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TEMA 12: LOS BIENES DE LAS ENTIDADES LOCALES: EL PATRIMONIO DE

LAS ENTIDADES LOCALES

I.-INTRODUCCIÓN.

Derogada la legislación desamortizadora del siglo XIX que restringía la capacidad patrimonial de
los Entes locales, la legislación vigente les reconoce plena capacidad para adquirir, poseer,
reivindicar, permutar, gravar o enajenar toda clase de bienes, obligarse, interponer los recursos
establecidos y ejercitar las acciones previstas en las leyes (art. 1 del T.R. 86 =texto refundido
disposiciones en materia de régimen local). De forma que teniendo capacidad los entes locales
para ser titulares de derechos y obligaciones, en suma, de relaciones de Derecho, las que
efectivamente tengan forman su esfera jurídica; y las que, de entre ellas, tengan contenido
patrimonial constituyen su esfera patrimonial. En este sentido, el art. 1 del Reglamento de Bienes
de las Entidades Locales, aprobado por Real Decreto 1372/1986 de 13 de junio, indica que «el
patrimonio de las entidades locales está constituido por el conjunto de bienes, derechos y
acciones que les pertenecen».

II.- LOS BIENES DE LAS ENTIDADES LOCALES.

1.1.- CONCEPTO DE BIEN.

En el derecho español tienden a identificarse como sinónimas las voces de cosas y de bienes.
Sin embargo, y siguiendo a Lasarte, dicha sinonimia es incompleta. Así, conforme el citado autor,
“las cosas serían en principio los objetos materiales; los bienes, por el contrario, serían
cualesquiera componentes del patrimonio de una persona evaluables económicamente, tanto si
son cosas propiamente dichas, cuanto si son derechos sobre las cosas (derechos reales) o
derechos que tienen por objeto la conducta ajena (derechos de crédito)”. No obstante todo ello –
prosigue el citado autor – doctrinalmente se rechaza la idea de identificar los bienes con los
derechos, como hace el CC, pues como expresa Clavería siguiendo a Lacruz “hoy en correcta
técnica jurídica bien y derecho son dos concepto de orden diferente, que expresan realidades
distintas aunque relacionadas; el bien es el objeto sobre el que recae el derecho; los derechos
por consiguiente no son bienes”.

De las anteriores citas extraeremos alguna de las nociones que estimamos necesarias para una
adecuada comprensión del presente tema:

Bien es todo aquello que compone el patrimonio de una persona. Dicha inclusión excluye por
lógica a aquellas cosas y derechos que no son susceptibles de apropiación. Así están excluidos
el sol, la lluvia, los astros,… O derechos tales como el de asociación o la libertad religiosa.

Si el bien es tangible merecerá el calificativo específico de cosa.

Desde el punto de vista de los derechos subjetivos, bien asimismo es el objeto sobre el que
recae un derecho.

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1.2.- EL PATRIMONIO DE LAS ENTIDADES LOCALES.

Como hemos tenido ocasión de señalar en otros temas las entidades locales precisamente por
ser entidades son personas jurídicas y por tanto capaces jurídicamente, capacidad que en lo que
aquí concierne se proyecta en la de ser titular de un patrimonio. Y realmente el Reglamento de
bienes de las Entidades Locales de lo que realmente trata es precisamente de esto: del
patrimonio y no sólo de una parte de éste cual serían los bienes.

Así pues, el art. 1 del Reglamento de Bienes de las Entidades Locales dispone que el patrimonio
de las entidades locales estará constituido por el conjunto de bienes, derechos y acciones que
les pertenezcan. Recuperando las reflexiones vertidas en el punto anterior forzosamente hemos
de calificar como tal definición como infortunada. Por lo menos en la disyuntiva entre bienes y
derechos los cuales se enuncian como distintos cuando entre ellos existe una tautología
necesaria. Así por ejemplo podemos decir que el patrimonio del municipio X se integra, entre
otras cosas, por un solar que existe en la calle X. Y también diríamos (consecuentes con la
descripción que el reglamento hace) que el patrimonio del Ayuntamiento X se integra por la
propiedad (derecho de) del solar que existe en la calle X. Obviamente se percibe una forzosa
identidad entre lo que se dice en estas dos últimas frases (insistimos en que el bien es el objeto
sobre el que recae el derecho) lo que ilustra sobre el desacierto de la fórmula reglamentaria.
Cuestión distinta es el tema de las acciones (porción del capital constitutivo de una sociedad del
que se es titular). Así realmente cuando se está hablando de acciones en realidad a lo que nos
estamos refiriendo no es al patrimonio y a la personalidad del ente local sino a la personalidad (y
a su patrimonio como atributo de la misma) de otra persona distinta.

