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Reflexión…
El contrato
Definamos...
Contrato
La Ley establece…
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Ahora bien, veamos lo dispuesto en artículos posteriores:
I. Consentimiento;
II. Objeto que pueda ser materia del contrato.
Ausencia de Licitud en el
Consentimiento Objeto Solemnidad Capacidad vicios en el objeto, Forma
consentimiento motivo o fin
o Consentimiento
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éstas respecto a determinado punto de interés jurídico. Así, el consentimiento se
conforma por una oferta o policitación y la aceptación que se haga de ésta.
o Objeto
Como recordará, “el objeto trata de una cosa que el obligado deber dar, o bien puede
consistir en el hecho que debe hacer o no hacer” (Castrillón, 2009:49). En el artículo
1824 del Código Civil Federal se recoge dicho principio.
o Solemnidad
Así, un contrato será solemne cuando, por disposición de ley, la voluntad de una
persona deba manifestarse de manera específica, siendo el ejemplo clásico el
matrimonio. Cuando el contrato a celebrar requiera alguna solemnidad para su
celebración, ésta implica que la voluntad debe exteriorizarse en la forma establecida
para tener vida jurídica.
o Capacidad
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La Ley establece…
Artículo 1798. Son hábiles para contratar todas las personas no
exceptuadas por la ley.
La Ley establece…
Artículo 1812. El consentimiento no es válido si ha sido dado por error,
arrancado por violencia o sorprendido por dolo.
o Licitud
Por analogía, podemos establecer que es ilícito todo aquello que contraviene las
normas de orden público.
o Forma
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Si bien, actualmente, tan sólo la forma escrita es la expresión del consentimiento
regulada, no es la única reconocida en nuestro ordenamiento. Respecto a este
requisito, en el artículo 1833 del Código Civil Federal se establece:
La Ley establece…
Artículo 1833. Cuando la ley exija determinada forma para un contrato,
mientras que éste no revista esa forma no será válido, salvo disposición
en contrario; pero si la voluntad de las partes para celebrarlo consta de
manera fehaciente, cualquiera de ellas puede exigir que se dé al contrato
la forma legal.
La declaración de la voluntad
Está contemplada en el Código Civil vigente, de la siguiente forma:
Estipulación a Documentos
Promesa de
Ofertas al público favor de tercera civiles a la orden
recompensa
parte y a quien porte
o Ofertas al público
Las ofertas al público se encuentran reguladas del artículo 1860 al 1865 del Código
Civil Federal.
Conforme con dichos preceptos, la persona que hace una oferta para vender, o se
comprometa a alguna prestación, queda obligada desde ese momento. Así, la
aceptación que de la oferta haga una tercera parte sólo perfecciona dicha promesa. La
obligación existe a favor de una persona acreedora indeterminada.
o Promesa de recompensa
De acuerdo con lo establecido en los artículos 1866 y 1867 del Código Civil Federal, la
promesa de recompensa se configura cuando una persona ofrece públicamente
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conceder un beneficio a quienes realicen determinada conducta del interés de la
persona ofertante.
Tal como sucede en las ofertas al público, las promesas de recompensa se caracterizan
porque la persona acreedora queda indeterminada. La declaración unilateral de la
voluntad de la persona promitente basta para vincularla, independientemente de la
posterior adhesión de otra persona.
Tal como su nombre lo indica, la característica distintiva de este acto es que las partes
no convienen entre o para sí, sino respecto a una tercera parte.
Así, cuando la persona promitente acepta obligarse a favor de una tercera, nace un
derecho irrevocable a favor de ésta que, si bien puede repudiarlo, cuenta con un
crédito a su favor, aunque no lo haya convenido así con la persona promitente.
Las estipulaciones a favor de tercera parte se contemplan del artículo 1868 al 1872 del
Código Civil Federal.
Regulados en los artículos 1873 al 1881, los documentos civiles a la orden y a quien
porte comparten características con los títulos de crédito, tales como la forma de
transferencia y el hecho de consagrar derechos autónomos; sin embargo, se
diferencian en que los documentos civiles a la orden y a quien porte no requieren la
literalidad, esencial para los títulos de crédito.
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El enriquecimiento ilegítimo y el pago de lo
indebido
Definamos...
Enriquecimiento ilegítimo
Es esta ausencia de fuente del enriquecimiento, ya sea lícita o ilícita, la que nos
permite distinguir al enriquecimiento sin causa como tal. Así, Rojina (2007) distingue
cuatro elementos del enriquecimiento sin causa:
Sobre dicha relación causal, en el artículo 1882 del Código Civil Federal se establece la
siguiente regla:
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La Ley establece…
Artículo 1882. El que sin causa se enriquece en detrimento de otro,
está obligado a indemnizarlo de su empobrecimiento en la medida que él
se ha enriquecido.
