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POLIFONIA

Cuando habla, un locutor no se contenta con expresar sus propias opiniones


constantemente deja oír diversas otras voces, más o menos claramente identificadas,
respecto de las cuales se sitúa. El texto cambia constantemente de plano de
enunciación. Este tipo de fenómenos es estudiado por las teorías de polifonía lingüística.

Se utiliza el término POLIFONÍA para denominar las variadas formas que adopta la
interacción de ‘voces’ dentro de una secuencia discursiva o enunciado. Toda producción
verbal supone una situación de diálogo, una orientación hacia el otro, que puede estar
más o menos explicitada; pero, además, en todo texto está presente, de múltiples
maneras, lo ya dicho: los otros textos, así como las diversas voces sociales (geolectos,
cronolectos, sociolectos), con sus peculiares registros.

Esta problemática, fue desarrollada en teoría letararia por Bajtin, que llamaba poifónicas
a las novelas donde la voz del narrador no dominaba la de los personajes. Cada
personaje manifestaba al interior de la novela su forma de ver el mundo, lo que producía
que el lector conocía tantas perspectivas vitales como personajes principales había en
los textos. Ese pensamiento individual no era relatado por otro (personaje o narrador),
sino por el mismo personaje en una situación específica donde le era inevitable
manifestar su forma de entender el mundo. La polifonía consiste en una
característica de los textos literarios que presentan pluralidad de voces que se
corresponden con múltiples conciencias independientes e inconfundibles no reducibles
entre sí. Por tanto, cada personaje es sujeto de su discurso y no solo objeto del discurso.

Ducrot propone el decir como una representación teatral, como una polifonía en la que
hay una presentación de diferentes voces abstractas, de varios puntos de vista y cuya
pluralidad no puede ser reducida a la unicidad del sujeto hablante. En un mismo
enunciado están presentes varias entidades polifónicas con niveles lingüísticos y
funciones diferentes, figuras discursivas que el propio sentido del enunciado genera. El
autor habla de tres entidades polifónicas vinculadas con el sujeto hablante:

 el sujeto empírico, autor efectivo, el productor del enunciado, quien profiere


unas palabras o las escribe
 el locutor: en singular, es el ser del discurso al que se atribuye la
responsabilidad del enunciado y de la enunciación de éste. En la mayoría de los
enunciados el locutor está inscripto en el sentido mismo del enunciado y está
designado en las marcas de primera persona "yo", "mi" y "me". Y que se
encuentra en un lugar que puede ser designado como "aquí". Es quien
construye la enunciación, sirve de punto de referencia, pone en escena otras
voces además de la suya, la vos de aquel a quien se dirige ("tu", "ustedes") la
voz de cualquier individuo o grupo de individuos en tercera persona, inclusive
la de la colectividad ("se sabe que...", "como se dice...")

 los enunciadores: por definición plurales, a los orígenes de los diferentes


puntos de vista que se expresan a través de la enunciación y que se presentan en
el enunciado.

RECURSOS DE POLIFONÍA

1) INTERTEXTUALIDAD

Relación de copresencia entre dos o más textos en donde el hipotexto se ve en el


hipertexto pero no está transformado. Aparece como cita (forma más explícita)
plagio (presencia de otro texto no declarada), alusión (presupone una cultura del
lector que descubre la referencia).

Se entiende por INTERTEXTUALIDAD en un sentido más amplio, al conjunto


de relaciones que acercan un texto a otros textos de varia procedencia. (Ej.: Del
mismo autor, de otros autores, de la misma época o de otras). Establece una
referencia explícita. Puede relacionarse con un género

El germen del concepto de intertextualidad lo hallamos en la teoría literaria de


Mijail Bajtín, formulada en los años treinta del siglo XX, la cual concibe la
novela, en particular las de François Rabelais, Jonathan Swift y Fedor
Dostoievski, como polifonías textuales donde establece relaciones dialógicas
esenciales con ideas ajenas. En el caso de la novela, que es el que le ocupa, el
escritor sabe que el mundo está saturado de palabras ajenas, en medio de las
cuales él se orienta.

Habla de:
 DIALOGISMO, polifonía textuales. Los autores se apropian y recrean
lenguajes ajenos. Es el primero que toma conciencia de la
Intertextualidad, díalogo del autor y otras voces.

