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Los contratos son una especie de convenio. Un contrato es un acuerdo de voluntades entre
dos o más personas para producir o transferir obligaciones y derechos. En esta sección nos
referimos a los contratos civiles que se rigen por los el Código Civil Federal, Códigos
Civiles de las entidades federativas, Código Federal de Procedimientos Civiles y Códigos
Procesales de las entidades federativas que resulten aplicables en el ámbito de su
competencia.
Los contratos pueden ser celebrados de forma oral o escrita a menos que la ley exiga que
deban de ser celebrados de una forma determinada. Los contratantes pueden estipular en un
contrato lo que convenga a sus intereses, ya que en los contratos rige el principio de
autonomía de la voluntad, es decir las personas son libres de establecer las reglas que rijan
sus relaciones, siempre y cuando no contravengan las disposiciones legales.
Los contratos para nacer a la vida jurídica y poder surtir efectos legales deben contar con
los elementos esenciales que son: el consentimiento y el objeto. Así mismo, para que los
contratos puedan existir válidamente y surtir efectos jurídicos es necesario que reúnan los
requisitos de validez: que son la capacidad de las partes, ausencia de vicios del
consentimiento, fin u objeto lícito, y el consentimiento manifestado en la forma en los casos
en los que la ley así lo disponga.
Resulta entonces necesario que las partes contratantes, al momento de celebrar un contrato
tomen en consideración el tipo de contrato que van a celebrar, qué disposiciones legales lo
rigen, esto es, si se trata de un contrato civil, mercantil, laboral, si el contrato reúne los
elementos de existencia, es decir, si existe un acuerdo de voluntades entre las partes o si el
objeto es un bien o hecho lícito, posible, si se encuentra en la naturaleza o si es determinado
o determinable en cuanto a su especie. Además las partes deben cerciorarse si ellas, por sí
mismas, tienen capacidad para celebrar el contrato de que se trate, por ejemplo, si cuentan
con la edad, el carácter o el poder que permitan celebrar el contrato en nombre de otra
persona. Las partes contratantes deben manifestar su libre voluntad para contratar, su
consentimiento no debe ser dado en virtud de haber recibido amenazas, engaños o lesiones.
Las personas que celebran un contrato deben tomar en consideración si la ley establece que
el consentimiento se manifieste de una forma determinada. Si las partes contratantes, al
momento de celebrar un contrato no toman en cuenta esas consideraciones los contratos
pueden ser inexistentes o nulos.
El objeto en los contratos son: la cosa que el obligado debe dar, o el hecho que el obligado
debe hacer o no hacer. Por ejemplo, puede ser objeto de un contrato de arrendamiento un
bien inmueble; y en un contrato de prestación de servicios de contabilidad el objeto serán
los servicios que preste el contador como el cálculo de impuestos, la presentación de
declaraciones del cliente.
En cuanto a la cosa objeto de los contratos debe de existir en la naturaleza, ser determinado
o determinable en cuanto a su especie y estar en el el comercio.
Una cosa debe existir para poder ser objeto de un contrato, por ejemplo, no puede ser objeto
de un contrato de compraventa de un pegaso.
La cosa objeto del contrato debe estar en el comercio, esto es, no puede ser objeto de un
contrato la pirámide del sol.
En cuanto al hecho objeto de los contratos debe ser posible y lícito. Por ejemplo, no puede
ser objeto de un contrato de prestación, los servicios para cometer un delito.
Si el objeto de los contratos carece de los requisitos antes mencionados, el contrato será
nulo.
Las partes contratantes deberán cumplir con las obligaciones a que se hayan comprometido
en el tiempo, lugar y forma convenidos.
El incumplimiento de los contratos es la falta de ejecución por una de las partes de las
obligaciones contraídas. Se trata de la falta de pago o entrega de la cosa o la cantidad
debida, o de la prestación del servicio que se hubiere prometido.
En caso de que una de las partes contratantes incumpla con sus obligaciones contractuales
faculta a la otra para exigir la ejecución forzosa o la rescisión del contrato, más el pago de
una indemnización y el pago de los daños y perjuicios causados. Si las partes contratantes
estipularon en el contrato una prestación como pena para el caso de que la obligación no se
cumpla o no se cumpla de la manera convenida, como es en el caso de la llamada cláusula
penal, no podrán reclamarse además daños y perjuicios.
