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UNIDAD 1.

TEMA 4
LA LEY PROCESAL:
A nuestro entender una de las definiciones más completas de lo que es la
Ley, nos la da San Agustín, al expresar: “que es un precepto racional orientado
hacia el bien común, y promulgado por quien tiene a su cargo el cuidado de la
continuidad”.
Ahora bien, la Ley viene siendo toda norma dictada por la autoridad
competente que lleva en si el poder de obligar al cumplimiento de lo en ella
ordenado, lo que representa un beneficio para toda la comunidad, estando integrada
de dos elementos: el supuesto de hecho y la sanción que comporta para el que ha
violado en hecho en referencia.
La ley es el acto de carácter general sancionado por el cuerpo encargado de
legislar o de crear leyes de acuerdo a lo establecido en el artículo 202, en
concordancia con el numeral 1 del artículo 187 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela. Siendo el cuerpo legislador en Venezuela la Asamblea
Nacional, es ella la única encargada de crear actos con carácter de Ley, con la
excepción de los decretos leyes que dicta el ejecutivo nacional a través del
Presidente de la República, de acuerdo al numeral 8 del artículo 236 ejusdem
En la ley se destacan tres caracteres principales, que marcan su importancia:
la generalidad, la obligatoriedad y lo justo.
Chiovenda, en sus Instituciones define la Ley Procesal como la reguladora
de las condiciones y modos de actuación de la ley en el Proceso, así como la
regulación jurídica procesal.
Cuenca, al decir que se entiende por Ley toda norma contentiva de un poder
que obliga en beneficio de la colectividad, nos lleva al concepto de la norma
procesal, considerando como tal, al instrumento que tiene a su disposición el
derecho procesal para la realización del derecho.

NATURALEZA PROCESAL DE LA LEY.