El enriquecimiento sin causa se encuentra regulado en los artículos 1882 al 1895 del
Código Civil Federal, en los que destaca la regulación hecha a la figura del pago de lo
indebido, especie distintiva de la figura.
Manuel Bejarano
Rafael Rojina
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Así, Bejarano (1984) señala como elementos del pago de lo indebido, los siguientes:
Todo pago presupone la existencia de una deuda; de no ser así, es evidente que el
pago no tiene razón jurídica de ser y debe ser restituido. La principal consecuencia del
pago de lo indebido es la restitución. Ésta, a su vez, admite dos supuestos (Rojina,
2007: 274):
Reflexión…
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La gestión de negocios ajenos
Definamos...
Gestión de negocios
Comprende “todos los actos que por oficiosidad y sin mandato expreso,
sino sólo presunto, desempeña una persona a favor de otra que está
ausente o impedida de atender a sus cosas propias” (Borja, 2009: 334).
Así, una persona denominada gestor interviene en negocios ajenos, es decir, aquellos
de la persona dueña del negocio, ejecutando actos de toda especie, los cuales
pueden ser materiales o jurídicos. El fin es evitar un daño en los negocios del dueño,
así como, en su caso, proporcionarle algún lucro.
Rafael Rojina
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La ley, por cuestiones de equidad, presume la existencia de un consentimiento que es
fuente de utilidad. Las acciones que surgen entre las partes en una gestión de negocios
ajenos no nacen en realidad de ningún contrato; sin embargo, es por causa de la
utilidad a la que hemos aludido que se admite el nacimiento de la obligación “para que
no quedasen abandonados los negocios de los ausentes que se hubiesen visto
obligados a salir precipitadamente sin dejar a nadie encomendada la administración de
sus negocios, de los cuales, sin duda, ninguno se encargaría a no tener acción por los
gastos que hubiere hecho” (Magallón, 1997: 61).
La gestión de negocios engendra obligaciones, tanto para quien geste como para la
persona dueña del negocio. Dichas obligaciones se regulan en los siguientes artículos
del Código Civil Federal:
1.
Artículo 1896. El que sin mandato y sin estar obligado a ello se encarga de un asunto
de otro, debe obrar conforme a los intereses del dueño del negocio.
Artículo 1897. El gestor debe desempeñar su encargo con toda la diligencia que
emplea en sus negocios propios, e indemnizará los daños y perjuicios que por su culpa
o negligencia se irroguen al dueño de los bienes o negocios que gestione.
Artículo 1898. Si la gestión tiene por objeto evitar un daño inminente al dueño, el
gestor no responde más que de su dolo o de su falta grave.
2.
Artículo 1899. Si la gestión se ejecuta contra la voluntad real o presunta del dueño,
el gestor debe reparar los daños y perjuicios que resulten a aquél, aunque no haya
incurrido en falta.
Artículo 1900. El gestor responde aun del caso fortuito si ha hecho operaciones
arriesgadas, aunque el dueño del negocio tuviere costumbre de hacerlas; o si hubiere
obrado más en interés propio que en interés del dueño del negocio.
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Artículo 1901. Si el gestor delegare en otra persona todos o algunos de los deberes
de su cargo; responderá de los actos del delegado, sin perjuicio de la obligación directa
de éste para con el propietario del negocio.
La responsabilidad de los gestores, cuando fueren dos o más, será solidaria.
3.
Art. 1902. El gestor, tan pronto como sea posible, debe dar aviso de su gestión al
dueño y esperar su decisión, a menos que haya peligro en la demora.
Si no fuere posible dar ese aviso, el gestor debe continuar su gestión hasta que
concluya el asunto.
Art. 1903. El dueño de un asunto que hubiere sido útilmente gestionado, debe cumplir
las obligaciones que el gestor haya contraído a nombre de él y pagar los gastos de
acuerdo con lo prevenido en los artículos siguientes.
Art. 1904. Deben pagarse al gestor los gastos necesarios que hubiere hecho en el
ejercicio de su cargo y los intereses legales correspondientes; pero no tiene derecho de
cobrar retribución por el desempeño de la gestión.
4.
