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Tema 1.

- El proceso de integración europea

1.- Origen y proceso de creación de las Comunidades Europeas


Para entender el proceso de creación de las Comunidades europeas, se ha de realizar un análisis histórico y
económico de las diferentes etapas que han conformado el actual mapa político económico europeo. Para
ello vamos a analizar cronológicamente los hechos más importantes que se han producido en el continente
europeo después de la 2ª Guerra Mundial.

a) La década de los años 50: La creación de las Comunidades Europeas

Podemos iniciar el estudio de lo que es hoy la Unión Europea (UE) con la celebración con participación de los
países europeos del Congreso de La Haya de 1948, en el cual se articularon ambiciosas propuestas, pero
también se hicieron patente los dos enfoques teóricos diferentes sobre el futuro de las relaciones entre los
estados europeos occidentales:
a) De un lado, liderados por Reino Unido, estaban los que impulsaban relaciones de cooperación
intergubernamental permanentes entre los estados que no afectaran significativamente a la
soberanía de los participantes.
b) Del otro, liderados por el denominado eje francobelga, los partidarios de la cesión de soberanía de
los estados, que plantearon la convocatoria de una asamblea constituyente europea.

La creación del Consejo Europa, organización internacional (OI) de cooperación interestatal con fines
generales-salvo los de carácter militar o de seguridad- que aún pervive en nuestros días y cuyo Estatuto se
firmó en Londres el 5 de mayo de 1949, respondía al modelo europeísta intergubernamental auspiciado por
R.Unido.
Esta OI tenía unos objetivos de tipo legislativo y político que no se correspondían con las necesidades
inmediatas del entorno europeo.

Esta situación provocó que un grupo de Estados decidieran realizar la denominada Declaración del 9 de
mayo de 1950, a través de la cual el Ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Robert Schuman, anunció a la
opinión pública internacional el pacto entre franceses y alemanes para poner en común la producción del
carbón y del acero bajo una autoridad supranacional. Se materializó con la creación de la Comunidad
Europea del Carbón y del Acero (CECA) en 1951, que respondía más a las ideas federalistas sobre la unión de
Europa.
Se trataba por tanto de construir Europa paso a paso, quedando este objetivo plasmado en el discurso
histórico de Schuman, que se conoce como Declaración Schuman que inspiró esta idea:

“Europa no se hará de golpe, ni en una construcción de conjunto, se hará por medio de realizaciones
concretas, creando una solidaridad de hecho”.
Esta Declaración supuso la puesta en marcha de un proceso que concluiría con la unificación económica y
política de Europa.

Como se mencionó anteriormente, del desarrollo de aquella Declaración nació la primera Comunidad
Europea, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), según el Tratado firmado en París el 18 de
abril de 1951 en el que participaron seis países de la europea occidental: Francia, Alemania, Italia, Bélgica,
Países Bajos y Luxemburgo (Tratado de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero-TCECA-).

La CECA se constituyó definitivamente con la entrada en vigor del TCECA, el 23 de septiembre de 1952, y
Jean Monnet fue nombrado primer presidente de la Alta Autoridad de la organización, órgano equiparable a
la actual Comisión Europea. No debemos preterir que la participación de la República Federal de Alemania y
de Francia proporcionaba a este paso de un valor altamente simbólico: la voluntad de avanzar rápidamente
en la reconciliación política de una Europa que sólo hacia seis años que había dejado atrás una guerra cruel.

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Bajo el modelo de aquel Tratado y tras superarse algunas dificultades se firmarían los Tratados de Roma de
25 de marzo que establecían la Comunidad Económica Europea o Mercado Común (CEE), y la Comunidad
Europea de la Energía Atómica (EURATOM).

Desde entonces hasta la actualidad, la evolución del proceso de construcción europeo ha respondido, de
manera esquemática, al equilibrio cambiante entre las dos visiones presentes desde un primer momento en
el impulso de la integración europea: una corriente de tipo federalista y otra más tradicional de carácter
soberanista.

Desde un prisma histórico, el proceso de integración europea, ha tenido, fundamentalmente, cinco ejes de
evolución hasta el presente: la ampliación continuada de los estados participantes en el proceso de
integración, el incremento progresivo de las materias sometidas a cooperación por parte de los estados
participantes, la unificación progresiva de su marco institucional y la expansión de su estructura orgánica, la
extensión de los ámbitos de acción normativa regidos mediante la regla de decisión por mayoría y la
democratización gradual de su funcionamiento político.

b) La década de los años 60: La crisis política de las Comunidades Europeas

El éxito del Mercado Común animó al Reino Unido a solicitar su adhesión a esta OI, sin embargo, por dos
veces consecutivas el General De Gaulle vetaría la entrada de Gran Bretaña en la organización europea, lo
que llevó a este país a unirse con otros países europeos (Austria, Dinamarca, Noruega, Portugal, Suecia y
Suiza) para crear la AELC
(Asociación Europea del Libre Comercio), también conocida como EFTA, el 4 de enero de 1960 por el
Convenio de Estocolmo, organización internacional de carácter económico que hacía la competencia a las
Comunidades Europeas.