A tal efecto hay que distinguir entre leyes formales (procesales) y leyes
materiales (sustantivas). Ambas tienen una fuente común y muchas veces un
cuerpo legal tiene normas de las dos naturalezas.
Para Cuenca las leyes procesales regulan la conducta y la actividad de los
jueces, partes y demás sujetos procesales; los materiales se refieren a los derechos
y obligaciones que pueden o no ser reconocidos por las normas procesales, las
formales señalan la forma, los materiales el fondo.
La cuestión fundamental que se plantea es la de saber cuándo una ley es
procesal.
Tratando de reducir este problema a sus términos finales Couture nos dice
que la naturaleza procesal de una ley no depende del cuerpo o disposiciones donde
se encuentra inserta, sino de su contenido propio. El Contenido propio de la ley
procesal es la regulación de fenómenos estrictamente procesales, vale decir la
programación del debate judicial referido a su fin, que es la decisión de un conflicto
de intereses.
Cualquiera sea el cuerpo de ley en que encontremos una norma o grupo de
norma de esta especie, estaremos en presencia de una norma o ley procesal.
Por ejemplo, las normas que regulan las oposiciones al matrimonio, las
ejecuciones, las pruebas, aunque estén en el Código Civil, son normas de
naturaleza procesal, igual con las normas que regulan la quiebra y las diligencias
encaminadas en su declaración están en el Código de Comercio, o las normas que
regulan la prescripción de las acciones civiles están el Código Civil o las penales en
el Código Penal, son procesales.
Por otro lado, en relación a normas que regulan las pruebas la doctrina
italiana la define como normas bifrontes, por decir que representan un puente entre
la ley material y la formal, siendo que muchas de ellas se refieren a su formación
antes del proceso, como los documentos, en relación a sus efectos sobre el derecho
substancial y otras regulan su relevancia, admisibilidad y valoración en un proceso
instaurado.
En este sentido Chiovenda ofreció un estudio magistral sobre la naturaleza
procesal de las normas sobre las pruebas, particularmente cuando se presentaba
el problema de la eficacia de la ley procesal en el tiempo, cuando transcurría un
tiempo desde su formación hasta su entrada en el proceso. Así explicaba, que las
normas relativas a las pruebas tienen o no naturaleza procesal, según estén
determinadas o no por razones procesales. Si el legislador establece una norma
probatoria porque inspirándose en las modificadas condiciones de la civilización, de
la sociedad de la moral pública, la considera conforme al objeto de asegurar un
mejor resultado a la Litis, en consecuencia, la norma probatoria encontrará
aplicación en todo proceso futuro, sin considerar el tiempo en el que haya ocurrido
el tiempo que quiera probarse.
En este sentido Chiovenda distingue normas probatorias generales de
normas probatoria particulares. Las primeras no partes de la consideración de la
relación jurídica singular, sino del interés de garantizar la mejor definición de toda la
Litis en general, a dirigir la actividad intelectiva del juez en sí misma, a reducir la
probabilidad de error en el interés de la función jurisdiccional. Su fin inmediato es la
mejor formación del convencimiento del juez.
En cambio, las normas probatorias particulares, como aquellas que el
legislador dicta, no en vista de las relaciones jurídicas de grandes grupos de ellas
como las convenciones, sino en vista de una determinada relación jurídica, como la
compraventa, la transacción, el estado legítimo de un hijo, etc. Su fin es
principalmente en virtud de una relación singular que se quiere disciplinarla y
tutelarla, y pone límites a las pruebas porque se preocupa de la condición jurídica
de una determinada parte, impidiendo que una acción sea intentada al dotar a las
partes de una prueba, como un documento.
Finalmente, hay que señalar que existe lo que la doctrina ha denominado
como derecho procesal fundamental, o, lo que es lo mismo, de un Derecho Procesal
Sustancial, un Derecho Procesal garante del debido proceso, del derecho de
defensa, de la igualdad jurídica de las personas, del derecho a ser oído, y esencial
para asegurar el respeto a la dignidad humana. El Derecho Procesal Fundamental
o Derecho Procesal Sustancial surge, entonces, como la máxima garantía que
puede existir para el respeto de los Derechos Humanos, entendidos éstos no
solamente en cuanto se refiere a la integridad física de las personas, sino en cuanto
al trato debido a todo habitante no sólo como súbdito de un Estado sino como
ciudadano del mundo, en cuanto tenga que ver con sus autoridades o gobernantes,
o esté relacionado con actos o hechos no sólo de naturaleza judicial sino
administrativa y legislativa. Puede afirmarse, entonces, la existencia de un Derecho
Procesal Fundamental, natural y generalmente obvio, con el cual se pretende
asegurar el debido proceso en todas las actuaciones judiciales, administrativas,
legislativas, y de control; que garantiza el derecho a ser oído en todas las esferas
en que se manifieste la soberanía de un Estado; que protege al individuo y que le
garantiza el derecho a un tratamiento digno, imparcial, impartial, justo y equitativo,
por parte de todas las autoridades judiciales, administrativas y de control o
vigilancia. Es, pues, el Derecho Procesal Fundamental, un derecho sustancial,
jamás adjetivo, ni instrumental o de medio. Tiene un fin en sí mismo: la protección
absoluta, en todas las circunstancias de tiempo, modo, lugar y persona en que un
Estado ejerza su soberanía, de los Derechos Humanos.
NATURALEZA DE LA LEY PROCESAL.
La ley procesal pertenece al derecho público porque regula una actividad de
naturaleza pública, la función jurisdiccional asumida por el Estado
Entre los tratadistas se ha discutido bastantes, si las leyes de procedimiento
están en la esfera del orden público o del privado; y debemos recordar que la
dificultad surge en la precisión de la imagen de orden público, la que es bastante
indefinida, por ser variable tanto en el tiempo como en el espacio; pero pueden
considerarse como elementos integradores del orden público, aquel agrupamiento
de reglas dirigidas y dictadas por el Estado para el mantenimiento del bienestar
común, y ante cuya presencia los derechos individuales ceden ante el supremo
interés de la colectividad.
Siendo públicas no pueden renunciarse por convenio de los particulares, sin
embargo, al lado de normas procesales imperativas se encuentran normas
procesales de carácter dispositivo, que sólo tiene aplicación si la voluntad de las
partes interesadas no dispone de otra cosa. Ejemplo de estas es la establecida en
relación a facultad de las partes de solicitar que se decida la causa sin pruebas (Ord
3° Art. 389 del CPC) o en relación al domicilio procesal convencional (Art. 47 CPC).
El motivo de esta libertad es dispositiva, es porque si bien es cierto existe interés
público del Estado en la resolución de un conflicto y con ello se mantenga la paz
ciudadana, también es cierto que hay interés privado de los particulares en la
satisfacción de las pretensiones que hacen valer en el proceso.
Además, son normas de carácter autónomas, por ser su interés la resolución
de conflictos de orden legal surgidos entre los miembros de la colectividad.
Tienen función coactiva, ya que en las decisiones tomadas por un juez a la
hora de una resolución de un conflicto y en el trámite del proceso mismo, deben
estos estar dotados del poder coercitivo del Estado para hacer que estas se
cumplan.
Son de inmediato cumplimiento, entran en vigencia de forma inmediata.