Artículo 1905. El gestor que se encargue de un asunto contra la expresa voluntad
del dueño, si éste se aprovecha del beneficio de la gestión, tiene obligación de
pagar a aquél el importe de los gastos hasta donde alcancen los beneficios, a no
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ser que la gestión hubiere tenido por objeto librar al dueño de un deber impuesto
en interés público, en cuyo caso debe pagar todos los gastos necesarios hechos.
Art. 1906. La ratificación pura y simple del dueño del negocio, produce todos los
efectos de un mandato.
La ratificación tiene efecto retroactivo al día en que la gestión principió.
5.
Artículo 1907. Cuando el dueño del negocio no ratifique la gestión, sólo responderá
de los gastos que originó ésta, hasta la concurrencia de las ventajas que obtuvo del
negocio.
Si bien los artículos citados pertenecen al Código Civil Federal, han sido adoptados, en
esencia, de manera uniforme por el resto de los ordenamientos estatales.
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A continuación podemos ver enunciadas las principales obligaciones para personas que
gesten y para dueñas, que se mencionan en el Código Civil Federal (Borja, 2009: 335-
336).
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Los hechos lícitos, ilícitos y el dolo
Hechos ilícitos
Partimos de la regla general de que toda conducta ilícita impone a la persona autora la
obligación de reparar el daño causado. Por lo tanto, cuando hablamos de hechos
ilícitos, debemos considerar los siguientes elementos:
o Concepto
Entenderemos como hecho ilícito a toda conducta antijurídica que, ya por culpa o
negligencia, le impone a la persona autora la obligación de reparar el daño causado.
Debemos destacar que el concepto no se limita a la mera conducta y su resultado
material, sino a la conducta y su intencionalidad, así como a diversos resultados,
además de los materiales, con igual significación jurídica, situaciones que derivan en
varios tipos de responsabilidad.
o Elementos
o Conducta antijurídica
Al hablar de órdenes privados o públicos, aludimos a que una conducta puede ser
antijurídica por contravenir de manera directa una norma, o bien, por incumplir lo
pactado en un contrato. Hablamos, entonces, de responsabilidad contractual o
extracontractual:
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Responsabilidad contractual
o Culpa
Debemos entender la culpa como todo acto ejecutado con negligencia, descuido o falta
de previsión. Si hay intención de dañar, el término que debemos acuñar es dolo.
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¡Importante!
La relación de causalidad implica, entonces, que el daño sea directo e
inmediato.
En este orden de ideas, la víctima no debe acreditar únicamente la culpa o dolo del
demandado, sino también la relación causal entre el ilícito y el daño. El daño debe
ser real, no hipotético o posible (Rojina, 2007: 303-323).
o Daño
> Patrimonial
La Ley establece…
Artículo 2108. Se entiende por daño la pérdida o menoscabo sufrido en
el patrimonio por la falta de cumplimiento de una obligación.
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> Moral
El daño moral comprende toda lesión sufrida por la víctima en sus valores espirituales,
es decir, su honor, honra, sentimientos y afecciones. Lo anterior se preceptúa en el
primer párrafo del artículo 1916 del ordenamiento en cita:
La Ley establece…
Artículo 1916. Por daño moral se entiende la afectación que una
persona sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor,
reputación, vida privada, configuración y aspecto físicos, o bien en la
consideración que de sí misma tienen los demás. Se presumirá que hubo
daño moral cuando se vulnere o menoscabe ilegítimamente la libertad o
la integridad física o psíquica de las personas.
o Responsabilidad
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Definamos...
Teoría subjetiva de la responsabilidad (doctrina de la culpa)
La Ley establece…
Artículo 1910. El que obrando ilícitamente o contra las buenas
costumbres cause daño a otro, está obligado a repararlo, a menos que
demuestre que el daño se produjo como consecuencia de culpa o
negligencia inexcusable de la víctima.
¿Podemos quedar obligados por actos no propios? Sí, como parte de la denominada
responsabilidad subjetiva.
Por su parte, en los artículos 1929, 1931 y 1933, del mismo código, se reglamentan
las responsabilidades por daños causados por animales o cosas, veamos lo que
establece en este rubro:
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La Ley establece…
Artículo 1929. El dueño de un animal pagará el daño causado por éste,
si no probare alguna de estas circunstancias:
I. Que lo guardaba y vigilaba con el cuidado necesario;
II. Que el animal fue provocado;
III. Que hubo imprudencia por parte del ofendido;
IV. Que el hecho resulte de caso fortuito o de fuerza mayor.
Artículo 1933. Los jefes de familia que habiten una casa o parte de ella,
son responsables de los daños causados por las cosas que se arrojen o
cayeren de la misma.
