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Esquemas de
Derecho Civil de
Chile V: Teoría
general del contrato
978-84-1336-906-8
tirant
lo blanch
Esquemas
María José Añón Roig Luis López Guerra Héctor Olasolo Alonso
Catedrática de Filosofía del Derecho Catedrático de Derecho Constitucional Catedrático de Derecho Internacional
de la Universidad de Valencia de la Universidad Carlos III de Madrid de la Universidad del Rosario (Colombia) y
Presidente del Instituto Ibero-Americano
Ana Cañizares Laso Ángel M. López y López de La Haya (Holanda)
Catedrática de Derecho Civil Catedrático de Derecho Civil
de la Universidad de Málaga de la Universidad de Sevilla Luciano Parejo Alfonso
Jorge A. Cerdio Herrán Marta Lorente Sariñena Catedrático de Derecho Administrativo
Catedrática de Historia del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid
Catedrático de Teoría y Filosofía de Derecho
Instituto Tecnológico Autónomo de México de la Universidad Autónoma de Madrid Tomás Sala Franco
José Ramón Cossío Díaz Javier de Lucas Martín Catedrático de Derecho del Trabajo y de la
Catedrático de Filosofía del Derecho y Seguridad Social de la Universidad de Valencia
Ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia
Filosofía Política de la Universidad de Valencia
de la Nación y miembro de El Colegio Nacional Ignacio Sancho Gargallo
Víctor Moreno Catena Magistrado de la Sala Primera (Civil)
Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot Catedrático de Derecho Procesal de la del Tribunal Supremo de España
Juez de la Corte Interamericana de Derechos Universidad Carlos III de Madrid
Humanos Tomás S. Vives Antón
Investigador del Instituto de Investigaciones Francisco Muñoz Conde Catedrático de Derecho Penal
Jurídicas de la UNAM Catedrático de Derecho Penal de la de la Universidad de Valencia
Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
Owen Fiss Ruth Zimmerling
Catedrático emérito de Teoría del Derecho Angelika Nussberger Catedrática de Ciencia Política de la
de la Universidad de Yale (EEUU) Catedrática de Derecho Constitucional e
Universidad de Mainz (Alemania)
Internacional en la Universidad de Colonia
José Antonio García-Cruces González (Alemania)
Catedrático de Derecho Mercantil de la UNED Miembro de la Comisión de Venecia
tirant lo blanch
Valencia, 2021
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Índice
PRESENTACIÓN .......................................................................................................................................................................................... 11
8 Índice
3. CATEGORÍAS CONTRACTUALES
3.1. CONTRATO DIRIGIDO..................................................................................................................................................................... 39
3.2. CONTRATO FORZOSO .................................................................................................................................................................... 40
3.3. EL AUTOCONTRATO........................................................................................................................................................................ 41
5. PRINCIPIOS DE LA CONTRATACIÓN
5.1. AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD ................................................................................................................................................... 51
5.1.1. CONTRATO ES MANIFESTACIÓN DE ESTE PRINCIPIO................................................................................................... 51
5.1.2. LEYES QUE RIGEN CONTRATOS SON SUPLETORIAS VOLUNTAD ................................................................................ 51
5.1.3. LIMITACIONES ..................................................................................................................................................................... 52
5.1.4. PRECISIONES PRINCIPIO AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD........................................................................................... 52
Índice 9
Presentación
El estudio del denominado “Derecho de Contratos” se efectúa tradicionalmente en dos partes: la parte general, destinada
al examen del concepto, clasificación, efectos e interpretación de los contratos; y la parte especial, dedicada al análisis de los
contratos en particular.
La presente obra solo abarca la parte general. Y pretende entregar una visión sinóptica de la misma, a objeto de facilitar el
estudio de sus contenidos a los alumnos de pregrado.
El contrato constituye la manifestación más tradicional de la autonomía de la voluntad como generadora de obligaciones,
intuitivamente concebida como la primera fuente de las mismas.
Como una especie del género de las convenciones, cuenta con una abundante y pormenorizada reglamentación que, habi-
tualmente, lleva a olvidar que la primera regla en cuanto a la determinación de su contenido arranca del libre albedrío de las
partes. Producto de lo anterior, en ocasiones, se procura encuadrar el verdadero querer de los contratantes en modelos contrac-
tuales típicos y nominados, obrar que no es ajeno a abogados e, incluso, al propio legislador.
El estudio de los contratos cobra hoy en día mayor importancia, atendida su importancia para el intercambio de bienes y
servicios en el contexto de una economía global, apreciándose, en su virtud, una serie de ajustes legales y doctrinales que lo
han dotado de una especial vigor.
– Requisitos (1445)
Contrato Acto Jurídico
– Elementos (1444)
Funciones Económica y social = cambio – crédito – garantía – custodia – laboral – previsión – recreación
Art. 1439. El contrato es unilateral cuando una de las partes se obliga para con otra que no contrae obligación alguna; y bilateral, cuando las
partes contratantes se obligan recíprocamente
• Se atiende al número de obligaciones que el contrato engendra. En los bilaterales las obligaciones son interdependientes, tanto en su naci-
miento como en su ejecución (sinalagmático perfecto)
• Clasificación no es de orden público. Las partes pueden darle uno u otro carácter
Ø No se aprecia posible en los bilaterales, dada su naturaleza
Ø Sí en los contratos unilaterales. Por ejemplo, la donación entre vivos (1405 y 1426 inc. 2º)
Ø El mandato puede ser unilateral o bilateral, ya que puede ser gratuito
• Solución normativa para obligaciones de dar una especie o cuerpo cierto (1550-1820)
Ø Regla general: riesgo es del acreedor (res perit creditori)
Ø Excepciones: riesgo es del deudor (res perit debitori) a) cuando el deudor se encuentra en mora de entregar; b) cuando se ha compro-
metido a entregar la cosa a dos o más personas; c) cuando las partes así lo estipulen (1547 inc. final y 1558 inc. final); d) cuando la ley
otorgue otra solución diferente (por ejemplo, art. 1950 Nº 1 y 1996).
• No existe norma en las obligaciones de hacer y no hacer
Ø Algunos piensan que debe aplicarse por analogía el art. 1550
Ø ALESSANDRI y LÓPEZ SANTA MARÍA sostienen que el caso fortuito o la fuerza mayor que extingue la obligación de una de las
partes extingue también la obligación correlativa de la otra.
• Elementos
Ø Contrato de tracto sucesivo, de ejecución diferida o de ejecución instantánea en que el cumplimiento de la prestación se ha diferido.
Debe prolongarse lo suficiente para que el equilibrio de las contraprestaciones o el fin perseguido por las partes sea alterado de manera
significativa por las circunstancias imprevistas
Ø Que ocurra un hecho imprevisible y sobreviniente, de tal manera que con él no habrían contratado o lo habrían hecho en condiciones
distintas
Ø Que se produzca un desequilibrio patrimonial en las prestaciones de las partes
• Se basa en principio “rebus sic stantibus” (mientras subsistan las circunstancias existentes al momento de contratar), en oposición al “pacta
sunt servanda” (lo pactado obliga)
• Se ha estimado que no tiene aplicación en materia civil, por art. 1545. Se ha reconocido en el Derecho Administrativo, tanto por dictámenes
como en el art. 19 del Decreto Nº 900 de 1996 (Ley de Concesiones)
• Si bien como regla general se afirma que es inadmisible la revisión judicial de los contratos por excesiva onerosidad sobreviniente, hay casos
en que:
Ø Se acepta (art. 2003 regla 2ª)
Ø Se rechaza (arts. 2003 regla 1ª y 1983)
• Nacen como contratos unilaterales pero, con posterioridad, surgen obligaciones para quien primitivamente no resulta-
Contratos ba obligado. Por ejemplo, las obligaciones del comodante y del depositante de indemnizar expensas y perjuicios (2191,
sinalagmáticos 2192 y 2235).
imperfectos • Se ha dicho que en esta clase de contratos no tiene lugar la institución de “la mora purga la mora” (1552), pues la ley
concede para asegurar su pago un “derecho legal de retención” (2193 y 2234).
