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DERECHO PROCESAL PENAL II

NELCIDA ANTONIA MCKENZIE 100104877

SECCION 01 MARTES 1 -3:50 PM

TRABAJO SOBRE TEMA DE EXPOSICION

UNIDAD IV DEL PROGRAMA – TEMA I PARA EXPOSICION

EL JUICIO

La preparación del juicio es, pues, la primera fase del juicio oral, cuyo cometido
consiste en la preparación de todos los elementos del debate, en la depuración final de
todas aquellas circunstancias que pudieran nulificarlo o tornarlo inútil; es el momento
de la integración del tribunal, del ofrecimiento de la prueba; es la etapa de la
organización del juicio.

PREPARACION DEL DEBATE

Precisamente, a la conclusión del procedimiento preparatorio, en caso de que el


ministerio público presente su acusación, ésta debe ser examinada por un Juez de
Instrucción en una audiencia preliminar.

Si se admite la acusación, en la resolución que emite el Juez ordenando la apertura a


juicio, éste se delimita precisando las partes, la o las infracciones por la que se va a
juzgar al imputado, los medios de prueba y de defensa.

Además, previo a la celebración del juicio, el Código Procesal Penal prevé un


preliminar que denomina Preparación del Debate.
En éste, las partes, luego de la convocatoria para la celebración del juicio, deben
presentar las excepciones e incidentes que se funden en hechos nuevos, así como las
recusaciones que las partes desean hacer valer.

Tanto la audiencia preliminar como el preliminar de preparación del debate, desbrozan


de tal forma el caso que evitan que el juicio se desvíe de su objeto juzgar al imputado y
establecer su grado de responsabilidad penal o no respecto de la acusación formulada
en su contra, por una pendiente de incidentes de procedimiento y aplazamientos.

A pesar de lo expuesto, el Código Procesal Penal, contempla varias causales de


suspensión del juicio, lo que puede hacerse por una única vez y por un plazo mínimo
de 10 días.

En caso de que transcurra este plazo sin la reanudación de los debates, el juicio quedó
interrumpido, lo que equivale a no iniciado, debiendo realizarse de nuevo todos los
actos desde el principio.

Fijación de Audiencia y Solución de los Incidentes

El presidente del tribunal, dentro de las cuarentiocho (48) horas de recibidas las
actuaciones, fija el día y la hora del juicio, el cual se realiza entre los quince (15) y los
cuarentiocho (48) días siguientes.

Las excepciones y cuestiones incidentales que se funden en hechos nuevos y las


recusaciones son interpuestas en el plazo de cinco (5) días de la convocatoria al juicio
y son resueltas en un solo acto por quien preside el tribunal dentro de los cinco (5)
días, a menos que resuelva diferir alguna para el momento de la sentencia, según
convenga al orden del juicio. Esta resolución no es apelable.

El juicio no puede ser pospuesto por el trámite o resolución de estos incidentes.

En el mismo plazo de cinco (5) días de la convocatoria, las partes comunican al


secretario el orden en el que pretenden presentar la prueba.

El secretario del tribunal notifica de inmediato a las partes, cita a los testigos y
peritos, solicita los objetos, documentados y demás elementos de prueba y dispone
cualquier otra medida necesaria para la organización y desarrollo del juicio.

Cuando el imputado está en prisión, el auto de fijación de juicio se le notifica


personalmente.
El encargado de su custodia también es notificado y debe velar porque el imputado
comparezca a juicio el día y hora fijados.

PRINCIPIOS GENERALES DEL JUICIO

Los principios fundamentales del juicio son: oralidad, inmediación, concentración y


publicidad.

La oralidad es un instrumento, un mecanismo previsto para garantizar ciertos principios


básicos del juicio penal.

En especial, ella sirve para preservar el principio de inmediación, la publicidad del juicio
y la personalización de la función judicial.

En este sentido, se debe diferenciar muy bien lo que es un instrumento de lo que es un


principio.

La oralidad es un instrumento, un mecanismo; la inmediación o la publicidad son


principios políticos y garantías que estructuran al proceso penal.

Esta importancia de la oralidad proviene del hecho de que ella es el único modo eficaz
que nuestra cultura ha encontrado hasta el momento para darle verdadera positividad o
vigencia a los principios políticos mencionados.

¿De qué nos valdría proclamar la publicidad, la inmediación o la personalización de la


judicatura, si luego no tenemos medios eficaces para ponerlas en práctica?

Al ser condición necesaria de la eficacia de estos principios, la oralidad se convierte en


un instrumento de primer orden.

La oralidad representa, fundamentalmente, un medio de comunicación: la utilización de


la palabra hablada, no escrita, como medio de comunicación entre las partes y el juez y
como medio de expresión de los diferentes órganos de prueba.

