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1.

DEFINICIÓN DE CONTRATO Y NEGOCIO JURIDICO


1.1. CONTRATO
Se considera un negocio jurídico mediante el cual dos individuos, con objetivos
diferentes, llegan a un acuerdo para generar, alterar o finalizar una relación
legal de naturaleza patrimonial que afecta a ambas partes.

Según Rico Álvarez, el contrato puede ser definido de manera concisa como
un "negocio jurídico bilateral". Además, destaca que el contrato es el tipo de
negocio jurídico que otorga a los individuos no solo la facultad de decidir si
desean celebrarlo o no, como sucede con otros actos jurídicos, sino también
les brinda una amplia libertad para regular sus consecuencias. Esta libertad
está fundamentada en la autonomía de la voluntad, siempre y cuando se
mantenga dentro del marco legal y no vulnere principios éticos como la moral y
el orden público. Los diversos autores coinciden en que el contrato es la fuente
más significativa de las obligaciones legales. Además de su importancia
jurídica, el contrato posee un gran impacto social y económico.

Según el Código Civil, se considera un contrato cuando dos o más individuos


acuerdan crear, modificar o extinguir una obligación, siendo un negocio jurídico
en el cual estas personas, con diferentes intereses, establecen un acuerdo
para la formación, alteración o terminación de una relación legal bilateral de
naturaleza patrimonial. ART. 1517 del Código Civil.

1.2. NEGOCIO JURÍDICO

Inicialmente, el concepto de negocio jurídico se definió centrándose


principalmente en la declaración de voluntad como el elemento básico para
establecerlo. Según Puig Peña, la definición del negocio jurídico se centraba
exclusivamente en la declaración de voluntad, prescindiendo de otros
elementos que podrían formar parte del mismo. Windscheid lo describió como
una declaración privada de voluntad con el propósito de generar un efecto
jurídico, mientras que Savigny adoptó una perspectiva similar, basada en el
dogma de la voluntad. Esta visión, conocida como la tesis subjetivista del
negocio jurídico, fue iniciada por Savigny y enfatiza la importancia de la
voluntad como elemento fundamental.

Una definición más concisa es la de Santoro-Passarelli, quien describe el


negocio jurídico como un acto de la voluntad autorizado por el ordenamiento
jurídico para perseguir un interés propio. Por otro lado, de Castro y Bravo
consideran el negocio jurídico como la declaración o acuerdo de voluntades
mediante el cual los particulares buscan obtener un resultado digno de
protección legal, ya sea solo con la declaración o complementado con otros
actos.Estas definiciones resaltan la importancia del elemento subjetivo de la
voluntad, pero también reconocen la relevancia del ordenamiento jurídico. Se
destaca que la mera voluntad no es suficiente y que se requiere el
cumplimiento de ciertos requisitos establecidos por la ley para su validez.

En la misma línea, Castán Tobeñas, citado por Puig Peña, define el negocio
jurídico como un acto compuesto por una o varias declaraciones de voluntad
privada, dirigidas a generar un efecto jurídico reconocido por el derecho
objetivo, siempre que se cumplan los requisitos y límites establecidos por el
ordenamiento jurídico. Para Pérez Fernández del Castillo, el negocio jurídico
es la facultad que tienen las personas de autodeterminarse dentro del marco
legal.

El código civil define al negocio jurídico como una declaración que requiere
para su validez: capacidad legal del sujeto que declara su voluntad,
consentimiento que no adolezca de vicio y objeto lícito. ART 1251 Código Civil

2. DECLARACIÓN DE VOLUNTAD Y SUS FORMAS DE DECLARARLA

La declaración de voluntad podemos definirla como aquel acto en el que se


manifiesta la intención, es decir, la declaración de voluntad deberá
exteriorizarse para manifestar el propósito indubitable de que se realice un
negocio jurídico. La voluntad debe ser expresada para que pueda dar lugar a
la existencia de un negocio jurídico; de lo contrario, no se generarán efectos
legales. El simple deseo interno de llevar a cabo algo no tiene validez en el
ámbito jurídico.

Existen tres formas principales de exteriorizar la voluntad de una persona. En


primer lugar, la manifestación puede ser expresa, lo cual implica una
declaración directa y deliberada de la voluntad interna a través de la palabra
oral, la escritura, signos o gestos. Por otro lado, la voluntad también puede ser
tácita, lo que ocurre cuando determinados actos de una persona, aunque no
estén dirigidos explícitamente a manifestar su voluntad, permiten deducirla a
partir de su conducta clara y unívoca. Estos actos no deben dejar lugar a
dudas sobre su significado y son denominados "concluyentes", ya que
proporcionan certeza sobre la voluntad implícita expresada.

