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Círculo Virtuoso

El poder de lo simple para vivir más y mejor.

Marcos San Martín


Estimado Lector

¿Cómo hacemos que un computador cambie o mejore sus


funciones y desempeño? Le cambiamos el “chip”. En otras
palabras, cambiamos la información que contiene el sistema
operativo. Si cambiamos la información, cambiamos el
desempeño. Por eso, para cambiar el desempeño del mayor
supercomputador jamás creado (nuestro cerebro, nuestra mente)
debemos partir cambiando la información con la que lo hemos
programado. Si cambiamos la información que está en nuestro
“computador”, cambiaremos todo nuestro funcionamiento. Si
actualizamos el “software”, mejoraremos el “hardware”.

Y eso es precisamente lo que quiero invitarlos a hacer.


Quiero invitarlos a hacer un cambio de “software”, para que
nuestro “hardware” (nuestro cuerpo) funcione mucho mejor, y
tengamos “batería” para rato.

Es en ese contexto, que es un privilegio y un agrado para


mí compartir contigo la información que encontrarás en este
breve escrito. Tengo la esperanza y el anhelo de que las ideas
planteadas a continuación, sean de bendición para tu vida y te
ayuden efectivamente, a vivir más y mejor.

Lo que leerás a continuación es resultado de la experiencia,


la ciencia y la investigación, junto con un largo proceso personal
de ensayo y error. Es mi sincero deseo, que así como mí vida ha
sido transformada a través de la aplicación de las prácticas que
describiré a continuación, también tu vida sea grandemente
afectada para bien.

En la presentación de la información, he intentado ser lo


más breve y simple posible, porque la idea es hacer las cosas
más fáciles, pues la vida ya está bastante complicada como para
agregarle más vueltas al asunto. Sin embargo, quiero y debo
hacer especial énfasis en que, lo que leerás, tiene el potencial de
transformar tu vida para siempre, y de ayudarte a vivir como
tal vez nunca pensaste que era posible vivir. Si comienzas a
practicar las disciplinas descritas (y solamente si las aplicas)
verás un cambio en tu vida que no sólo te beneficiará a ti, si no
también a todos aquellos que forman parte de tu vida.

Si no has comenzado aún con un cambio positivo en tu


vida, espero que este libro sea el puntapié inicial para que de
aquí en adelante, vivas tu vida de la mejor manera posible.
¿Estás listo para actualizar tu software?

¡Instalemos el programa!
¿Suerte o decisión?

¿Qué será más fácil: cambiar la “suerte” o la “decisión”?


¿Cambiar el clima, o abrigarnos mejor? ¿Cambiar la economía o
educarnos mejor? ¿Cambiar al otro, o cambiar yo? ¿Cómo
hacemos ese cambio? ¿De qué depende nuestra manera de vivir?
Aunque parezca demasiado simple para ser verdad, la respuesta
es una palabra: Hábitos. Son nuestros hábitos cotidianos, las
cosas que repetimos día tras día, las pequeñas cosas practicadas
una y otra vez, las que hacen la diferencia. Si nuestros hábitos
son los correctos, nuestros resultados serán los correctos.

Para tener dientes limpios y sanos, no basta con comer


sano, también debo tener el hábito de lavarlos después de comer.
Para tener una casa limpia, debo practicar el hábito de limpiarla.
Para tener una buena relación con las demás personas, debo
tener el hábito de compartir con ellas y respetarlas. Para tener un
cuerpo sano, debo tener el hábito de hacer actividad física
regularmente.

Y lo mismo ocurre al contrario. Para tener problemas


financieros, debo tener el hábito de gastar más de lo que gano.
Para tener mala salud, el hábito de no comer sano, de ser
sedentario, de consumir alcohol. Si fracaso continuamente en lo
académico o laboral, lo más probable es que tenga el hábito de
no prepararme lo suficiente. Si siempre pierdo cosas,
seguramente tengo el hábito de ser desorganizado.

Nada en nuestra vida, absolutamente nada, ocurre por mera


casualidad; todo ocurre, por “causalidad”: para todo efecto,
existe primeramente una causa que lo generó. Lo maravilloso es
que como seres humanos, creados con inteligencia, tenemos la
gran oportunidad de cambiar. Tenemos la oportunidad “en alto
grado, de hacer de nosotros mismos lo que elijamos ser”.

Pero ¿cómo comienza el cambio? ¿Dónde comienza?


¿Cuándo comienza? ¿Quién lo comienza? ¿Cuáles son los
hábitos que hacen que mi vida sea mejor?

A continuación comenzarás a descubrir que el camino para


una vida más sana, con menos estrés, con mejores relaciones, sin
tantas deudas ni enfermedades, es más sencillo de lo que parece.
Sin embargo, para poder disfrutar de una vida así, se requerirá
de firmeza, paciencia, perseverancia, y compromiso. Pero si
estamos dispuestos a hacer el sacrificio, más temprano que
tarde, descubriremos lo que nos hemos estado perdiendo y sin
duda alguna, seguiremos adelante, redimiendo el tiempo.

Descubramos ahora juntos, el hábito de vivir mejor.