La postura del General De Gaulle, defensora del modelo clásico de cooperación intergubernamental,
consagrada en la denominada “Europa de las Patrias”, provocó la crisis de las Comunidades Europeas, al
vetar Francia su funcionamiento por los problemas generados por los desacuerdos en la financiación de la
Política Agrícola Común (PAC) y las votaciones por unanimidad. Esto provocó el abandono de los
representantes franceses de las instituciones europeas provocando la denominada “Crisis de la silla vacía” y
la paralización de las decisiones para las que se requería la unanimidad.

La crisis originada a mediados de 1965 se prolongó durante dos meses y finalmente se produjo el
denominada Compromiso de Luxemburgo en enero de 1966, tras el cual se mantendría el Principio de
unanimidad cuando los Gobiernos entendieran que sus intereses vitales estuvieran en juego, pasándose al
sistema de mayoría simple o cualificada para el resto de las materias.
Por otra parte, el 8 de abril de 1965 se firmó el Tratado de Fusión de los Ejecutivos de las Comunidades
Europeas, que entró en vigor en 1967, y que sirvió para racionalizar las funciones de un ejecutivo europeo
único en lugar de la dispersión de las instituciones en cada una de las Comunidades Europeas (CECA, CEE y
EURATOM).

La crisis suscitada por las inflexibles posiciones francesas finalizaron con la dimisión del General De Gaulle y
la entrada de Georges Pompidou, quien puso en marcha la Cumbre de La Haya de 1969 en la que se
reunieron los Jefes de Estado o de Gobierno de los países parte de las Comunidades Europeas, definiendo las
tres grandes líneas de avance de esta organización:

- La ampliación de las Comunidades Europeas.


- La consolidación del Mercado Común
- La puesta en marcha de nuevas iniciativas entre las que destacaba la Unión Económica y
Monetaria.

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c) La década de los años 70: El relanzamiento de las Comunidades y la Cooperación Política

Con estos nuevos objetivos los Estados de las Comunidades Europeas aprobaron el 22 de marzo de 1971 el
Plan Werner destinado a conseguir la Unión Económica y Monetaria. Sin embargo, este proyecto fracasó por
la gran crisis que se produjo en estos años por la caída de la libra esterlina y del dólar, así como por la crisis
del petróleo.

En 1971 igualmente se celebró la Cumbre de La Haya en la que se decidió la incorporación de Gran Bretaña,
Dinamarca e Irlanda a las Comunidades Europeas naciendo oficialmente la denominada “Europa de los
nueve” el 1 de enero de 1973.
Así mismo la Cumbre de La Haya abrió el procedimiento de consultas regulares en materia de política
exterior por el cual cada Estado se comprometía a no fijar definitivamente su posición en relaciones
exteriores, sin haber consultado a los demás, naciendo así el germen de la futura Cooperación Política.

La práctica de la celebración de las denominadas “Cumbres” o reuniones de Jefes de Estado o de Gobierno


en el seno de las Comunidades Europeas, dieron lugar a la creación de una nueva institución (que no se
consolidaría hasta 1986) denominada Consejo Europeo, cuya primera reunión se celebró en 1975 con una
periodicidad bianual (cada 6 meses), y que ha sido durante todos estos años el gran instrumento para el
impulso y el desarrollo de los proyectos de Unión Europea.

Es en 1975 cuando surge en Europa otra Organización Internacional paralela a las Comunidades Europeas, es
la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación Europea) nacida en la Conferencia de Helsinki con la
finalidad de crear una nueva dimensión geopolítica y un marco paneuropeo de seguridad.

En 1976 el Informe Tindemans (Leo Tindemans era el primer ministro belga), establecía el reforzamiento de
las instituciones comunitarias, así como dos nuevos avances:

- El nacimiento del Sistema Monetario Europeo que entró en vigor el 13 de enero de 1979
poniendo en marcha la creación de una “cesta” de monedas nacionales denominado ECU
(Unidad de Cuenta Europea).
- La elección del Parlamento por sufragio universal directo que permitió la celebración de las
primeras elecciones europeas en junio de 1979 eligiéndose 410 miembros de la Asamblea
Europea.

d) La década de los años 80: El camino hacia la Unión Europea.

La década de los años 80 inicia un periodo de grandes cambios mundiales que van a tener repercusión en la
configuración del espacio europeo:
- El reconocimiento del Sindicato Solidaridad en Polonia supuso la apertura de una brecha en la
compacta Europa del Este.
- Estados Unidos implanta una línea dura con una política económica neoliberal y una iniciativa de
defensa estratégica denominada “Guerra de las estrellas”.
- La URSS inicia una política de reestructuración del sistema y de apertura hacia el exterior que
culmina con la disolución de la URSS.