En el fondo, el mecanismo es simple: si se utiliza la palabra hablada, las personas


deben estar presentes (inmediación) y, además, se comunican de un modo que es
fácilmente controlable por otras personas (publicidad).
Normalmente, se suele explicar el proceso penal, y en especial el juicio, como una
actividad o un conjunto de actividades de adquisición de conocimiento.

Así, el proceso penal se convierte en un conjunto de actos encaminados a reconstruir


los hechos del modo más aproximado posible a la verdad histórica para luego, sobre
esa verdad, aplicar la solución prevista en el orden jurídico.

Este conjunto de actos que conforman el juicio penal son realizados por personas que
tienen diferentes actitudes respecto de la verdad: algunos de ellos, el fiscal, los jueces,
en general quienes son funcionarios del Estado, se guían por la búsqueda de la verdad
(principio de objetividad).

Otros, aunque ciertamente no se guían por la mentira, se guían fundamentalmente por


sus intereses dentro del proceso (principio de parcialidad).

Los actos y las actitudes de las personas se definen fundamentalmente por su relación
con la adquisición de información, con la veracidad de esa información y con la verdad
como meta o como resultado del proceso, sin importar, si esa verdad puede ser
alcanzada o es siempre una meta inalcanzable.

En este contexto, la inmediación se manifiesta como la condición básica que hace que
esos actos y esas relaciones efectivamente permitan llegar a la verdad del modo más
seguro posible, ya que la comunicación entre ellas y la información que ingresa por
diversos canales (medios de prueba) se realiza con la máxima presencia de esas
personas y, en especial, con la presencia obligada de las personas que deberán dictar
una sentencia luego de observar la prueba (los jueces).

A su vez, la oralidad y la inmediación que ella genera permite que la información que
luego se convertirá en prueba, ingrese al proceso o juicio penal del modo más
concentrado posible, es decir, en el menor lapso posible.

Esta posibilidad que otorgan la inmediación y la oralidad de que los medios de prueba
se reúnen en una misma oportunidad, sean observados o sean escuchados sin
interrupciones, y adquieran así mayor virtualidad probatoria, por una parte y, por otro
lado, puedan ser controlados con mayor eficacia por los distintos sujetos procesales, se
ha llamado principio de concentración, y se le considera uno de los grandes principios
que estructuran un juicio penal.
La publicidad del juicio se relaciona, en primer lugar, con una de las funciones propias
de la justicia penal: la transmisión de menajes a la sociedad, acerca de la vigencia de
los valores sociales que fundan la convivencia social.

El juicio público implica un modo particular de insertar a la justicia en el medio social;


implica que ella cumple con su tarea de transmitir mensajes sociales sobre la efectiva
vigencia de los valores que fundan la convivencia.

La publicidad del juicio significa que las decisiones de los tribunales son decisiones
transparentes.

Así como existen innumerables garantías judiciales que buscan limitar la arbitrariedad,
la publicidad del juicio busca asegurar el control del ejercicio de ese poder.

De este modo, los jueces deben dictar sus sentencias “de cara al pueblo” y los
ciudadanos pueden tener una percepción directa de cómo ellos utilizan ese enorme
poder que la sociedad les ha confiado.

Debe quedar claro, pues, que la publicidad del juicio es el principio que asegura el
control ciudadano sobre la justicia.

Generalmente la publicidad ha significado la realización de los juicios a puertas


abiertas, es decir, la posibilidad de que cualquier persona pueda asistir al juicio y
observar lo que sucede allí.

Pero en realidad, creer que el principio de control ciudadano se satisface con solo
permitir que los ciudadanos concurran a los juicios es una visión en cierto modo
superficial.

En la moderna sociedad de masas lo que ocurre es que nadie va a controlar esos


juicios y el control queda reducido a lo que la prensa quiera publicar.

Este traslado del control ciudadano a la prensa plantea muchas dificultades, ya que
puede convertirse en un gran medio de distorsión de la opinión social.

Libertad del Imputado y Restricciones a su Movilidad

La presencia del imputado es fundamental, porque él tiene un sustancial derecho de


defensa.
Por tal razón es común que los códigos establezcan que él debe concurrir al debate
libre en su persona aunque, para evitar su fuga o asegurar la realización del debate es
posible dictar alguna medida de coerción o custodia, siempre, claro está, que esas
medidas no restrinjan su derecho de defensa.

El imputado comparece libre, pero el tribunal puede excepcionalmente ordenar su


custodia para evitar la evasión o la concurrencia de actos de violencia.

Si el imputado se encuentra en libertad, aunque esté sujeto a una medida de coerción


diferente a la prisión preventiva, el tribunal, a pedido del ministerio público ordenar su
arresto para asegurar la realización de la audiencia o de un acto particular de la misma.

