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Pedagogía
Social
Antología
7º. Semestre
Plan de estudios 2012
Elaboró:
Dr. Cristian Camacho González
Ciclo escolar:
Enero- Junio 2024
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIAPAS
FACULTAD DE HUMANIDADES
CAMPUS-VI
Secuencia Didáctica
1. DATOS DE IDENTIFICACIÓN
Presentación
Las profundas transformaciones que se dan en la actualidad en todas las dimensiones y planos de lo social y que han afectado, los
saberes, las prácticas sociales, las instituciones, los derechos humanos, la democracia, hacen que la escuela sea insuficiente para
poder atender e intervenir la complejidad de la vida en sociedad y obliga a reconocer, cada vez con mayor insistencia, que la educación
no se limita a los espacios escolares o de orden formal u oficial, sino que trasciende a otros múltiples escenarios de la vida social y
cotidiana.
Esto demanda volver a los orígenes de la propia educación, en los cuales tanto los alcances y límites de la educación como la vida
comunitaria se fundían, pues esta sociedad del conocimiento y de la información, trastocan los tiempos y los diversos escenarios de la
educación contemporánea, por lo que hoy se plantea una educación a lo largo de la vida y en todos los ámbitos sociales, de ahí la
responsabilidad y consolidación del campo de la Pedagogía social que refiere a la concepción, planeación, desarrollo y evaluación de
prácticas significativas para los sujetos, su cultura e historia que contribuyan a su bienestar y desarrollo.
2. PROYECTO/ACTIVIDAD INTEGRADORA
Generar espacios de aprendizaje que permitan conocer, analizar e intervenir en el campo de la Pedagogía Social, su desenvolvimiento
histórico, sus enfoques e incorporación al ámbito académico, así como sus implicaciones en la investigación socioeducativa.
4. COMPETENCIAS A LAS QUE APORTA
Profesionales
Reconoce la práctica pedagógica como una práctica científica critica, histórica, ética y estética acorde con los contextos en los
que se sitúa su práctica profesional.
Propone y desarrolla proyectos educativos que contribuyan a la formación de ciudadanos críticos, propositivos, creativos y
respetuosos de la diversidad cultural y su naturaleza.
Genera escenarios educativos alternativos que superen los límites que le impone la realidad actual.
Desarrolla las competencias que le permiten dedicarse a la docencia en los distintos niveles educativos.
Desarrolla un pensamiento complejo que articula los saberes derivados de las diferentes disciplinas del saber humano desde
enfoques multi, inter y transdisciplinarios.
Reconoce que el conocimiento es una construcción social, y por tanto es histórico y dialectico.
Diseña, desarrolla y evalúa propuestas educativas innovadoras y pertinentes.
Hace uso de la tecnología de la información y de la comunicación de manera ética.
Posee la formación teórico-metodológica necesaria para hacer una lectura rigurosa y comprensiva de la realidad y atender su
diversidad.
Subcompetencias
TEÓRICO-METODOLÓGICAS: Conoce, analiza e interviene en los ámbitos sociales y culturales a partir de la resignificación
del campo de la Pedagogía Social.
TÉCNICO-PRÁCTICAS: Hace uso crítico de conocimientos para el análisis integral y con sentido histórico de los aspectos que
conforman situaciones educativas en diferentes contextos.
SOCIAL-PARTICIPATIVAS: Trabaja en equipo, actitud de actualización permanentemente, en su campo de formación y en el
de otras disciplinas afines y auxiliares a su proyecto educativo.
5. CONTENIDOS
Para comprender tal construcción dinámica lee el texto “La Parcerisa, Artur.
educación social, una realidad emergente” y elabora un (2004). Didáctica en la educación
esquema libre destacando los conceptos e ideas principales. social. Enseñar y aprender fuera
de la escuela. España: Graó.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE 3
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La educación social provista por la pedagogía social aboga por la
formación de un hombre libre y emancipado capaz de autodirigirse
a través de un pensamiento autónomo e independiente de culturas
dominantes en favor de su autodesarrollo personal y comunitario.