EFICACIA DE LA LEY PROCESAL EN EL TIEMPO.


Como todas las leyes, la Ley Procesal se dicta en un lugar determinado y en
un momento, sin embargo, la relación jurídica procesal tiene su duración en el
tiempo ya que se realiza a través de una cantidad de actos sucesivos, por lo que
puede ocurrir que su vida transcurra bajo la vigencia de una ley o de diversas leyes,
que se suceden unas a otras en el tiempo.
El principio general, aplicable entre nosotros, es la regla tradicional formulada
por la doctrina: tempus regit actum, según el cual los actos y relaciones de la vida
real se regulan por la ley vigente al tiempo de su realización.
Este principio se aplica en el derecho venezolano a la ley procesal de
acuerdo a lo contenido en al artículo 24 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela así:
Artículo 24.- Ninguna disposición legislativa tendrá efecto retroactivo, excepto cuando
imponga menor pena. Las leyes de procedimiento se aplicarán desde el momento mismo
de entrar en vigencia aun en los procesos que se hallaren en curso; pero en los procesos
penales, las pruebas ya evacuadas se estimarán en cuanto beneficien al reo o a la rea,
conforme a la ley vigente para la fecha en que se promovieron.
Cuando haya dudas se aplicará la norma que beneficie al reo o a la rea

Así mismo, el artículo 9 del código de Procedimiento Civil


Artículo 9. La ley procesal se aplicará desde que entre en vigencia, aún en los procesos
que se hallaren en curso; pero en este caso, los actos y hechos ya cumplidos sus efectos
procesales no verificados todavía, se regularán por la ley anterior.

De las anteriores normas se puede concluir que la ley procesal es aplicable


a todos los procesos que regulen desde el momento de su entrada en vigencia,
incluso para los que encuentren en curso, asumiendo, a partir de este momento, las
formas y pauta que marque la nueva ley. En materia procesal penal, se hace la
diferenciación de las pruebas que hayan sido evacuadas con la ley anterior, en ese
caso se seguirá aplicando la ley anterior en relación la estimación o valoración de
la prueba, siempre y cuando esta beneficie al reo o rea, es decir, aquí se da un caso
de ultractividad de la ley.
Bajo este panorama se plantean tres supuestos:
A) Los procesos terminados. Bajo la vigencia de una ley anterior la nueva ley no
tiene ninguna eficacia, todos sus actos y efectos quedan firmes
B) En relación a los procesos que se hayan iniciado bajo la vigencia de la ley
derogada y se encuentren en curso, cuando entra a regirla nueva ley. Ellos
quedan regidos por la nueva ley, respetando los actos procesales que se
hayan practicados con la ley anterior, Generalmente, cuando se dan cambios
procesales drásticos la ley nueva contempla las formas y en qué estado del
nuevo proceso sigue el juicio y se asumen los actos realizados con la ley
anterior, en relación a la nueva ley. A falta de regulación transitoria de la
nueva ley, la doctrina ha sugerido tres posiciones, la primera que la ley vieja
se siga aplicando hasta que termine el proceso, lo cual no es aplicable en
nuestro territorio por cuanto constitucionalmente la nueva ley es aplicable de
forma inmediata, la segunda, aplicar de forma rigurosa la nueva ley a los
actos sucesivos del proceso en curso, y la tercera, dividir la causa en
periodos o etapas en tal forma que hasta el cumplimiento de cierto periodo o
etapa del proceso se aplique la ley anterior y de allí en adelante la ley nueva.
C) Los procesos no iniciados. La ley Procesal se aplica completamente. En este
caso hay que distinguir respecto a la ley sustancial, esta se aplica la ley que
esté vigente para el momento que ocurrieron los hechos controvertidos, pero
en relación a la ley procesal se aplica la ley que esté vigente para el momento
que se inicie el proceso y durante su transcurrir.

EFICACIA DE LA LEY PROCESAL EN EL ESPACIO.