A petición de parte puede modificar las condiciones bajo las cuales el imputado
permanece en libertad o imponer otras medidas de coerción previstas en este código.

Si el imputado se encuentra en prisión y no comparece a juicio por una falta atribuible


al encargado de su custodia o traslado, el presidente puede, después de escuchar sus
razones, imponerle una multa de hasta quince días de salario.

Inmediación

El juicio se celebra con la presencia ininterrumpida de los jueces y de las partes.

Si el defensor no comparece o se ausenta de los estrados, se considera abandonada la


defensa y procede su reemplazo.

Si la parte civil o el querellante no concurre a la audiencia o se retira de ella, se


considera como un desistimiento de la acción, sin perjuicio de que pueda ser obligado a
comparecer en calidad de testigo.

Si el ministerio público no comparece o se retira de la audiencia, el tribunal notifica al


titular o superior jerárquico, intimándole a que de inmediato se constituya un
representante en su reemplazo en la sala, bajo advertencia de que si no se le
reemplaza, se tendrá por retirada la acusación.
Publicidad

El juicio es público, salvo que de oficio o a petición de parte, el tribunal decida,


mediante resolución motivada, que se realice total o parcialmente a puertas cerradas,
siempre que:

1) Se afecte directamente el pudor, la vida privada o la integridad física de alguno de


los intervinientes;

2) Peligre un secreto oficial autorizado por la ley, o un secreto particular, comercial o


industrial, cuya revelación indebida resulte punible.

Desaparecida la causa de restricción, el tribunal permite el reingreso del público.

En estos casos, el tribunal puede imponer la obligación de reserva a las partes


intervinientes sobre los hechos que presenciaron o conocieron, dejando constancia en
el acta de juicio.

Participación de los Medios de Comunicación

Los medios de comunicación pueden instalar en la sala de audiencia los equipos


técnicos a los fines de informar al público sobre las incidencias del juicio.

El tribunal señala en cada caso las condiciones en que se ejerce el derecho a informar.

El tribunal puede, sin embargo, prohibir, mediante auto debidamente fundamentado, la


grabación, fotografía, filmación, edición o reproducción, cuando puedan resultar
afectados algunos de los intereses señalados en el artículo precedente o cuando se
limite el derecho del imputado o de la víctima a un juicio imparcial y justo.

Restricciones de Acceso

Está prohibido el ingreso a la sala de audiencias de los menores de doce años, salvo
que estén acompañados de un mayor de edad responsable del menor.
Tampoco pueden ingresar militares o policías uniformados, salvo que cumplan
funciones de vigilancia o custodia.

Del mismo modo les está vedado el ingreso a personas que porten distintivos gremiales
o partidarios.

El tribunal puede imponer un límite al número de personas admitidas en la sala de


audiencias en atención a las condiciones de espacio y al mantenimiento del orden.

Oralidad

El juicio es oral. La práctica de las pruebas y, en general, toda intervención de quienes


participen en él se realiza de modo oral.

Durante su desarrollo, las resoluciones son dictadas, fundamentadas y explicadas


verbalmente por el tribunal y valen como notificación a las partes presentes o
representadas desde el pronunciamiento, lo que se hace constar en el acta de juicio.

Quienes no pueden hablar o no puedan hacerlo de manera comprensible en castellano,


observaciones y respuestas por escrito o por medio de un intérprete, las cuales son
leídas y traducidas de modo que resulten entendibles para todos los presentes.

Si la víctima o el imputado es sordo o no comprende el idioma castellano, el tribunal


dispone que sea asistido por un intérprete con el objeto de transmitirle el contenido de
las actuaciones de la audiencia.

Excepciones a la Oralidad

Pueden ser incorporados por lectura al juicio:

1) Los informes, las pruebas de documentales y las actas que este código
expresamente prevé;

2) Las actas de los anticipos de prueba, sin perjuicio de que las partes soliciten al
tribunal la comparecencia personal del testigo, cuando sea posible;
3) Los informes de peritos, sin perjuicio de que los peritos deban concurrir para explicar
las operaciones técnicas realizadas y las conclusiones a las que han llegado;

4) Las declaraciones de coimputados que se encuentren en rebeldía, registradas


conformes a este código.

Cualquier otro elemento de prueba que pretenda ser incorporado por lectura al juicio,
no tiene valor alguno.

Dirección del Debate

El presidente dirige la audiencia, ordena la exhibición de la prueba, las lecturas


necesarias, hace las advertencias legales, modera el debate, rechaza todo lo que
tienda a prolongarlo sin que haya mayor certidumbre en los resultados, impidiendo en
consecuencia las intervenciones impertinentes o que no conduzcan a la determinación
de la verdad, sin coartar por ello el ejercicio de la acusación ni la amplitud de la
defensa.