Hábito #1: Dormir temprano

¿Ver mi serie favorita, trasnochar o ir a dormir? Tal vez, la


pregunta parece irrelevante, innecesaria, casi cursi. Nadie puede
decir que no es entretenido una noche de películas o una
conversación hasta que las velas no ardan. Sin embargo, dormir
(temprano y suficiente) es una de las actividades más esenciales
en nuestra vida, y tiene un impacto en nuestra salud que muchas
veces no valoramos, por desconocimiento, por costumbre o
simplemente por decisión; de nuestro sueño depende gran parte
de nuestra vida, y por eso es el hábito número uno que quiero
invitarte a desarrollar. Y a continuación explico brevemente el
por qué:

Cuando no dormimos temprano y lo necesario, estos son


algunos de los efectos más peligrosos que eso tiene en nuestro
cuerpo:

● Aumenta el riesgo de ataques al corazón


● Se debilita nuestro sistema inmunológico (nos enfermamos
más)
● Aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2
● Se deteriora nuestra memoria y nuestra capacidad cognitiva
● Aumenta la posibilidad de desarrollar enfermedades como
el Alzheimer
● Se deteriora nuestro juicio moral y capacidad de tomar
decisiones
● Aumenta nuestro estrés e irritabilidad (en definitiva, se
deteriora nuestra salud mental y emocional)

Volvamos ahora a la pregunta inicial. ¿Consideraremos el


trasnoche de la misma manera que antes? ¿Intentaremos cuidar
nuestras horas de sueño? Mi invitación, y mi deseo, es que
podamos todos aprender a cuidar lo verdaderamente esencial:
nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestra salud, para que de esa
manera vivamos mejor, y a la vez que nos cuidamos a nosotros
mismos, podamos cuidar también a los demás.

“Acostarse y levantarse temprano, hace a un hombre sano, rico y sabio”


Benjamin Franklin
Hábito #2: Comer sano

¿Se han fijado que aún cuando tenemos muchos


compromisos financieros, siempre hay dinero para un asado y
para tomarse un par de cervezas? Lo comido y lo bailado, dicen
otros, no me lo quita nadie. Pues bien, eso realmente es así,
nadie nos puede quitar lo que ya hemos consumido, y a la
misma vez, nadie nos puede quitar los efectos de aquello que
consumimos; a menos que hagamos algo para cambiar eso.

¿Sabías que el consumo de alcohol deteriora la salud


hormonal y cerebral? ¿Sabías que el consumo regular de carne
está asociado a diferentes tipos de cáncer, diabetes y
enfermedades como el Alzheimer? ¿Sabías por ejemplo que el
azúcar tiene un poder adictivo incluso tan poderoso como el de
la cocaína? Y lo más terrible ¿Sabías que la leche y el queso son
muy dañinos para la salud del cerebro y de los huesos? Imagina
lo que nos pasa cada vez que nos devoramos esas pizzas. Lo sé,
cuando yo lo supe, también el terror se apoderó de mí. Pero no
te preocupes, no hay necesidad de desesperarse, pero si de
ocuparse en comenzar a cuidar lo que comemos. Porque si
comemos sano, sentimos, pensamos, hacemos y vivimos mejor.

A continuación, te comparto algunos beneficios de una


dieta sana y natural (libre -o disminuida- de los elementos
anteriormente mencionados) rica en consumo de frutas,
verduras, legumbres, frutos secos y similares:

● Se fortalece la salud del corazón y de la sangre


● Se regulan los niveles de colesterol y azúcar en sangre
● Se mejora la memoria, la capacidad cognitiva y de resolver
conflictos
● Se fortalece la salud de los huesos y se previenen
enfermedades óseas
● Mejora el funcionamiento intestinal (lo cual también
favorece al cerebro)

Entonces ¿Te parece una buena idea disfrutar de una mejor


salud? Puedes comenzar hoy mismo, una manzana a la vez.

“Nuestra comida debería ser nuestra medicina, y nuestra medicina debería


ser nuestra comida”
Hipócrates
Hábito #3: Hacer ejercicio

“Profesor, no puedo hacer educación física hoy, no tengo


buzo, no traje zapatillas, tengo licencia, mi mamá me dijo que
no hiciera si no quiero” ¿Recuerdan haber escuchado esas
palabras alguna vez? Creo que si de niños nos enseñaran lo que
nos perdemos cada vez que no hacemos ejercicio, si nos
educaran con una mentalidad de vida sana, tendríamos muchos
más niños atletas que con obesidad. ¡Sabían que hoy Chile es
uno de los países con las tasas más altas de obesidad en el
mundo! Tal vez sería bueno hacer una pausa y pensar al
respecto.

Pero ¿Qué podemos hacer para mejorar esto? Redimir el


tiempo perdido, y liderar con el ejemplo. En primer lugar, hay
que estudiar al respecto: beneficios del ejercicio y por otro lado,
cómo nos enfermamos por no movernos. Si tenemos la
información correcta, podemos encaminarnos en el rumbo
correcto.

