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DOCTRINA Excepciones Procesales en el Juicio Abreviado

Por Diego Germán Jaskowsky


Sumario: 1. Introducción - 2. Efectos en la contestación de la demanda -
3. Efectos en lo referente a la Prueba - 4. Las excepciones en particular -
4.1. Incompetencia - 4.2. Falta de Personalidad Legal o de Personería -
4.3. Litispendencia - 4.4. Defecto Legal - 4.5. Arraigo - 5. Conclusiones.
1. Introducción
Como en toda cuestión procesal, el legislador debe buscar siempre el equilibrio,
adaptado a la situación en particular, entre,
eficiencia y eficacia. Carecería de sentido que para cuestiones que versan sobre montos
pequeños establecer procedimientos
extremadamente complejos y onerosos, pero de qué nos serviría un procedimiento
breve y económico que sea injusto, que
no permita a las partes hacer valer sus derechos, y que la solución al conflicto se
encuentre recién en una segunda instancia
aumentando aún más los costos y los tiempos que se habrían invertido en un
procedimiento ordinario.

En la legislación cordobesa, existe en este tipo de juicio una acumulación de actos


procesales que se da al contestar la
demanda, en la cual se deben oponer excepciones, y a su vez, se debe contestar en lo
referente a las cuestiones de fondo,
para ser resueltas todas estas cuestiones al momento de dictar sentencia. Teóricamente
esta acumulación, fue prevista por
el legislador para que las cuestiones de menor importancia económica tengan una
solución más rápida, menos gravosa, y
eviten un mayor desgaste jurisdiccional.

A continuación, analizaremos como esta disposición resulta un verdadero despropósito


en relación a los fines perseguidos
por el legislador al establecer este procedimiento especial.

2. Efectos en la contestación de la demanda

Consecuencia natural de lo expuesto será que la parte demandada, al contestar la


demanda deberá prever que recién
conocerá la decisión judicial acerca de las excepciones que haya propuesto luego de
que la cuestión de fondo haya sido
resuelta, por lo tanto, la parte demandada, al momento de contestar la demanda, debe
oponer excepciones, y a su vez, para
el caso que las mismas no sean fructíferas, las defensas que considere necesarias en lo
que a la cuestión de fondo se
refiera.

Que en la contestación de la demanda se deban prever ambas cuestiones no sería el


mayor problema, a pesar que
demandaría un mayor desgaste por parte del letrado que patrocine al demandado. Un
problema más grave se nos presenta
cuando nos damos cuenta que dicho escrito contendría una contradicción interna, ya
que al expresar en el mismo que se
contempla la posibilidad de que las excepciones opuestas no logren su cometido, se
quitaría fortaleza a las mismas. Ya que
se darían indicios de que ni siquiera la parte que opone las excepciones está convencida
de la procedencia de las mismas,
entonces su derecho de legítima defensa será violado, ya que estará obligada a confesar
en su contra.

3. Efectos en lo referente a la Prueba

La cuestión más importante se produce al crearse la necesidad de prueba tanto de los


hechos (y no hablamos solamente de
los controvertidos) que surjan de la oposición de excepciones como los que surjan de la
cuestión de fondo, y llegamos una
situación en la cual en que un proceso en el cual el tribunal considere que la excepción
deba ser aceptada se deberá haber
producido innecesariamente toda la prueba de la cuestión de fondo, prueba que deberá
ser producida nuevamente en un
nuevo proceso en el cual se subsanen los defectos del primero. Entonces habremos
tenido un proceso que habrá consumido
tiempo, habrá devengado costas, y habrá demandado un desgaste jurisdiccional, sin
ningún sentido, cuando la cuestión se
podría haber solucionado ab initio. Todo esto hace imposible que un proceso que busca
ser rápido y económico logre sus
fines, ya que será muy eficiente al lograr una sentencia rápida, pero no tendrá eficacia
para lograr una decisión que ponga un
fin al conflicto.

