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Hábitos y cuidados para una vida

saludable
1. Ten una dieta saludable y consciente Antes de recomendarte cualquier dieta equilibrada, basada
en una consciencia personal, puedes comenzar con un sencillo ejercicio mental: antes de dar ese
bocado pregúntate «¿Puedo listar 3 beneficios de este alimento? ¿Quién o qué me lo dijo? ¿Estoy
comiendo por costumbre o por decisión propia?». ‍Algo que te ayudará a obtener respuestas más
objetivas es investigar acerca del combustible que le damos a nuestro cuerpo a diario. Consume
información sobre cómo tener una alimentación variada, un peso adecuado; existen incluso libros o
documentales enteros sobre una hidratación idónea. Sé tú quien elija críticamente qué dieta
equilibrada debes tener. ‍Te dejo algunos hábitos que adquirí luego de mi búsqueda:

 Consume la fruta entera. La piel contiene fibra, una herramienta muy poderosa para
disminuir los niveles de azúcar en la sangre. Fruta entera = menor riesgo de diabetes tipo 2.

 ¡Hidrátate como si tus células dependieran de ello! Espera… Sí lo hacen. Toma unos 3 litros
de agua a lo largo del día. No tienes que medirlo, solo procura tener siempre cerca un vaso
de agua (y no olvides beberlo).

 Remedio para ataques de hambre: frutos secos. Además de tener nutrientes esenciales
muy beneficiosos para el cerebro, los frutos secos también disminuyen el riesgo de
enfermedades cardiovasculares.

 Una alimentación saludable no pega ni con cola con alimentos procesados. Olvídate de los
empaques atractivos, es netamente marketing, paséate más por el pasillo de las verduras.

 Conoce el efecto de tu alimentación variada. Un filtro esencial para esto es: ¿el alimento es
inflamatorio? La mayoría de las enfermedades, para no decir todas, consisten en un proceso
inflamatorio. Reduce las harinas, azúcar refinada, carnes rojas, leche y derivados, las
bebidas alcohólicas, entre otros. Algunos antiinflamatorios: cúcurma, crucíferos, jengibre,
ajo, aguacate, vegetales en general.

 La actividad física será solo cosquillas si no la acompañas cuidando lo que comes. Te dejo
el trailer del documental Fed Up, el cual explica la relación entre una alimentación poco
saludable y el ejercicio:

2. Descansa y desconecta Una buena salud también se basa en actividades pasivas, como el
descansar, dormir, o simplemente desconectar.

 Regálate de 7 a 9 horas de sueño diarias. La falta de sueño afecta tanto a la mente como al
cuerpo. Durante la noche ocurren procesos importantes que regulan nuestro sistema
hormonal e inmunitario.

 El bienestar físico es además de movimiento, pausas. Ten un intermedio entre tus


esfuerzos físicos diarios y tu descanso. Ni sedentarismo, ni sobreexigencia corporal.

 Separa tus actividades por ambientes. Esto te ayudará a desconectar. Si trabajas, comes,
estudias, y descansas en el mismo ambiente, muy probablemente cumplas con todas
excepto con la última.
 Potencia tus ratos de desconexión pasándolos al aire libre. Además de tener beneficios
físicos, estar en contacto con la luz natural del día puede ayudarte a ajustar tu ciclo
circadiano, lo que a su vez puede regularizar tus horas de sueño y procesos internos.

3. Mueve el cuerpo ¡Suda! La actividad física puede ser una gran aliada para tener una mejor
calidad de vida en ambos mundos: corporal y mental. ‍Sudar no solo te ayudará a liberar toxinas,
tener un peso adecuado o prevenir enfermedades cardiovasculares, sino también tiene un impacto
positivo a nivel emocional. El ejercicio físico resulta en un proceso químico que libera hormonas que
te suben el ánimo, mejorando tu autoestima, y que combaten la depresión o ansiedad. ‍Combina
al menos 30 minutos donde muevas el cuerpo, ya sea estirando, caminando al aire libre o corriendo;
con una alimentación saludable y una correcta hidratación.