III.- SU CLASIFICACIÓN: BIENES DE DOMINIO PÚBLICO, BIENES PATRIMONIALES Y


BIENES COMUNALES.

Conforme al art. 2 del Reglamento de Bienes de las Entidades Locales:

“1. Los bienes de las Entidades locales se clasificarán en bienes de dominio público y bienes
patrimoniales.

2. Los bienes de dominio público serán de uso o servicio público.

3. Tienen la consideración de comunales aquellos bienes que siendo de dominio público, su


aprovechamiento corresponde al común de los vecinos.

4. Los bienes comunales solo podrán pertenecer a los Municipios y a las Entidades locales
menores”.

De igual modo, establece el artículo 5 del Reglamento de Bienes de las Entidades Locales que
“los bienes comunales y demás bienes de dominio público son inalienables,
inembargables e imprescriptibles y no están sujetos a tributo alguno”.

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1.- BIENES DE DOMINIO PÚBLICO

Los bienes de dominio público se clasifican en bienes de uso público y bienes de servicio
público.

a) Bienes de uso público (art. 3 Reglamento de Bienes de las Entidades Locales).- Para que
un bien de dominio público se considere de uso público tiene que consistir en una obra pública
de aprovechamiento o utilización general cuya conservación y policía sean competencia de la
Entidad Local (ejemplo: caminos, plazas, paseos, parques, puentes,…). Por tanto los bienes de
uso público sólo pueden ser bienes inmuebles.

b) Bienes de servicio público (art. 4 Reglamento de Bienes de las Entidades Locales).- Son
bienes inmuebles o muebles (p.ej.: elementos de transporte) directamente destinados a la
prestación de servicios públicos o administrativos.

Para comprender mejor la diferencia entre unos y otros el criterio más claro es el del personal. Si
en un bien inmueble hay empleados municipales o personas que prestan servicio para la entidad
local mediante dicho bien (por ejemplo, una piscina o un mercado) el bien será de servicio
público. Si dicha presencia no se da en un bien de dominio público el bien se integrará dentro de
los de uso público.

2.- BIENES PATRIMONIALES

De acuerdo con el artículo 6 del Reglamento de Bienes de las Entidades Locales, son bienes
patrimoniales o de propios los que:

a) Son propiedad de la Entidad

b) No están destinados al uso público ni afectados a algún servicio público

c) Pueden constituir fuentes de ingresos para el erario de la entidad

Tales bienes patrimoniales se rigen por su legislación específica y, en defecto de ésta, por las
normas de derecho civil y mercantil.

Los bienes patrimoniales son susceptibles de ser clasificados en parcelas sobrantes y efectos no
utilizables conforme a lo dispuesto en el artículo 7 del Reglamento de Bienes de las Entidades
Locales:

a) Parcelas sobrantes.- Porciones de terreno propiedad de las entidades locales que por su
reducida extensión, forma irregular o emplazamiento no fueren susceptibles de un uso
adecuado. Para declarar un terreno parcela sobrante se requerirá expediente de calificación
jurídica.

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b) Efectos no utilizables.- Todos aquellos bienes que por su deterioro, depreciación o
deficiente estado de conservación resultaren inaplicables en los servicios municipales o al
normal aprovechamiento, atendida su naturaleza y destino, aunque los mismos no hubieran sido
dados de baja en el inventario.

Ejemplo de parcela sobrante sería el de una parcela de terreno que no ha podido ser utilizada en
la construcción de un colegio. Los efectos no utilizables serían por ejemplo ordenadores, mesas,
armarios,.. y en general siempre bienes muebles.

3.- BIENES COMUNALES

Los bienes comunales quedan incluidos dentro de los bienes de dominio público pero presentan
como nota característica el que su aprovechamiento se restringe al común de los vecinos. En
cierto sentido, y como creo que ya he tenido oportunidad de comentar en otros temas, los bienes
comunales se puede decir que además de ser bienes del municipio son bienes de la localidad o
bienes del pueblo. Por ello su disfrute reduce su ámbito de aplicación al de la gente de esa
localidad o de ese pueblo, núcleo de población preexistente al municipio y en el que por
imperativo legal se organiza.

4.- RÉGIMEN JURÍDICO DE LOS BIENES DE LAS ENTIDADES LOCALES

Los bienes de dominio público y entre ellos los bienes comunales son inalienables,
inembargables e imprescriptibles y no están sujetos a tributo alguno (artículo 5 del Reglamento
de Bienes de las Entidades Locales).

Ante tales circunstancias y por exclusión cabe afirmar que los bienes patrimoniales son
alienables, embargables, prescriptibles y susceptibles de ser considerados hecho imponible de
tributos.

