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Tomando como ejemplo a lo que se refieren Onetto y Freire: creemos que es muy

importante lograr ese efecto de inspiración en nuestros alumnos. Es indispensable que


ellos por sus propios medios puedan mirar hacia un futuro, que sepan que su esfuerzo
no es en vano y que tendrá su recompensa, enseñarles a elegir su camino. Enseñarles
a que no hay amor más fuerte que el amor propio, y que cada uno es responsable de
su destino.
Si todo docente cumple con su rol de enseñar, de no desperdiciar ese tiempo tan
valioso, en donde el mismo aprende de sus alumnos, escuchando, observándolos, y
darse cuenta que a pesar que todos los contextos no son iguales, cada chico tiene un
saber para aportar, el cual le da lugar al educando que logre ese pensamiento crítico,
esa curiosidad por aprender, por superarse, por lograr esa autonomía que el alumno
tanto necesita para ser él mismo y no un reflejo de su profesor.
Ser docente hoy es un desafío constante, no es tarea fácil ya que hoy en día tenemos
que aprender a crear ese espacio pedagógico a como dé lugar. la tecnología se instaló
de un sopetón en nuestra cotidianeidad y aparentemente vino para quedarse. Esto es
un gran desafío para el docente, más que para nuestros alumnos. Ya que todo apunta
a que para nuestras generaciones futuras, más que para nosotros, todo girará en torno
a una app o una pantalla.
Y se supone que el docente es el educador de las personas del futuro. Pero muchas
veces es un desafío que los supera y hasta les parece imposible de concretar, ya que
todo esto es ajeno para un docente el cual está acostumbrado a trabajar de manera
tradicional. A mirar a los ojos, a ver sus expresiones, a darse cuenta que algo no
entendieron. Hoy tenemos que aprender a generar ese espacio pedagógico a través
de una pantalla (con suerte).por eso el desafío constante ya que lamentablemente lo
tradicional nos juega una mala pasada. Hoy tenemos el gran desafío de desnaturalizar
la escuela. El docente necesita adaptarse a un nuevo ritmo de trabajo, en donde a
cada momento se siente que el alumno no lo sigue, se le escapa. Donde, además,
siempre está en el ojo del huracán por ser considerado uno de los más importantes
autores y responsables de la educación del niño y adolescente, ya que para eso "son
profesionales". Lo cual muchas veces esto implica ser "atacado" por las familias y por
el sistema mismo.
Pero esta responsabilidad no puede llevarse a cabo por el mero hecho de que el
docente ponga el alma para desempeñar su trabajo. Hay muchísimos factores que
influyen a la hora de ser docente y esta tarea sea tomada como una labor esencial,
cristalina, importante.
Ser docente hoy implica primero entender que se hace de vocación, entender a la
profesión como lo que es, darle la importancia que se merece esta labor, pensar que
en gran parte sí somos los principales responsables de los hombres y mujeres del
futuro. Y si ya tenemos la certeza de que nuestra posición económica no va a dar un
vuelco de 360 grados por dedicarnos a la docencia, entonces una buena forma sería
replantearnos todos los días que tenemos para entregarles a nuestros alumnos
además de los saberes estipulados. Darles las herramientas para que ellos sepan
defenderse como personas que son, sepan utilizar todos los medios que posean para
solucionar un conflicto. Enseñarles a ser ellos, y no un reflejo del mismo docente.
Segundo lidiar con el sistema, el cual pareciera que está al pie del cañón, tratando de
ganar esta guerra entre la docencia y el Estado, guerra que pareciera priorizar más
cuestiones económicas que de calidad de enseñanza. Donde además pareciera que la
clase hegemónica jamás entenderá que la educación tiene que ser de calidad e igual
para todos, y que no es una competencia donde quien más tiene resulta ganador. Esta
guerra perpetua donde siempre pierde el más vulnerable, quedando excluido,
desamparado. El cual termina siendo la piedra en el zapato de unos pocos, los cuales
llevan las riendas de este sistema educativo.
Tercero es poner al docente en el lugar que le corresponde, y no verlo como un
enemigo, o una competencia. Que pueda ocupar el lugar que alguna vez ocupó y ya
hace mucho tiempo perdió. Pero con herramientas nuevas, nuevas miradas hacia el
futuro de sus alumnos, en donde él como docente se sienta capaz de poder afrontar el
alumno que se le presenta, sin tener que cuestionarse si va a poder llevar adelante
una clase, sin pasar por inepto por no saber cómo defenderse ante tantos avances, los
cuales son un campo desconocido para muchos de los docentes actuales.
Obviamente todos estos logros no dependen solo del docente. Nace desde un Estado
(muchas veces ausente), continuando por la sociedad, el docente en sí, las familias,
los alumnos.
Todos somos responsables de este cambio rotundo que ya se está llevando a cabo, tal
vez en una forma muy lenta para los tiempos que corren, pero estamos viviendo un
momento en la historia donde el destino nos dio un impulso para cambiar, con una
pandemia de por medio. Entonces no seamos necios y aprovechemos este empujón
para arrancar y avanzar, utilicemos este motivo que nos da el destino para mejorar la
manera de utilizar la tecnología, aliarnos a las nuevas herramientas para innovarnos a
la hora de educar. Es hoy, ya. El tiempo no para, no espera. Queda en nosotros como
futuros docentes el tomar la iniciativa y transformar esta situación en conocimientos
para mejorar nuestras maneras de enseñar. Creemos que desnaturalizar la escuela
hoy sería de gran utilidad para los tiempos que corren.
BIBLIOGRAFÍA:

Gvirtz, silvina, Silvia Grinberg y Victoria Abregú (2002). La educación ayer, hoy y
mañana: el ABC de la Pedagogía. Buenos Aires: Aique Grupo Editor, cap. 2

Rosa María Torres (2000) Reunión Prospectiva Preparatoria de la VII Reunión del comité
Regional Intergubernamental del Proyecto Principal de Educación, Santiago.

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