4. Aprende algo nuevo todos los días Entre los hábitos saludables debemos tener por regla el
mantenernos activos a nivel cerebral. ‍¿Recuerdas el contraste entre saber muchos teléfonos de
memoria y no recordar tu nombre? Ambos extremos son escenarios posibles en el tiempo. Lo
bueno es que hoy puedes escoger el primero decidiendo aprender algo nuevo a diario.

 Escucha charlas TED. El conocimiento de estas charlas suele provenir de experiencias


individuales de quien la presenta, lo que lo hace un conocimiento único.

 Aprende un nuevo idioma. Esto genera nuevas vías neuronales que están además
relacionadas a la forma en la que tu mente resuelve problemas.

 Investiga aquello que nunca te enseñaron, la información está a tu alcance.

 Acepta retos que aún no sepas hacer. «¿Tienes experiencia en el área? ¡No pero estoy
dispuesto a aprender!».

5. Controla tú al estrés, y no al revés Sabemos a gran escala que el estrés es perjudicial, pero vamos
al detalle, cómo afecta en nuestra salud mental y corporal:

 Deprime el sistema inmune, te enfermas más. Las células de nuestro sistema inmune
tienen receptores para varios químicos, que por ejemplo, cuando estamos felices ayudan a
fortalecerlo, mientras que cuando se trata del estrés, se liberan químicos tóxicos que las
debilitan.

 Vives en modo de supervivencia. Cuando estamos estresados se activa el sistema nervioso


simpático, quien también promueve la liberación del cortisol; esta hormona incrementa los
niveles de azúcar en la sangre y debilita al sistema inmune. Este estado promueve el miedo,
la defensa, altera la presión arterial, aumenta las sensaciones de dolor, entre otras
consecuencias. Estudios confirman que vivimos el 70% de nuestra vida en modo de
supervivencia.

 Fomenta las adicciones. El estrés al ser un proceso químico, es adictivo en sí mismo, pero
además, muchas de las formas que buscamos para silenciarlo es a través de vías de escapes
como las bebidas alcóholicas, drogas, sexo, tabaco, y mala alimentación.

‍¿Qué puedes hacer para disminuirlo en tu nuevo estilo de vida saludable?

 Sustituye esos malos hábitos que utilizas de escape por buenos hábitos que te ayuden a
despejar la mente, como por ejemplo el ejercicio físico.

 Respira conscientemente. Medita, haz yoga, o simplemente respira. Esto regula los niveles
de oxígeno ayudando a salir del estado de alerta.
 Duerme lo suficiente. Una de las causas del estrés puede ser la falta de sueño.

6. Lee, lee, lee Entre los mejores hábitos de vida saludables sin duda está la lectura. ‍Leer es un
acelerador y estimulador increíble de la mente, indiferentemente del género que leas.

 La ficción te dotará de creatividad, además de desarrollar la empatía, puesto que muchas


veces inconscientemente nos colocamos en los zapatos de algún personaje, o del narrador.

 Si por otra parte lees no-ficción, probablemente estés siendo cada vez más, una persona de
mente abierta, culta y con gran parte del camino ganado en algún área. El contenido
teórico que encontramos en libros es muy diferente a cualquiera que podemos hallar en
alguna página de internet, ya que su proceso obliga al autor a curar muy bien el contenido.

 En ambos tipos de lectura trabajarás la capacidad de concentración.

‍ o necesitas leer horas diarias para obtener los beneficios, más bien es recomendable comenzar
N
por tener el hábito de leer aunque sea 15 minutos diarios. ‍Un buen tip para leer en tiempos
digitales es invertir en un Kindle, este dispositivo emula la hoja de papel, evitando perjudicar la vista
con la luz de pantallas.

7. Busca razones para reír Es difícil forzar el tener una actitud positiva en momentos difíciles. Pero
sin duda, podemos decidir cambiar nuestro estado de ánimo al menos haciendo el intento de
buscar razones para reír, que pueden ser tan simples como ver un stand-up comedy de un
comediante que nos guste. ‍Como has leído en cada hábito, parte de esa conexión y buena salud
mental y física, se basa en reacciones químicas. La risa no es la excepción. Al reírnos liberamos
endorfinas y hormonas como la dopamina, limitando la producción del cortisol ¿Recuerdas? Sí, la
hormona del estrés. ‍Para tener una vida sana no diría que la risa es la mejor medicina, pero sí una
buena píldora a nuestro alcance.