 HETEROFONÍA: Multiplicidad de voces.

 HETEROLOGÍA: Alternancia de Tipos recursivos (Variables


lingüísticas individuales)

 HETEROGLOSÍA: Presencia de distintos niveles de la lengua

JULIA KRISTEVA (1967), acuña el término INTERTEXTUALIDAD: Todo


texto es la absorción o transformación de otro texto.

MICHAEL RIFFATERRE: considera la intertextualidad como la percepción por


parte del lector de la relación entre una obra y otras que la preceden.

Lucien Dällenbach, por su parte, citando trabajos de Jean Ricardou, propone


establecer la diferencia entre una intertextualidad general o entre varios autores,
una intertextualidad restringida entre los textos de un solo autor, y una
intertextualidad autárquica de un texto consigo mismo.

Conceptos afines serían la diseminación y el injerto de Derrida, la


architextualidad y la transtextualidad de Gérard Genette, la influencia de Harold
Bloom, etcétera.

Por otra parte, pronto se ha visto la utilidad y pertinencia de la aplicación del


concepto a otros dominios semióticos, en primera instancia a la semiótica
estética (Mukarovski, Yuri Lotman, Ernst Gombrich, Schapiro), y más tarde a
toda la semiótica de la comunicación de masas (Umberto Eco, Lamberto
Pignotti, el propio Roland Barthes).

CESARE SEGRE ha llamado a la relación de un texto literario o que utiliza el


lenguaje humano de la palabra con otros lenguajes humanos de naturaleza
artística interdiscursividad, ya que no sólo hay textos - y por lo tanto intertextos-
escritos, sino que en el contexto más amplio de la semiología existe también
transtextualidad y la textualidad se hace coextensiva a toda la trama
comunicativa humana; a este tipo de relación Heinrich F. Plett prefiere
denominarla más bien intermedialidad. También es cuando el interior del texto
se excluye en otro.

GERARD GENETTE: Incluye a la INTERTEXTUALIDAD la


TRANSTEXTUALIDAD. Trascendencia textual

 Intratextualidad, o relación de un texto con otros escritos por el mismo


autor

 Extratextualidad, o relación de un texto con otros no escritos por el


mismo autor.

 Interdiscursividad, según Cesare Segre, o intermedialidad, según


Heinrich F. Plett, es una relación semiológica entre un texto literario y
otras artes (pintura, música, cine, canción etcétera).

 Metatextualidad es la relación crítica que tiene un texto con otro.

 Paratextualidad es, según Genette, la relación de un texto con otros textos


de su periferia textual: títulos, subtítulos, capítulos desechados, prólogos,
ultílogos, presentaciones...

 Architextualidad la relación genérica o género literario: la que emparenta


textos en función de sus características comunes en géneros literarios,
subgéneros y clases de textos.

 Hipertextualidad, según Genette "toda relación que une un texto B (que


llamaré hipertexto) a un texto anterior A (que llamaré hipotexto) en el
que se inserta de una manera que no es la del comentario".

 Hipotextualidad, inversamente, según Genette, "toda relación que une un


texto A (que llamará hipotexto) a un texto posterior B en el que se inserta
de un modo que no es el comentario".

2) DISCURSOS REFERIDOS

DISCURSO DIRECTO E INDIRECTO: Existen dos modelos deinclusión de un


discurso en otro: directo e indirecto.

DISCURSO DIRECTOS: El receptor oye dos voces del discurso: la del locutor-
enunciador y la de otro enunciador, introducida o enmarcada por el locutor. La
frontera entre el discurso citado y el citante es nítida; Quien habla reproduce las
palabras de otro emisor mediante diferentes recursos tipográficos (comillas,
guiones largos, dos puntos, etc.) y en los enunciados orales, por rasgos
suprasegmentales (juntura y tono) o gestos (no verbales) que acompañan la
emisión. Repite la forma y el significado.

En el discurso directo libre, el locutor cede su voz y su visión a las del


enunciador por un momento.