El juez puede dividir informalmente la producción de la prueba en el juicio y el debate,


conforme a las reglas sobre la división del juicio, permitiendo una discusión
diferenciada sobre ambas cuestiones, pero dictando una decisión única, conforme lo
previsto para la sentencia.

Deberes de los Asistentes

Quienes asistan a la audiencia deben guardar el debido respeto y silencio mientras no


sean autorizadas a exponer o deban responder a las preguntas que les son
formuladas.

A excepción del personal de custodia y disciplina, nadie puede portar armas u otros
instrumentos aptos para molestar, perturbar u ofender a los demás.

Todas las personas presentes en la sala de audiencias y las áreas de acceso inmediato
deben abstenerse de adoptar un comportamiento intimidatorio, provocativo, ni producir
disturbios o manifestar de cualquier otro modo opiniones.
El presidente en el cumplimiento de su poder disciplinario y policía de la audiencia
puede disponer el desalojo de la sala o el alejamiento de las personas que alteren o
perturben el normal desenvolvimiento de la audiencia.

Si se comete un delito durante el desarrollo de una audiencia, se levanta un acta y se


remite al ministerio público correspondiente.

Continuidad y Suspensión

El debate se realiza de manera continua en un solo día.

En los casos en que ello no es posible, el debate continúa durante los días
consecutivos que haya menester hasta su conclusión.

Puede suspenderse en una única oportunidad por un plazo máximo de diez días,
contados de manera continua, solo en los casos siguientes:

1) Para resolver una cuestión incidental o practicar algún acto o diligencia fuera de la
sala de audiencias, siempre que no sea posible resolver el asunto o agotar la gestión
en el intervalo entre dos sesiones;

2) Cuando no comparecen testigos, peritos o intérpretes cuya intervención el tribunal


admita como indispensable salvo que pueda continuarse con la recepción y exhibición
de otras pruebas hasta que la persona cuya presencia se requiere se presente o sea
conducida por la fuerza pública.

3) Cuando uno de los jueces, el imputado, su defensor o el representante del ministerio


público, se encuentren de tal modo indispuestos que no puedan continuar interviniendo
en el debate, a menos que los dos últimos puedan ser reemplazados en lo inmediato, o
cuando el tribunal se haya constituido desde el inicio con un número de miembros
superior al mínimo requerido para su integración.

La misma regla rige para los casos de muerte o falta definitiva de un juez, ministerio
público o defensor;
4) Cuando el ministerio público solicite un plazo para ampliar la acusación o el defensor
lo solicite por igual motivo, siempre que las características del caso, no sea posible
continuar en lo inmediato;

5) Cuando alguna revelación o retractación inesperada produce alteraciones


sustanciales en el objeto de la causa, haciendo indispensable una investigación
suplementaria.

Decisión Sobre la Suspensión

El tribunal decide sobre la suspensión, lo que vale citación para las partes presentes o
representadas.

Antes de continuar la nueva audiencia, el presidente del tribunal resume brevemente


los actos agotados con anterioridad.

Los jueces pueden intervenir en otras audiencias durante el plazo de suspensión, salvo
que el tribunal decida lo contrario, por resolución fundada, en razón de la complejidad
del caso.

Interrupción

Si los debates no se reanudan a más tardar al undécimo día después de la suspensión,


se considera interrumpido y como no iniciado, por lo que deben realizarse todos los
actos desde el principio.
SUSTANCIACION DEL JUICIO

La sustanciación es la etapa de un juicio (o proceso), de un procedimiento, de un


incidente o de un recurso, durante la cual una persona cuenta con la posibilidad de dar
a conocer a la autoridad competente su pretensión y su causa de pedir a través de su
demanda o escrito inicial y sus demás escritos, o de narrar.

DE LA VISTA DE LA CAUSA

Apertura

La apertura consiste, fundamentalmente, en la constatación de las mínimas


condiciones de validez del debate y en la fijación con precisión de su objeto.

Por tal razón, uno de los actos iniciales es la lectura de la acusación y de auto de
apertura del juicio.

Estos son los instrumentos que fijan sobre qué se va a discutir.

Esta fijación del objeto del debate no es simplemente informativa; al contrario, como ya
hemos visto, cumple una función principal, ligada a lo que se denomina “principio de
congruencia”: la sentencia sólo podrá versar sobre los puntos de hecho fijados en la
acusación y el auto de apertura del juicio.

Por otra parte, si bien la acusación o el auto de apertura a juicio son, en principio,
límites infranqueables, existe una excepción que se denomina ampliación de la
acusación: ella consiste en la posibilidad del fiscal de incluir un hecho nuevo, que no
había sido considerado en la acusación o en el auto de apertura a juicio.