Dejando por obvio el comentario sobre el tema de los tributos, tenemos que la inalienabilidad (de
alienus, extraño) es la cualidad por la que estos bienes no pueden ser puestos en manos de un
extraño, es decir: separados del patrimonio de la entidad local. Ello no impide, como quizá
tengamos ocasión de comentar, que la entidad local pueda gravarlos con derechos limitativos del
goce que corresponde al propietario. Por ejemplo constituyendo derechos de usufructo o de uso
y habitación así como meras situaciones posesorias. Encontramos abundantes ejemplos de lo
dicho en los establecimientos sanitarios cuyo edificio es de titularidad municipal pero en los que
desarrolla su actividad la administración autonómica sanitaria. La inembargabilidad comporta que
dichos bienes no pueden ser trabados ni para compeler al deudor (en este caso la Entidad Local)
al pago de la deuda ni ejecutados para realizar el cobro de ésta. La imprescriptibilidad veda la
posibilidad de adquirir por prescripción (paso del tiempo) los derechos reales recayentes sobre
los bienes de titularidad municipal.

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5.- ALTERACIÓN DE LA CALIFICACIÓN JURÍDICA DE LOS BIENES

Es el cambio de consideración de un bien de dominio público por patrimonial y viceversa. Los


criterios al respecto se contienen en el art. 8 del RBEL

La alteración de la calificación jurídica de los bienes de las Entidades Locales requiere


expediente en el que se acrediten su oportunidad y legalidad.

El expediente deberá ser resuelto, previa información pública durante un mes, por la Corporación
Local respectiva, mediante acuerdo adoptado por el voto favorable de la mayoría absoluta del
número de miembros legal de la misma.

En cualquier caso, la incorporación al patrimonio de la Entidad Local de los bienes desafectados,


incluso cuando procedan de deslinde de dominio público, no se entenderá efectuada hasta la
recepción formal por el órgano competente de la Corporación de los bienes que se trate, y en
tanto la misma no tenga lugar seguirán teniendo aquellos el carácter de domino público.

Cabe asimismo una desafectación automática en los siguientes casos:

a) Aprobación definitiva de los planes de ordenación urbana y de los proyectos de obras y


servicios.

b) Adscripción de bienes patrimoniales por más de veinticinco años a un uso o servicio público o
comunal

c) La entidad adquiera por usurpación, con arreglo al derecho civil, el dominio de una cosa que
viniere estando destinada a un uso o servicio público o comunal.

Recuerde que:

a) La afectación supone que un bien se destina al uso o servicio público o comunal.

b) La desafectación comporta que un bien de uso o servicio público o comunal pasa a tener
carácter patrimonial

c) La usurpación es la tenencia como poseedor de un bien propiedad de otro atribuyéndose los


derechos del mismo. Dicha propiedad se adquiere por prescripción, es decir: por el transcurso
del tiempo por un plazo superior a treinta años de posesión ininterrumpida (bienes inmuebles) o
de 6 años en los muebles.

6.- ADQUISICIÓN DE BIENES POR LAS ENTIDADES LOCALES art. 10 RBEL

Como personas jurídicas que son las entidades locales tienen plena capacidad para adquirir y
poseer bienes de toda clase así como para ejercitar las acciones y recursos procedentes en
defensa de su patrimonio. Tal derecho se convierte en obligación cuando de lo que se trata es de

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ejercer las acciones necesarias para la defensa de sus bienes y derechos, ejercicio que deberá
adoptarse previo dictamen del secretario o, en su caso, la asesoría jurídica, y en su defecto un
letrado.

Las Corporaciones Locales pueden adquirir bienes y derechos:

 Por atribución de ley


 A título oneroso (es decir, mediando contraprestación al desposeído) con ejercicio o no
de la facultad de expropiación
 Por herencia, legado o donación (a título lucrativo)
 Por prescripción
 Por ocupación
 Por cualquier otro modo legítimo conforme al ordenamiento jurídico

6.1.- ADQUISICIÓN DE BIENES POR LAS ENTIDADES LOCALES A TITULO ONEROSO art.
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Exigirá el cumplimiento de los requisitos contemplados en la normativa reguladora de la


contratación de Corporaciones Locales (Ley de Contratos de las Administraciones Públicas).
Tratándose de inmuebles se exigirá, además, informe previo pericial, y siendo bienes de valor
histórico o artístico se requerirá el informe del órgano estatal o autonómico competente, siempre
que su importe exceda del 1 por 100 de los recursos ordinarios del presupuesto o del límite
general establecido para la contratación directa en materia de suministros. Las que sean
consecuencia de expropiación forzosa se regirán por la legislación en esta materia.