• Aquellos que provienen de la manifestación de voluntad de dos o más partes, las que resultan obligadas en vistas de un
Contratos objetivo común. Por ejemplo, el contrato de sociedad.
pluripersonales • Se dice que en nuestro país no habría diferencia cualitativa sino que meramente cuantitativa entre el contrato bilateral
o asociativos y el plurilateral.
• No existe un mayor desarrollo doctrinario sobre el tema en Chile.
Art. 1440. El contrato es gratuito o de beneficencia cuando solo tiene por objeto la utilidad de una de las partes, sufriendo la otra el gravamen;
y oneroso, cuando tiene por objeto la utilidad de ambos contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro
• Normalmente los contratos gratuitos son intuito personae, lo que importa para determinar los efectos del error en la persona (1455).
• Para determinar el grado de culpa de que responde el deudor, según obtengan utilidad ambos o uno de ellos (1547).
• Para saber si existe o no responsabilidad por evicción de la cosa objeto del contrato (1422, 1423 y 1435).
• Son diferentes los requisitos de procedencia de la acción pauliana o revocatoria (2468).
• Para saber si los terceros adquirentes de la cosa tienen o no la obligación de respetar el arriendo celebrado con anterioridad (1962).
• Para saber si los bienes adquiridos durante la sociedad conyugal ingresan o no al haber de esta (1725, 1726 y 1732).
• Para determinar la procedencia de la reivindicación de la cosa en el pago de lo no debido (2303).
Art. 1441. El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a
lo que la otra parte debe dar o hacer a su vez; y si el equivalente consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio
Art. 1442. El contrato es principal cuando subsiste por sí mismo sin necesidad de otra convención, y accesorio, cuando tiene por objeto asegurar
el cumplimiento de una obligación principal, de manera que no pueda subsistir sin ella
Art. 1443. El contrato es real cuando, para que sea perfecto, es necesaria la tradición de la cosa a que se refiere; es solemne cuando está sujeto a
la observancia de ciertas formalidades especiales, de manera que sin ellas no produce ningún efecto civil; y es consensual cuando se perfecciona
por el solo consentimiento
• El consentimiento se manifiesta por su mero acaecimiento, por la entrega de la cosa o por el cumplimiento de la solemnidad
• La regla general son los contratos consensuales. Los contratos reales y solemnes son solo los expresamente señalados en la ley
• Las partes pueden hacer solemne un contrato que no lo es, aunque los efectos de su inobservancia son distintos (por ej., las situaciones de
los arts. 1802 y 1921)
• El art. 1443 contiene una impropiedad, pues se refiere a la “tradición” de la cosa en vez de decir “entrega”. Y bien sabemos que, salvo en el
mutuo (2197), no se produce transferencia alguna de la cosa entregada
• Se critica la noción de contrato real por no ser efectivo que la principal obligación del deudor sea la de restituir la cosa, ya que lo determi-
nante no es aquello, sino que proporcionar el uso y goce de la cosa. Algo similar ocurre en el arrendamiento, que es un contrato consensual.
• Contratos nominados o típicos son los reglamentados especialmente por la ley. Los innominados o atípicos son los que carecen de una
reglamentación especial.
• Los innominados pueden pactarse en virtud del principio de la autonomía de la voluntad y tienen el mismo valor que los nominados o
típicos (1545).
• Los contratos innominados o atípicos se clasifican en:
Ø Inéditos o atípicos propiamente tales, que son los que en nada corresponden a los tipos reglamentados por la ley (por ej., franchising,
know how, de tiempo compartido, contrato de distribución).
Ø Híbridos, mixtos o complejos, que son los que hacen confluir en un único contrato elementos que pertenecen a contratos diferentes (por
ej., contrato de hospedaje, leasing, lease-back).
• Los contratos innominados se rigen:
Ø Por las reglas generales de los actos jurídicos.
Ø Por las estipulaciones lícitas de las partes.
Ø Por analogía se les aplican las reglas de los contratos nominados más semejantes, siempre que lo permita la naturaleza del contrato
innominado.
• ¿Cómo se llenan las lagunas del contrato atípico? Se han formulado dos tesis:
Ø La teoría de la absorción. Según ella, debe buscarse un elemento determinante que se corresponda con otro preponderante de un contra-
to típico y, así, aplicar al conjunto la disciplina normativa de este último. Por ejemplo, en el contrato de garaje, el elemento determinante
es la obligación de custodia, que permitirá aplicar por absorción el estatuto del contrato de depósito.
Ø La teoría de la combinación. Postula que cuando coexistan prestaciones y elementos correspondientes a distintos contratos típicos, la
normativa a aplicar deberá construirse combinando las normas correspondientes de todos ellos.
– Contratos de libre discusión son aquellos en que las partes estipulan libremente sus diversas cláusulas.
– Contratos de adhesión son aquellos en que no hay discusión posible entre las partes y se forman mediante la aceptación lisa y llana, por una
de ellas, de las condiciones propuestas por la otra.
– Contrato individual es el que requiere el consentimiento unánime de todas las partes que lo celebran. Constituyen la regla general.
– Contrato colectivo es aquel que afecta a todos los miembros de un grupo o colectividad, aunque no hayan consentido en él, por el solo hecho
de formar parte de ellos. Por ej., contrato colectivo de trabajo.
– Importa una excepción al principio de efecto relativo de los contratos.
• Contratos de ejecución instantánea son aquellos en que las obligaciones se cumplen en un solo momento, una vez celebrado el contrato. Por
ej., cualquier compraventa en que se entrega la cosa y se paga el precio en el mismo acto
• Contratos de ejecución diferida son aquellos en que una o más de las obligaciones pueden cumplirse dentro de un plazo. Por ej., cualquier
compraventa en que pacta que la cosa vendida se entregará en el plazo de cinco meses
• Contratos de tracto sucesivo son aquellos en que el nacimiento de las obligaciones, del mismo modo que su cumplimiento, se renuevan y
prolongan en el tiempo. Aquí la relación contractual tiene permanencia. Por ej., el arrendamiento
• No debe confundirse con los contratos de ejecución escalonada o a plazo, que son aquellos en que las obligaciones de las partes se cum-
plen por parcialidades. Por ej., la compraventa cuyo precio se paga en cuotas. Aquí las obligaciones no se van desarrollando minuto a
minuto
• Importancia = 1) el efecto retroactivo de la nulidad y la resolución no cabe en los contratos de tracto sucesivo, solo operan para el futuro;
2) la teoría de los riesgos no se aplica a los de ejecución instantánea, tiene reglas propias para los de ejecución diferida (1550 y 1820) y
produce la extinción de los de tracto sucesivo (1950) 3) la teoría de la imprevisión no se aplica a los de ejecución instantánea
• Contrato preparatorio, preliminar, precontrato o pactum de contrahendo es aquel mediante el cual las partes estipulan que en el futuro
celebrarán otro, que será el definitivo. Por ej., el contrato de promesa de celebrar un contrato (art. 1554)
• Contrato definitivo es el que se celebra cumpliendo con la obligación generada por el contrato preparatorio.
3. Categorías contractuales
Según el profesor López Santa María, son aquellos tipos de contratos que no se condicen exactamente con las clasificaciones
estudiadas, las que se caracterizan por dicotomías, bifurcaciones y oposiciones. Son el contrato dirigido, el contrato forzoso y
el autocontrato.