Dentro de las Comunidades Europeas Grecia ingresa en 1980 dentro de la organización constituyéndose la
“Europa de los diez”, haciéndola en 1986 España y Portugal pasando a ser la “Europa de los doce”.
Mientras tanto, el más ambicioso de todos los proyectos de creación de una Unión política, el llamado
Proyecto de Tratado “Spinelli” de Unión Europea era adoptado por el Parlamento Europeo el 14 de enero
de 1984.

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En él se presentaba un cuadro institucional único y reconocía al Parlamento Europeo un poder de codecisión
en materia legislativa y presupuestaria. Esto no dejó de ser un proyecto que debido a la presión por los
cambios y reformas dio lugar a la apertura de una Conferencia intergubernamental en septiembre de 1985,
bajo la idea de modificar los Tratados, llegándose a la elaboración del Acta Única Europea (AUE) que entró
en vigor en febrero de 1986.

El AUE supuso la primera reforma importante de los Tratados constitutivos de las Comunidades Europeas
destacando entre otros:
- La institucionalización del Consejo Europeo.
- La extensión del uso de la mayoría cualificada sobre la unanimidad.
- El establecimiento del procedimiento de cooperación entre el Parlamento Europeo y el Consejo.
- La creación del Mercado Interior en contraposición a Mercado Común
- La creación del Titulo III de Cooperación en Política Exterior.

Como se puede observar el AUE supuso finalmente la toma en consideración de una serie de medidas que se
venían solicitando desde los años 60.

La década de los años 80 terminó con la caída del Muro de Berlín la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989,
lo que presagiaba el desarrollo de una ampliación de las Comunidades Europeas con los países del Este. Se
inició así una política exterior de Acuerdos comerciales con estos países, mientras que Alemania Oriental se
integraba en las Comunidades Europeas tras el Tratado de Unificación de Alemania el 31 de agosto de 1990
por el cual se reestablecía la unidad alemana.

d) La década de los años 90: Los Tratados de la Unión Europea

Los Consejos Europeos de los primeros años de la década de los años 90 apelaban al proceso de
democratización política y al cambio económico de los países de Europa del Este, al tiempo que la OSCE
creaba en la “Carta de París para una nueva Europa” firmada en noviembre de 1990 por 34 jefes de Estado y
de Gobierno, el fin de la confrontación y división de Europa.

En esta etapa de avance adquiere plena madurez el Convenio de Schengen de 1985, reforzado en 1990 con
la participación de diversos países europeos, que tenía como objetivo suprimir cualquier clase de control
sobre las fronteras, estableciendo una estrecha colaboración en el campo de la seguridad jurídica, en el de la
inmigración y en el de la armonización de las legislaciones.
Al tiempo que continuaba el proceso hacia la Unión Económica y Monetaria, cuya primera etapa del total de
tres comenzó el 1 de julio de 1990, los Consejos Europeos pusieron en marcha dos Conferencias
Intergubernamentales en 1991, una para la Unión Política y otra para la Unión Económica y Monetaria que
tuvieron como resultado el nacimiento de un nuevo Tratado comunitario, el Tratado de la Unión Europea
(TUE) firmado en Maastricht el 7 de febrero de 1992, y en el que se delimitaban junto al pilar comunitario,
dos pilares intergubernamentales: La Política Exterior y de Seguridad Común ( PESC) y la Política de Justicia e
Interior ( JAI), al tiempo que se desarrollaban ampliamente las competencias y políticas de la Unión Europea
y se ponía en marcha el procedimiento de codecisión legislativa entre el Parlamento y el Consejo. El Tratado
entró en vigor el 1 de noviembre de 1993 sustituyéndose la denominación de las Comunidades Europeas por
el de la Unión Europea.

En 1994 se incorporaron como nuevos miembros Austria, Suecia y Finlandia instaurándose así la “Europa de
los Quince”.

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De nuevo, en este avance imparable, la necesidad de afrontar las reformas institucionales dio lugar a la
convocatoria de la Conferencia Intergubernamental de 1996, se puso en marcha el Tratado de Ámsterdam,
que entró en vigor en 1999 en el que se articulaba un espacio de libertad, seguridad y justicia que hizo que
gran parte de la materia del Tercer Pilar (JAI) se comunitarizara, reforzándose por otro lado el poder
legislativo del Parlamento Europeo.

El Tratado de Ámsterdam fue recibido con grandes críticas ya que no dio soluciones a las reformas
institucionales necesarias para una nueva ampliación masiva de países del este.
Finalmente se produce la génesis de la Carta de Derechos Fundamentales, cuya elaboración se acordó en el
Consejo Europeo de julio de 1999.

e) Los comienzos de la primera década del siglo XXI: Hacia la Unidad de Europa. La Constitución
Europea

A pesar de que la Carta de Estambul aprobada en 1999 en el seno de la OSCE ofrecía para Europa el inicio de
un siglo XXI implantado en un área libre, democrática, integrada y más capacitada para vivir en paz,
prosperidad y seguridad, la realidad es que nos enfrentamos a un periodo de luces y sombras.