6.2.- ADQUISICIÓN DE BIENES POR LAS ENTIDADES LOCALES A TITULO LUCRATIVO


art. 12 RBEL

No está sujeta en principio a más restricciones que las que deriven de dos supuestos:

a) Si la adquisición lleva aneja alguna condición o modalidad onerosa (donación modal), sólo
podrán aceptarse los bienes previo expediente en el que se acredite que el valor del gravamen
impuesto no excede del valor de lo que se adquiere

b) La aceptación de herencias es siempre a beneficio de inventario

6.3.- ADQUISICIÓN DE BIENES SUJETOS A CONDICIÓN art. 13 RBEL

Si se hubieren adquirido bajo condición o modalidad de su afectación permanente a


determinados destinos, se entenderá cumplida y consumada cuando durante treinta años
hubieren servido al mismo y aunque luego dejaren de estarlo por circunstancias sobrevenidas de
interés público.

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IV.- AFECTACIÓN Y DESAFECTACIÓN.

El criterio diferencial de los bienes locales en bienes de dominio público y bienes patrimoniales
es la afectación a un fin de interés público (uso o servicio público). Ahora bien, todos los bienes
de que son titulares las Administraciones públicas están afectados al cumplimiento de sus
funciones y competencias, por lo que la aplicación indiscriminada de la nota de afectación para
calificar el demanio puede llevar al absurdo de que «el modesto tintero que utiliza un empleado
de un Ayuntamiento puede convertirse así en bien de dominio público» como expresara DE
LABAUDERE. Este peligro se intenta corregir estableciendo en la afectación unos grados que
llevan a una «escala de la demanialidad». En definitiva, la afectación es criterio necesario pero
no suficiente; es preciso que exista una relación de inmediatividad entre el bien afectado y el
servicio público. Por tanto, es necesario que los bienes estén destinados directamente a ser
utilizados por los particulares o afectos esencial o exclusivamente al fin particular del servicio
público.

Afectación, o desafectación no es, por tanto, el simple reconocimiento de que una cosa es útil a
los fines públicos, sino una declaración solemne que vincula, o desvincula, el bien al uso o
servicio público. Pero esta declaración solemne puede hacerse en expediente expresamente
destinado a este fin, o resultar implícita en otros actos administrativos dotados de la misma
solemnidad, o deducirse presuntamente por el destino al fin público durante tiempo determinado.
Lo que no se admite (dada la nota de imprescriptibilidad de los bienes demaniales) es la
desafectación presunta de los bienes demaniales por haber dejado de usarse conforme a su
destino demanial.

V.- CONSERVACIÓN Y TUTELA DEL PATRIMONIO LOCAL.

En defensa del patrimonio local existe un primer grupo de medidas encaminadas a la plena
determinación de su contenido, es decir, de los bienes, derechos y acciones que lo integran:
potestad de investigación y obligaciones de inventario, registro y deslinde. Medidas que se
complementan con la autotutela administrativa para reaccionar contra los daños en bienes
públicos, perturbaciones en su posesión, privación de los mismos, o necesidad de desocuparlos;
así como en las cuidadosas reglas administrativas relativas al régimen de su utilización, cesión y
enajenación de los patrimoniales.

1. INVENTARIO.

Las Entidades Locales tienen el deber de formar inventario valorado de todos los bienes y
derechos que les pertenecen. La diferenciación entre Registros Jurídicos (producen efectos
constitutivos o declarativos de derechos) y registros administrativos, lleva necesariamente a
inscribir el Inventario entre estos últimos, de modo que el inventario municipal es un mero
registro administrativo que por sí sólo ni prueba, ni crea, ni constituye derecho alguno a favor de
la Corporación, siendo más bien un libro que sirve, respecto de sus bienes, de recordatorio

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constante para que la Corporación ejercite oportunamente las facultades que le corresponden.
Hay que tener en cuenta, en cuanto a los montes catalogados, que la inclusión de éstos en el
registro Administrativo que es el Catálogo sí que les otorga una protección suplementaria en
cuanto tal inclusión implica una presunción juris tantum de titularidad y el enervamiento de
interdictos.

Artículo 17.

1. Las Corporaciones locales están obligadas a formar inventario de todos sus bienes y
derechos, cualquiera que sea su naturaleza o forma de adquisición.

2. Con sujeción a las normas contenidas en esta sección, se formarán inventarios separados de
los bienes y derechos pertenecientes a entidades con personalidad propia y dependientes de las
Corporaciones locales.

Igualmente, se formarán inventarios separados de los bienes y derechos pertenecientes a


establecimientos con personalidad propia e independiente, si la legitima representación
correspondiere a las Corporaciones locales.

Artículo 18.

En el inventario se reseñaran, por separado, según su naturaleza, agrupándolos a tenor de los


siguientes epígrafes:

1. º Inmuebles.

2. º Derechos reales.

3. º Muebles de carácter histórico, artístico o de considerable valor económico.

