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LA ORALIDAD

El juicio será oral y sólo se apreciarán las pruebas incorporadas en la audiencia,


conforme a las disposiciones de este Código.

Establecida en el artículo 14 del COPP, la oralidad implica la realización de


los principales actos del proceso a través de la palabra viva, con independencia que
su contenido pueda ser recogido en actas escritas, grabaciones o filmaciones. Pero
para que esto sea posible es necesario juntar las partes y al tribunal en una misma
locación y hacerles partícipes simultaneo de los actos.

De allí, que esa cercanía simultanea que no es otra cosa que la inmediación,
sea un correlato de la oralidad. En este contexto, tanto la actividad forense como la
actividad probatoria estarán dominadas por los principios de inmediación, y de
personalización de la función judicial, y, como consecuencia de ello, el principio de
publicidad del juicio.

La oralidad requiere del cumplimiento de las siguientes exigencias:

a) Presencia ininterrumpida de todas las partes durante el juicio.


b) Incorporación de la prueba en presencia de todas las partes.
c) Respeto de los principios de continuidad, concentración y contradicción.
d) Iniciativa forense y probatoria en manos de las partes.

En este contexto, la oralidad adquiere una dimensión particular, y deja de ser


visto como un mecanismo meramente instrumental, debido a su influencia sobre los
aspectos sustanciales de la actividad procesal y se constituye en un instrumento de
realización de los principios de inmediación, de la publicidad del juicio y de la
personalización de la función judicial, en su mayor medida.

De allí que, el sistema acusatorio está caracterizado por el principio de la


oralidad, puesto que la inmensa mayoría de los actos procesales que se desarrollen
tanto en la audiencia preliminar que pone fin a la fase intermedia, como en el juicio
plenario propiamente dicho, se producen en viva voz, con la independencia, de que
tales actos, sean registrados mediante acta sucinta o grabaciones y filmaciones de
videos.
LA PUBLICIDAD
El juicio oral tendrá lugar en forma pública, salvo las excepciones de ley.

Contenida en el artículo 15 del COPP, se fundamenta en el deber que asume


el Estado de efectuar un juzgamiento transparente, esto es facilitar que la Nación
conozca por qué, cómo, con qué pruebas, quiénes, realizan el juzgamiento de un
acusado.
Apoyándose en el derecho que tiene toda persona a un juicio previo, oral,
público y contradictorio. Este principio es de vital importancia, ya que constituye en
sí misma, una forma de control ciudadano al juzgamiento.
Éste principio, es una forma de auto legitimación de las decisiones de los
órganos que administran justicia y consiste en garantizar al público la libertad de
presenciar el desarrollo del debate y en consecuencia de controlar la marcha de él y
la justicia de la decisión misma.
Es por ello que el principio de publicidad, es considerado como una garantía
del ciudadano sometido a juicio y a la vez como un derecho político del cualquier
ciudadano a controlar la actividad judicial.
La función política de control del poder judicial que cumplen los particulares, a
través de su presencia en un acto judicial público, consiste, precisamente, en la
verificación del cumplimiento de las condiciones, requisitos y presupuestos jurídicos
por parte de quienes desempeñan la tarea de administrar justicia.
Es por ello que la finalidad de la publicidad, no es otro, que el procesado y la
comunidad tengan conocimiento sobre la imputación, la actividad probatoria y la
manera como se juzga, así la comunidad podrá formarse un criterio propio sobre la
manera como se administra justicia y la calidad de la misma.
La regla general es que los juicios deben ser públicos, salvo cuando sea
necesario para preservar los intereses de la justicia, de este modo ha sido recogido
en la Convención Americana de Derechos Humanos (art. 8 inc. 5).
Así mismo, la publicidad de los juicios está también referida a la facultad de
los medios de comunicación de poder informar sobre el desenvolvimiento de un
juzgamiento y hacer efectivo el derecho de control ciudadano; pero la información
propalada debe ser objetiva e imparcial, el medio de comunicación no debe
convertirse en medio de presión o de sensacionalismo.
LA INMEDIACIÓN
Los jueces que han de pronunciar la sentencia deben presenciar,
ininterrumpidamente, el debate y la incorporación de las pruebas de las cuales
obtienen su convencimiento.

