Elincreible formato menguante
Sergio Bizzio
Dias atrs (meses atrds si esto se lee ya publicado), en
una charla acerca de escritores que pintan y pinto-
res que escriben, me permiti hablar “como pintor”
sobre mi experiencia con el espacio y el formato,
a partir del momento en el que tomé como base el
lavadero de mi casa. Es una experiencia de deter-
minaciones en efecto dominé: si el espacio se achi-
ca, el formato cambia; el formato, a su vez, cambia
al procedimiento; el procedimiento, al tema; y todo
esto junto, a la invencién.
La precuela de mi derrotero con el formato men-
guante empieza en una casa anterior ala casa en la
que vivo ahora. Ahi habia un cuarto que usaba como
taller. Aunque no era un taller propiamente dicho
(la libertad de ensuciar estaba limitada al cuidado
de los muebles y, mas que nada, a la posibilidad de
recibir un huésped), me permitia sin embargo pintar
en bastidores de dimensiones bastante respetables.
De aquella época, en la que trabajaba mas que nada
con esmalte sintético, conservo una obra, como dicen
Jos pintores, de tres metros por metro y medio, en la
55que hay un hombre y una mujer sentados a orillas
de un lago. Un grupo de chicos baja corriendo por
Ia ladera de una montafia, La atmésfera es apacible,
primaveral. En el cielo hay una sucesién de esferas
flotantes encadenadas, como un grafico de tomos
escolares que nada tienen que hacer ahi, y no se sabe
sila sonrisa en las caras del hombre y de la mujer se
deben a eso, ni silos chicos corren para ver las esfe-
ras de cerca o para zambullirse en el lago. Es decir,
una escena.
Todo lo que hice en aquel cuarto, durante una
década o mas, eran escenas, mayoritariamente fi-
gurativas y realists, con muchos personajes. Hasta
que me mudé a la casa en la que vivo ahora. Esta casa
era (es) una casa grande, pero con todos los cuartos
ocupados. Asi que, de pronto, me encontré con que
ya no tenia donde pintar. Y acd empieza la reduccion.
Me instalé en el lavadero.
Lo primero que hice fue desprenderme de mis latas
de esmalte, de diluyente y de aguarrds. En el lavadero,
que es apenas mas grande que el cuadro que acabo
de describir, habia una caldera y un termotanque y
no me parecié prudente seguir adelante con aquellos
materiales. Cuando era chico se incendié la casa de
mis padres por una minima pérdida de kerosene enuna estufa. Asi que me pasé al acrilico, sin ningan
diluyente cerca.
Pero no solo cambié de materiales; tratandose de
un espacio reducido, tuve que reducir también el
tamaiio de mis cuadros. Empecé a pintar en basti-
dores de no més de cincuenta centimetros de lado.
Y, aunque al principio forzaba la mano, por decirlo
asi, para copiar con el pincel lo que tenia en mente,
yano se me daba ninguna escena. Ahora lo que salia
eran principalmente caras, rostros, e incluso menos
todavia: un ojo, y alo sumo primeros planos de siluetas
voladoras solitarias que hacian pensar en dibujitos
animados y cosas por el estilo.
Un verdadero artista, si quiere dejarse llevar, pri-
mero debe dominar su arte. Qué lejos debia estar yo
de tal cosa para que no pudiera hacer lo mismo en un
formato pequefio y en uno grande. Comprobé por esta
incapacidad que no era un pintor (ni siquiera también
un pintor, como crea), sino apenas un escritor quea
veces pinta. Eso de que uno “es” esto o aquello se refiere
a una actividad principal, por supuesto; uno puede
hacer muchas cosas sin ser nada de lo que hace, o ser lo
que hace solo mientras lo esta haciendo (pintor cuando
pinta, escritor cuando escribe), ¢ incluso “ser lo que
alguna vez hizo” aunque ya no lo haga. Dejando de
57lado esta tonteria del ser, la imposibilidad de retomar
Jo que habia hecho durante tanto tiempo terminé por
apartarse para darle paso a otra manera de imaginar.
La creatividad se ponfa en marcha por otro camino;
ahora iba codo a codo con el formato, ¢ incluso llevada
o guiada por él. Y el lavadero firmaba el invento.