4. º Valores mobiliarios, créditos y derechos, de carácter personal de la Corporación.

5. º Vehículos.

6. º Semovientes.

7. º Muebles no comprendidos en los anteriores enunciados.

8. º Bienes y derechos revertibles.

2. INSCRIPCIÓN EN EL REGISTRO DE LA PROPIEDAD.

Con la misma finalidad que el Inventario, de conservación y tutela del Patrimonio, se impone a
las Entidades locales la obligación de inscribir en el Registro de la Propiedad sus bienes
inmuebles y derechos reales.

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3. CUSTODIA DE LOS VALORES MOBILIARIOS.

El artículo 37 del RBEL dispone lo siguiente al respecto:

“1. Los valores mobiliarios se custodiarán en la caja de caudales, bajo la responsabilidad de los
tres claveros.

2. Cuando el Pleno de la Corporación lo acordare, el depósito de valores mobiliarios podrá


efectuarse en establecimientos bancarios en los que tuviere intervención el Estado.

3. Los resguardo de depósitos se conservarán en la Caja de la Entidad local”.

4. POTESTAD DE INVESTIGACIÓN.

Según el artículo 44 del RBEL corresponde a los Municipios, Provinciales e Islas, en todo caso, y
a las demás Entidades locales de carácter territorial, en el supuesto de que así lo prevean las
leyes de las Comunidades Autónomas, las siguientes potestades en relación con sus bienes:

a) La potestad de investigación.

b) La potestad de deslinde.

c) La potestad de recuperación de oficio.

d) La potestad de desahucio administrativo.

Para la defensa de su patrimonio y para asegurar la adecuada utilización del mismo, las
Corporaciones locales también podrán establecer e imponer sanciones de acuerdo con lo
previsto en la normativa sectorial aplicable (Artículo 45.2 RBEL).

Asimismo, las Corporaciones Locales tienen la facultad de investigar la situación de los bienes y
derechos que se presumen de su propiedad siempre que ésta no conste, a fin de determinar la
titularidad de los mismos (art. 45 RBEL).

El presupuesto, pues, del ejercicio de esta potestad es la presumible titularidad del ente público
sobre un determinado bien, presunción que se deriva de su posesión o inscripción en el
inventario de bienes. De forma que esta potestad sólo puede ejercerse sobre los propios bienes
locales, sin que pueda utilizarse, directa o indirectamente para conocer la situación y titularidad
de bienes de particulares u otros entes públicos sobre los cuales la Entidad Local carece de toda
presumible titularidad; del mismo modo, tampoco puede ejercitarse esta potestad frente a bines
con titularidad conocida, por existir constancia en documentación administrativa o Registros
públicos de que tales bienes figuran a nombre o persona distinta del Ente Local, pues, en este
caso, debe acudirse a los Tribunales para que sean éstos, en su caso, quienes declaren la
titularidad dominical dudosa.

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5. LA POTESTAD DE DESLINDE ADMINISTRATIVO.

Otra manifestación de la autotutela declarativa es la potestad de deslinde: las Administraciones


públicas, además de la posibilidad de practicar el deslinde judicialmente, gozan de la potestad de
declarar la definición de sus propiedades cuando entre éstas y las de los particulares
aparecieren límites imprecisos o sobre los que existieren indicios de usurpación (art. 56 RB). Son
presupuestos generales del deslinde: a) La existencia de dos predios o fundos contiguos, uno de
los cuales pertenece a la Administración; b) La circunstancia de su colindancia; y c) La
existencia, al menos ideal, de líneas divisorias que forman el perímetro delimitador de ambos.
Además es presupuesto específico del deslinde la existencia de confusión de líneas divisorias
entre los predios colindantes que provocan un conflicto, al menos potencial, por la incertidumbre
que resulta de la confusión de límites o por usurpaciones que se puedan producir amparándose
en esta confusión. En cualquier caso, el deslinde no decide cuestiones de propiedad que, en
caso de conflicto, debe resolver la jurisdicción ordinaria; por lo que el ámbito del deslinde
administrativo se ciñe a declarar provisionalmente la posesión de hecho. De este modo, el
deslinde implica una inversión en la carga de recurrir, pues si los colindantes no están de
acuerdo con la declaración posesoria o dominical deben acudir a la jurisdicción ordinaria.