La mayoría de los Códigos civiles de los países cuyos ordenamientos jurídicos provienen
históricamente del sistema romano-canónico y germánico, contienen definiciones
aproximadas del contrato. La mayoría de ellos, siguen las directrices estructurales del
Código civil francés, heredero del Código Napoleónico, cuyo artículo 1101 establece
(repitiendo el literal del Digesto referido anteriormente) que el contrato es la convención
por la cual una o más personas se obligan, con otra u otras, a dar, hacer, o no hacer alguna
cosa.
El BGB, Código civil alemán prescribe por su parte que "para la formación de un negocio
obligacional por actos jurídicos, como para toda modificación del contenido de un negocio
obligacional, se exige un contrato celebrado entre las partes, salvo que la ley disponga de
otro modo". Por su lado el Código civil suizo señala que "hay contrato si las partes
manifiestan de una manera concordante su voluntad recíproca; esta manifestación puede ser
expresa o tácita".
El Código Civil de la antigua Unión Soviética solo expresaba que "los actos jurídicos, esto
es, los actos que tienden a establecer, modificar o extinguir relaciones de Derecho Civil,
pueden ser unilaterales o bilaterales (contratos)".
El Código Civil español, en su art. 1254, como todos los de la Europa continental, sigue
también el rastro marcado por el Corpus Iuris Civilis de Justiniano, como no podría ser de
otro modo a tenor de las propias fuentes de derecho castellano o aragonés, ateniéndose a su
propia tradición; si bien, los trabajos de codificación a lo largo del siglo XIX en España se
ajustaron, entre otras recopilaciones propias, a la sistemática del Código Napoleónico. Por
influencia directa del Digesto, se expresa la norma así: "el contrato existe desde que una o
varias personas consienten en obligarse, respecto de otra u otras, a dar alguna cosa o prestar
algún servicio."2El Código Civil argentino, en su art. 1137, establece que "hay contrato
cuando varias personas se ponen de acuerdo sobre una declaración de voluntad común,
destinada a reglar sus derechos."
Conforme al Código Civil del Uruguay (art. 1247), "Contrato es una convención por la cual
una parte se obliga para con la otra o ambas partes se obligan recíprocamente a una
prestación cualquiera, esto es, a dar, hacer o no hacer alguna cosa".
Influenciado por la evolución del derecho civil en Sur América, en la República del
Ecuador en un similar sentido prescribe como contrato en el art. 1454 "Contrato o
convención es un acto por el cual una parte se obliga con otra a dar, hacer o no hacer alguna
cosa. Cada puede ser una o muchas personas"
El Código Civil de Bolivia (art. 450) indica, “Hay contrato cuando dos o más personas se
ponen de acuerdo para constituir, modificar o extinguir entre sí una relación jurídica.”
El contrato unilateral es aquel que genera obligaciones solo para una de las partes en el
contrato; se contrapone, por lo tanto, al contrato bilateral (también llamado sinalagmático).
El ejemplo más clásico es el contrato de donación, en el que una persona se obliga a
entregar a otra la propiedad de un bien o derecho sin recibir nada en contraprestación. Otros
ejemplos de contratos unilaterales son el mutuo (o préstamo de consumo), el comodato (o
préstamo de uso), el depósito, la prenda y la fianza. En todos ellos, existe sólo un deudor.
Deben, tanto el mutuario, el comodatario y el depositario, la restitución de la cosa que se
les ha entregado. Mediante el contrato de prenda, el deudor pignoraticio debe entregar al
acreedor pignoraticio la cosa mueble que empeña. Dicho desplazamiento de la posesión del
bien al acreedor es para la seguridad del crédito del acreedor; ya que la prenda es, además
de un contrato, también un derecho real de garantía. Por último, el fiador no tiene, salvo
pacto expreso en contrario, derecho a retribución alguna por garantizar con su propio
patrimonio una obligación ajena.
Un contrato bilateral es aquel contrato en el que las partes tienen obligaciones mutuas o
recíprocas, o, dicho de otro modo, un parte debe a la otra, como por ejemplo en contrato en
que una parte se obliga a dar o hacer algo y la otra parte se obliga a pagar por ello.