Por último, la declaración presunta se produce por disposición de la ley, la


cual infiere la voluntad de una persona a partir de ciertos hechos o
circunstancias. Por ejemplo, el Código Civil establece presunciones legales en
casos como la entrega del documento original que justifica un crédito, la cual
presume la liberación del deudor, o en el caso de pagos periódicos, donde la
constancia de pago del último período presume el pago de los anteriores, a
menos que se demuestre lo contrario.

3. REQUISITOS PARA LA VALIDEZ DEL NEGOCIO JURÍDICO

Según el artículo 1,251 del código Civil establece que los requisitos más
esenciales para la válidez de éste se conforman a través de la capacidad legal
del sujeto que declara su voluntad, consentimiento que no adolezca de vicio y
objeto lícito.

3.1. Capacidad legal: se refiere a la aptitud de una persona para ejercer


derechos y contraer obligaciones mediante la celebración de contratos u
otros actos jurídicos. Esta capacidad está determinada por la capacidad
de obrar de las personas, es decir, su capacidad para realizar actos
jurídicos válidos por sí mismas.
3.2. Consentimiento que no adolezca de vicio: Se refiere a la
manifestación de la voluntad de las partes involucradas en el acuerdo
contractual de manera libre, consciente y sin influencias que puedan
afectar su capacidad de decisión. El consentimiento es uno de los
elementos esenciales para la validez de un contrato, y se considera
válido cuando se da de forma voluntaria, sin coacción, error, dolo,
intimidación, violencia o simulación.
3.3. Objeto lícito: Se refiere a la prestación o bien sobre el cual versa el
acuerdo entre las partes y que debe ser legal y posible. En otras
palabras, el objeto lícito es aquello que las partes se comprometen a
hacer, no hacer o dar como resultado del contrato, y debe ser permitido
por la ley y no estar prohibido por el ordenamiento jurídico.
4. NEGOCIO JURÍDICO CONDICIONAL

Un negocio jurídico condicional es aquel en el que las partes establecen que la


eficacia del mismo estará sujeta a la realización de un evento futuro e incierto,
denominado condición. En otras palabras, es un acuerdo de voluntades en el
que las partes acuerdan que el negocio jurídico tendrá efecto únicamente si se
cumple una determinada condición especificada en el contrato.

La condición puede ser suspensiva, es decir, que la eficacia del negocio


jurídico quedará en suspenso hasta que se cumpla la condición; o puede ser
resolutoria, en cuyo caso el negocio jurídico tendrá efecto de manera
inmediata, pero se extinguirá si se cumple la condición.

Por ejemplo, en un contrato de compraventa condicional, las partes acuerdan


que la venta de un bien se realizará únicamente si se obtiene una licencia de
construcción antes de una fecha determinada. Si la licencia se otorga antes de
la fecha límite, el contrato se perfecciona y la venta se realiza; pero si la
licencia no se obtiene dentro del plazo establecido, el contrato queda sin efecto
y las partes quedan liberadas de sus obligaciones.
En resumen, un negocio jurídico condicional es aquel cuya eficacia está
supeditada a la realización de un evento futuro e incierto, siendo este evento la
condición que determinará si el contrato se perfecciona o se extingue.

5. VICIOS EN LA DECLARACIÓN DE VOLUNTAD

La declaración de voluntad se origina de una decisión auténtica y espontánea


de una persona. Es importante destacar que un negocio jurídico requiere una
voluntad, pero esta debe ser racional, es decir, consciente y libre. La
conciencia implica que la persona comprenda y entienda las implicaciones
legales de su voluntad expresada, y que estas conlleven consecuencias
definidas por la ley. La libertad, por su parte, implica que la persona manifieste
su voluntad de forma espontánea y autodeterminada, sin estar influenciada por
factores que puedan coaccionarla.

El Código Civil aborda en sus artículos 1257 al 1268 los vicios de la voluntad o
consentimiento, dentro del Capítulo II de la Primera Parte del Libro Quinto,
dedicado a las obligaciones en general. El artículo inicial, el 1257, establece
que un negocio jurídico puede ser anulado si la declaración de voluntad está
afectada por error, dolo, simulación o violencia, siendo importante destacar
que la parte que haya causado el vicio no puede solicitar la nulidad.

