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SOCIEDADES

ANÓNIMAS Y
SU RÉGIMEN DE
CAPITAL VARIABLE

ADRIÁN R. ITURBIDE GALINDO

tratados
tratados
SOCIEDADES ANÓNIMAS Y SU RÉGIMEN DE
CAPITAL VARIABLE
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH

María José Añón Roig Javier de Lucas Martín


Catedrática de Filosofía del Derecho de la Catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía
Universidad de Valencia Política de la Universidad de Valencia
Ana Cañizares Laso Víctor Moreno Catena
Catedrática de Derecho Civil Catedrático de Derecho Procesal
de la Universidad de Málaga de la Universidad Carlos III de Madrid
Jorge A. Cerdio Herrán Francisco Muñoz Conde
Catedrático de Teoría y Filosofía de Catedrático de Derecho Penal
Derecho. Instituto Tecnológico de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
Autónomo de México
Angelika Nussberger
José Ramón Cossío Díaz Jueza del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Ministro de la Suprema Corte Catedrática de Derecho Internacional de la
de Justicia de México Universidad de Colonia (Alemania)
Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot Héctor Olasolo Alonso
Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Catedrático de Derecho Internacional de la Universidad
Humanos. Investigador del Instituto de del Rosario (Colombia) y Presidente
Investigaciones Jurídicas de la UNAM del Instituto Ibero-Americano de
La Haya (Holanda)
Owen Fiss
Catedrático emérito de Teoría del Derecho de la Luciano Parejo Alfonso
Universidad de Yale (EEUU) Catedrático de Derecho Administrativo de la
Universidad Carlos III de Madrid
José Antonio García-Cruces González
Catedrático de Derecho Mercantil Tomás Sala Franco
de la UNED Catedrático de Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social de la Universidad de Valencia
Luis López Guerra
Juez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos Ignacio Sancho Gargallo
Catedrático de Derecho Constitucional de la Magistrado de la Sala Primera (Civil) del
Universidad Carlos III de Madrid Tribunal Supremo de España
Ángel M. López y López Tomás S. Vives Antón
Catedrático de Derecho Civil de la Catedrático de Derecho Penal de la
Universidad de Sevilla Universidad de Valencia
Marta Lorente Sariñena Ruth Zimmerling
Catedrática de Historia del Derecho de la Catedrática de Ciencia Política de la
Universidad Autónoma de Madrid Universidad de Mainz (Alemania)

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SOCIEDADES ANÓNIMAS
Y SU RÉGIMEN DE
CAPITAL VARIABLE

ADRIÁN R. ITURBIDE GALINDO

Ciudad de México, 2018


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Serie Colección Jurídica Notarial Nº 1

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Contenido

Prefacio............................................................................................................ 9

Presentación.................................................................................................... 11

I. ASPECTOS GENERALES DE LA LEGISLACIÓN MEXICANA........... 13

II. CAPITAL SOCIAL................................................................................... 19

III. AUMENTOS Y REDUCCIONES DE CAPITAL EN LAS SOCIEDA-


DES DE CAPITAL FIJO........................................................................... 29

IV. AUMENTOS DE CAPITAL SOCIAL EN LAS SOCIEDADES DE CA-


PITAL FIJO.............................................................................................. 33

V. REDUCCIONES DEL CAPITAL SOCIAL EN LAS SOCIEDADES DE


CAPITAL FIJO......................................................................................... 59

VI. AUMENTOS Y REDUCCIONES DE CAPITAL EN LAS SOCIEDA-


DES ANÓNIMAS DE CAPITAL VARIABLE.......................................... 75

Conclusiones................................................................................................... 123

Ejemplo de cláusula de aumento del capital en una sociedad anónima de


capital variable................................................................................................ 127

Ejemplo de cláusula de disminución del capital en una sociedad anóni-


ma de capital variable..................................................................................... 129

Bibliografía...................................................................................................... 131
Prefacio

Entre los estudiosos del derecho en México, por fortuna en la


actualidad se siente un renacimiento de inquietudes que se han
visto plasmadas en obras monográficas y en tratados. Este impulso
era necesario en la doctrina mexicana, pues desde los años cua-
renta no se había sentido la renovación y actualización, no obstan-
te la continua modificación legislativa.
Por lo que se refiere al derecho mercantil, en especial a las
sociedades mercantiles, las obras escritas pertenecen a autores
que en su mayoría han fallecido, como el doctor Roberto Mantilla
Molina, el doctor Joaquín Rodríguez y Rodríguez y el licenciado
Felipe de J. Tena, cuyas obras pertenecientes a los mencionados
años, en algunas ocasiones han sido motivo de actualización pero
no así de renovación.
Dentro de la materia de sociedades mercantiles, uno de los te-
mas que causan más inquietud es el régimen jurídico a que están
sujetas las de capital variable, la naturaleza jurídica del cambio
de capital fijo a variable, y las ventajas económicas de esta figura
jurídica.
Acrece la importancia del tema, porque últimamente se lleva
a cabo la frecuente transformación de sociedad de capital fijo a
de capital variable, fenómeno motivado indudablemente por un
deseo de planificación fiscal que en algunos casos no deja de ser
peligroso.
En efecto, en la actualidad existe una gran proliferación de
leyes fiscales, que a veces resultan confusas en su redacción y ha-
cen que los contribuyentes se sientan en una selva impenetrable,
con la necesidad de que un Diógenes con su linterna les señale el
camino seguro, y como consecuencia se toman medidas en forma
atropellada, sin tener ningún fundamento jurídico sólido.
Este libro, por su sencillez de expresión, claridad en los con-
ceptos, facilidad en el manejo y tratamiento del tema, viene a sa-
10 Bernardo Pérez Fernández del Castillo

tisfacer estas necesidades, pues estudia minuciosamente al capi-


tal social; los aumentos y disminuciones en las de capital fijo y
en las de capital variable, para terminar con unas conclusiones
desde cualquier punto de vista interesantes. Como apéndices, se
encuentran ejemplos de redacción de cláusula de variaciones de
capital social en una sociedad anónima de capital variable.
El licenciado Adrián R. Iturbide Galindo se ha destacado en
la profesión notarial por su gran sentido de responsabilidad y sus
conocimientos jurídicos, profesión que desempeña desde el 13
de diciembre de 1972 en que obtuvo su patente por oposición.
Ha participado como especialista en la materia de sociedades
mercantiles, en los cursos de actualización de derecho notarial
impartidos anualmente por el Colegio de Notarios del Distrito
Federal; las conferencias por él dictadas, son acogidas con gran
interés por el notariado nacional en sus jornadas y encuentros; ha
participado activamente como representante de la Asociación Na-
cional del Notariado Mexicano en la redacción de anteproyectos
de leyes mercantiles; es miembro de la Barra Mexicana, Colegio
de Abogados; Académico de número de la Academia Mexicana de
Derecho Notarial y Secretario del Sector Norte, Central y Caribe
de la Comisión de Asuntos Americanos de la Unión Internacional
del Notariado Latino.
El Notariado Mexicano siente una gran satisfacción al ver cris-
talizados los esfuerzos de tan connotado estudioso del derecho.

Bernardo Pérez Fernández del Castillo


Presentación

Hablar de los notarios de la Ciudad de México no es solamente


hablar del colegio notarial más antiguo del continente, es referir-
nos a cada uno de sus integrantes quienes, desde su fundación
por Cédula Real expedida por Carlos IV el 19 de junio de 1792
como “Real Colegio de Escribanos de México”, han sido juristas,
asesores, consejeros, estudiosos del derecho; profesionistas que
dan certeza, seguridad y credibilidad a la sociedad. También es
hablar de un notariado que ha estado en constante perfecciona-
miento, adaptación y, ahora más que nunca, es hablar de evolu-
ción, modernidad y vanguardia.
Hablar del Sr. Notario Don Adrián Rogelio Iturbide Galindo,
es vincular la esencia, los valores, el conocimiento y la defensa de
los principios de la función notarial a una persona. Durante sus
más de 45 años como titular de la notaría 139, se ha destacado
por su invaluable colaboración, tanto a nivel nacional como inter-
nacional, como expositor en congresos y cursos de actualización
para notarios; ha sido presidente del consejo directivo tanto del
Colegio de Notarios de la Ciudad de México como del Colegio
Nacional del Notariado Mexicano y es Consejero Honorario del
Consejo Permanente de la Unión Internacional del Notariado La-
tino.
El derecho mercantil es un derecho dinámico, cambiante, in-
novador y que demanda su aplicación e interpretación inmediata.
De este modo, para el lector es un privilegio tener en sus manos o
en su dispositivo electrónico la presente obra en donde el autor,
considerando la tradición y principios generales del derecho, ana-
liza el régimen del capital variable de las sociedades anónimas a la
luz de las nuevas disposiciones de nuestra legislación.
En suma, con la publicación de esta obra, así como de los tí-
tulos que en el futuro se publicarán para formar la “Colección
Jurídica Notarial”, queda manifiesta la evolución del sistema jurí-
dico mexicano así como la capacidad del notariado para adaptar-
12 Marco Antonio Ruiz Aguirre

se a esta nueva realidad y para mantenerse a la vanguardia ante


la permanente transformación del derecho y de las instituciones
jurídicas.
Por todo lo anterior, es para mí un gran honor presentar esta
obra que constituye la primera de la serie “Colección Jurídica No-
tarial” resultante del esfuerzo conjunto entre el Colegio de No-
tarios de la Ciudad de México y la editorial Tirant Lo Blanch.
Estos trabajos pretenden dejar un testimonio de la creación del
derecho que se logra mediante la labor cotidiana y discreta del
notario.

Marco Antonio Ruiz Aguirre


Presidente del Colegio de Notarios
de la Ciudad de México
I. ASPECTOS GENERALES DE LA
LEGISLACIÓN MEXICANA

Nuestra Ley General de Sociedades Mercantiles ha sido desde


su expedición en el año 1934 un factor importante en el desen-
volvimiento y desarrollo de la actividad mercantil en nuestro país.
Bien integrada como ordenamiento legislativo, estructurada ló-
gicamente en sus principios, ha demostrado en más de ochenta
años de vigencia su bondad y arraigo en la vida económica del
país, constituyendo una sólida herramienta jurídica de aplicación
constante. A pesar de las fallas que pudieran tener algunos aspec-
tos de su reglamentación inicial o de la obsolescencia de algunos
tipos sociales que regula, no se ha elaborado hasta la fecha una
nueva ley que pudiera sustituirla con ventaja.
La Ley General de Sociedades Mercantiles de 1934 no es sino
una de las leyes mercantiles que regulando materias específicas se
desprendió de nuestro viejo Código de Comercio de 1889; proce-
dimiento disgregatorio utilizado por el legislador mexicano para
acometer la reforma del ordenamiento fundamental mercantil,
iniciado en 1932 con la promulgación de la Ley General de Títu-
los y Operaciones de Crédito; seguido después en agosto de 1934
con la Ley que comentamos, posteriormente en 1935 con la Ley
Sobre el Contrato de Seguro;1 luego en abril de 1943 con la Ley
de Quiebras y Suspensión de Pagos2 y posteriormente en noviem-
bre de 1963 con la Ley de Navegación y Comercio Marítimo,3 pro-
cedimiento propiciado a nivel internacional con la aprobación de

1
Ha sufrido múltiples reformas; la última publicada en el D.O.F. el 4 de abril
de 2013.
2
Abrogada por la Ley de Concursos Mercantiles publicada en el D.O.F. el 12
de mayo de 2000; última reforma D.O.F. de 10 de enero de 2014.
3
Abrogada por la Ley de Navegación publicada en el D.O.F. el 4 de enero de
1994, actualmente está vigente la Ley de Navegación y Comercio Marítimo,
publicada el 1º de junio de 2006, última reforma D.O.F. de 19 de diciembre
de 2016.
14 Adrián R. Iturbide Galindo

las Leyes Uniformes de Ginebra que contienen la reglamentación


sobre la letra de cambio y pagarés y sobre el cheque.4
El ideal y la tendencia natural de los mercantilistas mexicanos
había sido en el siglo pasado, la elaboración de un nuevo Código
de Comercio que substituyera en forma unitaria al ya anticuado y
mutilado Código vigente.
Ya en 1914, en las adiciones que al Plan de Guadalupe expidie-
ra en Veracruz5 don Venustiano Carranza, se proponía entre otras
cosas la revisión del Código de Comercio, sin que en esa época se
hubiera hecho nada en concreto.
Posteriormente, al redactarse el Código Civil para el Distrito y
Territorios Federales publicado en el año de 1928 y que entró en
vigor en 1932, la Comisión encargada pensó en seguir el ejemplo
del Código Suizo “de las obligaciones”, sin hacer distinción entre las
civiles y las mercantiles, idea que hubiera hecho necesaria una re-
forma a la Constitución para extender las facultades del legislador
federal a la materia de obligaciones, y que por ser una condición
tan difícil de lograr, no fructificó.
Fue en el año de 1929 cuando se elaboró un primer proyecto
para el nuevo Código de Comercio de los Estados Unidos Mexica-
nos, que por lo poco práctico que resultó, excesivamente prolijo y
doctrinal y por resolver algunas cuestiones alejadas de la realidad,
nunca llegó a obtener el carácter de norma jurídica.
Tiempo después, en 1943 se elaboró otro proyecto siguiendo
en gran parte las ideas de don Joaquín Rodríguez y Rodríguez sin
mejor suerte que el primero.
Posteriormente se elaboraron otros más, siendo los más cono-
cidos el de 1952, el de 1960, el de 1977 y el presentado al Con-

4
Convenio que establece la Ley Uniforme sobre Letras de Cambio y Pagarés
—7 de junio de 1930 y Convenio que establece la Ley Uniforme sobre Che-
ques— 19 de marzo de 1931.
5
Art. 2º. de las Adiciones al Plan de Guadalupe-Veracruz 12 de diciembre de
1914.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 15

greso de la Unión para su estudio en el año de 1981. Este último


“pretendía integrar en un solo documento —según decía su exposición
de motivos—, disposiciones generales bien identificadas dentro de un
marco general que agrupara a las instituciones mercantiles que se estimó
deberían conformarse dentro de la estructura general del Código”. La Ley
única establecería así, se dijo, las instituciones fundamentales del
comercio y regularía los aspectos básicos de la actividad mercantil
dejando al margen los problemas administrativos y de mera técni-
ca operacional.
No se integraban pues en este sistema unitario las disposicio-
nes administrativo mercantiles, pero en cambio sí regresaban al
esquema del Código, la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, la de Sociedades Mercantiles, la de Contrato de Seguro y
la de Quiebras y Suspensión de Pagos.
Este último proyecto de Código de Comercio y por lo que hace
a la regulación de sociedades mercantiles, presenta pocas inno-
vaciones en relación con nuestra Ley vigente, aunque solamen-
te conserva a las anónimas y a las de responsabilidad limitada y
acepta por los tintes sociales y políticos involucrados la legislación
especial para las cooperativas.
Sin embargo, nada se ha logrado hasta ahora, las dificultades
inherentes a la complejidad de la materia han hecho que desde la
última década del siglo pasado pareciera ya impensable el volver
a ver integradas en un solo ordenamiento todas las leyes mercan-
tiles e hizo pensar a muchos que sería más sensato acometer siste-
máticamente en forma paulatina y escalonada la reforma y actua-
lización de esas leyes mercantiles aisladamente, para integrarlas
algún día, de ser esto posible, en un nuevo Código de Comercio;
idea, claro está, no exenta de riesgos, pues pudieran fácilmente
generarse incongruencias en diversos ordenamientos provenien-
tes de diferentes autores.
Por lo que se refiere a la materia específica de Sociedades Mer-
cantiles en la década de los 70 del siglo pasado, se elaboró un
proyecto de nueva ley que, aunque no fructificó, constituye por la
seriedad y calidad de sus autores (el doctor Roberto Mantilla Mo-
16 Adrián R. Iturbide Galindo

lina y don Arturo Díaz Bravo, entre otros) una fuente interesante
y valiosa de consulta para los estudiosos.
Sin embargo, en todos estos intentos de reforma legislativa en
la materia de sociedades, ha habido un tema que, a pesar de la
importancia que ha alcanzado en nuestro medio en los últimos
años, a nuestro juicio no solo no se ha estudiado con la debida
profundida, sino que en algunos casos se ha tratado con ligereza.
La posibilidad de que cualquier sociedad mercantil pueda
adoptar la modalidad de capital variable está plasmada en nues-
tra Ley General de Sociedades Mercantiles desde su origen, sin
embargo, fue a partir de la década de los 70 cuando se observó el
fenómeno de que la mayor parte de las sociedades que se consti-
tuían, casi todas ellas Sociedades Anónimas, lo hicieran bajo esta
modalidad y de que otras muchas constituidas inicialmente con
capital fijo, buscaran su transformación. Este fenómeno fue moti-
vado principalmente por razones fiscales y financieras, aunque en
la práctica dieron nacimiento a corruptelas jurídicas que deben
señalarse y combatirse.
En el siglo XXI es un hecho que prácticamente todas las socie-
dades anónimas adoptan el régimen de capital variable al consti-
tuirse y solo esporádicamente se constituyen como de capital fijo
o cuando alguna legislación especial así lo exige.
La realidad es que, con la publicación de la Ley General de
Sociedades Mercantiles, el 4 de agosto de 1934, México contó con
una obra legislativa extraordinaria, que en su momento incorpo-
ró lo mejor de la doctrina mercantil europea y que aún hoy sigue
siendo un referente legislativo funcional para la vida jurídica de
las sociedades.
La Ley ha sufrido 16 reformas que han pretendido adecuarla al
cambiante mundo comercial; cabe señalar que las más recientes
han sido impulsadas en las últimas décadas por la globalización
que ha caracterizado al mundo en las postrimerías de un milenio
y el nacimiento de otro. A partir de la celebración del Tratado de
Libre Comercio para América del Norte, se ha hecho evidente un
proceso de americanización de nuestro derecho y vemos cómo,
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 17

lenta pero inexorablemente, han ido trasplantándose en él prin-


cipios e instituciones norteamericanas.
Además el proyecto Doing Business del Banco Mundial crea-
dor del índice de facilidad para hacer negocios que comenzó en
el 2002 y que proporciona una medición de las regulaciones en
190 países, ha hecho una serie de recomendaciones para llevar a
cabo reformas legislativas que han sido atendidas por el legislador
mexicano, lo que le ha valido obtener para México una mejor
posición en el mencionado índice. En el 2017 México ocupó el
sitio 49 de 190 países, después de haber reformado varias veces la
legislación mercantil, no siempre en forma afortunada.
Con la promulgación de la nueva Ley del Mercado de Valores,
publicada en el D.O.F. el 30 de diciembre de 2005, aparecieron
nuevos subtipos de la sociedad anónima: La Sociedad Anónima
Promotora de Inversión (SAPI), y la Sociedad Anónima, Promoto-
ra de Inversión Bursátil (SAPIB) y se reestructuró la regulación de
las sociedades públicas o abiertas, llamándose a partir de entonces
Sociedades Anónimas Bursátiles (SAB).
Finalmente en la penúltima reforma a la Ley General de So-
ciedades Mercantiles, publicada en el D.O.F., el 14 de marzo de
2016, se adicionó un nuevo tipo social, la Sociedad por Acciones
Simplificada (SAS), que constituye la primera sociedad uniperso-
nal regulada en nuestra Ley.
II. CAPITAL SOCIAL

Sorprendente en verdad, ha sido en los últimos tiempos la pro-


liferación de las sociedades anónimas, son pocas las ramas de la
actividad humana que han podido sustraerse a su organización,
puesto que el hombre ha encontrado en ellas un formidable ins-
trumento que le permite con enormes ventajas emprender los
más variados objetivos.
Entre todos los tipos sociales que nuestra Ley de Sociedades re-
glamenta, la preponderancia definitiva alcanzada por la anónima
resulta ya indiscutible, y siendo además la sociedad típica de las
sociedades de capitales, resulta fascinante analizar los problemas
del capital que con ella se relacionan. El capital social, ese concep-
to que ha permitido encausar recursos muy importantes para la
realización de objetivos que en forma individual los inversionistas
difícilmente podrían reunirlos, que significa para los terceros que
se relacionan con el ente social la única garantía de su solvencia
y que si para cualquier sociedad es importante, en la anónima,
juega un papel fundamental.6

¿Qué es el capital social?


El capital social es igual a la suma de las aportaciones de los
socios, es el núcleo y el nivel mínimo que debe alcanzar el patri-
monio social e inicialmente siempre coincide con éste.
El capital contable o patrimonio social, en cambio, es el con-
junto de bienes y derechos de la sociedad con reducción de sus
obligaciones, su activo menos su pasivo; resulta evidente que una

6
Para un panorama actual de la S.A., ver: ITURBIDE GALINDO, Adrián Ro-
gelio, “Algunas notas relacionadas con la Sociedad Anónima”, en Homenaje
a Bernardo Pérez Fernández del Castillo, México, Colegio de Profesores de Dere-
cho Civil-Facultad de Derecho. UNAM, 2015, p. 155 y sigs.
20 Adrián R. Iturbide Galindo

vez que empieza a funcionar la sociedad, será prácticamente im-


posible que coincidan uno con el otro. Mientras que el capital
social es una cifra en dinero que permanece invariable en tanto
no se tome un acuerdo de aumentarlo o de disminuirlo, el capital
contable o patrimonio social estará en cambio en constante fluc-
tuación, sujeto a todas las vicisitudes de la vida económica de la
empresa.
La importancia fundamental que tiene el capital social en la
vida de todas las sociedades mercantiles y muy principalmente en
aquéllas, como en la anónima, en que los socios concurren con
una responsabilidad limitada, estriba precisamente en que sien-
do el capital social el núcleo del patrimonio social, constituye la
única garantía que tienen los socios mismos y los terceros (fisco
incluido) en sus relaciones con la sociedad.
Resulta perfectamente explicable entonces que el legislador
del 34 haya protegido al capital social, tan cuidadosamente como
lo hizo, estableciendo una serie de preceptos que consagran los
principios que la doctrina señala como rectores del capital social:
unidad, capital mínimo, suscripción íntegra, realidad, determina-
ción, intangibilidad y estabilidad.
En nuestra Ley General de Sociedades Mercantiles, encontra-
mos una primera referencia al capital social en su Artículo 6; este
precepto enumera los requisitos que debe contener la escritura
constitutiva de toda sociedad mercantil,7 pudiendo desprender-
se de sus trece fracciones, las cláusulas esenciales y las cláusulas
naturales que deben contener este tipo de escrituras. Entre las
primeras 5 fracciones, hay dos fracciones que se refieren al capital
social, la V y la VI. La V, establece que toda escritura o póliza cons-

7
El Art. 6 de la Ley fue modificado por la llamada Miscelánea Mercantil pu-
blicada en el D.O.F. el 13 de junio de 2014, para incorporar en forma expre-
sa la participación del corredor y quedó redactada como sigue: “Artículo 6.
La escritura o póliza constitutiva de una sociedad mercantil deberá contener:…”

Para ver el contenido de esta reforma. ITURBIDE GALINDO ADRIÁN RO-
GELIO, MISCELÁNEA MERCANTIL en Escriva —Revista del Colegio de Nota-
rios del Estado de México— Invierno de 2015, p. 173 y sigs.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 21

titutiva de toda sociedad mercantil debe contener “el importe del


capital social” y, la VI “La expresión de lo que cada socio aporte, en
dinero o en otros bienes, el valor atribuido a éstos y el criterio se-
guido para su valorización. Cuando el capital sea variable, termina
esta fracción, así se expresará, indicándose el mínimo que se fije”.
El Artículo 91 de la misma Ley,8 enclavado ya dentro del capí-
tulo de las Sociedades Anónimas completa los datos que requiere
el instrumento constitutivo de una Sociedad de este tipo e insiste
en sus primeras fracciones en aspectos relacionados con el capital
social; “La escritura constitutiva o póliza de la sociedad anónima deberá
contener, además de los datos requeridos por el Artículo 6, lo siguiente:: I.
La parte exhibida del capital social; II. El número, valor nominal y natu-
raleza de las acciones en que se divide el capital social, salvo lo dispuesto
en el segundo párrafo de la fracción IV del Artículo 125; III. La forma y
términos en que deba pagarse la parte insoluta de las acciones…”.
Podemos válidamente concluir que la mención del capital so-
cial es una cláusula esencial de todos los instrumentos constituti-
vos de todas las sociedades mercantiles y muy especialmente de las
sociedades anónimas.
Ahora bien, el capital social debe suscribirse y pagarse; y así,
entendemos que el capital suscrito es igual a la suma de las pro-
mesas hechas por los suscriptores o de las obligaciones de aportar
a la sociedad bienes en numerario o en especie, mientras que el
capital exhibido o pagado es igual a la suma de los valores efecti-
vamente ingresados en la caja de la sociedad en cumplimiento de
las promesas derivadas de la suscripción. En el primer momento
al constituirse la Sociedad, el capital social debe ser una cifra ínte-
gramente suscrita, es decir los socios deben contraer con su firma
la obligación de cubrir totalmente la cantidad que se señale como
capital social; la obligación se asume evidentemente a través del
acto de la suscripción.

8
Reformado en la Miscelánea Mercantil D.O.F. 13 de junio de 2014.
22 Adrián R. Iturbide Galindo

No puede, ya que la Ley no lo permite, constituirse una socie-


dad con la esperanza de encontrar posteriormente a las personas
que aporten el capital social, sino que al momento de constituirse
debe haber personas que estén dispuestas a obligarse y aún más,
que se obliguen con su firma a exhibir el capital social. Basta leer
el Artículo 89 de la Ley General de Sociedades Mercantiles9 para
darse cuenta de lo terminante que es el legislador en esta materia:
“Para proceder a la constitución de una Sociedad Anónima se requiere…
II. Que el contrato social establezca el monto mínimo del capital social y
que esté íntegramente suscrito…”, y antes en su fracción primera: “…
Que haya dos socios como mínimo y que cada uno de ellos suscriba una
acción por lo menos”; lo recalca la Ley.
Esto resulta absolutamente explicable, pues como se ha dicho
antes, el capital social es el núcleo del patrimonio social y en úl-
tima instancia la garantía que tendrán los terceros que contraten
con la sociedad y aún los mismos socios que ingresen a ella; si el
capital social no se constituyera efectivamente, esta garantía resul-
taría simplemente ilusoria.

9
El art. 89 de la LGSM, fue reformado en su fr. I en el D.O.F. del 11 de junio
de 1992 para reducir el mínimo de socios requeridos en una anónima a 2 en
vez de los 5 que como mínimo exigía el texto original y en su fr. II se elevó el
capital mínimo legal a 50 millones de viejos pesos, (50 mil pesos actuales).
En la reforma publicada en el D.O.F. el 28 de julio de 2006, se señaló como
mínimo legal $50,000.00 y finalmente en la reforma publicada en el D.O.F.
el 15 de diciembre de 2011, se eliminó el mínimo legal, dejando a los socios
la decisión de establecer libremente el capital que señalen, si bien se conser-
vó la obligación de que esté íntegramente suscrito.

El eliminar el mínimo legal se hizo bajo el argumento de disminuir costos
e incentivar y facilitar a los emprendedores a constituir empresas. Fue a mi
juicio un grave error, pues en vez de elevar la cifra del mínimo legal para
fortalecer a la empresa como se ha hecho en España, el eliminarlo ha traído
como consecuencia que se constituyan empresas con capitales tan reducidos
que equivale a constituir empresas sin capital, que no crean empleos, ni
generan riqueza y que explica en buena medida el altísimo porcentaje de
sociedades (75%) que no superan los 2 años de vida. Esta reforma obedeció
a recomendaciones del Banco Mundial.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 23

La cifra que la Ley señalaba como capital mínimo para las Socie-
dades Anónimas, antes de la última reforma10 ($50,000.00) era ya
con las devaluaciones monetarias sufridas y con la pérdida cons-
tante del poder adquisitivo de nuestra moneda, ridículamente
baja, lo que se ha agravado con la eliminación del mínimo legal
y de quedar desde entonces al arbitrio de los socios el señalar un
mínimo al constituirse, provocando con esto que se constituyan
sociedades con tal insuficiencia económica que nacen condena-
das a un pronto fracaso, lo que sucede con la mayoría en los pri-
meros dos años.11
El proyecto de nuevo Código de Comercio de 1960 señalaba
como capital mínimo para las sociedades anónimas la cantidad de
$200,000.00 cifra que se repite en el proyecto de 1977.
En el proyecto de la Ley General de Sociedades Mercantiles
se maneja como cifra mínima y que esté íntegramente suscrita y
pagada la de un millón de pesos; y en el proyecto del Código de
Comercio de 1981 tratando de apegarse a la realidad económica
establece una fórmula flexible de manera tal que el capital de las
Sociedades Anónimas no sea menor a x veces el salario mínimo
vigente en el lugar y día de su constitución.
Ahora bien, para que todo lo dicho antes funcione realmente,
no basta la suscripción del capital, sino que es necesario dar un

10
Reforma publicada en el D.O.F. el quince de diciembre de 2011
11
En España el Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio, publicado en
el Boletín Oficial Español, (BOE) No. 161 del 3 de julio de 2010 por el que
se aprueba el texto refundido de la Ley de Sociedades de Capitales que
forma parte de la legislación complementaria del Código de Comercio y
en el que se incorporan, el contenido de la Sección 4ª. del título 1 del libro
II del Código de Comercio de 1885, relativa a las sociedades comanditarias
por acciones; el Real Decreto Legislativo 1564/1989 de 22 de diciembre por
el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Sociedades Anónimas; la
Ley 2/1995 de 23 de marzo de Sociedades de Responsabilidad Limitada; y
el contenido de la Ley 24/1988, de 28 de julio del Mercado de Valores, rela-
tiva a las Sociedades Anónimas Cotizadas. señala en su art. 4º: “Capital social
mínimo….. 3. El capital social de la sociedad anónima no podrá ser inferior a sesenta
mil euros y se expresará precisamente en esa moneda”.
24 Adrián R. Iturbide Galindo

paso más, es necesario que se pague, que se exhiba realmente.


