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T8// LA POSESIÓN

La posesión es la dominación sobre una cosa. La propiedad y la posesión son situaciones diferentes respecto
a una misma cosa, pero no son incompatibles puesto que pueden corresponder al mismo individuo. La
diferencia entre la posesión y la propiedad es la que existe entre el hecho y el derecho. La posesión es una
situación fáctica con consecuencias jurídicas, no un derecho; la propiedad es la posesión dotada de garantía
jurídica. La posesión tiene importantes conexiones con el dominio: la más evidente es que el poseedor puede
aparentar un derecho de propiedad.

Cuando la posesión de una cosa determinada se ha obtenido sin violencia, sin clandestinidad y sin
precariedad, con causa justa y buena fe, da lugar a la adquisición del dominium ex iure quiritium a través de
la usucapión. Mientras se completa el proceso

La posesión juega un papel muy importante en los procesos de reivindicación. En estos procesos, el que
reivindica, el que no tiene la posesión, está obligado a suministrar la prueba de su derecho, mientras que el
poseedor no presenta ninguna obligación.

El poseedor, independientemente de que tenga o no derecho a poseer, se encuentra protegido frente a los
ataques de terceros que impliquen perturbación de la "paz posesoria”. Si alguien se cree con derecho a la
posesión, debe acudir a la vía judicial, antes de tomarse la justicia por su mano

1. LA POSESIÓN INTERDICTAL
Es una situación fáctica basada en el control físico de una cosa y la intención de mantener ese control en el
tiempo. Está basada en la apariencia de posesión que se protege jurídicamente a través de interdictos
(protección interdictal - órdenes inmediatas que da el pretor para proteger la apariencia jurídica y evitar
situaciones injustas). La posesión es justa cuando se adquiere sin violencia, ni clandestinamente, ni por
concesión precaria. Y posesión injusta es la que adolece de tales efectos, no favoreciendo al poseedor cuando
invoca la tutela frente al adversario.

Los interdictos suponen una protección extraordinaria, no es una acción, pero es una medida que de forma
rápida y eficaz, pero de manera provisional, protege la posesión. La protección de la posesión se erige como
un modo de garantizar la paz social y el control jurisdiccional de los conflictos. Si se aparenta ser la persona
que tiene mejor derecho de poseer algo se le puede proteger mediante esta medida y cumplir estos requisitos.
El ejercicio de los interdictos sólo es posible a partir de un año. El interdicto pone una situación de
apariencia tal que, en los bienes inmuebles el interdicto otorga el bien a la persona que aparentemente por la
necesidad de posesión, y en los bienes muebles se los da a quien los haya tenido más tiempo.

Posesión significa asentarse, posidere. Ese asentamiento es lo que justifica la posesión, pues Roma defiende
al que se asienta (en el ager publicus). Se puede ser poseedor y propietario a la vez, pues son dos cosas
diferentes, de hecho suelen coincidir.

La jurisprudencia romana distingue dos elementos en la posesión: un elemento fáctico o material llamado
corpus, que es el control material del objeto, la disposición física del bien; y un elemento espiritual, llamado
animus, que es la intención de comportarse como lo haría un dueño, la intención de mantener la cosa en
exclusiva. Ambos elementos han de darse conjuntamente en el momento inicial de la posesión, pero respecto
a la conservación de la posesión, el elemento espiritual es más decisivo que el elemento material, pues la
condición de poseedor se puede mantener animo solo, aunque se haya perdido el corpus. En cambio, quien
solo tiene el corpus y no tiene animus, es un mero poseedor natural, y no recibe protección interdictal
(arrendatario, depositario ordinario, comodatario, usufructuario).

Si alguien me da un objeto en depósito para que yo lo guarde, no soy un poseedor, sino un depositario. si me
lo han dejado para que yo lo usé solo soy un comodatario. En el momento en que yo defiendo una situación
en la que me quieren quitar el bien que estoy guardando me convierto en poseedor aunque no sea propietario.
en este caso sería poseedor durante el tiempo que me comporto como tal para proteger el bien.

ADQUISICIÓN Y PERDIDA DE LA POSESIÓN


Para adquirir la posesión de una cosa se precisa ante todo una actividad material de aprehensión de la misma,
lo que solo es posible mediante ocupación o mediante traditio (entrega del poseedor anterior). Junto a ese
elemento se exige otro intencional o volitivo, que los juristas concretan en el término animus, o en la
expresión animus possidendi. El requisito del animus possidendi opera, ante todo, en relación con la
exigencia de una voluntad cualificada para adquirir la posesión, lo que excluye la eficacia de un acto
adquisitivo realizado por una persona carente de capacidad para expresar válidamente una declaración de
voluntad. Por tanto, para adquirir la posesión es necesaria la concurrencia del corpus y animus.

La relevancia del animus possidendi explica también la conservación de la posesión con aquellos inmuebles
que permanecen al margen de un control material posesorio durante un largo periodo de tiempo, pues a pesar
de la distancia no se entiende perdida la posesión sobre ellos hasta que pueda deducirse una voluntad de
abandono de los mismos por la falta de actos posesorios. Por tanto, para mantener la posesión basta con el
animus.