La elección de Vladimir Putin como Presidente de la Federación de Rusia permitía entrever la distensión
internacional acompañado de un proceso de colaboración y entendimiento, en el que la Unión Europea
apoyaría las reformas emprendidas por el Gobierno ruso y la puesta en marcha de un Estado moderno y
democrático en Rusia. Todo ello suponía una amplia cooperación en materias económicas, energéticas, de
seguridad nuclear y de justicia e interior.

Los conflictos con la Europa suroriental también se podían considerar cerrados con la creación de programas
de cooperación y ayuda comunitaria firmados bajos los objetivos de implantación de la democracia,
reconciliación y cooperación regional.

Así mismo Europa reforzaba sus relaciones con el eje asiático en encuentros con Japón y China reforzando la
colaboración en los ámbitos económicos, políticos y comerciales.
Lo que no se esperaba era la irrupción del terrorismo internacional que con los atentados del 11-S y del 11-
M obligaban al establecimiento de un proceso firme de acción contra la nueva amenaza del mundo.

Dentro de la Unión Europea se firmó un nuevo Tratado en 2001, el Tratado de Niza, que incluyó la
modificación de las instituciones para permitir la ampliación de la Unión. Sin embargo, sus escasos
resultados muy técnicos y limitados, generaron una reflexión sobre la necesidad de cambiar el modelo de
realización de la reforma de los Tratados, realizando un salto cualitativo en la construcción de la Unión
Europea.

Por otra parte, y previo al Consejo de Niza, se aprobaba el 7 de diciembre de 2000 la Carta de Derechos
Fundamentales, en la que se proclamaba un compendio de valores y principios del ciudadano europeo cuya
incardinación en los Tratados se resolverá con el Tratado de Lisboa

El 1 de enero de 2002 se producía la histórica entrada en vigor de la moneda única europea, el Euro, puesta
en circulación en 12 de los países miembros de la UE (salvo en Reino Unido, Dinamarca y
Suecia).Actualmente ,de los países que conforman la UE, hay ocho estados miembros cuya moneda no es el
euro: Bulgaria, Croacia, Chequia, Dinamarca, Hungría, Polonia, Rumania y Suecia.
En el año 2004 se produjo la nueva ampliación europea con la adhesión de 10 nuevos Estados: Polonia,
Hungría, Chequia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Chipre y Malta, configurándose la
“Europa de los veinticinco”.

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En el año 2007 se produjo incorporación con Rumania y Bulgaria, creándose la “Europa de los veintisiete”.
En el año 2013 (1 de julio) Croacia se convirtió en el miembro 28 de la Unión Europea.

Estas tres últimas fases de ampliación tienen un gran significado histórico-político. Los nuevos miembros
(Chequia, Hungría, Polonia, Bulgaria, etc) se quedaron, tras la Segunda Guerra Mundial, al margen del
modelo económico y político liberal impulsado en la Europa occidental bajo la influencia de Estados Unidos.
La adhesión de estos estados a la UE cicatriza el corte que marcó la anterior división de Europa en dos
bloques ideológicamente enfrentados (democracia liberal vs comunismo) desde finales de los años 40 del
siglo pasado.

El gran salto legislativo se debía producir con la aprobación por todos los Estados de un nuevo Tratado, que
sustituiría a todos los demás y que supondría la culminación política europea. Se trataba del Tratado
constitucional de la Unión Europea llamado Constitución Europea, firmado en Roma el 29 de octubre de
2004 que sin embargo no llegó a ver la luz antes las negativas en los referéndums de Francia y Holanda.

Como reacción al fracaso de la Constitución y siendo conscientes que Europa no puede pararse, el 13 de
diciembre de 2007 se firmó el Tratado de Lisboa que entró en vigor el 1 de diciembre de 2009 tras ser
ratificado por cada uno de los Estados miembros (el último país en aceptar el texto fue la república checa
que tuvo que superar una consulta en el Tribunal constitucional). Este nuevo texto constitucional mantiene
los Principios democráticos y el carácter vinculante de la Carta de Derechos Humanos, si bien las reformas
introducidas se refieren a la alusión a la palabra “Constitución” en su texto, y la eliminación de los símbolos
de la UE (bandera, himno y divisa), así como en una remodelación de las instituciones para adaptarlas a la
nueva Europa ampliada.

2.- Objetivos y funciones


La evolución de los objetivos y funciones de la Comunidad Europea (CE) se produce tanto en los aspectos
económicos como en los políticos, si bien a pesar de que los objetivos políticos estuvieron presentes en los
orígenes de las Comunidades Europeas, los Tratados Constitutivos anteriores al AUE sólo reflejaban los
objetivos económicos. Ha sido la práctica de la Comunidad y de sus Estados Miembros (EEMM) los que han
dado lugar a la incorporación de los aspectos políticos en los Tratados, especialmente a partir del AUE y del
Tratado de la UE de 1992

a) La integración económica

Los objetivos económicos de la Comunidad Europea se incorporaron en el artº 2 del Tratado CEE preveyendo
dos vías para su consolidación:
- El establecimiento de un mercado común, entendiendo como tal el tratamiento de la producción y de los
intercambios de bienes y servicios que existen en la Comunidad como si se tratara de un mercado nacional.
- El progresivo acercamiento de las políticas económicas de los EEMM.