6. LA AUTOTUTELA EJECUTIVA.

El interdicto administrativo

Las Entidades Locales gozan de la potestad de recobrar por si la tenencia de sus bienes de
dominio público en cualquier tiempo. Cuando se trate de bienes patrimoniales, el plazo pare
recobrarlos será de un año, a contar del día siguiente de la fecha en que se hubiera producido la
usurpación, y transcurrido este tiempo procederá la acción correspondiente ante los Tribunales
ordinarios (art. 70 RB). Precisamente, por tratarse del ejercicio de una potestad administrativa no
se admiten interdictos contra las actuaciones de los Agentes de la autoridad en esta materia. A
esta potestad recuperadora de la posesión se le denomina interdictum propium, o interdicto
administrativo, o acción cuasi interdictal que se fundamenta en que si bien los problemas
relativos a la propiedad y demás derechos reales sobre bienes presuntamente demaniales y
patrimoniales de todas clases de Administraciones públicas, se someten a las normas de
Derecho privado y tienen su sede procesal en la jurisdicción ordinaria y ante los jueces civiles,
dichos entes, sin embargo, en uso de lo que se califica de autotutela decisoria y ejecutiva de
matiz conservador, traducción de su privilegio posicional frente a la Justicia, pueden ejercer entre
otras facultades, sin tener que acudir a la vía judicial y con el simple fin de defender o recuperar
la posesión, como situación de hecho de sus bienes, las medidas de protección, defensa y
recuperación de los bienes, sin prejuzgar ni mucho menos decidir nada acerca de la naturaleza y
definitiva pertenencia dominical o posesoria de los bienes recuperados, aspecto éste
exclusivamente reservado a los Tribunales de la Jurisdicción ordinaria.

El ejercicio de la potestad recuperadora es no solo un derecho sino un deber de los Entes


Locales, pero aquel exige la concurrencia de los siguientes requisitos:

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1. Que se trate de bienes de pertenencia de la Entidad Local. Sin embargo, esta «pertenencia»
no tiene que acreditarse plenamente (ius possidendi derivado de la condición de titular
dominical), pues, como excede con el interdicto civil lo que se protege es la pérdida o
perturbación de la posesión, siendo suficiente, pues, que la Entidad Local acredite de modo claro
o inequívoco la anterior posesión administrativa del bien (ius possesionis).

2. Que los bienes se hallaren indebidamente en poder de particulares.

3. Que se ejercite la facultad dentro del plazo de un año, para los bienes patrimoniales.

4. Que exista previo Acuerdo de la Corporación, al que se acompañarán los documentos


acreditativos de la posesión, y que dicho Acuerdo no contenga declaración alguna sobre la
naturaleza y titularidad dominical.

La potestad de desahucio

Con el término de desahucio se conoce un tipo especial de proceso civil mediante el cuál el
propietario de un inmueble recupera la posesión del mismo previa anulación o rescisión judicial
del título arrendaticio que legitimaba la posesión por tercero. Este proceso, pues, a diferencia del
interdicto de retener o recobrar la posesión que presupone una ocupación sin título, y libera la
posesión frente a quien la venía ostentando legítimamente, aunque fuere a título de precario.
Tratándose de bienes de dominio público es competencia de la Administración, cuando proceda,
declarar la resolución, anulación o caducidad de los títulos concesionales y efectuar el posterior
lanzamiento, en base a la genérica potestad de ejecución forzosa que la Ley reconoce a las
Administraciones Territoriales; lo que impide la intervención de otros organismos y la admisión
de acciones o recursos por los Tribunales ordinarios, salvo en los supuestos de «vía de hecho»,
y en impugnación de la resolución definitiva adoptada.

Potestad sancionadora

Para la defensa de su patrimonio y para asegurar la adecuada utilización del mismo, las
Corporaciones Locales podrán establecer e imponer sanciones de acuerdo con lo previsto en la
normativa sectorial aplicable (art. 44.2 RB).

VI. EJERCICIO DE ACCIONES CIVILES.

Las Entidades Locales tienen la obligación de ejercer las acciones necesarias para la defensa de
sus bienes y derechos, prohibiéndose el allanamiento a las demandas judiciales que afecten al
dominio y demás derechos reales integrantes de su patrimonio. Pero, además, en cuanto la
Administración al actuar las medidas de protección, actúa en beneficio de la colectividad, se
legitima la incoación a instancia de parte de los expedientes de investigación y deslinde;
facilitando el ejercicio de las acciones civiles de defensa patrimonial, por subrogación procesal
de un vecino en la posición del ente local: «Cualquier vecino que se hallare en pleno goce de sus
derechos civiles y políticos podrá requerir su ejercicio a la entidad interesada. Este

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requerimiento, del que se dará conocimiento a quienes pudieran resultar afectados por las
correspondientes acciones, suspenderá el plazo para el ejercicio de las mismas por un término
de treinta días hábiles. Si en el plazo de esos treinta días la Entidad no acordara el ejercicio de
las acciones solicitadas, los vecinos podrán ejercitar dicha acción en nombre e interés de la
entidad local, facilitándole ésta los antecedentes, documentos y elementos de prueba necesarios
y que al efecto soliciten. De prosperar la acción el actor tendrá derecho a ser reembolsado por la
entidad de las costas procesales y a la indemnización de cuantos daños y perjuicios se le
hubieran seguido». Y aún más, la Jurisprudencia civil ha admitido que el uso común general de
los bienes demaniales, «presupone por parte de todos los ciudadanos un derecho subjetivo a la
utilización del bien conforme a su destino y a las normas de policía que reglamenten el uso,
pudiéndose reaccionar contra cualesquiera medidas singulares de prohibición o exclusión del
uso», accionando el vecino, en la legitimación procesal que deriva de este derecho subjetivo,
contra las ocupaciones abusivas del dominio público y aún contra los acuerdos municipales que
apartan éste del uso común general.