Definamos...
Responsabilidad objetiva
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La responsabilidad objetiva, como su nombre lo indica, no considera la subjetividad
detrás de la conducta que genera una obligación, es decir, si hubo o no intención. La
responsabilidad objetiva atiende la naturaleza de los materiales o herramientas
empleadas por una persona que pueden provocar un daño. Así, en el artículo 1913 del
Código Civil Federal se dispone lo siguiente:
La Ley establece…
Artículo 1913. Cuando una persona hace uso de mecanismos,
instrumentos, aparatos o substancias peligrosas por sí mismos, por la
velocidad que desarrollen, por su naturaleza explosiva o inflamable, por
la energía de la corriente eléctrica que conduzcan o por otras causas
análogas, está obligada a responder del daño que cause, aunque no obre
ilícitamente, a no ser que demuestre que ese daño se produjo por culpa o
negligencia inexcusable de la víctima.
Es esta relación causal entre el hecho, es decir, el uso de cosas peligrosas y el daño
producido, que le da a la responsabilidad objetiva su denominación y el elemento que
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la distingue de la responsabilidad subjetiva, que, como precisaremos, parte de un
elemento estrictamente personal, sea la negligencia, el dolo o la culpa (Rojina, 2007:
280).
Por su parte, el término cosas peligrosas hace referencia a los mecanismos, aparatos
o substancias que por su naturaleza puedan crear un riesgo para la colectividad.
Dicha naturaleza funcional es clave al determinar la peligrosidad de la cosa, ya que la
cosa sólo se convierte en peligrosa en tanto y cuanto cumpla con una función (Rojina,
2007: 281).
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Conducta
antijurídica
Culpa
Concepto
Patrimonial
Hechos ilícitos
Daño
Elementos
Moral
Por hechos
propios
Por hechos de
Responsabilidad terceros
Material
derivada
Por su parte Planiol dice que, es contradictorio hablar del uso abusivo de los derechos,
ya que, éste se distingue por dos situaciones lógicas, “si hay uso, no puede haber
abuso; y si hay abuso, no puede haber uso. De manera que el titular de un derecho o
lo usa o abusa de él, pero no puede en el uso abusar del derecho” (Rojina, 2007: 325-
326).
La ley dice que, “cuando al ejercitar un derecho se cause daño a otro, hay obligación
de indemnizarlo si se demuestra que el derecho sólo se ejercitó a fin de causar daño,
sin utilidad para el titular del derecho” (CCF, art. 1912).
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La tesis de Bonnecase sostiene que el abuso del derecho sin utilidad para su titular
tiene un fin nocivo, como podemos apreciar esta tesis es seguida por nuestra
legislación, en la que podemos identificar cuatro elementos:
La Ley establece…
Artículo 1915.
[…]
Cuando el daño se cause a las personas y produzca la muerte,
incapacidad total permanente, parcial permanente, total temporal o
parcial temporal, el grado de la reparación se determinará atendiendo a
lo dispuesto por la Ley Federal del Trabajo. Para calcular la indemnización
que corresponda se tomará como base la Unidad de Medida y
Actualización y se extenderá al número de unidades que para cada una
de las incapacidades mencionadas señala la Ley Federal del Trabajo. En
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caso de muerte la indemnización corresponderá a los herederos de la
víctima.
Reflexión…
Lea con detenimiento la última línea del párrafo transcrito, ¿considera
esta disposición acertada? ¿Por qué? ¿Qué se dispone al respecto en el
derecho laboral? ¿Qué disposición debe prevalecer?
Fuentes de consulta
Bibliografía
Bejarano Sánchez, Manuel, Obligaciones civiles, 3.ª ed., México, Harla, 1984.
Borja Soriano, Mariano, Teoría general de las obligaciones, 21.ª ed., México,
Porrúa, 2009.
Castrillón y Luna, Víctor M., Obligaciones civiles y mercantiles, México, Porrúa,
2009.
García Maynez, Eduardo, Introducción al Estudio del Derecho, 35.a ed., México,
Porrúa, 1984.
Magallón Ibarra, Jorge Mario, Instituciones de derecho civil, México, Porrúa,
1997, t. VI.
Pothier, Robert, Tratado de las Obligaciones, México, Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal, s. f.
Rojina Villegas, Rafael, Compendio de derecho civil, 27.ª ed., México, Porrúa,
2007, t. III.
Legislación
Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, Código Civil Federal, última reforma
publicada en el DOF 03/06/2019, disponible en
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/index.htm, consulta: 18/06/2019.
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