El accionista debe exhibir en dinero en efectivo cuando menos
el 20% del valor de cada acción pagadera en numerario y deber
exhibir íntegramente el valor de cada acción que haya de pagarse
parcial o totalmente en bienes distintos del numerario.
En el proyecto de Código de Comercio, concretamente en el
de 1947, se dan normas más estrictas que las que contiene nues-
tra Ley vigente para cuidar estos aspectos: debe exhibirse íntegra-
mente la cantidad de $100,000.00 ($200,000.00 en el proyecto de
1977) y el 25% de cada acción pagadera en numerario.
En ambos proyectos las aportaciones en numerario deben
realizarse endosando un certificado de depósito o mediante un
cheque certificado, circunstancia que debe autentificar el Notario
que autorice la constitución y las aportaciones en especie deben
valorizarse por una institución fiduciaria o por un perito nombra-
do por el juez con audiencia del Ministerio Público.
En los proyectos de la Ley General de Sociedades Mercantiles
y del Código de Comercio de 1981 se siguen esencialmente las
mismas ideas, pero exigiendo además que el capital mínimo esté
íntegramente pagado.
Nuestra Ley vigente, si bien no exige que se acredite ante el
Notario el pago del capital de la sociedad al constituirse, sí im-
pone a los administradores responsabilidad solidaria para con la
sociedad de la realidad de las aportaciones hechas por los socios
(Artículo 158-I).
Ahora bien, el capital social está regido también por otros prin-
cipios que ya mencionamos y que tradicionalmente ha señalado
la doctrina, entre otros, Mario Herrera12 y Joaquín Rodríguez Ro-
dríguez.13

12
HERRERA, Mario. Acciones de Sociedades Industriales y Comerciales, Edición
Cultura S.A., 1965.
13
RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, Joaquín. Tratado de Sociedades Mercantiles, Edito-
rial Porrúa, 1971.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 25

El capital social, debe ser uno desde que la sociedad nace al cons-
tituirse hasta que la sociedad muere al liquidarse; durante la vida
del ente social constituye una sola unidad jurídica y económica.
Esto se traduce, por un lado, como el importe de la suma debida
por la sociedad a los socios por las aportaciones hechas por éstos y
por otra parte como una unidad de garantía frente a los terceros,
con los que la sociedad entra en relación.
El capital social debe además estar determinado por una canti-
dad precisa, lo que significa que en los estatutos debe mencionar-
se una cifra de dinero, independientemente de los bienes apor-
tados facilitando con esto a los socios e inclusive a los terceros,
vía Registro Público de Comercio, la información respecto a la
garantía que les ofrece la sociedad.
El proyecto de Ley General de Sociedades Mercantiles exige
que al lado de la denominación se indique siempre el importe del
capital pagado, con lo que se facilitaría esa información.
Por todo lo anterior, la sociedad anónima no es concebible sin
un capital social; con éste la sociedad dispondrá de recursos de
operación suficientes al momento de su constitución y durante
toda su vida, quienes contraten con ellas gozarán de la garantía
expresada en la cifra del capital.
Por eso el legislador mexicano rodeó al capital social de una
cuidadosa protección; obliga por ejemplo a la sociedad, en caso
de pérdida a reintegrarlo o a reducirlo antes de hacer repartición
o asignación de utilidades (Art. 18); prohíbe la distribución de
utilidades hasta que hayan sido debidamente aprobadas por la
asamblea de socios o accionistas los estados financieros que las
arrojen (Art. 19), prohíbe el que los acreedores particulares de un
socio hagan efectivos sus créditos durante la vida de la sociedad,
pero les permite que lo hagan sobre las utilidades que correspon-
dan al socio, según los correspondientes estados financieros y al
disolverse la sociedad sobre la porción que le corresponde en la
liquidación (Art. 23); exige que, de las utilidades netas de toda
sociedad, se separa anualmente el 5% como mínimo para formar
el fondo de reserva hasta que alcance la quinta parte del capital
26 Adrián R. Iturbide Galindo

social y que se conoce como la reserva legal (Art. 20);14 prohíbe


a las sociedades anónimas emitir acciones por cantidades meno-
res a su valor nominal (Art. 115); impone responsabilidad a los
suscriptores y a los adquirentes de las acciones pagadoras, por su
importe insoluto durante 5 años, desde la fecha del registro de
traspaso (Art. 117); y establece un procedimiento para exigir el
pago de esos dividendos pasivos (Art. 119 y siguientes); impone
un depósito de garantía por dos años respecto de las acciones pa-
gadas en todo o en parte mediante aportaciones en especie para
asegurar a la sociedad la realidad del valor de los bienes aportados
(Art. 141); y finalmente exige que las variaciones de ese capital
social, esto es, sus aumentos y disminuciones deban ser acordadas
por una Asamblea Extraordinaria que tiene requisitos de quórum
de instalación y de votación mayores que los que se requieren por
una Asamblea Ordinaria y los rodea de una serie de requisitos de
fehaciencia y publicidad (Arts. 9, 182 Fracciones III, VIII, 190 y
194).
Todo esto significa que el capital debe permanecer intangible
y alterado solo a través de la observancia de formalidades más o
menos estrictas, considerándose de esta manera afecto a la rea-
lización de su finalidad última y que es concretamente servir de
instrumento operativo y de garantía frente a los socios y frente a
terceros.
“Este principio de la intangibilidad del capital es de orden pú-
blico y no pude alterarse de ningún modo por la voluntad, ni que
sea unánime, de los accionistas. Según Sussini (h) a quien segui-
mos en esta materia, este principio brinda una triple protección:
1) A los acreedores actuales y futuros de la sociedad contra ma-
niobras de los accionistas; 2) A todos los accionistas contra la mala
administración; y, 3) A los accionistas antiguos y a los accionistas
futuros contra quienes pretenden dividendos a cualquier precio

14
El Art. 20 de la Ley fue modificado (D.O.F. 14 de marzo de 2016) para exi-
mir a las sociedades por acciones simplificadas de la obligación de formar el
fondo de reserva.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 27

y de cualquier modo forzando la renta en perjuicio del propio


capital”.15

15
ALEGRÍA, Héctor, Sociedades Anónimas, Ed. Forum, 1971, p. 41.
III. AUMENTOS Y REDUCCIONES DE
CAPITAL EN LAS SOCIEDADES DE
CAPITAL FIJO

Hay muchas ocasiones en la vida de una sociedad en las que se


hace no solo aconsejable, sino indispensable aumentar su capital
para el mejor desarrollo de sus fines, ampliando las posibilidades
de inversión de la empresa, mejorando su crédito o cubriendo
pérdidas sufridas en tiempos pasados. Otras circunstancias en
cambio conducen a la sociedad al camino contrario, esto es a re-
ducir su capital social; por ejemplo haciendo coincidir su valor
nominal con su capital contable cuando éste se hubiere visto fuer-
temente reducido por pérdidas, o reembolsando a los socios parte
del capital, que inicialmente calculado como suficiente, resultara
posteriormente excesivo y en consecuencia oneroso para el desa-
rrollo de sus fines sociales.
Por otro lado, el capital social en las sociedades mercantiles
que adoptan la forma de anónima, está dividida en acciones, por
lo que toda alteración del capital traerá en una u otra forma como
consecuencia fatal una alteración correlativa de aquéllas; esto sig-
nifica que el aumento o la reducción del capital traerá como re-
sultado invariablemente un incremento o un decremento en su
número o bien en su valor nominal, trayendo en el primer caso
aparejado forzosamente un incremento o un decremento en los
puestos de socios.
Las diferencias planteadas entre el capital social y el patrimo-
nio social, explican por qué determinados procedimientos para
aumentar o disminuir el capital social no significan forzosamente
un aumento o una disminución real del patrimonio de la empre-
sa, sino que resultan simplemente operaciones jurídicas y conta-
bles y de aquí la clasificación de las alteraciones del capital social
en reales y contables.
30 Adrián R. Iturbide Galindo

A) Serán aumentos reales de capital social los siguientes:


a) Aumentos mediante nuevas aportaciones de los socios
actuales.
b) Aumentos mediante nuevas aportaciones que hagan
nuevos socios.
B) Serán aumentos contables de capital los siguientes:
(Arts. 21, 116)
a) Aumentos por capitalización de reservas.
b) Aumentos por capitalización de dividendos.
c) Aumentos por capitalización de superávit derivado de re-
valuación de bienes del activo fijo.
d) Aumentos por capitalización de pasivos, con su variante
cuando se trate de conversión de obligaciones en accio-
nes.
C) Serán reducciones reales de capital social las siguientes:
a) Reducciones por reembolso a los socios de parte o del
total de sus aportaciones (Arts. 9°, 14, 15).
I. No implicando la supresión de los puestos de socios.
II. Implicando la supresión de los puestos de socios y que
pueden ser:
1. Por amortización de acciones en las sociedades
anónimas (Art. 135).
2 Por separación del socio al ejercitar el derecho de
retiro (Arts.15, 38, 42, 86, 206 y 228 Bis, fr. VIII.
b) Reducciones por liberación a los socios de exhibiciones
no realizadas.
I. Directamente (Art. 9 y 117).
II. Indirectamente por exclusión del socio moroso (Artí-
culos 15 y 121).
c) Reducciones por adjudicación judicial de sus propias ac-
ciones a la sociedad (Art. 134).
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 31

D) El único caso de reducción contable del capital contable será el de


reducción por pérdidas (Art. 18).
IV. AUMENTOS DE CAPITAL
SOCIAL EN LAS SOCIEDADES
DE CAPITAL FIJO

El acuerdo debe ser tomado por el órgano competente de la


sociedad, que es la Asamblea Extraordinaria de Accionistas. Son
Asambleas Extraordinarias, dice el Art. 182, “las que se reúnan para
tratar cualquiera de los siguientes asuntos… Fracción III. Aumento o re-
ducción del capital social… Estas Asambleas podrán reunirse en cualquier
tiempo”.
Convocatoria. Tienen facultad para hacerla los administradores,
sea administrador único o Consejo de Administración en su de-
fecto los Comisarios (Art. 183); los accionistas que representen
por lo menos el 33% del capital social pueden pedir por escri-
to a los administradores o a los comisarios la convocatoria para
una Asamblea General de Accionistas indicando en su petición
los asuntos a tratar. Si no quisieren hacerlo y se rehusaran o no la
hicieren dentro del término de quince días de haber recibido la
solicitud, la convocatoria podrá ser hecha por la autoridad judi-
cial del domicilio de la sociedad (Art. 184).16
Quórum. En primera convocatoria deben estar representados
por lo menos las tres cuartas partes del capital social salvo que la
escritura social se fije una mayoría más elevada y las resoluciones
se toman, sea en primera o sea en segunda convocatoria, por el
voto de acciones que representen por lo menos la mitad del capi-
tal social (Art. 190).

16
Único caso en que el umbral de las minorías se conservó en el 33%. En los
demás casos que involucran derechos de minorías el porcentaje se redujo.
Miscelánea Mercantil D.O.F. 13/jun/2014.
34 Adrián R. Iturbide Galindo

Formalidades. Invariablemente se levantará una acta asentada


en el libro respectivo,17 que deberán firmar el Presidente, el Se-
cretario y los Comisarios que concurran, la cual será protocoliza-
da ante Notario o Corredor Público, y se inscribirá en el Registro
Público de Comercio, (Arts. 5º. y 194 de la Ley y Art. 21, fr. XII del
Código de Comercio).18
Resumiendo, el aumento del capital social de toda sociedad
debe satisfacer los requisitos exigidos para cualquier modificación
de la escritura social y debe quedar consignada en la escritura so-
cial misma; el aumento puede verificarse por emisión de nuevas
acciones o por aumento del valor nominal de las ya existentes.

17
De acuerdo con el segundo párrafo reformado del art. 34 del Código de
Comercio. “Los comerciantes podrán optar por conservar el libro mayor y sus libros
de actas en formato impreso o en medios electrónicos, ópticos o de cualquier otra tecno-
logía siempre y cuando, en estos últimos medios se observe lo establecido en la norma
oficial mexicana sobre digitalización y conservación de mensajes de datos que para tal
efecto emita la Secretaría. (Reforma publicada en el D.O.F. el 13 de junio de
2014).
18
En la Reforma a la L.G.S.M., publicada el 11 de junio de 1992, se derogó el
capítulo XIV denominado “Del Registro de las Sociedades Mercantiles” con lo que
se eliminó el procedimiento de homologación judicial que era necesario para inscribir
en el Registro Público de Comercio la escritura constitutiva de toda sociedad mercantil
y sus reformas. El control de la legalidad quedó encomendado al notario, al estable-
cerse en el Art. 5 que “el notario no autorizará la escritura cuando los estatutos o sus
modificaciones contravengan lo dispuesto por esta ley”.

La Ley Federal de Correduría Pública D.O.F. 29 de diciembre de 1992, ex-
tendió el control de la legalidad en estas materias mercantiles al Corredor
Público, al permitirles actuar en ellas como fedatarios.

En las reformas a los artículos 15, 16 primer párrafo y 17 de la Ley de In-
versión Extranjera y a los artículos 28 y 34 fr. XII bis de la Ley Orgánica de
la Administración Pública Federal, (en vigor, el 16 de junio del 2012), se
atribuyó a la Secretaría de Economía autorizar el uso o modificación de la
denominación social de sociedades mercantiles o civiles.

El 15 de junio de 2012 se publicó en el D.O.F. el acuerdo por el que se esta-
blece el mecanismo para dar aviso a la Secretaría de Relaciones Exteriores
de la suscripción del convenio a que se refiere la fr. I del Artículo 27 Consti-
tucional; y

El 14 de septiembre de 2012 se publicó en el D.O.F. el Reglamento para la
autorización de Uso de Denominaciones y Razones Sociales.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 35

Pero todo esto de apariencia tan sencilla, en la práctica a ve-


ces se complica. Hay algunos casos en que el acuerdo que debe
tomar la Asamblea General Extraordinaria de Accionistas en el
sentido de aumentar el capital social significará o se traducirá
en una lesión para los derechos de determinada categoría de ac-
cionistas tenedores de una categoría especial de acciones. ¿Qué
habrá que hacer entonces? La misma Ley nos da la solución, el
Art. 195 dispone claramente qué es lo que debe hacerse en es-
tos casos: “Toda proposición que pueda perjudicar los derechos de algu-
na categoría de accionistas, reza este precepto, debe ser previamente
aceptada por la categoría afectada en Asamblea especial en la que será
necesaria la mayoría exigida para las reformas de la escritura consti-
tutiva” (obviamente quórum de las Asambleas Extraordinarias)
con relación al número total de las acciones que integran dicha
categoría especial.
Pero, ¿en qué casos puede suceder esto? El tratadista Mario
Herrera,19 analiza algunos de ellos. Si el capital social, por ejem-
plo, está representado por dos series de acciones, una de acciones
ordinarias y otra de acciones preferentes, y vamos a pensar que en
este ejemplo las acciones preferentes sean de voto pleno (posibi-
lidad válida ya que no todas las acciones preferentes son de voto
limitado) y la Asamblea Extraordinaria de Accionistas pretendiera
aumentar el capital mediante la emisión de nuevas acciones pre-
ferentes o por la elevación de su valor nominal, se deberá reunir
previamente la Asamblea especial de acciones ordinarias en que
se aceptare el aumento proyectado, ya que esta decisión induda-
blemente los afectaría en su grado de influencia en las Asambleas,
en el grado de preferencia para cobrar los dividendos, y en la
prelación al concurrir a recuperar su cuota de liquidación. Re-
sulta obvio sin embargo, que si en la asamblea general totalitaria
se acordara por unanimidad de votos de los accionistas presentes
el aumento en la forma indicada, el acuerdo sería perfectamen-
te válido, a pesar de que no se hubiere reunido previamente la

19
HERRERA, op. cit., p. 21.
36 Adrián R. Iturbide Galindo

Asamblea Especial de las Acciones Ordinarias, ya que en este mo-


mento se estaría obteniendo la aceptación unánime de todos los
tenedores de todas las acciones que integran el capital social para
formalizar ese acuerdo.
Si el capital social se integrara por una categoría de acciones
ordinarias y por otra de acciones preferentes, éstas sí ya de voto li-
mitado, que es el supuesto legal establecido en el Art.113 de nues-
tra Ley y que en consecuencia no tuvieran el derecho de votar en
las Asambleas Extraordinarias que tomaran acuerdos de aumen-
tar el capital social y la sociedad de nuestro ejemplo pretendie-
ra aumentar el capital mediante la emisión de nuevas acciones
ordinarias, las preferentes, no tendrían facultades para discutir
este punto en una Asamblea Especial, porque simplemente no re-
sultarían perjudicadas ya que su preferencia seguiría funcionando
plenamente y tendrían derecho a su dividendo fijo y acumulativo
del 5% antes de que pudiera pagarse cualquier dividendo a las
acciones ordinarias.
Dudoso sería en cambio, si en esta misma sociedad que acor-
dara el aumento mediante la emisión de nuevas acciones pre-
ferentes, los tenedores de las anteriores, que aquí sí resultarían
perjudicados directamente, tuvieran facultades para reunirse pre-
viamente en la Asamblea Especial.
El autor que comentamos sostiene que, si conforme al Art. 113
de nuestra Ley las acciones preferentes no tienen derecho de vo-
tar en las Asambleas Extraordinarias en las que se acuerde el au-
mento de capital social, tampoco tendrán derecho de tratar ese
asunto en una Asamblea Especial.
Creemos sin embargo, con fundamento en el Art. 195 de la
Ley, que si la categoría especial de acciones preferentes resulta-
ra perjudicada por el aumento del capital, esa proposición debe-
rá ser previamente aceptada en una Asamblea Especial; de otra
manera en cualquier momento se podrían hacer nugatorios los
derechos preferenciales que los tenedores de este tipo de accio-
nes tienen y que les da la Ley precisamente en compensación del
sacrificio que significa la limitación del voto.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 37

Otro ejemplo en relación con este problema sería el caso en


que la sociedad tuviere acciones ordinarias y acciones preferen-
tes y la Asamblea General Extraordinaria pretendiera aumentar
el capital mediante la emisión de acciones preferentes y, en este
ejemplo, concretamente los tenedores de las acciones ordinarias
fuera el mismo grupo de personas tenedoras de las acciones pre-
ferentes, no sería necesaria obviamente la celebración de la Asam-
blea General Especial de las preferentes dado que al tomar los
tenedores de las acciones ordinarias el acuerdo de aumentar el
capital estarían consintiendo expresamente la afectación de sus
propios intereses.20
Ahora bien, si el acuerdo del aumento del capital social debe
satisfacer los requisitos formales que se exigen para cualquier
otra modificación del pacto social, han de satisfacerse también
los requisitos de la constitución en cuanto al capital mismo, esto
es, debe suscribirse íntegramente el aumento decretado, pagarse
cuando menos el 20% de cada acción en numerario e íntegra-
mente las acciones en especie.
Aunque, en tratándose de las sociedades anónimas, no hay artí-
culo expreso en nuestra Ley que así lo indique, existen las mismas
razones en cuanto a los principios protectores del capital social
que lo rigen desde la constitución de la sociedad hasta su liqui-
dación y que obviamente estarán protegiéndolo en el momento
en que se tome el acuerdo de aumentarlo.21 Tratándose de las So-
ciedades de Responsabilidad Limitada, el Art. 72 de nuestra Ley
vigente en su primer párrafo, no deja lugar a dudas, al decir que
en los aumentos del capital social se observaran las mismas reglas
de la constitución de la sociedad. Ya en el proyecto de Código de

20
Los supuestos se complican ante la gama de acciones que se permiten emitir
al reformarse en la Miscelánea Mercantil, publicada el 13 de junio de 2014,
el art. 91 de la Ley, fr. VII, inciso c).
21
DÍAZ BRAVO, Arturo. “Variaciones del Capital”, en Cuadernos del Instituto
de Invelestigaciones Jurídicas UNAM, año 1, número 3, Septiembre-Diciembre
1986. El autor acepta tácitamente esta interpretación extensiva del artículo
89, fr. III, de la L.G.S.M., p. 1025.
38 Adrián R. Iturbide Galindo

Comercio de 1947 se establece expresamente la misma exigen-


cia para las anónimas. Igualmente el proyecto de Ley General de
Sociedades Mercantiles, señala que en los casos de aumento de
capital se aplicarán respecto de las aportaciones las disposiciones
establecidas para la constitución de una sociedad; y los proyectos
del Código de Comercio tanto el de 1977 como el de 1981, exigen
que para proceder a la inscripción en el Registro Público de Co-
mercio de la ejecución del aumento del capital social, los adminis-
tradores declararán en escritura pública el monto de las acciones
suscritas y que se ha exhibido el tanto por ciento de su importe
que se haya fijado al acordarse la emisión o que han quedado cu-
biertas íntegramente si han de pagarse en especie. Parece ser que
en el supuesto de este proyecto, se deja al acuerdo de la Asamblea
la posibilidad de fijar un porcentaje de exhibición en numerario
diferente al mínimo legal, no así en tratándose de las aportacio-
nes en especie en que sigue las mismas reglas. Se observa clara-
mente la tendencia de consagrar en el momento de los aumentos
de capital social los mismos principios protectores que ese capital
debe tener en el momento de la constitución de la sociedad.
Hemos dicho que aunque en un principio el capital social y el
patrimonio social son conceptos que coinciden, una vez constitui-
da la empresa, difícilmente serán iguales, o sea que mientras el ca-
pital social es la suma de aportaciones de los socios, el patrimonio
social se forma por el conjunto de derechos y bienes que tiene la
sociedad con deducción de su pasivo, es decir de sus obligaciones.
En una sociedad próspera el patrimonio social o haber social o
capital contable estará formado por el capital social más las utili-
dades, más las reservas; en una sociedad deficitaria, en cambio, el
patrimonio social estará formado por el capital social, con deduc-
ción de sus pérdidas.
Con estas ideas, resulta claro que el patrimonio estará sujeto
a una constante variabilidad desde el momento en que se eche a
andar la sociedad y con eso se explicará también por qué deter-
minados procedimientos para aumentar el capital social traerán
aparejado un aumento real del patrimonio, en tanto que otros
representarán simplemente una operación jurídica y contable.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 39

El primer procedimiento para aumentar el capital social y que trae


aparejado un aumento real del patrimonio se logra a través de nue-
vas aportaciones de los socios actuales de la sociedad, ya sea que exhi-
ban dichas aportaciones en numerario, ya sea que las paguen en
especie.
La Asamblea General Extraordinaria acordará libremente el
aumento y los socios libremente asumirán nuevas obligaciones de
suscribirlo y pagarlo. El aumento se logrará mediante la emisión
de nuevas acciones que serán suscritas y pagadas por los socios en
los términos dichos o bien mediante el aumento del valor nomi-
nal de las acciones existentes, respetando siempre, en este último
supuesto, el principio contenido en el Art. 112 de la Ley,…”las
acciones serán de igual valor…”
Aunque es cierto que en las sociedades anónimas la obligación
del accionista se extingue con el pago de sus acciones, que signifi-
ca el límite de su responsabilidad y que en consecuencia la socie-
dad no puede exigir válidamente a ninguno de sus accionistas el
pago de aportaciones suplementarias como sí sucede en cambio
en las de responsabilidad limitada, también es cierto y perfecta-
mente válido concluir que los accionistas voluntariamente pue-
den acordar ese aumento de sus obligaciones pecuniarias con un
aumento del capital, integrándolo con nuevas aportaciones que
vendrán a dar medios o recursos suplementarios de acción a la
empresa.
Bastará simplemente que la Asamblea se constituya legalmente
con el quórum legal de la Asamblea Extraordinaria, para que un
acuerdo en este sentido sea perfectamente válido; los derechos de
los antiguos accionistas quedarán a salvo con lo dispuesto por el
Art. 132 de nuestra Ley. Este precepto consagra el derecho de op-
ción o de preferencia y que como dice el doctor Mantilla Molina22
evita el desequilibrio en las relaciones de los socios entre sí que

22
MANTILLA MOLINA, Roberto, Derecho Mercantil, México, Editorial Porrúa,
1978, p. 338.
40 Adrián R. Iturbide Galindo

el aumento de capital mediante nuevas aportaciones podría traer


consigo, si alterase la proporción que cada uno de ellos represen-
te en el capital social y con ello su influencia en la dirección de la
Sociedad.
Este artículo concede a los accionistas un derecho preferente
en proporción al número de sus acciones, para suscribir las que
se emitan en caso de aumento del capital social y se establece para
ejercitarlo un plazo de quince días contados a partir de la publi-
cación en el sistema electrónico establecido por la Secretaría de
Economía, (PSM).23
Analicemos esta disposición: el acuerdo debe publicarse para
que dentro de los quince días siguientes, los accionistas hagan
uso de su derecho preferente; luego si en una asamblea totalitaria
los accionistas todos hacen uso de su derecho y suscriben ínte-
gramente el aumento decretado, no será necesaria la publicación
mencionada; en caso contrario, esto es, si en la Asamblea no están
presentes algunos accionistas o bien estándolo no desean decidir
de inmediato, la publicación deberá hacerse y los socios podrán
ejercitar su derecho en el plazo indicado.
El fedatario deberá cuidar, cuando le sea solicitada la proto-
colización de un acta de asamblea que contenga un aumento de
capital, el que se hayan cumplido los extremos mencionados.
Las razones para establecer una norma de este tipo son eviden-
tes, la necesidad de mantener la situación del socio y la de impedir
que se le prive parcialmente de su participación en las reservas.
El accionista puede o no ejercer este derecho pero no puede re-

23
En la Miscelánea Mercantil D.O.F., 13 de junio de 2014. Se adicionó el artí-
culo 50 bis al Código de Comercio, estableciendo que “Las publicaciones que
deban realizarse conforme a las leyes mercantiles se realizarán a través del sistema elec-
trónico que para tal propósito establezca la Secretaría de Economía y surtirán efectos a
partir del día siguiente a su publicación. Lo anterior sin perjuicio de las publicaciones
que deban realizarse de conformidad con otras disposiciones o leyes especiales”. Igual-
mente se reformaron los artículos de la L.G.S.M. que se refieren a publica-
ciones, entre otro, el artículo 132 que se comenta.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 41

nunciarlo anticipadamente, sino una vez que se ha perfeccionado


en virtud del acuerdo de aumentar el capital social; creemos que
ni los estatutos, ni la Asamblea de acuerdo con nuestro sistema
vigente podría válidamente privar al accionista de este derecho.24
En cambio este derecho siempre ha podido suprimirse válida-
mente en los estatutos de una sociedad de responsabilidad limi-
tada o acordarse en este sentido en una Asamblea de Socios que
decidiera el aumento del capital social atento a lo expresamente
dispuesto por la Ley en su Art. 72.
En las anónimas el derecho de preferencia o de opción, como
también se le llama, generalmente funciona aun en tratándose
de sociedades de capital variable, como analizaremos posterior-
mente; aunque la ley por razones lógicas puede suprimir este de-
recho y así lo hace por ejemplo en tratándose de sociedades de
inversión, hoy llamadas Fondos de Inversión, (Art. 14 bis, tercer
párrafo de la Ley de Fondos de Inversión);25 en tratándose de
obligaciones convertibles en acciones (Art. 210-Bis. Fr. II de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito); y en las Sociedades
Anónimas Bursátiles (Art. 53, ultimo párrafo de la Ley del Merca-
do de Valores).

24
Situación que varió con la Miscelánea Mercantil publicada en el D.O.F. de
13 de junio de 2014, pues entre las estipulaciones que pueden los socios
incluir en los estatutos sociales, se permiten aquellas que amplíen, limiten
o nieguen el derecho de suscripción preferente a que se refiere el art. 132
de la ley, (art. 91, fr. VII, inciso e); y todavía más entre los convenios paraso-
ciales que la ley autoriza celebrar a los accionistas se incluyen a las “Enajena-
ciones y demás actos jurídicos relativos al dominio, disposición o ejercicio del derecho
de preferencia a que se refiere el artículo 132 de la Ley con independencia de que tales
actos jurídicos se lleven a cabo con otros accionistas o con personas distintas de estos”,
art. 198.II de la Ley.

