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Rafaelina Custodio Marte

2021-00042

SEMANA 1
DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL

Nociones y Conceptualización del Derecho Procesal Constitucional.

Hugo Alsina define el Derecho Procesal como “el conjunto de normas que regulan la
actividad jurisdiccional del Estado para conseguir la aplicación de las leyes sustantivas
o de fondo, y su estudio comprende la organización del órgano judicial, la
determinación de las competencias de las autoridades judiciales que lo integran y la
actuación de los jueces y de los sujetos procesales que intervienen en la sustanciación de
los procesos.

Es el producto de la cultura y lucha para establecer un orden donde el hombre se ha


considerado y respetado como tal, donde el poder se rige por normas establecidas, es el
que nos permite actuar como ciudadano en nuestro suelo patrio

Concepto

El proceso constitucional es el sistema mediante el cual se definen, en el ámbito


jurisdiccional, todos los problemas derivados de la supremacía, defensa e interpretación
de la Constitución.

El Derecho Procesal Constitucional como la parte del Derecho Procesal General que se
ocupa de poner en actividad a la jurisdicción constitucional, entendida ésta como el
control, la defensa y la interpretación de la Constitución.

Origen del Derecho Procesal Constitucional.

Como avanza y como procede el derecho constitucional frente a la masa jurídica.

La palabra “proceso” proviene de la voz latina processus, que es el sustantivo del verbo
procedere, que significa ir hacia delante, marchar de frente, avanzar, progresar. Luego,
“proceso” es marcha hacia delante, avance, progreso, desarrollo. Se define el proceso
como “el conjunto ordenado de actos que se desarrollan progresiva y dinámicamente
con un objetivo determinado, desde el momento inicial hasta el instante final”. El
objetivo en el proceso judicial es la solución de una controversia que las partes han
sometido a la decisión de un órgano instituido por el Estado para “decir justicia”, es
decir, con la facultad jurisdiccional, que es de orden público.

Su nacimiento coincide por lo general con el de la Constitución británica del siglo


XVIII, ampliamente estudiada por el Barón de Montesquieu, uno de los más
importantes escritores y juristas de la Ilustración Francesa.

Edad Media y Edad Moderna;

Se consideró el Habeas Corpus Amendment Act del 28 de mayo de 1679, con dieciocho
preceptos, como el primer ordenamiento detallado que regula un proceso constitucional,
si bien existió desde la Carta Magna de 1215 y en la Ley de 1640. En este aspecto, para
Cappelletti el antecedente más directo del control judicial de las leyes fue la sentencia
de Lord Edward Coke que afirmó la supremacía del common law, verificada por los
jueces sobre el rey y el parlamento.

Autonomía del Derecho Procesal Constitucional.

Las autoridades de las nacionalidades, pueblos y comunidades indígenas, gozarán de un


máximo de autonomía y un mínimo de restricciones en el ejercicio de sus funciones
jurisdiccionales, dentro de su ámbito territorial, de conformidad con su derecho
indígena propio. No obstante, el reconocimiento de un máximo de autonomía, tiene los
límites establecidos por la Constitución vigente, los instrumentos internacionales de
derechos de los pueblos indígenas y esta ley.

El Derecho Procesal Constitucional es, asimismo, una disciplina de carácter mixto,


sustantiva y adjetiva a la vez. Es sustantiva porque comprende lo que Mauro Cappelletti
y Héctor Fix-Zamudio denominan la jurisdicción constitucional de la libertad y la
jurisdicción constitucional orgánica, la primera relativa a la defensa y protección de los
derechos fundamentales de la persona, y la segunda a la constitución y funcionamiento
de los órganos del Estado, todo lo cual es materia sustantiva y central de la Constitución
Política del Estado. Y es adjetiva porque se vale de normas procesales para poner en
actividad a la jurisdicción constitucional en defensa y observancia de la Constitución.

