmó esta
actitud en la conferencia de Yaundé con 11 colonias francesas, Nigeria y otros cuatro países
más.
Plan Fouchet 1: al contrario del fallido federalismo de la CPE, la unión de Estados se realizaría
en base al respeto de la personalidad de cada uno de los países. Los europeos tendrían una
doble nacionalidad. Se ideó una asociación funcionalista para coordinar las políticas comunes
las cuales no podían ser impuestas a los países contra su voluntad, a excepción de los temas de
defensa común asumida por la Unión de los 6.
Plan Fouchet 2: renunciaba a una política al margen de la OTAN y acepta la entrada del Reino
Unido, pero sigue siendo funcionalista. Además, defendía la igualdad de los EEUU y Europa en
la OTAN y subordina las tres comunidades económicas a la unión de Estados. Bélgica y Holanda
se niegan a suscribirlo por lo que tuvo que ser retirado.
Política Agraria Comunitaria (PAC): convertiría la comunidad en una zona de libre comercio
agrícola de más de 200 millones de consumidores. Sus objetivos eran el ajuste de los precios,
la mejora de la producción, el fomento de las exportaciones, etc. La comisión europea tenía el
poder de controlar los precios, el volumen y la composición de la producción. El informe
Mansholt estableció los tres principios básicos de esta política: la unidad del mercado agrario,
la preferencia comunitaria y la solidaridad financiera.
La crisis de la Silla Vacía -1967: el presidente de la CEE, Hallstein, presento la tarifa única para
el comercio de cereales y derivados. Presento además un ambicioso proyecto de financiación
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de la PAC. Esta contaría con recursos propios provenientes del presupuesto general. Ello
suponía una copiosa financiación que escaparía al control de los gobiernos. Este principio de
supranacionalidad fue considerado muy peligroso en Francia, donde casi un cuarto de la
población vivía del campo. El comisario francés abandonó su silla en la comisión y no volvió en
6 meses. Al final, se llegó al “Compromiso de Luxemburgo” en los cuales se establecieron que
las votaciones se aprobarían por unanimidad y se recortó el poder de la comisión frente al
consejo.
El veto francés al Reino Unido: para el gobierno francés de Gaulle el ingreso del Reino Unido
en el Mercado Común suponía una amenaza para la construcción europea, pues consideraba
que actuaba como agente al servicio de EEUU en Europa. Entre 1961 y 1962 Reino Unido así
como los restantes países de la AELC solicitaron formalmente la integración de las tres
comunidades. Las negociaciones se centraron en el abandono de la política de preferencia
imperial que vinculaba el comercio británico de la Commonwealth. Londres parecía dispuesto
a renunciar a él, pero exigía contrapartidas que desanimaron a los europeos. A ello se añadió
el rechazo a la política militar francesa que supuso el veto francés a su entrada.
La Cumbre de la Haya y el relanzamiento de las Comunidades: tras el mayo del 68, Gaulle
perdió el referéndum de reforma de las comunidades y dimitió del gobierno. Fue sustituido
por Pompidou, identificado con la Europa de las Patrias, funcionalista. En esta cumbre de la
Haya, se trabajaron tres objetivos: acabar, profundizar y ampliar. Acabar con el proceso
integrador de los países conformantes de la CEE, Profundizar en la unión aduanera y la unión
económica y monetaria así como ampliar los países componentes gracias a la retirada del veto
francés.
El Plan Barre: buscaba una política monetaria que minimizase las fluctuaciones del mercado
interior y diese a la CEE solvencia financiera. Por ello, destacan las cuatro propuestas sobre los
cuatro aspectos fundamentales como son la coordinación entre los gobiernos para la
planificación económica, armonización de futuras tasas de crecimiento económico, facilitar el
crédito a medio plazo a los estados con dificultades en la balanza de pagos y creación de un
fondo comunitario para la concesión de créditos a corto plazo. Surgen dos concepciones
económicas enfrentadas; la postura de los monetaristas que defienden la rápida instalación de
cambios fijos dentro de la CEE para desarticular la especulación y acelerar el proceso de unión
económica y los economicistas críticos ante la intervención gubernamental sobre bienes y que
proponía la equiparación de precios y salarios y la armonización de políticas fiscales.