Para poner en práctica dichos objetivos, el Tratado CEE previó una serie de medidas tales como:
- El establecimiento de las libertades comunitarias: Libre circulación de mercancías, libre
circulación de trabajadores, libertad de establecimiento y libre circulación de capitales.
- El establecimiento de políticas comunes: La política agrícola común (PAC) y la política común de
transportes.
- La implantación de una serie de medidas complementarias junto con las políticas económicas de
los EEMM: Normas sobre competencia, política comercial común y política social.

Estos objetivos evolucionaron en las diferentes reformas de los Tratados constitutivos, así por ejemplo en el
AUE se cambió el concepto de “Mercado Común” a “Mercado Interior” lo que supuso la creación de un
espacio sin fronteras interiores de tipo físico, técnico y fiscal.

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Por otro lado, supuso la creación de nuevas acciones comunitarias como por ejemplo: la investigación, el
desarrollo tecnológico, el medio ambiente y la política regional. Así mismo se avanzó en las políticas ya
implantadas con anterioridad como por ejemplo en política económica y monetaria y en política social.

El TUE (1992) dio un paso más y avanzó desde el “Mercado Interior” al establecimiento de una “Unión
Económica y Monetaria”, ampliando también el listado de materias comunitarias en el ámbito de la
industria, la energía, la protección de la salud, los consumidores y la política de cooperación al desarrollo.

En resumen: la Unión Europea persigue “promover el progreso económico y social, y un acto nivel de
empleo y conseguir un desarrollo equilibrado y sostenible” a través de:

- Un espacio sin fronteras interiores.


- El fortalecimiento de la cohesión económica y social.
- El establecimiento de la unión económica y monetaria.

b) Unión política

Los objetivos políticos de la CE se manifestaron en 1968 en el momento de realizarse la unión aduanera, si


bien no fue desarrollado por las instituciones comunitarias.

Lo más próximo a la realización política fueron las reuniones periódicas de los jefes de Estado y de Gobierno
de los EEMM que comenzaron en 1969 y culminarían años más tarde en el denominado Consejo Europeo
recogido en el AUE. Así mismo este texto recogió el mecanismo de la Cooperación Política Europea.

Ahora bien, donde se produce el gran avance en los objetivos políticos fue con el TUE en 1992 ya que este
texto consagró la unidad política de Europa a través de:

- La creación de la ciudadanía europea


- La reforma de las instituciones comunitarias buscando un funcionamiento democrático
- La intensificación de la cooperación política entre los Estados miembros (PESC)
- La cooperación en materia de Justicia y los Asuntos de Interior (JAI)

En resumen: los objetivos políticos que persigue la UE son:

- El reforzamiento de la protección de los derechos de los nacionales de los Estados


miembros.
- La creación de una ciudadanía europea.
- La reafirmación de la identidad europea mediante el desarrollo de la PESC.
- La cooperación de los EEMM en el ámbito JAI.

c) Objetivos jurídicos

Aunque no aparecen explícitamente recogidos en el texto de los Tratados, la Unión tiene como objetivo
jurídico mantener y alimentar el acervo comunitario, esto es, el derecho comunitario europeo, su
jurisprudencia y los actos y prácticas llevadas a cabo en el ámbito comunitario.

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3.- Ampliación de la Unión Europea
La ampliación de la CE se ha desarrollado en varias etapas uniéndose a los EEMM originarios (Alemania,
Francia, Italia, Luxemburgo, Bélgica y Países Bajos) otros países europeos.

La primera adhesión se produjo en 1973 por parte del Reino Unido, Dinamarca e Irlanda. Posteriormente lo
hizo Grecia en 1981, y España y Portugal en 1986, quedando así reforzado el flanco Sur de la Comunidad. Los
progresos en el proceso de construcción europea llevaron a la incorporación en 1995 de tres nuevos Estados
que fueron Austria, Finlandia y Suecia.

Los acontecimientos históricos, acelerados por la caída del muro de Berlín, hicieron que en el Consejo
Europeo de Copenhague de junio de 1993 se aprobara la admisión de os países asociados de la Europa
Central y Oriental, si bien se establecieron tres criterios que fueron el político, el económico y el jurídico
(admisión del acervo comunitario) que los países candidatos debían cumplir antes de la adhesión. Como
resultado de este proceso la UE llevó a cabo en 2004 la ampliación más importante de toda su historia con la
incorporación de diez nuevos Estados: República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia, los Estados bálticos
Estonia, Letonia, Lituania), una de las Repúblicas de la antigua Yugoslavia (Eslovenia) y dos países
mediterráneos (Chipre y Malta). Esta macro incorporación fue complementada con la entrada de Rumanía y
Bulgaria en 2007.El resultado del nuevo mapa europeo ha supuesto la intensificación de la cooperación
transfronteriza y regional, especialmente con Rusia.