En España en el texto reformado de la Ley de Sociedades de Capitales —2
de julio de 2010—. Art. 14 Bis tercer párrafo en la Sección 3ª. “La ejecución
del acuerdo del aumento”, se regula detalladamente el derecho de preferencia,
el plazo para efectuar su transmisión y la exclusión de ese derecho, Arts. 304
y sigs.
25
Ley de Fondos de Inversión D.O.F. 10/01/14.
42 Adrián R. Iturbide Galindo

Y habrá también casos de aumentos del capital en que este de-


recho no podrá funcionar por imposibilidad lógica y jurídica, por
ejemplo, algunos aumentos de capital por fusión de sociedades o
por capitalización de reservas o de dividendos que analizaremos
más adelante.
Los proyectos de Código de Comercio tanto el de 77 como
el de 81 (que en el capítulo de Sociedades Anónimas son prác-
ticamente idénticos), establecen que los accionistas tendrán de-
recho preferente en proporción a sus acciones para suscribir las
que se emitan en caso de aumento del capital social, debiendo
ejercitarse este derecho dentro de los quince días siguientes a la
publicación del acuerdo relativo. El acuerdo de aumento de capi-
tal deberá publicarse en el Diario Oficial y en un Diario de circu-
lación general de la República y el accionista a quien la sociedad
desconociere el derecho de suscripción preferente podrá exigir
que ésta recoja o cancele las acciones indebidamente suscritas y
le entregue o reponga a su favor las que le correspondan; en con-
secuencia los nuevos títulos no pueden ser entregados sino hasta
que transcurre el plazo para el ejercicio del derecho de suscrip-
ción preferente y previa declaración que hagan el Administrador
o Administradores de que no existen solicitudes legítimas de los
antiguos accionistas que no hayan quedado satisfechas. Para el
caso de que no pudieren cancelarse las acciones, el accionista per-
judicado tendrá derecho a que la sociedad le resarza de los daños
y perjuicios que sufriere, los que en ningún caso serán inferiores
al 20% del valor nominal de las acciones que no pudo suscribir,
sin su culpa.
Por su parte el proyecto de Ley General de Sociedades Mer-
cantiles consagra igualmente el derecho de opción, pero permite
que cuando el interés de la sociedad lo exija, este derecho puede
ser excluido o limitado por acuerdo de la Asamblea adoptado por
votos que representen más de la mitad del capital social. Igual-
mente si la Asamblea acuerda que las acciones deban ser liberadas
en todo o en parte mediante aportaciones en bienes distintos del
dinero, el derecho de opción no operará. Si no se respetara el
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 43

derecho de opción el accionista perjudicado podrá reclamar de


los responsables el pago de los daños y perjuicios que se le hayan
ocasionado, los que nunca serán inferiores al 10% del valor de las
acciones que tenía derecho a suscribir.
Por otra parte en el aumento de capital por nuevas aportacio-
nes de los socios, entra también en juego lo dispuesto por el Art.
133 de la Ley “no podrán emitirse nuevas acciones sino hasta que las pre-
cedentes hayan sido íntegramente pagadas”. La razón de este precep-
to es proteger a terceros para evitar que sufran engaños con un
aumento del capital que difícilmente podrá reunirse o sea que se
trata de no crear un capital ficticio. La doctrina generalmente ha
interpretado este precepto con cierta amplitud, por ejemplo Ro-
dríguez y Rodríguez26 consideraría válido el acuerdo de aumentar
el capital condicionando su ejecución hasta que el primitivo sea
pagado íntegramente. Aquí el acuerdo de emitir acciones se ha-
brá tomado válidamente en un momento en que aún no han sido
cubiertas las anteriores, pero la ejecución del acuerdo se hará has-
ta el momento posterior del pago de las primitivas acciones, con
lo que se daría perfecto cumplimiento al precepto legal.
El proyecto de Ley General de Sociedades Mercantiles, con un
buen criterio, limita la prohibición: “no pueden emitirse nuevas ac-
ciones pagadoras hasta que las suscritas con anterioridad hayan sido libe-
radas”. En consecuencia se puede concluir que de acuerdo con el
proyecto sí podrán emitirse nuevas acciones liberadas aún cuando
haya todavía pagadoras, lo que redundará en un aumento efectivo
del capital social.
El segundo caso de aumento real del capital por oposición a con-
table será cuando la sociedad aumenta su capital social por apor-
taciones que hacen nuevos socios que de esta manera ingresan a la
sociedad.

26
RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, op. cit., Tomo II, p. 171.
44 Adrián R. Iturbide Galindo

Esto supondrá lógicamente el no ejercicio o la renuncia expre-


sa del derecho de preferencia que tienen los antiguos accionistas.
El aumento en estos casos quedará forzosamente integrado con
la emisión de nuevas acciones, ya que no se podría simplemente
aumentar el valor de acciones que no existen. Si se opta en este
caso por la suscripción pública del aumento deberá la sociedad
interesada inscribir previamente sus acciones en el Registro Na-
cional de Valores e Intermediarios que regula la Ley de Mercado
de Valores.27
Siguiendo con la clasificación propuesta, veamos ahora, los au-
mentos contables de capital. En el Decreto de 19 de diciembre de
1980 publicado en el Diario Oficial del 23 de enero de 1981 y
que curiosamente entró en vigor el día 1° de enero de 1981 se
reformó entre otros, el Art. 116 de la Ley General de Sociedades
Mercantiles mencionándose en forma expresa algunos de estos
aumentos contables del capital. “Solamente serán liberadas las accio-
nes cuyo valor esté totalmente cubierto…” dice el precepto y hasta aquí
el nuevo texto coincide con el original; para en seguida añadir
“… y aquellas que se entreguen a los accionistas según acuerdo de una
Asamblea General Extraordinaria, como resultado de la capitalización
de primas sobre acciones o de otras aportaciones previas de los accionistas,
(aquí podría caber por ejemplo, la capitalización de pasivos, y la
conversión de obligaciones por acciones); así como de capitalización
de utilidades retenidas o de reservas de valuación o de revaluación. Cuan-
do se trate de capitalización de utilidades retenidas o de reservas de valua-
ción o de revaluación, éstas deben haber sido previamente reconocidas en
Estados Financieros debidamente aprobadas por la Asamblea General de

27
Hoy Registro Nacional de Valores de acuerdo con la Ley vigente del Mer-
cado de Valores. Art. 2 fr. XI y 70 y sigs. En el mismo sentido el art. 11 de
esa Ley establece que las sociedades anónimas que pretendan constituirse a
través del mecanismo de suscripción pública a que se refiere el artículo 90
de la Ley General de Sociedades Mercantiles deberán suscribir las acciones
representativas de su capital social en el Registro y obtener la autorización
de la Comisión para realizar su oferta pública.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 45

Accionistas… ”. Además y para evitar engaños a terceros se estable-


ce que “…Tratándose de reservas de valuación o revaluación, éstas debe-
rán estar apoyadas en avalúos efectuados por valuadores independientes
autorizados por la Comisión Nacional de Valores, Instituciones de Crédito
o corredores públicos titulados”.
En realidad, creo que este artículo reformado no varió el prin-
cipio que ya existía, pues es evidente que aun antes de su reforma
las acciones entregadas a los accionistas por los diversos proce-
dimientos de capitalización comentados, eran sin duda acciones
totalmente pagadas a través de procedimientos contables y por lo
mismo eran acciones liberadas y que incorporaban en plenitud
los derechos corporativos y pecuniarios inherentes a una acción
de este tipo, por contraste con las acciones pagadoras; sin embar-
go creemos que la reforma tuvo el mérito de que se reconocieran
en forma expresa algunos de los procedimientos para aumentar
contablemente el capital social.
El proyecto de Ley General de Sociedades Mercantiles recono-
ce expresamente esta clase de aumentos, al señalar que además
de pagos en dinero o en especie, las aportaciones que se hagan
en los casos de aumentos de capital podrán realizarse 1) por com-
pensación de créditos que tengan socios o acreedores contra la
Sociedad; 2) por capitalización de reservas o utilidades; 3) por
revaluación de bienes del activo fijo, y 4) por conversión de obli-
gaciones en acciones.
Analicemos el primer supuesto, aumentos contables de capital vía
capitalización de reservas.
La palabra reserva implica fundamentalmente la idea de pre-
visión; éstas tienen como finalidad principal fortalecer la posi-
ción financiera de la sociedad, dando a ésta recursos suficientes
para afrontar contingencias no previsibles y ofreciendo a los ter-
ceros una mayor garantía que la constituida por el propio capital
social.
46 Adrián R. Iturbide Galindo

Nuestra Ley General de Sociedades Mercantiles en su Art. 2028


establece que de las utilidades netas de toda sociedad debe sepa-
rarse anualmente el 5% como mínimo para formar un fondo de
reserva hasta que importe la quinta parte del capital social, fondo
que debe ser reconstituido de la misma manera cuando se dismi-
nuya por cualquier motivo.
La ley protege con rigidez la constitución de esta reserva legal,
sancionando con la nulidad de pleno derecho cualquier acuerdo
de los administradores o de las Asambleas de Socios que sean con-
trarias a su constitución. Todavía más, si a pesar de la prohibición
no se hicieren las separaciones de las utilidades para formar o
reconstituir el fondo de reserva, los administradores responsables
quedan ilimitada y solidariamente obligados a entregar a la socie-
dad una cantidad igual a la que hubieren debido separar; claro
está, quedan a salvo los derechos de los administradores para re-
petir contra los socios por el valor de las que entreguen cuando el
fondo de reserva se haya repartido.
Esta reserva se establece principalmente en protección de ter-
ceros y un acuerdo de la Asamblea Extraordinaria de aumentar
el capital social a través de la llamada capitalización de la reserva
legal lejos de perjudicar, los beneficiaría, ya que siendo mayor el
capital social se tendrá que formar una reserva legal, mayor tam-
bién que la anterior.
Para los socios no implicará un desembolso adicional, sino que
el aumento se logrará a través de una operación interna de la
sociedad, bien sea aumentando el valor nominal de las acciones
existentes, bien emitiéndose nuevas acciones que se entregarán a
los accionistas sin contraprestación. No tendrá que ejercitarse el
derecho de opción, ya que de emitirse nuevas acciones les serán
atribuidas necesariamente a los antiguos accionistas.

28
El art. 20 reformado por decreto publicado en el D.O.F. el 14 de marzo de
2016, eximió a las sociedades por acciones simplificadas de la obligación de
formar el fondo de reserva.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 47

La sociedad que tome un acuerdo de esta naturaleza mejorará


su propio crédito y hará coincidir el valor real con el valor nomi-
nal de sus acciones.
En las reformas a la Ley publicadas el 23 de enero de 1981,
se adicionó un último párrafo al Art. 21 señalándose que no se
entenderá como reparto (se refiere, claro está, a los repartos pro-
hibidos del fondo de reserva legal), la capitalización de la reserva
legal, cuando esto se haga, pero en este caso deberá volverse a
constituir a partir del ejercicio siguiente a aquél en que se capita-
lice en los términos del Art. 20.
Existen otras reservas que pueden estar previstas por los Esta-
tutos Sociales o bien acordadas por la Asamblea de Accionistas
que puedan destinarse a la amortización de pérdidas, para cubrir
determinados gastos o para finalidades más o menos generales o
especiales.
Tratándose de estas reservas el acuerdo de la Asamblea para
capitalizarlas implicará dos momentos, primero el de repartirlas
a los socios en calidad de utilidades y en seguida su entrega a la
sociedad en pago de las nuevas acciones.
Cabe advertir que existen otros tipos de reservas, las reservas
de pasivo, como por ejemplo para pensiones de personal o como
las reservas matemáticas que constituyen obligatoriamente deter-
minadas instituciones, como las de seguros, que caen dentro de
aspectos de técnica contable que impiden su capitalización.
Al efecto Héctor Alegría señala lo siguiente:29
“Como toda reserva se expresa en el pasivo y tiene su contrapartida en
el activo, en la mayor cantidad de bienes de los cuales la sociedad es titular,
esa función puede cumplirse igualmente convirtiéndola en capital. Esto
no produce perjuicio, en principio, a la sociedad ni a terceros, sino que
beneficia a los accionistas, pues permite que en el título se incluya el valor
de la reserva, cosa imposible mientras ésta permanece como tal, a pesar de

29
ALEGRÍA, op. cit., p. 47.
48 Adrián R. Iturbide Galindo

tratarse de un valor efectivamente incorporado por el partícipe a la socie-


dad… La capitalización, por el contrario no produce efectos directos sobre
el patrimonio, que se mantiene invariado, pues no existe incorporación ni
salida de bienes”.
En los proyectos de Código de Comercio de 1977 y de 1981,
se señala que el aumento del capital social mediante la elevación
del valor de las acciones requiere el consentimiento unánime de
los accionistas, si han de hacer nuevas aportaciones en numerario
o en especie; pero podrá acordarse por la mayoría prevista para
la modificación de los Estatutos si las nuevas aportaciones se hi-
cieren por capitalización de reservas; disposición explicable si se
recuerda que en los aumentos contables del capital social no se
requieren desembolsos adicionales de los socios.
En la Ley Española de Sociedades Anónimas del 27 de julio
de 1951 se consagran igualmente estos principios. El aumento de
capital puede realizarse con cargo a las reservas disponibles de la
sociedad, mediante traspaso de la cuenta de reservas a la de ca-
pital y entrega a los accionistas de nuevas acciones ordinarias en
proporción a las que ya posean y sin exigirles desembolso alguno,
también pueden convertirse estas reservas en capital sin emisión
de nuevas acciones, aumentando el valor nominal de las antiguas
(Artículo 94).30
El segundo caso de aumento contable del capital social será el de
capitalización de dividendos. El dividendo es la porción de las utili-

30
Ahora en el texto refundido de la Ley de Sociedades de Capitales (2 de julio
de 2010) en su art. 303 se refiere a este supuesto de aumento con cargo a
reservas: “1. Cuando el aumento de capital se haga con cargo a reservas, podrán
utilizarse para tal fin las reservas disponibles, las reservas por prima de asunción, de
participaciones sociales, o de emisión de acciones y la reserva legal en su totalidad, si
la sociedad fuera de responsabilidad limitada, o en la parte que exceda del diez por
ciento del capital ya aumentado, si la sociedad fuera anónima. 2. A la operación
deberá servir de base un balance aprobado por la junta general referido a una fecha
comprendida dentro de los seis meses inmediatamente anteriores al acuerdo de aumen-
to de capital, verificado por el auditor de cuentas en la sociedad, o por un auditor
nombrado por el Registro Mercantil a solicitud de los administradores, si la sociedad
no estuviere obligada a verificación contable”.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 49

dades distribuibles que está destinada a ser entregada a los accio-


nistas. Se fija o bien por la Ley, por ejemplo el dividendo mínimo
de las acciones de voto limitado o por los Estatutos Sociales. Su
conversión en capital hará también crecer la potencialidad econó-
mica de la sociedad que así lo acuerde, pues ésta dispondrá para
su realización de recursos que iban a destinarse o que ya estaban
destinados a incrementar el patrimonio individual de los socios.
El doctor Mantilla Molina31 señala que solamente cuando la escri-
tura constitutiva haya facultado a la Asamblea para disponer libre-
mente de las utilidades o mediante acuerdo unánime de los socios
podrán válidamente capitalizarse las utilidades; de otra manera no
podrían, puesto que la sociedad está imposibilitada para privar a
los socios del derecho al reparto de las utilidades que se hayan
obtenido.
Los últimos proyectos del Código de Comercio recogen esta
idea y establecen que el accionista que no hubiere concurrido a
la Asamblea que apruebe la capitalización de utilidades o que hu-
biere votado en contra podrá exigir a la sociedad que le entregue
en efectivo su parte en dichas utilidades. En este caso, la sociedad
podrá disponer de las acciones con observancia de lo dispuesto en
otros preceptos de los mismos proyectos que implicarían la venta
de las acciones en tres meses y la reducción del capital social en
caso de que no pudieran venderse (Art. 250 del Proyecto de 1977
y Art. 184 del Código de 1981).
Por otra parte el aumento del capital en este supuesto podrá
llevarse a cabo también por el aumento del valor nominal de las
acciones existentes o por la emisión de nuevas acciones. Por las
mismas razones que dijimos existen en la capitalización de reser-
vas, en este supuesto, tampoco será necesario ejercitar el derecho
de preferencia.
Solamente pueden capitalizarse utilidades después de que ha-
yan sido debidamente aprobados por la asamblea de accionistas
los estados financieros que las arrojen y además siempre que estén

31
MANTILLA MOLINA, op. cit., p. 337.
50 Adrián R. Iturbide Galindo

a salvo los intereses de los acreedores particulares de los socios


(Arts. 19 y 23 de nuestra Ley vigente); si se permitiera la capi-
talización libre de las utilidades podrían fácilmente burlarse los
intereses de los terceros acreedores de los accionistas, que verían
en esa forma esfumarse la posibilidad de poder hacer efectivos
sus créditos en contra de las utilidades que correspondan al socio
deudor, según los correspondientes Estados Financieros.
Otro caso de aumento de capital contable y que presenta problemas
mucho más complejos es el de la Revaluación de Activos, convirtién-
dolos en capital. La primera etapa de este procedimiento será el
de revaluar el activo, posibilidad que aumenta a medida que se re-
crudece en un país como el nuestro la gravedad de la devaluación
monetaria. El capital social es una cifra en dinero que debe figurar
en el lado pasivo de un balance, en el lado del activo debe haber
un conjunto de valores iguales a la cifra que expresa el capital; en
el caso de que con un criterio justo y razonable de valoración, los
elementos del activo tuvieran un valor superior al real, no por ope-
raciones normales de la empresa, porque éstos implicarían sim-
plemente utilidades y estarían sujetas a su régimen especial, sino
porque los bienes fueren subiendo de valor año con año; imagine-
mos por ejemplo, un inmueble que en libros estuviere casi en cero
y que en la realidad tuviere un gran valor; el excedente de valor
podría capitalizarse a través de una operación contable.
De acuerdo con la reforma al Artículo 116 que ya comentamos
exige en estos casos que la revaluación haya sido previamente re-
conocida en estados financieros debidamente aprobados por la
asamblea de accionistas y que además esté apoyado en avalúos
efectuados por valuadores independientes debidamente recono-
cidos por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Institucio-
nes de Crédito o corredores públicos titulados.32

32
En el D.O.F. de 28 de abril de 1995 se publicó la Ley de la Comisión Na-
cional Bancaria y de Valores. En su art. 3o transitorio se establece que la
Comisión Nacional Bancaria y la Comisión Nacional de Valores se transfor-
man en el órgano desconcentrado a que se refiere esta Ley; y en su art. 5º.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 51

Los proyectos de Código de Comercio no mencionan en forma


expresa este caso de aumento contable de capital, pero el proyec-
to de Ley General de Sociedades Mercantiles en su Artículo 203 lo
admite expresamente y señala que para proceder al aumento de
capital por revaluación de bienes del activo fijo deberá procederse
al avalúo de los mismos por una Institución de Crédito, señalan-
do además en qué casos la Institución de Crédito que intervenga
en el avalúo debe ser designada por un (nada aconsejable desde
nuestro punto de vista) Órgano de Control Estatal.
La anterior Ley Española señalaba expresamente en su Artícu-
lo 88 que “el contravalor de las nuevas acciones o del aumento del valor
nominal de las existentes (se refería a las formas de aumento de ca-
pital), podrá consistir tanto en nuevas aportaciones al patrimonio social,
como en la transformación de reservas o de plusvalía de este patrimonio o
en la conversión de obligaciones en acciones”. Don Ángel Velasco Alon-
so33 al comentar este artículo, manifiesta que se refiere “expresa-
mente a la transformación de plusvalías en acciones; transformación que
exige como requisito previo la afloración de la plusvalía, entendiendo por
ésta cualquier incremento de valor experimentado por un bien del activo.
Las plusvalías pueden o no convertirse en reservas o transformaciones en
capital, ya que, aun prescindiendo del problema de sí es lícito repartirlas
como beneficios, solo en casos muy excepcionales tendrán aquella natura-
leza líquida que permita prácticamente hacerlo”.34

se dispone que las referencias que otras leyes, reglamentos o disposiciones


hagan respecto a la Comisión Nacional Bancaria o de la Comisión Nacional
de Valores; se entenderá que se hacen respecto a la Comisión Nacional Ban-
caria y de Valores.
33
VELASCO ALONSO, Ángel. La Ley de Sociedades Anónimas, Anotaciones y Con-
cordancias, Barcelona, Ediciones Ariel, 1969, p. 359.
34
La nueva ley española ya no menciona expresamente este caso, pero puede
quedar implícito si la plusvalía se convierte en reservas y éstas ya figuraran
en el balance aprobado. Art. 295. “Modalidades del aumento: 1. El aumento del
capital social podrá realizarse por creación de nuevas participaciones o emisión de
nuevas acciones o por elevación al valor nominal de las ya existentes. 2. En ambos
casos el aumento del capital podrá realizarse con cargo a nuevas aportaciones dine-
rarias o no dinerarias al patrimonio social, incluida la aportación de créditos contra
52 Adrián R. Iturbide Galindo

La doctrina había aceptado con ciertas dudas este procedi-


miento, pero las reformas al Artículo 116, que mencionamos, nos
permite concluir que es un procedimiento expresamente acepta-
do por nuestra Ley vigente y que los requisitos que se exigen en
ese precepto pretenden evitar que se cometan fraudes al público
inflando expresamente los valores del activo y aumentando en
forma ficticia el capital social.
El último caso de procedimiento de aumento contable de capi-
tal social, es el de la capitalización de pasivos, o sea que los créditos
en contra de la Sociedad se conviertan en capital.35
Indudablemente resultaría válido el acuerdo que una Socie-
dad Anónima tomara de aumentar su capital social y que con la
entrega a sus acreedores de las nuevas acciones representativas de
este aumento se compensaran los créditos de aquéllos; para esto,
obviamente sería necesaria la libre decisión de los acreedores de
formar parte de la sociedad. Un aumento de esta naturaleza no
podría hacerse por aumento del valor nominal de las acciones
existentes, como resulta evidente y sería indispensable la emisión
de nuevas acciones, si los acreedores fueran personas extrañas a
la Sociedad. En caso contrario, si los acreedores fueron los mis-

la sociedad o con cargo a beneficios o reservas que ya figurasen en el último balance


aprobado.”
35
En la nueva ley española, el art. 301 al referirse al aumento por compensa-
ción de crédito, señala expresamente para las anónimas lo siguiente: “…3.
En la Sociedad Anónima al tiempo de la convocatoria de la Junta general se pondrá
también a disposición de los accionistas en el domicilio social, una certificación del
auditor de cuentas, de la sociedad que acredite que una vez verificada la contabilidad
social, resultan exactos los datos ofrecidos por los administradores sobre los créditos
a compensar. Si la sociedad no tuviere auditor de cuentas, la certificación deberá
ser expedida por un auditor nombrado por el Registro Mercantil, a solicitud de los
administradores. 4. En el anuncio de convocatoria de la junta general deberá hacerse
constar el derecho que corresponde a todos los socios de examinar en el domicilio social
el informe de los administradores y, en el caso de las sociedades anónimas, la certifi-
cación del auditor de cuentas, así como pedir la entrega o el envío gratuito de dichos
documentos. 5. El informe de los administradores y en el caso de las sociedades anóni-
mas la certificación del auditor se incorporará a la escritura pública que documente la
ejecución del aumento.”
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 53

mos accionistas, sería fácil llegar a la conclusión de que podría


acordarse el aumento del capital social, mediante la elevación del
valor nominal de las acciones ya existentes. El derecho de pre-
ferencia, creemos tendría perfecta aplicación, ya que cualquier
socio podría resultar perjudicado en el grado de influencia que
en la sociedad tuviera por la entrada de gente ajena a la misma.
Una variante de este procedimiento, pero con algunas diferen-
cias, será el aumento de capital por conversión de obligaciones en accio-
nes. Este aumento implicará al igual que el anterior una compen-
sación de los créditos de los tenedores de las obligaciones con el
capital que representan las acciones por las que se canjeen.
Las obligaciones representan la participación individual de sus
tenedores en un crédito colectivo constituido a cargo de la socie-
dad emisora y de acuerdo con el Art. 210 Bis de nuestra Ley Ge-
neral de Títulos y Operaciones de Crédito es una posibilidad para
la Sociedad Anónima el emitir estas obligaciones convertibles en
acciones.
En este caso, no funcionará el derecho de preferencia, ya que
desde su emisión la Asamblea Extraordinaria de Accionistas acep-
ta plenamente la posibilidad de que las acciones de referencia
puedan ser ofrecidas en suscripción a socios o a extraños a la so-
ciedad.
Tomando en cuenta que deben tomarse las medidas pertinen-
tes para tener en tesorería acciones por el importe que requiera
la conversión, solo podrán utilizar este procedimiento las socie-
dades anónimas constituidas bajo el régimen de Capital Variable.
Desde la emisión se establece el plazo dentro del cual, a partir
de la fecha en que sean colocadas las obligaciones, deba ejercitar-
se el derecho de conversión. Esas obligaciones no deben colocarse
abajo de la par, ya que como están destinadas a ser canjeadas por
acciones, esto traería como consecuencia una violación flagrante
a la prohibición que tienen las sociedades anónimas de emitir ac-
ciones por una suma menor de su valor nominal de acuerdo con
el Art. 115 de nuestra Ley vigente.
54 Adrián R. Iturbide Galindo

La conversión debe hacerse mediante solicitud hecha por los


obligacionistas en el plazo señalado en la emisión y traerá como
consecuencia el aumento del capital pagado.
La sociedad tendrá que indicar que el capital autorizado es
para conversión de obligaciones en acciones y cada año deberá
protocolizarse la declaración que formulen los administradores
respecto al monto del capital suscrito mediante la conversión y se
inscribirá en el Registro Público de Comercio.
Las acciones de tesorería que en definitiva no se canjeen por
obligaciones serán canceladas.
Los administradores en unión del representante común de los
obligacionistas levantarán una acta ante notario y será inscrita en
el Registro Público de Comercio.
En la nueva ley española en su art. 302 para este supuesto de
aumentos por conversión de obligaciones señala que se aplicará
lo establecido en el acuerdo de emisión de obligaciones.
Los proyectos de Código de Comercio (Art. 249 del de 1977 y
183 de 1981) señalan que el pago de acciones con créditos, en el
caso de que el pago de las aportaciones que deban hacerse por la
suscripción de nuevas acciones se realice por compensación de
los créditos que tengan en contra de la sociedad, sus obligacionis-
tas y otros acreedores se considerarán como pagos en numerario.
Para terminar el análisis de los aumentos de capital conviene
recordar una figura regulada en nuestra Ley General de Socieda-
des Mercantiles y que es la fusión de sociedades y que frecuente-
mente trae aparejada un aumento de capital en una de las socie-
dades involucradas.
La fusión de sociedades puede lograrse de dos maneras dife-
rentes, la primera, creando una nueva sociedad, creando una nue-
va persona jurídica, y que es la llamada fusión pura o por integra-
ción, y que supone la extinción de las sociedades que se fusionan
y el nacimiento de una nueva; y la segunda, con la llamada fusión
por absorción o incorporación en que una de las sociedades que
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 55

se fusionan, la sociedad fusionante, subsiste y solo la otra u otras,


las sociedades fusionadas, desaparecen o extinguen.
Es en la fusión por absorción en donde podemos encontrarnos
con un aumento del capital de la sociedad fusionante; ésta emi-
tirá nuevas acciones que representarán el incremento del capital
social que se entregará a los socios de las sociedades fusionadas
en canje de aquéllas de que eran tenedores. El aumento del ca-
pital de la sociedad fusionante corresponderá a la clasificación
de aumentos reales y no de aumentos contables. Los aportantes
del aumento serán los socios de las sociedades fusionadas y no las
sociedades mismas, por lo tanto las nuevas acciones que se emitan
tendrán que entregarse a los socios de aquéllas. La regla general
en el caso de la fusión por absorción es que se opere el aumen-
to del capital de la sociedad fusionante como consecuencia de la
transmisión del patrimonio total (activo, pasivo y capital) de la fu-
sionada o fusionadas a aquélla, la que tendrá que entregar como
contraprestación, nuevas acciones a los accionistas de la o las so-
ciedades que se extingan; extinción que ha llegado a calificarse
como un caso de disolución sin liquidación. Nótese aquí que el
número o el valor nominal de las nuevas acciones que emita la
sociedad fusionante podría ser menor al que existiera en la socie-
dad fusionada, si el patrimonio o capital contable de ésta fuere
inferior a su capital social, por lo que parece aconsejable reducir
o reintegrar previamente el capital de la sociedad deficitaria. Los
accionistas de la sociedad o sociedades extinguidas se convertirán
en accionistas de la sociedad fusionante.
Ahora bien, cabría preguntarnos si en el tipo de fusión que
comentamos, o sea en la fusión por absorción, pudiera haber ca-
sos en que no se diera plenamente este aumento del capital o
inclusive que la fusión por absorción no trajera como consecuen-
cia aumento del capital social de la fusionante por quedar éste
neutralizado.
Pensamos que la respuesta es sí, y conviene analizar algunos
casos:
56 Adrián R. Iturbide Galindo