Bilateral significa que tiene dos lados, dos partes o dos aspectos que es necesario
considerar.
Por lo anterior, el contrato bilateral es aquel que tiene dos partes que se obligan
recíprocamente, donde cada una asume una o más obligaciones para con la otra.
Son dos partes, pero cada parte puede estar compuesta por más de una persona, como
cuando dos personas compran una casa, en la que el comprador, que es una de las partes del
contrato de compraventa, está conformado por dos personas.
Aunque los conceptos son bastante clarividentes en su composición lingüística, estos son
conceptos completamente opuestos.
La unilateralidad, como decíamos, hace referencia a una situación en la que una
negociación se salda con la implicación de una determinada parte en una situación
determinada. Esta, por lo tanto, excluye a otra, o terceras partes, de cualquier obligación o
compromiso con el acuerdo alcanzado.
Mientras que, por otro lado, la bilateralidad hace referencia a la situación en la que, en una
negociación, el acuerdo se salda con la implicación de las dos partes en el acuerdo
alcanzado. Estas, por lo tanto, adquieren el compromiso de una implicación colectiva.
Un contrato oneroso es un contrato en el que el coste agregado requerido para cumplir con
el acuerdo es mayor que el beneficio económico que se obtendrá del mismo. Dicho contrato
puede representar una carga financiera importante para una organización.
Puede surgir un contrato oneroso en relación con la venta de productos básicos, cuando el
precio de mercado desciende por debajo del coste requerido para obtener, extraer o producir
un producto básico.
Otro ejemplo de contrato oneroso es cuando un arrendatario todavía está obligado a realizar
pagos según los términos de un arrendamiento operativo, pero ya no está utilizando el
activo. El importe de los pagos por arrendamiento restantes, menos cualquier ingreso por
subarrendamiento compensatorio, se considera el importe de la obligación a reconocer
como pérdida.
Las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC) definen un contrato oneroso como “un
contrato en el que los costes inevitables de cumplir con las obligaciones estipuladas en el
contrato exceden los beneficios económicos que se espera recibir en virtud del mismo”.
Por norma general, los contratos gratuitos son unilaterales. Excepcionalmente, el contrato
de matrimonio es un contrato gratuito y bilateral, ya que ambas partes realizan su
prestación sin esperar recibir ninguna ventaja económica a cambio. También son
bilaterales, según López Santa María, el mandato no remunerado y la donación con cargas.
Contrato conmutativo: es aquel contrato en el cual las prestaciones que se deben las partes
son ciertas desde el momento que se celebra el acto jurídico, un ejemplo muy claro es el
contrato de compraventa de una casa.
El contrato es principal cuando subsiste por sí mismo sin necesidad de otra convención, y
accesorio cuando tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación principal, de
manera que no pueda subsistir sin ella”. El contrato principal, por tanto, es el que tiene una
vida propia e independiente, como la compraventa, la sociedad, el arrendamiento.
El contrato accesorio no puede subsistir sin una obligación principal, por consiguiente, las
causas que extinguen la obligación principal extinguen igualmente las que provienen del
contrato accesorio. Por esto, “la nulidad de la obligación principal acarrea la de la
cláusula penal”; la fianza se extingue total o parcialmente “por la extinción de la obligación
principal en todo o en parte”; se extingue la hipoteca “junto con la obligación principal”. El
contrato accesorio no puede subsistir sin una obligación principal, pero puede existir sin
ella. En otros términos, se concibe el contrato accesorio sin que exista aún la obligación
principal; es inconcebible que sobreviva a la extinción de la obligación principal.
Contrato principal: es aquel que existe por sí mismo, en tanto que los accesorios son los que
dependen de un contrato principal. Los accesorios siguen la suerte de lo principal porque la
nulidad o la inexistencia de los primeros originan a su vez, la nulidad o la inexistencia del
contrato accesorio.
Características de las ejecuciones son: La ejecución es autónoma de las demás, por lo que
cada acto es autónomo. Existe una retroactividad por cada acto jurídico que se realice. Si se
presenta un elemento antijurídico, lo que procede es anular alguna prestación ya realizada.
El contrato de permuta en que las partes convienen que han de entregarse las cosas
permutada, días después de celebrado el contrato, también es de ejecución instantánea,
porque la obligaciones se cumplen en un solo instante.