Autonomía científica

No hay aún coincidencia doctrinaria para sostener la autonomía como ciencia del
derecho procesal constitucional. Algunos lo derivan del derecho procesal y otros del
derecho constitucional, por eso los enunciados de derecho procesal constitucional y
derecho constitucional procesal.

Esta deducción desde el derecho procesal también se postula por Domingo García
Belaunde, quien tras un prolijo y meditado estudio indica que la disciplina es una rama
del derecho procesal, que participa de su carácter como derecho público donde el
proceso, como garantía, es uno solo y, por lo tanto, es como el tronco de un árbol del
que salen varias ramas con singularidades propias.

En esta línea se define al proceso como género con procedimientos constitucionales que
tienen configuraciones particulares. A su vez los poderes del Juez se enlazan con las
potestades de la jurisdicción en materia de control de constitucionalidad, de manera que
pueden encontrarse diferencias no ya entre modelos como sí entre ordenamientos.

Rubén Hernández Valle sostiene que en el proceso constitucional se tutelan dos bienes
jurídicos diferentes: los derechos fundamentales de los ciudadanos y el principio de la
supremacía constitucional. De ahí que existan diversos tipos de procesos, los cuales
responden a necesidades diferentes, pues los intereses en juego son también distintos.
Esta realidad propia del proceso constitucional condiciona lógicamente el contenido del
derecho procesal constitucional, lo cual implica que numerosas instituciones del
Derecho Procesal clásico tienen que adaptarse y hasta transformarse radicalmente para
satisfacer los dos bienes jurídicos tutelados por esta nueva rama jurídico procesal
PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES.
Principios del Derecho Procesal Constitucional.

Si hay varias normas o interpretaciones aplicables a un caso concreto, se debe elegir la


que más proteja los derechos de la persona. Así comienza el primero de los principios
establecidos en la ley. El principio “pro homine”.

En esta línea se define al proceso como género con procedimientos constitucionales que
tienen configuraciones particulares. A su vez los poderes del Juez se enlazan con las
potestades de la jurisdicción en materia de control de constitucionalidad, de manera que
pueden encontrarse diferencias no ya entre modelos como sí entre ordenamientos.

En esta línea se define al proceso como género con procedimientos constitucionales que
tienen configuraciones particulares. A su vez los poderes del Juez se enlazan con las
potestades de la jurisdicción en materia de control de constitucionalidad, de manera que
pueden encontrarse diferencias no ya entre modelos como sí entre ordenamientos.

Proceso de amparo: el principio dispositivo, según él, el proceso es cosa de partes y el


juez debe juzgar sin apartarse de lo propuesto en el marco de la demanda y la
contestación, esto es, de la congruencia que reclaman los escritos constitutivos del
proceso. En el proceso constitucional es fundamental y hace a la esencia de su función,
controlar la constitucionalidad y legalidad de los actos de las autoridades públicas y
privadas, de forma que la interpretación de los hechos y del derecho no puede tener el
condicionante delo alegado por las partes. Es imperioso ver hacia adelante, los efectos,
las consecuencias y las circunstancias que tiene el caso concreto frente a toda la
sociedad.

Otros aspectos (principios del debido proceso):

El derecho a ser oído, que implica el acceso a la justicia sin restricciones personales ni
económicas.

El derecho al proceso, que se fracciona en puntualizaciones como las garantías de


alegación, prueba y defensa de los derechos, dentro de un esquema confiables y que le
garantice seguridad personal y jurídica, a través de un abogado idóneo y de confianza, y
amparado en la publicidad del proceso.

El derecho al plazo razonable, ya sea en el tiempo para ser oído, como en el tránsito por
las distintas etapas judiciales, acordando al afectado un derecho indemnizatorio cuando
acredite los perjuicios sufridos por la demora injustificada de los tiempos del proceso.