4. Las excepciones en particular

4.1. Incompetencia

Entendemos por competencia “la capacidad o aptitud que la ley reconoce a un juez o
tribunal para ejercer sus funciones con
respecto a una determinada categoría de asuntos o durante una determinada etapa del
proceso”[1]. Esta aptitud la tendrá un
tribunal o no de acuerdo a diversas variables, entre ellas, la materia, el grado, y el
territorio. Las dos primeras, en nuestra
legislación son improrrogables (art. 1 C.P.C.C.), el juez, “deberá inhibirse de oficio, sin
más trámites”, reza el citado artículo.
En cambio, la competencia territorial, puede ser prorrogada por acuerdo de partes,
acuerdo que puede ser expreso o tácito,
el acuerdo tácito existirá cuando la parte actora inicie una demanda ante un juez
incompetente por razón del territorio, y la
demandada no oponga la excepción de incompetencia.

Nos encontramos con que en el juicio abreviado, como en todos la demanda podrá ser
interpuesta ante un tribunal
incompetente por razón del territorio, el cual la admitirá. Teniendo en cuenta lo dicho
en el párrafo anterior, podemos entender
que esta interposición es una propuesta a la parte demandada para tramitar la causa
ante ese juzgado, la cual podrá
aceptarla o rechazarla si es que tiene motivos fundados; este acuerdo o este rechazo
que se da ab initio, y permite a las
partes conocen cual será el campo de juego, sin embargo, la parte demandada, por un
lado, como habíamos dicho requerirá
motivos fundados para rechazarlos, y por otro lado, la parte actora requerirá también
motivos fundados para insistir en esta
propuesta. Luego de que cada parte esgrima sus argumentos, necesitaremos que dichos
argumentos sean comprobados, y
luego de esta comprobación según nuestro C.P.C.C. el juzgador evaluará los
argumentos y las pruebas y llegará a una
conclusión. Dicha conclusión, nos dará una clara primera y esencial regla de juego, y
es el lugar en que las partes discutirán
acerca de sus pretensiones. Difícilmente podemos imaginarnos cualquier
enfrentamiento, duelo o disputa, de cualquier
aspecto de nuestras vidas, en el cual los adversarios conozcan cuál será el lugar del
mismo una vez que el mismo ha
finalizado. Sin embargo, nuestro legislador, al sancionar el art. 183 del C.P.C.C. de
Córdoba si pudo, y reguló un
procedimiento en el cual las partes no conocen con certeza cual será la sede del
enfrentamiento hasta que el mismo haya
concluido; deberán contestar a la demanda, formular reconvención, contestar a la
misma, ofrecer pruebas (en la contestación
de la demanda, aspecto sumamente inconveniente que no trataremos por no ser objeto
de esta ponencia), diligenciar la
misma, y demás trámites y diligencias que requiera el proceso, con todos los
inconvenientes y consumo de tiempo y de
recursos que traerá como consecuencia que la causa sea tramitada en un juzgado
incompetente que tal vez esté ubicado a
grandes distancias de las partes, etc. Todo esto, sin ningún sentido, mientras es violado
abiertamente el derecho de legítima
defensa y debido proceso de las partes, ya que nos encontraremos con un
procedimiento completamente tramitado ante un
juez que puede resultar incompetente.
Por otra parte, la doctrina ha dicho[2] que ante el improbable caso que un juez que sea
incompetente por alguna de las
razones improrrogables (materia y grado) , es por medio de esta excepción que las
partes deberán solicitarle al mismo que
se aparte de la causa, el cual, resolverá recién al dictar sentencia. Imaginemos por un
momento a la situación que se podría
llegar. ¡Tendríamos, por ejemplo, a un juez del fuero de familia interviniendo en una
cuestión de facturas impagas! Es una
situación calificable cuando menos de absurda.