Volvi al esmalte sintético ni bien gané un poco de
confianza. Un exceso de confianza en realidad: tiempo
después, el lavadero ya era casi una obra en si mismo.
Habia chorreaduras y salpicaduras por todas partes,
con excepcién del techo. Pero (no podia perderlo de
vista) el lavadero seguia siendo un lavadero. Ahi se
lavaba la ropa, se la planchaba, y ocasionalmente se
la guardaba en unos canastos de mimbre con tapas
multicolores, como paletas. Su disponibilidad para
estas tareas ya dejaba mucho que desear. Le habia
legado la hora.
Mi mujer y yo decidimos reformarlo. Mesada nue-
va, piso y azulejos nuevos y un armario de puertas
corredizas donde guardar los canastos. El dia que
terminaron la obra, uno de los albafiiles se paré a
mi lado en la puerta del lavadero reformulado, los
dos mirando para adentro, y dijo: “Un lujo”. Estuve
de acuerdo, pero asenti retorciéndome el menton.
Ahora tampoco podria pintar ahi.Se me ocurrié entonces hacerlo sobre la tapa de uno
de los canastos, apoyandola sobre mis rodillas. Esto
me llev6 a un nuevo cambio de formato: cuadritos,
cartoncitos entelados de 10 x 15, y mas pequefios
atin. En eso estoy todavia, en el colmo de la falta de
espacio. Confiado en la proteccién que me dan los
rebordes de la tapa, vuelco sobre el cartoncito ente-
lado el esmalte sintético directamente de la lata. Y
lo que aparece ahora son paisajes. Paisajes, nada de
caras ni figuras. Paisajes que, aunque forzosamente
Pequefios, representan siempre grandes superficies,
lugares abiertos, al borde de la abstraccién.
A lo largo del tiempo hubo sin embargo un par
més de amagues de cambio. A uno de ellos cedi mo-
mentaneamente, al otro lo deseché enseguida. Cedi
a la parrilla. En efecto: una tarde, pintando con la
tapa de mimbre apoyada sobre las piernas, levanté la
vista y vi la parrilla a través de la ventana que da al
jardin. “No, la parrilla no’, dijo mi hijo, que me habia
leido la mirada. éPor qué no? Es una de esas parrillas
metalicas, con rueditas, a la que le habia hecho una
funda de lona para protegerla de la Iluvia. Se me
ocurrié que podia volver a un formato un poco mas
grande si pintaba encima de ella, sobre lalona, al aire
libre, asi que compré unos bastidores de medio metro
59de lado y me puse manos a la obra. Funciono. Pero
tenia que hacerlo a toda velocidad: era invierno ly me
moria de frio! Insisti, sin embargo, durante una o dos
semanas; eso bast6 para que empezarana ocurrirse-
me, instintivamente, nada mas que cosas que podia
hacer rapido, como en un rapto. De modo que ahora
cambiaba también la modalidad (nada de pincelitos
meticulosos ni detalles) a la par del vestuario: gorro
de lana, bufanda, un camperén que dificultaba los
movimientos del brazo y hasta un intento de pintar
con guantes. Lo dejé.
La otra variante, la que deseché enseguida, me
Ja ofrecié en la calle una bolsa rota de basura por la
que escapaba un pufiado de diapositivas de cinco
centimetros de lado. El solo hecho de considerar la
posibilidad de obritas minusculas me inquiet6. Quién
sabe lo que hay més all de un extremo como ese,
teniendo en cuenta el efecto dominé sobre la inspi-
racion y las ideas y todo lo demas. éEl miniaturismo,
el grano de arroz, la desaparicion?
Asi que volvia la tapa del canasto, donde sigo todavia
hoy. Es una limitacién mas que suficiente para darme
al menos el gusto de toquetear la materia con el pincel,
persiguiendo una imagen acorde a mis posibilidades.
No hace falta mas (ini menos!). Después de todo, nuncasenti ninguna predileccién por las cosas grandes, ni
por los grandes temas; prefiero darle forma a una
inica linea que comprenda la magnitud de lo que
sucede. Y sial final del trabajo me encuentro con que
hice un cuadrito hermoso, diminuto pero hermoso,
puedo caminar de un lado para el otro levandolo
conmigo y mirandolo mientras se seca. Ayer, sin ir
mis lejos, me paseaba por la casa pensando en lo que
ahora escribo con un desierto todavia htimedo en la
palma de una mano.