Si la sociedad fusionada fuera accionista de la sociedad fu-


sionante, al pasar el patrimonio de la primera a la segunda, for-
mando parte de ese patrimonio, irían las acciones emitidas por
la sociedad fusionante, con lo que ésta se convertiría en dueña
de sus propias acciones. Si sabemos que las acciones representan
un crédito de su titular frente a la sociedad, si ésta las adquie-
re, resultaría que ese crédito quedaría extinguido por confusión
de derechos, pues se reunirían en una sola persona la calidad de
acreedor y de deudor. El aumento del capital social de la sociedad
fusionante quedaría automáticamente neutralizado en la misma
proporción que representan en el patrimonio de la sociedad fu-
sionada las acciones de la sociedad fusionante.
Analicemos el caso contrario, si la sociedad fusionante es accio-
nista de la sociedad fusionada ¿qué pasaría? Hemos dicho que en
la fusión se transmite el patrimonio de la fusionada (la sociedad
“A” transmite como una universalidad todo su patrimonio a la
sociedad “B”); y ya que en el fondo los aportantes son los socios
de las sociedades fusionadas, son ellos los que deben recibir en
canje de sus antiguas acciones, nuevas acciones de la sociedad fu-
sionante.
En el caso que analizamos (la sociedad fusionante, accionista
de la sociedad fusionada), la sociedad fusionante tendría que en-
tregarse a sí misma sus propias acciones o lo que es lo mismo esta-
ría como accionista aportante adquiriendo sus propias acciones,
lo que no es posible legalmente; luego, este caso traería la misma
consecuencia que el anterior, la neutralización proporcional del
aumento del capital de la fusionante.
Podemos concluir que normalmente la fusión por absorción
produce un aumento del capital de la sociedad fusionante y cuan-
do menos una reforma estatutaria por ese aumento, pero en oca-
siones, la fusión puede dejar estático el capital de la sociedad fu-
sionante sin que sea necesario la reforma.
En los casos en que la fusión produzca un aumento de capital
no opera el derecho de preferencia, ya que como consecuencia
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 57

de la misma, se entregan a los accionistas de la o las fusionadas,


acciones equivalentes de la sociedad fusionante.36

36
En la nueva ley española se establece que no habrá lugar al derecho de pre-
ferencia cuando el aumento de capital se deba entre otras, a la absorción de
otra sociedad o a la conversión de obligaciones por acciones.
V. REDUCCIONES DEL CAPITAL
SOCIAL EN LAS SOCIEDADES
DE CAPITAL FIJO

Siendo el capital social una garantía ofrecida a los terceros


contratantes con ella y una garantía también para sus propios
accionistas, resulta natural que la Ley proteja como hemos visto,
la exactitud y realidad del capital social durante toda la vida del
ente social; pero estos principios de protección al capital social
no pueden y no deben ser de una rigidez absoluta; habrá muchas
causas que forzarán a una sociedad anónima a tomar el acuerdo
inverso o sea alterar cuantitativamente en forma descendente su
capital social, esto es a reducir su capital social; y por muchas que
sean las garantías que la Ley establece para evitar, hasta donde
sea posible las disminuciones del capital, no podrá impedir que
una determinada sociedad tenga pérdidas que significaran una
inmediata disminución de su capital contable, de su patrimonio.
Al existir pérdidas el valor nominal de su capital social quedará
por encima del patrimonio real de la empresa, y será una causa
suficiente para forzar a la sociedad a tomar el acuerdo de reducir
su capital social.37
Otra causa sería, por ejemplo, que el capital inicialmente cal-
culado resultara excesivo para el desarrollo de los fines sociales y
se ocasionara con esto que volúmenes más o menos importantes
de dinero permanecieran inactivos. Aconsejable sería, aquí tam-
bién, el que se tomare un acuerdo de reducir el capital social de la
empresa, devolviendo el capital inactivo a los accionistas, puesto

37
El art. 317 de la nueva ley española establece que la reducción del capital
social puede tener por finalidad entre otros el restablecimiento del equi-
librio entre el capital y el patrimonio neto de la sociedad disminuido por
consecuencia de pérdidas y puede realizarse mediante la disminución del
valor nominal de las acciones, su amortización o su agrupación.
60 Adrián R. Iturbide Galindo

que de otro modo ese exceso sería un pesado lastre que disminui-
ría la rentabilidad de la sociedad.
Si el capital social es una cláusula esencial de toda escritura
constitutiva de toda sociedad mercantil, como hemos ya dicho, la
primera e inmediata consecuencia que significa reducir el capital
social será modificar la cláusula relativa de los estatutos, debiendo
observarse los requisitos propios de estas modificaciones estatuta-
rias, pero además deberán cumplirse otros requisitos que tienen
como finalidad garantizar a los terceros contra toda reducción
indebida.
La disminución del capital social, en algunos casos implicará
una reducción real del patrimonio social, ya sea porque implique
reembolso a los accionistas de parte de sus aportaciones, o bien,
porque los libere de exhibiciones no realizadas; disminuyéndose
con esto la masa patrimonial, que como sabemos, en las socie-
dades anónimas, es la única garantía que los terceros tienen de
que las obligaciones contraídas con ellos por el ente social serán
cumplidas.
Lógico es que el legislador rodee a esas reducciones de una
amplia publicidad que da oportunidad a los acreedores que pue-
dan resultar perjudicados de oponerse a un acuerdo de esta na-
turaleza.
Cabe advertir en esta misma lógica que la sociedad que hubie-
re otorgado una emisión de obligaciones (crédito colectivo a su
cargo) no podrá reducir su capital sino en proporción al reem-
bolso que haga sobre las obligaciones por ella emitidas, indepen-
dientemente de que tampoco podrá cambiar su objeto, domicilio,
o denominación social sin el consentimiento de la asamblea gene-
ral de obligacionistas, Art. 212 LGTOC.
Habrá otros casos, en que las reducciones del capital no trai-
gan o signifiquen una correlativa reducción del patrimonio, sino
que tan solo tengan como objetivo hacer coincidir el valor nomi-
nal del capital con el valor real del patrimonio, que en virtud de
las pérdidas que hubiere sufrido, por ejemplo, se encuentre mer-
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 61

mado. Se harán coincidir así, jurídicamente y por una operación


meramente contable el capital y el patrimonio.
Por esto, al igual que en el caso del aumento del capital social,
pero en el sentido inverso, podemos distinguir las reducciones
reales y las reducciones puramente contables del capital.
Siguiendo la clasificación propuesta, el primer caso de reducción
real de capital sería el del reembolso a los accionistas sin supresión de
los puestos de socios.
El acuerdo se tomará por una asamblea general extraordinaria
(Art. 182, Fracción III de la Ley), observando los requisitos de
convocatoria y de quórums para que pueda reunirse una asamblea
de este tipo. El acuerdo tendrá la limitación de no poder dismi-
nuir el capital por debajo de la cifra mínima que los socios hayan
fijado al constituir la sociedad anónima.
Cabría preguntarnos si en todo caso deberá cumplirse también
con lo dispuesto por el Art. 135 de la Ley. Este precepto señala
que en el caso de reducción del capital social mediante reembol-
so a los accionistas la designación de las acciones que hayan de
nulificarse se hará por sorteo ante Notario o Corredor Titulado;
con esto se pretende claramente que la sociedad no pueda excluir
arbitrariamente a alguno o algunos de sus socios y se pretende
además, garantizar un principio mínimo de equidad.
Pero en el caso que planteamos, o sea cuando el reembolso
de los accionistas no implique supresión de los puestos de socios,
nos preguntamos si tendrá que recurrirse precisamente al pro-
cedimiento del sorteo; creemos que definitivamente la respuesta
es no. Piénsese por ejemplo, el caso de que una asamblea totali-
taria, en que por unanimidad de votos de todas las acciones que
integran el capital social, tomara el acuerdo de reducir el capital
por reembolso de aportaciones a los accionistas, mediante la dis-
minución del valor nominal de cada una de las acciones en que
se divide el capital social; la reducción se lograría en forma abso-
lutamente equitativa, sin que uno solo de sus accionistas dejara
de ser socio; tan solo se reduciría el valor nominal de cada una de
sus acciones en la misma proporción en que se hubiera reducido
62 Adrián R. Iturbide Galindo

el valor nominal de todas y cada una de las restantes acciones de


la sociedad.
Lo mismo se lograría, a condición de que el número de ac-
ciones lo permitiera, si el acuerdo tomado por la asamblea fuera
en el sentido de canjear un determinado número de las antiguas
acciones por un número menor de las nuevas que se emitieran, a
consecuencia de la reducción y que inclusive fueran de igual valor
nominal que las antiguas. Significaría esto una reducción inobje-
table del capital, ya que cada accionista vería reducir el número
de sus acciones en una proporción igual a la que sufriría cada uno
de los demás accionistas; y aunque aquí sí habría supresión de al-
gunos puestos de socios, por las circunstancias especiales en que
estaba distribuido el capital, se habría tomado por unanimidad
válidamente un acuerdo de reducción del capital, en una forma
perfectamente equitativa para cada uno de los socios y sin necesi-
dad de recurrir al sorteo.
En estos mismos casos y no tratándose de Asambleas totalitarias
deberá forzosamente cumplirse con los extremos del Art. 135.
Tanto los últimos proyectos del Código de Comercio como el
proyecto de la Ley General de Sociedades Mercantiles (Art. 206)
conservan el requisito del sorteo para el caso de reducción del
capital social mediante amortización de acciones y aclaran que
salvo que los estatutos dispongan otra cosa, el valor de cada acción
cancelada será el resultado de la división del capital contable de la
sociedad según el último balance aprobado, entre el número de
acciones en circulación.
Por otra parte en este procedimiento de reducción deberá
cumplirse igualmente con lo dispuesto por el Art. 9° de nuestra
Ley vigente. El acuerdo de reducción supone que deberán cum-
plirse una serie de medidas de tipo ejecutivo y mientras éstas no
se cumplan no tendrá efecto. Una de estas medidas la impone el
mencionado Art. 9° que exige la publicación del acuerdo de re-
ducir el capital en el sistema electrónico de publicaciones estable-
cido por la Secretaría de Economía (PSM) para dar oportunidad
a que los acreedores conjunta o separadamente puedan oponerse
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 63

en la vía judicial a dicha reducción; derecho que podrá ejerci-


tarse hasta cinco días después de la publicación. En caso de no
haber oposición, pasado ese plazo podrá ejercitarse válidamente
el acuerdo.38
Es necesario que al fedatario ante quien se protocolice el acuer-
do de reducir el capital, se le acredite haber dado cumplimiento
a esta disposición y se incluya en el instrumento una mención en
este sentido
Los Arts. 28, 29 y 30, 205 y 206 del proyecto de Ley General de
Sociedades Mercantiles repite en términos generales las disposi-
ciones del Art. 9° de nuestra Ley vigente, aunque amplía el plazo
para que los acreedores puedan oponerse a la reducción.
Los proyectos del Código de Comercio de 1977 y 1981, (Arts.
22 del primero y 19 del segundo), establecen en términos gene-
rales las mismas obligaciones, pero debiendo hacerse las publi-
caciones en el Diario Oficial de la Federación y en un Diario de
circulación general en la República; debe además el acuerdo de
la Asamblea ser comunicado por la Sociedad a la Cámara de Co-
mercio o de Industria a la que pertenezca y por último amplia
igualmente el plazo de 5 a 30 días para que los acreedores puedan
oponerse al acuerdo de reducción a partir de la última publica-
ción mencionada.

38
La reforma en la Miscelánea Mercantil al art. 9 que sustituye la exigencia
de publicar el acuerdo de reducción del capital social por tres veces en el
periódico oficial de la entidad en que tenga su domicilio la sociedad, por la
de una sola publicación en el sistema electrónico de la Secretaría de Econo-
mía (PMS) denota la ligereza con la que se realiza actualmente la actividad
legislativa.

El tercer párrafo se dejó con el texto original:

“Los accionistas de la sociedad, separada o conjuntamente podrán oponerse ante la
autoridad judicial a dicha reducción, desde el día en que se haya tomado la decisión
por la sociedad, hasta cinco días después de la ‘última’ publicación” énfasis añadi-
do.

E igualmente en el último párrafo se conserva la vía sumaria para tramitar la
oposición, cuando no existe en el Código de Comercio dicha vía.
64 Adrián R. Iturbide Galindo

Siguiendo el análisis de los otros casos de reducción real, nos


encontramos con que habrá algunos supuestos de reducción real
del capital por reembolso a los accionistas que pueden implicar una
salida del accionista de la sociedad; tal es el caso de la amortización
de acciones y el de la separación del socio al ejercitar el derecho
de retiro.
Analicemos el primero, la reducción por amortización de acciones me-
diante reembolso a los accionistas de sus aportaciones. No debe con-
fundirse con aquel otro supuesto, también permitido por la Ley,
en que se amortizan acciones con cargo a utilidades repartibles
y que en consecuencia no implican una disminución de capital;
nos referimos aquí a la amortización de acciones con cargo al ca-
pital y que evidentemente traerá como consecuencia necesaria su
reducción.
A este caso se refiere el Art. 135 de la Ley que ya comentamos;
la designación de las acciones que habrán de nulificarse se hará
por sorteo ante notario o corredor. La decisión de reducir el ca-
pital deberá tomarse previamente en este caso, también por una
asamblea extraordinaria de accionistas y posteriormente ante no-
tario o corredor se procederá a los sorteos.
Lo exige la Ley porque al amortizarse las acciones se priva al
accionista de su calidad de tal, sin que sea una medida general,
pues solo afectará a aquellos socios cuyas acciones hayan salido
sorteadas. El sorteo responde pues a mínimas exigencias de equi-
dad.
La forma material de hacer el sorteo será una simple cuestión
de hecho que la Ley deja al criterio del fedatario que intervenga
en el mismo con tal de que este sorteo reúna condiciones de ge-
neralidad y de imparcialidad, incluyendo en el mismo todas las
acciones de que se compone el capital social.
Por otra parte, en este procedimiento deberá cumplirse forzo-
samente también con los requisitos de publicidad para dar opor-
tunidad a los terceros a oponerse, si es que se consideran afecta-
dos, conforme al art. 9° que ya comentamos.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 65

Para cancelar los títulos que en el sorteo se señalen para ser


amortizados, no se tendrán que recurrir al procedimiento que es-
tablece la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito; sim-
plemente la sociedad nulificará las acciones que resulten sortea-
das, perdiendo en este acto su carácter de títulos de crédito.
Cumplidos todos estos requisitos se protocolizará el acta de la
asamblea ante fedatario y se inscribirá en el Registro Público de
Comercio.
Aunque nuestra Ley vigente no señala cómo determinar el va-
lor de las acciones que se amorticen, creemos que debe hacerse
al valor real de las mismas de acuerdo con el capital contable de
la empresa.
Así lo han establecido expresamente tanto los proyectos de
Códigos de Comercio de 1977 y de 1981 como el proyecto de la
Ley General de Sociedades Mercantiles; en los tres proyectos se
señala que salvo que los estatutos dispongan otra cosa, el valor de
cada acción cancelada será el resultado de la división del capital
contable de la sociedad según el último balance aprobado entre
el número de acciones en circulación. Se responde así a un prin-
cipio de justicia, pues las acciones amortizadas se pagarán a los
socios, determinando su valor real y no tomando únicamente en
cuenta el valor nominal, lo que podría resultar perjudicial para
los accionistas
Pasemos al segundo supuesto de reducción real por reembolso a los
accionistas y que opera cuando éstos ejercitan el derecho de separación o
de retiro, que en casos excepcionales específicamente señalados en
la Ley se concede a los accionistas.39
En todos los tipos de sociedades, los socios tienen derecho en
ciertas circunstancias a separarse de la sociedad, lo que provoca

39
En la adición de la fr. VII al art. 91 de la Ley en la Miscelánea Mercantil
se permite a los socios en la escritura constitutiva o póliza de la sociedad,
incluir estipulaciones que: “b) Establezcan causales de exclusión de socios o para
ejercer derechos de separación, de retiro, o bien para amortizar acciones, así como el
precio o las bases para su determinación”.
66 Adrián R. Iturbide Galindo

su disolución parcial, en relación con los mismos. Cuando en una


asamblea general extraordinaria de accionistas, en una sociedad
anónima, se acordare cualquiera de los siguientes asuntos: cambio
de objeto de la sociedad, cambio de nacionalidad de la sociedad,
o transformación de la sociedad, cualquier accionista que hubiere
votado en contra, tendrá derecho a separarse de la sociedad y a
exigir de la misma el reembolso de sus acciones en proporción
(dice equivocadamente la Ley) a su activo social según el último
balance aprobado siempre y cuando lo solicite dentro de los quin-
ce días siguientes a la asamblea (Art. 206).40
El derecho que concede este Artículo, es inmodificable e insu-
primible y tampoco puede renunciarse anticipadamente. Nótese
que solo corresponde a los socios que hayan votado en contra de
ese acuerdo y no a los simplemente ausentes de la asamblea o a los
que se hayan abstenido de votar. El plazo para ejercitarlo es de 15
días contados a partir de la clausura de la asamblea.
La razón de ser de este precepto es clara, ya que con un acuer-
do de esta naturaleza el socio se vería obligado a realizar algo que
no era su voluntad e inclusive quizá contrario a sus intereses, o
podría con la transformación verse más obligado o con el cambio
de nacionalidad verse sujeto a situaciones legales por él descono-
cidas; o sea, que en todos estos casos se vería obligado a más o en
forma diferente a la inicialmente convenida.

40
Si bien este artículo no contempla el caso de la fusión, tomando en cuenta
lo dispuesto en el art. 228, que aplica a las transformaciones los preceptos
que regulan a la fusión, puede fácilmente llegarse a una interpretación que
por analogía, haga extensiva a la fusión lo dispuesto en el art. 206 para la
transformación. En el caso de la escisión incorporada a la ley en la reforma
publicada en el D.O.F. el 11 de junio de 1992, se establece expresamente en
el art. 228 Bis, fr. VII que los accionistas o socios que voten en contra de la
resolución de escisión, gozan el derecho a separarse, aplicándose en lo con-
ducente lo previsto en el art. 206. Igual derecho se concede a los accionistas
disidentes de una S.A. que pretenda adoptar la modalidad de SAPI (art. 12
Ley del Mercado de Valores).
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 67

El socio que ejercite este derecho podrá separarse de la so-


ciedad y obtener el reembolso de sus acciones en proporción al
activo social, dice la Ley (debe interpretarse en proporción del
patrimonio social, que en última instancia dará el valor real de las
acciones) según los últimos Estados Financieros aprobados. Esto
traerá como consecuencia una reducción forzosa del capital social
en el importe de la participación correspondiente al socio que se
separe. Con excepción de las sociedades de capital variable, a las
que después volveremos, la sociedad tiene facultades para retener
la parte del capital y utilidades que correspondan al socio hasta
concluir las operaciones pendientes al tiempo de la separación,
debiendo hacerse hasta entonces la liquidación de la parte del
haber social que le corresponda (Art. 15).41
De cualquier forma, ejercitado el derecho de separación de
la sociedad, deberá procederse a reformar la cláusula del capital
social en una asamblea extraordinaria. En este caso de reducción
deberá cumplirse igualmente con lo dispuesto en el Art. 9º ya que
finalmente se traduce en un reembolso a los accionistas.
Analicemos ahora los casos de reducción real del capital, por libe-
ración concedida a los accionistas de exhibiciones no realizadas.
Creemos que fundamentalmente son dos: i) cuando la libera-
ción se concede directamente; ii) cuando se concede implícitamente
o por vía indirecta.
Veamos uno y otro caso. La liberación se concede a los accio-
nistas directamente. Supone esto, que el capital social aunque
esté íntegramente suscrito, se encuentre tan solo parcialmente

41
El derecho de retención establecido en el art. 15, aplicará también en los
casos de separación o retiro estipulados en los estatutos, pues sigue vigente
el principio de que el socio que se separe o fuere excluido de una sociedad
quedará responsable para con los terceros de todas las obligaciones pen-
dientes en el momento de la separación o exclusión; y el pacto en contrario,
no producirá efecto en perjuicio de terceros, según lo mandata el art. 14 de
la ley.

En la nueva ley española se dedica el título IX a la regulación de la separa-
ción y exclusión de socios, art. 346 y sigs.
68 Adrián R. Iturbide Galindo

exhibido o pagado; o sea, que supone la existencia en la empresa


de las llamadas acciones pagadoras. El suscriptor de la acción está
obligado a cubrir el valor total de la misma, ya sea en una o en va-
rias exhibiciones pagaderas en fechas determinadas en la propia
escritura o bien, en el momento en que los órganos sociales (sea
la Asamblea Ordinaria, sea el Consejo de Administración o sea el
Administrador Único, según el caso), a su libre arbitrio la señalen,
quedando condicionado en este último caso a ciertos requisitos
de publicidad.
Una Asamblea Extraordinaria podría válidamente acordar en
cualquier momento que el monto del capital pagado es suficiente
para las necesidades de la empresa, y que de recibir el saldo inso-
luto de las acciones se obtendría un capital excesivo que manten-
dría ocioso; en este supuesto, acuerda reducir el capital liberando
a los accionistas del pago de la parte insoluta, llamada dividendos
pasivos. En este supuesto se tendrá que dar cumplimiento a lo
dispuesto por el Art. 9° de la Ley y reformarse la cláusula relativa
al capital social.
El segundo de estos casos, se da cuando se concede implícita-
mente o por vía indirecta la liberación a los accionistas de exhibiciones
no realizadas.
Supone este caso como el anterior, que el capital social esté
representado por acciones pagadoras. Este caso se conoce como
el de exclusión, ¿cómo y cuándo opera?42
Se da concretamente esta posibilidad en contra del socio mo-
roso en el pago de la aportación debida.
En tratándose de acciones pagadoras, la Ley concede a la so-
ciedad en contra de los socios morosos, el derecho de exigirles
en la vía judicial el pago de la exhibición, o bien de proceder a la
venta de las acciones, cuando ha transcurrido el plazo convenido

42
En la nueva ley española se señalan las causas estatutarias de exclusión, art.
351.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 69

para hacer el pago, sin que el accionista haya cumplido con esta
obligación (Arts. 118, 119 y 120).
El supuesto de reducción, se da (dice la Ley) si en el plazo de
un mes a partir de la fecha en que debiera hacerse el pago de la
exhibición, no se hubiere iniciado la reclamación judicial o no
hubiere sido posible vender las acciones en un precio que cubra
el valor de la exhibición, entonces se declararán extinguidas aqué-
llas, y se procederá a la consiguiente reducción del capital (Art.
121).
Al reducirse el capital, en este supuesto, traerá como conse-
cuencia, en forma indirecta, la liberación de los accionistas mo-
rosos.
Resulta claro que esta reducción está comprendida en los su-
puestos del Art. 9° para proteger a los terceros; de otro modo, con
mala fe se podrían llegar a defraudarlos maquinando falsamente,
los supuestos del Art. 121 para forzar la reducción; afectando de
este modo dolosamente los intereses de los acreedores sociales.
Un problema que se discute en relación con este caso, es el de
determinar si el órgano competente para decretar la reducción es
la Asamblea Extraordinaria de Accionistas o no. Mantilla Molina y
Rodríguez y Rodríguez43 se inclinan por la solución negativa, sos-
tienen que no se necesita acuerdo de la asamblea extraordinaria
de accionistas porque se trata de una reducción forzosa, de una
reducción necesaria, y porque no siendo un acto libre de volun-
tad de la sociedad el que pueda llevar a reducir o a no reducir el
capital; cuando se da la hipótesis del Art. 121, la reducción viene
impuesta por la Ley y añaden que la asamblea resultaría innece-
saria, ya que no se podría votar entre dos resoluciones, reducir o
no reducir, tendría necesariamente que votarse por la reducción,
pues los votos en contra no tendrían efecto. Bastará pues, un sim-
ple acuerdo del consejo de administración.

43
Obras citadas anteriormente.
70 Adrián R. Iturbide Galindo

Pensamos sin embargo, que el acuerdo tan solo del Consejo de


Administración o del Administrador Único no sería suficiente; la
reducción aunque sea necesaria, aunque se impuesta por la Ley,
significa una reforma a la escritura social y concretamente a la
cláusula del capital; aunque tan solo fuera para acordar la modi-
ficación de la misma, tendría que convocarse forzosamente a la
Asamblea General Extraordinaria de Accionistas. No hay ninguna
disposición en nuestra Ley que nos permita suprimir la necesidad
de acudir a la Asamblea General Extraordinaria.
En el proyecto de Ley General de Sociedades Mercantiles en
su Art. 80, siguiendo las ideas del doctor Mantilla, se prevé que
en este caso se procederá a la reducción del capital mediante sim-
ple declaración que haga el órgano de administración, pero que
deberá ser protocolizado e inscrito en el Registro Público de Co-
mercio.
El último caso de reducción real del capital es el de la adjudica-
ción judicial de acciones a la sociedad.
El Art. 134 de la Ley vigente establece para las sociedades anó-
nimas una prohibición general, que es la de adquirir sus propias
acciones y permite una sola excepción que es la de que la socie-
dad las adquiera por adjudicación judicial, en pago de créditos a
la sociedad, o sea, que se refiere a la forma de adquirir que se fun-
da en una resolución judicial, en los remates a que se llegare en
determinados procedimientos judiciales. La sociedad tiene que
vender las acciones dentro de un plazo de tres meses, a partir de
la fecha en que legalmente pueda disponer de ellas; si no se ven-
den las acciones en ese plazo, quedan extinguidas, y se procede a
la consiguiente reducción del capital social. Mientras no se pro-
duzca la venta, quedan suspendidos los derechos derivados de las
acciones, o sea, que no pueden ser representadas en las asambleas
de accionistas. Respecto al órgano competente para decretar esta
reducción me remito a lo dicho en el caso precedente.
En términos generales tanto los últimos proyectos de Código
de Comercio como el proyecto de la Ley General de Sociedades
Mercantiles consagran el supuesto comentado (Art. 125 del pro-
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 71

yecto de 1977 y Art. 83 del proyecto de la Ley General de Socieda-


des Mercantiles).

¿En qué caso podemos hablar de reducción contable?


Se trata del caso en que una sociedad ha sufrido pérdidas; el
capital estará indicando una cifra mayor que la que representa el
patrimonio (capital social menos pérdidas o, activo menos pasi-
vo). La reducción del capital no haría otra cosa que hacer coinci-
dir el capital social con el capital contable, y éste se logre a través
de una simple operación interna de contabilidad.
Para una sociedad que esté en este supuesto, resulta atracti-
vo reducir su capital social, ya que desaparecerán del balance las
pérdidas y con ellas la imposibilidad legal que tienen de repartir
futuras utilidades cuando las hubiere.
El Art. 18 de la Ley vigente, dispone que “si hubiere pérdida del
capital social éste deberá ser reintegrado o reducido antes de hacerse repar-
tición o asignación de utilidades”.
El acuerdo deberá ser tomado, sin duda, por la Asamblea
General Extraordinaria de Accionistas y, podrá ejecutarse, bien
disminuyendo el valor nominal de cada acción, bien emitiendo
nuevas acciones, en menor número que las primitivas y que se
canjearán a sus tenedores en una proporción determinada.
Se duda de si este procedimiento está sujeto los requisitos de
publicidad que señala el art. 9°. Si atendemos únicamente al te-
nor literal de este precepto, que habla de reducciones de capital
social efectuándose mediante reembolso a los socios o liberación
concedida a éstos de exhibiciones no realizadas, podríamos fá-
cilmente optar por la solución negativa, ya que la reducción por
pérdidas no implica ni reembolso a los accionistas, ni liberación
de exhibiciones no realizadas. Sin embargo, si se piensa, como
hemos dicho, que al absorber pérdidas la sociedad podrá repartir
utilidades en los ejercicios futuros, circunstancia que evidente-
mente podría perjudicar a los acreedores sociales; y si se piensa
que la publicidad está organizada con esa única finalidad, esto es,
72 Adrián R. Iturbide Galindo

que está organizada alrededor de la protección de los acreedores,


no sería difícil llegar en forma lógica a concluir de que debe suje-
tarse a esos requisitos de publicidad también este procedimiento
de reducción, aunque debemos reconocer que ningún tercero
podría oponerse a la reducción.44
El Art. 28 del Proyecto de Ley General de Sociedades Mercanti-
les señala ya sin lugar a dudas, que todo acuerdo de reducción del
capital social debe ser publicado con las finalidades de protección
a los acreedores.
Los Arts. 19 del Proyecto de Código de Comercio de 1981 y 30,
del Proyecto de 1977 consagran el mismo principio.
La doctrina señala dos prohibiciones que la Ley consigna en ma-
teria de reducción del capital.45 La primera está regulada en el
Art. 134 y que prohíbe a las sociedades anónimas adquirir sus pro-
pias acciones, que ya comentamos y la segunda consignada en el
Art. 139 de la Ley, en que se prohíbe a las sociedades anónimas
hacer préstamos o anticipos sobre sus propias acciones.
En ambos casos se está protegiendo el principio de intangi-
bilidad del capital, pues, al adquirir la sociedad sus acciones, lo
que finalmente podría pasar también en el segundo caso, traería
como consecuencia, una reducción automática e ilícita del capi-
tal.46
En Derecho Español las garantías que a favor de los acreedores
establece la anterior Ley de Sociedades Anónimas (similares a las
comentadas en nuestra Ley vigente), no son obligatorias cuando
la reducción del capital tiene por única finalidad restablecer el
equilibrio entre el capital y el patrimonio de la sociedad disminui-
do por consecuencia de pérdidas; así, la reducción del capital de

44
Arturo Díaz Bravo (op. cit., p. 103), opina creo que con razón, que en este
caso de reducción por pérdida no existe el derecho de oposición por parte
de terceros acreedores, por lo que no debe ser objeto de publicidad.
45
HERRERA, op. cit., p. 46.
46
La Ley del Mercado de Valores permite a la SAPI y a la SAB adquirir sus
propias acciones (arts. 17 y 56 respectivamente).
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 73

acuerdo con el Art. 99 de la antigua Ley tendría carácter obligato-


rio para la sociedad, cuando las pérdidas hubieran disminuido su
haber por debajo de las dos terceras partes de la cifra del capital
social y hubiese transcurrido un ejercicio social sin haberse recu-
perado el patrimonio; este carácter obligatorio se conserva en el
art. 327 de la nueva ley española de Sociedades de Capitales.
VI. AUMENTOS Y REDUCCIONES
DE CAPITAL EN LAS SOCIEDADES
ANÓNIMAS DE CAPITAL
VARIABLE

El régimen de variabilidad de capital es una simple modalidad


que puede ser adoptada por todos los tipos sociales, regulados en
nuestra Ley General de Sociedades Mercantiles y enumerados en
su Artículo Primero y que son: Sociedades en Nombre Colecti-
vo, – Sociedades en Comandita Simple, – Sociedades de Respon-
sabilidad Limitada, – Sociedades en Comandita por Acciones y
Sociedades Anónimas; con la salvedad de las Sociedades Coope-
rativas, que por esencia tienen una variabilidad implícita. En con-
secuencia, la Sociedad que adopte esta modalidad, conservara en
su régimen interior, todas las características que les señala la Ley,
con la obligación de que, a la razón social o denominación propia
del tipo de sociedad, se añadirán siempre las palabras de Capital
Variable. (Art. 215 de la Ley).47

47
En el D.O.F. del 10 de enero de 2014, se publicó la Miscelánea Financiera,
en la que entre otras leyes se reformó la Ley de Sociedades de Inversión
ahora llamada Ley de Fondos de Inversión; en ella se crea la primera socie-
dad unipersonal, sociedad anónima de capital variable llamada fondo de
inversión, que se constituye previa autorización de la CNBV por un socio
fundador ante dicha Comisión, sin necesidad de hacer constar su acta cons-
titutiva y estatutos sociales ante notario o corredor público, ni su inscripción
en el Registro Público de Comercio. Solo pueden ser socios fundadores las
Sociedades Operadoras de Fondos de Inversión, que mantendrán siempre
las acciones del capital fijo. Las acciones de la parte variable que no con-
ceden el derecho de separación ni de retiro, se colocarán entre el público
inversionista. En ellas no opera lo dispuesto por el art. 132 de la LGSM.