Así que para motivarte un poco, te cuento algunos de los


beneficios que disfrutamos cuando practicamos actividad física
con regularidad:

● Se fortalece el sistema inmunológico


● Mejora el funcionamiento digestivo
● Se reducen los niveles de estrés, ansiedad e insomnio
● Se fortalece la salud cerebral y la capacidad cognitiva
● Se fortalece la salud de los pulmones, huesos y corazón
● Se regula la presión arterial y los niveles de colesterol en
sangre
● Aumentan nuestros niveles de energía y se previene la
depresión
● Se disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades como
la diabetes, Alzheimer y los accidentes cerebrovasculares

Entonces, si moverse tiene tantos beneficios ¿Por qué no


empezar hoy? Tal vez no te conviertas en “La Roca”, pero con
toda seguridad vivirás mejor. Y puedes comenzar ahora, un
pasito a la vez.

“El ejercicio transforma tu cerebro”


Wendy Suzuki
Hábito #4: Beber agua

¿Alguna vez han estado en algún lugar donde no hay


acceso fácil a agua? ¿Les ha pasado que de pronto abren la llave
para lavarse las manos o tomar un vaso de agua y recién ahí se
enteran que por trabajos de la compañía el servicio está cortado?
Creo que a pesar de las molestias del momento, esas ocasiones
nos sirven para que, aunque sea por un minuto fugaz,
aprendamos a valorar aquellas cosas que son esenciales y
valiosas de verdad.

Y en verdad, para nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra


salud en general, el agua es, como ya sabemos, un elemento
vital. Lo más probable es que todos hemos escuchado eso de
“nuestro cuerpo es 70% agua”, “hay que beber al menos 8 vasos
al día”. Sin embargo, creo que no todos somos conscientes de
por qué el agua es tan necesaria, o cuál es su efecto en nuestro
organismo. Tal vez por eso no le damos la importancia que tiene
y escogemos “calmar la sed” con una bebida o una “chela”. Tal
vez, si creamos conciencia de sus beneficios, nos sea más fácil
lograr el hábito de beber agua y dar otro paso en nuestra misión
de vivir más y mejor.

Entonces, aquí les comparto algunos de los efectos


positivos que tiene el agua en nuestro cuerpo:
● Regula la temperatura del cuerpo
● Ayuda a evitar problemas de halitosis
● Reduce el riesgo de desarrollar cáncer
● Mejora la digestión y evita el estreñimiento
● Reduce el riesgo de enfermedades al corazón
● Mejora la salud de la piel (y evitamos comprar crema para
la crema)
● Evita y ayuda a aliviar los dolores de cabeza (muy comunes
por estos días)

Pues bien, ahora que ya conocemos algunos de sus muchos


beneficios ¿Quién dice “salud”?

“Agua, la única bebida del hombre sabio”


Henry David Thoreau
Hábito #5: Pasar tiempo al aire libre

Este es uno de mis hábitos favoritos, y creo sin lugar a


dudas que debe ser el favorito de la mayoría, en especial de los
más pequeños. ¿A quién hay que sacar casi con hipotermia del
lago o la piscina? ¿Quiénes son los que más disfrutan con un
paseo por el río? ¿Quién juega a acampar hasta dentro de la
casa? Si recuperamos ese amor que tienen los niños por el
contacto con la creación, podremos efectivamente vivir más y
mucho mejor.

Ahora, dejando el lindo ejemplo de los niños de lado,


seamos realistas. Es cierto que ir de vacaciones al campo, a la
montaña, a nadar en un lago o río, ir de acampada, pasear por el
parque, todas son actividades que ojalá pudiésemos hacer todo el
tiempo, pero en la vida ocupada de hoy, sólo tenemos contadas
ocasiones para hacerlo. Por otro lado, ¿Qué hacemos cuando
llueve tanto, hace frío, se oscurece temprano? La verdad es que
este hábito, aunque hermoso, es un poco difícil lograrlo. Pero,
no todo está perdido. Revisemos algunos de los beneficios que
tiene esto para nuestra salud, en especial, para nuestro cerebro.
Una vez sepamos esto, creo que buscaremos la manera de poder
salirnos de nuestro encierro:

● Aumenta la productividad
● Se reduce el estrés del cerebro
● La capacidad cognitiva se restaura
● Mejora la memoria y la creatividad
● Mejora nuestra capacidad de resolver conflictos
● Se fomenta la neuroplasticidad

¿De verdad al cerebro le pasa todo eso sólo por estar en


contacto con la naturaleza? Así es. Tal vez no podamos acampar
todos los días, pero ciertamente podemos buscar la manera, de
hacernos un poco como los niños, y correr a buscar un lugar
donde poder cuidar y potenciar nuestro cerebro.

¡El último en llegar al parque cuenta primero!

“Adopta el ritmo de la naturaleza, su secreto es la paciencia”


Ralph Waldo Emerson
Hábito #6: Aprendizaje autónomo permanente

¿Alguna vez escucharon la idea de que “los niños no están


aprendiendo porque no pueden ir al colegio”? En mi experiencia
docente, descubrir que existe la creencia masificada de que el
aprendizaje sólo ocurre en el contexto de la “escuela”, ha sido
una de las razones por las cuales he invertido tanto tiempo en
construir aprendizaje fuera de ella. Como seres creados por
Dios, hemos recibido la capacidad innata del aprendizaje, lo cual
ocurre en todo momento y en todo lugar, desde el momento en
que llegamos a este mundo, aprender es nuestra esencia a cada
paso de nuestro andar.