61Un gesto extremo
Valeria Lois
El que viaja en avin y no aprovecha para llorar
es un tarado.
Mi mami le muestra a mi hijo fotos mias de cuan-
do era nifia.
Hay muchas en las que estoy Ilorando. Eso yo ya
lo sabia porque las vi cientos de veces. Recuerdo
mirarlas pensando “mientras yo lloraba, en lugar de
consolarme, me sacaban fotos” y en mi infancia la
cAmara no era un elemento que uno tenia adherido
al cuerpo como ahora.
Hay una foto donde estamos mi hermana y yo.
Tengo cuatro y ella cinco. Estamos en la bafiadera
del departamentito de la avenida Pueyrredén y esta
todo lleno de globos, porque en nuestros cumpleafios
se llenaba la casa con globos y nos bafiaban juntas.
Yo estoy llorando y miro a camara, mi hermana esta
parada con los brazos en jarra, mirandome. Con su
gesto parece decir “y ahora qué pasa’.
63Hay otra foto que es un primerisimo plano mio.
Debo tener ocho afios, me estoy tapando la cara con
las manos y solo quedan mis ojos rojos llenos de
lagrimas al descubierto, loro desconsoladamente
La foto est sacada en una casa de campo que tenia
mi tio en Escobar, a la que ibamos a pasar los fines
de semana con toda la parentela; éramos muchos
y muy variados.
Llegabamos los viernes a la noche y nos la pa-
sabamos hablando a los gritos durante dos dias.
Empujones a la pileta, canciones a viva voz, véley,
chinch6n, habitaciones llenas de colchones en el piso,
bolsas de dormir y hasta reposeras. Volviamos a la
capital el domingo a la noche con el pijama puesto.
Mi hermana dormia en el asiento trasero del auto y
yo en la luneta. En esa foto yo estoy llorando porque
es domingo y hay que volver a casa.
Hay otra en la playa, soy un bebé rubio y panzén,
estoy sentada sola en la orilla, mi mama esta lejos,
en medio de las olas. Tengo un gorrito que me pro-
tege del sol y solo la parte de abajo de una malla con
volados. Lloro con la boca abierta.
Mi hijo pasa las imagenes una por una y le co-
menta a mi mama:
—iCémo lloraba mami! ¢Era muy caprichosa?—No era caprichosa, era buena. Pero era muy
dramiatica.
wee
Hace unos dias estaba sola en mi casa llorando, to-
caron el timbre y era un pedido de Mercado Libre.
Le abri la puerta, el chico me miré y me dijo: “Per-
don si te perjudiqué con la demora’, “Tranqui, no
| estoy asi por vas", le respondi.
oo
Cosas que me hacen llorar instantaneamente:
Escolares cantando.
Adultos comiendo solos.
Carteles de mascotas perdidas
El recuerdo del ultimo gesto que me hizo mi padre.
El momento en el que las Madres llegan ala Plaza
cada 24 de marzo.
Spinetta y Paez cantando “Las cosas tienen movi-
miento” en el concierto de las bandas eternas.
Promotoras y/o volanteros a los que los que pasan
les rechazan lo que ofrecen.
| Personas mayores dandoles de comer a palomas.
65Saber que Charly Garcia se va a morir.
Despedidas en estaciones y aeropuertos.
Pasar por la puerta del primer departamento
donde vivi
Mensajes de amigos que llegan en el momento
preciso.
Un audio de mi amigo muerto
Cuando se corta la luz en mi casa.
Lioré en la guardia del Hospital Aleman cuando
me dijeron que tendria que estar inmovilizada
quince dias por un esguince de rodilla. El trauma-
télogo, conmovido, se qued6 un buen rato en silen-
cio y después me dijo: “Las rodillas son muy hijas
de puta, dicen que los sintomas en ellas tienen que
ver con la relacién con el padre, yo no creo en esas
cosas, pero por las dudas te lo comento”.
Me gusta pensar las cosas tragicamente, construir
el peor escenario, vivir en un trance animico den-
tro de los canones de la cordura media.Si después aquello que tenia que resolverse 0
suceder sale bien o sucede, tiempo para celebrar
hay de sobra.