Con la nueva ley del Mercado de Valores publicada el 30 de diciembre de
2005, surgen tres nuevos subtipos societarios: a) Las SAPIS - Sociedades Anó-
nimas Promotoras de Inversión reguladas como una modalidad de la anó-
nima que pueden adoptar desde su constitución o posteriormente a través
de un proceso de transformación que permite a los accionistas que voten en
76 Adrián R. Iturbide Galindo

Don Joaquín Rodríguez y Rodríguez48 nos narra que los pri-


meros antecedentes de la modalidad del capital variable, se en-
cuentran en la Ley Francesa del 24 de julio de 1867 “que tuvo como
finalidad suprimir las gravísimas restricciones que la legislación civil ha-
bía impuesto a la Organización de Sociedades Cooperativas, en particular
exigiendo una publicidad respecto a todas y cada una de las separaciones
de los socios … Sin embargo, el Legislador francés no se limitó a establecer
una forma propia para las Sociedades Cooperativas, sino que quiso crear
una modalidad que todas las sociedades mercantiles, cualquiera que fuese
la forma que hubieren adoptado, pudiesen tomar como variante las respec-
tivas formas de capital fijo”.
En México, el Código de Comercio de 1884 permitió que las
Sociedades por Acciones, tanto las Sociedades Anónimas como
las Sociedades en Comandita Compuesta, pudieran organizarse
como sociedades de capital variable sin tener que ser coopera-
tivas. En el Código de 1889 solamente las sociedades anónimas
cooperativas son Sociedades de Capital Variable.49

contra el derecho de separación b) SAPIB que es una SAPI que entra en un


proceso de transición de hasta 10 años para adoptar la modalidad de SAB; y
la SAB que son las sociedades antes conocidas como públicas o abiertas, cu-
yas acciones están inscritas en el Registro Nacional de Valores y que cotizan
en el mercado bursátil.

Finalmente en el D.O.F. del 14 de mayo de 2016, se modificó la Ley General
de Sociedades Mercantiles, que crea una nueva especie de sociedad, llama-
da sociedad por acciones simplificadas (SAS) que puede constituirse como
sociedad de capital variable y que es realmente la primera sociedad uniper-
sonal o unimembre regulada en nuestra Ley. Se constituye a través de un
procedimiento telemático y gratuito, lo que significa que su costo lo asume
el Estado, que no requiere el requisito de escritura o póliza o cualquier otra
formalidad. No se modificó seguramente por descuido legislativo lo dispues-
to en el Art. 227 de la LGSM.
48
RODRÍGUEZ Y RODRÍGUEZ, op.cit., tomo II, p. 412.
49
ITURBIDE GALINDO, Adrián R., “Algunas consideraciones sobre propues-
tas legislativas para reformar el Régimen de Capital Variable”, en Revista
Mexicana de Derecho, México, año 1, núm. 1, Mc Graw-Hill Interamericana
Editores, 1999, p. 141.

“En efecto, si bien en el Código de Comercio de 1899, vigente a partir del 1 de enero
de 1890, se estableció la variabilidad como posibilidad solamente asequible para las
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 77

En nuestra Ley vigente como hemos dicho, el Artículo Primero


en su último párrafo, establece que cualquiera de las sociedades
a que se refieren las fracciones uno a cinco del propio artículo,
podrán constituirse como sociedades de capital variable, obser-
vándose entonces las disposiciones del Capítulo Octavo de la Ley,
que es precisamente el que las regula.50 La exposición de motivos
de la ley señala al efecto “Se estimó conveniente también aceptar para
todas las sociedades, la posibilidad de que se constituyan como de capital
variable. Con esto no se creó un tipo nuevo, sino simplemente una moda-
lidad, que de seguro hará más dúctil el sistema de la ley, facilitando la
adopción de determinadas instituciones jurídicas que vienen tropezando
con el obstáculo de la rigidez del Código de Comercio, en particular, como
se verá más adelante, tratándose de sociedades anónimas. Acogida, pues,
la modalidad de las sociedades de capital variable, la sociedad cooperativa
puede ya desenvolverse no como una figura a la que equivocadamente se
acuda por las ventajas que su estructura flexible ofrece, sino precisamente
como un tipo propio cuya caracterización, determinada no en función de
datos formales sino materiales, el proyecto ha creído que debe reservarse a
la legislación especial sobre la materia…”.
Por otro lado, el Art. 227 de la misma Ley dispone: “que las socie-
dades constituidas en algunas de las formas que establecen las fracciones

sociedades cooperativas (art. 238), el Código de Comercio de 1884 la previó como po-
sibilidad para cualquier sociedad anónima o en comandita compuesta, estableciendo
que dicho régimen podría ser adoptado al constituirse la empresa; además, que para
el aumento del capital se necesitaría la decisión de la junta de accionistas, sin que
pudieran hacerlo cada vez por más de otro tanto del capital primitivo; que las accio-
nes, con posterioridad a la constitución de la empresa, no podrían negociarse, sino
por escritura ante notario; y que el ingreso y la salida de accionistas de toda sociedad
tenía obligatoriamente que inscribirse en el Registro de Comercio (art. 45, fr. V y 589
y siguientes)…”.
50
Este párrafo fue modificado en la reforma publicada en el D.O.F. el 14 de
marzo de 2016 que agregó una VII fracción para incorporar como hemos
dicho a la sociedad por acciones simplificadas como un nuevo tipo social,
para quedar como sigue: “Cualquiera de las sociedades a que se refieren las frac-
ciones I a V y VII de este artículo podrá constituirse como sociedad de capital variable,
observándose entonces las disposiciones del capítulo VIII de esta ley”.
78 Adrián R. Iturbide Galindo

una a cinco del Artículo Primero, podrán adoptar cualquier otro tipo le-
gal. Asimismo podrán transformarse en sociedades del capital variable”.51
Significa esto que las sociedades pueden adoptar esta modali-
dad desde su origen al constituirse, o bien iniciando su vida jurí-
dica como sociedades de capital fijo, en un momento posterior
pueden transformarse en sociedades de capital variable.
Decíamos al principio de este trabajo, que a partir de la década
de los 70 del siglo pasado se observa un sensible incremento en el
número de sociedades que se constituyen como de capital varia-
ble o que posteriormente adoptan esta modalidad.
¿Cuáles han sido los motivos para el florecimiento tan evidente
de las sociedades de capital variable? Los principales han sido, el
obtener ventajas fiscales y reducir los costos en la constitución de
las empresas, así como en los aumentos y disminuciones poste-
riores del capital “…Dentro de las principales ventajas que se plantean
de la resultante de una S.A de C.V., en lugar de una S. A., son: …a)
menor costo de constitución; …b) flexibilidad para realizar aumentos y
disminuciones de capital; …c) flexibilidad para pagos de dividendos y
enajenación de acciones”.52

51
Este artículo no fue reformado para incluir a las SAS., lo que podría sugerir
en una primera lectura que las SAS no pueden transformarse. En realidad
haber omitido reformar este artículo evidencia tan solo la falta de profun-
didad y cuidado observado en los últimos años en la tarea legislativa. La
realidad es que una SAS puede transformarse en cualquier otro tipo social
o adoptando la modalidad de capital variable. Lo anterior queda corrobo-
rado: a) En el art. 260 que mandata que los ingresos anuales de las SAS no
podrán rebasar de 5 millones de pesos (cifra actualizable anualmente) pues
en caso de rebasarlo se deberá transformar en otro régimen societario bajo
la pena, en caso de no hacerlo, para los accionistas de responder frente
a terceros, subsidiaria, solidaria e ilimitadamente, independientemente de
cualquier otra responsabilidad en que hubieran incurrido; b) En el primer
párrafo del art. 273 de la Ley: “Artículo 273. En lo que no contradiga el presente
capítulo son aplicables a la sociedad por acciones simplificadas las disposiciones que
en esta ley regulan la sociedad anónima así como lo relativo a la fusión, transforma-
ción, escisión, disolución y liquidación de sociedades”.
52
JOHNSON OKHUYSEN, Eduardo A., Compañía Dominatriz: Holding Com-
pany, México, Talleres de Multidiseño Gráfico, Humanitas, Centro de Inves-
tigación y Posgrado, 1983, p. 187.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 79

Las ventajas así expresadas, resultarían válidas si no fuera por-


que para conseguirlas se ha incurrido en errores de interpreta-
ción de nuestra Ley vigente que implican en mi opinión violacio-
nes a la misma.
La primera parte del problema nos lleva a analizar si la adop-
ción de la modalidad de capital variable por empresas previamen-
te constituidas como sociedades de capital fijo, constituye o no
una autentica transformación de la sociedad.
Parecería suficiente la lectura del Artículo 227 de la Ley Ge-
neral de Sociedades Mercantiles vigente en donde claramente
se dice que cualquiera de los tipos sociales regulados en la Ley
pueden transformarse en sociedades de capital variable, para ter-
minar con la discusión y resolver que se trata de una auténtica
transformación; sin embargo, la insistencia en la práctica de solu-
ciones contrarias, esto es, de sostener que basta una simple refor-
ma estatutaria sin cumplir con los procedimientos de publicidad
de la transformación para poder adoptar el régimen del capital
variable, lo que nos hace profundizar en este punto.53

53
En contra de la opinión de que se trata de una transformación, ver GARCÍA
RENDÓN, Manuel, Sociedades Mercantiles, México, Harla, 1993, p. 488.
Sustenta su opinión en el hecho de que las sociedades que se constituyen
dentro del régimen en cuestión, o que en lo futuro lo adopten se rigen por
las disposiciones que corresponden a la especie y naturaleza de la sociedad
de que se trate y no por las de un tipo diferente de sociedad. Si bien lo
anterior es cierto, discrepo de esa opinión porque siendo el texto de la ley
expreso en este punto: al decir “…Asimismo podrán transformarse en sociedad
de capital variable…” no debe desecharse la interpretación gramatical y darle
una distinta “IN CLARIS NON FIT INTERPRETATIO”. No fue un desliz gramati-
cal del legislador sino que lo hizo intencionalmente ya que lo incluyó precisamente en
el capítulo nueve que entre otras figura se refiere a la TRANSFORMACIÓN.

Si bien es cierto la S.A. que adopte la modalidad de C.V., se sigue rigiendo por las
disposiciones que corresponden a la especie S.A., también lo es que se le aplican a ella,
las modificaciones establecidas en el capítulo VIII de la Ley para las variaciones del
capital en las de capital variable y esto involucra en sus efectos a los accionistas y a los
terceros en forma diferente a lo que sucede en las sociedades de capital fijo.
80 Adrián R. Iturbide Galindo

Para entender por qué la Ley General de Sociedades Mercan-


tiles establece que este cambio es una verdadera transformación,
hace falta volver a analizar el derecho de retiro.
Como ya hemos comentado, el derecho de retiro en las socie-
dades mercantiles está regulado por la Ley como un derecho de
verdadera excepción; no solamente en las sociedades anónimas
sino inclusive en las sociedades de personas encontramos algu-
nos artículos aislados en la Ley, en los que el legislador prevé que
un accionista o un socio pueda retirarse de la empresa una vez
constituida ésta. Si recordamos que el capital social es la garantía
fundamental que los terceros tienen respecto de la solvencia de
la empresa con la que contratan, garantía válida también frente
a los socios de que el capital aportado les será reintegrado en el
momento de la liquidación de la sociedad; si entendemos por qué
el capital social está protegido por una serie de principios doctri-
nales consagrados en la Ley, que evitan que ese capital se merme
durante la vida del ente social, entenderemos por qué una socie-
dad mercantil una vez constituida no puede reembolsar libremen-
te a los accionistas el importe de sus aportaciones, cuando estos
lo quieran, por qué de lo contrario se vulnerarían fácilmente los
derechos de terceros. Es así que encontramos casos excepcionales
en las sociedades colectivas y en las de responsabilidad limitada
(Artículos 38,42 y 86) y en las sociedades anónimas en las que,
como hemos dicho, se da este derecho solamente a accionistas
disidentes en Asambleas Extraordinarias que hubieren acordado
el cambio de objeto, el cambio de nacionalidad o su transforma-
ción (Artículo 206).54 No se da en consecuencia a los accionistas
ausentes, ni a los que habiendo estando presentes en la Asamblea

54
Como ya dijimos debe añadirse el caso de la fusión, interpretando por ana-
logía a contrario sensu lo dispuesto en el art. 228 de la Ley; y el caso de la
escisión conforme a lo dispuesto en el art. 228 bis fr. VIII de la Ley.

También debe recordarse que en el art. 12 de la Ley del Mercado de Valores,
se establece en forma expresa el derecho de retiro para los accionistas disi-
dentes de una S.A. que pretenda adoptar la modalidad de SAPI.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 81

se hayan abstenido de votar. Como se ve, claramente resulta, un


caso excepcional en la Ley, el derecho de retiro.
Por otro lado, el Art. 14, establece que el socio que se separe
queda responsable para con los terceros de todas las operaciones
pendientes en el momento de la separación, sin que el pacto en
contrario produzca efecto en perjuicio de terceros, de manera tal
que, cuando el accionista ejercita su derecho de retiro, la socie-
dad tiene el derecho de retenerle la parte de capital y utilidades
que le correspondan hasta concluir las operaciones pendientes
al tiempo de la separación, debiendo hacerse hasta entonces la
liquidación del haber social que le corresponda (Art. 15).
En cambio, ese derecho de retiro, no opera en la misma forma
en las sociedades de capital variable, pues resulta de la esencia
de este tipo de sociedades, el poder reducir su capital en la parte
variable, entre otras causas, por el ejercicio del derecho de retiro,
que puede ejercerse libremente en cualquier tiempo (Arts. 213 y
220), sin necesidad de observar el requisito de publicidad a que
se refiere el Art. 9 de la Ley, y sin que la sociedad pueda retenerle
al socio la parte que le corresponda del capital y de las utilidades
(Art. 15); situación que los socios y los terceros conocen de ante-
mano por la advertencia de la variabilidad del capital que resulta
de su denominación.55
Claro está que el socio queda responsable para con los terceros
de las operaciones pendientes en el momento de su separación, y
esta era la razón por la cual antes de la reforma a la Ley, publica-
da el 30 de diciembre de 1982 en el D.O.F., en que se permitían
acciones al portador, se exigía que las acciones de las sociedades
anónimas de capital variable fueran siempre nominativas (ahora
ya todas lo son), facilitando así la posterior localización de sus
titulares, a través de sus libros de registro (Arts. 128 y 219).

55
Derecho de retención que opera plenamente aún en los casos en que a
partir de la Miscelánea Mercantil se hayan establecido otras causales de se-
paración o de retiro con base a lo dispuesto en el art. 91 fr. VII b de la Ley.
82 Adrián R. Iturbide Galindo

Sin embargo, cabe señalar que también en las sociedades de


capital variable no puede ejercitarse el derecho de retiro, sino en
los casos de excepción que señalamos para las sociedades de capi-
tal fijo, cuando la separación tenga como consecuencia reducir el
capital fijo, garantía mínima para los terceros.56
Por eso, es congruente nuestra Ley, al señalar que en las so-
ciedades de capital variable, el capital social será susceptible de
disminución por el retiro parcial o total de las aportaciones de los
socios (Art. 213), sin más requisitos que la notificación fehaciente
a la sociedad y sin más condicionante a sus efectos que la época
en que se haga, según sea antes o durante el último trimestre de
un ejercicio (Art. 220); y al precisar que el derecho de retención
del que la sociedad de capital fijo goza, no lo tiene en cambio la
de capital variable (Art. 15).
En consecuencia, resulta evidente que si no se siguieran los
procedimientos rígidos de la transformación y se permitiera la
adopción de la variabilidad del capital social mediante una simple
reforma estatuaria, podría esto servir de fácil expediente para de-
fraudar a terceros, quienes no tendrían oportunidad de oponerse
al cambio de régimen de capital que facilitaría de inmediato el
retiro de los socios con la consiguiente reducción del capital, sin
necesidad de observar los procedimientos de publicidad consa-
grados en el Artículo Noveno de la Ley;57 resulta obvio que el

56
En las Sociedades Anónima Bursátiles por razones obvias derivada de la na-
turaleza de la inversión se establece que los accionistas de la parte variable
no tendrán el derecho de retiro a que se refiere el Art. 220 de la Ley. (Art.
50 in fine Ley del Mercado de Valores).
57
En contra Manuel García Rendón (op. cit., p. 489), sostiene que “las reduc-
ciones del capital variable deben publicarse en el periódico oficial del domicilio de
la sociedad e inscribirse en el Registro Público de Comercio, para el efecto de que los
acreedores ejerciten el derecho de oposición a que se refiere el art. 9 de la LGSM.”

No comparto esta opinión, pues siendo irrestricto el derecho de retiro de
los accionistas en la parte variable del capital, no les son aplicables a dichos
retiros lo dispuesto por el art. 9 de la Ley, al no estar incluido en el capítulo
VIII de la Ley y si ser, en cambio, una modificación a las disposiciones que ri-
gen a las sociedades anónimas atendiendo a lo dispuesto en los arts. 15, 213,
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 83

camino a seguir es el de la transformación, ya que la rigidez del


procedimiento está pensada en beneficio de los terceros que de
otra manera podrían fácilmente resultar perjudicados.
Por disposición del Art. 228 de la Ley General de Sociedades
Mercantiles, en la transformación de las sociedades, se aplican los
preceptos contenidos en el capítulo noveno para la fusión de las
mismas. El acuerdo sobre transformación debe en consecuencia
inscribirse en el Registro Público de Comercio y publicarse en el
sistema electrónico de publicaciones establecido por la Secretaría
de Economía, así como su último balance. Cabe señalar que por
disposición del Artículo Tercero del decreto publicado en el Dia-
rio Oficial de la Federación el 23 de enero de 1981, que modificó,
adicionó y derogó diversas disposiciones del Código de Comercio
y de la Ley General de Sociedades Mercantiles, a partir de la vi-
gencia de ese decreto que fue el día 1° de enero de 1981, todas las
expresiones en las Leyes mercantiles en que se hable del Balance
General o de cualquier otra expresión equivalente como docu-
mento de información Financiera, se entenderá en el sentido de
que dichas expresiones incluyen los estados y notas establecidos

214 y 220 de la LGSM. La publicidad que si se exige se da al adoptar la mo-


dalidad de capital variable, y es la que corresponde a una transformación, y
para las que adoptan la modalidad al constituirse la publicidad va implícita
en la denominación: Art. 215: “A la razón social o denominación propia del tipo
social se añadirán siempre las palabras de ‘capital variable’”. Por otra parte debe
siempre tomarse en cuenta, como por cierto lo hace el autor mencionado
(op. cit., p. 507), que “el régimen de capital variable descansa en el concepto funda-
mental de que los socios tienen derecho a retirar total o parcialmente sus aportaciones,
es decir a que se les reembolsen éstas…”.

Por su parte el doctor Jorge Barrera Graf, (Instituciones de Derecho Mercantil,
México, Porrúa, 1991, p. 64) sostiene que “… no es aplicable en cambio el art. 9
que al conceder a terceros en caso de disminución del capital el derecho de oponerse a
la reducción de éste, haría nugatorio el derecho de retiro que la Ley concede a los socios
(art. 213).”

En el mismo sentido que el anterior don Arturo Díaz Bravo, op.cit. p.1033,
acepta que el art. 9 no es aplicable cuando las reducciones operan dentro
de la parte variable, y dice: “…me alíneo con quienes opinan que el art. 9 sólo es
aplicable a las reducciones del capital mínimo.”
84 Adrián R. Iturbide Galindo

en los incisos c) al g) del Art. 172 de la Ley General de Socieda-


des Mercantiles y que abarcan un estado que muestre la situación
financiera de la Sociedad, un estado que muestre debidamente
explicados y clasificados los resultados de la misma, un estado que
muestre los cambios en la situación financiera y un estado que
muestre los cambios en las partidas que integran el patrimonio
social, además de las notas que sean necesarias para completar
o aclarar la información que suministren los estados anteriores.
Será esa última información financiera la que debe publicarse
junto con el acuerdo de la transformación.58
Además, la transformación no podrá surtir efectos sino tres
meses después de haberse efectuado la inscripción en el Registro
Público de Comercio (Art. 224). Durante este plazo, cualquier
acreedor de la sociedad puede oponerse judicialmente a la trans-
formación, la que se suspenderá hasta que cause ejecutoria la sen-
tencia que declare que la oposición es infundada.
Transcurrido el plazo señalado, sin que se haya formulado opo-
sición, podrá llevarse a cabo la transformación y a partir de enton-
ces podrá funcionar, la variabilidad del capital.
Para que la transformación surta efectos en el momento de la
inscripción, la sociedad que se transforma tiene de acuerdo con
el Art. 225 que pactar el pago de todas las deudas, de constituir
el depósito de su importe en una Institución de Crédito o bien
obtener el consentimiento de todos los acreedores. Al efecto las
deudas a plazo se dan por vencidas y el certificado en que se haga
constar el depósito en caso de que se opte por este procedimiento
debe además publicarse conforme al Art. 225 de la Ley.
Antes de seguir adelante, conviene que hagamos algunas con-
sideraciones adicionales en relación con la transformación. Nues-

58
Sin embargo reformas posteriores a la Ley reiteran que lo que debe publi-
carse es el balance, legitimando con ello la práctica generalizada (art. 223,
reformado en el D.O.F. el 13 de junio de 2014, e igual para el caso de liqui-
dación, art. 247, reforma publicada en el D.O.F. el 24 de enero de 2018).
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 85

tro legislador de 1934 consagró un capítulo de la Ley General de


Sociedades Mercantiles para regular a la fusión y a la transforma-
ción de las sociedades y es así precisamente como se intitula el
Capítulo IX,59 dedicando cinco de los siete (hoy ocho) artículos
de que se compone el capítulo a la fusión y solo dos a la transfor-
mación; haciendo como ya hemos dicho, aplicables a esta última
figura los preceptos establecidos para la primera.
Cabe señalar que en la Exposición de Motivos de la misma ley
se hace alguna desafortunada referencia a estas figuras, y así se
dice: “… Respecto a la fusión y a la transformación de sociedades, la Ley
se limita a formular un pequeño número de disposiciones. En lo general,
tanto la fusión como la transformación están regidas por las mismas re-
glas, pues aunque es verdad que existe entre ambas la diferencia funda-
mental de que la transformación da nacimiento siempre a un sujeto de
derecho distinto del que hasta antes de ella venía actuando y la fusión no
necesariamente se pensó que esa diferencia no impedía que en lo que toca
a las materias que la ley trata, tanto la transformación como la fusión de
sociedades recibieran una reglamentación análoga …, etc.”.
Resulta así que como primer corolario el legislador nos advier-
te que en la transformación se da siempre nacimiento a una nue-
va persona jurídica, lo que implicaría obviamente la extinción de
aquella, en tanto que esto no sucede en la fusión.
Terrible confusión la del legislador, que afortunadamente paró
en la Exposición de Motivos y no se plasmó en el articulado del
capítulo respectivo. Las Exposiciones de Motivos son fuente muy
importante a las que los estudiosos de la Ley deben acudir para
interpretar el texto legal, en ellas se reflejan normalmente las ra-
zones que tuvo el legislador para redactar en tal o cual forma de-
terminados artículos; pero como dice el doctor Mantilla Molina60
al referirse al pasaje que comentamos, no tiene esa afirmación

59
En la reforma a la ley publicada en el D.O.F. el 11 de junio de 1992 se añadió
la figura de la escisión.
60
MANTILLA MOLINA, op. cit., p. 240.
86 Adrián R. Iturbide Galindo

fuerza para vincular al intérprete de la ley, cuando está contra-


dicha en sus consecuencias por los propios textos legales; único
caso por cierto que hemos encontrado que suceda esto en la Ex-
posición de Motivos de la Ley General de Sociedades Mercantiles.
Transformación, significa según el Diccionario de la Real Aca-
demia de la Lengua Española el cambiar de forma una persona o
una cosa, y forma es la apariencia externa de tal persona o cosa.
En consecuencia, podemos decir siguiendo al argentino Héctor
Alegría,61 que transformar una sociedad es simplemente cambiar
su apariencia externa sea conservando su mismo tipo social o sea
adoptando uno nuevo, pero manteniendo siempre una identidad
sustancial que permita hablar con propiedad de que una misma
cosa ha cambiado de forma y no que ha dado nacimiento a otra
cosa de naturaleza distinta. Es decir, que mediante la transforma-
ción una sociedad puede a través de la necesaria reforma de sus
estatutos, adoptar un tipo legal diferente al que originalmente
tenía o cambiar su régimen de un capital fijo a un capital variable,
como ya hemos dicho, pero en ambos casos no habrá extinción
de la personalidad jurídica de la sociedad que se transforma y el
nacimiento de una nueva como equivocadamente lo dice la Expo-
sición de Motivos.
Sostener lo contrario traería como consecuencia inmediata la
necesidad de que todos los socios que fueran a tomar parte de la
nueva sociedad, tuvieran que acudir ante fedatario a manifestar
su voluntad de constituir la nueva sociedad, pues la ley solo per-
mite la constitución de sociedades a través de dos procedimien-
tos, para la anónima, el de constitución sucesiva o suscripción
pública regulado en los artículos 92 y siguientes y que hoy por
hoy podemos afirmar que es un procedimiento en desuso, aun-
que se le menciona como posibilidad vigente en el Art. 11 de la
Ley del Mercado de Valores; y el de constitución simultánea que
es mediante la comparecencia ante fedatario de las personas que
otorguen la escritura o póliza correspondiente regulada en el Art.

61
ALEGRÍA, op. cit., p. 151.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 87

90 en forma especial para las anónimas y en los Arts. 5 y 226 en


forma general para todos los tipos sociales.62 No sería suficiente
la votación de los socios tomada de acuerdo con las reglas fijadas
en cada tipo social para modificar los estatutos y así adoptar la
modalidad de variable.
Otras consecuencias de la tesis de extinción y creación de per-
sonalidades jurídicas diversas sería la necesidad de transmitir el
patrimonio de la primera a la segunda, con todas las repercusio-
nes fiscales que esto implica, consecuencias que como sabemos
no se dan en la transformación de sociedades.
Al no implicar la transformación cambio de sujeto como he-
mos sostenido, no habrá transmisión de patrimonio y en conse-
cuencia no causará, aunque tenga inmuebles, ningún impuesto
que la grave.
La afirmación que sostenemos es que en la transformación no
hay cambio del sujeto de derechos.
La doctrina (Héctor Alegría)63 resume los caracteres de la
transformación: “1. Es particular de las sociedades; 2. Incide solo sobre
la calificación jurídica que sirve para identificar la estructura particular
de la sociedad; 3. No produce la disolución de la anterior sociedad; 4.
No importa disolución sino continuación de la sociedad preexistente; 5.
Las deudas y responsabilidades hacia terceros pasan a los (nuevos) socios
dentro del límite establecido según la nueva clase de sociedad adoptada”.
Caracteres igualmente válidos en nuestro derecho, aunque debe-
mos advertir que en la sociedad transformada continúan en ella
los mismos socios, salvo que alguno o algunos ejercitaran su dere-
cho de separación.

