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TALLER: CONTROL IMPULSIVO EN SITUACIONES DE STRESS- CONTROL

EMOIONAL

LAS EMOCIONES

En los últimos años la vida psíquica de los pensamientos, impulsos, sentimientos y


emociones descontroladas han pasado a formar parte del proceder de las personas en la
vida cotidiana. Numerosas investigaciones demuestran cómo una tensión emocional
prolongada o incluso cualquier tipo de problema emocional, puede afectar seriamente al
rendimiento y a la conducta. Cuando no sabemos manejar adecuadamente nuestras
emociones, estas pueden “boicotear” nuestros pensamientos y conductas.

Es por esto que mantener bajo control aquellas emociones que nos perturban es la
clave para el bienestar emocional. El objetivo es el “equilibrio”, no la supresión emocional,
cada sentimiento tiene su valor o su significado.

Qué son las emociones?

Son estados afectivos de más o menos intesidad , la respuesta que ofrece el


cuerpo a las circistancias de la vida, a los eventos de nuestro día a día, a nuestra
subjetividad, que muestra la manera de ser y expresan la forma en que nos sentimos.

En su libro Goleman (1996) sostiene que etimológicamente la palabra “emoción”


proviene del verbo latino “movere”, que significa “mover”, esto sugiere que en toda
emoción hay implícita una tendencia a actuar.

A continuación se presentan la descripción de algunas emociones:

- Ira: La ira se desencadena ante situaciones que son experimentadas como


injustas o que atentan contra los valores morales y la libertad personal; situaciones que
ejercen un control externo o coacción sobre nuestros comportamientos, personas que nos
afectan con abusos verbales o físicos, etc. Produce efectos subjetivos o sentimientos de
irritación y agresividad. También produce una sensación de energía e impulsividad, de
necesidad de actuar física o verbalmente de forma intensa e inmediata para solucionar la
situación problemática. Es la emoción potencialmente más peligrosa ya que su propósito
funcional es la de destruir las barreras que se perciben.

- Tristeza: podemos decir que la tristeza es un dolor generalizado en el


cuerpo, pero sobre todo en el alma; difícilmente podemos localizar el dolor que provoca.

A diferencia de las demás emociones, la tristeza se caracteriza por una falta de


energía. Es vivenciada como un dolor paralizante que no nos deja fuerza para actuar, una
falta de motivación, ausencia de sentido, que solo conduce al llanto y consecuentemente
al desahogo.

Cuando experimentamos esta emoción, en general, es porque hemos perdido algo


valioso para nosotros, ya no tenemos aquello de lo que antes gozabamos; y cuando ya
no hay posibilidad de recuperarlo, cuando ya no hay acción, se complementa con la
frustración.

Es importante recordar que la tristeza es una señal que nos está indicando que
nuestra necesidad emocional no está siendo satisfecha, ya sea porque perdimos aquello
que nos satisfacía o porque nunca lo tuvimos, siendo necesario por lo tanto una acción
para obtenerlo.

Las emociones desencadenadas a partir de la tristeza son: pesar, melancolía,


pesimismo, pena, soledad, desesperación y en caso patológico, depresión grave.

- Miedo: sensación de angustia vivenciada ante la presencia real fantaseada


de un peligro o amenaza. Nos informa y nos pone en alerta ante situaciones perjudiciales,
de modo que podamos actuar enfrentado o alejando el mal temido. Produce una reacción
química en el cuerpo que nos prepara para actuar a partir de la secreción de adrenalina.

Las emociones secundarias son: ansiedad, aprensión, nerviosismo, preocupación,


inquietud, incertidumbre, pavor, temor; y en casos patológicos, fobia y pánico.

- Felicidad: es el estado de ánimo que se complace en la posesión de algún


bien. Facilita la empatía, el rendimiento cognitivo, la solución de problemas, la creatividad,
el aprendizaje y la memorización.

En la felicidad hay un aumento de la actividad en un centro nervioso que inhibe los


sentimientos negativos y favorece un aumento de energía disponible, y una disminución
de aquellos que generan pensamientos inquietantes.

Se asocian a ella emociones como: placer, alegría, alivio, contento, deleite,


diversión, orgullo, placer sensual, satisfacción, euforia; en extremo, manía.

- Amor: es el afecto que sentimos hacia otra persona, animal, cosa o idea. El
procesamiento cognitivo del amor se inicia ante una situación que suele poseer la idea de
lo novedoso, pero con cierto grado de predictibilidad. El suceso se valora como relevante
para el bienestar general y psicológico.
Se deriva del amor emociones como: aceptación, simpatía, confianza, amabilidad,
afinidad, devoción, adoración, amor espiritual.

- Sorpresa: podemos decir que es la más breve de las emociones. Es una


reacción causada por algo imprevisto o extraño, cuando se producen consecuencias o
resultados inesperados o interrupciones en la actividad que se realiza.