Entre los países que actualmente son candidatos a la adhesión a la Unión Europea encontramos a: Albania,
República de Macedonia del Norte, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Serbia y Turquía, país éste que es
miembro de la OTAN y del Consejo de Europa, y además tiene un acuerdo de asociación con la CE desde
1964, y Kosovo.

El caso de Turquía es bastante paradójico ya que disfruta de la condición de país candidato desde la reunión
del Consejo Europeo de Helsinki de 1999. En octubre de 2005 se iniciaron las negociaciones para su adhesión
aunque su reciente crisis constitucional en dos etapas, primero fue la fracasada asonada militar de julio de
2016 y luego la purga institucional ordenada por el Presidente Erdogan, con el objetivo de seguir la
tendencia política en curso al autoritarismo e islamización del país. Estas políticas tienen su reflejo en la
supresión de maestros públicos de orientación laica y sustitución por otros más ideologizados, cierra masivo
de medios de comunicación críticos, persecución de opositores, reestructuración del ejército para hacerlo
más afín a su figura, creación de una guardia pretoriana, eliminación de la división de poderes con el cese de
centenares de jueces, bloqueo y control de las redes sociales, etc. Todo lo descrito anteriormente alejan
indefinidamente su entrada la UE.

Macedonia cuenta con la condición de candidato desde diciembre de 2005. La Comisión Europea recomendó
por primera vez iniciar las negociaciones de adhesión con la República de Macedonia del Norte en octubre
de 2009. En 2015 y 2016, la recomendación se condicionó a la aplicación continuada del Acuerdo de Pržino y
a avances sustanciales en la aplicación de las «prioridades de reforma urgentes».

En junio de 2018, el Consejo adoptó unas Conclusiones en las que acordó responder positivamente a los
avances realizados por la República de Macedonia del Norte y marcar la senda para la apertura de
negociaciones de adhesión en junio de 2019, en función de los avances realizados en determinados ámbitos
clave, como la reforma judicial, la reforma de los servicios de inteligencia y de seguridad y la reforma de la
administración pública.

El 24 de marzo de 2020, los ministros de Asuntos Europeos dieron su acuerdo político al inicio de las
negociaciones de adhesión con Albania (candidata desde 2014) y la República de Macedonia del Norte. El
25 de marzo se adoptaron formalmente, por procedimiento escrito, las Conclusiones sobre la ampliación y el

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Proceso de Estabilización y Asociación. El 26 de marzo de 2020, los miembros del Consejo Europeo
refrendaron las Conclusiones.

Montenegro fue reconocido oficialmente como candidato en diciembre de 2010, cuatro años después de su
declaración de independencia.

En marzo de 2012, Serbia obtuvo la consideración de país candidato y en 2014 empezaron las negociaciones.

Vemos como la UE está inmersa en un nuevo capítulo de ampliaciones en la zona de los Balcanes
occidentales, segura de que los países citados tienen vocación y capacidad de convertirse en miembros de la
unión, una vez cumplidas las transformaciones requeridas.

4.- Requisitos, procedimiento e instrumentos de adhesión a la Unión Europea


Al “selecto club” de la UE se entra si se cumplen unos requisitos predeterminados y a través de un
procedimiento establecido en el art.49 TUE. Todos estos aspectos aclaran cuestiones jurídicas y políticas
muy significativas sobre la naturaleza de la construcción europea.

a) Requisitos

La UE es una Organización Internacional (OI) de integración económica entendiendo como tal la asociación
voluntaria de Estados, establecida por acuerdo internacional, dotada de órganos permanentes, propios e
independientes y con voluntad jurídica propia.

Para poder pertenecer a esta OI es necesario cumplir con una serie de requisitos que actualmente están en
el artº 49-1 del TUE:
Artículo 49-1
“Cualquier Estado europeo que respete los valores mencionados en el artículo 2 y se comprometa a
promoverlos podrá solicitar el ingreso como miembro en la Unión. …”

El primero de los requisitos previstos implica el reconocimiento de la condición de Estado, para lo cual hay
que estar a lo que establece el Derecho Internacional Público, es decir, la existencia de un ente dotado de:
población, territorio, gobierno y soberanía.

El segundo requisito es que ha de tratarse de un Estado europeo, lo que no queda cubierto con el criterio
geográficos, sino que también hay que tener en cuenta factores históricos y culturales.

Finalmente se impone el requisito de respetar y promover los valores señalados en el art.2 TUE de respeto
de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, estado de derecho y respeto a los derechos humanos
y las libertades fundamentales, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a las minorías.