Es aquel en que el legislador ha establecido de modo obligatorio las cláusulas más relevantes con el objeto de proteger los intereses de la parte
más débil (por ej., el contrato de trabajo o las operaciones de crédito de dinero de la Ley 18.010). También puede intervenir eligiendo la persona
del contratante (por ej., el derecho preferente de compra por parte del Estado de torio o uranio)
– Constituye una limitación al principio de la autonomía de la voluntad
Es aquel que el legislador obliga a celebrar o dar por celebrado a ciertas personas. Por ej., la caución de conservación y restitución que debe
rendir el usufructuario para “tener” la cosa fructuaria (art. 775); la fianza o caución que debe otorgar el guardador para discernir la tutela o
curaduría (arts. 373 y 374); o la contratación del seguro automotriz obligatorio para renovar el permiso de circulación.
3.3. El autocontrato
O acto jurídico consigo mismo, es el acto realizado por una sola persona en el cual ella actúa a la vez como parte directa y como representante
de la otra parte o como representante de ambas partes o como titular de dos patrimonios que le pertenecen
• Una misma persona interviene en un negocio jurídico invistiendo dos o más calidades jurídicas distintas
• Se trata de un acto jurídico bilateral que supone la existencia de dos o más patrimonios cuya propiedad o representación corresponde a un
solo sujeto de derecho, creando entre ellas una relación jurídica obligatoria
• Puede darse en los siguientes casos:
Ø El contratante actúa por sí mismo y como representante legal o mandatario de otra persona
Ø El contratante actúa como representante legal y mandatario de dos o más personas
Ø Cuando una persona tiene dos patrimonios o fracciones de patrimonios sometidas a estatutos jurídicos distintos
• Para algunos es un contrato, ya que se refiere a dos o más patrimonios distintos afectados por obra de una sola volun-
Naturaleza tad.
jurídica • Para otros es un acto jurídico unilateral que produce efectos contractuales (Alessandri). Nace de la voluntad de una
sola persona, pero genera los mismos efectos que si se originara por un acuerdo de voluntades.
Arts. 1545 y ss. = regula indistintamente efectos de las obligaciones y de los contratos. Defecto proviene Código Civil
francés
• Efectos del contrato son los derechos y obligaciones que genera. El contrato es solo una de las fuentes de las obligaciones
• Los arts. 1545, 1546, 1547, 1552, 1554 y 1558 tratan propiamente efectos del contrato.
• El contrato es ley para las partes (1545). Surge del contrato mismo, sin necesidad de solemnidad adicional alguna
• La obligatoriedad no solo alcanza a lo expresamente pactado, sino a todas las cosas que emanan de su naturaleza, o que por la ley o la
costumbre le pertenecen (1546)
Se afirma procedencia recurso de casación en el fondo por infracción de ley del contrato
5. Principios de la contratación
Es la libre facultad de los particulares para celebrar el contrato que les plazca y determinar su contenido, efectos y duración
5.1.3. LIMITACIONES
1. Las partes son libres para contratar o no, y, en caso afirmativo, para escoger al otro contratante (libertad de conclusión)
2. Las partes pueden fijar las cláusulas o contenido del contrato como mejor les parezca (libertad de configuración interna)
Constituye un principio general del Derecho, de manera que se proyecta en distintos ámbitos y no solo en el Derecho civil, se encuentra por lo
tanto en materias de derecho procesal, a propósito de la probidad procesal, en materia del derecho a la información, en materia de competencia
desleal, sustenta el principio de que nadie puede contradecir sus propias conductas (nemo auditor), y tiene manifestaciones incluso en el derecho
tributario.
• Por una parte, la buena fe subjetiva, entendida como la conciencia de actuar conforme a Derecho y que se con-
sagra el en artículo 706, a propósito de la buena fe. Aunque regulada en una materia particular, tiene aplicación
Manifestaciones general.
de este principio • La buena fe objetiva, se consagra en el artículo 1546 del Código Civil, en los siguientes términos: “Los contratos
deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas
que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella”.
• La buena fe subjetiva es la creencia, nacida de un error excusable, de que la conducta que realiza o ha realizado
Buena fe subjetiva una persona no es contraria a Derecho. Se trata de una convicción psicológica o interna de obrar conforme a
Derecho.
• Este concepto es una noción justificativa del error, por ejemplo, del error común. En materia contractual, excep-
Consagraciones cionalmente encontramos aplicaciones de la buena fe subjetiva, como por ejemplo, en los pactos de irresponsabi-
lidad de vicios redhibitorios y evicción de la cosa, consagrado en los artículos 1842 y 1859.
Por su parte la buena fe objetiva, se traduce en un actuar leal y correcto para con la contraparte y que esta consagrado en el Art. 1546. La buena
fe es un módulo o concepto válvula, es decir una regla que otorga un parámetro flexible cuya medición queda entregada a la prudencia del juez,
pero que sin embargo tiene un significado básico e inamovible.
• Este principio objetivo impone a los contratantes el deber de comportarse correcta lealmente en sus relaciones
mutuas, desde los tratos preliminares hasta la conclusión definitiva del contrato. Como destaca el Prof. Rodríguez
Grez, el artículo 1546, dispone que los contratos deban ejecutarse de buena fe y no solo cumplirse de buena fe.
Alcance de este Ello quiere decir que se trata de un estándar que se impone tanto al deudor como al acreedor en sus calidades
principio respectivas.
• Este modelo debe ser considerada como un modulo de carácter objetivo, debiendo observarse los usos del tráfico,
y también deben atenderse a las circunstancias del caso en concreto, para de esta manera lograr el justo equilibrio
de las relaciones o intereses de las partes.
• En su proyección objetiva, la buena fe, como comportamiento de fidelidad, se comporta en el mismo plano que el
uso o la ley, es decir, adquiere función normativa, pues no se basa en la voluntad de las partes, sino en la adecua-
ción de esa voluntad al principio que inspira y fundamenta el vínculo negocial.
Naturaleza jurídica • No obstante, la buena fe no puede considerarse como una obligación establecida para las partes del contrato. Es
de la buena un parámetro de conducta debida, que opera tanto para el acreedor, como para el deudor. En efecto, la buena fe es
fe objetiva un patrón, margen o parámetro de conducta impuesto a ambos contratantes y el acreedor, en cuanto sujeto activo
de la relación y en el ejercicio de su potestad, está sujeto a deberes jurídicos de lealtad, cuya vulneración acarrea
responsabilidad contractual. Para el deudor, la buena fe significa que éste debe cumplir de acuerdo a los marcos
de lealtad y rectitud exactamente la prestación debida, de acuerdo a la extensión de la regla contractual.
• A diferencia de la buena fe subjetiva, que se aprecia en concreto (es decir, caso a caso), la buena fe objetiva se aprecia
Apreciación de en abstracto, prescindiendo de las creencias o intenciones psicológicas de los contratantes, tomando en consideración
la buena fe la conducta socialmente exigible de las partes en base al modelo del hombre razonable. Lo anterior implica comparar
la conducta del contratante con la del ciudadano cumplidor de los requerimientos básicos que plantea la vida social.
Ya hemos dicho que la buena fe es un parámetro de comportamiento al que se sujetan las partes. Un estándar ético que opera en el íter contrac-
tual, como analizaremos. No obstante, la buena fe cumple varias funciones, adicionales.
• En cuanto a la regla contractual, en principio son las obligaciones y deberes que rigen el contrato, empero, se ha
Integración e
sostenido que el principio de la fuerza obligatoria del contrato admite una relectura, desde que la perspectiva debe
interpretación
estar puesta, necesariamente, al servicio de los intereses de las partes. Ello viene de la mano de una manera, que
contractual
se ha denominado más realista, de comprender el contrato.
Forma en la que • Según la doctrina, el propósito práctico del contrato se ha traducido, en el ámbito jurisprudencial, en una exten-
la integración sión de las reglas del contrato, más allá de lo pactado expresamente, de acuerdo con las reglas de la buena fe, lo
contractual se realiza que, en definitiva, determina la órbita de riesgos.