VII. UTILIZACIÓN DE LOS BIENES DE DOMINIO PÚBLICO.

La Entidad Local titular del bien demanial puede reservarse éste para su uso privativo (reserva
demanial) o para la prestación de servicios públicos en gestión directa. Cuando los
administrados utilizan el dominio público para la prestación de servicios públicos locales (a través
de modo gestor directo o indirecto) son las normas reguladoras del servicio las que rigen el uso
de los bienes. En los demás casos, la utilización de los bienes demaniales por los ciudadanos
puede revestir las formas de:

1º.- Uso común que es el que corresponde por igual a todos los ciudadanos indistintamente, de
modo que el uso de unos no impida el de los demás interesados. Diferenciándose, dentro del
uso normal, el uso

a) General, cuando no concurran circunstancias singulares.

b) Especial, si concurrieren circunstancias de este carácter por su peligrosidad, intensidad de


uso o cualquier otra semejante. Estas circunstancias objetivas, que resultarán de la naturaleza
del uso del bien, separan el uso común especial del general, mientras que el uso especial se
diferencia del uso privativo en que aquel puede suponer una restricción pero nunca una privación
al uso común.

El uso común especial se sujeta a licencia que se otorgará directamente (vados o pasos de
carruajes, por ejemplo) salvo si por cualquier circunstancia se limitara el número de las mismas,
en cuyo caso lo serán por licitación y, si no fuera posible porque todos los autorizados hubieren
de reunir las mismas condiciones, mediante sorteo.

2º.- Uso privativo es el constituido por la ocupación de una porción del dominio público, de
modo que limite o excluya la utilización por los demás interesados. En el uso privativo cabe
distinguir entre el uso que no comporta transformación ni modificación del dominio público
(estacionamiento: sillas o veladores en la vía pública, hamacas en la playa) del uso que sí

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comporta tal transformación (ocupaciones: quioscos). Los primeros están sujetos a simple
licencia, y los segundos a concesión, que se sujeta a las condiciones establecidas en el pliego
de Condiciones base de la licitación pública para su otorgamiento, y, entre ellas, el plazo
concesional que no podrá ser superior a 99 años.

3.º-. Uso normal, el que fuere conforme con el destino principal del dominio público a que
afecte.

4. º-. Uso anormal, si no fuere conforme con dicho destino.

Artículo 76.

El uso común general de los bienes de dominio público se ejercerá libremente, con arreglo a la
naturaleza de los mismos, a los actos de afectación y apertura al uso público y a las Leyes,
Reglamentos y demás disposiciones generales.

Artículo 77.

1. El uso común especial normal de los bienes de dominio público se sujetará a licencia, ajustada
a la naturaleza del dominio, a los actos de su afectación y apertura al uso público y a los
preceptos de carácter general.

2. Las licencias se otorgarán directamente, salvo si por cualquier circunstancia se limitare el


número de las mismas, en cuyo caso lo serán por licitación y, si no fuere posible, porque todos
los autorizados hubieren de reunir las mismas condiciones, mediante sorteo.

3. No serán transmisibles las licencias que se refieran a las cualidades personales del sujeto o
cuyo número estuviere limitado; y las demás, lo serán o no según se previera en las
Ordenanzas.

Artículo 78.

1. Estarán sujetos a concesión administrativa:

a) El uso privativo de bienes de dominio público.

b) El uso anormal de los mismos.

2. Las concesiones se otorgarán previa licitación, con arreglo a los artículos siguientes y a la
normativa reguladora de la contratación de las Corporaciones locales.

Artículo 79.

En ningún caso podrá otorgarse concesión o licencia alguna por tiempo indefinido. El plazo de
duración máximo de las concesiones será de noventa y nueve años, a no ser que por la
normativa especial se señale otro menor.

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VIII. APROVECHAMIENTO DE LOS BIENES COMUNALES.