Aprendemos cuando jugamos, al ensuciarnos, cuando


viajamos, cuando nos caemos, cuando compartimos con los
demás. Aprendemos mirando, tocando, haciendo, oliendo,
escuchando, conversando, degustando, ayudando a los demás.
Incluso cuando rompemos algo, o cuando nos aburrimos,
tenemos una gran oportunidad de inspirarnos y descubrir nuevas
posibilidades, tener grandes ideas, crear negocios, arte, música y
mucho más. Por eso debemos recuperar la esencia de nuestro
aprendizaje, y nuestra responsabilidad individual de aprender y
crecer sanamente, cada día más, para honrar las capacidades que
nos ha dado Dios, y ser de beneficio a la humanidad.
Si logramos dedicarnos al aprendizaje, al descubrimiento, a
investigar, a la lectura diaria de cosas que nos hagan mejores,
disfrutaremos una mente mucho mejor, y una vida de calidad,
que podremos también compartir con los demás. Veamos
entonces algunos beneficios de la lectura diaria y del aprendizaje
continuo:

● Fortalece nuestra memoria y estimula la creatividad


● Aumenta nuestro vocabulario y nuestra dicción
● Mejora nuestra capacidad de comprensión y de resolver
problemas
● Ayuda a prevenir el desarrollo de enfermedades
neurodegenerativas

Sé que algunos pueden estar pensando: a mí no me gusta


leer, pero tranquilos, recuerden que esto es paso a paso, una
página a la vez.

“El cambio es siempre el resultado final, del verdadero aprendizaje”


Leo Buscaglia
Hábito #7: Ayudar a otros

“¿Profe, le ayudo?” Es una de las preguntas que más


recibimos como profesores y sinceramente, una de las que más
valoro. Creo que todos nos sentimos bien cuando alguien nos
ofrece su ayuda, por pequeño que sea el gesto, qué lindo es
recibir ayuda, y cuánto bien nos hace poder brindarla. Todos
hemos visto en reiteradas e innumerables ocasiones como surge
de manera inmediata la ayuda en momentos de crisis, incendios,
accidentes, terremotos o guerras. Si bien existe un número de
personas que pueden sentir indiferencia ante el sufrimiento
ajeno, ante una catástrofe o una situación extrema, nuestra
tendencia natural es a ayudar.

Y qué curioso es, que a pesar de la vorágine tecnológica en


la que nos hemos envuelto como humanidad, hoy los estudios
científicos han estado descubriendo que necesitamos volver a lo
esencial, a lo simple, a lo sano, a lo natural, que necesitamos
desconectarnos virtualmente y conectarnos en la vida real,
volver a construir vínculos que nos fortalezcan, y extender una
mano “de carne y hueso” a aquel que lo necesita más.

Revisemos algunos de los efectos positivos de los que


disfrutamos cuando ayudamos a los demás:

● Mejora nuestra autoestima


● Se reducen los niveles de estrés
● Aumenta nuestra sensación de gratitud y plenitud
● Mejora nuestra salud mental y nuestras capacidades para
socializar
● La persona que recibe la ayuda recibe una “recarga
emocional positiva”
● Nuestro cerebro libera oxitocina, la hormona de la plenitud
y el bienestar emocional

¡Qué bueno es recordar que juntos se vive mejor! Y que


ayudando a otros, nos ayudamos a nosotros mismos.

“La pregunta más importante y urgente de la vida es ¿qué estás haciendo por los
demás?”
Martin Luther King Jr.
Hábito #8: Disminuir el uso de pantallas

“Nomofobia” La primera vez que escuché el término pensé


que era algo así como “tenerle miedo a los gnomos”, y quizás
sería mejor que fuera eso en realidad, tal vez sería un problema
más fácil de tratar. Pero no, la nomofobia no se trata del miedo a
los gnomos. Tal vez ya han escuchado el término en alguna
ocasión, tal vez han visto un video, una charla, un artículo en el
diario o algo en televisión, sobre un problema que se ha vuelto
una amenaza a nivel mundial, algo que parece no haber forma de
solucionar.

Y sí, estamos hablando de la adicción al teléfono, del


miedo a vivir sin tener acceso a internet o a estar sin el celular;
atrás quedaron los días en que los teléfonos servían para llamar
y eran una herramienta para mejorar la comunicación. Hoy en
vez de comunicarnos, tristemente, causan más problemas y
separación. ¿Sabían que Chile es líder mundial en adicción
infanto juvenil al celular?

Analicemos un poco esta oscura realidad, y veamos qué es


lo que ocurre en nosotros al pasar largas horas expuestos a un
video juego o celular:

● El cerebro pierde sensibilidad y fuerza de voluntad


● Aumentan los niveles de estrés, depresión y suicidio
● Se reduce la capacidad de controlar el comportamiento
● Se deteriora la memoria y la creación de nuevos
recuerdos
● Aumentan los niveles de violencia y de consumo de
pornografía
● Se genera adicción y aumenta la tendencia al consumo
de drogas
● Se afecta la capacidad de tomar decisiones, la
concentración y la creatividad

Aún cuando haya mucho camino que desandar, y a pesar


del panorama, creo que los “adultos” podemos “arremangarnos”
y hacer algo al respecto. Creo que aún estamos a tiempo de
sanar, y podemos empezar hoy. Desconectando una pantalla a la
vez, podemos volver a conectar.