• De los contratos nacen obligaciones que admiten adecuación razonable por intervención de factores extraños al
Como criterio para tenor literal y rígido del contrato. En tal virtud, se debe todo lo explícitamente acordado que luego, sin embargo,
limitar el ejercicio pasará por el tamiz de la buena fe y la lealtad que se deben los contratantes. Por ejemplo, el deudor no puede es-
de derechos perar que se considere que ha entregado la mercadería a su debido tiempo si llega al establecimiento del acreedor
el día previsto, pero a las 12 de la noche.
En las negociaciones previas a la celebración de un contrato, cada uno de los negociadores debe pre-
Tratos Preliminares sentar las cosas conforme a la realidad. Deben expresarse con claridad, absteniéndose de afirmaciones
falsas o inexactas o de un silencio o reticencia que puede llevar a una equivocada representación de los
elementos subjetivos y objetivos del contrato que se pretende celebrar.
1º En esta etapa la buena fe tiene estrecha relación con el principio o derecho de la información. En estas materias la buena fe, está estrecha-
mente relacionada con ciertas instituciones, primero con el dolo, porque la violación de los derechos de la información puede configurar
el dolo como vicio del consentimiento. También se relaciona con el saneamiento por los vicios redhibitorios, es decir, los vicios ocultos y
graves de la cosa, al tiempo de contratar, que el comprador no estuvo en posición de conocer y que el vendedor tuvo o debió haber tenido
conocimiento por su calidad técnica. La conducta dolosa o de fraude, puede traducirse en una simulación, es decir, crear una realidad que
no existe, o disimular una realidad que no quiere que se conozca o ambas.
2º Retiro unilateral de negociaciones: aunque la doctrina está de acuerdo en que los daños causados, por retiro unilateral de negociaciones ge-
nera responsabilidad extracontractual, se ha señalado que paralelismos en la responsabilidad contractual, atendida la existencia de aquello
que denominan deberes de negociación. Precisamente, al margen del tratamiento de los requisitos jurisprudenciales para hacer efectiva esa
responsabilidad, el medio camino entre la responsabilidad aquiliana pura y la responsabilidad contractual, hace que, para la doctrina, la
evaluación de riesgo sea determinante, precisamente con la válvula de la buena fe, leída desde la confianza legítima.
En la celebración del contrato Al momento de celebración del contrato, las partes deben cumplir con estándares de
lealtad en la redacción de las cláusulas contractuales
1º La buena fe también impone el deber de redactar la convención con la claridad necesaria. Si se infringe este deber, podría tener aplicación
la regla subsidiaria del artículo 1566, en el ámbito de la interpretación de los contratos. De esta forma, se castigaría indirectamente la mala
fe de la parte que redactó la cláusula oscura o ambigua.
2º Los artículos 1468 y 1683 del Código Civil se vinculan con la mala fe al momento de otorgar o celebrar un acto o contrato. Conforme al
primero, “no podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un objeto o causa ilícitas a sabiendas”. De esta manera, quien contrató de
mala fe, y esta consistía en haber conocido la ilicitud del objeto o de la causa, no podrá obtener que se le restituya su prestación, tras la
declaración de nulidad del contrato. Conforme al segundo, “la nulidad absoluta (...) puede alegarse por todo el que tenga interés en ello,
excepto el que ha ejecutado el acto o celebrado el contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba”. Se castiga la mala fe,
impidiendo que aquél que incurrió en ella demande la nulidad del contrato.
1º Para el deudor, la buena fe significa que éste debe cumplir de acuerdo a los marcos de lealtad y rectitud exactamente la prestación debida,
de acuerdo a la extensión de la regla contractual, según se ha analizado.
2º Desde el punto de vista del acreedor, la buena fe importa una medición del marco ético a los que se sujeta su comportamiento en el marco
del ejercicio de su derecho subjetivo y personal del crédito. Ahora bien, es bastante claro que estas potestades que se otorgan al acreedor, a
través de la posición activa en el crédito, están sujetas a parámetros y deberes de orden jurídico, que en el ámbito de ejecución contractual se
traducen en deberes de lealtad y corrección en el cumplimiento de la prestación del deudor. Se ha discutido si, las conductas que el acreedor
debe desplegar para la satisfacción del crédito y para la liberación del deudor, son cargas (porque tienden a la satisfacción del interés del
propio acreedor), o bien deberes de colaboración (en cuyo caso, la conducta se exige para la satisfacción del interés del deudor).
Relaciones poscontractuales Durante la fase de liquidación del contrato, la buena fe objetiva también impone deberes
específicos.
1º Así, por ejemplo, terminado el contrato de arrendamiento de oficinas o locales comerciales, el propietario debe permitir al antiguo arrenda-
tario colocar un aviso anunciando el lugar al que se ha trasladado.
2º También en lo que respecta al deber de secreto o reserva. Aquellas cuestiones que uno de los contratantes hubiere conocido con motivo o con
ocasión del contrato celebrado y ejecutado, y cuya difusión o conocimiento por terceros pueda dañar a la contraparte, deben permanecer
en el secreto o reserva.
De acuerdo con este principio eje de la contratación, consecuencia de la autonomía de la voluntad, el contrato obliga solo a las partes y no a
los terceros
• Son partes lo que concurren a la celebración del contrato, personalmente o representados. Se hace esta precisión,
por cuanto, si se concurre representado, es la voluntad del representante la que concurre, pero los efectos del acto
se radican en el representado.
Partes
• También son partes, fallecido el causante, los herederos, por aplicación del principio ultra vires hereditatis (los
herederos suceden en todos los derechos y obligaciones transmisibles). Excepcionalmente, no se transmiten, si el
contrato es intuito personae o se pactó la terminación por la muerte.
• Son aquellos que no concurren a su celebración, personalmente o representados pero que tiene una relación jurídica
Terceros relativos con alguna de las partes.
• Son terceros relativos los sucesores a título singular y los acreedores.
• El derecho del causahabiente a título singular se mide exactamente por el de su causante, de acuerdo con la regla
de que “nadie puede transferir más derechos que los que tiene (artículo 682)”. El sucesor a título singular adquiere
el bien tal como se encontraba en virtud de los contratos que, respecto de dichos bien, había celebrado el causante.
Sucesores a Por consiguiente, los contratos por los que el autor había consolidado, transformado, aumentado o disminuido su
título singular derecho, aprovecharán o perjudicarán al causahabiente a título singular.
• Algunos sucesores a título singular son: a) El legatario de especie o cuerpo cierto; b) El comprador que es sucesor a
título singular respecto del vendedor en lo que se refiere al bien vendido; c) El donatario que también es sucesor a
título singular del donante respecto del bien donado; d) El cesionario sucede a titulo singular al cedente.
• En este sentido, los contratos celebrados por el deudor afectan a los acreedores y les son oponibles. Los acreedores
no son partes, pero tampoco se les puede considerar por completo como terceros, deben respetar los contratos
celebrados por el deudor.
Acreedores
• Excepciones: a) Los acreedores pueden impugnar los actos ejecutados por el deudor ejecutados en fraude de sus
derechos a través de la acción pauliana; b) Los acreedores pueden desconocer los actos simulados del deudor, de-
mostrando la simulación.
Está reglamentada en el artículo 1449: “cualquiera puede estipular a favor de una tercera persona, aunque no tenga
Estipulación en derecho para representarla; pero sólo esa tercera persona podrá demandar lo estipulado; y mientras no intervenga su
favor de otro aceptación expresa o tácita, es revocable el contrato por la sola voluntad de las partes que concurrieron a él. Constitu-
yen aceptación tácita los actos que sólo hubieran podido ejecutarse en virtud del contrato”.