Contenida en el artículo 16 del COPP, este principio se encuentra vinculado al


Principio de Oralidad, la inmediación es una condición necesaria para la Oralidad.

La inmediación impone, que el juzgamiento sea realizado por el mismo


tribunal desde el comienzo hasta el final, y se da con el acercamiento que tiene el
juzgador con todos los elementos que sean útiles para emitir sentencia.

Rige en dos planos:

i) En la relación entre quienes participan en el proceso y el tribunal, lo


que exige la presencia física de estas personas. La vinculación entre los
acusados y la Sala Penal que juzga, es una inmediatez que se hace efectiva a
través de la Oralidad. El Principio de Inmediación impide junto al principio
contradictorio, que una persona pueda ser juzgada en ausencia.

ii) En la recepción de la prueba, para que el juzgador se forme una clara


idea de los hechos y para que sea posible la defensa, se requiere que la
prueba sea practicada en el juicio. La inmediación da lugar a una relación
interpersonal directa, frente a frente, cara a cara, de todos entre sí: acusado y
juzgador, acusado y acusador, acusado y defensores, entre éstos con el
juzgador y acusador, el agraviado y el tercero civil. De esta manera el
juzgador conoce directamente la personalidad, las actitudes, las reacciones
del acusado, así como del agraviado, del tercero civil, del testigo o perito. En
consecuencia, la inmediación es una necesidad porque es una de las
condiciones materiales imprescindibles para la formación y consolidación del
criterio de conciencia con el que será expedido el fallo.
LA CONCENTRACIÓN
Iniciado el debate, este debe concluir en el mismo día. Si ello no fuere posible,
continuará durante el menor número de días consecutivos.

Establecida en artículo 17 del COPP, este principio establece el carácter


unitario que tiene la audiencia. Si bien puede realizarse en diferentes sesiones,
éstas son partes de una sola unidad. Esto debido a la necesidad de continuidad y
concentración de la misma. La audiencia debe realizarse en el tiempo estrictamente
necesario, las sesiones de audiencia no deben ser arbitrariamente diminutas ni
indebidamente prolongadas. Así una sesión que termina es una suspensión, no una
interrupción del juicio.

La razón de este principio está en que el juzgador oyendo y viendo todo lo


que ocurre en la audiencia, va reteniendo en su memoria, pero cuanto más larga sea
la audiencia se va diluyendo dicho recuerdo y podría expedir un fallo no justo.

El Principio de Concentración está referido:

En primer lugar, a que en la etapa de juicio oral serán materia de


juzgamiento sólo los delitos objeto de la acusación fiscal. Todos los debates estarán
orientados a establecer si el acusado es culpable de esos hechos. Si en el curso de
los debates resultasen los indicios de la comisión de otro delito, éste no podrá ser
juzgado en dicha audiencia.

En segundo lugar, el Principio de Concentración requiere que, entre la


recepción de la prueba, el debate y la sentencia exista la “mayor aproximación
posible”. Este principio de concentración está destinado a evitar que, en la
realización de las sesiones de audiencia de un determinado proceso, se distraiga el
accionar del Tribunal con los debates de otro. Es decir, que la suspensión de la
audiencia exige que cuando los Jueces retomen sus actividades, continúen con el
conocimiento del mismo proceso, a fin de evitar una desconcentración de los hechos
que se exponen.
LA CONTRADICCIÓN
El proceso tendrá carácter contradictorio

Contenida en el artículo 18 del COPP, permite que en el desarrollo del


proceso todos los sujetos procesales puedan controvertir las pruebas presentadas,
los argumentos o las posiciones que alegue la parte contraria.

El Principio de Contradicción, consiste en el recíproco control de la actividad


procesal y la oposición de argumentos y razones entre los contendientes sobre las
diversas cuestiones introducidas que constituyen su objeto. Se concreta poniendo en
conocimiento de los demás sujetos procesales el pedido o medio de prueba
presentado por alguno de ellos; así, el acusado podrá contraponer argumentos
técnico jurídico a los que exponga el acusador.