Esta formalidad refleja la ideología política básica con que tienen que acatar los que quieran entrar a formar
parte de la UE. La Unión quiere ser un polo de atracción para todos los países europeos que opten por la
democracia y el respeto de los derechos humanos fundamentales, como marco indispensable para el
ejercicio de los poderes públicos.

A los tres requisitos explicitados en el art. 49 TUE han de añadirse otros que se encuentran implícitos y que
se han ido implantado por la práctica de la UE. En gran medida, su interpretación y desarrollo (del art.49)
apareció reflejado en los llamados Criterios de Copenhague, aprobados por el Consejo Europeo en 1993, con
el fin de conducir las futuras adhesiones de los Países de la Europa Central y Oriental (PECO).

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Los Criterios de Copenhaguen son:

a) Políticos. El candidato tiene que dotar de estabilidad a sus instituciones democráticas, para que sean
capaces de garantizar el respeto a los derechos humanos fundamentales y la protección de los
derechos de las minorías. Esta regla es capital para que el Consejo decida el inicio de negociaciones
con un país candidato y puede dar lugar a la paralización si está en curso.

b) Económicos. El candidato tiene que mostrar una capacidad real de funcionamiento como economía
de mercado. Por lo que es necesario que éste cumpla con un grado aceptable de convergencia
económica, de un nivel de desarrollo apto, y tiene que disfrutar de un marco financiero y monetario
saludable que le permita asumir la presión que la libre competencia ejercerá al entrar en el mercado
único europeo.

c) Jurídicos o técnicos. El candidato ha de tener la capacidad de asumir las obligaciones derivadas de


ser miembro de la Unión y ratificar los objetivos políticos, económicos y monetarios. En 1995, el
Consejo Europeo celebrado en Madrid indicó además que el nuevo estado miembro debe tener un
marco jurídico y unas estructuras administrativas y judiciales que le permita aplicar y cumplir
adecuadamente el conjunto del acervo normativo, administrativo y económico de la UE.

b) El procedimiento de adhesión

El procedimiento de adhesión está igualmente previsto en el artº 49 del TUE a través de un cauce de
naturaleza institucional (participan las instituciones) y convencional
(intervienen los EEMM a través de la firma de un Tratado). Las fases del proceso son:

a) Se inicia con la petición de ingreso del estado dirigida al Consejo, que se comunica al Parlamento
Europeo y a los Parlamentos nacionales.
b) Con un dictamen previo no vinculante de la Comisión y previa aprobación del Parlamento Europeo
por mayoría de los miembros que lo conforman, el Consejo valora la solicitud y decide por
unanimidad el inicio de las negociaciones sobre las condiciones de admisión.
c) Las negociaciones, por parte de la UE, son llevadas a cabo por la Comisión, que deberá respetar el
mandato de negociación adoptado por el Consejo. Para ordenar las negociaciones, éstas se
desarrollan en capítulos temáticos. La Comisión deberá informar al Consejo y al Parlamento
Europeo sobre el transcurso de las negociaciones a través de informes de seguimiento.
d) Los resultados de la negociación, una vez cerrados todos los capítulos del acervo, se incorporan al
proyecto de Tratado de adhesión, que aprueba el Consejo por unanimidad, tras preguntar a la
Comisión y conseguir el dictamen conforme del Parlamento Europeo.
e) En último lugar, los representantes de los Estados miembros y el estado candidato firman el Tratado
de adhesión, que a continuación se somete a la ratificación de todos los estados contratantes, de
acuerdo con sus respectivas normas constitucionales.

La reflexión que podemos hacernos tras analizar el procedimiento de adhesión es que el futuro de la Unión
depende de la voluntad política de todos los Estados miembros-menos importante resulta la del candidato,
una vez decide solicitar su adhesión-y que está fuertemente sometido a los avatares políticos nacionales e
internacionales visto el alargamiento en el tiempo de todo el proceso negociador. El estado europeo que no
es miembro tiene que querer serlo. Las instituciones de la UE han de valorar la capacidad real de serlo y
también la conveniencia política para la Unión. Asimismo, todos los miembros individualmente, del primero
al último, deben querer que forme parte de la Unión dado que la ampliación queda sometida a la ratificación
final por parte de todos y cada uno de ellos, en el último tramo del trámite.

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c) Los instrumentos en los que se formaliza la adhesión son:
- El Tratado de adhesión
- El Acta de adhesión relativa a las condiciones de la adhesión.
- Las adaptaciones de los Tratados.

1) El Tratado de adhesión es el instrumento en el cual figura el compromiso de incorporación a la UE.


En él figuran los textos de los Tratados constitutivos y la firma de los países miembros aceptando su
incorporación.

2) El Acta de Adhesión contiene los Principios que rige la adhesión del nuevo Estado, la recepción del
acervo comunitario, las reglas de aplicación temporal y espacial del Derecho comunitario.