Plan Schiller: de marcado carácter economista, pretendía una rápida y rigurosa estabilización
económica y una lenta unión monetaria. Tendría cuatro etapas: coordinar políticas económicas
de los Estados, coordinación de políticas monetarias de los Bancos Centrales, limitación de las
fluctuaciones monetarias y por último la moneda común.
El Segundo Plan Barre: de marcado carácter monetarista, presentado en 1970, defendía una
unión monetaria con una rápida concertación de las tasas de cambio hasta llegar a la moneda
única y una segunda vía ante una armonización fiscal. El consejo de ministros aceptó el
segundo Plan Barre como una propuesta de máximos.
Plan Werner: sería una especie de conciliación entre ambos puntos de vista. Defendía la
moneda única pero a la largo plazo. Planteaba un escenario en el que las monedas tuviesen
una limitada convertibilidad exterior pero misma convertibilidad interior.
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La Cooperación Política Europea: a la vez que se empezaba a estudiar la unión económica y
monetaria, se revisaron los mecanismos de cooperación política de los “seis” por estar
limitados a las relaciones de la CEE. El Primer Informe Davingnon establecía una seríe de
orientaciones para las relaciones con el exterior, a través de una comprensión mutua de los
problemas de política exterior de cada país así como el refuerzo de la solidaridad, favoreciendo
los puntos de vista en común, la concertación de las actitudes y acciones comunes. Fijaba
cuatro mecanismos de coordinación: una reunión semestral de los ministros de asuntos
exteriores, un comité político vinculado al consejo de ministros, un comité de altos
funcionarios de las comunidades y una comisión política del parlamento europeo.
El Segundo Informe Davingnon – 1973: se fijaba la consulta con los demás países antes de
establecer una postura propia. Esta medida era necesaria, ya que cada vez la CEE era más
fuerte pese a carecer de unidad política.
La Primera Ampliación: la cumbre de la Haya de 1969, dio vía libre a la admisión de nuevos
miembros procedentes de la AELC. La gran apuesta era la candidatura de Reino Unido, que
sostenía unas condiciones y excepciones en su fuera actividad comunitaria, además de una
parte de la sociedad que no se encontraba implicada en la aventura europea. La firma del
tratado de ampliación tuvo lugar en 1972. Parecía haber nacido la Europa de los 10 pero el
fracaso de la votación popular en Noruega a raíz de la política pesquera la dejo en la de los 9.
El Consejo Europeo- 1974: a partir de este año, las cumbres de jefes de estado, carecerían de
cobertura institucional y se convertirían en Consejo Europeo, el órgano fundamental para
cooperación política europea. La presidencia sería rotatoria por países, cada seis meses y el
presidente en activo, el anterior y el siguiente, formaría un comité permanente del consejo, la
troika comunitaria. De este modo, el Consejo Europeo, prevalido el poder político de sus
integrantes, despoja a la comisión Europea y el Consejo de Ministros, reforzando los
mecanismos confederales en el seno de la CEE.
El informe Tindemans: se trata de un proyecto que busca idear una autentica Unión Europea,
en diez años, y cerrar la etapa funcionalista. El Parlamento y la Comisión Europea ampliarían
sus competencias monetarias, energéticas, educativas, de defensa y de política de desarrollo
regional. Se establece también los FEDER en 1975, con la finalidad de desarrollar las regiones
más desfavorecidas, financiando proyectos de infraestructuras t desarrollo local para mejorar
los servicios públicos y crear empleo.