Produce un ‘efecto’ de fidelidad al original, la ilusión de reproducir textualmente


las palabras del otro. Sin embargo, deben tenerse en cuenta las limitaciones de la
memoria, el cambio de contexto y la posibilidad de la tergiversación voluntaria
de la cita por parte del nuevo emisor. De cualquier modo, el D.D. da la
‘impresión’ de constituir un documento veraz, un fragmento verbal auténtico. De
allí que sea explotado tanto por el periodismo como por aquellos hablantes que
quieren ‘demostrar’ objetividad.

DISCURSO INDIRECTO, el discurso citado pierde su autonomía y se


subordina sintácticamente al discurso citante. De este modo, se borran las
huellas de la primitiva enunciación, lo cual se manifiesta en los cambios de
pronombres y tiempos verbales, en la neutralización de los giros expresivos, en
la normalización de las oraciones, el ‘relleno’ de las elipsis y la eliminación de
repeticiones.

El discurso referido en estilo indirecto (D.I.), en la medida en que no pretende


conservar la materialidad del otro enunciado, supone una interpretación del
discurso del otro, una versión del mismo, y da lugar a síntesis o despliegues
(‘lícitos’) según los casos. Al hacerse cargo del discurso citado, al ‘integrarlo’ al
suyo, el nuevo emisor pone de manifiesto sus propias posiciones ideológicas o
afectivas. Por eso es siempre interesante comparar las distintas formas de referir
en estilo indirecto un enunciado.

D.D. y D.I. constituyen dos ESTRATEGIAS DISCURSIVAS distintas con sus


exigencias propias. Los hablantes o escritores prefieren una u otra por razones
psicológicas, o restricciones temáticas o situacionales.

La actividad interpretativa no está en absoluto ausente en el D.D. y las marcas de


distancia o de adhesión se muestran particularmente en el entorno verbal en el
que el enunciado se ubica. De allí la importancia de las fórmulas introductorias,
de los verbos de ‘decir’ que lo anuncian y sus modificadores. La distancia que el
locutor establece respecto del enunciado referido es, por cierto, mayor cuando se
dice “X se atreve a afirmar” que cuando simplemente se señala “según X”. La
adhesión es más fuerte en “respondió lúcidamente” que en “dijo”. Los verbos de
‘decir’ no sólo introducen el enunciado referido (D. o I.), sino que también
orientan acerca de cómo deben ser entendidas las palabras del otro. Pueden
explicitar el acto de habla (“aconsejó”), presuponer la verdad o falsedad de lo
que el discurso citado afirma (“reveló”), especificar el modo de realización
fónica del enunciado (“gritó”), caracterizarlo a partir de una tipología de los
discursos (“argumentó”). Por otra parte, las posibilidades de articulación (con
verbo inicial, intercalado o pospuesto) no dejan de tener incidencia semántica.

En el DISCURSO DIRECTO NO REGIDO (es decir, aquel en el que no hay


verbo introductor), las comillas funcionan como único límite entre las dos voces:
«Pasaron unos cinco minutos antes de que aparecieran. “Vaya una comitiva”.
Venían su hijo mayor y su hijo menor.» (G. Cabrera Infante, Así en la paz como
en la guerra). En los enunciados referidos INDIRECTAMENTE, las comillas
permiten mantener y realzar rasgos verbales propios del enunciador del discurso
citado o integrar fragmentos textuales que refuerzan el efecto de fidelidad al
original. Es lo común en los discursos periodísticos que sintetizan discursos o
respuestas a entrevistas: «El presidente instó a un ‘esfuerzo’ como única

forma de ‘salir rápidamente de la crisis’». Las rupturas de isotopía estilística


también pueden ser marcadas por las comillas, según la intención de destacar o
no la presencia de ‘cuerpos extraños’ en el discurso6. Un uso curioso puede
observarse en los textos de R. Arlt en los que la norma parece ser aceptada y
violada en un mismo gesto: «En cuanto te “retobabas” te fajaban”»; «El otro
cayó seco y Arévalo rajó, fue a esconderse en la casa de mi hermana que era
planchadora pero al otro día lo “cacharon”». O bien, las comillas ‘discriminan’
no las formas lunfardas, sino la jerga policial. Las comillas pueden también
señalar reservas respecto de un término que se considera aproximativo, o
establecer distancia respecto de una instancia enunciativa con la cual el hablante
no se identifica.
LOS LÍMITES INCIERTOS: LA CONTAMINACIÓN DE VOCES: Dentro de
una secuencia discursiva pueden existir distintos grados de ‘hibridación’ de las
voces debido a la ausencia de signos gráficos o de las marcas de subordinación
habituales. El caso más extremo es el DISCURSO INDIRECTO LIBRE que se
define por la imposibilidad de reconocer una fuente enunciativa única: «Así era
la ley. Rosendo Maqui despreciaba la ley. ¿Cuál era la que favorecía al indio? La
instrucción primaria no se cumplía. ¿Dónde estaba la escuela de la comunidad de