“La tecnología es un sirviente útil, pero un jefe peligroso”


Christian Lous Lange
Hábito #9: Eliminar influencias negativas

“Hace días que no puedo dormir. Todas las noches tengo


pesadillas; creo que debería dejar de ver películas de terror”

Hace un tiempo atrás, mientras esperaba en la fila en un


negocio, la persona que estaba delante mío le decía esa frase a la
dueña del local. Y cuán cierto es que nuestra mente se ve
influenciada por aquellas cosas que dejamos entrar a través de
nuestros sentidos, nuestros ojos, nuestros oídos, nuestro gusto,
nuestro tacto, nuestro olfato, todo lleva un mensaje a la mente,
para dar forma a nuestra realidad, a nuestra manera de creer, de
sentir, de pensar, de decir, de hacer, de decidir, de hablar.

Hoy en día los campos como la psicología, la psiquiatría, la


neurología, incluso la medicina y el marketing, han descubierto
que nuestra mente es grande y poderosamente influenciada por
todo lo que nos rodea: la música que escuchamos, las películas,
series y programas que vemos, los videojuegos, los libros que
leemos, las cosas que hacemos, los lugares que visitamos, e
incluso, todo lo que comemos. Todo tiene un impacto en nuestra
mente y, finalmente, nos transformamos en aquello que nos
acostumbramos a contemplar.
Es por eso que este hábito es tan importante, esencial, para
tener una adecuada salud mental. Para poder limpiar nuestra
mente, debemos descartar todo aquello que:

● Contenga violencia, crimen o terror


● Promueva el consumo de cigarro, drogas y alcohol
● Promueva la práctica de la sexualidad irresponsable
● Evoque estados de ánimo depresivos, de tristeza o
soledad

Como dice el sabio proverbio “tal como el hombre piensa,


así es él”. Por eso debemos hacer todo lo posible para cuidar
nuestra mente, y poder pensar, hacer, sentir y vivir bien.

Recuerda no dejar para mañana, lo bueno que puedes pensar


hoy.

“La mente es el activo más poderoso que tenemos los seres humanos”
Robert Kiyosaki
Hábito #10: Expresar amor

¿Sabían que el 60% de todas las canciones que existen en el


mercado de la industria musical tienen como tema principal el
amor? No importa el género que busquemos, en todos,
encontraremos una canción dedicada y nacida en el amor.
Algunas por supuesto son más agradables que otras, y si le
preguntamos a nuestros abuelos, lo más seguro es que dirán que
las canciones de hoy ni siquiera califican como música, pero eso
es “harina de otro costal”.

Dejemos entonces el debate sobre lo que constituye una


buena canción y avancemos con este hábito que aunque suene a
“cliché”, todos sabemos que aún hasta el más “corazón de
piedra”, necesita recibir y entregar amor para hermosear la vida.
Podemos decir incluso, que ninguno de los hábitos anteriores
merece la pena practicarlo, si no dejamos lugar para el amor en
nuestra vida.

¿Por qué será que el ser humano busca, escribe, piensa,


pinta, construye, pelea, conquista mundos, canta, vive y muere
por amor? ¿Se habían preguntado ya eso? ¿Alguna vez han
sufrido de amor (o desamor)? Al que diga que no, le crecerá la
nariz. Yo creo que nuestro origen, es el amor, y creo que por eso
la ciencia, y en particular la neurología, hoy ha hecho
descubrimientos que nos indican, que el amor es esencial en
nuestra vida. Veamos entonces lo que nos dice la investigación
respecto al amor, los abrazos, las caricias, las palabras de
aliento:

● Abrazar fortalece el sistema inmunológico


● Acariciar y abrazar reduce los niveles de estrés
● Abrazar constantemente mejora la autoestima
● Ser amables mejora las relaciones interpersonales
● Las caricias fortalecen el vínculo emocional
● El cerebro de un niño que recibe caricias crece mejor y
más fuerte que el de un niño que no las recibe

Una caricia, un abrazo, un “te extraño”, un “te quiero”, un


“te amo”, un “eres importante para mí” cada día, por el resto de
nuestros días. Aceptar sin miedo que nos amamos, nos hace
vivir mejor, a cada paso.

“Y ahora permanecen la fe, la esperanza, y el amor, estos tres; pero el mayor de


ellos es el amor”
La Biblia. 1 Corintios 13:13
Bonus Track: Consejos prácticos para comenzar el cambio

Todos sabemos que hacer ejercicio es beneficioso para la


salud. Todos sabemos que fumar o consumir alcohol es
perjudicial para la salud. Sin embargo, no es lo que sabemos lo
que hace la diferencia en nuestra vida, sino si aplicamos o no lo
que sabemos. Por eso al acercarnos al final de esta breve guía
quiero compartir algunos consejos prácticos que espero, les
ayuden a transformar su vida.