Este artículo presenta una lista cerrada de los casos en los que procede la
anulación del negocio jurídico, los cuales son el error, el dolo, la simulación y la
violencia. El error y el dolo afectan al conocimiento necesario en la
manifestación de la voluntad, mientras que la violencia afecta a la libertad de
esa manifestación. Sin embargo, llama la atención que se menciona la
simulación, lo cual no se ajusta a la clasificación previa realizada. Además, la
intimidación, aunque no se menciona en el artículo 1257, sí es tratada en otros
artículos del capítulo, como el 1264, 1265 y 1266.

6. NULIDAD
6.1. Nulidad relativa
La nulidad relativa, también conocida como anulabilidad, se refiere a la
situación en la que un negocio jurídico, aunque cuenta con todos los requisitos
esenciales para ser válido, presenta un defecto grave que podría llevar a su
anulación por parte de la justicia. A diferencia de la nulidad absoluta, donde el
negocio carece de requisitos esenciales desde su origen, en la nulidad relativa
el negocio es válido, pero podría perder esa validez si se presenta una acción
legal para su anulación y esta tiene éxito. La nulidad relativa presenta dos
características principales: primero, el acto o negocio jurídico puede ser
confirmado o ratificado para que surtan todos sus efectos, y segundo, protege
intereses particulares en lugar de intereses sociales como sucede con la
nulidad absoluta. Esto significa que el negocio se encuentra en una situación
incierta y transitoria, ya que su validez depende de si se solicita su anulación
por parte de quien tenga derecho a hacerlo. Si no se ejerce esta acción a
tiempo, el negocio puede ser confirmado o ratificado, o el derecho para solicitar
su anulación puede caducar.

Es importante tener en cuenta que un negocio jurídico afectado por nulidad


relativa continúa produciendo efectos hasta que una sentencia firme declare su
nulidad. Si no se presenta la acción de anulación de manera oportuna, el
derecho para hacerlo puede caducar. Además, solo la parte cuyo
consentimiento esté viciado o quien resulte directamente perjudicado puede
ejercer la acción de anulabilidad, ya que esta tiene como objetivo proteger
intereses particulares.

Según el código civil en el artículo 1309 menciona que Un negocio afectado


por nulidad relativa sigue siendo válido y produce efectos legales hasta que
una sentencia firme lo invalide. Así mismo se establece en el artículo 1312 del
Código Civil que las partes afectadas por un negocio jurídico que pueda ser
anulado debido a nulidad relativa tienen un período de dos años para iniciar un
procedimiento legal solicitando su anulación. Sin embargo, es importante tener
en cuenta que este plazo puede variar dependiendo de lo que establezca
específicamente la ley para determinados casos.
6.2. Nulidad absoluta

La nulidad absoluta, también conocida como nulidad de pleno derecho


representa el caso más serio de ineficacia de un negocio jurídico, según lo
expresado por la Corte de Constitucionalidad en una sentencia. Desde la
época romana se estableció el principio de que "lo que es nulo, no produce
ningún efecto". Esto se refleja en el artículo 1301 del Código Civil, donde se
establecen dos situaciones que pueden llevar a la nulidad absoluta de un
negocio jurídico: cuando su objeto es contrario al orden público o a las leyes
prohibitivas expresas, y cuando faltan requisitos esenciales para su existencia.

Los negocios afectados por nulidad absoluta no producen efectos legales y no


pueden ser revalidados por confirmación. Además, la Ley del Organismo
Judicial establece que los actos contrarios a normas imperativas y a leyes
prohibitivas expresas son nulos de pleno derecho, a menos que estas
establezcan un efecto diferente para el caso de su contravención.

Según la Corte de Constitucionalidad, los negocios jurídicos afectados por


nulidad absoluta presentan un defecto que afecta un interés general, entra en
conflicto con el orden público o no cumple con requisitos fundamentales para
su existencia. Respecto a estos requisitos esenciales, el Código Civil establece
que un negocio jurídico debe contar con: a) persona capaz, b) consentimiento
libre y c) objeto lícito. Además, ciertos actos o contratos pueden requerir
solemnidades o formalidades específicas para su existencia, como el
otorgamiento del testamento o la constitución de sociedades. Un quinto
elemento es mencionado por algunos juristas como Duguit, Bonnecase y
Kelsen, que es el reconocimiento jurídico del negocio jurídico o acto. Sin este
elemento, el acto es considerado inexistente en sentido jurídico.