El derecho al juez natural, y a que éste sea competente, independiente e imparcial,


donde anidan proyecciones sobre el ejercicio de la función jurisdiccional,
especialmente, el derecho a que la sentencia sea fundada y razonable, dando soluciones
apropiadas al objeto de la pretensión.
El derecho a la utilidad de la sentencia, que se enlaza con el último aspecto en el sentido
de darle sentido al pronunciamiento judicial a través de una decisión justa y efectiva,
que pueda ser cumplida también dentro de un plazo razonable.

Otros principios propios de esta materia son:


- La celeridad, para que las garantías jurisdiccionales de los derechos fundamentales y
de la Constitución sean efectivas y no pierdan eficacia con la retardación de los
trámites.

- La economía de tiempo, de gasto y de esfuerzo. La primera se relaciona directamente


con el principio de celeridad. La economía de gasto y esfuerzo tiende asimismo a la
eficacia de la garantía, porque gastos y esfuerzos innecesarios pueden desanimar al
actor a ejercitar su derecho o hacer que el costo de la acción haga inútil su beneficio.

- La inmediación, que consiste en que el juzgador esté en contacto inmediato con todos
los sujetos y tenga acceso rápido a los materiales y elementos del proceso, para
formarse un juicio cabal del problema que garantice a todos la objetividad, oportunidad
e imparcialidad necesarias en la salvaguarda de los derechos y preceptos
constitucionales.

- La Iura novit curia, que significa que el juez conoce mejor que las partes el derecho
pertinente en cada caso, por lo que está obligado a aplicar las normas correspondientes,
aunque éstas no hayan sido invocadas por los interesados. Esta facultad no permite, sin
embargo, al juez, alterar los hechos y otros datos del proceso, ni cambiar su objeto, pues
en todo caso debe haber coherencia en sus sentencias y demás actuados judiciales.

Control de Legalidad.

Los procesos constitucionales son las vías específicas que se cuentan para efectivizar el
control de constitucionalidad de manera directa o indirecta, y el mecanismo procesal
que se aplica para garantizar efectivamente la protección de los derechos humanos.

El principio de legalidad aplicado al debido proceso supone que todos los trámites
deben ajustarse a las leyes vigentes El principio de igualdad ante la ley indica que ésta
“debe ser la misma para todos…” y “consiste en no hacer diferencias entre dos personas
o más que estén situadas en las mismas condiciones; pero no se infringe ese principio si
las circunstancias son desiguales.

Debido Proceso.

El debido proceso constitucional, es una pauta común para todo tipo de procesos y una
regla especial para los conflictos constitucionales. En este sentido el derecho procesal
constitucional se ocupa de: 1- el acceso a la justicia, 2- los principios de bilateralidad y
contradicción, 3- la carga de la prueba, 4 – la fundamentación de las resoluciones
judiciales y 5- la ejecución de la sentencia.

No obstante, al juez constitucional no se le establecen reglas insalvables, porque el


poder principal a desarrollar está en la interpretación judicial, y con ello cada sistema
admite modalidades para el uso y la aplicación de esa potestad jurisdiccional.
Los procesos son necesarios y exigibles, por eso la corte interamericana indicó que, aun
en las peores situaciones de emergencia, todo estado debe preservar como mínimo las
garantías del amparo y el hábeas corpus.

Con la aparición de los derechos humanos, el derecho a tener jueces, a ser oído, y a
tener un proceso con todas las garantías, fomentó una evolución notable en el concepto
del debido proceso. De ser un proceso legal se pasó a estimar un proceso constitucional,
con el agregado de principios y presupuestos que conciliaban en el argumento de que
sin garantías procesales efectivas y certeras, no había posibilidad alguna para desarrollar
los derechos fundamentales.

A partir de esta concepción, el proceso como herramienta al servicio de los derechos


sustanciales pierde consistencia: no se le asigna un fin por sí mismo, sino para realizar
el derecho que viene a consolidar.