Rumi? [...] Vaya, no quería pensar en eso porque le quemaba la sangre!» (Ciro
Alegría, El mundo es ancho y ajeno). Narrador y personaje hablan (o piensan) a
un tiempo y en una sola construcción lingüística se fusionan actos de habla con
distinta orientación. En general, este discurso a dos voces conserva los rasgos
expresivos del discurso citado (modalidad exclamativa o interrogativa, términos
valorativos, variedad de lengua) y los tiempos verbales y pronombres que
corresponden a la situación comunicativa del discurso citante. El discurso citante
también puede penetrar en el citado bajo la forma de una construcción
incidental. La presencia de un verbo de decir intercalado permite al discurso
indirecto, por ejemplo, articularse sin subordinación sintáctica previa pero, al
mismo tiempo, no perder su carácter de referido: «...su suegro le daba lecciones
esquemáticas. Los liberales, le decía, eran masones, gente de mala índole...» (G.
García Márquez, Cien años de soledad).

El DISCURSO MIXTO combina fragmentos literales con discurso indirecto. La


presencia de marcas de la primera persona indica que la enunciación es
imputable a un locutor, salvo, como indica Ducrot, en el discurso transmitido en
estilo directo. Se trata de un caso de doble enunciación: una parte de enunciado
que se imputa globalmente a un locutor, primero se imputa a otro locutor. (La
enunciación enunciada?)

3) RUPTURA DE LA ISOTOPIA ESTILÍSTICA

La ISOTOPÍA ESTILÍSTICA es la ‘unidad de estilo’ que prevalece en un


discurso, es decir, la homogeneidad que lo caracteriza por pertenecer a una
lengua, un lecto, un registro o un género determinado. Dicha isotopía es
quebrada, a menudo, por la irrupción de fragmentos que remiten a variedades
distintas. Esta ‘ruptura’ genera contrastes en un mismo espacio textual y provoca
distintos efectos de sentido, poniendo de manifiesto los juicios de valor o el
sistema axiológico asociados a las variedades lingüísticas en juego. En “West
Indies Ltd.”, por ejemplo, el poeta cubano Nicolás Guillén reactiva, por medio
de este procedimiento, las connotaciones asociadas al castellano y al inglés (con
pronunciación negra) en un espacio y un momento histórico determinados (antes
de la revolución):
«Aquí están los que piden Bread and butter / y coffe
an milk [sic]. / Aquí está lo mejor de Port-au-Prince, / lo más
puro de Kingston, la high life de La Habana [...]. / Pero aquí
están también los que reman en lágrimas, / galeotes
dramáticos, / galeotes dramáticos...»

Los efectos específicos de las rupturas dependerán, en cada caso, del


funcionamiento global del discurso considerado. En algunos textos narrativos,
caracterizarán a los personajes; en algunos discursos argumentativos, serán
indicadores de una pertenencia cultural o símbolos de prestigio. Pero, siempre, el
contraste hará patente la concepción del mundo asociada a una u otra variedad:
su aprehensión ideológica. Es importante señalar que la ‘norma’ textual no
coincide necesariamente con la norma social dominante. En el tango
“Cambalache”, por ejemplo, la ruptura de la norma está provocada por términos
‘cultos’, como “problemático” o “febril”: «Siglo veinte, cambalache
problemático y febril, / el que no llora no mama y el que no afana es un gil. /
Dale nomás...» También el contraste puede darse por la presencia de géneros
intercalados. Este fenómeno, como ha señalado Bajtín, alcanza su máxima
expresión en la novela, que puede integrar, estilizándolos o en forma de parodia,
tanto géneros primarios orales (conversaciones, relatos), como literarios o
extraliterarios escritos (cartas, diarios íntimos, fragmentos periodísticos). En
algunos textos, como el Libro de Manuel de Julio Cortázar, la integración se
realiza procurando conservar la ‘materialidad’ de los soportes de los discursos
insertados (las crónicas y comentarios periodísticos aparecen en forma de
‘recortes’, con lo que se refuerza el valor documental que el narrador les
adjudica).
4) PREGUNTAS

