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UNIVERSIDAD ANTONIO RUIZ DE MONTOYA

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y CIENCIAS HUMANAS – EAP DE PSICOLOGÍA

Curso : Consejería educativa y tutoría


Nombre : Gary Grandez Rodriguez

Perfil del tutor


Introducción

El desarrollo de un país, el cual se puede entender como progreso, tiene como uno de los principales
pilares a la educación. Según, Boccio y Gildemeister (2016) “de la mejora de la educación
depende en gran parte el progreso de un país” (p.07). En ese sentido, un factor indispensable para
la valoración de la calidad educativa es el rendimiento académico de los estudiantes ya que permite
evidenciar el nivel de logro alcanzado durante su proceso de aprendizaje.

Sin embargo, estos niveles de logro o rendimiento académico son el resultado de distintas variables
que interactúan en el estudiante durante este proceso formativo. Para Garbanzo (2007) entre estas
dimensiones se reconocen factores como los conocimientos previos, las técnicas de estudio, las
condiciones físicas, la motivación académica, los aspectos emocionales, la metodología del
docente, el contexto instituciones, el entorno familiar, el contexto económico, las diferencias
sociales, etc. Además, existen distintos actores que directa o indirectamente participan en la
formación del estudiante, entre ellos se destacan al docente, el tutor, el psicopedagogo, el director,
los compañeros de aula, la familia, las amistades, la comunidad, etc. Es por ello que en este
contexto es importante tener una perspectiva integral del alumno/a, sobre todo si se desea entender
y atender las distintas necesidades u obstáculos que puedan presentarse durante la trayectoria
formativa de los estudiantes.

Dicho esto, para poder acompañar a los estudiantes de forma adecuada en este proceso formativo es
necesario responder a un perfil claro y acorde a las necesidades del alumno/a que van más allá de
las labores de enseñanza dentro del aula. En ese sentido, en los últimos años se han venido
desarrollando distintos cambios en la sociedad e historia y con ello el objetivo y configuración de
los centros formativos, en especial de la escuela, se han ido modificando. En este devenir surge un
agente adicional con roles específicos dentro del entorno formativo que lleva el nombre de tutor y
se desempeña dentro del marco de la tutoría. Según el MINEDU (2016) “La tutoría es la
modalidad de la orientación educativa inherente al marco curricular nacional, que se encarga del
acompañamiento socioafectivo y cognitivo de los estudiantes, dentro del marco formativo y
preventivo, con el objetivo de potenciar su desarrollo humano” (p.10). Cabe mencionar, que esta
labor tutorial puede ser llevada por el docente o por un agente distinto, sin embargo es importante
establecer lineamientos del quehacer y práctica del tutor/a.

Para ello se propone el siguiente perfil del tutor/a:

Ser una persona empática, es decir que sea capaz de ponerse en el lugar del otro y con esto, poder
entender mejor al estudiante.
Capacidad para establecer vínculos, los cuales permitan desarrollar una relación sostenida basada
en la confianza del alumno/a y con ello, poder explorar temas personales o significativos. En ese
sentido, es importante que el tutor/a sea una persona congruente con lo que dice y hace.
Habilidades para expresarse de forma clara y concisa las cuales busquen disminuir la ambigüedad
o malos entendidos en la comunicación o en la realización de compromisos entre ambas partes.
Capacidad de escucha activa la cual facilite un acompañamiento al estudiante de forma atenta
durante el proceso de tutoría.
Habilidad para reconocer las cualidades del estudiante y a su vez, facilitar que este último pueda
identificar dichos recursos.

Capacidad para identificar las necesidades u obstáculos que puedan emerger en el proceso
formativo del alumno/a. En ese sentido, también es vital tener la habilidad para estructurar y
establecer compromisos con el alumno/a, los cuales puedan orientar y favorecer al desarrollo del
estudiante.

Reconocer el contexto o entorno donde interactúa el estudiante tanto dentro como fuera de la
escuela para tener una mirada integral del tutorando y con ello sea posible dejar de lado las
atribuciones o sesgos sobre el alumno/a.
Tener herramientas para sostener y acompañar adecuadamente a los estudiantes.
Gozar de un estado de salud óptimo que permita un acompañamiento adecuado al alumno/a.
Habilidades para acompañar o trabajar con los estudiantes de forma individual y grupal.
Capacidad de reconocer los límites del acompañamiento y con ello poder derivar al estudiante si es
necesario.
Monitorear los casos y el cumplimiento de los compromisos. Además, es necesario sistematizar
toda la información recopilada de las sesiones.
Capacidad para autoevaluar su desempeño como tutor/a.
Habilidad para trabajar de forma articulada con otros profesionales del entorno, en otras palabras
articular labores con psicólogos, docentes, directores, personal administrativo, etc. Cabe
mencionar, que el tutor/a debe asistir a reuniones de supervisión de los casos. Del mismo modo se
debe considerar la posibilidad de trabajar también con los padres de familia.

Referencias

Bocio, K. y Gildemeister, R. (2016). Programa “Leer es estar adelante”: Evaluación de la


comprensión lectora a través de un estudio longitudinal. Lima:IEP. Extraído de:
http://repositorio.iep.org.pe/bitstream/IEP/455/1/documentodetrabajo226.pdf

Garbanzo, G. (2007). Factores asociados al rendimiento académico en estudiantes universitarios,


una reflexión desde la calidad de la educación superior pública. Costa Rica: Educación. Extraído
de: http://www.redalyc.org/pdf/440/44031103.pdf

MINEDU (2016). Tutoría y orientación educativa.Lima:PRYSMA. Extraido de :


http://www.minedu.gob.pe/minedu/archivos/a/002/04-bibliografia-para-eba/3-tutoria_eba.pdf

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