La Asistencia Puntual a Clases: Cimiento Fundamental para la Excelencia en la Formación

Profesional y Académica.

Mariana Sofia Ortega España

NT12

Cuarto semestre

Bogotá

Diciembre de 2023
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Introducción.

El rendimiento académico es un fenómeno complejo y multifacético, se ve influido por una variedad

de factores que abarcan lo personal, familiar y social. Elementos como la personalidad del
estudiante, su capacidad para manejar la presión y la ansiedad, así como las relaciones
interpersonales juegan un papel crucial en su desempeño académico. En este contexto, es pertinente
considerar el factor transversal del ciclo de vida y cómo su desarrollo impacta significativamente en
la adaptación a la vida universitaria y al campo profesional.

Desarrollo.

Dentro de este marco, aspectos comportamentales como los hábitos de estudio, la planificación y el
establecimiento de objetivos se revelan como herramientas fundamentales para la correcta
adquisición de aprendizaje, identificándose como habilidades esenciales para aprender a aprender.
Las variables afectivas y motivacionales también desempeñan un papel crucial en la satisfacción del
estudiante con su rendimiento, como se destaca en el artículo "Factores asociados al fracaso
académico en estudiantes universitarios de Barranquilla (Colombia)". Es esencial reconocer que el
rendimiento académico, permeado por diversas dimensiones, no es irredimible, sino que aboga por
una propiedad transformadora que permite el cambio y la adaptación.

Al considerar esta propiedad transformadora desde la perspectiva de la teoría psicosocial de Erikson

(1933, citada por Bordignon en 2005), desarrollada a partir de crisis dialécticas con cualidades
sintónicas y distónicas, se puede observar su influencia en la consolidación de la identidad arraigada
a sus etapas. Además, la capacidad de comprometerse en la formación académica durante esta etapa
puede influir en la percepción de uno mismo y en la confianza en las habilidades profesionales.
Atendido desde la etapa de vida en donde ingresan algunos universitarios (17 a 22 años)
correspondiente de la transición de la adolescencia a la adultez temprana; Durante esta fase, la etapa
de "Intimidad frente a Aislamiento" de Erikson destaca la necesidad de establecer relaciones
significativas y compromisos emocionales. La teoría de Erikson resalta que la búsqueda de la
intimidad no se limita al ámbito personal, sino que se extiende a la esfera académica, donde la
construcción de conexiones sólidas puede ser tan fundamental como el logro de metas académicas
específicas, es decir, en la adultez temprana, la formación académica va más allá de la adquisición de
conocimientos, abarcando la cultivación de conexiones significativas y asociaciones que perduren en
la carrera profesional concibiendo que la interacción social en el entorno académico se convierte en
un componente vital para el crecimiento personal y profesional, influyendo en la percepción de uno
mismo y la confianza en las habilidades profesionales.

La satisfacción ante el compromiso con los demás actúa como un catalizador en este periodo de vida,
marcado por la transición de la adolescencia a la adultez temprana. Aunque esta fase represente la
cúspide del desarrollo cognitivo, es esencial reconocer la importancia del autocuidado para años
posteriores, utilizando la capacidad de abstracción para comprender las consecuencias de nuestras
decisiones en la construcción del futuro, incluyendo la formación profesional.

En este contexto, aspectos comportamentales como los hábitos de estudio, la planificación y el

establecimiento de objetivos son esenciales para el éxito académico y profesional. La autoeficacia,
entendida como la confianza en nuestras capacidades, impulsa no solo el rendimiento académico
sino también el éxito profesional al enfrentar tareas complejas. La autodisciplina actúa como un
motor para el progreso constante basado significativamente en la autorregulación, manteniendo el
enfoque y gestionando el tiempo de manera eficiente de tal manera que los objetivos impuestos
secunden bajo una acción. La autonomía se traduce en la capacidad de tomar decisiones informadas
y asumir la dirección de nuestro propio aprendizaje (Maldonado. 2017). y la responsabilidad,
interconectadas, permiten la autorregulación y trazar un curso hacia el éxito. La puntualidad, como
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virtud invaluable, demuestra respeto por los demás y compromiso con el propio crecimiento y
desarrollo. Estas cualidades forman un conjunto esencial que no solo conduce al éxito académico,
sino que sienta las bases para una carrera profesional fructífera y satisfactoria.

La eficacia académica debe evaluarse considerando el contexto de las instituciones, y las políticas
educativas deben aspirar a brindar igualdad de oportunidades a estudiantes de diversos entornos.
Factores familiares, socioeconómicos y el apoyo docente son determinantes, y las diferencias entre
instituciones privadas y públicas, así como las desigualdades socioeconómicas, pueden impactar
significativamente en el éxito o fracaso académico.

Conclusiones

En síntesis, el rendimiento académico es un resultado complejo determinado por una interacción de

factores personales, sociales y contextuales, y comprender esta complejidad es esencial para diseñar
estrategias efectivas que promuevan el éxito educativo. Pues, el camino hacia el éxito académico y
profesional no es lineal ni uniforme, pero la combinación de habilidades personales, desarrollo
emocional, interacciones sociales y un acceso equitativo a la educación crea un terreno propicio para
el crecimiento y la realización a lo largo de la vida. La formación académica en la adultez temprana,
guiada por la teoría psicosocial y respaldada por atributos esenciales, no solo impulsa el aprendizaje,
sino que también sienta las bases para una identidad profesional duradera y significativa.

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