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Los hechos detallados en este documento describen una serie de eventos relacionados con un
cheque girado por Carlos Hernán García Romero a favor de Luz Stella Ortiz, el cual posteriormente
fue endosado a la tutelante, Olga Lucía Torres Barrero. Sin embargo, al presentar el cheque para
cobro, este no pudo ser pagado debido a la carencia de fondos en la cuenta.
Luz Stella Ortiz presentó una demanda ejecutiva contra el girador y la endosante para recuperar la
deuda. Paralelamente, Olga Lucía Torres Barrero promovió una demanda de simulación respecto al
contrato de compraventa de derechos herenciales entre Carlos Hernán García Romero y su
hermano Nestor Libardo García Romero, argumentando que era una estrategia para insolventarse.
Sin embargo, esta demanda fue denegada tanto en primera instancia como en apelación.
La tutelante, inconforme con estas decisiones judiciales, ha interpuesto una acción de tutela para
solicitar la protección de sus derechos fundamentales, argumentando que se ha desconocido su
legitimidad para cuestionar la venta de los derechos herenciales y que se han vulnerado sus
prerrogativas fundamentales, incluyendo el derecho al debido proceso, igualdad, acceso a la
administración de justicia y propiedad privada. En consecuencia, busca la protección de sus
garantías procesales mediante este mecanismo excepcional.
El trámite de la instancia comenzó con la admisión de la acción de tutela el 23 de agosto de 2018,
seguido del traslado a los interesados para que ejercieran su derecho a la defensa. El Juzgado 1º
Civil del Circuito de Zipaquirá remitió el expediente objeto de la queja para su inspección,
limitando su intervención a este aspecto. Para el momento en que se sometió a consideración de
la Sala el proyecto de decisión, los demás convocados no habían ofrecido respuesta.
En el caso en cuestión, la tutela se dirige contra las sentencias emitidas en primera y segunda
instancia, pero la Corte solo considerará la última, emitida el 20 de junio de 2018 por el Tribunal
Superior de Cundinamarca. Se advierte un defecto sustancial en esta providencia, ya que al
resolver el recurso de apelación, se determinó que la tutelante no tenía legitimación para ejercer
la acción, a pesar de que en el proceso se estableció que ella no era la real titular de la acreencia
que se pretendía proteger. Esto constituye un motivo para la intervención del juez constitucional.
El Tribunal argumentó que la demandante reconocía que no había sufrido perjuicio directo por la
transacción en cuestión, ya que el perjuicio recaía en su esposo, Adolfo Gil. El cheque girado a
favor de la esposa del demandado no tenía como objetivo pagar ninguna deuda que el girador
tuviera con su esposa, sino para respaldar una deuda que tenía con el esposo de la demandante,
quien había instruido al demandado para que así lo hiciera. Se señaló que, aunque la demandante
tenía el título valor en su poder y podía ejercer acciones cambiarias, el trasfondo de la deuda
estaba en la relación entre el girador y el esposo de la demandante.
Además, se citaron testimonios que corroboraban que el cheque se había emitido por
instrucciones del esposo de la demandante para respaldar una deuda que el demandado tenía con
él. En resumen, se argumentó que, dado que el perjuicio recaía en el esposo de la demandante y
no en ella directamente, no estaba legitimada para ejercer la acción pauliana contra el
demandado.
En cuanto a la legitimación en la causa, se explicó que es un requisito indispensable para la
procedencia de la pretensión, y que en el caso de los acreedores en acciones de simulación y
pauliana, esta legitimación es extraordinaria y deriva de su interés en la relación jurídica ajena que
es objeto de la demanda. Se mencionó que el fin último perseguido por el acreedor en este tipo de
acciones es la reconstrucción del patrimonio de su deudor, en ejercicio de su derecho auxiliar de
perseguir la satisfacción de la deuda.
El texto proporcionado detalla el razonamiento del tribunal en un caso legal específico. Aquí hay un
resumen de los puntos principales:
Argumento principal del tribunal: Se argumenta que Olga Lucía no ha sufrido perjuicio directo por
la transacción en cuestión, ya que el perjuicio recae en su esposo, Adolfo Gil. El cheque se emitió
para respaldar una deuda que el demandado tenía con el esposo de la demandante, y no para
pagar ninguna deuda que el girador tuviera con su esposa.
Testimonios y evidencia: Se citan testimonios que corroboran que el cheque se emitió por
instrucciones del esposo de la demandante para respaldar una deuda que el demandado tenía con
él.
Conclusión del tribunal: Dado que el perjuicio recae en el esposo de la demandante y no en ella
directamente, el tribunal argumenta que no está legitimada para ejercer la acción pauliana contra
el demandado.
Normativa sobre títulos valores: Se recuerda la normativa del Código de Comercio relacionada con
los títulos valores, donde se establece que el suscriptor de un título queda obligado conforme al
tenor literal del mismo, y que toda obligación cambiaria deriva su eficacia de una firma puesta en
un título valor y su entrega con la intención de hacerlo negociable.
Autonomía y literalidad del título valor: Se argumenta que la reclamante, siendo la titular del
título valor, tiene derecho a perseguir el pago coercitivo en caso de incumplimiento,
independientemente de acuerdos privados que haya tenido con su esposo.
Se deja sin valor ni efecto la sentencia emitida por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cundinamarca el 18 de junio de 2018.
Se ordena al Juzgado 1º Civil del Circuito de Zipaquirá que, una vez notificado de esta decisión,
remita de manera inmediata el proceso reivindicatorio cuestionado a la autoridad accionada.