Se asocian: la conmoción, asombro, desconcierto.

- Disgusto: es la respuesta emocional causada por la repugnancia que se


tiene a alguna cosa o por una impresión desagradable causada por algún factor. Implica
una respuesta de rechazo. La situación es valorada como desagradable, indeseable, poco
feliz.

Las emociones que se asocian son: desdén, desprecio, menosprecio,


aborrecimiento, aversión, disgusto, repulsión.

- Vergüenza: este sentimiento surge como consecuencia de hacer algo de


manera incorrecta, según una exigencia determinada ante la mirada de otra persona y
reconocerlo, ya sea real o imaginaria. Según Levy la persona puede identificarse con lo
ocurrido a través de la voz de la conciencia o del avergonzador interno.

Se asocian la culpabilidad, molestia, disgusto, remordimiento, humillación,


arrepentimiento, mortificación y contrición.

- Enojo: una situación que podría provocar enojo es la siguiente: cuando se


está trabajando en un documento en la computadora y segundos antes de guardar la
información se corta la luz y se pierde el archivo.

Cuando la energía del deseo, que se encamina hacia su realización encuentra un


obstáculo, la obstrucción que éste produce genera una sobrecarga energética en ese
deseo, y es esta sobrecarga la que llamamos enojo. Sin embargo esta sobrecarga
energética tiene por función asegurar la realización de ese deseo o la satisfacción de esa
necesidad. A su vez este aumento de energía que se experimenta está dado para
aumentar nuestras capacidades de modo que nos permitan resolver el problema.

El grado más leve de intensidad de esta emoción es el enojo, la ira representa un


nivel superior y por último el odio es el más intenso.
- Envidia: la envidia es un disgusto, dolor o enojo que surge al percibir que el
otro ha alcanzado algo que nosotros deseamos y no hemos logrado. El objetivo de este
sentimiento no es la destrucción del otro o de sus logros, sino que más bien es la
eliminación del contraste que genera que el otro haya alcanzado lo que nosotros no, cuya
percepción genera dolor o disgusto.

Es así que la envidia nos informa acerca de nuestros deseos y objetivos que no
están siendo alcanzados. La manera más saludable de no sentir envidia es hacer algo
para alcanzar nuestros objetivos, y de esta manera dejar de percibir nuestras faltas o
fracasos ante los logros de los demás.

- Culpa: la culpa es una autoacusación, ya que a través de la conciencia, ésta


nos indica que algo hicimos mal según nuestros códigos, moral o ética, constituyendo una
señal de que debemos corregir algo.

La culpa en general, cuando no es disfuncional (aquella que añade más sufrimiento


al sufrimiento, en forma de autotortura), sirve de motivación a que reparemos el hecho o
al menos a que evitemos cometer el mismo error.

Cuando la persona padece el trastorno psicológico llamado psicopatía, no


experimenta culpa, es decir, no tiene motivación para reparar el hecho ni puede
arrepentirse del mismo. Esto lo lleva muchas veces a reincidir en aquella acción. Es el
caso de algunos violadores y asesinos seriales que no corrigen nunca sus
comportamientos, puesto que no pueden aprender de una emoción que no siente

1. ¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?

Para introducirnos al tema de la Inteligencia Emocional, partiremos de la definición


que hace Howard Gardner (1983) sobre Inteligencia:

Un conjunto de habilidades para resolver problemas, que le dan al


individuo la capacidad de solucionar dificultades o problemas genuinos y,
cuando es adecuado, de crear un producto eficaz; e implica también la
capacidad de detectar o crear problemas, estableciendo de este modo el
fundamento para la adquisición de nuevos conocimientos. (p. 60)

La inteligencia emocional consiste en la habilidad para manejar los sentimientos y


emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios
pensamientos y acciones.

Como sostienen Mireya Vivas, Gallego y Gonzalez (2002) “la Inteligencia


emocional es el uso inteligente de las emociones”, esto quiere decir que debemos hacer
intencionalmente que las emociones trabajen para nosotros, para que nos ayuden a guiar
la conducta y los pensamientos y poder alcanzar un bienestar personal.

Según Fernández Berrocal y Ramos (2002) la Inteligencia Emocional es una


habilidad que implica 3 procesos:

- Percibir: es decir, reconocer de forma consciente nuestras emociones,


identificar qué sentimos y poder darle un nombre.

- Comprender: es integrar lo que sentimos dentro de nuestros pensamientos y


saber considerar la complejidad de los cambios emocionales.

- Regular: dirigir y manejar las emociones tanto positivas y negativas de forma


eficaz.