Sin embargo, ese poder también está limitado: solo se podrán incluir hechos nuevos
que estén estrechamente ligados con el hecho básico y que amplíen el objeto del
debate, pero no lo modifiquen totalmente.
Esos hechos nuevos podrían ser, por ejemplo, hechos que integran un delito
continuado, o hechos que influyen en una agravante o atenuante, que hasta ese
momento no se había considerado.

Pero de ninguna manera se podría ampliar la acusación incluyendo hechos que no


tienen un vínculo esencial con el hecho básico, fijado en la acusación o en el auto de
apertura.

Con la lectura de la acusación y el auto de apertura a juicio se fija con claridad la


imputación, pero todavía no se ha fijado totalmente el objeto del debate.

El auto de apertura a juicio es la decisión judicial por medio de la cual se admite la


acusación: se acepta el pedido fiscal de que el acusado sea sometido a un juicio
público.

Como decisión judicial, el auto de apertura a juicio cumple la función de gran


importancia.

Él debe determinar el contenido preciso del juicio, delimitando cuál será su objeto.

Por tal razón, el auto de apertura también debe describir con precisión cuál será el
hecho justiciable.

Esta determinación no se exige solo por una razón de precisión o prolijidad, sino
porque existe un principio garantizador, ligado al principio de defensa, según el cual la
sentencia que se dicte luego del juicio sólo podrá versar sobre los hechos por los
cuales se ha abierto el juicio.

La delimitación del hecho que será objeto del juicio cumple una función garantizadora,
porque evita acusaciones sorpresivas y permite una adecuada defensa.

Este principio se denomina principio de congruencia entre la acusación y la sentencia,


aunque su contenido específico puede ser descrito como el carácter intangible del
objeto del juicio.
Además de esta función, el auto de apertura suele cumplir otras funciones no menos
importantes:

-Identifica ya con absoluta precisión al acusado;

-Califica el hecho (aunque esta calificación jurídica sigue siendo provisional, porque el
juez, en la sentencia, tiene libertad para calificar el hecho de un modo diferente);

-Determina el tribunal competente para el juicio;

-Identifica a quienes intervendrán como partes del debate y puede contener lo que se
denomina la citación a juicio, es decir, el emplazamiento para que las partes concurran
al tribunal del debate a presentar la prueba de la que pretenden valerse en el juicio.

En mayor o menor medida, estos serán los contenidos normales de un auto de apertura
a juicio.

Existen diferentes relaciones entre la decisión judicial y la acusación, según la


intensidad del carácter acusatorio del sistema procesal.

Si es acusatorio en un sentido extremo, la acusación obligará a la apertura a juicio y la


decisión se limitará al control formal que asegure el desarrollo normal del juicio.

Si el sistema es acusatorio, pero de un modo mitigado, el juez podrá admitir o desechar


la acusación cuando ésta no tenga suficiente fundamento.

Si es acusatorio en un sentido restringido, el juez podrá, incluso, obligar al fiscal a


presentar una acusación cuando considere que existen razones para que la persona
imputada sea acusada y el fiscal no lo hubiera hecho.

Aún más, si el sistema es acusatorio en un sentido más amplio, es decir, si incorpora


activamente a la víctima, el juez podrá decidir si ella acusará en lugar del fiscal, o
admitirá la acusación de la víctima aun cuando el fiscal no hubiere acusado.

Todas estas son variantes que permiten estructurar el proceso de diferente modo.
Luego de esta fase intermedia, el juez o tribunal podrá dictar un sobreseimiento (no es
éste el único momento procesal en el que se puede dictar un sobreseimiento, pero si es
el momento más oportuno).

Como ya hemos dicho, el sobreseimiento es una absolución anticipada, una decisión


desincriminatoria, fundada en la certeza de que el supuesto hecho punible no existió, o
si existió como hecho no era un hecho punible o de que el imputado no tuvo
participación alguna en el mismo.

Todos estos supuestos implican un grado de certeza equiparable al de una sentencia


absolutoria, y sus efectos pueden también ser equiparados, ya que el sobreseimiento
firme cierra irrevocablemente el proceso.

Se han planteado dudas y discusiones acerca de cuál es la resolución adecuada


cuando no se ha llegado al grado de certeza que requiere el sobreseimiento, tampoco
existen razones suficientes para fundar una acusación y la investigación se halla
agotada.

Podemos decir, pues, que nos hallamos ante un estado de incertidumbre insuperable.

Algunos argumentan que en estos casos se debe arribar a una decisión provisional,
porque en teoría nunca se puede afirmar que la incertidumbre sea insuperable.

Sin embargo esto no es cierto. Supongamos el caso de un marido que ha golpeado a


su esposa, dentro del cuarto conyugal, sin otros testigos que ellos mismos. La esposa
dirá que su marido la lesionó y el marido dirá que se golpeó accidentalmente.