La eficacia de la norma jurídica está condicionada, no solo en relación al
tiempo, sino también en relación al espacio, es decir, al lugar donde esta se aplica,
lo que tiene relación con los límites de la soberanía de un Estado y cuya jurisdicción
no puede tener un determinante de este poder. En consecuencia, el proceso se rige
por las normas del Estado donde ha de desarrollarse, de aquí el principio
fundamental de la territorialidad de las leyes procesales. Ante esto se plantea la
duda sobre la eficacia extraterritorial de la ley, tanto de la ley venezolana en otro
territorio, como la de otra Estado en el territorio venezolano.
Los fundamentos de la aplicación de la lex fori (ley del lugar) son los
principios: Políticos: la administración de justicia es inherente al Estado; Práctico: si
se admite la aplicación del proceso de otro Estado, se generaría dificultades por
diferencia de órganos, procedimientos, solemnidades; y Orden Público: por la
posible contradicción con principios internos irrenunciables.
La necesidad de este estudio se origina en que si bien cada Estado soberano
ha asumido como propia la función y regulación jurisdiccional puede ocurrir que la
relación procesal en un Estado tenga elementos de conexión con el ordenamiento
jurídico de otro Estado, ya sea porque en ese relación interviene sujetos nacionales
de ese Estado o domiciliados en otro Estado, ya sea porque los bienes reclamados
en un Estado están ubicados en otros, ya sea porque se inició una relación procesal
en un Estado y es necesario practicar actos en otro, o hacer valerlos.
En este sentido, hay que afirmar que no hay impedimento en la admisión de
la ley extranjera para ciertos actos atinentes a la eficacia de las normas sustantivas
privadas dentro y fuera del ámbito nacional, siendo la solución a través de la
aplicación de normas de Derecho Internacional Privado, pero en cuanto al
procedimiento y demás trámites procesales, sólo debe tomarse en cuenta y
ejercitarse las que se ajustan a la Ley Procesal del Estado ante cuyos Tribunales
se vaya en reclamo de la justicia, es decir, que en principio en materia de derecho
procesal no encontramos disposiciones de Derecho Internacional Privado.
Entre nosotros el artículo 8 del Código de Procedimiento Civil dispone
Artículo 8° En los casos de aplicación del Derecho Internacional Privado, los Jueces atenderán
primero a los tratados públicos de Venezuela con el Estado respectivo, en cuanto al punto en
cuestión; en defecto de tales tratados, aplicarán lo que sobre la materia dispongan las leyes
de la República o lo que se desprende de la mente de la legislación patria; y en último lugar
se regirán por los principios de dicho Derecho aceptados generalmente.

En el Código de Derecho Internacional Privado o Código de Bustamante se


establece de forma expresa el principio de que en el proceso se regula la lex fori.
En el mismo sentido se establece en el artículo 56 de la Ley de Derecho
Internacional Privado.
En virtud de la territorialidad absoluta de la ley procesal, es posible que en
el transcurso de un proceso se apliquen dos clases de leyes diferentes, la ley
procesal venezolana y la ley sustancial extranjera de acuerdo al Derecho
Internacional Privado.
Los tribunales civiles en Venezuela están obligados a administrar justicia a
todos los ciudadanos, nacionales y extranjeros (art. 1 CPC), de acuerdo a la ley
procesal venezolana, sin embargo, es necesario el estudio de los supuestos
especiales en la aplicación de la ley extranjera:
En relación a la capacidad procesal: En el artículo 136 y 137 del CPC se establece:
Artículo 136° Son capaces para obrar en juicio, las personas que tengan el libre ejercicio de
sus derechos, las cuales pueden gestionar por sí mismas o por medio de apoderados, salvo
las limitaciones establecidas en la ley.

Artículo 137° Las personas que no tengan el libre ejercicio de sus derechos, deberán ser
representadas o asistidas en juicio, según las leyes que regulen su estado o capacidad.

