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La histamina es una sustancia endogena, producida por el organismo, que interviene en la

respuesta alergica inmediata y es una reguladora importante de la secrecion acida del estomago;
tambien se ha definido su participacion como neurotransmisor a nivel del SNC. Es uno de los más
potentes mediadores liberados que producen la mayor parte de los síntomas que acompañan a
cuadros alérgicos, como rinitis, conjuntivitis, urticaria, edema angioneurotico, shock anafiláctico,
entre otros.

Luego de la exposición al alérgeno de una persona alérgica, se produce la degranulacion de los


mastocitos o basófilos, liberando mediadores químicos (histamina, prostaglandinas, leucotrienos,
entre otros) que producen vasodilatación, atracción de neutrófilos, monocitos y basófilos, daño
tisular, contracción del musculo liso bronquial y gastrointestinal y estimulación de las
terminaciones de nervios sensitivos.

ASPECTOS QUIMICOS

La histamina es una molécula hidrófila compuesta de un anillo imidazol y un grupo amino unidos
por dos grupos metileno. La forma farmacológicamente activa al nivel de todos los receptores
histamínicos es el tautómero monocatiónico Nγ-H.

SÍNTESIS, ALMACENAMIENTO Y METABOLISMO.

La histamina se forma por la descarboxilación del aminoácido histidina, mediante la acción de la


enzima L-histidina descarboxilasa. Todos los tejidos de mamíferos que la contienen son capaces de
sintetizarla a partir de la histidina, gracias a su contenido de descarboxilasa de L-histidina. El sitio
principal de depósito de la histamina en casi todos los tejidos es la célula cebada, y en la sangre, el
basófilo. Una y otra sintetizan histamina y la depositan en sus gránulos secretores. Los sitios de
formación o almacenamiento de histamina fuera de las células cebadas incluyen células de
epidermis, mucosa gástrica, neuronas en el sistema nervioso central (SNC), y células de tejidos en
regeneración o con proliferación rápida.

Se conocen dos vías principales del metabolismo de la histamina en seres humanos:


1. La más destacada consiste en la metilación del anillo para formar N-metilhistamina. Ésta
es catalizada por la enzima histamina-N-metiltransferasa. Gran parte de la N-
metilhistamina formada es convertida por la monoaminooxidasa (MAO) en ácido N-
metilimidazolacético; dicha reacción puede ser bloqueada por los inhibidores de la MAO.

2. En la otra vía, la histamina se somete a desaminación oxidativa, que es catalizada por la


diaminooxidasa (DAO), enzima inespecífica, con lo que se obtiene ácido imidazolacético
que después se transforma en el ribósido del ácido imidazolacético. Los metabolitos
mencionados tienen escasa o nula actividad y son excretados por la orina.

RECEPTORES

Los receptores histamínicos son receptores acoplados con proteína G.

Receptores H1 y H2.

Los receptores H1 se encuentran en músculo liso de vía aérea y gastrointestinal, aparato


cardiovascular, médula suprarrenal, células endoteliales, linfocitos, sistema nervioso central.

Los receptores H2 se encuentran en sistema nervioso central, corazón, músculo liso de útero y
vascular, basófilos, mastocitos, linfocitos B y T.

La histamina, una vez liberada, ejerce efectos locales o generales en músculos de fibra lisa y
glándulas. Contrae muchos músculos de fibra lisa como los de bronquios e intestino, pero relaja
intensamente otros, como los que están en vasos sanguíneos finos. La histamina también es un
potente estimulador de la secreción de ácido por estómago. Son efectos menos notables la
formación de edema y la estimulación de las terminaciones nerviosas sensoriales. La
broncoconstricción y la contracción del intestino son mediadas por los receptores H1. La secreción
por parte del estómago es consecuencia de la activación de los receptores H2 y, de esa manera, es
posible inhibirlos por acción de los antagonistas de dicho receptor. Algunas reacciones, como la
dilatación de vasos, son mediadas por estimulación de los receptores H1 y H2.
Receptores H3 y H4.

Los receptores H3 se expresan predominantemente en el SNC, en particular en ganglios basales,


hipocampo y corteza. Actúan como autorreceptores en las neuronas histaminérgicas, en forma
muy similar a como lo hacen los receptores α 2 presinápticos, e inhiben la liberación de histamina
y modulan la liberación de otros neurotransmisores. Los antagonistas de H3 estimulan el estado
de vigilia y, por lo contrario, los agonistas estimulan el sueño (dormir). Los receptores H3 parecen
tener una gran actividad constitutiva; en tal caso, puede haber inhibición tónica de la liberación de
histamina y los agonistas inversos pueden disminuir la activación del receptor e intensificar la
liberación de histamina desde las neuronas histaminérgicas. Los receptores H4 están en células
inmunitarias activas como los eosinófilos y los neutrófilos y también en las vías gastrointestinales
(GI) y el sistema nervioso central. La activación de esos receptores en los eosinófilos induce
cambio de forma de la célula, de su quimiotaxia e incremento del número de moléculas de
adherencia como CD11b/CD18 y de la molécula de adherencia intercelular, lo cual sugiere que la
histamina liberada de las células cebadas induce a los receptores H4 al reclutamiento de
eosinófilos. Los antagonistas de dicho receptor pueden ser inhibidores útiles de respuestas
alérgica e inflamatoria.

FARMACOLOGIA DE LOS ANTIHISTAMINICOS

ANTIHISTAMÍNICOS CONTRA H1.

Todos los antagonistas de los receptores H1 con los que se cuenta son inhibidores competitivos
reversibles de la interacción de la histamina con los receptores H1.

Los fármacos de esta categoría se usan ampliamente para tratar trastornos alérgicos. Los
antihistamínicos de esta clase son muy eficaces para aliviar los síntomas de rinitis y conjuntivitis
estacionales (como estornudos, rinorrea (flujo o emisión abundante de líquido por la nariz, por un
aumento de la secreción de mucosidad nasal) y prurito de ojos, vías nasales y faringe). En el asma
bronquial tienen escasos efectos beneficiosos y no son útiles como fármacos únicos. Los
antagonistas histamínicos contra H1 son complementos útiles de la adrenalina en el tratamiento
de la anafilaxia generalizada o el angioedema intenso. Algunas dermatosis alérgicas, como la
urticaria aguda, mejoran satisfactoriamente con estos antagonistas y a veces aplacan el prurito en
la dermatitis atópica o por contacto, pero no tienen efecto en la erupción. La urticaria crónica no
mejora en el grado necesario, pero puede obtenerse algún beneficio en ella, en particular cuando
se combina con antagonistas de receptores H2.

Los efectos adversos son más notables con la primera generación de antihistamínicos contra H1
(como difenhidramina, clorfeniramina, doxepina e hidroxizina), que cruzan la barrera
hematoencefálica y producen sedación. Algunos de los antagonistas de receptores H1 de la
primera generación también tienen propiedades anticolinérgicas que pudieran originar síntomas
como xerostomía y sequedad de vías respiratorias, retención de orina o polaquiuria y disuria.

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