Según la perspectiva de Malaisi (2007) debemos diferenciar entre un adecuado manejo


de las emociones y lo que llamamos represión o negación, ya que muchas veces genera
confusión. La represión hace referencia un mecanismo por el cual la persona intenta
rechazar o mantener en el inconsciente pensamientos, imágenes o emociones que le
generan un malestar, siendo esta la razón por la cual se busca evitación. La persona no
solo no admite la emoción, sino que muchas veces ni siquiera llega a tomar contacto con
ella, por lo cual actúa como si tal emoción nunca hubiese existido. En cambio, cuando
hablamos de un adecuado manejo de las emociones, como ya hemos visto, hacemos
referencia en primer lugar a reconocer la emoción, poder nombrarla y luego a conducir la
acción de la forma más adecuada a la situación.

2. COMPETENCIAS PARA DESARROLLAR LA INTELIGENCIA


EMOCIONAL

1.1. Autoconocimiento

El conocimiento de sí mismo, según Malaisi (2007), es poder vivenciar las propias


emociones, siendo capaz de identificarlas, nombrarlas o simbolizarlas. Saber qué se
siente en cada momento y utilizar esas preferencias para la toma de decisiones; tener una
idea realista de las habilidades y limitaciones basadas en la confianza de sí mismo. El no
identificar las emociones y la incapacidad de verbalizarlas es el común denominador de
muchas patologías, de acá la importancia de tener un adecuado conocimiento.

El conocer, comprender y poder reflexionar acerca de nuestros sentimientos nos da


la libertad, en tanto que podemos elegir si actuar o no y cómo. Es la habilidad para
contactar y manejar las emociones.

Mayer (1990) reconoce que el ser consciente de nuestros sentimientos y el actuar


para cambiarlos, son dos cosas que suelen ir unidas: reconocer un humor desagradable
es sentir el deseo de cambiarlo. La conciencia de uno mismo posee un efecto más
poderoso sobre los sentimientos intensos y de aversión. Comprender que “Esto que
siente es enojo” ofrece un mayor grado de libertad, no solo la posibilidad de no actuar
sobre ellos, sino la posibilidad de tratar de librarse de ellos.

Al poder poner las emociones, los sentimientos y las necesidades en palabras, las
personas pueden coordinarlas con otras capacidades como el juicio, sus ideales, otras
necesidades, evaluando el mejor modo, lugar y momento para expresar lo que sienten.
Esto evita que sean dominados por el impulso que a menudo los lleva a descargar lo que
sienten drásticamente, empeorando las cosas en lugar de resolverlas.

1.2. Autorregulación

Una vez que sabemos lo que sentimos, podemos elegir qué hacer con ello.
Manejar las emociones de modo que faciliten la tarea, en vez de estorbarla; ser
escrupuloso y demorar las gratificaciones en pos de los objetivos; recobrarse bien de las
tensiones emocionales, sosegándose la persona de sí misma.

Cuando experimentamos que las emociones son más normales y que queremos
ponerlas a nuestro servicio el camino es dominarla:

- Reconocerlas

- Analizarlas

- Encontrar su origen

- Aplicar alguna técnica disponible como: caminar, meditación, relajación, etc.


Como ya hemos visto, las emociones nos ponen en movimiento. Somos libres de
escoger la forma en que respondemos a una emoción, si esto es así nosotros tenemos el
control: tomando la responsabilidad de nuestras emociones tenemos el poder en nuestras
manos y lo podemos aplicar en la dirección en que deseamos.

Para ello debemos lograr las siguientes caracteristicas:

- Tolerancia a la frustración: muchas veces el perseguir una meta elevada va


acompañada de obstáculos o dificultades.

- Control de los impulsos: sobre todo el impulso de abandonar por una tarea
más fácil o sucumbir a los estados emocionales de depresión o ira.

- Buen humor: cuando una persona se siente alegre y contenta, ve las


situaciones de manera más positiva que si la persona se encuentra triste y deprimida.

- Pensamiento positivo: tener una actitud de optimismo y esperanza, una


creencia positiva en sí mismo, en su propia fuerza, capacidad y voluntad para salir
adelante en las metas que se propongan.

1.3. Empatía

La empatía es la capacidad de percibir lo que sienten los demás, ser capaces de


ver las cosas desde su perspectiva y cultivar la afinidad con una amplia diversidad
de personas. Malaisi (2007) sostiene que la empatía encuentra sus raíces en el
autoconocimiento emocional; cuanto más abiertos estamos a nuestras propias
emociones, más hábiles seremos para interpretar los sentimientos de los demás.
Esta habilidad permite captar las señales sociales que indican lo que otros
necesitan.

Este autor señala que las personas con características psicopáticas no tienen tal
capacidad. Al no poder comprender ni sentir con el otro, no hayan dificultad para
infligir dolor a las personas, haciéndose difícil que puedan reparar y evitar el
sufrimiento ocasionado, pues no lo perciben.