Debido proceso. La observancia de las normas, usos y costumbres, y procedimientos


que hacen parte del derecho propio de la nacionalidad, pueblo o comunidad indígena
constituyen el entendimiento intercultural del principio constitucional del debido
proceso.

Legitimación
Prueba
Cosa juzgada
Ejecución de sentencia

La teoría general del proceso acepta contener tres preocupaciones esenciales: la


jurisdicción, que significa atender el rol del Juez en el proceso, las garantías judiciales
que debe impartir desde su magisterio, la organización jurídica de un país o de una
región, y los deberes que supone el ejercicio de la función jurisdiccional. La acción, es
el terreno del acceso a la justicia; allí anidan las preocupaciones del que pide y reclama,
donde se atienden situaciones como las condiciones y presupuestos de la demanda, los
requisitos para ser parte en un litigio, la defensa técnica en el proceso, la igualación
económica con el carente de recursos, etc. Finalmente, el proceso, o el conjunto de
reglas para recorrer el laberinto de las formas procesales, principios que deben cubrirse,
deberes y derechos de las partes en orden a la producción probatoria, intervención de
terceros, y muchos aspectos más que se relacionan también con temas constitucionales
(defensa en juicio, sentencia fundada, derecho a la verdad, plazos razonables en el
trámite, nulidades por dilaciones indebidas, doble instancia, libertad personal, etc.).

Supremacía Constitucional.

Este principio elabora tras sí una idea común para los sistemas de control de
constitucionalidad. La Constitución es una Norma Fundamental, y contiene
fundamentos, principios y valores que se transmiten orientando al resto del
ordenamiento jurídico.

García de Enterría ha señalado que la supremacía de la Constitución se fundamenta en


varias razones. Primero, porque ella define el sistema de fuentes formales del derecho,
de modo que sólo por dictarse conforme a lo dispuesto por la Constitución, una ley será
válida o un reglamento vinculante. En este sentido, es la primera de las normas de
producción, la norma normarum, la fuente de las fuentes. Segundo, porque en la medida
en que la Constitución es la expresión de una intención funcional, configuradora de un
sistema entero que en ella se basa, tiene una pretensión de permanencia o duración, lo
que parece asegurarle una superioridad sobre las normas ordinarias carentes de una
intención total tan relevante, limitada a objetos mucho más concretos, todos singulares
dentro del marco globalizador y estructural que la Constitución ha establecido.

Es una norma superior y por eso subordina jerárquicamente la producción legislativa,


inclusive, a las sentencias judiciales que deben acatar las finalidades dispuestas por la
Constitución.

Bloque de Constitucionalidad.

El llamado bloque constitucionalidad es el preámbulo de la constitución y la declaración


de los derechos del hombre y del ciudadano, recién citados, que determina una variante
importante en el control a priori, porque admite ser un control a posteriori ocasional.

Sin embargo, actualmente las cosas han cambiado, al incorporarse una suerte de bloque
de constitucionalidad que le permite al consejo obrar en forma posterior al hecho
legislativo (también cuando lo fático repercute en ese bloque constitucional). Al ser un
control a posteriori la novedad es manifiesta y altera la idea pilar del modelo político
preventivo.

El modelo jurisdiccional es aquel que destina en los jueces el control de la supremacía


de la norma fundamental de las demás disposiciones que se consideran aplicable merced
a su valor implícito, habitualmente encolumnadas en lo que la doctrina española ha
llamado bloque de constitucionalidad.

De este modo, el control a priori, de alcance general y sin otra relación que el análisis de
la legalidad constitucional (obviamente, abstracto) pierde caracterización en sus dos
vertientes clásicas (difuso y concentrado). Estos dos sistemas, el concentrado asigna a
tribunales constitucionales y el difuso permite a todos los jueces (ordinarios y
constitucionales), cualquiera sea el grado donde actúen, ejercen la mentada
fiscalización.

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