Lectura Ámbito de la pedagogía
Para conocer la dinámica sociohistórica de la pedagogía social en social en América Latina. En
América Latina lee el texto “Ámbito de la Pedagogía Social en Torres Vega, Nelson. (2013).
América Latina” y elabora un escrito (de 2 cuartillas) cuyo título Ámbito de la pedagogía social
en América Latina. (2013).
sea “Problemáticas y Retos que debe enfrentar la pedagogía
Revista de Estudios
social en la sociedad mexicana” Latinoamericanos. Disponible en
https://revistas.udenar.edu.co/index.php/
rceilat/article/view/3758/4432
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE 1
Propósito específico:
Que el estudiante comprenda el La pedagogía social se ha consolidado como una disciplina Lectura Capítulo 3. La pedagogía
estatus y relaciones científica que aporta referentes filosóficos, teórico-metodológicos y social como ciencia.
interdisciplinarias de la prácticas socioeducativas para comprender, estudiar e intervenir la Aproximación conceptual. en
pedagogía social con respecto a realidad, situación o problemática social determinada; Pérez Serrano, Gloria. (2003).
Pedagogía social Educación
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otras disciplinas y ciencias configurándose como una ciencia de la educación al mismo tiempo
social. Construcción científica
pertinentes en su ser y hacer que interdisciplina.
e intervención práctica.
profesional. España: Narcea.
Para identificar los tipos de relaciones interdisciplinarias que
establece la pedagogía social con otras disciplinas y ciencias lee el
texto “La pedagogía social como ciencia. Aproximación
conceptual” y elabora un esquema libre destacando los
conceptos e ideas principales.
3. Modelos de intervención en ACTIVIDAD PRELIMINAR
pedagogía social
La configuración interdisciplinaria y científica de la pedagogía
3.1 Modelo psicodinámico social, favoreció la cimentación e implementación de diversidad de
3.2 Modelo conductual modelos de intervención en/de lo social.
cognitivo
3.3 Modelo de intervención En plenario debate la pregunta: ¿Cuál es el propósito de emplear
en crisis un modelo en la realización de algo?
3.4 Modelo centrado en la
tarea ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE 1
3.5 Modelo humanista
existencial La diversificación pragmática de los modelos de intervención de la
3.6 Modelo crítico radical pedagogía social permitió la comprensión, explicación y abordaje Lectura Modelos de intervención
3.7 Modelo de gestión de teórico-metodológico de situaciones y problemáticas específicas social en Viscarret Garro, Juan. 7
casos que vinieron a darles identidad y pertinencia. (2003). Modelos de
intervención en trabajo social.
3.8 Modelo sistémico
En Fernández García, Tomás.
Para diferenciar los componentes teóricos y metodológicos de los
Fundamentos del trabajo social.
Propósito específico: modelos de intervención más representativos, lee el texto España: Alianza.
Que el estudiante analice los “Modelos de intervención social” y elabora un cuadro
alcances socioeducativos de los comparativo.
de los modelos de intervención
con respecto a las bases ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE 2
epistemológicas, teórico- Casos En Parcerisa, Artur.
conceptuales y metodológicas Ahora que distingues las especificidades de cada modelo de (2004). Didáctica en la
intervención social, en el apartado de anexos elije un caso y educación social. Enseñar y 7
que los sustentan.
analízalo empleando el protocolo que se proporciona. aprender fuera de la escuela.
España: Graó.
Total 60
+examen escrito 20
+participación 20
Total 100
7. EVALUACIÓN
Actividades de aprendizaje 40 %
Participación en clase 20 %
Sumativa Examen escrito 20 %
Producto final (programa de intervención socioeducativa) 20 %
100 %
8. RECURSOS
Equipo Materiales
PC
Laptop Digitales, proporcionados en la antología y programa electrónicos.
Tablet o cualquier otro dispositivo con
conexión a internet
9. REFERENCIAS
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Parcerisa, Artur. (2004). Didáctica en la educación social. Enseñar y aprender fuera de la escuela. España: Graó.
Pérez Serrano, Gloria. (2003). Pedagogía social Educación social. Construcción científica e intervención práctica. España: Narcea.