Es decir, que debe tenerse en cuenta para la capacidad procesal que la


persona tenga el libre ejercicio de sus derechos de acuerdo a la ley que regule su
estatuto personal; En Venezuela el estado y capacidad de una persona se regulaba
de acuerdo a su ley nacional (Arts. 19 y 26 del Código Civil), sin embargo, hoy, de
acuerdo al artículo16 de la Ley de Derecho Internacional Privado, se regula por la
ley del domicilio de la persona. Por ejemplo, en Venezuela, la capacidad se adquiere
con la mayoría de edad, pero si en un juicio se presenta una persona con domicilio
en el extranjero cuya ley nacional dice que la capacidad se adquiere a los 17 años,
en el proceso debe admitirse su capacidad de obrar, igual si esa ley extranjera
establece que la capacidad se adquiera a los 25, no se admitirá como parte, si no
está debidamente representado según la ley de su país.
En relación a las pruebas. El principio general admitido del Derecho Internacional
Privado es el de la admisibilidad de los medios de pruebas regida por el lugar en
que se ha realizado el acto o hecho que se trata de probar y la forma de practicarse
se rige por la ley del lugar donde se lleva a cabo, salvo que la ley del lugar donde
se sigue el juicio no autorice ese medio de prueba. (Art. 399 y 400 del Código de
Bustamante) Es necesario tener en cuenta los artículos 37 y 38 de la Ley de
Derecho Internacional Privado.
Puede ocurrir que algunos actos del proceso deban realizarse no en la sede de la
autoridad judicial en que se desarrolla el proceso sino en otro territorio extranjero.
En esos casos las hipótesis a considerarse son dos:
 Ejecución en el extranjero de actos relativos al proceso interno. Ha tenido un
desarrollo muy precario, porque supone una extensión del imperio del Estado
más allá de sus fronteras
 Ejecución en el propio Estado de actos relativos al proceso extranjero. Ha
sido generalmente aceptado y ha dado a origen a las diversas formas de
cooperación internacional en los procesos judiciales.
Ejecución en el extranjero de actos relativos al proceso interno en Venezuela. En
Venezuela se ha acogido el sistema que confía a los funcionarios judiciales del
estado extranjero la realización de actos en su territorio y la cooperación se actúa
mediante actas rogatorias dirigidas por la vía diplomática o consular (Art 188 CPC);
en este sentido se pronuncia el Código de Bustamante y los artículo 59 la Ley de
Derecho Internacional Privado, así como la “Convención Interamericana sobre
Exhortos o Cartas Rogatorias” (Panamá 1975) y “Convención Interamericana de
sobre Recepción de Pruebas en el Extranjero” (Panamá 1975).
Ejecución en el Venezuela de actos relativos al proceso extranjero.
El Código de Procedimiento Civil contiene la forma como se hace valer en
Venezuela los actos emanados de tribunales extranjeros, pero diferencia cuando se
trate de actos diferentes a la sentencia y cuando se trata de sentencias. En el primer
caso en el artículo 857 (CPC). Se señala:
Artículo 857. Las providencias de Tribunales extranjeros concernientes al examen de testigos,
experticias, juramentos, interrogatorios y demás actos de mera instrucción que hayan de
practicarse en la República, se ejecutarán con el simple decreto del Juez de Primera Instancia
que tenga competencia en el lugar donde hayan de verificarse tales actos siempre que dichas
providencias vengan con rogatoria de la autoridad que las haya librado y legalizadas por un
funcionario diplomático o consular de la República o por vía diplomática.

Estas mismas disposiciones son aplicables a las citaciones que se hagan a personas
residentes de la República, para comparecer ante autoridades extranjeras, y a las
notificaciones de actos procedentes de país extranjero.

EL EXEQUÁTUR
En el caso de ejecución de sentencias, hay que diferenciar cuando se trate de
sentencias de jurisdicción contenciosa y de sentencias de jurisdicción voluntaria o
no contenciosa. Cuando se trata de sentencias de jurisdicción voluntaria se realiza
ante el tribunal superior así:

Artículo 856° El pase de los actos o sentencias de las autoridades extranjeras en materia de
emancipación, adopción y otros de naturaleza no contenciosa, lo decretará el Tribunal
Superior del lugar donde se haya de hacer valer, previo examen de si reúnen las condiciones
exigidas en los artículos precedentes, en cuanto sean aplicables.