1. Crea conciencia. Identifica dónde estás (en cuanto a tu


etapa de vida) cómo estás, por qué estás en la situación que
estás, toma la decisión de cambiar, y cree que se puede.
Recuerda compartir esto con tu familia más cercana, y de
manera especial con tus hijos, hazlos parte del cambio y
crecerán con una nueva perspectiva de la vida. Mientras
más pronto se informen ellos, menos trabajo les costará
construir un estilo de vida saludable. Identifica también tú
“Por qué”. Toma un tiempo para reflexionar y piensa cuáles
son las razones que tienes para hacer el esfuerzo del
cambio, y considera a la vez, las consecuencias de no
hacerlo.

2. Identifica. Cómo quieres ser, dónde quieres estar, cómo


quieres vivir, a dónde quieres llegar, y lo que tendrás que
hacer para lograrlo. Y por otra parte, identifica también los
aspectos que te han impedido hasta ahora avanzar como
hubieras querido. Tan importante como saber lo que debes
hacer, es saber lo que no debes hacer.

3. Planifica. Haz un plan a largo plazo y mentalízate para


vivir un día a la vez. Comienza por planificar tu día a día,
luego tu semana, el mes, un semestre, el año y el resto de tu
vida (a grandes rasgos). Establece metas a corto, mediano y
largo plazo. Planifica días de desintoxicación: un día (o
semana o mes) sin pantallas, un día sin café, un día sin
ruido, sin auto, un día sin discusión. Agrega a tu agenda
días de reprogramación: un día de comida sana, un día de
risas, un día de abrazos, un día de lectura, un día para
pintar, cultivar, escribir, hacer música, un día de
conversación, de comida al aire libre, un día para escribir
mensajes a los que amas, un día para dar y pedir perdón.
Programa un día sin afán: que espere la loza, la casa, que
esperen los correos, ten un día para priorizar, para que en tu
agenda, nunca falte un día para conectar con los demás.

4. Simplifica. Elimina todo lo que no sea realmente necesario


en tu vida, conserva lo esencial. Limpia tus entornos,
deshazte de todo lo que te quita tiempo y consume tu
energía innecesariamente. Si tienes 10 pares de zapatos,
conserva 5 y vende/dona/regala los otros.
Revisa tus estantes, tu closet, tu bodega, y conserva
aquello que usas regularmente. Si hay algo que no has
usado en 6 meses, lo más probable es que no sea necesario
seguir guardándolo. Mientras menos cosas innecesarias
tengas, más recursos (tiempo, dinero, energía) tendrás para
invertir en aquello que es esencial.

5. Selecciona. Compra y consume sólo lo que te ayude a estar


sano. Evita las deudas lo que más puedas. Apaga la tele y
no consumas propaganda. Selecciona también los lugares
que visitas, las personas con quien pasas el tiempo, la
comida con que te alimentas. Aprende a descartar, a
priorizar, a decir que no a todo lo que no te ayude en tu
meta de vivir la vida sanamente.

6. Evita. No te expongas a la tentación. Si tu debilidad es el


azúcar, no vayas a la pastelería. Si tienes problemas con el
alcohol, no asistas a fiestas. Si fumas, no estés en
ambientes donde las personas fumen, abstente de comprar
cigarros; haz que sea difícil acceder a ellos. Si pasas mucho
tiempo en internet y en redes sociales, desinstala las
aplicaciones, sal sin celular, no lo dejes en el velador de tu
pieza, pídele a alguien que te recuerde pasar tiempo
desconectado de las pantallas. Si te sientes desanimado,
triste, angustiado, busca un lugar donde estés acompañado.
Cuéntale a alguien, escribe un diario, pide ayuda,
conversa con Dios y no te avergüences de hacerlo. Todos
necesitamos un amigo, un abrazo, un consejo, una palabra
de aliento.

7. Reemplaza. Las series por documentales, el rock por


música suave, etc. Reemplaza el auto por la bici, el
ascensor por escaleras, las bebidas por agua, el café por una
manzana, comprar por reparar, pantallas por libros,
instagram por salir a caminar, quejarse por agradecer,
criticar por animar, el mall por el parque, comprar por
hacer, cosas por experiencias, gastar por ahorrar. Para hacer
este proceso más fácil, crea en algún lugar de tu casa una
“muralla de cambio de software” con mensajes que te
recuerden lo que estás haciendo y por qué lo estás
haciendo. Anota tus metas, tus sueños, los beneficios que
conseguirás, pon fotos de tus seres amados; todo lo que sea
importante para ti tiene que estar allí. Revisa esa muralla
todos los días, y “actualiza tu software” continuamente.

Un lugar especial en esa muralla debe tener tu “lista de


gratitud”, en la que escribirás todas las cosas por las que
puedes estar agradecido, escríbelas con detalle, con colores,
a mano, en el computador, como prefieras, y lee tu lista a
diario. Notarás al cabo de un tiempo, cuán diferente es la
vida cuando somos agradecidos y pensamos en esas
bendiciones continuamente.

Recuerda, tu mente controla tu vida, debes hacer todo


lo que esté a tu alcance para reemplazar tus viejos
pensamientos, para pensar lo bueno, lo sano, lo correcto.