No existen otros indicios, ni pruebas indirectas: solo los dichos de uno contra el otro.
¿Cuál es la solución adecuada?

Es evidente, pues, que nos hallamos ante una incertidumbre insuperable. Como los
casos de este tipo son bastantes frecuentes y muchas veces existe la convicción íntima
de que el imputado ha sido culpable, se pretende utilizar una solución provisional (el
sobreseimiento provisional) como un modo de castigo indirecto.

No necesita demasiado análisis la afirmación de que ésa es una utilización totalmente


inconstitucional del proceso, y la pervivencia de lo que se denomina “penas
extraordinarias, es decir, la posibilidad de aplicar ex post penas no previstas, que
surgen de la discrecionalidad del juez.

La solución correcta para los estados de incertidumbre insuperable es también el


sobreseimiento.

No solo por derivación de la regla del in dubio pro reo, sino porque existe un derecho
de las personas a que su situación procesal adquiera, en un tiempo razonable, un
carácter definitivo.

El sometimiento a proceso es siempre un menoscabo y ese menoscabo no se puede


extender en el tiempo más allá de lo razonable.

Menos aun cuando no existe ninguna esperanza seria de que la situación de


incertidumbre puede cambiar.

Por el contrario, cuando si existe una esperanza seria de que la incertidumbre podrá
ser superada, la solución adecuada debe ser de carácter provisional.

Para ello es necesario escuchar al imputado, que es el titular del derecho de defensa
en sentido primigenio (lo que también se llama “derecho de defensa material”, por
referencia al derecho de defensa “técnico”, que ejerce el abogado defensor).

Lo cierto es que no se puede saber con precisión sobre qué se va a debatir hasta que
no esté fijada la controversia, y esa controversia se establece entre la acusación y la
defensa.

La declaración del imputado, pues, se convierte en uno de los elementos principales de


la conformación del objeto del debate y por eso se debe garantizar que en los
momentos iniciales el imputado tenga una amplia posibilidad de declaración, para
defenderse.

Ello no quiere decir que éste sea único momento de declaración del imputado, pero sí
que es un momento imprescindible.
El día y hora fijados, el tribunal se constituye en la sala de audiencias. Acto seguido, el
secretario procede a verificar la presencia de las partes, los testigos, peritos e
intérpretes, y el presidente declara abierto el juicio, advirtiendo al imputado y al público
sobre la importancia y significado de lo que va a ocurrir e indicando al imputado que
preste atención a lo que va a escuchar.

El tribunal ordena al ministerio público, al querellante y a la parte civil, si la hay, que


lean la acusación y la demanda, en la parte relativa al hecho imputado y a su
calificación jurídica.

Acto seguido pueden exponer oral y sucintamente sus fundamentos.

Luego se concede la palabra a la defensa a fin de que, si lo desea, se exprese de


manera sucinta sobre la actuación y la demanda.

Declaración del imputado

Una vez que se declare la apertura de juicio se da preferencia al imputado para que
declare si lo estima conveniente para su defensa, y el presidente le explica con
palabras claras y sencillas el hecho que se le atribuye, con la advertencia de que puede
abstenerse de declarar, sin que su silencio o reserva le perjudique y que el juicio puede
continuar aunque él no declare.

El imputado puede manifestar cuando estime conveniente. Luego es interrogado por el


ministerio público, el querellante, la parte civil, el defensor y los miembros del tribunal
en ese orden.

Durante la audiencia, las partes y el tribunal pueden formular preguntas destinadas a


esclarecer sus manifestaciones.
La declaración del imputado, esencialmente es un medio para defenderse del cargo o
acusación en su contra, sin que pueda ser analizada como prueba de cargo o
autoincriminación.

La declaración del imputado es, pues, un momento esencial en el debate y es esta


declaración, no las anteriores que hubiere prestado durante la investigación preliminar,
la que tiene mayor virtualidad.

Durante todo el desarrollo del debate, el imputado podrá ampliar su declaración o hacer
las aclaraciones que considere convenientes.

De este modo, desde la lectura de la acusación hasta la declaración del imputado,


queda fijado el objeto del debate.

Facultades del Imputado

El imputado puede, en el curso de la audiencia, hacer las declaraciones que considere


oportunas en relación a su defensa.

También es conveniente que el defensor técnico realice el planteo básico de su


defensa para que queden claros el objeto y los límites de la controversia.

De igual modo, el imputado puede en todo momento hablar con su defensor.

Para facilitar esta comunicación se les ubica permanentemente uno al lado del otro.

Variación de la calificación

La variación de la calificación jurídica es la oportunidad procesal de variación, error o


aparición de pruebas nuevas que conduce a calificar la conducta de manera diferente,
siendo este un trato jurídico dispar y este cambio jurídico debe hacerse respetando los
derechos fundamentales del incriminado.
Si en el curso de la audiencia el tribunal observa la posibilidad de una nueva
calificación jurídica del hecho objeto del juicio, que no ha sido considerada por ninguna
de las partes, debe advertir al imputado para que se refiera sobre el particular y prepare
su defensa.

