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Tarea: #8
Grupo: AHM12
Fecha: 02/10/20
Aborto
El término, aborto, proviene del latín abortus, que significa “no nacer”. En el campo de la medicina
forense destacan dos tipos de aborto: el espontáneo y el provocado. Desde el punto de vista
ginecobstétrico, es la interrupción del embarazo antes de las 20 semanas de gestación o cuando el
producto pesa menos de 500 gramos. El aborto espontáneo se produce cuando no existe un daño
al producto de manera intencional, es decir, no se manifiesta la voluntad de la mujer embarazada
para efectuarlo. Los abortos espontáneos pueden estar originados por factores genéticos del
producto de la concepción, defectos anatómicos del útero, defectos hormonales del ovario,
infecciones, incompatibilidades sanguíneas, así como defectos de los espermatozoides.
En el aborto provocado casi en todos los casos existe el consentimiento de la madre para dicho
acto o lo realiza ella misma, o por medio de terceros para ejercer la acción, puede ser un
profesional de la salud (médico o enfermera) o no serlo.
Diagnóstico
El médico forense, con base en el examen físico de la madre, ya sea que esté viva o muerta,
deberá identificar en primera instancia los signos, síntomas y otras evidencias con el fin de
establecer el diagnóstico de embarazo reciente, tales como:
Cloasma
Oscurecimiento de la línea alba en el abdomen
Estrías abdominales (sucede en etapa tardía del embarazo)
Secreción de calostro
Corpúsculos de Mongomery
Hiperpigmentación areolar y de pezones
Infanticidio
Se conoce como homicidio del recién nacido al acto de privación de la vida de un recién nacido por
parte de su madre, dentro de las primeras 24 h de su nacimiento. El homicidio del recién nacido,
antes infanticidio, es un acto que se conoce y se lleva a cabo desde la antigüedad griega y romana.
Como primer paso, determinar la causa de muerte es esencial debido a que una “muerte natural”
desecharía este tipo de delito. El estudio de necropsia deberá descartar alteraciones anteriores a
la expulsión, durante el trabajo de parto o posteriores a éste, las cuales posibiliten la muerte. Las
afecciones congénitas y malformaciones incompatibles con la vida, así como enfermedades
placentarias, patología del amnios, ruptura prematura de membranas, presentaciones podálicas o
transversales que provoquen sufrimiento fetal, pueden convertirse en causa de muerte. Las
hemorragias, infecciones o aspiración de líquido amniótico por vías respiratorias, durante el
postparto constituyen condiciones que el especialista deberá determinar y demostrar con claridad
para evitar responsabilidad de la madre; en todo caso, la investigación se centra en revisar la
atención obstétrica proporcionada.
Bibliografía:
Bibliografía: Medina, T. F. E., Dolores, G. F., Pompeyo, S. M., & Camacho, C. J. (2018). Medicina
forense. Editorial El Manual Moderno.