Finalizando la exposición de los motivos por los cuales considero que la excepción de
incompetencia debe ser resuelta como
corresponde, previamente, remarco que es violatorio del derecho de debido proceso y
totalmente inconstitucional que las
partes no conozcan desde el comienzo con claridad dos de las principales reglas de
juego: El lugar en donde se realizará y
la persona que lo arbitrará.

4.2. Falta de Personalidad Legal o de Personería

Prevista por el inc. 2° del art. 184 del C.P.C.C. esta excepción contempla en realidad
dos situaciones distintas, en primer
lugar la falta de capacidad legal por parte de la persona que intenta actuar por si misma,
y en segundo lugar la insuficiencia
del poder que se ha otorgado al representante que pretende hacer valer los derechos de
otro en juicio.

Tanto una como otra de las situaciones mencionadas son subsanables, prevé el art. 188
en su inc. 3° que el juez,
interpuesta la excepción, y firme la resolución que la declara procedente, la parte actora
podrá subsanarlo en el plazo de
quince días bajo pena de desistimiento con costas.

En este caso, al posponer la resolución de la misma a la sentencia, nos encontraremos


con un procedimiento que será
tramitado también por completo, en el cual las partes tendrán que probar sus todas
afirmaciones cuando en realidad, quien
demandaba, o quien era demandado no será en realidad quien se creía que era, o habrá
obrado sin capacidad realizando
actos nulos. Es un proceso a ciegas, no se sabe con certeza si se demanda contra la
persona correcta, ni el demandado
sabrá si quien lo demanda es quien tiene legitimación para hacerlo. Sin embargo, el
proceso, de igual manera se habrá
tramitado, qué se habrá logrado, devengar costas y desgastar y saturar el aparato
jurisdiccional.
La falta de resolución previa acerca de la procedencia o no de esta excepción, es
totalmente contraria al sentido común. Nos
encontraremos con un proceso en el cual se habrá arribado a una sentencia una semana
antes, sin embargo, nos
encontraremos también que esa sentencia, que concluye un proceso, que ha durado
mucho más que unas semanas nos dirá
que todo lo hecho fue en vano. ¿Qué necesidad hubo de haber tramitado la cuestión
completa? ¿No habría sido un
procedimiento mucho más rápido el que hubiera sido abortado antes de la traba de la
litis? ¿No sería mucho más eficiente un
proceso que se haya demorado algunos días más, pero que sea totalmente válido? Cabe
en definitiva decir, que,
inconcebiblemente, las partes, en este procedimiento, deberán recorrer todo el camino
que lleva a la jurisdicción, para así
saber si estaban en condiciones de comenzarlo.

4.3. Litispendencia

Es otra de las excepciones dilatorias previstas por el ya citado art. 184. Esta excepción
procede cuando, al decir de
Palacio[3], se dan los siguientes requisitos; a) Existencia de triple identidad; b) Que el
primer proceso se tramite ante otro
tribunal competente (o el mismo).

Esta excepción, tiene dos fines principales, por un lado, evitar sentencias
contradictorias por parte de los tribunales, y por
otro lado, evitar que para una misma cuestión se esté tramitando dos causas distintas,
ocasionando así un doble desgaste
jurisdiccional (que recordemos, es uno de los fines del juicio abreviado). No se
entiende entonces porqué el legislador ha
privado de este excelente dispositivo al juicio en cuestión. Qué utilidad puede brindar
que esta excepción sea resuelta al final
del proceso, si de todos modos, ya será demasiado tarde, la causa ya se habrá tramitado
por completo.

Considero que esta excepción tiene un carácter innegable de dilatoria, y es actuando


como tal la única manera en que será
útil, caso contrario será un elemento que caerá en desuetudo por su esterilidad.

Concluyendo entonces con el análisis de las consecuencias que trae para el proceso que
esta excepción sea resuelta en la
sentencia decimos que el legislador debe saber que la única manera de que esta
excepción cumpla con su fin es que sea
resuelta con anterioridad a la tramitación del proceso.