Llorar es mi mejor ejercicio fisico, me sirve y me
renueva mas que un abdominal, que una meditacion,
que dejar de fumar.
Necesito que las cosas me afecten, me asusten, me
demuelan, me preocupen o me angustien. Que todo
tenga su cuota de Ilanto y desesperacién.
Por esto soy actriz. (No sé si afirmarlo o pregun-
tarlo). Porque actuar, que es literalmente representar
un drama, es para mi un acto extremo, un desorden,
un desalineamiento, un momento de arrojo loco
y descarado.
Quizas, por esta forma de pensar la actuacién es
que no me convocan tanto para hacer papeles de
personas normales y centradas. Y también porque
no cumplo con los caénones de belleza hegeménicos
(asunto para otro texto). Lo que me falta no son un
par de ojos claros o rasgos suaves; lo que a mi me
pasa es que no comparto el modo de tramitar las
cosas que tienen las personas positivas o normales
o coherentes; siempre estoy sobredimensionando,
desbordada, padeciendo y planteando problemas
que para los otros no existen.
67Yo necesito, para la vida y para la actuacion, en-
trecruzar las emociones. Que en medio del ataque
de risa aparezca el Ilanto (y viceversa), que en medio
del empujén aparezca el abrazo (y viceversa) y que si
es que hay belleza, esté mezclada con horripilancia
Si hay algo que no me interesa es vivir pensando
que “va a estar todo bien’.
Tampoco lo recomiendo.
Lloré en una inmobiliaria porque de verdad queria
alquilar ese departamento que sentia que era ideal
para mi aunque valiera mas plata de la que yo te-
nia. La empleada me dijo “deja de lorar y decime
cual es tu oferta”.
No me laaceptaron.
Estoy en una larga fila en migraciones, recién lle-
gada de Uruguay. Recupero la sefial del teléfono
después de tres horas de viaje en barco. Desde
Montevideo habia mandado un mensaje al chat fa-
miliar para avisar que emprendia la vuelta, y ahoraque logro estar conectada nuevamente veo que na-
die me respondié.
Empiezo a pensar que se murié mi mama, que
sucedié mientras yo estaba en mitad del rio, que
nadie se anima a contarmelo.
La llamo a mi hermana, pero me atiende su con-
testador. Imagino que no te deben dejar pasar ala
morgue con el teléfono y por eso no me atiende,
que era obvio que mi mami se ibaa morir estan-
do yo lejos, que ahora mi hermana va a agarrarse
de esto para torturarme pasivamente todo lo que
nos queda de vida. “No estuviste”, me va a decir.
Pienso que si mi mama murié quiz4s yo también
prefiera morirme, que la veo poco, que es una
mujer dificil por su extrema chatura para pensar
y decir las cosas que le pasan, que yo soy igual,
casi tan elemental como ella a la hora de decir lo
que siento y lo que necesito. Veo que mi hermana
me esta escribiendo e imagino que cuando lea su
mensaje, que seguro dira “murié mama”, voy a
empujar adelantandome por la fila larguisima y
enrulada, diciendo “permiso permiso murié mi
mama”, y que los descorazonados de migraciones
me van a obligar a hacer el tramite de ingreso al
pais sin importarles que ahora soy huérfana.
69El mensaje de mi hermana dice: “Llegaste bien?
éMe llamaste? Estaba en el bario, puse el teléfono a
cargar y no llegué a atender”.
(Lloro mientras) le respondo: “jajajajaj, tranqui,
todo bien, estuvo hermoso el viaje después te cuento,
caga tranquila’.
Guando Iega mi turno, salgo en la foto con el
maquillaje corrido.
Alos que nos dedicamos a la actuacién la gente nos
pregunta siempre las mismas tres cosas:
1) {Como hacés para aprender tanto texto?
2) éNo te cansas de repetir una y otra vez la
misma obra?
8) En qué pensas para llorar cuando actus?
La primera pregunta la respondo con gracia y ci-
nismo: me pagan para eso. Pero después me amargo
porque si se valora la memoria quiere decir que la
interpretacion fue mediocre.
Para la pregunta dos tengo una respuesta boba-
licona y no del todo cierta: cada noche es distinta.
Mi respuesta a la ultima pregunta es que pienso
en todo.