En el caso de sentencias de jurisdicción contenciosa se aplica las


disposiciones del exequator previstas en los artículos 850 y siguientes del Código
de Procedimiento Civil.
De acuerdo a los artículos 850 y siguientes del Código de Procedimiento Civil
quien conocerá será el más alto tribunal de la República, antes Corte Supremo de
Justicia). De acuerdo al numeral 2 del artículo 28 de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia esa competencia le corresponde a la Sala de Casación Civil
del Tribunal Supremo de Justicia. Es oportuno aclarar que la derogada ley del año
2010 era confusa ya que el artículo 26, numeral 23 asignaba esta competencia a la
Sala Política- Administrativa, pero igual lo hacia el artículo 23, numeral 2 con la Sala
de Casación Civil, sin que distinguiera en qué casos le tocaba conocer a cada sala.
Con la vigente ley del año 2022 se deja exclusivamente esa competencia a la Sala
de Casación Civil.
Igualmente, hay que señalar que en los artículos 53, 54 y 55 de la Ley de
Derecho Internacional Privado se establece los requisitos para hacer valer en
Venezuela una sentencia de un Tribunal extranjero, particularmente, que sea
dictada en materia civil u mercantil, que tenga el carácter de cosa juzgada, que se
haya respetado la jurisdicción venezolana, que el tribunal extranjero haya tenido
jurisdicción, que se haya citado al demandado y se la haya respectado su derecho
a la defensa, que no tenga conflicto con decisiones dictadas por tribunales
venezolanos, o en procesos en curso.
En general, la solicitud de exequátur se presentará por escrito, identificando al
solicitante y contra quien opere la ejecutoria, acompañada con la sentencia de cuya
ejecución se trate, todo en forma auténtica y legalizado por autoridad competente
(Art. 852 CPC). Se debe citar a la persona contra la cual haya de obrar la ejecutoria
conforme a las disposiciones del CPC, a fin de que conteste dentro de los diez días
siguientes a su citación, más el término de la distancia (Art. 853), con la posibilidad
de nombramiento de un defensor si se realiza la citación por carteles y aquella no
comparece (Art. 854). En la contestación se podrán proponerse todas las cuestiones
y defensas acumulativamente y el asunto se decidirá como de mero derecho, sin
embargo, la Sala podrá disponer la evacuación de otras pruebas (Art. 855).

LA INTERPRETACIÓN DE LA LEY PROCESAL.


Se entiende por interpretación de la ley, el proceso lógico a través del cual
se desentraña el contenido de una disposición legislativa.
La interpretación de la Ley adquiere toda su importancia cuando se trata de
su aplicación a un supuesto concreto. Como la norma jurídica regula en forma
general y abstracta una serie de hipótesis, que el legislador ha reducido a un
esquema formal en la norma, es necesario que el intérprete ante un hecho real de
la vida examine la norma desentrañe su sentido para descender por vía de
deducción lógica a la aplicación del principio al caso concreto. Dice Rotondi que el
legislador y el intérprete recorren el mismo camino, pero en sentido contrario,
mientras el legislador eleva por vía de inducción de lo concreto a lo general, el
intérprete por vía de deducción va de lo general a lo concreto.
La tendencia dominante en la doctrina es la de considerar las normas de
interpretación como normas generales y excluir la existencia de una teoría particular
sobre interpretación de leyes procesales, sin embargo, Rocco afirma que al lado de
la teoría general de la interpretación existen teorías especiales de la interpretación
para cada rama del derecho.
Rocco señala la existencia de dos principios generales de interpretación
específicos de las leyes procesales:
a) La limitación de la interpretación progresiva. Las Normas procesales, dice
Rocco, son normas secundarias o normas-medio porque en última instancia
sirven para garantizar los derechos materiales. Por este carácter las normas
procesales, no experimentan el influjo de cambios de los fenómenos sociales
de la misma manera como ocurre con las leyes materiales, por lo que en
estas leyes el intérprete se ve obligado realizar la interpretación progresiva
para adecuar la norma a las condiciones sociales. La interpretación
progresiva tiene una limitada aplicación en la interpretación de las leyes
procesales porque el contenido de estas normas está dado por el interés
enteramente secundario y mediato de que se realicen los intereses primarios
garantizados en las leyes materiales.
b) La necesidad de la investigación de los fines, aún remotos, de la Ley.
Mientras las normas materiales se dirigen a los particulares, las normas
procesales, en su mayoría se dirigen al juez, para regular su conducta en el
proceso. Cuando el juez examina la norma procesal, no es suficiente con que
éste se cerciore de que la norma le ha conferido determinada facultad, sino
que necesario, además, que indague el fin para el cual le ha sido conferida
esa facultad y que encamine a ese fin su conducta, ya que no sólo es
necesario que el juez conozca cuáles son sus facultades, sino que debe
saber para qué y porqué le fueron dadas.

ELEMENTOS DEL PROCESO INTERPRETATIVO.


Además del teleológico (fines) y del auténtico (sentido que le da el mismo
legislador) existen otros elementos de interpretación, como el histórico (situación
que originó la creación de la ley) gramatical (sentido de las palabras); lógico
(argumentación) y sistemático. Cada uno de estos genera una forma de
interpretación, así como el uso de los principios generales del derecho procesal y la
analogía, pero cada uno de estos no derivan de la naturaleza del derecho procesal,
sino que pertenecen a la teoría general de la interpretación de la ley.
(Derecho Procesal Civil Tomo I. Arístides Rengel Romberg) (Teoría General del Proceso.
Humberto Bello de Lozano y Antonio Bello Lozano Márquez. 1986)

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