4.4. Defecto Legal


Según Alvarado Velloso[4], el proceso es una “serie lógica y consecuencial de
instancias bilaterales conectadas entre sí por
la autoridad...”, por lo tanto, de la lectura de esta definición surge que un requisito para
que una serie de actos sea un
proceso es que la misma sea lógica y consecuencial. Para el autor citado, para que un
proceso tenga estas características,
debe inevitablemente contar con estas cuatro fases: Afirmación, Negación,
Confirmación y Evaluación. No podemos concebir
la una sin la otra, la eliminación de cualquiera, haría ilógica esta serie. Siguiendo con la
exposición, ejemplificamos diciendo
que no podríamos negar algo que no haya sido afirmado, no podríamos confirmar algo
que no ha sido controvertido, y no
podíamos evaluar la verdad de una afirmación o negación si dichas no han sido
probadas.

Teniendo en cuenta lo dicho, examinaremos la excepción que nos concierne en este


momento: Defecto Legal. Esta
excepción tiene aplicación por cuanto una demanda no contiene los requisitos
establecidos por ley (art. 175 C.P.C.C.) o no
es lo suficientemente clara o precisa. Una demanda que no cumpla con lo dicho,
impediría una correcta defensa, entonces
no podemos obligar a alguien que se defienda de lo que no conoce, o no puede
interpretar claramente, caso contrario,
estaríamos violando su derecho de legítima defensa, que es exactamente lo que ocurre
en el Juicio Abreviado Civil de la
Provincia de Córdoba.

Nos encontramos entonces con que una persona que ha sido demandada, deberá
participar de un procedimiento que ha sido
iniciado con una demanda que no tiene un significado claro, de que se podrá defender
si tiene los ojos vendados, qué podrá
probar, si no sabe hacia donde tiene que ir. No hay forma de saberlo, sin embargo, se
deberá negar lo que no se conoce. La
afirmación que nombrábamos como la primera fase del proceso, a la cual calificamos
como imprescindible para la logicidad
de un proceso, se ve desdibujada, y depende el nivel de incumplimiento que presente la
demanda nos acercaremos a la
inexistencia de la misma. Por lo tanto, si la primera fase está debilitada, todas las
posteriores lo estarán, entonces
tendremos un proceso debilitado, por lo tanto una justicia debilitada, e ineficiente, y
personalmente, considero que no fueron
estos los objetivos del legislador.

Por lo expuesto es que considero que esta norma es abiertamente violatoria del derecho
a la legítima defensa y al debido
proceso al no permitir al demandado saber de qué defenderse, y al hacerle participar de
un proceso ilógico que no
cumplimenta con lo requerido para que lo podamos calificar como “debido proceso”.

Cerrando el tema remarco que una vez más, nos encontramos con que el juez luego de
un proceso de las características que
he mencionado supra podrá resolver acerca de la procedencia de la excepción en uno y
otro sentido, si la declara inadmisible
será porque así lo considerará, pero si la considera admisible, nos daremos con que
todo el trayecto recorrido y todos los
recursos invertidos para llegar a la sentencia habrán sido en vano. Por lo tanto,
considero que si esta cuestión fuera resuelta
con anticipación a la tramitación de la causa, llegaríamos a una verdadera solución del
conflicto que podrá fin al mismo de
manera eficiente y sin invertir mucho más tiempo que el que se hubiera invertido en un
proceso en el cual la excepción no
haya sido interpuesta, con la posibilidad de que la excepción sea interpuesta
correctamente, el juez haga lugar a la misma, y
se subsanen defectos, o que no sea así y se tenga al actor por desistido y la causa
finalice.

4.5. Arraigo

La excepción de arraigo, que a pesar de estar excluida de la enumeración del art. 184
del C.P.C.C., es también una
excepción dilatoria. La misma tiene por finalidad que un demandante sin domicilio en
la República que interpone una
emanda garantice que pagará las costas que emerjan de la causa a su cargo.