El aprovechamiento de los bienes comunales se efectuará preferentemente en régimen de


explotación colectiva o comunal por quienes ostenten la calidad de vecinos. Cuando este disfrute
general simultáneo fuere impracticable se adoptará el aprovechamiento peculiar según
costumbre, y, en su defecto, se efectuarán adjudicaciones de lotes o suertes a los vecinos, en
proporción directa al número de familiares a su cargo e inversa a su situación económica. En
casos extraordinarios, por acuerdo del Pleno adoptado por mayoría absoluta, podrá fijarse una
cuota anual que deberán abonar los vecinos. Si estas modalidades de aprovechamiento no
resultaren posibles, se acordará la adjudicación en subasta pública, y, a falta de licitadores, en
adjudicación directa.

IX. UTILIZACIÓN DE LOS BIENES PATRIMONIALES.

La explotación de los bienes patrimoniales podrá llevarse a cabo por la propia Entidad Local
titular de los mismos, directamente o por organismo autónomo. El arrendamiento de los bienes
patrimoniales, sujeto a Derecho privado, es el régimen normal de explotación de los mismos.
Previamente a la celebración del contrato deberán seguirse los trámites de la contratación
administrativa para la selección del contratista; siendo necesaria la subasta siempre que la
duración de la cesión fuere superior a cinco años o el precio estipulado excediere del cinco por
ciento de los recursos ordinarios del presupuesto; en los demás casos deberá hacerse por
concurso. El arrendatario deberá satisfacer un canon no inferior al 6% del valor en venta de los
bienes arrendados

X. ENAJENACIÓN DE BIENES PATRIMONIALES.

Los Entes locales deben comunicar a la Comunidad Autónoma toda enajenación, gravamen o
permuta de bienes inmuebles que pretendan hacer; exigiéndose la autorización de la
Administración tutelante para poder efectuar dichos actos dispositivos cuando su valor excediere
del 25 por ciento de los recursos ordinarios de su presupuesto. Del mismo modo, las Entidades
de ámbito territorial inferior al Municipio, necesitan que sus acuerdos sobre disposición de bienes
sean ratificados por el Ayuntamiento.

A la enajenación habrá de preceder la valoración técnica de los bienes que acredite de modo
fehaciente su justiprecio, el deslinde, en su caso, y la inmatriculación de la finca en el Registro de
la Propiedad. Cuando se trate de enajenación o gravamen que se refieran a monumentos,
edificios y objetos de índole artística o histórica, será necesario el informe previo del órgano
estatal o autonómico competente de acuerdo con la Ley del Patrimonio Histórico Español.

Las enajenaciones de bienes patrimoniales se regirán, en cuanto a su preparación y


adjudicación, por la normativa reguladora de la contratación de las Corporaciones Locales. Lo
que implica que, en principio, los contratos que se celebren no tienen carácter administrativo y se
rigen, en cuanto a sus efectos y extinción, por las normas de Derecho Privado. Sin embargo,

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tienen naturaleza administrativa los contratos vinculados al desenvolvimiento regular de los fines
públicos encomendados al ente local, y de aquí que la Jurisprudencia haya atribuido naturaleza
administrativa a los contratos de enajenación de bienes patrimoniales, «dadas las condiciones y
circunstancias de que se ha visto rodeada la enajenación del solar», de modo que «por medio de
la relación jurídica contraída la Corporación local, lejos de perseguir la obtención del precio
estipulado pretendía cumplir finalidad pública dentro de su competencia singular» y este
elemento finalista, al configurarse como causa del contrato, tiñe a éste de naturaleza
administrativa.

Las enajenaciones de bienes patrimoniales habrán de realizarse por subasta pública. Se


exceptúa el caso de enajenación mediante permuta con otros bienes de carácter inmobiliario. La
legislación local permite la cesión gratuita de bienes patrimoniales cuando tal cesión se efectúa
en favor de entidades o instituciones públicas o instituciones privadas de interés público sin
ánimo de lucro; siendo preciso que los fines a alcanzar con los bienes cedidos redunden, de
manera evidente, en beneficio de los habitantes del término, y que, además, se prevea que, en
los diez años siguientes, los bienes no serán precisos para la Entidad local, acreditándose todos
estos extremos mediante expediente instruido al efecto. Si los bienes cedidos no fueren
destinados al uso dentro del plazo señalado en el acuerdo de cesión, o dejaren de serlo
posteriormente, se considerará resuelta la cesión y revertirán aquéllos a la Corporación local, la
cual tendrá derecho a percibir de la entidad beneficiaria, previa tasación pericial, el valor de los
detrimentos experimentados por los bienes cedidos. Si en el acuerdo de cesión no se estipula
otra cosa, se entenderá que los fines para los cuales se hubieran otorgado deberán cumplirse en
el plazo de cinco años, debiendo mantenerse su destino durante los treinta años siguientes. Los
bienes cedidos revertirán, en su caso, al Patrimonio de la entidad cedente con todas sus
pertenencias y accesorios.

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