62
A partir de la reforma de la Ley publicada el 11 de junio de 1992, en el art.
228 Bis, fr. VII, establece un tercer procedimiento para la constitución de
las sociedades escindidas, y en la reforma publicada el 14 de marzo de 2016
para las constitución de las SAS, se establece un procedimiento telemático
sin la participación de fedatario, Arts. 262 y 263 de la Ley.
63
Ibídem, p. 152.
88 Adrián R. Iturbide Galindo

En cambio la fusión de sociedades, siempre traerá como conse-


cuencia la extinción de las sociedades fusionadas y la subsistencia
tan solo de la sociedad fusionante (fusión por absorción); y en
algunos casos dará nacimiento además a una sociedad nueva y
distinta (fusión pura o por integración); y así lo regula nuestro
legislador, contemplando ambas clases de fusiones en el Art. 224
tercer párrafo, al señalar que después de cumplidas ciertas reglas
“…podrá llevarse a cabo la fusión”, añadiendo: “… y la sociedad que
subsista o la que resulte de la fusión (fusión por absorción) tomará a su
cargo los derechos y las obligaciones de las sociedades extinguidas”. Y en
el Art. 226 se vuelve a referir a la fusión pura al decir: “Cuando de
la fusión de varias sociedades haya de resultar una distinta, se sujetarán
a los principios que rijan la constitución de las sociedades a cuyo género
haya de pertenecer” (fusión por integración).
Analicemos la segunda parte del problema.
Para la empresa transformada en sociedad anónima de capital
variable o para la empresa que desde su constitución ha adoptado
este régimen, ¿cómo funciona la variabilidad del capital?
Procedamos a analizar las disposiciones de nuestra Ley Gene-
ral de Sociedades Mercantiles contenidas en su capítulo octavo:
El Art. 213 establece que: “En las sociedades de capital variable, el
capital social será susceptible de aumento por aportaciones posteriores de
los socios o por admisión de nuevos socios…”. Hasta aquí, esta dispo-
sición no representa ninguna novedad en relación con las socie-
dades de capital fijo; es evidente que cualquier sociedad puede
acordar el aumento de su capital social por aportaciones poste-
riores de los socios o por admisión de nuevos socios, si el órgano
social con los quórums de integración y de votación requeridos, así
lo decidiera. Y continúa la Ley “…será, susceptible de disminución de
dicho capital por retiro parcial o total de las aportaciones…”. Y aquí sí
está señalando una característica específica de las sociedades de
capital variable, según dijimos al analizar el derecho de retiro,
aunque es también evidente que en las sociedades de capital fijo,
en los casos de excepción ya comentados, el retiro parcial o total
de las aportaciones de un socio traerá como consecuencia la dis-
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 89

minución del capital de la empresa. Y termina el precepto: “… sin


más formalidades que las establecidas por este capítulo”.
Analicemos a que formalidades se refiere la Ley.
El Art. 214 establece que las sociedades de capital variable “…
se regirán por las disposiciones que correspondan a la especie de sociedad
de que se trate y por las de la sociedad anónima relativas a balances y
responsabilidades de los administradores, salvo las modificaciones que se
establecen en el presente capítulo”.
No hay que olvidar que las sociedades de capital variable no
son un tipo específico de sociedad regulado por la Ley, sino una
modalidad que puede ser adoptada por cualquier tipo social.
Pues bien, para cualquier tipo social que adopte este régimen,
le seguirán siendo aplicables las disposiciones que correspondan
a la especie de sociedad de que se trate y solamente por las de la
sociedad anónima en lo relativo a Balances (con la aclaración a
la que antes hicimos respecto al decreto modificatorio de la ley),
y por lo que se refiere a las responsabilidades de los Administra-
dores. Como en este estudio específicamente analizamos la pro-
blemática de las sociedades anónimas, tenemos que concluir que
todas las disposiciones que corresponden a la especie de sociedad
anónima, serán aplicables a las sociedades anónimas de capital
variable con las únicas modificaciones que se establecen en el ca-
pítulo octavo.
El Art. 215 establece que “A la razón social o denominación propia
del tipo de sociedad se añadirán siempre las palabras de capital variable”,
y esto es entendible, pues es la forma práctica de advertir a los ter-
ceros que se trata de una empresa que puede variar su capital con
requisitos de modificación menos estrictos que los exigidos para
las sociedades de capital fijo.
El Art. 216 establece en su primer párrafo: “El contrato constitu-
tivo de toda sociedad de capital variable deberá contener, además de las
estipulaciones que correspondan a la naturaleza de la sociedad las condi-
ciones que se fijen para el aumento y la disminución del capital social”.
90 Adrián R. Iturbide Galindo

Este primer párrafo del art. 216 es aplicable como todo el resto
del capítulo a cualquier tipo de sociedad que adopte este régi-
men. Constituye así la regla general para cualquier tipo social y es-
tablece una libertad absoluta para que en el contrato constitutivo
se establezcan las condiciones para el aumento y la disminución
del capital social, que pueden quedar encomendadas a resolucio-
nes de la Asamblea Ordinaria de Socios o bien a decisiones del
órgano de administración.
Sin embargo, el segundo párrafo contiene la excepción a la
regla general; consideramos que este segundo párrafo es decisivo
en la interpretación correcta de la variabilidad del capital en las
sociedades anónimas y que por haber sido en la práctica frecuen-
temente analizado con ligereza, ha dado nacimiento a prácticas
viciadas, contrarias a la letra y al espíritu de la Ley y que represen-
tan un grave peligro en el ámbito mercantil en el que se manejan.
Este segundo párrafo establece que “En las sociedades por accio-
nes, el contrato social o la Asamblea General Extraordinaria, fijarán los
aumentos del capital y la forma y términos en que deban hacerse las co-
rrespondientes emisiones de acciones. Las acciones emitidas y no suscri-
tas o los certificados provisionales, en su caso se conservarán en poder de la
sociedad para entregarse a medida que vaya realizándose la suscripción”.
Como puede observarse la excepción a la regla general conte-
nida en el segundo párrafo del Art. 216 es para los aumentos del
capital en las sociedades por acciones que de acuerdo con nuestra
Ley, son las Sociedades Anónimas y las Sociedades en Comandita
por Acciones.64 En éstas únicamente el contrato social o la Asam-
blea General Extraordinaria fijarán los aumentos del capital y la
forma y términos en que deban hacerse las correspondientes emi-
siones de acciones.

64
A partir de la reforma a la Ley publicada el 14 de marzo de 2016, se reguló
a la nueva Sociedad por Acciones Simplificada (SAS).
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 91

Parece claro que si el contrato social no fija el aumento o no


establece nada al respecto, únicamente la Asamblea General Ex-
traordinaria será el órgano capacitado para fijar los aumentos del
capital y la forma y términos en que deben hacerse las emisiones
de acciones; hasta aquí parece no haber discusión. En cambio,
algunos autores sostienen que el contrato social haciendo uso de
la libertad contenida en el primer párrafo del Art. 216 y que he-
mos dicho constituye la regla general, puede encomendar irres-
trictamente los aumentos del capital a la Asamblea Ordinaria de
Accionistas o bien el órgano de administración; olvidando que si
así fuera, la Ley no habría consagrado la excepción.
El Doctor Mantilla Molina,65 sostiene que: “En las sociedades por
acciones es preciso acuerdo de la Asamblea Extraordinaria para el aumen-
to de capital, a no ser que ya esté previsto en la escritura constitutiva la
forma y términos en que se hará”.
Por su parte José Héctor Macedo Hernández66 afirma que:
“El contrato constitutivo como instrumento de la voluntad de los so-
cios, deberá determinar las condiciones que se establezcan para realizar los
aumentos o disminuciones de capital. Obviamente estas condiciones serán
menos estrictas que las que informa el aumento o disminución de capital
en una Sociedad de Capital Fijo, es decir, el previo acuerdo, de Asamblea
Extraordinaria, y el procedimiento que para disminución de capital prevé
el Artículo Noveno de esta Ley.
Es común condicionar al acuerdo del Consejo de Administración, la
determinación de los aumentos o disminución de capital en este tipo de
sociedades”.
Y Eduardo A. Johnson Okhuysen67 afirma.
“Por lo tanto, si establecemos en los estatutos que los aumentos o dismi-
nuciones del capital los podrá decretar la Asamblea General Ordinaria o

65
MANTILLA MOLINA, op. cit., p. 417.
66
MACEDO HERNÁNDEZ, José Héctor, Ley General de Sociedades Mercantiles,
México, Cárdenas Editor y Distribuidor, 1997, p. 168.
67
JOHNSON, op. cit.
92 Adrián R. Iturbide Galindo

el Consejo de Administración (o el Administrador Único), no requerirá la


Sociedad de la formalidad y protocolización de una Asamblea Extraordi-
naria de Socios”.
En el mismo sentido de esta última opinión, se ha manifestado
don Ignacio Soto Sobreyra y Silva68 y en contra se ha manifestado
don Manuel García Rendón.69

68
SOTO SOBREYRA Y SILVA, Ignacio, “Régimen Corporativo del Capital Va-
riable en la S.A.”, en Breviarios del Colegio de Notarios del D.F., núm. 27, México,
Editorial Porrúa, 2006, pp. 30-32 y 49.

Este autor sostiene que a diferencia del capital social, el capital variable no
es un verdadero capital, y por eso no le son del todo aplicables las reglas de
aquél, siendo su regulación distinta, especial y de excepción; que “Uno y el
más importante órgano de la sociedad, son las asambleas, las cuales tienen facultades
decisorias; unas por ley, otras porque así lo acuerdan los socios accionistas”, y reco-
nociendo la diversidad de opiniones doctrinales, concluye que: “…hay mayor
fundamento económico, el cual es elemento sustancial, y de origen para considerar el
aumento de capital sin mayores dificultades o cargas en asamblea ordinaria.”

Para llegar a estas conclusiones sostiene que el aumento de capital variable,
puede encomendarse a una asamblea ordinaria, porque no implica para
ello, ninguna modificación al estatuto y siguiendo a don Oscar Vázquez del
Mercado, sostiene lo siguiente: “…e incluso suponiendo sin conceder que se pen-
sara que tuviera que ser en asamblea extraordinaria el aumento del capital variable,
esto nada impediría a la asamblea extraordinaria en un momento posterior, o en cual-
quier tiempo modificar ella misma el estatuto para que la asamblea ordinaria tuviera
facultades para manejar el capital variable, y el fundamento de lo anterior, sería la
propia Ley General de Sociedades Mercantiles, ya que el art. 91 que se refiere a la socie-
dad anónima dice: ‘La escritura constitutiva de la sociedad anónima deberá contener
además de los datos requeridos por el art. 6º, los siguientes: … VI. Las facultades de la
asamblea general y las condiciones para la validez de sus deliberaciones… en cuanto
las disposiciones legales pueden ser modificadas por la voluntad de los socios’. Siendo
esto último de subrayar, ya que nos coloca en normas dispositivas donde interviene
la voluntad para poder modificar un precepto legal relativo a las asambleas, y más si
recordamos que las sociedades en esencia son contratos y existe para ellas la libertad
contractual.”

No coincido con este punto de vista, porque al lado de las normas que co-
rresponden al Jus Dispositivum coexisten otras pertenecientes al Jus Cogens,
ese derecho impositivo integrado por normas que no pueden ser evitadas
por voluntad de las partes, y entre éstas se encuentran los casos en que se
prohibe disminuir los quorums requeridos para la validez de las asambleas
extraordinarias. Además el art. 182 de la Ley establece que son asambleas
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 93

69
Analicemos el texto legal: Hemos dicho que este segundo pá-
rrafo del Art. 216 contiene una excepción para las sociedades por
acciones y, la excepción es para los aumentos del capital; luego

extraordinarias para tratar diversos asuntos que enumera en diferentes frac-


ciones, y que se refieren mayoritariamente a reformas estatutarias y en su fr.
XII con claridad establece lo siguiente: “…XII. Los demás asuntos para los que
la ley o el contrato social exija un quórum especial”, independientemente de que
se modifique o no el contrato social; lo que nos permite concluir que siem-
pre que se trate de una reforma estatutaria se requiere la celebración de una
asamblea extraordinaria, pero no siempre que la ley exija la celebración de
una asamblea extraordinaria o el contrato social exija un quórum especial,
significará una reforma forzosa de estatutos. Si se analiza lo dispuesto en
el art. 190 que regula la posibilidad de fijar una mayoría más elevada, es
evidente que a contrario sensu se prohiba bajarla, y tomando en cuenta lo
dispuesto en el art. 216, que establece que en las sociedades por acciones
solo el contrato social o la asamblea general extraordinaria fijarán los au-
mentos de capital, resulta que ni la asamblea extraordinaria puede cambiar
los aumentos para ser tratados en asamblea ordinaria, (como tampoco pue-
de hacerlo) en ninguno de los casos mencionados en los arts. 116 y 182 de la
Ley); ni el contrato social puede así establecerlo pues las normas dispositivas
contenidas en el art. 91, fr. VI que le permiten establecer las facultades de la
asamblea general y las condiciones para la validez de sus deliberaciones, así
como para el ejercicio del derecho de voto, están acotadas en la misma frac-
ción al señalar “en cuanto a las disposiciones legales pueden ser modificadas por la
voluntad de los socios” y como se ha demostrado, es evidente que los quorums
de las asambleas extraordinarias pueden ser elevadas pero no disminuidas,
lo que precisamente sucedería al confiar los aumentos a asambleas ordina-
rias; si así lo hubiera querido el legislador, habría dejado redactado el Art.
216 únicamente con el texto de su primer párrafo, ya que el segundo en ese
supuesto resultaría inútil.
69
García Rendón, Manuel “Sociedades Mercantiles”, Harla, S.A. de C.V., Méxi-
co 1993, pp. 376 y 501, por el contrario opina que:

“Es una costumbre muy difundida estipular en el contrato social de las anónima de
capital variable, que los aumentos y disminuciones de éste, pueden ser acordadas por
la asamblea ordinaria y aún por el consejo de administración. Consideramos esta
práctica como ilícita por ser notoriamente contraria al texto de los artículos 216, pá-
rrafo 2º. y 220 de la LGSM…” Este autor concluye que solo corresponde a los
accionistas fundadores o a la asamblea extraordinaria la facultad de decretar
los aumentos de capital variable, y va más allá al no aceptar que otro órgano
pueda ser autorizado para poner en circulación las acciones creadas por el
contrato social o por la asamblea extraordinaria.
94 Adrián R. Iturbide Galindo

resulta evidente que para las disminuciones es aplicable la liber-


tad contractual absoluta que permite el primer párrafo del 216. El
contrato social podrá con toda libertad fijar las condiciones para
disminuir el capital social.70
En cambio para los aumentos de las sociedades por acciones, la
Ley literalmente dice que “… el contrato social o la Asamblea General
Extraordinaria fijarán los aumentos del capital y la forma y términos en
que deban hacerse las correspondientes emisiones de acciones”. ¿Qué
debe entenderse por fijar los aumentos del capital? El verbo fijar
de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española quiere decir, determinar, limitar, precisar; significa esto que
el contrato social o la Asamblea Extraordinaria de Accionistas de-
ben en primer término determinar, limitar o precisar los aumentos
de ese capital, o con otras palabras: señalar con precisión los lími-
tes a los que puede llegar la variabilidad del capital.71

70
Don Arturo Díaz Bravo (op. cit., p. 1023), opina que: “en estas sociedades las
reducciones del capital dentro del variable no requieren de reforma estatutaria y menos
aún de inscripciones registrales o de publicidad, pues creo que todos estos pasos confi-
guran la formalidad de las que están exentas las sociedades de capital variable, con-
forme al art. 213, a condición de que como se prevé en tal precepto, las disminuciones
se operen por retiro parcial o total de aportaciones pues si se hiciere por otros conceptos,
habrá que celebrar asamblea extraordinaria para que acuerde la reducción, amén de
observar las formalidades registrales y publicidad propias de cualquier reducción en
las sociedades de capital”.

No coincido con esta opinión, pues desconoce la libertad contractual con-
sagrada en la Ley para fijar las condiciones para disminuir el capital social,
y que deriva del primer párrafo del art. 216. Este precepto en su primer
párrafo consagra esa libertad en forma absoluta para aumentar o disminuir
el capital en cualquier tipo social y en consecuencia, es aplicable para las
anónimas, pero sólo en las reducciones del capital, ya que para los aumentos
establece la excepción consagrada en el segundo párrafo.
71
Ignacio Soto Sobreyra y Silva (op. cit., pp. 37 y 42). En cuanto a la interpre-
tación de la palabra fijar establecida en el segundo párrafo del art. 216, este
autor se inclina por entender “La que determine la forma para el aumento
y manejo de dicho capital y no necesariamente deba entenderse la palabra
fijar únicamente en su acepción de de limitar”, sin embargo me parece que
el sentido principal que utilizó el legislador al utilizar dicho verbo, fue pre-
cisamente el de limitar, lo que se explica con clariddad en la exposición de
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 95

Como en las sociedades anónimas el capital social está repre-


sentado por acciones, al fijarse el aumento del capital social tendrá
que fijarse igualmente la forma y términos en que deban hacerse
las correspondientes emisiones de acciones, ya que cualquier alte-
ración al capital social de una empresa, traerá como consecuencia
necesaria la alteración de las acciones que lo representen.
En seguida añade el precepto: “las acciones emitidas y no suscritas
o los certificados provisionales en su caso, se conservarán en poder de la
sociedad para entregarse a medida que vaya realizándose la suscripción”.
El verbo emitir tiene dos significados: significa el producir o el
crear títulos o valores y significa igualmente el poner en circula-
ción dichos títulos o valores; nuestra Ley en diversos preceptos
lo usa en ambos sentidos. Pues bien, el producir o el crear estos
títulos o valores, solamente podrá hacerse, o bien por el contrato
social o por la Asamblea Extraordinaria de Accionistas, al fijarse
el aumento y en cambio la puesta en circulación de estos valores
podrá ser efectuada por el órgano de administración o por una
Asamblea Ordinaria si así se establece en los estatutos.72
Esto significa, que en una sociedad anónima de capital variable
al fijarse el aumento de capital en el contrato social se tendrán
que emitir (crear) acciones de tesorería. Estas acciones emitidas y
no suscritas, que bien podrían considerarse como acciones crea-
das, pero no puestas en circulación, se conservarán en poder de
la sociedad para emitirse (ponerse en circulación), en la forma
y términos que el propio contrato social establezca y el acuerdo

motivos, en un párrafo, por cierto transcrito por el mismo autor y que en su


parte conducente dice: “De esta manera nunca se dará el caso de que una anó-
nima se presente ante el público con un capital que no ampare reales aportaciones en
dinero o en naturaleza, constituyéndose como de capital variable si estará capacitada
(énfasis añadido) para admitir gradualmente dentro de los límites que fijen los esta-
tutos o el acuerdo de la asamblea (extraordinaria) nuevos socios en su seno y consi-
guientemente capital nuevo, que haga posible el crecimiento regular de la empresa…”.
72
Manuel García Rendón no acepta que el contrato social o la asamblea ex-
traordinaria autorice a otro órgano que no sea la misma asamblea extraordi-
naria a poner en circulación las acciones.
96 Adrián R. Iturbide Galindo

de ejercicio puede dejarse a la decisión posterior de la Asamblea


Ordinaria de Accionistas o a la decisión inclusive, del órgano de
administración de la sociedad: trátese de un órgano colegiado,
consejo de administración o de un órgano unitario: administra-
dor único.73
Dentro del contenido de la escritura constitutiva de toda socie-
dad, de acuerdo con el Artículo Sexto de la Ley, cuando el capital
sea variable, debe indicarse el mínimo que se fije, y el Art. 217 señala
que, “en las sociedades anónimas, en las de responsabilidad limitada y en
las comanditas por acciones, se indicará ese capital mínimo que no podrá
ser inferior al que fijen los Arts. 62 y 89 de la Ley”.74
El señalar un capital mínimo fijo significa que no podrá ejer-
citarse el derecho de separación o de retiro cuando tenga como
consecuencia reducir a menos de esta cifra el capital social.
La única mención que hace la Ley del capital autorizado está
contenida en el segundo párrafo del Artículo 217 y se establece
como una prohibición para “las sociedades por acciones anunciar el
capital cuyo aumento esté autorizado sin anunciar al mismo tiempo el
capital mínimo. Los Administradores o cualquier otro funcionario de la
sociedad que infrinjan este precepto, serán responsables por los daños y
perjuicios que se causen”. Prohibición que tiene como finalidad ad-
vertir a los terceros respecto a cuál es la parte del capital sin de-
recho a retiro para que los terceros no se dejen engañar con la
mención de un mayor capital autorizado que puede fácilmente
disminuirse.

73
En la práctica es frecuente que las sociedades aumenten el capital social y
emitan y pongan en circulación de inmediato las acciones que en el mismo
acto son suscritas y pagadas por los accionistas, sin recurrir en consecuencia
a la emisión de acciones de tesorería. Este procedimiento es lícito y encua-
dra perfectamente en la libertad contractual de los accionistas.
74
Los mínimos legales fueron eliminados en la Ley en la reforma publicada
en el D.O.F. el 15 de diciembre de 2011 a sugerencia del Banco Mundial.
A partir de entonces el capital social mínimo se establece libremente en el
contrato social o posteriormente en asamblea extraordinaria.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 97

Sin embargo, esta mención del Art. 217 en su segundo párra-


fo está íntimamente relacionada con el segundo párrafo del Art.
216, pues el decir que en las sociedades por acciones solamente el
contrato social o la Asamblea General Extraordinaria pueden fijar
los aumentos, esto es señalar el capital cuyo aumento esté autori-
zado, no puede tener otro significado que autorizar un aumento
y al autorizar un aumento (representado por acciones) se tendrá
que señalar un capital autorizado (representado por acciones).
Quiere decir esto, que el contrato social podrá señalar el ca-
pital mínimo y podrá fijar un aumento señalando un capital au-
torizado, limitando con esto, hasta donde puede incrementarse
la parte variable del capital, creándose de inmediato acciones de
tesorería, (facultad que no puede delegarse en ningún otro órga-
no) que se conservarán en poder de la sociedad y en el contrato
se estipulará la forma y términos en que podrán ponerse en circu-
lación, acuerdo de ejecución que sí puede delegarse válidamente
en el órgano de administración o en la Asamblea Ordinaria de
Accionistas, cuando lo estimen conveniente.
Si la sociedad en cambio, se constituyera con un capital míni-
mo determinado, pero con un capital máximo ilimitado, lo que
significa que no hay capital autorizado, o dicho de otra manera
que en el contrato no se ha fijado un aumento o lo que es lo mis-
mo no se ha fijado un capital cuyo aumento esté autorizado, lo
que sucede frecuentemente en la práctica, solamente la Asamblea
Extraordinaria en un momento posterior podrá fijar hasta donde
se aumente el capital social y crear las acciones correspondientes.
Resulta así, que no siendo indispensable para este tipo de so-
ciedades señalar desde un principio el capital autorizado, es sin
embargo conveniente hacerlo, para que opere plenamente la
variabilidad del capital, estableciendo cifras tope dentro de las
cuales se produzcan los aumentos o las disminuciones del capi-
tal social; así, la cifra del capital mínimo fijo será el tope de las
disminuciones y el capital autorizado señalado será el tope de los
aumentos. La sociedad tendrá creadas y en tesorería las acciones
por la diferencia que haya entre el capital fijo y el autorizado.
98 Adrián R. Iturbide Galindo

De esta forma, las alteraciones del capital dentro de la parte


variable podrán en uso de la libertad contractual válidamente en-
comendarse al órgano de administración, administrador único o
consejo de Administración, según el caso, o bien a la Asamblea
Ordinaria de Accionistas y se harán sin necesidad de llenar más
requisitos que su inscripción en el libro de registro que al efecto
tienen que llevar todas las sociedades de este tipo. Pero siempre
dentro de los límites fijados por el contrato social o por la Asam-
blea Extraordinaria.
Solamente los aumentos de la cifra tope, esto es del capital
autorizado que implicarán el fijar un nuevo aumento, o las dismi-
nuciones de la cifra tope inferior, capital mínimo, deberán acor-
darse por una Asamblea General Extraordinaria de Accionistas;
implicando esto obviamente una modificación de la escritura, su
protocolización ante Notario y su inscripción forzosa en el Regis-
tro Público de Comercio.
Don Joaquín Rodríguez y Rodríguez75 lo explica con claridad:
“En principio, el aumento del capital se practicará de acuerdo con las
previsiones establecidas en los Estatutos.
De todos modos, debe distinguirse el régimen propio de las sociedades
anónimas de las demás formas mercantiles. En las sociedades que no son
anónimas, el aumento de capital puede confiarse al Consejo de Adminis-
tración o el Órgano Administrativo, o bien puede requerir una decisión de
la Junta de Socios.
En cambio, en las sociedades anónimas, el Art. 216 prescribe en su
párrafo segundo, que el contrato social o la Asamblea General Extraordi-
naria fijará los aumentos de capital y la forma y términos en que deban
hacerse las correspondientes emisiones de acciones. Esto significará que
si no se ha previsto en los estatutos las condiciones del aumento del capital,
en las sociedades anónimas que lo tengan variable, toda decisión sobre
puntos no establecidos en la escritura corresponderá a la Asam-
blea General Extraordinaria.

75
RODRÍGUEZ Y RODRÍGUEZ, op. cit., p. 415.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 99

De lo dicho se deduce que, en las sociedades anónimas de capital varia-


ble, los aumentos de capital están expresamente previstos en los estatutos
o no lo están. Si ocurre lo primero, el acuerdo de ejercicio podrá correspon-
der al Consejo de Administración; pero si ello no fuere así, los acuerdos
nunca pueden delegarse en el Consejo, sino que son de la competencia
exclusiva de la Asamblea”.
Resulta entonces contrario a las disposiciones de la Ley y en
consecuencia ilegal establecer en el contrato social la libertad ab-
soluta para la Asamblea Ordinaria o para el órgano de administra-
ción de acordar posteriormente los aumentos de capital, si no se
fija al mismo tiempo el máximo al cual puede llegar, o sea si no se
señala cuál es el capital autorizado.
Resulta explicable esta disposición del Artículo 216 por la
transcendencia que significa el crear las acciones de tesorería, y
que constituyen el punto clave para permitir una auténtica flexi-
bilidad en las variaciones del capital social.
La Exposición de Motivos de nuestra Ley General de Socieda-
des Mercantiles, se refirió a ellas en los siguientes términos: “…
Según se indicó ya, la Ley acoge como una modalidad para todas las socie-
dades el de constituirse como de capital variable. Aunque de utilidad para
hacer flexible el sistema de la Ley en lo que toca a cualquiera de los tipos
aprobados, el Gobierno estima que esa modalidad será particularmente
importante en las sociedades por acciones, supuesto que constituyéndose
como de capital variable podrán adoptar instituciones como la de las accio-
nes emitidas y no suscritas, que no habría podido hallar lugar, de haberse
conservado íntegramente el sistema rígido del Código de Comercio”; hasta
aquí la Exposición de Motivos.
El doctor Mantilla Molina76 comenta:
“Respecto a tales acciones de tesorería, la Ley habla impropiamente de
‘acciones emitidas y no suscritas’ (Art. 216); pues es evidente que tales
acciones están creadas, pero no emitidas, ya que la emisión se realiza en el

76
MANTILLA MOLINA, op. cit., p. 418.
100 Adrián R. Iturbide Galindo

momento en que la sociedad las pone en circulación, entregándolas a su


suscriptor o adquirente”.
Pero lo que hemos dicho es que el verbo emitir tiene dos signi-
ficados (ambos utilizados por la Ley), por un lado significa produ-
cir títulos de crédito y por el otro ponerlos en circulación. El producir
las acciones solo puede ser a través de disposiciones iniciales con-
tenidas en el contrato social o por acuerdos posteriores tomados
en la Asamblea Extraordinaria de Accionistas. La puesta en cir-
culación de las acciones en cambio (acuerdo de ejercicio) podrá
ser hecha por decisión de la Asamblea Ordinaria o por decisión
del Organo de Administración, si así se estipula en los estatutos.77
Los aumentos de capital trátese de una sociedad de capital
fijo, trátese de una sociedad de capital variable, tiene como conse-
cuencia ineludible una modificación cuantitativa o cualitativa en
los títulos de crédito que se llaman acciones, cualquier modifica-
ción que se haga al capital social, traerá como consecuencia una
modificación a las acciones; y las acciones de acuerdo con nuestra
Ley General de Sociedades Mercantiles (Art. 111) “…se regirán por
las disposiciones relativas a valores literales, en lo que sea compatible con
su naturaleza y no sea modificado por la presente Ley”.
En el proyecto de Código de Comercio de 1929 formulado por
la Secretaría de Economía se dice en el Art. 829: “las acciones en

77
El Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, entre los signifi-
cados dados a la palabra emitir incluye: “PRODUCIR y PONER EN CIRCU-
LACIÓN PAPEL MONEDA, TÍTULOS O VALORES, EFECTOS PÚBLICOS
etc.” En la práctica muchas empresas de capital variable, al fijar la asamblea
el aumento de capital en la parte variable emiten las acciones y de inmediato
las ponen en circulación para su suscripción y pago, sin acudir a la emisión
de acciones de tesorería. Este es un procedimiento válido si el aumento es
fijado por una asamblea extraordinaria. En cambio es mi opinión, que si
el aumento es fijado por una asamblea ordinaria resultará ilegal. Por otra
parte, si al constituirse la empresa, en el contrato social se fija un capital
autorizado, que significa en los términos del art. 217 señalar el capital cuyo
aumento está autorizado, podrá válidamente en el acto fundacional ser sus-
crito y pagado por los socios fundadores sin que sea necesario recurrir a
acciones de tesorería.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 101

que se divide el capital social de una sociedad anónima estarán represen-


tadas por títulos que servirán para acreditar y transmitir la calidad y los
derechos de socio y que se regirán por las disposiciones relativas a valores
literales en lo que sea compatible con su naturaleza y no esté modificado
por la presente sección”; y, el Art. 339 del mismo proyecto, establece
que “se llaman valores literales los documentos que constituyen el título
necesario y único para exigir el cumplimiento de la obligación que en ellos
textualmente se consignan”. Esta definición de valores literales tiene
gran parecido con la que nos da la Ley General de Títulos y Ope-
raciones de Crédito, vigente, en su Art. 5° “Son títulos de crédito,
los documentos necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se
consigna”; y ambas definiciones encuentran su antecedente en la
definición de Vivante. “El título de crédito es un documento necesario
para ejercitar el derecho literal y autónomo expresado en el mismo”. (Cita-
do por Cervantes Ahumada).78
Siendo entonces, las acciones títulos de crédito y sin analizar
en este estudio cuáles son las características relativas a los mismos
que son compatibles con la naturaleza de las acciones, podemos
decir que los títulos de crédito tienen una vocación a la circula-
ción, nacen para circular, esto es, para ser suscritos inicialmente
por un suscriptor y después por la vía cambiaria circular de mano
en mano. Son pues, instrumentos de inversión importantísimos
en nuestro medio.
La emisión de acciones entendiéndola como la creación de es-
tos instrumentos de inversión de renta variable, es lo que la Ley
ha querido proteger reservándola a disposición del contrato so-
cial o a acuerdos de la Asamblea Extraordinaria de Accionistas.
Y la razón de esta exigencia es, que tanto el contrato social como
el acta de la Asamblea Extraordinaria de Accionistas deben ser
formalizados ante fedatario e inscritos en el Registro Público de
Comercio (Arts. 5° y 194).