Supone:

- Mayor capacidad para entender el punto de vista de otra persona.

- Mejora la empatía y la sensibilidad para percibir los sentimientos de los


demás

- Mejora la capacidad de escuchar.

La empatía es la habilidad de reconocer los sentimientos y emociones de otras


personas y actuar adecuadamente de acuerdo a su plena comprensión.

Cuando una persona es empática, le duele herir a otra persona o verla lastimada.

Ser capaz de entender y manejar las propias emociones y las emociones del otro,
es decir, sentir empatía, es la esencia del arte de mantener relaciones sanas y
productivas.
1.4. Habilidades sociales

Manejar bien las emociones en una relación e interpretar adecuadamente las


situaciones y las redes sociales, interactuar sin dificultad y utilizar estas habilidades para
persuadir y dirigir, negociar y resolver disputas, para la cooperación y el trabajo en equipo.

Dice Goleman (1996) que una de las máximas expresiones de la habilidad social
está dada por la capacidad de aliviar las emociones de los demás cuando están alterados.

Esta habilidad supone:

- Habilidad para analizar y comprender las relaciones.

- Mejora de la resolución de los conflictos y de la negociación en los


desacuerdos.

- Mayor habilidad y actitud positiva en la comunicación

- Más popularidad y sociabilidad: actitud amistosa e interesada en sus pares

- Actitud más democrática en el trato con los otros.

Las habilidades sociales son conductas o destrezas sociales específicas requeridas


para ejecutar competentemente una tarea de índole personal. Implica un conjunto de
comportamientos adquiridos y aprendidos y no un rasgo de personalidad. Son un conjunto
de comportamientos interpersonales complejos que se ponen en juego en la interacción
con otras personas.
3. TECNICAS PARA EL CONTROL DE LA IMPULSIVO EN SITUACIONES DE
ESTRES

La impulsividad se caracteriza por reaccionar de manera rápida y


desporporcionada ante alguna situación. Es decir, se actúa sin pensar en las
consecuencias y con base en las emociones.

TECNICAS PARA CONTRALAR LA IMPULSIVIDAD

• Identifica que detona tu impulsividad


Muchas veces la impulsividad se debe a cierto estímulo o contexto en el que con el
que te encuentras. Una de las principales recomendaciones y la cual será la base para
mejorar tus impulsos, es conocer qué detona tu impulsividad.

Identifica que te hace reaccionar inmediatamente, qué acciones tomar al respecto,


cómo te sientes, puedes anotarlo en algún espacio, esto te ayudará a ser más consciente
en qué momento experimentas impulsividad y así podrás controlarlo.

• Ejercicios de respiración y reducción de estrés


Asimismo, otra de las maneras en que podrás controlar la impulsividad es tras la
práctica de ejercicios de respiración y reducción de estrés.
Por ejemplo:
•Mindfulness: A través de la meditación y respiraciones producidas se busca un
bienestar mental aceptando el momento presente.
•Relajación muscular:Es una serie de ejercicios que ayudan a la relajación de los
músculos y el estrés en ellos.
•Respiración diafragmática:Estos son ejercicios de respiración utilizando el diagrama
con los cuales brindan una sensación de relajación.

Saber cómo realizar estos ejercicios será de gran ayuda, en caso de que presentes
algún episodio de impulsividad podrás ponerlos en práctica, de esta manera podrás estar
tranquilo para tomar decisiones.

▪ Crea un plan de acción


Otra acción para controlar impulsividad es tener un plan de acción, es decir que
ahora que conoces qué cosa,situación o acontecimiento detona tus acciones precipitadas,
puedes armar un plan de acción, sobre cómo puedes actuar cuando te encuentres con tal
estímulo.
O sea cómo pensar, actuar, las acciones a tomar, etc. Quizá al principio no puedas
seguir todos los pasos, sin embargo con la práctica y otros ejercicios del tratamiento
psicológico verás cómo se convierte en un hábito.

▪ Tolerancia a la frustración
La mayoría de las veces las situaciones no saldrán como las quieres, por lo que es
necesario comprender y aceptar que no todo saldrá como lo planeas, lo cual posiblemente
sea frustrante pero debes enfrentarlo.

Entre los puntos que hemos repasado, destacamos que las emociones son una
señal y cumplen la función de alertar a las personas sobre una situación que demanda su
resolución o al menos, atención. Insistimos en el gran valor que tienen, ya que son la
fuerza que energiza toda nuestra acción, son energía que subyace al deseo y que por
tanto nos motiva y nos provee de la voluntad para alcanzar nuestros objetivos.

En definitiva, el bienestar intrapersonal es algo que podemos entrenar o aprender a


desarrollar; por eso el presente trabajo se ha centrado en mostrar los diferentes métodos
para aumentar este bienestar mediante la educación emocional.

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