Distinguir entre la interrogación, modalidad gramatical, traductora de un punto


de vista y de la intención del emisor en relación con el acto comunicativo y el
interlocutor, y la pregunta, acto de petición de información. Según ella, todas las
preguntas preguntan, pero no todas las estructuras interrogativas comportan
preguntas. Reserva la denominación «interrogación retórica» para los casos en
los que ambos interlocutores conocen la respuesta a la pregunta —suele no
existir— y, además, cada uno de ellos sabe que el otro sabe esa respuesta, como
en ¿por qué habrá tanta gente que no pueda vivir sin la televisión?.

La gama de modelos, tan rica, responde a la capacidad de estas estructuras, no


sólo para traducir una duda y provocar su solución, sino también para afirmar,
convencer, persuadir, amenazar.

En un contexto de diálogo, los enunciados interrogativos permiten dos tipos de


empleo, opuestos: el empleo propiamente interrogativo y el empleo
argumentativo. Una pregunta dirigida a un interlocutor, puede que quiera
simplemente realizar una pregunta, pero puede también tratarse de una
construcción argumentativa y que no pretenda plantear una pregunta sino dar un
argumento para no hacer algo. Ej. ¿Es confortable el Peugeot 206?,
interpretándolo como un enunciado similar a: No tendrías que comprar el
Peugeot 206 ¿es confortable?

Según la tradición retórica estas preguntas tiene siempre un valor negativo


respecto al contenido del enunciado, algo que conoce de antemano tanto el
locutor como el destinatario, aunque no utilice una forma negativa. Según
Ducrot, sólo una descripción semántica permite dar cuenta de la intencionalidad
positiva de la interrogación.

La explicación polifónica permite plantear la hipótesis de que la frase


interrogativa pone en escena a tres enunciadores distintos, el primero de ellos es
el responsable de la afirmación previa de un cierto contenido positivo, el
segundo es responsable de la expresión de la duda y el tercer es el responsable
de la pregunta.
5) NEGACIONES

Aquí se distingue locutor y enunciador. En un ejemplo: "Pedro no es amable",


aparecen dos puntos de vista opuestos. El locutor, que asume la responsabilidad
del enunciado pone en escena a un enunciador que asevera que Pedro es amable
y a otro, con quien se homologa al locutor que se opone al enunciador primero.
La teoría polifónica de la negación plantea que en el enunciado negativo existen
dos puntos de vista; uno positivo, que ya está marcado en la oración en el
momento en que se interpreta el enunciado, otro negativo, opuesto al primero.
Para Ducrot, la afirmación está presente en la negación más de lo que la
negación está presente en la afirmación. Distingue tres tipos de negación:

 La negación polémica corresponde a la mayoría de los enunciados


negativos y tiene siemrpe un efecto reductor: el locutor de la frase
anterior, al asimilarse al enunciador de la repulsa, se opone no a un
locutor, sino a un enunciador primero al que pone en escena en su mismo
discurso. La negación polémica opone el punto de vista de dos
enunciadores antagónicos.

 La negación descriptiva, donde el negativo no supone el positivo previo,


se plantean sin ser presentada como opuesta a un discurso adverso.

 La negación metalingüística, contradice los términos mismos de un habla


efectiva previa a la cual se opone, y, en este sentido, no opone dos
enunciadores, sino dos locutores distintos o un mismo locutor en
momentos diferentes.

6) IRONÍA:

La ironía es un fenómeno de la retórica. Es un caso especial de la representación


de otro. La peculiaridad de la ironía se encuentra en que el hablante presenta una
actitud de distanciamiento. Afirmar que una respuesta es irónica equivale a decir
que para interpretarla es preciso homologar con dos personas diferentes al
locutor de la enunciación y el enunciador que se expresa en esta enunciación. Se
dice una cosa, pero quiere decirse otra, la contraria, se dice A para dar a
entender NO A: No hay una marca textual, se deduce por el contexto y el
conocimiento de las cosas. La pluralidad de voces está en la que lo dice literal y
la que se hace responsable. Este recurso es muy utilizado para llevar a cabo
críticas y está presente en muchos textos periodísticos de opinión, sobre todo.