1º Intervienen 3 personas: a) El estipulante, la parte del contrato que consiente en que los derechos que de él deriven se radiquen en el patri-
monio de un tercero; b) El promitente, la parte del contrato que se obliga a cumplir una determinada prestación en favor de un tercero; c)
El tercero beneficiario, la persona ajena al contrato y que en virtud de él adquiere un derecho que solo ella puede exigir.
2º Requisitos respecto del estipulante: a) debe ser capaz de celebrar el contrato objeto de la estipulación; b) La doctrina mayoritaria estima
que para que tenga valor la estipulación en favor de otro, se requiere que el estipulante no sea mandatario o gestor de negocios del tercero
beneficiario, por que si contrata a favor de terceros en virtud de un mandato o de una gestión de negocios, no nos encontramos en el campo
de la estipulación en favor de otro, sino que se entra al campo del mandato o de la gestión de negocios. Por eso el artículo 1449 dice “aunque
no tenga derecho para representarla”. Ramos Pazos entiende que caben las dos posibilidades, pudiendo actuar el representante como tal o
a través de la estipulación en favor del representado.
3º Requisitos respecto del promitente: a) capacidad para celebrar el contrato objeto de la estipulación; b) intención de estipular en favor de un
tercero.
4º Requisitos en relación con el beneficiario: a) debe tener capacidad de goce, no siendo necesario que tuviera capacidad de ejercicio; b) debe
estar en situación jurídica de adquirie el derecho estipulado en su favor, es decir, que no tengo una inhabilidad o incapacidad especial; c) la
doctrina clásica exigía que el tercero beneficiario fuese siempre persona determinada y no aceptaba que fuere una persona futura, que no
existía o indeterminada.
1º Doctrina de la oferta: Según ella, en la estipulación a favor de otro sucedería lo siguiente: en virtud de la celebración del contrato entre esti-
pulante y promitente, el derecho se radicaría primero en el patrimonio del estipulante, y entonces este, a su vez, lo ofrecería al beneficiario,
quien, al aceptarlo, lo ingresaría a su patrimonio. Esta doctrina no ha tenido mucho éxito, porque deja al tercero en una situación precaria
sometido a todas las contingencias que pueda sufrir la oferta. Así, por ejemplo, en caso de fallecimiento del estipulante caducaría la oferta
y se terminaría la estipulación. Además si el derecho se radica primero en el patrimonio del estipulante, dicho derecho sería susceptible de
las acciones que los acreedores puedan intentar en contra del estipulante a favor de otro. Donde más aparece de manifiesto el error de esta
doctrina es en el contrato de seguro de vida, ya que el beneficiario acepta el seguro a la muerte del estipulante, y, según esta doctrina, la
estipulación caducaría a la muerte de este.
2º Doctrina de la gestión de negocios: Según ella, el estipulante no sería sino un gestor de negocios con respecto al tercero y, entonces, la
aceptación de que habla el artículo 1449 que debe dar al beneficiario no sería sino la ratificación que este hace de la gestión realizada por
el estipulante en su favor. Objeciones: a) en la gestión de negocios el agente oficioso contrata a nombre de otra persona, en cambio, en
la estipulación en favor de otro el contrato lo celebra personalmente el promitente con el estipulante, pero no se atribuye representación
alguna; b) la otra diferencia que hace inconfundibles ambas instituciones está en que una vez efectuada la estipulación, en realidad no hay
vínculo jurídico alguno entre estipulante y tercero; en cambio, en la gestión de negocios nacen vínculos jurídicos entre el agente oficioso y
la persona cuyos negocios se gestionan.
3º Creación directa del derecho: Según esta doctrina, al momento de celebrado el contrato entre el estipulante y el promitente nace, directa-
mente en el patrimonio del tercero, el derecho que le otorga dicho contrato. Esta doctrina es la de mayor aceptación, sobre todo porque es la
más beneficiosa para el tercero. Indiscutiblemente tiene una base legal en el artículo 1449, que señala que solo el tercero puede demandar lo
estipulado. La importancia de esta doctrina radica en que naciendo el derecho directamente en el patrimonio del tercero beneficiario, resulta
que si este fallece antes de la aceptación, nada obstaría para que esta la hagan sus herederos. Consecuencias de la teoría: a) El derecho se
genera e ingresa de inmediato al patrimonio del beneficiario, pero queda sujeto a que se mantenga el contrato. De manera que si el contrato
se anula, se resuelve o se rescilia (en este último caso, antes de la aceptación del beneficiario), se extingue el derecho del beneficiario.; b) Si el
beneficiario demanda el cumplimiento de la estipulación, el promitente podría oponer la excepción del contrato no cumplido; c) El derecho
del beneficiario que fallece antes de aceptar, se transmite igualmente a sus herederos.
• Promitente y estipulante pueden revocar lo acordado en favor del tercero, quien debe aceptar para
tomar posesión del derecho (recuérdese que este nace directamente con el pacto).
Efectos entre promitente • Solo el tercero puede demandar el cumplimiento del pacto, incluso, en el caso de una compraventa
y beneficiario de un inmueble: corresponde al tercero reclamar la inscripción en el Registro.
• El tercero no puede pedir la resolución del contrato, porque no es parte del mismo.
• El promitete puede oponer al tercero todas las excepciones que podía oponer al estipulante.
• En principio, no se produce relación jurídica alguna entre estipulante y tercero beneficiario, puesto
Efectos entre estipulante y tercero que el derecho nace directamente para éste, el derecho no existe en momento alguno en el patrimonio
del estipulante, y, en consecuencia, no está sujeto a la garantía general de sus acreedores.
A esta institución se refiere el artículo 1450: “Siempre que uno de los contratantes se compromete a que
La promesa por una tercera persona, de quien no es legítimo representante, ha de darse, hacerse o no hacerse alguna co-
por otro sa, esta tercera persona no contraerá obligación alguna, sino en virtud de su ratificación; y si ella no ratifica,
el otro contratante tendrá acción de perjuicios contra el que hizo la promesa”.
1º Intervienen 3 personas: a) El promitente, que es el que contrae la obligación de hacer; b) el prometido o acreedor; c) El tercero, que solo
será obligado cuando ratifique. La promesa por otro es un contrato consensual y no deben cumplirse formalidades especiales. No se trata
de una genuina excepción, en cuanto el tercero solo se obliga si presta su consentimiento, mediante la ratificación.
2º Requisitos del contrato: a) Es necesario que no medie representación, porque en ese caso, se producirían los efectos propias de ésta; b) La
ratificación se traduce en un acto jurídico consensual, en el que se manifiesta, expresa o tácitamente, que importe atribuirse la calidad de
deudor; c) Debe cumplirse con los requisitos propios del contrato que se pacte.
• Las relaciones entre el acreedor y el tercero sólo tendrán lugar cuando éste ratifique y entonces de-
penderán de la clase de obligación prometida.
Efectos entre acreedor y tercero Como lo señala el artículo 1450, la obligación prometida puede ser de dar, hacer o no hacer. Prestada
la ratificación, el deudor queda ya obligado como cualquier otro y procederá en su contra la ejecu-
ción forzada y la indemnización de perjuicio si no cumple.
Como ha destacado la doctrina, debe distinguirse el efecto relativo (en el que operan los efectos directos del contrato, es decir, el efecto obliga-
torio), del denominado efecto expansivo. El efecto absoluto se relaciona con el contrato no entendido éste como norma o relación jurídica, sino
como hecho social. Respecto de los terceros que no han concurrido, el contrato es oponible, porque en tanto hecho jurídico para ellos, el pacto
debe ser respetado. Toca a los terceros, la tolerancia de la cláusulas contractuales pactadas.