8. Sé flexible. Recuerda que este es un proceso paso a paso,


para toda la vida. Si en algún momento del camino
retrocedes, simplemente vuelve a empezar. Y también, se
flexible con los demás. Recuerda que la prioridad es el
bienestar tuyo y de los demás, y que la misericordia es un
atributo divino. Todos necesitamos una nueva oportunidad.

Y recuerda también agregarle un toque de humor a tu


proceso, la vida nos fue dada para disfrutarla y para alegrar
también a los demás. Si bien vivir es un asunto serio, el
humor es un asunto de seriedad; recuerda que a nadie le
gusta estar con un “pitufo gruñón”, y que un gesto amable,
una sonrisa, una palabra agradable, pueden marcar toda la
diferencia. El corazón alegre es buena medicina.
9. Suma. ¿Alguna vez has escuchado hablar de la “sinergia”?
Y no, no estamos hablando del grupo chileno de rock,
aunque es muy probable que ellos se hayan inspirado en el
concepto. La sinergia es, en palabras simples, sumar
fuerzas. Una persona sola, no puede hacer tanto como dos
personas juntas, y dos no pueden hacer tanto como cinco.

Así que, si en vez de trabajar todos por separado,


trabajamos juntos, multiplicaremos los resultados. Por eso
te invito a que durante tu proceso de construir una vida
mejor, compartas lo aprendido. Busca a un/a amigo/a para
el proceso. Habla con alguien de lo que estás aprendiendo y
haciendo. Busca nuevas ideas, nuevos ambientes, nuevas
experiencias que te ayuden a cambiar tu mentalidad y
perspectiva. Porque no solamente sumarán fuerzas, también
compartirán experiencias, momentos, risas y fracasos,
construirán recuerdos, fortalecerán los lazos.

Además, si uno se cansa, el otro lo anima. Si uno


quiere retroceder, el otro lo empuja. Si uno se cae, el otro lo
levanta; por eso nos fueron dadas dos manos: una para
apoyarnos y otra, para apoyar al resto.

10. Repite. En mis tiempos de colegio, cuando escribíamos


una palabra mal, el profesor nos daba la “agradable” misión
de escribir esa palabra 50 ó 100 veces en el cuaderno, para
que nos quedara bien claro cómo se escribía, y para que
hasta las ganas de equivocarnos se nos quitaran. Debo
confesar que en ese entonces consideraba la tarea como una
tortura, y una completa pérdida de tiempo. Después de
todo, nunca nadie se ha muerto por escribir una palabra mal
(¿o sí?) no era tan grave el asunto. Y bueno, siendo
sinceros, escribir 100 veces una palabra tan poco es tan
grave, excepto para los padres de aquellos niños que tenían
muchas faltas de ortografía, porque tanto los lápices como
los cuadernos se hacían pocos, y eran los bolsillos los que
sufrían .

En fin, traumas escolares a un lado, resulta que repetir


algo muchas veces no sólo sirve, sino que es la manera en
que nuestro cerebro aprende y se fortalecen las conexiones
neuronales. Cuando repetimos una acción determinada, en
nuestro cerebro se crean “carreteras” por las cuales circula
la información, y se libera una sustancia llamada “mielina”,
que es (en términos simples) como el “aislante” de las
conexiones neuronales, algo así como la capa que cubre los
cables de la electricidad, para que no se “escape” la
energía; mientras más repetimos, más “aislante”
producimos y mejor grabada queda la información. Por eso
los deportistas practican tanto, por eso los músicos repiten
tanto, por eso los ejércitos entrenan tanto, por eso nuestras
madres nos insistían tanto; por eso nuestra mente se
transforma en aquello a lo que está expuesta
constantemente.

Por eso debemos repetir un hábito tras otro, todo el


tiempo, todos los días. Repetir es la clave, pero siempre
repetir lo bueno, lo que nos ayuda a nosotros y a los demás,
repetir las buenas palabras, los lindos gestos, la gratitud.
Repetir las comidas sanas, los paseos al aire libre, los
abrazos, los buenos pensamientos. Releer los buenos libros,
recalcar los buenos sentimientos, repetir los reencuentros,
las buenas amistades, los buenos momentos. Repetir la
generosidad, la amabilidad, la paciencia, el perdón. Repetir
una sonrisa, una mirada, una palabra de aliento.

Recuerda, tu cerebro necesita la repetición. Es bueno


para tus hábitos, para tu mente, para tu corazón. Repite las
pequeñas cosas buenas cada día, y los días se transformarán
en semanas, las semanas en meses, los meses en años, y los
años, en una vida entera de cambio, crecimiento,
transformación. Una vida que valga la pena repetir, que
hermosee el rostro y alegre el corazón.
Círculo

Para resumir lo expuesto en los capítulos anteriores, y


como nuestro cerebro funciona muy bien con cosas que puede
ver, quiero compartir una imagen que puede ilustrar de manera
sencilla cómo se vería una vida con todos los hábitos de un
“Círculo Virtuoso”:

El poder de lo simple,

Círculo Virtuoso
para vivir mejor.
Espero que esta ilustración, aunque bastante sencilla, pueda
ayudarles a visualizar de mejor manera lo que pueden llegar a
ser nuestras vidas, si elegimos hacer aquello para lo cual hemos
sido creados; es decir, vivir en amor. Vivir en armonía, vivir en
sencillez, en amistad, en compañía, en lo sano, en lo natural.

