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La translingü ística

Bajtín critica la lingü ística tradicional por su análisis, abstraído de todo significado, de la palabra y la oració n. Pero el reivindica la inexorable unió n
de palabra e intencionalidad, por eso, él se niega al estudio de unidades inexplicables y se centra en el análisis del enunciado (término que engloba
palabra y significado). La unidad de análisis de la lingü ística no se dirige a nadie ni es emitida por nadie, sería un estudio endotextual y monoló gico
del texto, difícilmente comprensible hoy en día cuando, gracias a las aportaciones de grandes autores (Bajtín, entre ellos), nos es casi imposible
entender un texto sin intenció n o direccionalidad.
[editar]Polifonía del discurso
Bajtin rechaza la concepció n de un "yo" individualista y privado; el "yo" es esencialmente social. Cada individuo se constituye como un colectivo de
numerosos "yo" que ha asimilado a lo largo de su vida, en contacto con las distintas “voces” escuchadas que de alguna manera van conformando
nuestra ideología. Nunca estaremos por fuera de la ideología porque "hablamos con nuestra ideología (nuestra colecció n de lenguajes, de palabras
cargadas con valores)." (Booth, 257) Por lo tanto, es el sujeto social quien produce un texto que es, justamente, el espacio de cruce entre los
sistemas ideoló gicos y el sistema lingü ístico. Es por este motivo que el análisis de la lengua en su totalidad concreta y viviente conduce al análisis
translingü ístico, en otras palabras, a la polifonía, al conjunto de las "voces"; no al simplemente lingü ístico que ofrece una perspectiva monoló gica y
abstracta. Aparecen de esta manera las relaciones ló gicas que son necesarias para las relaciones dialó gicas, que es el discurso de dos voces, así como
las relaciones de significació n objetiva como los enunciados y las posiciones de los diferentes sujetos. A partir de esta estética de la polifonía el texto
se caracteriza esencialmente por:
la heteroglosia: la naturaleza ambigua de la palabra y la versatilidad significativa del lenguaje en su proyecció n histó rica,
el dialogismo: inscripció n del discurso en una pragmática comunicativa. Esto se traduce en una modificació n del estatuto del discurso, del texto, del
autor y del lector que se va a reflejar en toda la línea crítica -aquí podemos mencionar a Barthes y a Eco-, divergente del formalismo.
Bajtin
La polifonía del discurso
Bajtin rechaza la concepció n de un "yo" individualista y privado; el "yo" es esencialmente social. Cada individuo se constituye como un colectivo de
numerosos "yoes" que ha asimilado a lo largo de su vida, algunos de los cuales provienen del pasado; estos "yoes" se encuentran en los lenguajes, las
"voces" habladas por otros y que pertenecen a fuentes distintas (ciencia, arte, religió n, clase, etc.). Estas "voces" no son só lo palabras sino un
conjunto interrelacionado de creencias y normas denominado "ideología". Nunca estaremos por fuera de la ideología porque "hablamos con nuestra
ideología -nuestra colecció n de lenguajes, de palabras cargadas con valores-." (Booth, 257) Por lo tanto, es el sujeto social quien produce un texto
que es, justamente, el espacio de cruce entre los sistemas ideoló gicos y el sistema lingü ístico. El análisis de la lengua en su totalidad concreta y
viviente conduce al análisis translingü ístico, en otras palabras, a la polifonía, al conjunto de las "voces"; no al simplemente linguístico que ofrece una
perspectiva monoló gica y abstracta. Aparecen de esta manera las relaciones ló gicas que son necesarias para las relaciones dialó gicas, que es el
discurso de dos voces, así como las relaciones de significació n objetiva como los enunciados y las posiciones de los diferentes sujetos.
También el signo será ideoló gico, es decir, que no es inocente pues no es un reflejo mecánico de la realidad. El signo es un fenó meno complejo que
"refleja y refracta" la urdimbre social. Depende del contexto para significar una o muchas cosas; es escurridizo y poco confiable, es semánticamente
mó vil, inacabado, abierto, dinámico, capaz de generar nuevas informaciones a diferentes receptores. La literatura por ello, no refleja la realidad sino
que se alimenta de diferentes conceptos -econó micos, filosó ficos y sociales- que afectan la realidad, y así elabora e interpreta esa realidad,
interpretació n que es una evaluació n de esa misma realidad. El discurso crea así el objeto-discurso en el que el escritor (que también es un "yo"
social) aparece como mediador y en el que el lector puede ser autor en la medida en que todos somos autores cuando hablamos, escuchamos,
leemos o escribimos.
A partir de esta estética de la polifonía el texto se caracteriza esencialmente por: la heteroglosia: la naturaleza ambigü a de la palabra y la
versatilidad significativa del lenguaje en su proyecció n histó rica y el dialogismo: inscripció n del discurso en una pragmática comunicativa. Esto se
traduce en una modificació n del estatuto del discurso, del texto, del autor y del lector que se va a reflejar en toda la linea crítica, aquí podemos
mencionar a Barthes y a Eco,  divergente del formalismo. 
La cronotopía es el centro organizador de los eventos narrativos fundamentales de una novela. A
ellos les pertenece el sentido que le da forma a la narrativa. El cronotopo hace visible el tiempo en
el espacio y permite la comunicación del evento: es el vehículo de la información narrativa." Según
Mijail M. Bajtín, la correlación esencial que se da entre las relaciones espaciales y temporales en la
obra literaria en general y la narrativa en particular. Según la definición de Bajtin, "El cronotopo es
el lugar donde se atan y desatan los nudos de la narrativa.

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