1º Casos de aplicación del efecto expansivo o absoluto: a) El caso más importante de acción directa en el Derecho comparado es aquel en que se
permite a la víctima de un accidente de tránsito para accionar directamente contra el asegurador invocando un contrato ajeno (seguro obliga-
torio contra riesgos personales); b) Otro caso típico son los subcontratos. Por ejemplo, respecto del subarrendatario la existencia del contrato
principal va a producir un efecto reflejo pero inmediato sobre este subcontrato. Es la hipótesis del subarrendatario que, para enervar la acción
del arrendador, paga directamente las rentas adeudadas por su subarrendador. También es el caso del artículo 1973. En el caso del mandato,
la norma del artículo 2138 y en el caso del subcontrato del contratista, la norma del artículo 2003 regla 5ª; c) Otro ejemplo son los contratos
de garantía. Por ejemplo, si se extingue la relación obligatoria entre deudor y acreedor, se extinguirá la hipoteca constituida por un tercero
para seguridad de este crédito.; d) Especialmente interesantes son los contratos en daño o perjuicio de terceros. Así, por ejemplo, el contrato
fraudulento celebrado por el deudor con un tercero puede ser atacado por el acreedor, por ejemplo, mediante la acción pauliana o revocatoria.
2º En consecuencia, desde la perspectiva del efecto absoluto del contrato, éste es oponible a los terceros, en el sentido indicado. El mecanismo
de protección para esos terceros, es la inoponibilidad. En cuanto los terceros, en determinadas hipótesis, para salvaguardar la seguridad
jurídica o a la apariencia jurídica, pueden desconocer los efectos del contrato. Ello debe distinguirse claramente de los mecanismos a través
de los que se pretende atacar un acto irregular o anómalo.
3º La inoponibilidad puede definirse como la sanción de ineficacia respecto de terceros de un derecho nacido como consecuencia, ya de la cele-
bración de un acto jurídico, ya de su nulidad u otra causal de terminación anormal del acto jurídico, como resolución o revocación. Nuestro
Código Civil no trata la inoponibilidad en forma sistemática, como lo hace, por ejemplo, con la nulidad. Sin embargo, existen varias disposi-
ciones, tanto en el Código Civil como en otros cuerpos legales, que claramente acogen esta sanción. De manera que aún cuando no este tratada
en forma orgánica, es indudable que la inoponibilidad es una institución que tiene plena acogida en nuestro ordenamiento jurídico. Si bien la
expresión “inoponibilidad” era extraña a la terminología primitiva del Código, ahora es reconocida en los artículos 1337 No 10 inc. 3o y 1757.
Casos de inoponibilidad
• Las formalidades de publicidad permiten a los terceros enterarse de la existencia del contrato que
puede afectarlos. Si no se cumplen, el legislador defiende al tercero estableciendo en su favor la in-
Inoponibilidad por oponibilidad del acto o contrato mientras no se cumplan las formalidades omitidas.
causa de forma • Casos: a) Las contraescrituras públicas (1707 CC); b) prescripción adquisitiva (2513 CC); c) la
cesión de créditos (artículos 1901 y 1902 del CC); d) embargo de bienes raíces (453 CPC); e) fecha
instrumentos privados (1703).
• Inoponibilidad por falta de concurrencia: a) la venta de cosa ajena (1815 CC); b) mandatario que
se excede de sus facultades (2136 CC); c) otorgamiento por el marido de caucion es personales en
favor de terceros, sin autorización de la mujer (1749 CC); d) arriendo, por el marido, de inmuebles
Inoponibilidad por sociales, por más de cinco u 8 años (urbanos o rurales), sin autorización de la mujer (1749 CC).
causa de fondo
• Inoponibilidad por fraude: a) la simulación: el perjudicado puede desconocer el acto simulado; b)
la regla de protección en el pacto de sustitución de bienes (artículo 1723 CC); c) la acción pauliana
(2468 CC).
• La nulidad que, judicialmente declarada, opera con efecto retroactivo y da derechos contra terceros.
Inoponibilidad de la acción En casos muy excepcionales el legislador, sin embargo, no permite que la nulidad pueda ser invocada
de nulidad o la resolución en contra de ellos: a) la nulidad del contrato de sociedad (2058 CC); b) los efectos de la resolución
respecto de terceros (1490 y 1491 CC).
Efectos de la inoponibilidad
• El tercero que esté protegido por la acción, puede invocarla para desconocer los efectos del acto.
Puede hacerlo por acción, dependiendo del tipo de acción de que se trate. Por ejemplo,en la venta de
cosa ajena, la reivindicación lleva implícita la inoponibilidad del acto al verdadero dueño; en otros
Respecto de terceros casos, el acreedor, como protegido, puede perseguir su declaración, como en la acción pauliana; y, en
algunos casos, se ha discutido si puede operar de pleno derecho. Por ejemplo, en el caso del artículo
1723, se ha discutido si el acreedor del marido, cuya deuda es anterior al pacto, puede dirigirse con-
tra los bienes adjudicados a la mujer como si ésta no se los hubiese adjudicado.
El Código Civil trata esta materia en el título XIII del Libro IV, artículos 1560 a 1566 y tiene una enorme importancia
practica. La regla fundamental en la materia, es el artículo 1560: “Conocida claramente la intención de los contratantes,
debe estarse a ella más que a lo literal de las palabras”
1º La labor de interpretación debe distinguirse de la calificación contractual. La segunda importa fijar la naturaleza jurídi-
ca del contrato y, determinado que se trata de un contrato atípico (no regulado) y/o innominado (sin fisonomía dogmá-
tica propia), debe decidir las normas supletorias, acorde al contrato que se asemeje al calificado. Mientras la labor de
calificación es una cuestión de Derecho, la interpretación es una cuestión de hecho.
2º No obstante, las reglas de interpretación acuden en auxilio del juez, especialmente en los casos de: a) ambigüedad en
el contrato. Ello ocurre cuando el contrato admite dos o más sentidos totalmente diferentes entre los cuales se puede
dudar; b) obscuridad en el contrato. Ello acontece cuando el contrato no presenta ningún sentido determinado; c) insu-
ficiencia de los términos del contrato, aunque sean claros en sí mismos; d) utilización dudosa de los términos, aunque
sea claros en sí mismos.
Se ha discutido cuál es el papel del juez en la determinación de la regla contractual. Para ello,
se ha considerado que hay dos sistemas: uno objetivo y otro, subjetivo
1º El primero tiene exclusivamente en cuenta la voluntad declarada, sin considerar la voluntad real del autor del acto o de los contratantes.
Se hace abstracción de la voluntad subjetiva de los contratantes, para atender fundamentalmente a las circunstancias objetivas en que se
ha emitido la declaración de voluntad. El segundo, por el contrario, considera exclusivamente la voluntad real existente tras la declaración
expresada con mayor o menor perfección. Significa “reconocer al acuerdo de voluntades de los contratantes un poder creador de situaciones
jurídicas sin necesidad de ninguna habilitación”. Se caracteriza por la búsqueda de la voluntad interna de las partes.
2º La doctrina tradicional estima que el Código Civil, en el artículo 1560, conasagraría el sistema subjetivo. La tarea del juez como se puede
ver, no es nada fácil, en nuestro sistema solo interesa ahondar el fuero interno de las partes, en la medida que aparezca claramente; en caso
contrario, el juez debería considerar exclusivamente la declaración o el texto del contrato. La regla contractual pactada, así, no puede ser
construida a partir de la voluntad presunta de las partes, con total prescindencia del contrato. Un sistema de esta naturaleza, evidentemente,
podría llevar a serias arbitrariedades por parte del juez.
3º La doctrina más moderna, por otro lado, tiende a una interpretación más objetiva del artículo 1560. Desde esta perspectiva, una correcta
aplicación del artículo 1560 importa reconocer en él dos partes: el pacto contractual expreso y la voluntad de los contratantes. Según la
disposición, el juez solo puede recurrir a la voluntad de las partes, digamos así, que no ha sido declarada, si ésta es claramente conocida. De
otro modo, es decir, si no se conoce claramente dicha intención, debe estarse a lo pactado. Así, las reglas hermenéuticas son reglas que per-
miten al juez determinar el alcance de la declaración, pero no de la declaración en abstracto y aislada, sino en el marco de las circunstancias
que le confieren significado. A ello habría que agregar que la regla contractual se ve modelada y ampliada de acuerdo con la buena fe.