8. Regula las emociones Nuestro estado de ánimo afecta, mucho y directamente, nuestro estado de
salud. Todos conocemos, o hemos sido, esa persona que se enferma siempre que está de mal
humor o deprimido. ‍¿Cuál es el impacto de las emociones? ‍Apartando el hecho de los impactos
físicos, las emociones al pasar más de horas o días en nuestro organismo, pasan a ser un humor, o
estado de ánimo; luego que el cuerpo pasa semanas o meses liberando las mismas hormonas de
ese estado, comienza a formar parte de nuestro temperamento; y una vez que vivimos años con
dichas emociones, se convierten en parte de nuestra personalidad. ‍ ‍Si no nos detenemos a regular
esas primeras horas o días de una emoción, podemos correr el riesgo de cambiar nuestra esencia
como persona, pasando a ser alguien con «carácter fuerte, amargado, ansioso, deprimido». ‍¿Cómo
las podemos regular? ‍Frenar el momento de reacción para concientizar el poderoso proceso
químico que está ocurriendo es, sinceramente, un hábito que necesita de mucha atención y no
necesariamente una actitud positiva, sino compromiso contigo mismo. ‍A lo largo del día, si sientes
entrar una emoción que te pueda perjudicar a nivel mental y físico, puedes intentar respirar muy
profundo, alejarte del disparador, cambiar de ambiente, frenar lo que sea que estabas haciendo y
recordar quién quieres ser para tener una mejor calidad de vida.
9. Practica el estar presente Otro de los mejores hábitos de vida saludables, y poco difundido, es el
estar presente en el momento, cualquier momento. ‍La inconsciencia, que viene de no estar
presentes, es un campo libre para que se cuelen pequeños malos hábitos. Estar en piloto
automático todo el tiempo es solo una consecuencia de ello. ‍Se dice que solo un 5% de la mente es
consciente. Así que, ¡a trabajar!:

 Medita. Meditar es la actividad #1 para aprender a estar en el momento. Con el valor


agregado de regalarnos calma y claridad mental para tomar mejores decisiones.

 Practica con las actividades rutinarias. Como por ejemplo, comer. Enfócate en la
temperatura de la comida, el olor, el sabor, la textura. Verás cómo será la mejor comida de
tu vida y no precisamente por el platillo.

 Evita procrastinar y ser multitasking. Estas dos actividades se relacionan entre sí, y son solo
excusas para no estar en el momento que debemos estar.

 No utilices escapes como bebidas alcohólicas o drogas. Estas afectan nuestra salud de
forma directa. Informes de la OMS (Organización Mundial de la Salud) reportan que el
alcohol causa 3 millones de muertes en todo el mundo. Sin embargo, a nivel mental, utilizar
escapes podría estar negándonos la oportunidad de ser personas más conscientes, capaces
de lidiar de forma objetiva con su realidad o emociones.

‍Mantente presente y hazte cargo del ahora.

10. Sé parte de una comunidad El ser humano es un ser social, por lo que naturalmente siempre
estamos buscando ese sentido de pertenencia, bien sea de una cultura, un grupo de amigos, o un
status social. ‍Pertenecer a una comunidad nos da beneficios más allá de interactuar y generar
emociones positivas; nos da un apoyo y motivación que solo ese grupo de personas, o prototipo de
personas, nos puede brindar, por el simple hecho de compartir valores o visiones. Un estudio
determinó que la felicidad se encontraba en el socializar y formar parte de un grupo, el documental
Happy es un buen comienzo para visualizarlo. ‍Encuentra a una tribu con un estilo de vida saludable,
con tus mismos intereses y con mucho más conocimiento del que tienes. Sé vulnerable ante ellos y
pídeles ayuda para cambiar tu vida. Luego de un tiempo verás cómo mejora tu estado de salud y
creces como individuo. ‍Nunca es tarde para cambiar tu forma de vida por una vida sana,
consciente, plena, y equilibrada física y mentalmente. Un cambio radical de pensamiento, trae un
cambio en tus acciones, y con esto un cambio en tu salud. ‍El 90% de nuestros pensamientos del día
son los mismos de ayer, y para que ocurra un cambio tenemos que tomar decisiones diferentes a las
del día anterior.

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