Este principio garantiza la seguridad jurídica y del derecho a la defensa,


desde el primer momento, ambas partes podrán exponer sus argumentos y alegatos,
lo que permite al Juez recoger un verdadero enfoque, justo e imparcial de los hechos
controvertidos, es decir, que el juez no podrá definir una pretensión o reclamo del
actor, si la persona en contra de quien ha sido propuesto no ha tenido oportunidad
de ser oída, o nadie puede ser condenado sin habérsele oído.
EL CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD
Corresponde a los jueces velar por la incolumidad de la Constitución de la
República. Cuando la ley cuya aplicación se pida colidiere con ella, los tribunales
deberán atenerse a la norma constitucional.

Establecido en el artículo 19 del COPP; este principio establece, el deber de


los jueces de aplicar correctamente la norma Constitucional y en caso de que colide
esta con alguna ley se aplicará la constitución. Así mismo, artículo 20 del Código de
Procedimiento Civil establece: “Cuando la ley vigente, cuya aplicación se pida con
alguna disposición constitucional, los jueces aplicarán esta con preferencia",
estableciendo de esta forma, la supremacía de la constitución sobre alguna norma
que colide con ella.
Por otro lado, este principio, también desarrolla el artículo 334 de la
Constitución Nacional, al establecer para el proceso penal una forma de control
difuso de la constitucionalidad, que permite al juez actuante, desaplicar toda norma
colindante con la Constitución, dentro de ese proceso y entre las partes del mismo,
sin que ello represente una declaración de inconstitucionalidad erga omnes (respeto
de todos).
Este control difuso se lo ha atribuido la Sala Constitucional por jurisprudencia,
con el propósito de unificar la interpretación constitucional; esto resulta una especie
de consulta que puede ir desde los tribunales de primera instancia hasta el máximo
órgano de interpretación constitucional, sin pasar ni por apelación ni por casación,
siendo lo deseable que sea el afectado por la aplicación del control difuso de la
constitucionalidad, el que apele o recurra en casación y que luego accione ante la
Sala Constitucional, contra la sentencia de última instancia en la materia.
LA ÚNICA PERSECUCIÓN

Nadie debe ser perseguido penalmente más de una vez por el mismo hecho.
Sin embargo, será admisible una nueva persecución penal:
1. Cuando la primera fue intentada ante un tribunal incompetente, que por ese
motivo concluyó el procedimiento; y
2. Cuando la primera fue desestimada por defectos en su promoción o en su
ejercicio.

Es una garantía constitucional que impide ser juzgado más de una vez por el
mismo hecho. Señalado en el artículo 20 del COPP, en concordancia con el art. 49.
numeral 7 de nuestra Constitución; en nuestro ordenamiento jurídico, este principio
prohíbe de forma expresa que se abra un nuevo proceso a la persona que tenga
pendiente un proceso penal por un mismo hecho, ya sea en el mismo tribunal o en
otro, e impide de manera definitiva la manipulación de los “Operadores de Justicia”
con la interposición de varios modos de proceder presentados por los mismos
hechos.

Nuestro ordenamiento jurídico prevé la posibilidad de reintentar una nueva


persecución, solo en los siguientes supuestos:

1. Cuando la primera fue intentada ante un tribunal incompetente, que por ese
motivo concluyó el procedimiento;

2. Cuando la primera fue desestimada por defectos en su promoción o en su


ejercicio.
LA COSA JUZGADA
Concluido el juicio por sentencia firme no podrá ser reabierto, excepto en el caso de
revisión conforme a lo previsto en este Código.

Establecida en el artículo 21 del COPP, la autoridad de la cosa juzgada


responde a la necesidad de poner fin a una controversia por decisión judicial,
mediante la aplicación de la ley al caso particular, como expresión definitiva de la
verdad legal, por consiguiente, los procesos terminados por sentencia firme o
sobreseimiento firme, causan el efecto de cosa juzgada y por ello, salvo el recurso
de revisión, el asunto no podrá ser objeto de nuevo examen, ni en mismo proceso
(cosa juzgada formal), ni en otro proceso posterior (cosa juzgada material). La cosa
juzgada penal, a diferencia de la civil, se atiene solo a dos identidades:

1. La identidad del imputado (aedem personnae) y.

2. La identidad de los hechos objetos del proceso (aedem facta


subiudicium), pues el título o causa de pedir es indiferente, no
importando si el acusador es el Ministerio Público o la presunta víctima.