Se pierde la posesión cuando falta alguno de sus elementos: porque se pierda corpus y animus o porque
teniendo corpus pierda solo el animus. Sin embargo, lo relevante para la pérdida de la posesión es la pérdida
del animus. Se pierde el corpus cuando otro se apodera de la cosa, si la perdemos o nos la roban, si la
enterramos y olvidamos el lugar.., mientras que se pierde el animus cuando el poseedor no expresa una
voluntad clara de mantener la exclusividad sobre la cosa. Se pierden ambas en los casos de abandono
voluntario de la cosa, o por la muerte del poseedor, pues no se transmite al heredero, este debe aprehender la
cosa.

2. LA POSESIÓN CIVIL.
En esta situación posesoria se encuentra quien, no siendo actualmente propietario civil de una cosa, puede
llegar a obtener tal resultado adquisitivo por usucapión. Se trata de una posesión cualificada por haberse
iniciado con varios requisitos:
- Con justa causa y buena fe. La causa justa es un elemento objetivo, aquella causa que el derecho considera
legitima (compraventa, pago, entrega de dote, crédito...) La buena fe es un elemento subjetivo, es la
creencia de que no se está lesionando un mejor derecho de nadie tomando posesión de algo. Si hay justa
causa, se presume la buena fe, aunque se puede destruir esa presunción.
- Se requiere que la posesión se apoye en un título reconocido por el ius civile como válido para la
apropiación posesoria de una cosa a título de dueño.
- Sin violencia, clandestinidad o precariedad, es decir, que alguien haya adquirido un bien de forma
clandestina o violenta o que el precario no quiera devolver el bien del cual no es propietario. Lo precario
es cuando se recibe algo a título gratuito, pero libremente revocable.

En caso de que se cumplan estos requisitos de forma continuada, la persona se convierte en propietario
mediante la usucapión: mediante unos plazos dependiendo de si es un buen inmueble (2 años) o bien mueble
(1 año). Toda posesión es interdictal, protegida por los interdictos, pero cuando esta da paso a la propiedad a
través de la usucapio, con los requisitos nombrados, pasa a llamarse posesión civil. Para el derecho pretorio
esta posesión civil es tratada como si fuese propiedad y protegida a través de una acción que se llama acción
publiciana (acción ficticia) protegiendo al poseedor como si fuese propietario (aunque se que no lo es). Para
el ius civile esto es únicamente posesión

3. LA DEFENSA JURÍDICA DE LA POSESIÓN


Todas las posesiones son defendidas con los interdictos, que son órdenes del magistrado con efectos
temporales (efecto interino) y relativos (los interdictos posesorios en buena medida ofrecen protección al
poseedor dependiendo de quién provoca la perturbación o la molestia posesoria). Dependiendo de esto, la
protección interdictal es efectiva o no.

No es efectiva ante la persona que perturba al poseedor si a su vez esa persona había padecido en el pasado
del actual poseedor violencia, clandestinidad, o tenía una posesión precaria. Es decir, si Ticio es poseedor de
una finca pero había entrado en esa finca con violencia, será protegido frente a todo el mundo menos frente a
quien padeció la violencia de Ticio. Por tanto, la petición de interdicto será acogida por el magistrado cuando
el que me perturba no haya padecido violencia por mi parte. De igual forma, si Ticio tiene la posesión de un
bien que ha sido entregado en precario por alguien, Ticio es protegido frente a todo el mundo menos frente a
quien le concedió el precario. Esto se llama cláusula de posesión viciosa, porque la posesión tiene un vicio,
un defecto, que son la violencia, la clandestinidad y la precariedad. Ofrece una protección relativa.
Los interdictos posesorios más importantes para la defensa de los inmuebles son tres: uno para retener la
posesión (uti possidetis), de efectos prohibitorios, y dos para recuperarla (unde vi y unde vi armata), que son
utilizados dependiendo de si el despojo posesorio fue violento, o si además se empleó una fuerza irresistible
contra el poseedor. Salvo este último, el resto de los interdictos tienen en común que se pueden ejercitar
solamente en el año siguiente al acto de perturbación posesoria y que ofrecen una protección relativa, es
decir, no protege frente a cualquiera que inquiete o altere la situación posesoria como hemos visto
anteriormente por la cláusula de posesión viciosa. Sin embargo, el interdicto unde vi armata no cuenta con
esta cláusula, por lo que ofrecía una protección absoluta, ya que amparaba en todo caso a quien fue privado
de un bien mediante una violencia invencible (ej: en grupo y con armas), aunque la posesión tuviera algún
vicio o defecto respecto a quien llevó a cabo el despojo. No estaba sometido al plazo de ejercicio de un año
desde que tuvo lugar la perturbación posesoria.

La posesión civil, además, se defiende con la acción publiciana: acción ficticia que defiende al poseedor
como si ya fuera propietario por usucapión. Esta acción sirve contra toda persona salvo contra el verdadero
propietario.

En definitiva, las acciones tienen efectos definitivos y absolutos, mientras que los interdictos tienen efectos
relativos y temporales o interinos.

La protección de la posesión se debe a razones de protección de la paz social, y la fuerza personal no la


quiebra pero la fuerza armada si lo hace y el derecho no lo permite.

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