Si analizamos cual es el fin de una garantía nos damos con que justamente es prever un
acontecimiento desfavorable en el
futuro, evitando que se propaguen sus consecuencias dañosas. Teniendo en cuenta lo
dicho, nos damos cuenta que una
garantía, para ser tal, debe preceder al hecho dañoso. Ahora supongamos que se
interpone esta excepción en un juicio, y la
misma se resuelve recién en la sentencia haciendo lugar el juez a la misma. Hasta ese
entonces se habrán devengado
costas, las cuales no habrán sido garantizadas, si en este estado del juicio el actor
desistiera de su acción, nos
encontraremos que ya es demasiado tarde para exigirle garantías, a estas alturas
corresponde directamente una ejecución.

Entonces, considero que si la finalidad de esta excepción es hacer que el demandante


garantice sus eventuales
obligaciones, esta garantía, debe exigírsele de forma previa, para que así, la misma,
tenga algún sentido.

5. Conclusiones
Luego de este breve análisis, nos encontramos con que las mencionadas excepciones
dilatorias tienen el carácter de tal,
porque es parte de su naturaleza, no tiene ningún sentido que las mismas sean resueltas
en la sentencia, ya que dicha
solución sólo tendrá efectos positivos en lo referente al tiempo del proceso en el caso
que la excepción sea rechazada, sin
embargo, por más que la misma sea rechazada, se habrán violado garantías
constitucionales del demandado como se
describió en los títulos anteriores. Está de más decir que para el caso que la excepción
sea admitida, aumentará los costos
del proceso y el tiempo consumido por el mismo de manera inexorable.

La situación expuesta, nos hace dar cuenta que el actor no es favorecido, ya que serán
menores las costas y el tiempo
utilizado si, a pedido de la contraparte el juez lo intima a cumplimentar con los
presupuestos que carezca su acción y así
continuar con un proceso que será totalmente eficaz. Caso contrario habrá promovido
una acción que dará lugar a un proceso
que será completamente vano, sobretodo en la producción de pruebas referentes a la
cuestión de fondo, proceso que, como
dijimos, será vano, pero no le será gratuito. Por otra parte, el demandado tampoco se ve
beneficiado ya que queda obligado a
contradecirse a si mismo en la contestación de la demanda al tener que prever una
defensa referida también a las cuestiones
de fondo, a soportar el avasallamiento de sus garantías constitucionales, y también a
producir pruebas sobre ambas
cuestiones pudiendo ser la de las segundas innecesaria. El aparato jurisdiccional
tampoco se verá aliviado ya que podría
evitarse un desgaste innecesario al permitir subsanar las cuestiones que sean
subsanables, o al provocar la extinción de una
acción estéril.

Finalmente, reflexiono que si la finalidad que tienen justamente las excepciones


dilatorias es permitir evitar mediante su
resolución previa un desgaste jurisdiccional innecesario, si son un dispositivo que
busca en si mismo la economía en el
procedimiento, si garantizan el respeto de los derechos constitucionales, porqué el
legislador ha dispuesto privar de la debida
aplicación estas a un juicio abreviado que tiene por objetivo ser lo más económico y
rápido posible.

[1] Palacio, Lino Enrique – Manual de Derecho Procesal Civil, 11° edición, Editorial
Abeledo Perrot - Buenos Aires 1995.
[2] Angelina F. de La Rúa – Cristina G. de la Vega de Opl – Código Procesal Civil y
Comercial de la Provincia de Córdoba,
Ley 8465. Comentado y concordado con los Códigos de la Nación y Provincia – Tomo
1 – 2ª edición actualizada – Editorial
La Ley – Avellaneda, Provincia de Buenos Aires – Año 2002.
[3] Palacio, Lino Enrique – Manual de Derecho Procesal Civil, 11° edición - Editorial
Abeledo Perrot - Buenos Aires 1995.
[4] Alvarado Velloso, Adolfo – Introducción al Estudio del Derecho Procesal, Tomo I
– Editorial Rubinzal Culzoni – Santa Fe
1995 - p. 237.

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