Es necesario distinguir entre las casos de interpretación legal de las reglas de interpretación que luego analizaremos
1º Las reglas imponen un modus operandi. Los casos de interpretación legal, en cambio, constituyen interpretaciones abstractas y efectuadas
anticipadamente por el legislador para determinadas hipótesis de hecho, que, en caso de que se presente en la especie, sean aplicadas por el
juez. Supuestamente, corresponden a la voluntad virtual de las partes. Tiene la ventaja de facilitar la tarea del juez, en cuanto constituye un
trabajo preventivo, pero tiene el inconveniente propio de la aplicación de una solución genérica a un caso particular, que tiene sus propios
matices.
2º Ejemplos de estos hay muchos: a) Casos en que el legislador explica el sentido de una cláusula dudosa cuando las partes no lo han hecho
(567 a 575, 1242 a 1244; 1829; 1879, etc.); b) Casos en que las partes al celebrar un contrato omiten pronunciarse sobre un aspecto par-
ticular. La ley suple el silencio mediante lo que conocemos como cláusulas supletorias de la voluntad de las partes o que pertenecen a la
naturaleza de un contrato y que constituyen una interpretación legal de la voluntad de las partes; c) Todavía en doctrina clásica se enumera
un caso más de estos que corresponde a aquellos en que las partes nada dicen respecto de una situación jurídica, debiendo el legislador en
ausencia de toda declaración, precisar los efectos jurídicos de una situación determinada. Tal sería el caso de la sociedad conyugal o régimen
legal matrimonial, cuando los cónyuges no pactan capitulaciones. También el caso de la sucesión intestada.
Debe tenerse presente que la regla básica es la del artículo 1560, que constituye el principio
rector que inspira a las reglas que estudiaremos a continuación
• Regla de la armonía de las cláusulas (1564 inc. 1°): “Las cláusulas de un contrato se interpretarán unas
por otras, dándose a cada una el sentido que mejor convenga al contrato en su totalidad”. Normalmente
las cláusulas de un contrato deben encontrarse en una necesaria relación y armonía, subordinadas las
unas a las otras, por lo que nada más lógico que sean examinadas en su conjunto.
Reglas relativas a elementos
intrínsecos: Significa interpre-
• Regla de la utilidad de las cláusulas (1562): “el sentido en que una cláusula pueda producir algún efecto,
tar el texto del contrato por
deberá preferirse a aquél en que no sea capaz de producir efecto alguno”.
sí mismo. Al respecto, exis-
• Si las partes han introducido una determinada cláusula en un contrato, resulta lógico y de sentido común
ten tres reglas fundamentales
suponer que han querido darle alguna eficacia, es decir, que produzca algún efecto. Luego, es lógico
(arts. 1564 inc. 1º, 1565 y
entenderla en tal sentido. El clásico ejemplo es el de Pothier: “si se conviene entre Pablo y Pedro que
1563 inc. 1 del CC). Es im-
Pablo podrá pasar por «sus heredades», puede entenderse respecto de las de Pablo o de las de Pedro; no
portante destacar que el legis-
es dudoso que debe entenderse respecto de las de Pedro; de otro modo la cláusula no produciría ningún
lador no se preocupó de esta-
efecto, pues Pablo no tiene ninguna necesidad de estipular que él podrá pasar por sus propias heredades”.
blecer un orden de preferencia
• No cabe aplicar la disposición en comento cuando el sentido determina que una cláusula no tenga efica-
entre las reglas.
cia jurídica por adolecer de nulidad. En tal situación, la cláusula tiene un efecto que no es válido, que es
un problema distinto del que resuelve esta regla de la utilidad de las cláusulas. Por lo tanto, sería salirse
del marco de la ley dar validez a una cláusula nula, buscando con ahínco un sentido eficiente diverso del
que fluye naturalmente de ella.
Debe tenerse presente que la regla básica es la del artículo 1560, que constituye el principio
rector que inspira a las reglas que estudiaremos a continuación
Debe tenerse presente que la regla básica es la del artículo 1560, que constituye el principio
rector que inspira a las reglas que estudiaremos a continuación
• Regla de la aplicación restringida del contrato (1561): “Por generales que sean los términos de un con-
trato, sólo se aplicará a la materia sobre la que se ha contratado”. Esta disposición recibe aplicación en
el artículo 2462 en materia de transacción, en cuanto a que si en ella se renuncia a todo derecho, acción
Reglas relativas a elementos o pretensión, debe entenderse restringido sólo a los objetos respecto de los cuales se está transigiendo. Es
extrínsecos: Son las circuns- el caso típico de los finiquitos laborales, en que las partes se otorgan el más completo y total finiquito,
tancias que rodean la celebra- declarando que nada se adeudan en cuanto al tema que transigen. Pero esta declaración genérica no
ción del contrato, el contexto abarca a otras relaciones o convenciones que no sean de este contrato.
de su celebración y desenvol- • Regla de la extensión de la declaración (1565): “Cuando en un contrato se ha expresado un caso para
vimiento, que el intérprete explicar la obligación, no se entenderá por sólo eso haberse querido restringir la convención a ese caso,
tiene que considerar para es- excluyendo los otros a que naturalmente se extienda”. Esta norma tiene un fundamento lógico, ya que
tar en situación de llegar a la la inclusión de un ejemplo se hace precisamente para aclarar los demás casos semejantes a que se refiere
común intención de las partes. el contrato y que podrían originar una controversia. Si los contratantes colocan un ejemplo, no significa
que con ello estén excluyendo otros casos. Así, si en un arriendo se impone al arrendatario el pago de
todos los consumos domiciliarios y se nombra la luz, el agua y el teléfono, no por ello debe entenderse
que no debe pagar el gas.
Debe tenerse presente que la regla básica es la del artículo 1560, que constituye el principio
rector que inspira a las reglas que estudiaremos a continuación
• Regla de los otros contratos de las partes sobre la misma materia (1564 inc. 2º): “Podrán también
interpretarse por las de otro contrato entre las mismas partes y sobre la misma materia”. El intérprete
debe atribuir especial valor a las circunstancias de la especie, que configuran el contorno del contrato
aunque no se encuentre en la misma declaración. En esta regla encontramos dos requisitos copulativos:
Reglas relativas a elementos
a) que el otro contrato sea celebrado entre las mismas partes; b) que verse sobre la misma materia. La
extrínsecos: Son las circuns-
expresión “podrán” parece indicar un carácter discrecional que tendría el juez para buscar la intención
tancias que rodean la celebra-
de las partes fuera del texto de la declaración. No compartimos tal criterio, por cuando estimamos que
ción del contrato, el contexto
el sentenciador, enfrentado a la existencia de los supuestos de la norma, debe necesariamente aplicarla,
de su celebración y desenvol-
no pudiendo quedar a su mero arbitrio el hacerlo o no. La convención susceptible de ser considerada en
vimiento, que el intérprete
la interpretación puede ser anterior o posterior al contrato objeto del litigio, y pueden ser uno o varios
tiene que considerar para es-
contratos a considerar, pues lo que interesa es la comprobación de la voluntad interna de las partes.
tar en situación de llegar a la
común intención de las partes.
Regla de la interpretación auténtica (1564 inc. 3º: “O por la aplicación práctica que hayan hecho de ellas
ambas partes, o una de las partes con aprobación de la otra”. La disposición contempla dos situaciones: a)
La aplicación práctica hecha por ambas partes. b) La aplicación práctica hecha por una de las partes con
aprobación de la otra.