Ampliación de la acusación

En el curso del juicio el Ministerio Público o el querellante puede ampliar la acusación,


mediante la inclusión de un nuevo hecho o una nueva circunstancia surgido durante el
debate que no hubiere sido mencionado en la acusación o en el auto de apertura del
juicio y que modifica la calificación legal, una agravante o integra un delito continuo.

En relación con los hechos o circunstancias nuevos atribuidos en la ampliación de la


acusación se invita al imputado a que declare en su defensa y se informa a las partes
que pueden ofrecer nuevas pruebas y de ser necesario solicitar la suspensión del
juicio.

Los hechos o circunstancias nuevos a los cuales se refiere la ampliación integran la


acusación.

Si como consecuencia de la variación de la calificación jurídica, corresponde su


conocimiento a un tribunal con competencia para infracciones más graves, el juicio es
interrumpido y comienza desde su inicio ante la jurisdicción competente salvo que las
partes acepten la competencia del tribunal.

Recepción y exhibición de pruebas

Luego de esta fijación del objeto de discusión comienza la producción de la prueba. Se


tratará, de incorporar la información que servirá para comprobar cada una de las
hipótesis.
Los distintos sujetos procesales proponen al tribunal diversas hipótesis, algunas
inculpatorias, otras exculpatorias, algunas referidas a la responsabilidad civil, etc.

Esas hipótesis deberán ser confirmadas o desechadas por el tribunal y, para ello,
necesita información.

La confirmación de cada una de las hipótesis procesales está en relación directa con la
intensidad de información vinculada con esa proposición hipotética.

La información ingresa al juicio por diversos canales. Esos canales son los medios de
prueba: testigos, peritos, documentos, cosas secuestradas, etc.

La información puede también ingresar a través de una observación directa por parte
del tribunal (inspección del lugar del hecho, etc.).

En consecuencia, la información ingresa por vía directa (comprobación inmediata) o a


través de un canal distinto al tribunal.

Las formas más comunes de ingreso de la información son las siguientes:

a través de testigos (personas que han obtenido la información mediante su percepción


directa)

Peritos (personas especialmente calificadas con relación a un conocimiento particular,


que explican un fenómeno que no es asequible al tribunal según su capacidad de
análisis común), documentos (cualquier tipo de soporte material (papel, cinta,

electrónico, video, etc., que contiene información), cosas (elementos materiales que
han tenido alguna vinculación con los hechos que se intenta comprobar).
En principio, es admisible cualquier otro canal de información siempre que no sea
ilícito, que sea susceptible de control por parte de los sujetos procesales y no afecte la
dignidad de las personas.

En el debate principal se organiza la producción de la prueba. Producir la prueba


significa que los distintos canales vuelcan su información específica, en presencia de
todos los intervinientes en el debate.

La organización de la producción de la prueba se rige por principios de orden y eficacia.


Todos los sujetos procesales y el propio tribunal tienen amplias facultades para extraer
toda la información que crean necesaria para comprobar las distintas hipótesis.

Esta extracción de información se realiza a través de métodos específicos: por ejemplo


a través de interrogatorios, de informes de los peritos, de exhibición y análisis de los
documentos, etc.

De este modo, a través de la producción de la prueba, se ingresa toda la información


disponible.

Quien pida la exhibición expresarán los hechos que pretende demostrar y deberá
afirmar que el documento o la cosa se encuentran en poder de la persona llamada a
exhibirlos, su clase y la relación que tenga con aquellos hechos. De la misma manera
procederá cuando se exhiba espontáneamente un documento

Recibida la declaración del imputado, si la hay, el tribunal procede a recibir las pruebas
presentadas por el Ministerio Público, por el querellante, por la parte civil, por el tercero
civilmente responsable y por la defensa, en ese orden, salvo que las partes y el tribunal
acuerden alterarlo.

La prueba es recibida en el orden escogido por cada una de las partes, conforme lo
han comunicado al tribunal y a las demás partes en la preparación del juicio.
Perito

El tribunal puede, a solicitud de parte, siempre que lo estime oportuno y en cuanto sean
materialmente posible, ordenar que las operaciones periciales sean realizadas o
recreadas en la audiencia.

Antes de iniciar su declaración, el perito es informado sobre sus obligaciones, de la


responsabilidad derivada de su incumplimiento y según su creencia prestan juramento
o promesa de decir toda la verdad y nada más que la verdad, conforme la ha apreciado
a través de sus sentidos y la mantiene en su memoria.