Cada paso que demos, cada día que nos esforcemos por
construir este círculo de bienestar, estaremos sembrando
semillas, que cuando den su fruto, nos dará mucho gusto
cosechar. Sembremos ahora, sembremos temprano, sembremos
un poquito cada día. Cada vaso de agua, cada peso que
ahorremos, cada fruta que nos sirvamos, cada caminata por el
parque, toda noche que nos durmamos temprano, toda gota que
sudemos, toda mala influencia que descartemos, toda página que
leamos, toda gratitud que expresemos, cada abrazo que
compartamos, cada pantalla que apaguemos, toda ayuda que
brindemos, cada pequeña cosa que compartamos, será una
semilla que al final del camino, multiplicará la recompensa.

Por eso debemos sembrar hoy, una semilla a la vez, a cada


paso que demos, para cosechar mañana, ese mundo y esa vida,
que tanto hemos soñado.
Palabras de Despedida

La mejor parte de comenzar algo, es por supuesto,


terminarlo. Aunque eso no suele ser así con los libros. En lo
personal, cada vez que estoy terminando de leer un buen libro,
tengo sentimientos encontrados, porque estoy feliz de haber
completado otra lectura, pero a la vez no quiero que se termine,
ni dejar de leerlo. Es casi como si después de terminar el libro,
fuese a faltar algo, pero también sé, que al leer el libro, he
ganado algo. Me encantaría saber que al terminar estas páginas,
has experimentado una sensación similar.

Espero sinceramente que este breve escrito, hecho con


mucho amor, sea un aporte para sus vidas, y se animen
efectivamente a querer hacer lo que he compartido. Que puedan
disfrutar de una vida simple, sana y de calidad, que puedan vivir
mejor, que puedan vivir más, que puedan ser un aporte para los
que les rodean, y podamos crear una cadena de bienestar.

Recuerden que tener una mejor vida está en sus manos,


que el secreto está en lo simple, está en lo sano, en lo natural, y
que pueden comenzar hoy, a cambiar su vida y la de los demás.
Agradezco a Dios por el privilegio de compartir contigo,
querido amigo lector, algunos de los secretos para vivir más e
increíblemente mejor.

¡Felicitaciones por llegar hasta este punto, tu software ha


comenzado a ser actualizado!

¡Que comience, tu “Círculo Virtuoso”!


Continuará

Antes de despedirme por completo, quiero recordarles que


independientemente del lugar en que se encuentren hoy, de sus
experiencias o resultados, aún hay tiempo de mejorar, de
comenzar de nuevo, de tomar un rumbo distinto, de redimir el
tiempo, de reducir lo malo y multiplicar lo bueno.

Quiero también que recuerden que su vida es una especie


de libro, en el que aún quedan páginas por escribir. Pueden
comenzar hoy un nuevo capítulo, que les lleve a ese final
anhelado, que haga que quienes lean su historia digan algo así
como “jamás me lo hubiese imaginado”, o quizá un “no sé lo
que le ha pasado”, o mejor aún “quiero saber cómo lo hizo, para
hacer yo lo mismo”.

Aún se puede, queridos amigos, construir una vida mejor,


corregir los errores que no han sido enmendados, y descubrir
que con amor, juntos, se vive mucho, mucho mejor. No dejen
que se detenga el ciclo, y cuéntenle también a otros, cómo se
puede construir una vida mejor.
Índice

Para seguir ayudándoles en este cambio, comparto a


continuación algunas fuentes que pueden consultar y que les
ayudarán a reprogramar y actualizar su software:

Libros: (El último es mi favorito, no se lo pierdan)

● Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.


● El hombre en busca de sentido.
● Los cinco lenguajes del amor.
● La alta rentabilidad de la felicidad.
● Educar a los hijos, un acto de amor.
● Padre rico, padre pobre.
● Comienza con el Por Qué.
● El poder medicinal de los alimentos.
● Secuestrados por las pantallas.
● La Biblia (leer con oración)

Recordemos siempre que del software, la información que


hay en nuestra mente, depende toda nuestra vida. Porque a fin
de cuentas,

“Nos transformamos en aquello, que nos acostumbramos a


contemplar” (E.G. White)
Software
Bibliografía

Chapman, G. (2015). Los cinco lenguajes del amor. UNILIT

Covey, S. (2001). Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. Gráfica MPS

Fischman, D. (2010). La alta rentabilidad de la felicidad. Aguilar Chilena de Ediciones S.A

Frankl, V. (2015). El hombre en busca de sentido. Herder.

Guedes, M. (2018). Educar a los hijos: Un acto de amor. ACES.

Melgosa, J. & Borges, M. (2017). El poder de la esperanza. ACES.

Morton, D. (2021). Hábitos de la gente feliz. ACES.

Pamplona, J. (2017). El poder medicinal de los alimentos. ACES.

Pereyra, M, et al. (2022) La familia que soñé. ACES.

Pérez, C. (2022). Secuestrados por las pantallas. Zig-Zag.

Rojas, M. (2021) Encuentra tu persona vitamina. ESPASA.

Walker, M. (2019). Por qué dormimos. Capitán Swing.

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