Contratos ejecución o de tracto sucesivo: cuando las obligaciones de las partes, o de una
de ellas a lo menos, consisten en prestaciones periódicas o continuas.
Contrato consensual: por regla general, el consentimiento de las partes basta para formar el
contrato; las obligaciones nacen tan pronto como las partes se han puesto de acuerdo. El
consentimiento de las partes puede manifestarse de cualquier manera. No obstante, es
necesario que la voluntad de contratar revista una forma particular, que permita por medio
de ella conocer su existencia. No es la simple coexistencia de dos voluntades internas lo
que constituye el contrato; es necesario que éstas se manifiesten al exterior.
Contrato real: queda concluido desde el momento en que una de las partes haya hecho a la
otra la tradición o entrega de la cosa sobre la que versare el contrato.
El contrato real es aquel para cuya perfección se necesita la entrega de la cosa que
constituye su objeto. Se trata de una categoría de contratos, más que de una especie de
contrato en particular. Contratos como el mutuo, el depósito o la prenda son especies de
contratos reales, en que la entrega no es el resultado del cumplimiento del contrato, sino
que es el presupuesto de su propia existencia, es el requisito de su perfección, el hito que
inicia la eficacia del mismo. Si bien el contrato real supone el consentimiento de las partes
contratantes, como en todo contrato, aquí, además, se requiere la entrega del objeto con
carácter de requisito esencial. La doctrina tradicionalmente considera ejemplos de contratos
reales el mutuo o préstamo simple, el comodato o préstamo de uso, el depósito y la prenda.
Contrato formal: es aquel en que la ley ordena que el consentimiento se manifieste por
determinado medio para que el contrato sea válido. En la legislación se acepta un sistema
ecléctico o mixto respecto a las formalidades, porque en principio, se considera que el
contrato es consensual, y solo cuando el legislador imponga determinada formalidad debe
cumplirse con ella, porque de lo contrario el acto estará afectado de nulidad. Por ejemplo la
compraventa de inmuebles que debe otorgarse por escritura pública.
Contrato formal solemne: es aquel que además de la manifestación del consentimiento por
un medio específico, requiere de determinados ritos estipulados por la ley para producir sus
efectos propios.Matrimonio y divorcio
Las formalidades serán ad probationem cuando deben ser realizadas con fin de poder
demostrar la celebración de un acto; por lo general consiste en realizar el acto ante notario o
funcionario público al efecto.
Las formalidades serán ad solemnitatem cuando la voluntad de las partes, por exigencia
legal requiere una formalidad particular sin la cual el contrato no tiene eficacia jurídica.
Contrato privado: es el realizado por las personas intervinientes en un contrato con o sin
asesoramiento profesional. Tendrá el mismo valor que la escritura pública entre las
personas que los suscriben y sus causahabientes
Contrato público: son los contratos autorizados por los funcionarios o empleados públicos,
siempre dentro del ámbito de sus competencias, tiene una mejor condición probatoria. Los
documentos notariales son los que tienen una mayor importancia y dentro de ellos
principalmente las escrituras públicas.
Contrato innominado o atípico: es aquel para el que la ley no tiene previsto un nombre
específico, debido a que sus características no se encuentran reguladas por ella. Puede ser
un híbrido entre varios contratos o incluso uno completamente nuevo. Para completar las
lagunas del derecho o situaciones no previstas por las partes en el contrato, es necesario
acudir a la regulación de contratos similares o análogos.
Es importante mencionar que los contratos innominados no son los que no están previstos
por el Código Civil, porque todos los contratos lo están; simplemente son los que no están
expresamente definidos en sus artículos aunque, sin perjuicio de que las partes los definan
expresamente en el momento de contratar, en el marco de su autonomía de la voluntad.
Son aquellos en los que solo se hace mención a la cantidad y calidad del objeto del
contrato, por Ej.: La venta de 100 toneladas métricas de soya. Como se puede observar no
se está indicando qué soya se vende, en este caso debe presumirse que la calidad es de
término medio.
Públicos: cuando son realizados bajo la autoridad de notarios o jueces.
Privados: son los contratos otorgados por las partes contratantes sin la autorización o la
existencia de fedatario público, aunque pueden contar con la presencia de testigos.