Torres Vega, Nelson. (2013). Ámbito de la pedagogía social en América Latina. (2013). Revista de Estudios Latinoamericanos. Disponible
en https://revistas.udenar.edu.co/index.php/rceilat/article/view/3758/4432
Viscarret Garro, Juan. (2003). Modelos de intervención en trabajo social. En Fernández García, Tomás. Fundamentos del trabajo social. España:
Alianza. Versión resumen por Cristian Camacho González.
Jefe de grupo 7º B
ESTUDIOS LATINOAMERICANOS
RESUMEN
El ámbito socio-pedagógico es el espacio disciplinar por excelencia, desde el cual se
plantea la praxis de la Educación Social que propicia acciones cultivadas con los sujetos
en condiciones de marginalidad e incluye su dimensión social. Es esta dimensión la
que les aporta identidad como individuos, es la perspectiva sociológica de la inter-
relación que se realiza con individuos que se define mediante el concepto de acción
social, entendida como “conducta orientada intencionalmente, de los diversos agentes
sociales que constituyen un sistema de interrelaciones” (Pérez, G. 2003, p. 143). Los
destinatarios de la acción socioeducativa son sujetos, grupos colectivos específicos y
sectores de población de diversas características, ya sea por su edad, por su género,
por su situación laboral, por su nivel educativo y cultural; por sus dificultades de socia-
lización (física, psíquica, sociales, culturales), por su origen y ubicación en el territorio;
en síntesis y de acuerdo a las problemáticas de las personas, se puede mencionar a
la población en riesgo social (delincuencia, marginación, desplazamiento, exclusión,
dependencia); y finalmente población en general (atención del adulto, tercera edad,
desarrollo local, animación sociocultural).
El presente texto intenta describir los diversos espacios de aplicación de la Pedago-
gía Social en América Latina, concepto que ha estado muy cercano a la denominada
educación popular, educación de adultos o educación para poblaciones en condición
de vulnerabilidad, marginalidad y pobreza. Se pretende instaurar propuestas para la
transformación social y educativa de la región latinoamericana, mediante un modelo
de sociedad igualitaria sustentada en la formación de un nuevo ciudadano.
Palabras clave: Pedagogía Social, Población Vulnerable, Ámbitos Socioeducativos,
Transformación Social.
ABSTRACT
The socio-pedagogical field is the disciplinary space par excellence, from which the
praxis of Social Education is proposed which favors actions cultivated with the subjects
in conditions of marginality and includes their social dimension. It is this dimension that
gives them identity as individuals, it is the sociological perspective of the interrelation
that is realized with individuals that is defined by the concept of social action, under-
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stood as “intentionally oriented behavior, of the diverse social agents that constitute a
System of interrelations “(Pérez, G. 2003 p.143). The beneficiaries of socio-educational
action are subjects, specific groups and sectors of population of different character-
istics, whether by age, gender, employment status, educational or cultural level; By
their difficulties of socialization (physical, psychic, social, cultural), by their origin and
location in the territory; In synthesis and according to the problematic of the people,
it is possible to mention the population at social risk (delinquency, marginalization,
displacement, exclusion, dependence); And finally population in general (adult care,
senior citizens, local development, socio-cultural animation.
The present text tries to describe the diverse spaces of application of Social Pedagogy
in Latin America, a concept that has been very close to the so-called popular education,
adult education or education for vulnerable populations, marginality and poverty. It
intends to establish proposals for the social and educational transformation of the
Latin American region, through a model of egalitarian society based on the formation
of a new citizen.
Key words: Social Pedagogy, Vulnerable Population, Socio-educational Spheres, Social
Transformation.
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se sintetizan en la obra “El Desarrollo tas, pobres, etc., logrando con ellos y
a Escala Humana” que se sustenta en desde ellos una interacción dialógica y
la satisfacción de las necesidades hu- emancipadora, generando procesos de
manas fundamentales, en propiciar la liberación de sus condiciones de opre-
autodependencia progresiva, de articu- sión y desigualdad. Sus obras más im-
lar al ser humano con la naturaleza y portantes fueron, Pedagogía del opri-
la tecnología, de relacionar los procesos mido, Educación como Práctica de la
globales con lo local, de lo personal con Libertad y Extensión o Comunicación,
lo social, de la planificación con la au- además de otra veintena de libros y es-
tonomía y de la sociedad con el Estado; critos5.