El perito tiene la facultad de consultar documentos, notas y publicaciones durante la


presentación de su informe, sin que pueda reemplazarse la declaración por su lectura.

Esta disposición es igualmente aplicable en lo que corresponda a los intérpretes.

Testigo

Antes de declarar, el testigo no debe comunicarse con otros testigos ni ver, oír o ser
informados de lo que ocurra en los debates.

Después de prestar su declaración, el tribunal puede disponer si continúa en la sala de


audiencias o si debe ser aislado.

El incumplimiento de la incomunicación no impide la declaración del testigo, pero el


tribunal puede apreciar esta circunstancia al momento de valorar la prueba.

El testigo es informado de sus obligaciones, de la responsabilidad derivada de su


incumplimiento y según su creencia presta juramento o promesa de decir toda la
verdad y nada más que la verdad, conforme la ha apreciado a través de sus sentidos y
la mantiene en su memoria.

El testigo no puede leer ningún proyecto, borrador o apunte.

Interrogatorio

La parte que lo propuso cuestiona directamente los testigos o peritos sobre sus datos
generales, así como sus vínculos con las partes.

Excepcionalmente, la identidad o algunos datos de un testigo puede ser reservada, en


interés de proteger su seguridad o la de sus familiares.

Acto seguido, se procede al interrogatorio directo por la parte que lo propuso, por las
otras partes en el orden establecido, y por el tribunal.

El presidente del tribunal modera el interrogatorio, evitando que el declarante conteste


preguntas capciosas, sugestivas o impertinentes.

En todo caso vela porque el interrogatorio se conduzca sin presiones indebidas y sin
ofender la dignidad de las personas.

Las partes pueden presentar oposición a las decisiones del presidente que limiten el
interrogatorio, u objetar las preguntas que se formulen.

Declaración de menores
Toda declaración de un menor podrá realizarse ante expertos y siempre en presencia
del Ministerio Fiscal. Quienes ejerzan la patria potestad, tutela o guarda del menor
podrán estar presentes, salvo que sean imputados o el juez, excepcionalmente y de
forma motivada, acuerde lo contrario

Incomparecencia

Cuando el perito o el testigo, oportunamente citado no comparece, a solicitud de parte,


puede ordenar su conducencia por medio de un agente de la fuerza pública, al tiempo
de solicitar al proponente que colabore con la diligencia.

La audiencia puede suspenderse sólo cuando su presencia es imprescindible y no se


pueda continuar con la recepción de otra prueba.

Si el perito o testigo no puede ser localizado para su conducción por la fuerza pública,
el juicio continúa con prescindencia de esa prueba.

Otros medios de pruebas

Los documentos y elementos de prueba son leídos o exhibidos en la audiencia, según


corresponda, con indicación de su origen.

Las grabaciones y los elementos de pruebas audiovisuales son reproducidos.

Las partes y el tribunal pueden acordar, excepcionalmente y por unanimidad, la lectura,


exhibición o reproducción parcial de esos medios de prueba, cuando esa lectura o
reproducción baste a los fines del debate en el juicio.
Nuevas pruebas

El tribunal puede ordenar, excepcionalmente y a petición de parte, la recepción de


cualquier prueba si en el curso de la audiencia surgen circunstancias nuevas que
requieren esclarecimiento.

Discusión Final y Cierre del Debate

Con toda la información disponible comienza la fase del debate, consistente en los
alegatos finales o discusión final.

Esta es la fase más estrictamente ligada a la idea de debate o discusión.

Aquí los sujetos procesales deberán presentar al tribunal la solución del caso que cada
uno propone, mediante el análisis de la prueba producida (la información disponible) y
el análisis de las normas aplicables al caso, tal como cada uno de ellos entiende que
ha quedado conformado.

Esta es una fase de discusión y, por lo tanto, se debe permitir que los distintos sujetos
procesales discutan (por supuesto, dentro de un marco de orden y disciplina).

Terminada la recepción de las pruebas, el presidente concede la palabra,


sucesivamente, al fiscal, al querellante, a la parte civil, al tercero civilmente responsable
y al defensor para que expongan sus conclusiones.

Luego otorga al ministerio público y al defensor la posibilidad de replicar, para hacer


referencia sólo a las conclusiones formuladas por la parte contraria.

Si la víctima está presente y desea exponer, se le concede la palabra, aunque no se


haya constituido en parte ni haya presentado querella.
Finalmente se le concede la palabra al imputado, para que realice su última defensa y,
eventualmente, se le puede conceder la palabra a la víctima, de modo que el debate
finalice con la visión de quienes son los verdaderos protagonistas del conflicto que se
está tratando de solucionar.

De este modo, se clausura el debate y el tribunal, inmediatamente, sin que exista un


plazo, que rompería con la idea de observación directa e inmediata de la prueba y de la
discusión, declaró cerrado el debate.

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