El Código Civil también hace referencia a casos específicos de aplicación o no


de la nulidad absoluta en diferentes artículos, como en el matrimonio, la
paternidad del marido, el reconocimiento de hijos por medio de testamento y
otros casos relacionados con la prescripción y la adjudicación en pago
establecida en la hipoteca o en la prenda.
7. FORMAS DE CONTRATACIÓN

Existen tres categorías de formas en las que se puede llevar a cabo la


contratación:

- La primera categoría implica expresar la voluntad de manera clara, ya sea


de forma explícita o implícita, como lo establece el artículo 1252 del Código
Civil.
- La segunda categoría se refiere a la subdivisión de la forma explícita, que
puede adoptar la forma verbal, escrita o mediante signos inequívocos,
según lo dispuesto en el artículo 1574 numeral 4 del Código Civil.
- La tercera categoría abarca las modalidades de las formas secundarias,
principalmente la verbal y la escrita. La forma verbal implica la presencia de
testigos, mientras que la forma escrita se refiere a la escritura pública, como
se menciona en el artículo 1574 del Código Civil.
8. CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS
8.1. Unilateral o bilaterales

Los contratos son unilaterales, si la obligación recae solamente sobre una de


las partes contratantes; son bilaterales, si ambas partes se obligan
recíprocamente. Art. 1587 Código Civil

8.2. Consensuales y reales

Son consensuales cuando basta el consentimiento de las partes para que sean
perfectos; y reales, cuando se requiere para su perfección la entrega de la
cosa. Art. 1588 Código Civil

8.3. Principales y accesorios

Son principales cuando subsisten por sí solos; y accesorios, cuando tienen por
objeto el cumplimiento de otra obligación. Art. 1589 Código Civil

8.4. Onerosos o gratuitos


Es contrato oneroso aquel en que se estipulan provechos y gravámenes
recíprocos; y gratuito aquel en que el provecho es solamente de una de las
partes. Art. 1590 Código Civil

Los contratos onerosos pueden ser:

8.5. Conmutativos y aleatorios

El contrato oneroso es conmutativo cuando las prestaciones que se deben las


partes son ciertas desde que se celebra el contrato, de tal suerte que ellas
pueden apreciar inmediatamente el beneficio y la pérdida que les cause éste.
Es aleatorio, cuando la prestación debida depende de un acontecimiento
incierto que determina la ganancia o pérdida, desde el momento en que ese
acontecimiento se realice. Art. 1591 Código Civil

8.6. Condicionales y absolutos

Son condicionales los contratos cuya realización o cuta subsistencia depende


de un suceso incierto o ignorado por las partes absolutas, aquellos cuya
realización es independiente de toda condición. Art. 1592 Código Civil

9. CONTRATOS SOLEMNES

Los contratos solemnes son aquellos acuerdos de voluntades en los que la


validez y eficacia del contrato dependen del cumplimiento de formalidades
específicas establecidas por la ley. Estas formalidades suelen ser más
exigentes que las requeridas para otros tipos de contratos y pueden incluir la
intervención de un notario público, la presencia de testigos, la escritura pública,
la firma de las partes ante testigos u otras disposiciones específicas.

La característica distintiva de los contratos solemnes es que su validez no se


establece únicamente por el consentimiento de las partes, sino que también
depende del cumplimiento de las formalidades prescritas por la ley. Por lo
tanto, si no se respetan estas formalidades, el contrato puede ser considerado
inválido o nulo. Los contratos solemnes suelen aplicarse en situaciones donde
las partes realizan transacciones de gran importancia o trascendencia, como la
compra y venta de bienes inmuebles, la constitución de hipotecas, la donación
de bienes, entre otros. La finalidad de estas formalidades es proporcionar un
mayor grado de seguridad jurídica y evitar posibles fraudes o abusos entre las
partes contratantes.

10. CONTRATOS PREPARATORIOS

Los contratos preparatorios, también conocidos como contratos preliminares o


contratos preparativos, son acuerdos mediante los cuales las partes se
comprometen a celebrar un contrato principal en el futuro. Estos contratos
establecen las condiciones y términos bajo los cuales las partes acuerdan
llevar a cabo el contrato definitivo en una fecha posterior. Es decir, son
contratos que preceden y preparan el camino para la formalización de un
acuerdo más completo y detallado.

En esencia, los contratos preparatorios tienen dos funciones principales:

- Establecer la voluntad de las partes de celebrar un contrato definitivo en el


futuro.
- Fijar las condiciones y términos básicos que regirán el contrato definitivo
que se celebrará posteriormente.

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