78
CERVANTES AHUMADA, Raúl, Títulos y Operaciones de Crédito, México, Edi-
torial Herrero, 1961, p. 18.
102 Adrián R. Iturbide Galindo

No parece fundamentada la aseveración del doctor Mantilla


Molina de que estas actas de asambleas no hayan de protocolizar-
se e inscribirse al decir que “pese a la norma contenida en el párrafo
final del Art. 194, no parece que hayan de protocolizarse e inscribirse en el
Registro Público de Comercio, el acta de la Asamblea General Extraordina-
ria que acuerde el aumento del capital en una sociedad constituida con la
modalidad de tenerlo variable”.79
Analicemos las disposiciones legales: el fijar aumentos de ca-
pital en una sociedad por acciones tendrá como consecuencia
ineludible la producción de acciones, la emisión de ellas en el
primer sentido que hemos dicho tiene la palabra emitir; y las emi-
siones de acciones tienen que inscribirse forzosamente en el Re-
gistro Público de Comercio, así lo exige la fracción catorce del
Art. 21 del Código de Comercio, sin olvidar que la inscripción en
el Registro Mercantil de acuerdo con el Art. 19 del propio Código
es obligatoria para todas las sociedades mercantiles. Ahora bien,
si recordamos que de acuerdo con el Art. 214 las sociedades de
capital variable se regirán por las disposiciones que correspondan
a la especie de sociedad de que se trate, tendremos que concluir
que cualquier sociedad mercantil que emita acciones o sea que
las produzca, trátese de capital fijo, trátese de capital variable, ten-
dría que inscribirlas en el Registro Público de Comercio.
Y la inscripción en el Registro Público de Comercio se hace en-
tre otros, con la presencia del testimonio del instrumento público
otorgado ante notario o corredor, (Art. 25 del Código de Comer-
cio). Luego sigue aplicable con todos sus alcances la disposición
del Art. 194 de la Ley General de Sociedades Mercantiles, “las ac-
tas de las Asambleas Extraordinarias serán protocolizadas ante fedatario
público e inscritas en el Registro Público de Comercio”.
No resulta válido el argumento de los que sostienen que no
es necesaria la protocolización e inscripción con fundamento en
la parte final del Art. 213 de nuestra Ley General de Sociedades
Mercantiles que al referirse a la posibilidad del aumento o dismi-

79
MANTILLA MOLINA, op. cit., p. 417.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 103

nución del capital dice: “sin más formalidades que las establecidas por
este capítulo”, ya que es precisamente este capítulo en el segundo
párrafo del Art. 216 el que exige que el contrato social o la Asam-
blea General Extraordinaria, en las sociedades por acciones, sean
los que fijen los aumentos de capital; y rigiéndose, de acuerdo con
el Art. 214, las sociedades de capital variable por las disposiciones
que correspondan a la especie de sociedad de que se trata, resul-
tan aplicables todas las disposiciones de las Asambleas Extraordi-
narias de las sociedades anónimas y entre ellas, el Art. 194 de la
Ley para las que el capítulo VIII no señala ningún tratamiento
diferente.
Por otro lado, el Art. 27 del Código de Comercio señala que:
“Los actos que deban inscribirse de acuerdo con las normas que lo regulan,
y que no se registren, solo producirán efectos jurídicos entre los que los
celebren”.80
Ahora bien, existe una ejecutoria de la Suprema Corte de Justi-
cia que conviene analizar: SOCIEDADES DE CAPITAL VARIABLE.
NO SE REQUIERE MODIFICAR SU ESCRITURA SOCIAL PARA AU-
MENTAR O DISMINUIR SU CAPITAL. Es verdad que en términos de
la fracción tercera del Art. 182 de la Ley General de Sociedades Mercan-
tiles, son Asambleas Extraordinarias las que se reúnan para tratar entre
otros asuntos, el aumento o reducción del capital social; sin embargo, de
conformidad con lo dispuesto por el Artículo 213 de la citada legislación,
que se refiere a las sociedades de capital variable, en éstas el capital social
será susceptible de aumento por aportaciones posteriores de los socios o por
admisión de nuevos socios y de disminución de dicho capital por retiro par-
cial o tal de las aportaciones, sin más formalidades que las establecidas
en el propio capítulo octavo de dicho Ordenamiento, con la circunstancia

80
Sin embargo, debo reconocer que en el D.O.F. del 2 de junio de 2009, fue
reformado también el art. 21 fr. XII del Código de Comercio, estableciendo
que en el folio electrónico de cada sociedad se inscribirá: “… El cambio de
denominación o razón social, domicilio, objeto social, duración y el aumento o dismi-
nución del capital mínimo fijo” con el claro propósito del legislador de eximir
del requisito de la inscripción a las variaciones del capital variable, con lo
que se legitima esta práctica.
104 Adrián R. Iturbide Galindo

de que la razón legal de este último extremo, obedece a que en las sociedades
de este tipo, resulta inadecuado el principio de permanencia constante del
mismo monto de capital, puesto que dichos entes realizan negocios que por
su especial naturaleza requieren, en diversos momentos de su existencia,
cantidades absolutamente desiguales de capital y es en función de ellos
que el aumento o disminución del mismo puede hacerse sin necesidad
de modificar la escritura social y por tanto sin que sea necesaria la ce-
lebración de la Asamblea General Extraordinaria de Accionistas a que
se refiere el primero de los preceptos citados con anterioridad, por lo que
la única limitación es que dicho aumento o disminución se lleve a cabo
en los términos del contrato social.81 Se incurre en esta ejecutoria en
el error frecuente de interpretar, que al señalar el Art. 213 que
los aumentos y disminuciones de capital pueden hacerse “sin más
formalidades que las establecidas en este capítulo”, significa que no se
requiere ninguna otra formalidad, olvidando que es en el propio
capítulo, en el Art. 216, segundo párrafo, en el que se reitera que
debe ser el contrato social o la Asamblea Extraordinaria los que
fijen los aumentos.
Incurre también en error al mencionar que el aumento y la
disminución del capital pueden hacerse sin la celebración de la
Asamblea General Extraordinaria de Accionistas en virtud de no
implicar modificación de la escritura social. Se olvida la ejecutoria
que si bien es cierto que de acuerdo con el Art. 182 se requie-
re la celebración de la Asamblea Extraordinaria siempre que se
produzca una modificación al contrato social (fracciones uno a
siete y once, del Art. 182), no son éstos los únicos casos en los que
debe celebrarse la Asamblea Extraordinaria de Accionistas, ya que
de acuerdo con la fracción doce del mismo precepto, son igual-
mente Asambleas Extraordinarias las que se reúnan para tratar
los demás asuntos para los que la Ley o el contrato social exijan
quórum especial, modifiquen o no los estatutos. Tratándose de las
sociedades por acciones de capital variable, los aumentos del ca-

81
Amparo directo 5973/74. Transportes del Pacífico, S. A. de C. V. 5 de Juno
de 1978. 5 Votos. Ponente: Salvador Mondragón Guerra. Secretario: Eduar-
do Lara Díaz. Informe 1978, 3ª. Sala, Tésis 138, p. 101.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 105

pital deben ser fijados por la Asamblea Extraordinaria si no lo ha


hecho de inicio, el contrato social, resultando evidente que es un
caso en el cual la Ley exige un quórum especial y nada importa el
que se modifique o no el contrato social; de paso se olvida que la
Ley en el Art. 216 no da igual tratamiento para los aumentos que
para las disminuciones de capital.
El Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, se ha
pronunciado en contra de los aumentos de capital en sociedades
de capital variable, tomados en asamblea ordinaria.82

82
AUMENTO DE CAPITAL SOCIAL, TRATÁNDOSE DE SOCIEDADES DE
CAPITAL VARIABLE. PARA SURTIR EFECTOS FRENTE A TERCEROS,
LOS ACUERDOS DEBEN TOMARSE VÍA ASAMBLEA EXTRAORDINA-
RIA Y PROTOCOLIZARSE ANTE NOTARIO PÚBLICO. Los acuerdos de
aumento de capital para surtir efectos frente a terceros, deben tomarse a
través de acta de asamblea extraordinaria y protocolizarse ante Notario Pú-
blico, conforme lo establecen los artículos 182, primer párrafo, fracción III;
y 194 de la Ley General de Sociedades Mercantiles, sin que sea acertado
que tratándose de sociedades mercantiles de capital variable, a través de
los estatutos se distinga entre los aumentos de capital social variable, para
acordar que éstos se realizarían vía asamblea ordinaria, a diferencia de los
aumentos del capital social fijo, en los cuales se acuerda que se deben tomar
mediante una asamblea extraordinaria; dado que, cuando una empresa se
constituya como una sociedad anónima de capital variable, esa circunstancia
no es motivo para considerar que los acuerdos para aumento o disminución
del capital social, que en la especie tiene la característica de ser variable,
pueden efectuarse vía asamblea ordinaria; pues del análisis a los artículos
213 y 216 de la Ley General de Sociedades Mercantiles, contenidos en el ca-
pítulo VIII, denominado De las sociedades de capital variable, de los cuales,
el primero de ellos, establece que: “En las sociedades de capital variable el
capital social será susceptible de aumento por aportaciones posteriores de
los socios o por la admisión de nuevos socios, y de disminución de dicho
capital por retiro parcial o total de las aportaciones, sin más formalidades
que las establecidas por este capítulo” y el segundo de ellos regula que: “El
contrato constitutivo de toda sociedad de capital variable, deberá contener,
además de las estipulaciones que correspondan a la naturaleza de la socie-
dad, las condiciones que se fije para el aumento y la disminución del capital
social”; esto es, se regula una sola figura jurídica como elemento de la socie-
dad y que se denomina capital social, aún y cuando éste sea variable, por tal
motivo, se puede llegar a la conclusión que los acuerdos para el aumento del
106 Adrián R. Iturbide Galindo

Ahora bien, si en las sociedades por acciones los aumentos de


capital deben estar siempre fijados o bien por el contrato social o
por la Asamblea Extraordinaria de Accionistas, protocolizados e
inscritos en el Registro Público de Comercio, ¿en qué consiste su
flexibilidad?
La Ley exige, hemos visto que la producción, la creación de
acciones se inscriba en el Registro Público de Comercio, inscrip-
ción que solamente puede hacerse mediante la presentación de
un documento auténtico. La importancia de estos títulos de cré-
dito ha hecho que el legislador siempre proteja su creación con
la necesidad de un quórum especial, que es el de la Asamblea Ex-
traordinaria de Accionistas y que debe además ser protocolizada e
inscrita, puesto que de otra manera la creación irrestricta por par-
ticulares de estos documentos de inversión en Asambleas Ordina-

capital social en sociedades de capital variable, también deberán cumplir


con los requisitos que exige la ley de la materia, dentro de los cuales, en el
Art. 182, fracción III, se establece que el aumento o reducción del capital
social, debe realizarse a través de asambleas extraordinarias, y cuyas actas de-
ber ser protocolizadas e inscritas en el registro público en términos del art.
194, último párrafo, de la citada ley; por lo tanto, el acuerdo de aumento de
capital tomado en asamblea ordinaria, no surte efectos contra terceros al no
cumplir las formalidades de ley, y aquellas aportaciones efectuadas por los
socios, no se podrían considerar un aumento de capital, sino deudas a cargo
de la actora, por tratarse de aportaciones para futuro aumento de capital, en
términos del artículo 48 de la Ley del Impuesto sobre la Renta.

Juicio Contencioso Administrativo Núm. 79/11-02-016. Resuelto por la Sala
Regional del Noroeste II del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administra-
tiva, el 2 de mayo de 2012, por unanimidad de votos. Magistrado Instructor;
Carlos Miguel Moreno Encinas. Secretaria: Lic. María Teresa del Socorro
Sujo Nava.- Revista del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa,
Séptima Época. Año III. No. 19. Febrero 2013, p. 532.

En cambio fundamentándose en los principios de autonomía de las partes,
libertad contractual, derecho humano de libertad de asociación y de que la
finalidad del capital variable es permitir su modificación de manera rápida y
sencilla, pero sin entrar al análisis del Art. 216 de la Ley, el primer Tribunal
Colegiado en Materia Administrativa del 3er. Circuito, en amparo directo
351/2015, (Tésis aisladas) resolvió que para el aumento y disminución del
capital en sociedades de capital variable, es innecesario celebrar asamblea
extraordinaria.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 107

rias podría prestarse fácilmente a predatación o a posdatación de


su emisión con gravísimas consecuencias de fraude para terceros.
Lo que resulta en cambio perfectamente válido en las socieda-
des de capital variable es establecer en los estatutos que una
vez que las acciones estén creadas pueden irse poniendo en cir-
culación cuando lo decida la Asamblea Ordinaria o el órgano de
administración.
Las sociedades que se constituyen con un capital mínimo fijo
y un máximo ilimitado desaprovechan la posibilidad de emitir ac-
ciones de tesorería desde su constitución y que son en definitiva
las que permitirán una flexible variabilidad del capital social, ya
que es evidente que una vez creadas las acciones por el órgano
competente y protocolizado e inscrito el acuerdo respectivo, la
seguridad de terceros será absoluta.
Cualquier tercero, podrá a través de la consulta en el Registro
Público de Comercio saber cuál es el capital mínimo fijo de la em-
presa, cuál es el capital autorizado y la diferencia entre ambos será
la parte variable, hasta dónde los accionistas podrán libremente
ejercitar su derecho de retiro, disminuyendo el capital; o bien has-
ta donde la Asamblea Ordinaria o el Consejo de Administración
podrán determinar los aumentos.
Esa parte variable representará así, la parte en que los accio-
nistas podrán aumentar y disminuir sus aportaciones sin mayores
requisitos. La cifra del capital mínimo será el tope de las disminu-
ciones y la cifra del capital autorizado será el tope máximo al que
pueden llegar los aumentos.
Dicho de otra manera, los accionistas no podrán ejercitar el
derecho de separación, cuando tenga como consecuencia reducir
a menos del mínimo el capital social (Art. 220), pero tampoco la
Asamblea Ordinaria o el órgano de administración, podrán in-
crementar el capital, emitiendo (creando acciones), rebasando el
aumento fijado en el contrato social o en la Asamblea Extraordi-
naria de Accionistas, lo que significa que no puede rebasarse por
acuerdo de estos órganos el capital cuyo aumento esté autorizado
(Art. 217).
108 Adrián R. Iturbide Galindo

Establecidos así, el capital mínimo y el capital autorizado, toda


reducción de capital dentro de la parte variable podrá realizarse
sin más formalidad que por resolución tomada por la Asamblea
Ordinaria de Accionistas o por el órgano de administración, en su
caso, cuando lo estimen conveniente o inclusive cuando algún ac-
cionista solicite el retiro parcial o total de sus aportaciones. En la
reducción del capital no tendrán que observarse las formalidades
establecidas en el Artículo Noveno, ya que la Ley en el capítulo
octavo no lo exige, lo que resulta lógico, dado que los terceros
que contraten con la empresa estarán suficientemente advertidos
de que el capital podrá disminuirse libremente en la parte varia-
ble, al saber que se trata de una empresa de este tipo, sin que la
sociedad tenga frente al accionista que se separe el derecho de
retención de la parte del capital social y utilidades que le corres-
pondan hasta concluir las operaciones pendientes al tiempo de la
separación (Art. 15).
Si el acuerdo de reducción del capital social partiera de la
Asamblea Ordinaria de Accionistas o del órgano de administra-
ción de la sociedad,83 deberá establecerse en los estatutos la li-
bertad de los socios para aceptar la reducción, y los casos en que
debe acudirse al sorteo para el reembolso de las acciones a los
socios, que reúna condiciones de generalidad y de imparcialidad,
que permitan evitar se lesione en forma discriminada a alguno o
algunos de los accionistas.
Para aprovechar al máximo la flexibilidad que la variabilidad
del capital social permite, podrá establecerse en los estatutos que
al reducirse el capital social en la parte variable, las acciones que
se amorticen se canjearán de inmediato por acciones de tesorería

83
Barrera Graf (op. cit., p. 642): No acepta esta posibilidad, y opina que la re-
ducción del capital de la parte variable, siempre debe ser acordada por una
asamblea extraordinaria, desconociendo la libertad absoluta a la autonomía
de la voluntad que el primer párrafo concede para reducciones en todas
las sociedades de capital variable. No debe olvidarse que es en el segundo
párrafo del mismo numeral en que esa libertad se restringe pero solo i) para
las sociedades por acciones y ii) para aumentos de capital.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 109

para conservarse por la sociedad y ponerse en circulación nue-


vamente en futuros aumentos cuando lo determine la Asamblea
Ordinaria de Accionistas o el órgano de administración, siempre
y cuando no se rebase la cifra inicialmente autorizada para los
aumentos en el contrato social o por la Asamblea Extraordinaria
de Accionistas.
Dentro de la parte variable se habrá logrado el máximo de sim-
plificación de formalidades para los aumentos y para las disminu-
ciones que permite la Ley, debiendo simplemente de inscribirse
en el libro de registro que al efecto llevará la sociedad (Art. 219).
En otro orden de ideas, los aumentos y las disminuciones del
capital en la parte variable ¿podrían corresponder a la clasifica-
ción de aumentos o disminuciones reales o contables que analiza-
mos al principio de este trabajo?
De acuerdo con lo dispuesto en el Art. 213 en las sociedades de
capital variable, el capital será susceptible de aumento por apor-
taciones posteriores de los socios o por la admisión de nuevos
socios, y que corresponderán a la clasificación propuesta de au-
mentos reales del capital; cabe la duda de si en esta parte variable
pudieran ser válidos los aumentos contables del capital. A partir
de la reforma al Art. 116 (publicada en el D.O.F. el 8 de febrero de
1985) que consideró también como acciones liberadas aquéllas
que se entreguen a los accionistas según acuerdo de una Asam-
blea General Extraordinaria como resultado de ciertos procesos
de capitalización, pienso que si bien, no en todos los casos pudie-
ra aceptarse la capitalización, en algunos otros no encontramos
inconveniente para ello, por ejemplo la capitalización de primas
sobre acciones, de otras aportaciones previas de los accionistas,
así como de capitalización de utilidades retenidas, considerando
su liquidez. En cambio no sería el caso de la capitalización de
reservas de valuación o de revaluación; es más la posibilidad de
capitalizar la reserva legal permitida por el Art. 21, último párrafo,
para cubrir aumentos de capital en parte variable, no solo no es
procedente sino que debiera prohibirse en la ley, ya que la sim-
ple posibilidad de que una vez efectuada esa capitalización, los
110 Adrián R. Iturbide Galindo

socios ejercieran de inmediato su derecho de retiro, constituiría


una violación a la prohibición legal de repartir ese fondo; aceptar
estos últimos casos de capitalización, sería poner en riesgo la sana
estabilidad de la empresa y comprometer su liquidez.84
Igualmente son aplicables a este tipo de sociedades los arts.
132 y 133 de nuestra Ley General de Sociedades Mercantiles. El
primero que regula el derecho de opción o el derecho de prefe-
rencia como también se le llama. Garriguez Uría citado por Mario
Herrera85 explica que: “…el fundamento de ese derecho está… en que,
toda emisión de acciones nuevas en una sociedad próspera con buenas
reservas y perspectivas halagüeñas, reduce la proporción en que se encuen-
tran las acciones viejas con el patrimonio social e implica necesariamen-
te la rebaja del valor de esas acciones en la medida en que las acciones
nuevas van a absorber una parte de las reservas y de las expectativas de
futuros beneficios. Para este caso, si el accionista antiguo que ha puesto su
capital y esfuerzo en la sociedad y ha corrido riegos que ya no pueden correr
los accionistas nuevos, no tuviera el derecho de optar a la suscripción de
nuevas acciones, no quedaría tampoco protegido contra la natural dismi-
nución del valor de sus viejas acciones porque los procedimientos que la
práctica mercantil ha puesto en uso para evitar esa nueva pérdida, como
son las acciones con prima o la concesión a las antiguas acciones de un
derecho preferente al dividendo y a la cuota de liquidación no hacen más
que paliar esos graves inconvenientes”.
Argumentos igualmente válidos para las sociedades de capital
variable.
En los proyectos del Código de Comercio tanto en el de 1997
como en el de 1981, así como en el proyecto de Ley General de
Sociedades Mercantiles se conserva en términos generales la re-

84
Manuel García Rendón (op. cit., p. 496): Manifiesta estar de acuerdo con
Barrera Graf, al considerar impropios los aumentos de capital variable por
capitalización de reservas legales o superávits, que son intangibles, no re-
embolsables, pero no en lo que se refiere a la conversión de obligaciones
en acciones, a la capitalización de utilidades retenidas y a la aplicación de
ciertas reservas voluntarias, como las de previsión y reinversión.
85
HERRERA, op. cit., p. 76.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 111

gulación de nuestra Ley vigente para los aumentos en las socieda-


des de capital variable, pero con una diferencia fundamental: se
sustrae de ellas a las acciones de tesorería y se establece como una
posibilidad de cualquier S.A. el poder emitirlas regulándolas en el
capítulo de disposiciones generales.
Art. 94 del proyecto de 1997: “si se hubiere autorizado un capital
social superior al suscrito, la diferencia estará representada por acciones
que se conservarán en la tesorería de la sociedad, para ser emitidas contra
el pago íntegro de su valor nominal a lo menos, de conformidad con lo que
establecen los estatutos o en su defecto, al acordarlo los administradores.
Esta disposición no es aplicable a las sociedades cuyo capital esté repre-
sentado por acciones que no expresen valor nominal”.
Como se ve, conserva en esencia el mecanismo que nuestra ley
vigente permite solo para las de capital variable, con la limitación
de que las acciones de tesorería, en su oportunidad, cuando sal-
gan a la circulación tendrán que ser acciones liberadas y nunca
podrán ser acciones pagadoras.
El art. 56 del Proyecto de Ley General de Sociedades Mercanti-
les: “Si se hubiera autorizado un capital superior al suscrito; la sociedad
podrá emitir las acciones que representen la diferencia, de conformidad con
lo que establezcan los estatutos o, a falta de disposición de éstos, cuando el
órgano de administración lo estime pertinente.
Las acciones a que se refiere este artículo podrán ser pagadoras, a con-
dición de que las suscritas con anterioridad hayan quedado liberadas”.
Este proyecto a diferencia del anterior, y de nuestra ley vigente
no hace obligatoria sino potestativa la emisión de acciones de te-
sorería cuando exista un capital autorizado y permite su creación
por el órgano de administración cuando lo estime conveniente,
aunque claro está dentro del límite que significa la existencia de
un capital autorizado, y nunca más allá de éste. Confunde este
proyecto la emisión de acciones, como creación de las mismas,
con su emisión como puesta en circulación para su suscripción y
pago. Y esto se confirma al leer el último párrafo del Artículo que
dice que las acciones a que se refiere “este artículo” podrán ser pa-
gadoras, clasificación solo aplicable a las acciones en el momento
112 Adrián R. Iturbide Galindo

de su suscripción y pago y no a las acciones de Tesorería en el mo-


mento de su creación ya que éstas no estarán ni siquiera suscritas;
olvidando que en su primer párrafo parece permitirlas.
El Art. 58 del proyecto de 81: “podrá autorizarse un capital supe-
rior al suscrito y esta parte del capital estará representada por acciones que
se conservarán en la Tesorería de la Sociedad para ser emitidas contra el
pago íntegro de su valor nominal a lo menos, de conformidad con lo que es-
tablezcan los estatutos, o, en su defecto, al acordarlo los administradores”.
Como se ve se repite en este proyecto las ideas del de 1977.
En estos proyectos se observa cierta influencia del derecho es-
pañol. La Ley Española de Sociedades Anónimas de 15 de julio de
1951 si bien es cierto no reglamenta a las Sociedades de capital
variable, si maneja la figura de Capital Autorizado para cualquier
tipo de Sociedad Anónima, en forma bastante parecida a como
lo hace nuestra Ley para los aumentos de las de Capital Variable.
El art. 96 de la Ley Española establece que tanto en los estatutos
primitivos como en los acuerdos de su modificación adoptados con los
requisitos previstos en el art. 84 (obligación de expresar en la con-
vocatoria de la junta general con la debida claridad, los extremos
que hayan de ser objeto de modificación; que el acuerdo sea to-
mado por la junta con la concurrencia de socios y de capital pre-
vistos para acuerdos especiales; y que en todo caso se haga constar
en escritura pública y se inscriba en el Registro Mercantil), podrá
encomendarse a los administradores de la Sociedad, la facultad
de aumentar su capital en una o varias veces hasta una cifra deter-
minada, en la oportunidad y en la cuantía que ellos decidan, sin
previa consulta a la junta general. Estas elevaciones no podrán en
ningún caso ser superiores a la mitad del capital nominal de la
sociedad en el momento de la autorización y deberán realizarse
dentro del plazo máximo de cinco años, a contar de la fundación
de la sociedad o de la modificación de sus estatutos y mediante la
emisión de acciones ordinarias. La emisión se someterá a lo pre-
visto en los arts. 89 y 90, 91 y 92 de la presente Ley. Hasta que la
emisión se realice, el capital autorizado no podrá estar represen-
tado por acciones ni llevado al pasivo del balance”.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 113

Resulta claro que conforme a este artículo solamente los es-


tatutos primitivos en la escritura constitutiva o el acuerdo toma-
do por una junta de socios con quórum de asistencia para acuer-
dos especiales, protocolizada e inscrita en el Registro Mercantil
(equivalente a nuestra asamblea extraordinaria) pueden señalar
el capital autorizado que no es otra cosa que fijar una cifra deter-
minada hasta la cual posteriormente los administradores de la so-
ciedad podrán aumentar el capital, constituyendo así la cifra tope
de los aumentos similar al capital máximo autorizado de nuestras
sociedades de capital variable. Sin embargo en derecho español,
con buen tino, acota esta autorización dada a los administradores
y la da dentro de ciertos límites; la autorización queda limitada en
todo caso a la emisión de acciones ordinarias; solo es aplicable a
los casos de emisión de nuevas acciones en que medie desembolso
real por parte de los accionistas; el capital solamente queda así
autorizado durante un plazo de cinco años; y la suma autorizada
no debe rebasar la mitad del capital nominal de la sociedad en el
momento de fijarse la autorización.
La diferencia fundamental con nuestro derecho es que ese
capital autorizado no podrá estar representado por acciones de
Tesorería o acciones en cartera como se les llama en derecho es-
pañol. Don Ángel Velasco Alonso86 opina que: “La figura del capital
autorizado como cifra limite dentro de la cual se permite a los administra-
dores aumentar el capital, sin previa consulta a la Junta General, es una
Institución nueva en nuestro derecho que viene a reemplazar ventajosa-
mente al sistema de las acciones en cartera. Como estas acciones, el capital
autorizado cumple la misión de dotar a los administradores de la sociedad
de un fondo de maniobras que les permita poner acciones en circulación
sin tener que sujetarse a los rigurosos requisitos de los aumentos ordina-
rios”.
La razón que tuvo el Legislador español de suprimir las ac-
ciones en cartera es explicada por el principio de integridad en