3) La adaptación de los Tratados incluye la adaptación de los Tratados constitutivos y de los actos de las
instituciones comunitarias, así como las derogaciones o suspensiones temporales necesarias para
que la adhesión se realice de forma progresiva.

Por lo tanto, se puede afirmar que los instrumentos de adhesión redefinen cuestiones institucionales,
teniendo en cuenta la participación del nuevo miembro. Pero también, en términos más coloquiales,
establece un “calendario de aterrizaje” suave del nuevo miembro a la UE, que protege de manera ponderada
los intereses de los miembros antiguos y del recién llegado. Para todas las ampliaciones se establece un
calendario que gradualmente conduce al final del período transitorio a la aplicación plena del derecho de la
Unión Europea (libertades, PAC, medio ambiente, etc.) para el nuevo miembro.

d) El estatus de Estado miembro

Ser miembro de la UE supone una serie de derechos y obligaciones como miembros de una OI
intergubernamental. Esto supone que los Estados son los sujetos de esta Organización, y por tanto son los
que dirigen el proceso de integración europea, conservan la iniciativa para la reforma de los Tratados y
ratifican en base a su derecho interno los acuerdos relativos a las nuevas ampliaciones.

Entre los derechos y obligaciones de los miembros de la UE destaca:

1.- El respeto a la identidad nacional de sus EEMM; recogida en el artº 6 del TUE. Esto significa que los
sujetos de la UE son los Estados por lo que no existe el concepto jurídico de “pueblo europeo”. Así mismo la
UE contribuirá a poner de relieve el patrimonio cultural común, pero lo hará promoviendo las culturas de los
Estados miembros, y respetando su diversidad nacional y regional. No obstante, la identidad nacional tiene
como límite político la existencia de un régimen democrático y el respeto de los derechos humanos.

2.- Del respeto de la identidad nacional surge el Principio de autonomía institucional y procedimental según
el cual, la aplicación del Derecho Comunitario y de la UE por parte de los Estados, se hace de acuerdo con la
estructura, procedimientos y competencias propios de sus ordenamientos nacionales. No obstante, este
Principio se encuentra limitado por los principios de primacía y efecto directo del Derecho comunitario, ya
que la aplicación del Derecho nacional no debe afectar al alcance ni a la eficacia del Derecho comunitario.

3.- Los EEMM así mismo, participan de la estructura institucional ya que el poder de decisión se ha atribuido
con carácter general al Consejo que es la institución intergubernamental por excelencia. Así mismo los
EEMM son sujetos privilegiados en los recursos que se presentan ante el TJCE.

4.- Como contraparte a estos derechos que tienen los EEMM, la UE tiene poder disciplinario por lo que está
habilitada para imponer sanciones a los EEMM en caso de incumplimiento de las obligaciones como
miembros de dicha OI.

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El contenido de las sanciones puede ser la suspensión de determinados derechos (por ejemplo, la
suspensión del derecho de voto del representante del Gobierno en cuestión), si bien las obligaciones como
EEMM continuarán vigentes; o el pago de una multa coercitiva. No se contempla la expulsión que sería la
sanción extrema.

5.- Los EEMM tienen también una serie de obligaciones que se pueden resumir en un deber de lealtad
comunitaria por el cual los EEMM tienen el deber de cumplir las obligaciones derivadas de su pertenencia a
esta OI según establezcan en cada caso las disposiciones de los Tratados o las reglas que se deriven del
sistema general. (Ejemplo: los EEMM deben dar todo tipo de información a la Comisión para que ésta pueda
cumplir con su deber de control del Derecho comunitario).

5. RETIRADA DE LA UNIÓN EUROPEA


Hasta la entrada en vigor del Tratado de Lisboa no existía ninguna normativa que reconociese expresamente
el derecho a desvincularse de esta asociación. El art.50 del Tratado regula el procedimiento que se seguirá
en el caso de que cualquier estado miembro manifieste al Consejo Europeo su voluntad de dejar de formar
parte de la organización. Con esta nueva disposición se acaba con una laguna existente desde el principio del
proceso de construcción europea sobre como se debería proceder ante la retirada de un miembro. Cuando
se produzca esta circunstancia, la UE deberá negociar un acuerdo con el Estado en cuestión en el que se
regulará no sólo las condiciones de la retirada, sino también las futuras relaciones entre ambas partes. La
retirada será efectiva, salvo pacto en contrario alcanzado por unanimidad, cuando entre en vigor el acuerdo
o en su defecto a los dos años de la notificación de dicha retirada al Consejo Europeo.
La retirada supone la pérdida definitiva de la condición de miembro, por lo que el propio art.50 TUE
establece que si este Estado solicita la entrada a la UE se deberá seguir de nuevo el procedimiento de
adhesión previsto en el art.49 del mismo tratado. De esta forma se pretende evitar situaciones de “ida y
vuelta” más propias del oportunismo político que de una decisión ponderada las consecuencias que tiene
para un estado su pertenencia o no a la UE.

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