UNIVERSIDAD RAFAEL LANDIVAR
JOSÉ TUN CAO Pequeño poblado en las
2461520
Jesús no se casó. No se preocupó de buscar
una esposa para asegurar una descendencia
a su familia.
La vida de Jesús, que asiste a las bodas de
sus amigos, comparte la mesa con
pecadores y celebra comidas para pregustar
la fiesta final.
Jesús
Se deja abrazar por prostitutas que van
entrando en la dinámica del reino, después
de recuperar junto a él su dignidad.
Conoció la ternura, experimentó el cariño y
la amistad, amó a los niños y defendió a las
mujeres.
Fue la pasión de su vida, la causa a la que se
entregó en cuerpo y alma. Aquel trabajador
de Nazaret terminó viviendo solamente
para ayudar a su pueblo a acoger el “reino
de Dios”.
La gente de pueblos tan pequeños como Nazaret no tenía
medios para el aprendizaje ni libros en sus casas.
Fue sencillamente un vecino sabio e inteligente que
escuchaba con atención y guardaba en su memoria las
palabras sagradas, oraciones y salmos que más quería.
Las fuentes dicen con toda precisión que fue un “artesano”
como lo había sido su padre (Marcos 6,3; Mateo 13,55).
Eran los mismos vecinos quienes se ocupaban de alimentar su
fe en el seno del hogar y en las reuniones religiosas de los
sábados.
La fe y la piedad de las aldeas eran de carácter conservador.
Confesaban dos veces al día su fe en
un solo Dios, creador del mundo y
salvador de Israel. Lo primero que se
hacía por la mañana y lo último por
la noche. Una oración emocionada
que invitaba al creyente judío.
Dios único e Israel había una
relación muy especial. Él había
elegido a aquel pueblo pequeño e
indefenso como algo muy suyo, y
había establecido con él una alianza:
el Señor era su Dios protector, e
Israel el “pueblo de Dios”.
Los judíos vivían orgullosos de
contar con la Torá.
NAZARET
montañas de la Baja Galilea.
Diecinueve poblados en la zona
montañosa de Nazaret y sus
alrededores.
Aproximadamente 200 a 400
habitantes.
Jesús no dio grandes discursos
teológicos ni cita los libros sagrados
que se leen en las reuniones de los
sábados.
Para entender a Jesús no es necesario
tener conocimientos especiales.
No hace falta leer libros. Jesús les
hablará desde la vida.
Lugar de nacimiento, escuela de vida
y garantía de trabajo.
Solo en la familia encuentra su verdadera identidad.
Se extendía a todo el clan familiar.
Él buscaba una “familia” que abarcara a todos los hombres y
mujeres dispuestos a hacer la voluntad de Dios (Marcos 3,34-35).
Jesús vivió los siete u ocho primeros años de su vida bajo el cuidado
de su madre y de las mujeres de su grupo familiar. En estas aldeas
de Galilea, los niños eran los miembros más débiles y vulnerables,
los primeros en sufrir las consecuencias del hambre, la desnutrición
y la enfermedad.
Jesús hablará más tarde de unas relaciones más fraternas donde el
dominio sobre los demás ha de ser sustituido por el mutuo
servicio.
La mujer era apreciada sobre todo por su fecundidad y su trabajo
en el hogar.
Habitantes de las aldeas rurales 'amha-'arets, expresión que
literalmente significa “gente del campo”.
La vida itinerante de Jesús y su grupo era especialmente difícil.
Los discípulos, urgidos por el hambre, se pusieron a arrancar
espigas para comerse los granos (Marcos 2,23-27).
Jesús habla en términos muy realistas cuando invita a orar al
Padre así: “Danos el pan que necesitamos cada día”. Mateo 6,11
es más original y auténtica que la que aparece en Lucas 11,3. En
Nazaret apenas circulaba el dinero. Más bien se
intercambiaban productos o se pagaba con una ayuda temporal
en el campo.
El ideal era mantener el honor y la posición del grupo familiar,
sin usurpar nada a los demás y sin permitir que otros la
dañaran.
Jesús puso en peligro el honor de su familia cuando la
abandonó. Su vida de vagabundo, lejos del hogar, sin oficio fijo,
realizando exorcismos y curaciones extrañas.