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Las primeras investigaciones en el año de 1908 por el psiquiatra Eugen Bleuler, fue
hasta el año de 1911 que se utilizo el término con el que se conoce el trastono en
la actualidad. Se refería principalmente a los pacientes con esquizofrenia.
En 1943 Leo Kanner propone un nuevo síndrome al que denominó autismo infantil
precoz.
Desde 1940 hasta 1960 este tipo de síndrome era considerado de tipo psicodinámico.
Es decir que había aspectos emocionales sobre todo con la madre que hacía que el
niño adquiriera esta condición.
Desde 1960 hasta 1980 se pasó a considerar una condición más cognitiva, que señala
que hay más condiciones que tiene que ver con la bioquímica a nivel orgánico del
cuerpo, que estarían relacionadas con el origen de este síndrome
Las relaciones sociales son su principal problema. Relacionarse suele ser algo
intuitivo para la mayoría de las personas neurotípicas (es decir todas aquellas
personas que no están dentro del espectro autista) a diferencia de la persona con
Asperger que tiene muchas dificultades para relacionarse y compensa aprendiendo de
manera racional, intelectual.
Una persona con el Sindrome de Asperger cuentan con fortalezas como: Inteligencia
promedio, sentido de la justicia, orientado hacia el detalle, buena memoria,
extremadamente buenos para memorizar hechos e información, al igual, presenta
desafíos como: desafíos sensoriales, ansiedad social, perfeccionismo, pensamiento
infelxible, falta de empatía.
Baron-Cohen y Uta Frith reclutaron a niños de 4 años con autismo, para un estudio
con el que pretendían obtener evidencias que apoyaran su hipótesis.
Les mostraron a los pequeños un escenario que involucraba a dos muñecas. En el
mismo, una de las muñecas colocaba una canica en su canasta y abandona la escena.
Después de salir, la segunda muñeca mueve la canica a su propia canasta. Luego, los
investigadores preguntan a los niños dónde buscará su canica la primera muñeca
cuando regrese. Los pequeños con un desarrollo típico y aquellos con síndrome de
Down se dan cuenta de que la primera muñeca desconoce lo que ha sucedido en su
ausencia. En cambio, una buena parte de los niños con autismo afirma que la primera
muñeca irá a buscar la canica en la canasta de la segunda muñeca.
Cada pregunta puede proporcionar 0 o 1 puntos, pero hay seis preguntas que no
puntuan. Por tanto, la puntuación máxima posible es de 31 puntos. Una puntuación
total de 15 o superior sería indicativa de la presencia de comportamientos que
justificarían realizar una valoración diagnóstica por parte de un profesional de la
salud.
Algo que escuchamos con frecuencia es aquello de que “tal persona no tiene
empatía”, “que aquella otra es una egoísta y que carece por completo de ella”.
Bien, algo que es importante aclarar desde un principio es que nuestro cerebro
dispone de una arquitectura muy afinada mediante la que favorecer esa “conexión”.
La empatía, al fin y al cabo, es una estrategia más con la que mediar en la
supervivencia de nuestra especie: nos permite entender a la persona que tenemos
delante y nos facilita la posibilidad de establecer una relación profunda con ella.