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Los cambios de la adolescencia no son solo físicos. Es más, los de mayor relevancia y notoriedad son
los psíquicos. Entre ellos, se encuentra la crisis de identidad. En esta etapa, el joven se da cuenta
de que tiene opciones, por lo que puede y necesita elegir las que prefiera.
El foco de atención del adolescente pasa de ser sus padres, su familia y el hogar, para centrarse en
sus amigos, en sus ideales y en sus causas. Por esta razón es que los adolescentes modifican su
apariencia física, ya que su estilo es parte de la identidad que comienzan a buscar. A su vez,
surgen nuevas conductas, tales como hacerse vegano, convertirse en voluntario de un refugio o formar
parte de un grupo, tal como una tribu urbana.
La crisis de identidad es un proceso necesario para que el adolescente comience a encontrar su
lugar en el mundo, para que desarrolle su vocación, para que afiance sus convicciones y para que se
conozca a si mismo.
El desafío más grande de los padres o de las personas a cargo del adolescente, es lograr que, al virar
su confianza de ellos a otras personas, el joven comience a confiar en sí mismo por sobre todas las
cosas.
Etapas del desarrollo de la identidad según James Marcia
Con el propósito de arrojar luz sobre el proceso de desarrollo de la identidad, el psicólogo James
Marcia ha estudiado las etapas por las que debe pasar la personalidad para conformarse y las ha
dividido en las siguientes cuatro:
-Identidad difusa: es cuando la persona no ha evaluado sus opciones aún, por lo que la crisis de
personalidad no ha tenido lugar. Se responde de forma positiva ante la autoridad y los planes a
los que la persona responde pertenecen a los que le son impuestos desde afuera. Es decir, no
persigue causas en las que cree, sino que se ocupa de las que le dicen que debe seguir. Al ser
altamente dependientes, sus niveles de ansiedad son bajos.
-Moratoria: cuando el adolescente evalúa sus opciones y comienza a perseguir aquellas en las que
cree, comienza a transitar por esta etapa de la personalidad. La crisis se hace presente de forma
contundente, por lo que el joven comienza a abrazar causas hasta el momento desconocidas o
ignoradas por él. El razonamiento se vuelve moral y el desarrollo del yo se desencadena.
-Identidad de logro: es el momento en el que la crisis merma para dejar las consecuencias a su paso.
El adolescente ha logrado elegir entre sus opciones y ahora actúa en función del control interno regido
por sus propias convicciones. Ha logrado la seguridad en sí mismo y su autoestima no se ve vulnerada
por opiniones externas. Es capaz de expresar sus desacuerdos de manera constructiva y
colabora con su entorno.
-Confusión de la identidad: después de haberse percatado de que tenía opciones, el adolescente
puede evaluarlas o no. Ya sea que lo haya hecho o que las haya ignorado, esta es la etapa resultante
de no haberse comprometido. Es decir, después de la moratoria, el joven puede derivar en identidad
de logro o en confusión de la identidad. Si esta última es su opción, el resultado es una personalidad
carente de compromiso y superficial. Opta por no cooperar con nadie y, por ende, resulta cayendo
en la exclusión y en la soledad.
Tener adolescentes a cargo es un desafío que no todos pueden superar.
Estatus de identidad
James Marcia, establece diferentes estatus de identidad en función de los resultados de un estudio
llevado a cabo en 1996.
El estudio se desarrolló, mediante entrevistas a adolescentes en las que se les preguntaba acerca de
las decisiones y compromisos que chicos y chicas habían adoptado en su vida vocacional e ideológica.
Identidad difusa: se refiere a los adolescentes que no han adoptado ningún compromiso firme en
relación con el aspecto vocacional e ideológico y no tienen expectativas de adoptarlas en el futuro.
Algunos de los adolescentes que se identifican en este grupo han adquirido compromiso en el pasado
pero han desistido de llevarlos a cabo. Podemos decir que este estatus de identidad se caracteriza por
la falta o ausencia de compromiso y de búsqueda de alternativas. Algunos de los comportamientos
que suelen mostrar los adolescentes inmersos en este estatus son la indiferencia y tomárselo todo a
la ligera.
Identidad hipotecada: son los adolescentes que han realizado un compromiso vocacional o
ideológico sin haberse detenido en las alternativas o posibilidades. Seguramente se hayan dejado
influenciar por los valores o creencias de otras personas como por ejemplo, “voy a hacer medicina
porque mi madre es médico”.
Identidad en moratoria: hace referencia a chicos y chicas que están buscando y experimentando
alternativas sin haber llegado a tomar ninguna decisión. Es lo que podríamos denominar como crisis
de identidad.
Identidad lograda: es la línea de meta. Después de un proceso de búsqueda, chicos y chicas han
llegado a adquirir un compromiso firme tras atravesar una crisis o estado de moratoria.
Los estatus los podríamos dividir en dos grupos: “activos y maduros”, formados por los estatus de
logro de identidad y moratoria, asociado normalmente a individuos con características positivas como
altos niveles de autoestima, autonomía y razonamientos moral, mientras que la identidad hipotecada
y difusa formarían parte del grupo de “pasivos e inmaduros” asociado a características más negativas
como bajo niveles de autonomía y razonamiento moral y mayor grado de convencionalidad y
conformismo.
A continuación expondremos un cuadro resumen de los estatus de identidad presentados por Marcia.
La familia, la religión y la cultura son las abstracciones que influyen con más fuerza en la
construcción de la identidad.
¿Qué tipo de abstracciones Consideras que influyen con más fuerza en la construcción de la
identidad?
La familia es la primera abstracción a la que se enfrenta una persona. Los padres y otros miembros
de la familia proporcionan el primer modelo de cómo debe comportarse una persona en el mundo. La
familia también es responsable de la educación y el entrenamiento de una persona en las normas y
valores que rigen su cultura.
La religión es otra abstracción que tiene un gran impacto en la identidad de una persona.
La religión proporciona un conjunto de creencias y prácticas que guían al individuo en su vida. La
religión también puede proporcionar un sentido de comunidad y pertenencia a un grupo más grande.