“necesidades humanas, autodependen-
cia y articulaciones orgánicas, son los Los aportes de Paulo Freire están
pilares fundamentales que sustentan inscritos en el contexto de los procesos
el Desarrollo a Escala Humana” (Max- de desarrollo de la Educación Popular
Neef, M. 1986, p. 14). Para que estos en América Latina, entendida ésta como
propósitos sean reales se deben apoyar “un proceso de formación y capacita-
en el protagonismo de las personas pri- ción dentro de una perspectiva políti-
vilegiando la diversidad y la autono- ca, forma parte de la acción organizada
mía, logrando que la persona sea sujeto del pueblo en orden a lograr el objetivo
y no objeto de desarrollo, facilitando de construcción de una sociedad” (Ba-
prácticas democráticas más directas y rreras, A.C. 2013). La educación popu-
participativas, como bien lo describe lar es una categoría con características
este autor cuando afirma: propias para América Latina, referidas
Al facilitar una práctica democrática a la educación organizada y destinada a
más directa y participativa puede con- los sectores poblacionales marginados,
tribuir a revertir el rol tradicionalmente como campesinos, trabajadores, des-
semi-paternalista del Estado latinoame- empleados, emigrantes, desplazados,,
ricano, en rol estimulador de soluciones mujeres, niños, niñas y jóvenes; por
creativas que emanen desde abajo hacia otra parte el fomento y desarrollo de la
arriba y resulten, por lo tanto, más con- educación popular ha estado a cargo de
gruentes con las aspiraciones reales de las propias organizaciones populares,
las personas (Max-Neef. 1986, p. 15). del sector de los intelectuales, políticos,
sociales y educativos, dentro de una ló-
Desde Latinoamérica, el pensamien- gica emergente.
to de Paulo Freire se constituye en un
referente y en una tendencia mundial
5. Las obras de Paulo Freire son numerosas. Entre las
en educación; a través de su reconoci- publicadas están: Sua visão de mundo, de homem
da obra pedagógica aportó de manera e de sociedade (2001); Pedagogia da Autonomia:
saberes necessários à prática educativa (1996); Por
integral al estudio de la problemática uma pedagogia da pergunta (1985); Pedagogia do
oprimido (1987); Pedagogia da indignação: cartas
educativa, partiendo de una perspec- pedagógicas e outros escritos (2000); Pedagogia
tiva que rompe con los esquemas tra- da esperança: um reencontro com a pedagogia do
oprimido (1992); La Educación como práctica de la
dicionales de la pedagogía, centrando Libertad (1997); Educação e mudança (s.f); Cons-
su trabajo en los colectivos oprimidos, cientização (1979); Ação cultural para a liberdade
e outros escritos (1981); A importância do ato de
marginados, desempleados, analfabe- ler (1989).
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MODELOS DE
INTERVENCIÓN SOCIAL*
Juan Jesús Viscarret Garro
Los PS buscaron en dichas teorías el paraguas teórico de referencia que les garantizara cómo
entender los problemas y conflictos sociales, que les garantizara qué leyes y qué procesos estaban
detrás, qué circunstancias los condicionaban, para poder posteriormente explicarlos,
pronosticarlos, prevenirlos y en su caso solucionarlos. Estas teorías no sólo aportaban
conocimiento teórico, sino que además orientaban sobre lo que había que hacer (componente
normativo) y, lo más importante: cómo había que hacerlo (componente metodológico).
___________________________
*El documento original se intitula Modelos de intervención en trabajo social del mismo autor. Esta versión es un resumen adaptado por Cristian
Camacho González, única y exclusivamente con fines pedagógicos como asesor en la asignatura de Pedagogía Social correspondiente al séptimo
semestre de la Licenciatura en Pedagogía.