Posee 3 características:

Inimpugnabilidad. Según la cual, la sentencia de cosa juzgada no puede ser


revisada por ningún Juez, cuando se han agotado todos los Recursos.

Inmutabilidad. Dichas sentencias no son atacables indirectamente, por no


ser posible iniciar un nuevo proceso sobre los mismos hechos.

Coercibilidad. Consiste en la eventualidad de la ejecución forzada en los


casos de sentencias condenatorias.

El artículo 49, ordinal 7 de la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela, establece, en cuanto a la cosa juzgada, que: “Ninguna persona podrá
ser sometida a juicio por los mismos hechos en virtud de los cuales hubiese sido
juzgada anteriormente”.
APRECIACIÓN DE LAS PRUEBAS
Las pruebas se apreciarán por el tribunal según la sana crítica observando las reglas
de la lógica, los conocimientos científicos y las máximas de experiencia.
Establecida en el artículo 21 del COPP…

En un sentido estricto se entiende la prueba como: “…un estado de cosas,


susceptible de comprobación, de contradicción y de valoración, que tiene lugar en el
proceso de conformidad con la ley, para producir convencimiento sobre la veracidad
o falsedad sobre los hechos del proceso…”

La Sala Constitucional en sentencia número 309 de fecha 13 de julio del


2022, analizó dos puntos importantes de la prueba judicial: la apreciación y la
valoración, y en tal sentido, la Sala Constitucional estableció que:

"...la prueba judicial transita en dos momentos principales, a saber: la


apreciación y la valoración. El primero de ellos, la apreciación del medio de prueba
que está determinado por el examen de las condiciones de legalidad y legitimidad
del medio de aportación probatoria; se trata pues de un ejercicio lógico de
subsunción de las características individuales del medio a los supuestos normativos
que predisponen el allegamiento de las pruebas al proceso…
La apreciación es la verificación de validez del medio de aportación
probatoria; mientras que la valoración es la ilustración del criterio sentencial, es
decir, tiende a la finalidad de la prueba..."

De tal manera que, la Sala Constitucional ha establecido, que el principio de


la apreciación de la prueba, no es más que el examen de la legalidad y legitimidad,
y que su importancia se ve manifiesta, al ser susceptible del control vertical de la
jurisdicción, a través de la impugnación recursiva ordinaria y extraordinaria.
LA PROTECCIÓN DE LAS VÍCTIMAS

Las víctimas de hechos punibles tienen el derecho de acceder a los órganos de


administración de justicia penal de forma gratuita, expedita, sin dilaciones indebidas
o formalismos inútiles, sin menoscabo de los derechos de los imputados o
acusados. La protección de la víctima y la reparación del daño a la que tengan
derecho serán también objetivos del proceso penal. Los funcionarios o funcionarias
que no procesen las denuncias de las víctimas de forma oportuna y diligente, y que
de cualquier forma afecte su derecho de acceso a la justicia, serán sancionados
conforme al ordenamiento jurídico.

Establecida en el artículo 23 del COPP, este principio enmarca el derecho de


las víctimas de acceder a la justicia de forma gratuita, rápida y expedita y enuncia la
responsabilidad de los funcionarios que no procesen de manera oportuna y diligente
las denuncias o afecten el derecho de acceso a la justicia de las víctimas.

El marco normativo en materia de protección a las víctimas, se adecua a la


Declaración de los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos
y del Abuso del Poder de las Naciones Unidas de 1985. Tanto la normativa del
Código Orgánico Procesal Penal como la ley especial que rige la materia, se
enfocan en la protección de la víctima desde el cumplimiento de los derechos de
acceso a la justicia, trato digno, asistencia e indemnización o reparación de daños y
asignan responsabilidades precisas a todos los encargados de su cumplimiento.

El Ministerio Público, es quien ejerce la acción penal, y está obligado a velar


por los intereses de la víctima en todas las fases del proceso y los jueces tienen el
deber de garantizar los derechos, el respeto y la reparación de los daños que
corresponda (según los artículos 118,122 COPP).

La representación de la víctima es ejercida por el fiscal del Ministerio Público


pudiendo delegar la persona ofendida el ejercicio de sus derechos, en una
asociación de protección o ayuda, cuando estime sea más conveniente para el
ejercicio de sus derechos (artículo 122 COPP).

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