Hay un hecho que juega en contra de la ironía y es que no siempre triunfa. Es


decir, la ironía no es decodificada correctamente por el destinatario, y por ello,
suele ir acompañada de entonaciones particulares o giros especialmente irónicos.

7) CITAS

Toda forma de discurso referido constituye una enunciación sobre otra


enunciación. Hay un encadenamiento de dos acontencimientos enunciativos: una
enunciación citante y una enunciación citada.

En el uso de la cita, no se contenta con deslindar la responsabilidad del


enunciador, sino que pretende restituir las palabras exactas del enunciador citado
Se disocia claramente las dos situaciones de enunciación, la des discurso citante
y la del discurso citado.

El discurso citante, ya sea escrito u oral, debe satisfacer dos exigencias respecto
de su lector, indicar que hubo un acto de habla y marcar su frontera con el
discurso citado. En el escrito la segunda eigencia puede ser satisfecha por
diversos medios tipográficos (dos puntos, comillas, bastardilla). La primera
exigencia generalmente es satisfecha por verbos cuyo significado indica que hay
una enunciación, colocados antes del discurso directo, como inciso en el interior
del discurso directo o al final.

Las citas pueden ser de dos tipos: por un lado, se cita un texto para someterlo a
crítica o interpretación; y por otro, se ita un texto que apoya nuestra afirmación.
La abundancia y frecuencia de las citas estará dada por el tipo de trabajo que
estemos realizando.

8) COMILLAS

Desde el punto de vista polifónico, las comillas no solo señalan la presencia de


la voz de otro en el discurso. Según el contexto, puede atribuírsele otra función.
Cuando el enunciador no quiere hacerse responsable de una palabra o expresión
que incluye el punto de visto de otro enunciador, usa las comillas para
distanciarse del mismo. Por ejemplo, Algunos dicen que a esta Universidad
vienen “todos nenes de mamá”; Soy un “salvaje piquetero”.

En síntesis, se utilizan comillas:


a. Para reproducir textualmente
b. Para resaltar palabras significativas (puede ser irónico)
c. Para términos técnicos.
d. Para mostrar reserva del hablante con respecto a lo que se dice.

9) REFRANES Y PROVERBIOS

El carácter conciso del refrán, la estructura sintáctica adecuada, breve con


simetría, prosódica y fonética lo acercan al mensaje poético. En general tiene
una estructura de carácter binario por ejemplo A Dios rogando y con el mazo
dando. Los refranes muchas veces son modificados en la prensa para lograr un
determinado efecto sobre el alocutario o bien solo un juego lúdico. Es lo que se
denomina un desvío por ejemplo: hambre para hoy, desesperación para mañana
La forma conocida es: Pan para hoy, hambre para mañana. En estos enunciados
el responsable de lo que decimos es ajeno a la situación del discurso en la que
nos encontramos, sólo somos responsables de utilizarlos adecuadamente, de
aplicar de modo apropiado, hic et nunc, el contenido del texto ajeno. Se utiliza
en muchos discursos políticos para delegar la responsabilidad de lo que pueda
acontecer y para reprochar algo. De esta manera el locutor se aleja de la propia
subjetividad individual, como cuado alguien se designa con su propio nombre en
lugar de hacerlo utilizando la primera persona.

La enunciación proverbial es fundamentalmente polifónica, el enunciador


presenta su enunciación como la reposición de una cantidad ilimitada de
enunciaciones, las de todos los locutores que ya profirieron ese proverbio. El
enunciador no explicita la fuente de este enunciado: para identificarlo hay que
apoyarse en la memoria (porque el proverbio pertenece a un stock de enunciados
conocidos, además de figurar en diccionarios) y a las propiedades lingüísticas,
ya que el proverbio está sometido a ciertas coerciones que lo estabilizan y
facilitan su memorización (rimas, o pone en relación igual o cercana cantidad de
sílabas, simetrías sintácticas o semánticas). Son generalizaciones que no se fijan
en una situación de enunciación particular sino que no puede referirse a
individuos o acontecimientos únicos.

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