El modelo, sin embargo, tiene otros significados para la ciencia y constituye uno de los temas
centrales para la filosofía de la ciencia. Como señala Calvo Vélez (2006), el motivo de esta
importancia es la utilización por parte de la ciencia de todo tipo de modelos para representar
fenómenos de muy distinta naturaleza en un intento por descubrir y comprender desde un punto
de vista racional las regularidades con las que se nos presenta el mundo. Los modelos son una
herramienta fundamental de análisis, descripción y predicción de los que la ciencia dispone para
llevar a cabo la sistematización, control y comprensión de los aspectos más relevantes de la
realidad física y social.
El modelo para la ciencia es un esquema básico de comportamiento que los científicos crean y
generan a partir de un conjunto de enunciados teóricos y de observación considerados
verdaderos; se encuentran basados en la racionalidad, en la investigación científica. Lo
fundamental del modelo es su capacidad deductiva para poder inferir a través de su utilización una
serie de ideas y conclusiones válidas, que pueden ir desde medidas hasta teorías, pasando por
fórmulas empíricas y leyes de distinta generalidad.
En todos los casos, el modelo se constituye en una síntesis explicativa que reduce el fenómeno a
sus líneas fundamentales, traduciendo la realidad a un lenguaje lógico, que sirve de soporte
estructural para realizar tentativas de explicación y evaluar la eficacia de hipótesis, comprobando
a posteriori su funcionamiento en la realidad y escogiendo, de entre los modelos posibles, aquellos
que mejor se adapten empíricamente al fenómeno que se estudia. El modelo es válido cuando es
capaz de «adecuarse» a la realidad, de «concordar» con ella.
«Ricardo es un niño de ocho años que se niega a ir a la escuela, y la escuela le amenaza con transferirlo a otra, pero de
carácter especial».
Ahora, formúlese las siguientes preguntas e intente contestarlas:
No lea los siguientes párrafos hasta que las responda al menos mentalmente.
Recordemos que la ciencia señala: «El modelo reduce el fenómeno a sus líneas fundamentales,
traduciendo la realidad a un lenguaje lógico, que sirve de soporte estructural para realizar
tentativas de explicación y evaluar la eficacia de las hipótesis comprobando a posteriori su
funcionamiento en la realidad, y escogiendo, de entre los modelos posibles, aquellos que mejor
se adapten empíricamente al fenómeno que se estudia». Un modelo es concebido como un todo,
en una unidad; todos los aspectos que forman parte de una intervención social: teóricos,
metodológicos, funcionales y también filosóficos de una determinada forma de llevar a cabo la
práctica profesional.
CONCEPTUALIZACIÓN Y ESTRUCTURA DE UN MODELO
Un modelo para la ciencia es una construcción simplificada de la realidad, que surge de la teoría
y que puede ser constatada empíricamente en la práctica. El modelo «ofrece una explicación de
la realidad y guía la práctica». El modelo igualmente precisa las condiciones del medio en el cual
se puede hacer el uso más correcto de esos principios (Hill, 1986: 910). Es decir, el concepto de
modelo no abarca sólo los «cómos» sino también sus «Cuándos», «dóndes», «paraqués» y
«porqués». Por otra parte, Payne (1995: 80) señala que los modelos describen, en general, lo que
sucede durante la actividad práctica y que, «al ser aplicables de forma estructurada a un amplio
muestrario de situaciones, extraen una serie de principios y pautas de actividad que le dan
coherencia y uniformidad a la práctica».
Escartín (1997) señala que cada modelo es una miniteoría, una categoría operacional y un
instrumento de análisis. Se diferencian de la teoría científica en su reducido dominio y en que no
están sujetos a leyes. Por tanto, dependiendo del objeto al que van dirigidos, los modelos
contienen en sí una teoría y una práctica diferente; es decir, el modelo lleva implícitos:
Según Lutz (1970), en el modelo aparece definido el fenómeno al que se dirigen los principios de
acción, da explicaciones sobre las razones por las que se utilizan dichos principios, aclara los fines
a los que sirven los principios de acción y señala los métodos y técnicas que deben ser empleados.