86
VELASCO ALONSO, Ángel, Ley de Sociedades Anónimas. Anotaciones y Concor-
dancias, Barcelona, Edición Ariel, 1969, p. 382.
114 Adrián R. Iturbide Galindo

la suscripción del capital, así don Alejandro Pelletier87 nos dice


que: “El principio que instaura esta ley es el de que no podrá constituirse
sociedad alguna que no tenga el capital suscrito totalmente y desembolsado
en una cuarta parte, al menos. No se desconoce que este principio viene
derechamente a prohibir una práctica muy extendida en las sociedades
anónimas españolas y que consiste en conservar entero cierto número de
acciones, ya en el momento fundacional, ya en el momento de la elevación
del capital, para conceder así a los administradores un fondo de manio-
bras con ese capital en cartera, cosa que les permitirá elegir a su arbitrio el
momento más adecuado para lanzar ese capital al público, entregando las
acciones en cartera para ser suscritas en metálico o a cambio de una apor-
tación de bienes “in natura”. El sistema de las acciones en cartera permite,
ciertamente a los administradores una gran libertad de movimientos para
atraer nuevos recursos a las cajas sociales sin necesidad de observar los
rigurosos requisitos de la reforma estatutaria. Pero se ha creído que estas
ventajas eran menores que los inconvenientes de semejante práctica, deri-
vados quizá de la costumbre de llevar al pasivo del balance la totalidad del
capital escriturado, para dar mayor sensación de poderío económico, aun-
que ese capital no esté suscrito, llevando al activo la contrapartida de las
acciones en cartera, las cuales se manejan como si realmente constituyeran
un activo real. Por ello ha parecido prudente la supresión de las acciones
en cartera, compensando su desaparición con la implantación del llamado
“capital autorizado”, que cumple análogos fines que el capital en cartera,
sin crear ninguna obscuridad en cuanto a la situación económica de la
sociedad ni dar ocasión a manipulaciones que, a veces adolecían de falta
de pulcritud”.
Los inconvenientes que según hemos visto existían en Derecho
Español para la subsistencia de las acciones en cartera, no existen
en nuestro medio ya que el Art. 217 de nuestra Ley prohíbe a las
sociedades por acciones anunciar el capital cuyo aumento esté
autorizado, sin anunciar al mismo tiempo el capital mínimo, con
lo que no puede darse mayor sensación de poderío económico

87
PELLETIER, Alejandro, Interpretación Práctica de la Ley de Sociedades Anóni-
mas. Estudio Especial de los Problemas Financieros, Administrativos y Contables,
Madrid, Publicaciones Técnicas Mercantiles, 1970, p. 41.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 115

y sí en cambio pueden conservarse las acciones de tesorería que


representan grandes ventajas en las sociedades de capital variable,
y sin que su existencia implique menoscabo alguno al principio
de integridad en la suscripción del capital, (Art. 89 fracción I y
II de la Ley), puesto que al ponerse en circulación operará ese
principio con plenitud. “…Según queda expuesto en la introducción
de estas notas, la ley no quiso abandonar en lo general el sistema rígido
latino de organización de las sociedades anónimas; así es que conserva
la exigencia de que antes de que inicie una compañía de esta clase su
vida jurídica, esté íntegramente suscrito el capital social. La flexibilidad
compatible con el sistema fue introducida, según se expresa varias veces
en esta exposición, a través de los preceptos de las sociedades de capital
variable. De esta manera y según se desprende claramente de los artículos
respectivos, si bien nunca se dará el caso de que una anónima se presente
ante el público con un capital que no ampare reales aportaciones en dine-
ro o en naturaleza, constituyéndose como de capital variable, sí estará
capacitada para admitir gradualmente, dentro de los límites que fijen en
sus estatutos o el acuerdo de la asamblea, nuevos socios en su seno y con-
siguientemente capital nuevo que haga posible el crecimiento regular de la
empresa”. (Exposición de Motivos de la Ley General de Sociedades
Mercantiles).
En la nueva Ley Española, con algunas variantes se conserva
en lo esencial el procedimiento de la anterior que ya comenta-
mos, pero persiste la idea fundamental de que sea la junta general
equivalente a nuestra asamblea general extraordinaria la que fije
el aumento hasta una cifra acordada, dentro de la cual se delegan
ciertas facultades de ejercicio a los administradores.88

88
“Art. 297. Delegación en los administradores. 1. En las S.A., la junta general con los
requisitos establecidos para la modificación de los estatutos sociales, podrá delegar en
los administradores: a) La facultad de señalar la fecha en que el acuerdo ya adoptado
de aumentar el capital social deba llevarse a efecto en la cifra acordada y de fijar las
condiciones del mismo en todo lo no previsto en el acuerdo de la junta. El plazo para
el ejercicio de esta facultad delegada, no podrá exceder de un año, excepto en el caso de
conversión de obligaciones en acciones. b) La facultad de otorgar en una o varias veces
el aumento de capital social hasta una cifra determinada en la oportunidad y en la
cuantía que ellos decidan, sin previa consulta a la junta general. Estos aumentos no
116 Adrián R. Iturbide Galindo

En la Ley Alemana de 1965 en su Art. 202 y en el Código Civil


Italiano Art. 2443 se consagra la misma idea que la Ley Españo-
la maneja respecto al capital autorizado, señalándose en ambos
ordenamientos que los estatutos sociales o un acuerdo posterior
modificatorio de los estatutos podrán autorizar al órgano de ad-
ministración la facultad de aumentar el capital social hasta una
cifra nominal determinada, con lo que se reitera la necesidad de
fijar el límite de los aumentos vía escritura constitutiva o Asam-
blea Extraordinaria.
En México, el capital autorizado es una institución que está
íntimamente vinculada con las acciones de tesorería y solamente
pueden acudir a sus ventajas las sociedades de capital variable,
aunque hay algunas excepciones: por ejemplo la Ley de Institu-
ciones de Crédito establece en su Art. 9, que solo gozarán de auto-
rización de la C.N.B.V. para organizarse y operar como institución
de banca múltiple, sociedades anónimas de capital fijo que cum-
plan los requisitos establecidos en derecho comercial, y el Art.
12 establece que dichas instituciones podrán emitir acciones no
suscritas que conservarán en tesorería, las cuales no computarán
para efectos de determinar los límites de tenencia accionaria a
que se refiere esa ley. Las constancias respectivas se entregarán a
los suscriptores contra el pago total de su valor nominal y de las
primas que en su caso fije la institución.
Por su parte, la Ley General de Organizaciones y Actividades
Auxiliares del Crédito establece en su Art. 8º. que las sociedades
que se autoricen para operar como organizaciones auxiliares del
crédito y casas de cambio, deben de constituirse en forma de so-
ciedad anónima, y sin embargo, pueden emitir acciones de te-
sorería, las cuales podrán entregarse a sus suscriptores contra el

podrán ser superiores en ningún caso, a la mitad del capital de la sociedad, en el mo-
mento de la autorización y deberán realizarse mediante aportaciones dinerarias dentro
del plazo máximo de cinco años a contar del acuerdo de la junta. 2. Por el hecho de la
delegación, los administradores quedan facultados para dar nueva redacción al ar-
tículo de los estatutos sociales relativos al capital social una vez acordado y ejecutado
en aumento.”
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 117

pago total del valor que, en su caso fije la sociedad conforme al


procedimiento de suscripción y pago que se determine con arre-
glo a la ley.
La Ley del Mercado de Valores del 2 de enero de 1975 señala-
ba en su Art. 81, que previa autorización expresa de la Comisión
Nacional de Valores y cuando así lo prevengan los estatutos, las
sociedades anónimas de capital fijo podrán emitir acciones no
suscritas, para su colocación entre el público, siempre que se man-
tengan depositadas en el instituto y que se cumplan las siguientes
condiciones:
“I. La emisión debe hacerse con propósito de oferta pública, de confor-
midad con lo dispuesto en esta Ley;
II. El depósito en el Instituto se realizará por conducto de agentes de
valores personas morales, en los términos de esta Ley;
III. La emisora, previamente a la celebración de la asamblea extraordi-
naria, deberá presentar a la Comisión Nacional de Valores un proyecto de
emisión, con todos los datos y documentos que la misma le solicite, inclu-
yendo la información financiera, minuta de prospecto para la información
pública, así como el programa de colocación y el proyecto de los acuerdos
de aumento de capital y de emisión de acciones que habrán de presentarse
a dicha asamblea;
IV. Al otorgar la autorización respectiva, la Comisión Nacional de Va-
lores señalará las condiciones y requisitos a que deberá someterse la emisora
y el agente de valores, tanto para la emisión como para la colocación de
acciones;
V. El importe de las acciones no suscritas no podrá exceder el 25% del
importe del capital pagado, debiendo señalar la Comisión Nacional de
Valores, dentro de dicho límite, el monto máximo de acciones no suscritas
que puedan emitirse, tomando en cuenta la importancia y características
de la sociedad emisora y las condiciones del mercado;
VI. La sociedad emisora al dar publicidad al capital autorizado, ten-
drá la obligación de mencionar el importe del capital pagado a esa fecha;
VII. Las acciones se acreditarán en cuenta al agente, contra el pago
total que éste haga del precio de las mismas.
118 Adrián R. Iturbide Galindo

El Instituto llevará cuenta de las acciones que por ser suscritas y paga-
das, pueden ser materia de transferencia y otras operaciones previstas en
esta Ley;
VIII. Las acciones que no se suscriban y paguen en el plazo que señale
la Comisión Nacional de Valores se considerarán anuladas, sin que se
requiera declaración judicial, y se procederá a su cancelación. La emisora
procederá a reducir el capital social autorizado en la misma proporción;
IX. La Comisión Nacional de Valores sólo aprobará emisiones de accio-
nes no suscritas, cuando se trate de sociedades que mantengan políticas
congruentes de colocación en sus valores en el público y de protección a los
derechos de la minoría;
X. Para facilitar la oferta pública de valores, en la Asamblea Extraor-
dinaria de accionistas en la que se decrete la emisión de acciones no sus-
critas, deberá hacerse renuncia expresa al derecho de preferencia a que se
refiere el art. 132 de la Ley General de Sociedades Mercantiles. Habiendo
quórum, en los términos de los estatutos sociales, el acuerdo que se tome
producirá todos sus efectos, alcanzando a los accionistas que no hayan
asistido a la asamblea, por lo que la sociedad quedará en libertad de colo-
car las acciones entre el público, sin hacer la publicación a que se refiere el
artículo antes citado. Cuando una minoría, que represente cuando menos
el 25% del capital social vote en contra de la emisión de acciones no sus-
critas, dicha emisión no podrá llevarse a cabo.
XI. En la convocatoria en la que se cite a Asamblea Extraordinaria
se deberá hacer notar expresamente que se reúne para los fines precisados
en este precepto, haciendo mención especial de lo establecido en la fracción
anterior;
XII. Cualquier accionista que vote en contra de las resoluciones adop-
tadas durante la asamblea, tendrá derecho a exigir de la sociedad la colo-
cación de sus acciones, al mismo precio en el que se ofrezcan al público las
acciones materia de la emisión. La sociedad tendrá obligación de colocar
en primer lugar las acciones pertenecientes a los accionistas disidentes; y
XIII. La Comisión Nacional de Valores estará facultada para concu-
rrir a las asambleas a fin de vigilar el cumplimiento de los requisitos seña-
lados para la emisión de las acciones”.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 119

Permite así este artículo la institución del capital autorizado


para sociedades de capital fijo, pero a diferencia del derecho es-
pañol, ligándolo íntimamente con la emisión de acciones de te-
sorería y resaltando que dicha emisión (entendiendo la palabra
emisión como sinónimo de creación de los títulos) debe ser acor-
dada siempre por una Asamblea Extraordinaria de Accionistas.
Por su parte, también la nueva Ley del Mercado de Valores, pu-
blicada en el D.O.F., el 30 de diciembre de 2005 permite en su Art.
53, a las sociedades anónimas bursátiles (SABS), incluso de capi-
tal fijo, emitir acciones no suscritas, que conserven en tesorería,
para ser suscritas con posterioridad, por el público, siempre que
se ajusten a lo siguiente: “I. Que la asamblea general extraordinaria
de accionistas apruebe el importe máximo del aumento del capital y con-
diciones en que deben hacerse las correspondientes emisiones de acciones.
II. Que la suscripción de las acciones emitidas se efectúe mediante ofer-
ta pública, previa inscripción en el Registro, dando en uno y en otro caso,
cumplimiento a lo previsto en esta Ley, y demás disposiciones de carácter
general que emanen de ella.
III. Que el importe del capital suscrito y pagado se anuncie cuando den
publicidad al capital autorizado representado por las acciones emitidas
y no suscritas.
El derecho de suscripción preferente a que se refiere el Art. 132 de la
Ley General de Sociedades Mercantiles, no será aplicable tratándose de
aumentos de capital”.
Destaca en este precepto el que sea una asamblea general ex-
traordinaria de accionistas la que apruebe el importe máximo del
aumento del capital, y las condiciones en que deben hacerse las
correspondientes emisiones de acciones, que el importe del capi-
tal suscrito y pagado se anuncie cuando den publicidad al capital
autorizado representado por acciones emitidas y no suscritas, en
la misma línea de la interpretación, que hemos sostenido en este
estudio, para entender el sistema de capitales variables. Por razo-
nes lógicas y de que en las SABS las acciones de tesorería están
destinadas a ser suscritas con posterioridad, por el público inver-
sionista, se elimina en ellas el derecho de suscripción preferente.
120 Adrián R. Iturbide Galindo

Cabe señalar que en esta misma Ley, excluyendo en forma ex-


presa, la prohibición contenida en el Art. 134 de la Ley General
de Sociedades Mercantiles, para las sociedades anónimas de ad-
quirir sus propias acciones, permite a las SABS (Art. 56) e inclusi-
ve a las SAPIS (Art. 17), hacerlo ya con cargo al capital contable,
sin reducir el capital, ya con cargo al capital social, cancelándolo
o convirtiéndolo en acciones de tesorería para su posterior colo-
cación, pudiendo en forma expresa hacerlo no solo las sociedades
de capital variable, sino inclusive a las sociedades de capital fijo.
“En realidad, el régimen de capital variable fue extraordinariamente
concebido por los autores de la ley de 1934, en sus dos facetas: disminucio-
nes y aumentos de capital, señalándose las características fundamentales
que determinan su aparición en Francia en la Ley sobre Sociedades del 24
de julio de 1867, de donde las tomaron nuestros Códigos de Comercio de
1884, y de 1889, que permite el derecho de retiro irrestricto de los socios,
que trae como consecuencia una agilísima reducción del capital hasta un
mínimo predeterminado y, por otro lado, adelantándose con gran visión
en el aspecto de aumentos de capital, al moderno sistema de capitales au-
torizados para facilitar su extraordinariamente flexible ejecución posterior
por los órganos de administración, que se ha desarrollado con tanto éxito
en el presente siglo en muchos países influidos por el derecho continental
europeo.
La regulación en nuestra ley de las variaciones del capital variable en
sus dos facetas, conjuntando por un lado la facilidad de ejecutar aumen-
tos de capital mediante la puesta en circulación de acciones de tesorería,
previamente creadas y por otro lado, liberando de publicidad y formalida-
des al retiro de los socios y, en consecuencia, a las reducciones del capital
variable hacen de este régimen un sistema básicamente mexicano, cuyas
bondades pragmáticas justifican su conservación y perfeccionamiento.
Cuando la ley señala que en las sociedades por acciones sólo el contrato
social o la asamblea general extraordinaria pueden fijar los aumentos y
la forma y términos en que deban hacerse las correspondientes emisiones
de acciones, no lo hace en una forma ligera o caprichosa, sino de manera
absolutamente deliberada y congruente con toda la estructura de la ley.
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 121

Tanto la escritura constitutiva, que requiere obviamente la comparecen-


cia de todos los socios fundadores, como las asambleas generales extraor-
dinarias, que requieren un mayor y más prudente quórum de asistencia y
de votación, están obligatoriamente sujetas a la calificación jurídica del
notario (resaltada a partir de la… reforma al artículo 5º. de la Ley Gene-
ral de Sociedades Mercantiles, simultánea a la eliminación de la necesidad
de la homologación judicial), a quien se acude, como dice la exposición de
motivos de la propia ley; por las garantías de seguridad que ofrece y su ins-
cripción se efectúa en el Registro Público de Comercio para salvaguardar el
legítimo interés de terceros”.89
En la práctica mexicana se ha generalizado desafortunadamen-
te la solución de conferir en los estatutos a la asamblea ordinaria,
la facultad de acordar aumentos de capital, y por ende permitién-
dole indebidamente a este órgano emitir (crear) acciones, violen-
tando en mi opinión el espíritu y el texto de la ley y la seguridad
de socios y terceros.
El segundo párrafo del Art. 216 es imperativo y no forma parte
del jus dispositivum, en las sociedades por acciones solo el contra-
to social o la asamblea extraordinaria pueden fijar los aumentos
de capital y debe tomarse en cuenta que en contra de la observan-
cia de la ley no puede alegarse desuso, costumbre o práctica en
contrario.90

89
ITURBIDE GALINDO, op. cit., p. 141.
90
Ibídem, p. 143. “Con este procedimiento, sin que exista un límite fijado por el con-
trato constitutivo o por asamblea extraordinaria de accionistas protocolizada e inscrita
se ha dado en la práctica el caso de que un grupo de socios, en acuerdo tomado en
asamblea ordinaria de accionistas (cuyas decisiones en segunda convocatoria son vá-
lidas cualquiera que sea el número de acciones representadas), han podido aumentar
el capital social en forma amañada y lo han suscrito y pagado en su totalidad, a
valores nominales históricos, apoderándose así de una empresa con un patrimonio
muchas veces mayor, lesionando fraudulentamente el legítimo derecho del resto de los
accionistas)”.
Conclusiones

1ª. El tipo social mercantil que más ha proliferado en México es


el de Sociedad Anónima.
2ª. La Sociedad Anónima es la sociedad típica de las sociedades
de capitales.
3ª. El capital social es la suma de las aportaciones de los socios
y no debe confundirse con el capital contable, que es el con-
junto de bienes y derechos de la sociedad con deducción de
sus obligaciones.
4ª. La mención del capital social es una cláusula esencial en las
escrituras constitutivas de las sociedades mercantiles y muy
especialmente en las sociedades anónimas.
5ª. El capital suscrito es igual a la suma de las promesas hechas
por los suscriptores, o de las obligaciones de aportar en la
sociedad bienes en numerario o en especie.
6ª. Capital exhibido o pagado es igual a la suma de los valores
efectivamente ingresados en las cajas de la sociedad en cum-
plimiento de las promesas derivadas de la suscripción.
7ª. El capital social está protegido en la Ley por todos los princi-
pios que señala la doctrina: unidad, capital mínimo, suscrip-
ción íntegra, realidad, determinación e intangibilidad.
8ª. Hay aumentos y reducciones reales y aumentos y reducciones
contables del capital según signifiquen o no aumentos o dis-
minuciones reales en el patrimonio social.
9ª. El aumento y la reducción del capital social de toda socie-
dad de capital fijo, deben satisfacer los requisitos formales
exigidos para cualquier modificación de la escritura social y
deben quedar consagrados en los estatutos.
10ª. El acuerdo del aumento del capital debe satisfacer los requi-
sitos de la constitución en cuanto al capital mismo: debe sus-
cribirse íntegramente el aumento decretado, exhibirse cuan-
124 Adrián R. Iturbide Galindo

do menos el 20% de cada acción, pagadera en numerario e


íntegramente las acciones pagaderas en especie.
11ª. Las sociedades de capital variable no son un tipo específico
de sociedad regulado por la Ley, sino una modalidad que
puede ser adoptada por cualquier tipo social.
12ª. La adopción de esta modalidad por una sociedad inicial-
mente constituida como sociedad de capital fijo implica una
auténtica transformación y no tan solo una simple reforma
estatutaria, aunque conserva su misma personalidad jurídica.
13ª. En las sociedades de capital variable al igual que en las de ca-
pital fijo el capital social es susceptible de aumento por apor-
taciones posteriores de los socios o por admisión de nuevos
socios.
14ª. En las sociedades de capital fijo el derecho de retiro de los
socios se regula como un caso excepcional.
15ª. En las sociedades de capital variable resulta de su esencia el
que el capital sea susceptible de disminuciones por el ejerci-
cio irrestricto del derecho de retiro de los socios.
16ª. Los aumentos y disminuciones del capital social en las socie-
dades de capital variable pueden hacerse sin más formalida-
des que las establecidas en el capítulo VIII de la Ley.
17ª. Salvo las modificaciones establecidas en el capítulo octavo de
la Ley, siguen siendo aplicable a las sociedades de capital va-
riable todas las disposiciones que corresponden a la especie
de sociedad de que se trate y las de la sociedad anónima,
relativas a información financiera y responsabilidades de los
administradores.
18ª. Como advertencia a los terceros debe siempre añadirse a la
razón o denominación propia del tipo social, las palabras de
capital variable.
19ª. La regla general es que en las sociedades mercantiles el con-
trato constitutivo debe contener además de las estipulaciones
que corresponden a la naturaleza de la sociedad las condicio-
nes que se fijen para el aumento y la disminución del capital
Sociedades anónimas y su régimen de capital variable 125

social; y éstas pueden señalarse con absoluta libertad por los


socios en la escritura constitutiva.
20ª. La regla general antes mencionada se aplica en forma irres-
tricta para las sociedades que no son por acciones; y también
para las que lo son en tratándose de disminuciones de capi-
tal.
21ª. Por lo que se refiere a las sociedades por acciones (Sociedad
Anónima y Sociedad en Comandita por Acciones) la regla
general sufre una limitante en las condiciones que pueden
señalarse para aumentar el capital social.
22ª. En las sociedades por acciones los aumentos del capital social
sólo pueden fijarse por el contrato social o por la Asamblea Extraordi-
naria de Accionistas. Esta es una formalidad establecida en el
capítulo octavo de la Ley.
23ª. Al fijarse un aumento de capital en las sociedades por accio-
nes, señalándose un capital autorizado, las acciones de tesorería
se conservarán en poder de la sociedad para entregarse a me-
dida que vaya realizándose la suscripción.
24ª. La emisión (creación) de acciones debe protocolizarse ante
Notario Público e inscribirse en el Registro Público de Co-
mercio para que surta efectos contra terceros.
25ª. Fijado el aumento del capital por la escritura constitutiva o por
la Asamblea Extraordinaria de Accionistas, creadas así las ac-
ciones de tesorería y protocolizado e inscrito el documento
respectivo, puede delegarse en la Asamblea Ordinaria o en
el órgano de administración el acuerdo de ejercicio, esto es
decidir la forma y términos en que se pongan en circulación
las acciones.
26ª. En las sociedades de capital variable debe señalarse siempre
el capital mínimo que se fije.
27ª. Si se señala un capital autorizado, no puede anunciarse éste
sin anunciar al mismo tiempo el capital mínimo.
28ª. No es necesario señalar el capital autorizado en la escritura
constitutiva, pero sí es conveniente hacerlo para que opere
126 Adrián R. Iturbide Galindo

plenamente la variabilidad del capital. La cifra del capital mí-


nimo será el tope de las disminuciones y la cifra del capital
autorizado será el tope de los aumentos; la diferencia entre
ambos será la parte variable y sus alteraciones podrán válida-
mente encomendarse a la Asamblea Ordinaria o al órgano
de administración sin más requisitos que su inscripción en el
libro de registro que al efecto tienen que llevar las sociedades
de este tipo.
29ª. Por lo que se refiere a disminución del capital en la parte
variable podrá realizarse por acuerdo de la Asamblea Ordina-
ria o del órgano de administración e inclusive cuando algún
accionista solicite el retiro parcial o total de sus aportaciones.
30ª. Resultan ilegales y en consecuencia viciadas las disposiciones estatu-
tarias que sin señalar un capital autorizado facultan a la Asam-
blea Ordinaria o al órgano de administración, para aumentar
el capital emitido (creando) acciones. Los aumentos así acorda-
dos estarán igualmente viciados y no surtirán efectos contra terceros.
Ejemplo de cláusula de aumento del
capital en una sociedad anónima de
capital variable

Aumentos de capital
El aumento ya sea que corresponda al capital mínimo fijo o
al capital autorizado de la sociedad y la correspondiente emisión
de acciones deberán ser acordados por una Asamblea General
Extraordinaria de Accionistas con sujeción a la Ley General de
Sociedades Mercantiles. Sin embargo, una vez fijado el aumento
(por este contrato constitutivo o) por la Asamblea General Ex-
traordinaria de Accionistas señalando un capital autorizado y emi-
tidas acciones de tesorería, representativas de la parte variable del
capital de la sociedad, la Asamblea General Ordinaria de Accio-
nistas, el Administrador o el Consejo de Administración podrán
poner en circulación dichas acciones en su caso, dentro de la par-
te variable ajustándose a las siguientes reglas:
a) Las acciones emitidas y no suscritas o los certificados pro-
visionales en su caso, se conservarán en la Sociedad para
ponerse en circulación en las épocas y por las cantidades
que la Asamblea General de Accionistas, el Consejo o el Ad-
ministrador estimen convenientes para el desarrollo de las
actividades sociales.
b) La puesta en circulación de acciones de tesorería que impli-
quen un aumento del capital dentro de la parte variable y
hasta el límite autorizado (por este contrato constitutivo o)
por la Asamblea Extraordinaria, será hecho por resolución
de la Asamblea General Ordinaria de Accionistas, del Con-
sejo o del Administrador, pero no podrá decretarse nuevo
aumento antes de que estén íntegramente pagadas las ac-
ciones que constituyan el anterior aumento. Al tomarse el
acuerdo se fijarán los términos y bases conforme a los cuales
deba llevarse a cabo la suscripción y pago, y los accionistas
128 Adrián R. Iturbide Galindo

gozarán del derecho de preferencia conforme al Artículo


ciento treinta y dos de la Ley General de Sociedades Mer-
cantiles para lo cual deberán ser notificados quince días na-
turales antes de la fecha señalada para la suscripción.
La notificación se hará personalmente y de no ser esto posible
mediante la publicación en el Sistema Electrónico establecido por
la Secretaría de Economía.
Todo aumento del capital social deberá inscribirse en el libro
de registro que al efecto llevará la sociedad, a que se refiere el
artículo doscientos diecinueve de la Ley General de Sociedades
Mercantiles.
Ejemplo de cláusula de disminución
del capital en una sociedad anónima de
capital variable

Reducciones de capital
I. Toda reducción del capital mínimo fijo será acordado por la
Asamblea General Extraordinaria con sujeción a la Ley General
de Sociedades Mercantiles.
II. Toda reducción del capital en la parte variable podrá rea-
lizarse sin más formalidad que por resolución de la Asamblea
Ordinaria de Accionistas, del Consejo de Administración o del
Administrador Único, en su caso, cuando lo estimen conveniente
o cuando algún accionista solicite el retiro parcial o total de sus
aportaciones y se ajustará a las siguientes reglas:
1. Toda reducción se hará por acciones íntegras.
2. Tan pronto como se decrete una disminución, la resolución
deberá notificarse a cada accionista, concediéndole el dere-
cho para amortizar sus acciones en proporción a la reduc-
ción del capital decretado, dicho derecho deberá ejercitar-
se dentro de los quince días siguientes contados a partir de
la notificación. La notificación se hará personalmente y de
no ser esto posible, mediante una publicación en el Sistema
Electrónico establecido por la Secretaría de Economía.
3. Si dentro del plazo arriba señalado se solicitare el reembol-
so de un número de acciones igual al capital reducido se
reembolsará a los accionistas que hubieren solicitado el re-
embolso en la fecha que al efecto se hubiere fijado.
4. Si las solicitudes de reembolso excedieren el capital amorti-
zable, el monto de la reducción se distribuirá para su amor-
tización entre los solicitantes, en proporción al número de
acciones que cada una haya ofrecido y se procederá al reem-
bolso en la fecha que para tal fin se hubiere determinado.
130 Adrián R. Iturbide Galindo

5. Si las solicitudes hechas no completaran el número de ac-


ciones que deban amortizarse, se reembolsarán las de los
que hubieren solicitado la amortización y se designarán por
sorteo ante Notario o Corredor Público el resto de las ac-
ciones que deban amortizarse hasta completar el monto en
que se haya acordado la disminución del capital.
6. En el caso de que la reducción dentro de la parte variable
se origine por la solicitud de retiro de algún accionista, ésta
surtirá efecto hasta el fin del ejercicio que esté corriendo,
siempre y cuando la solicitud se hubiere efectuado antes del
último trimestre de dicho ejercicio, y si dicha solicitud se
hiciera después, la reducción surtirá sus efectos sólo hasta
el fin del ejercicio siguiente.
No podrá ejercitarse el derecho de retiro cuando tenga
como consecuencia reducir a menos del mínimo el capital
social.
7. Al reducirse el capital en la parte variable, las acciones que
se amorticen se canjearán por acciones de tesorería para
conservarse y ponerse nuevamente en circulación en futu-
ros aumentos.
Toda reducción del capital deberá inscribirse en el libro de
registro que al efecto llevará la sociedad, a que se refiere el
artículo doscientos diecinueve de la Ley General de Socie-
dades Mercantiles.
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