Debe tenerse presente que la regla básica es la del artículo 1560, que constituye el principio
rector que inspira a las reglas que estudiaremos a continuación
• Regla de las cláusulas de uso común (1563 inc. 2º): “Las cláusulas de uso común se presumen aunque no
se expresen”. Constituye un desarrollo a la directriz de la costumbre del artículo 1546. Lo que persigue
Reglas subsidiarias: Si con esta regla es incorporar al contrato las cláusulas usuales, silenciadas en el contrato. La palabra “uso”
los elementos anteriores no se está tomada en el sentido de “costumbre”. Por ejemplo, constituye una cláusula de uso común en todos
descubre el sentido del con- los contratos de mutuo bancario, que, en caso de que el mutuario no contrate el seguro de desgravamen,
trato discutido, deben utili- se confiere al banco mutuante un mandato irrevocable para hacerlo por cuenta del mutuario. Aún más,
zarse las reglas subsidiarias. constituye una costumbre mercantil que el propio banco sea quien gestione previamente la contratación
En especial, debe acudirse a la de las primas, sin esperar que el mutuario caiga en supuestos de incumplimiento de esa obligación. Y la
costumbre, como lo señala el costumbre, conforme lo dispone el artículo 1546 del Código Civil, principio rector de la buena fe objeti-
artículo 1546. va, también forma parte de la ley del contrato. La razón de este limitado significado lo encontramos en el
alcance que se ha dado a los “usos” o “costumbres” (conceptos utilizados en nuestro país indistintamen-
te), los que no son considerados salvo que la ley expresamente se remita a ellos (artículo 2°).
Debe tenerse presente que la regla básica es la del artículo 1560, que constituye el principio
rector que inspira a las reglas que estudiaremos a continuación
• Regla de la última alternativa o de interpretación de las cláusulas ambiguas (1566): “No pudiendo apli-
carse ninguna de las reglas precedentes de interpretación, se interpretarán las cláusulas ambiguas a favor
del deudor”. Esta es una regla subsidiaria de interpretación. Y, reconociéndolo así, la jurisprudencia ha
señalado que sobre las reglas que para la interpretación de las cláusulas ambiguas indica el artículo 1566,
Reglas subsidiarias: Si con priman conforme al tenor literal de la misma disposición, las que señalan los demás artículos del mismo
los elementos anteriores no se título.
descubre el sentido del con- • Así las cosas, si ninguna regla de interpretación precedente ayudó a dilucidar la intención de los contra-
trato discutido, deben utili- tantes, el legislador previó la utilización de un último recurso: a regla de la última alternativa, establecida
zarse las reglas subsidiarias. en el artículo 1566. En esta norma se contemplan dos reglas: a) la regla favor debitoris; b) regla última
En especial, debe acudirse a la alternativa.
costumbre, como lo señala el
artículo 1546. Regla del sentido natural (1563 inc. 1°): “En aquellos casos en que no apareciere la voluntad contraria, de-
berá estarse a la interpretación que mejor cuadra con la naturaleza del contrato”. Cuando en un contrato los
términos son susceptibles de dos sentidos, debe entendérselos en el sentido más conveniente a la naturaleza
el contrato. Por ejemplo, se pacta una renta de arrendamiento de un predio urbano y no se indica la periodi-
cidad de la misma. Conforme a la naturaleza de este contrato, debe entenderse mensual.
Las reglas de interpretación legal no son las únicas a las que puede recurrir el intérprete. Como no son
reglas legales, el juez puede prescindir libremente de ellas, ya que son meras recomendaciones
1º Cuando el objeto de la convención es una universalidad de cosas, comprende todas las cosas particulares que componen esta universalidad,
aun aquellas de las cuales las partes no tenían conocimiento.
2º Lo que figura al final de una frase se refiere ordinariamente a toda la frase y no solo a lo que precede inmediatamente, a condición, sin
embargo, que dicho final de frase concuerde en género y en número con toda la frase.
La integración contractual consiste en aquella operación jurídica a la que recurre el juez cuando, enfrentado a una cláusula estimada obscura,
ella implica o importa una laguna en el acuerdo que debe ser subsanada por la labor jurisdiccional. Estimar que la cláusula es obscura, la buena
fe deviene en recurso.
La labor de integración se realiza con recurso a la regla de la buena fe, como patrón de comportamiento leal y correcto en la ejecución con-
tractual, cuestión reconocida en la doctrina. Y, en nuestro sistema dicha función integradora se realiza en función del artículo 1546 del Código
civil. Los contratos, dice la norma, deben ejecutarse (no sólo cumplirse), de buena fe y, por consiguiente, obligan no sólo a lo pactado, sino a
todas las cosas que emanan de la naturaleza de la obligación, o que por ley o la costumbre pertenecen a ella. Pero es la misma disposición la que
señala los límites de la integración: la buena, en nuestro sistema. No es un recurso autónomo de integración a diferencia del artículo 1258 del
Código civil español, que reza: “Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, y desde entonces obligan no sólo al cumplimiento
de lo expresamente pactado, sino también a todas las consecuencias que, según la naturaleza, sea conformes a la buena fe, al uso y a la Ley”.
Así, la buena fe permite la integración en la medida que la integración se haga con aquellas cosas que pertenecen a la naturaleza de una obliga-
ción pactada o que pueden incorporarse por ley, o en razón de la costumbre. La ley y la costumbre también constituyen elementos integradores y
limitaciones a esta función jurisdiccional. En primer lugar, la ley, puede establecer supletoriamente disposiciones u obligaciones secundarias. Por
ejemplo, la obligación de dar, supone la de entregar y la de conservar la especie o cuerpo cierto, aunque no sea expresamente pactada (artículo
1548 del Código Civil). La costumbre, por su parte, no desfigura sus características distintivas, ni se traduce en los usos que las partes incorpo-
ran individualmente a los contratos, sino que importa determinar una obligación en los términos en que lo haría la generalidad de las personas.
Las reglas de interpretación contractual no son meros consejos que se señalan al juez, no son meras sugerencias. Se trata de leyes que el juez
debe necesariamente utilizar. Por consiguiente, surge el problema de determinar si su violación, autoriza a deducir un recurso de casación en el
fondo, lo que se traduce en determinar si la interpretación es una cuestión de hecho, entregada a los jueces de fondo, o una cuestión de Derecho.
En esta materia es necesario distinguir, entre la calificación de un contrato que consiste en establecer su naturaleza jurídica y la interpretación
propiamente tal. En relación con la calificación, se ha sostenido que se trata de una cuestión de Derecho. Por lo tanto, si un juez califica errónea-
mente un contrato, desnaturalizando éste, es posible que por la vía del recurso de casación en el fondo la Corte Suprema conozca del recurso.
Una errónea calificación, supondría, a su vez, una errónea calificación viola el Art. 1545.
En el caso de las reglas de interpretación, en general se han desestimado los recursos de casación en el fondo por errónea interpretación contrac-
tual, salvo que los jueces al interpretar desnaturalicen el contrato. Un sector de la doctrina chilena considera que la vulneración de las reglas de
interpretación, no admiten el recurso de casación en el fondo cuando hay errónea interpretación, porque esta envuelve una cuestión de hecho,
lo que excluye el mentado recurso. En segundo lugar, porque, aun cuando las reglas de interpretación no son meros consejos, hacen una aplica-
ción mas restringida de la infracción de ley y señalan que no cabría conocer en este recurso alguna vulneración al contrato o a la convención.
En general nuestra jurisprudencia ha seguido esta teoría, al declarar improcedente el recurso de casación en el fondo. También ha declarado
que la determinación de lo pactado en un contrato importa la fijación de un hecho que no cae bajo el conocimiento de la Corte de casación.
Por ultimo hay algunos autores que estiman que debe admitirse de manera amplia la casación en el fondo por infracción a las reglas de inter-
pretación, considerando que, siendo una cuestión de Derecho, de no realizarla correctamente, se violarían los Art. 1545 y 1560 del Código Civil
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