El Sistema Monetario Europeo (SME): la serpiente monetaria que había salvado la crisis en
1973, era un mero parche, aunque se logró una cierta estabilidad monetaria, no había servido
para detener las fluctuaciones. En 1975 nueve economistas críticos hicieron el manifiesto del
Día de Todos los Santos. Proponían utilizar la experiencia del banco de inversiones para
construir una moneda común. El SME se construyó en torno a tres ejes: la unidad de cuenta
ECU, el mecanismo de tipos de cambio para garantizar los márgenes de fluctuación de
monedas y la libre circulación de capitales.
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La Reforma del Parlamento Europeo: tras la integración de los países del ALEC, era necesaria
hacer una ampliación del parlamento, que sirvió como excusa para reformarlo. La intención
era alcanzar un procedimiento electoral uniforme (PEU) para crear un sistema justo e
igualitario. Con el informe Patijn se proponían 355 escaños. Los eurodiputados no se dividirían
por países, sino por ideologías.
La ampliación por el Sur: tras proclamar la republica griega, su presidente Daramalis reanudó
el proceso de concertación aduanera con la CEE y solicitó formalmente la adhesión en 1975. La
comisión europea estudió el caso y mostro reticencias debido al bajo PIB del país heleno y
exigió a este un largo período de adaptación económica y social. A favor de Atenas jugaba el
interés de Francia y Alemania Occidental por establecer un eje meridional, que desembocó en
su admisión en 1981. Tras el restablecimiento de las democracias en España y Portugal, fueron
también admitidas en 1986.
La Crisis del Cheque Británico: el mercado común atravesaba ciertas dificultades. Tras el
conservadurismo gaullista, le sucedió el neoliberalismo de Thatcher, que reforzó la presión
para que se rebajara la contribución que el Reino Unido aportaba a la CEE. Con exigencia de
“quiero que me devuelvan mi dinero”, Thatcher abrió un debate, la crisis del cheque británico.
Con el informe Thorn proponían una reforma del gasto comunitario y reorganización de la
PAC. Hasta el 84 no se llevó un acuerdo los fondos para pagar procederían de los beneficiarios
de las ayudas de la PAC a fin de que no los pagasen los alemanes que ya eran los mayores
contribuyentes.
El camino de España a la adhesión: tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, España no fue
tratada como un país enemigo, aunque quedo fuera de todas las organizaciones
internacionales por su colaboración con el régimen Nazi. Dentro del régimen, había dos
familias políticas, los católicos y los tecnócratas: los católicos buscaban puntos de convergencia
con la democracia cristiana, mientras que los tecnócratas buscaban la modernización social y
una paulatina liberalización económica que abriera mercados exteriores. Estos últimos
entraron en el gobierno en 1957, dando inicio a un duro Plan de Estabilización que preparo las
estructuras económicas del país para un desarrollo acelerado. A comienzos de los 70, Franco
era partidario de un acercamiento a la estructura comercial de la CEE. Elevo a grado de Misión
Diplomática ante las comunidades al rango de Embajada y designo para el puesto a Alberto
Ullastres. Este acercamiento se consumó con un acuerdo comercial preferente de carácter
general, negociado en dos fases. Preveía para la primera fase una rebaja del 60% en la
importación hacia España y un 25% desde España. Formalmente, España solo logró ante la CEE
el mismo estatus que Marruecos, Túnez e Israel. La crisis del petróleo del año 1973 y el
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fusilamiento de cinco terrorista reactivo la doctrina del Parlamento Europeo sobre el
aislamiento de las dictaduras. Tras la muerte de Franco y la ley del 76 para la reforma de la
política, se legalizaron todos los partidos. Se eligió como representante a Marcelino Oreja
como representante ante la CEE. Defendió, no más acuerdos comerciales, sino la integración
como miembro en pleno derecho. La delegación española tuvo un gran trabajo para convencer
a una Francia que encontraba en España un duro competidor, asi como a establecer medidas
para equiparar la economía y estructuras españolas a las europeas. Al final en 1986, España
accede como un país más al CEE.
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