Por tanto, comprende:
1. Un tipo de fenómenos a los que el modelo se dirige, es decir, los aspectos de la experiencia
humana concebidos como problemáticos, dolorosos o indeseables.
2. Un contenido conceptual para comprender-explicar los problemas; para describirlos,
analizarlos de manera sistemática y determinar los objetivos de la intervención, así como
los principios de apoyo.
3. Una propia naturaleza de intervención: a) los diferentes objetivos que asigna o que puede
alcanzar (a corto o largo plazo), tanto en términos teóricos como operacionales. b) Los
principios de acción que lo caracterizan y los procedimientos, métodos y técnicas por los
que son aplicados.
4. Una correspondiente naturaleza de los medios o marcos institucionales en los cuales es
empleado.
5. Una «sociología» de la práctica contenida en el modelo que refiere al modo e intensidad
con los que la práctica y el practicante son considerados o no como «profesionales», tanto
por ellos mismos como por otros.
6. Un conjunto de valores y ética subyacentes en la práctica.
7. Una manera de concebir al individuo que vive o sufre el problema, que además incluye las
diversas atribuciones causales de las dificultades, las características propias como ser
humano o como persona, dentro de su identidad individual o a las circunstancias exteriores
a la persona (al medio, a la estructura social), o a cualquier interacción entre los factores
internos y externos del individuo. Esta variable identifica igualmente la naturaleza y la
fuerza de las capacidades de la persona para hacer frente a sus problemas.
8. Una naturaleza de la relación significativa entre el Interventor Social (IS) y la persona a la
que apoya; la forma en que se dé la interacción entre IS y la persona que acude al servicio
social (paciente, usuario, cliente, ciudadano) (Lutz, citado en Hill, 1986: 10).
DIVERSOS MODELOS DE INTERVENCIÓN SOCIAL
A lo largo del desarrollo histórico-científico se han ido generando variedad de modelos teóricos de
práctica profesional que han ido cambiando al mismo tiempo que crecía su diversidad
metodológica y epistemológica. Los distintos modelos no son entes aislados, no corresponden a
«mundos distintos»; simplemente, son formas diferentes de analizar la realidad o problemas
sociales, diferentes formas de observarlos, de intervenirlos. A continuación, se destacan los
modelos que tienen mayor consistencia teórico-metodológica y que históricamente han ejercido
mayor influencia en la práctica profesional.
Las primeras influencias teóricas provinieron de los entonces deslumbrantes progresos científicos
de la psicología y la psiquiatría. En lugar de conceder primordial atención a los problemas
económicos y sociológicos del cliente (paciente), se otorgó mayor importancia al conocimiento de
sus problemas psicológicos y emocionales. Además, se acentuó la tendencia a minimizar los
aspectos institucional y social; «y a apoyarse más en los problemas y recursos de la persona que
en los problemas y recursos de la situación» (Du Ranquet, 1996: 70).
b) Naturaleza de la intervención
Lo que diferencia a un modelo de un paradigma teórico es que conlleva un elemento práctico, una
aplicación profesional que se concreta en unos objetivos (teóricos y de acción) con procedimientos
y métodos específicos para conseguirlos. En el modelo psicodinámico no existe una forma única
de concretar prácticamente los elementos teóricos de referencia. Cada modelo posee diferentes
enfoques (approaches), que de alguna forma se reconocen como similares en cuanto a sus
grandes principios teóricos de referencia (paradigmas), pero que aportan matices teóricos
innovadores y diferentes formas de práctica profesional. En este modelo destacan los siguientes:
Enfoque psicosocial. Tiene como principales exponentes a Woods y Hollis (1964), que
fueron continuadores de la teoría del diagnóstico realizada por Gordon Hamilton (1950);
está preocupado por la mejora de las relaciones interpersonales y de las situaciones vitales
del paciente. A pesar del paso de los años, el enfoque psicosocial ha reconocido de forma
constante la importancia de los procesos psicológicos internos, así como la de los procesos
sociales externos, las condiciones físicas y la interacción entre ellas. El pensamiento de
Hamilton (1968) y su concepto de «persona en situación» es la clave ya que refiere a una
triple configuración: la persona, la situación y la interacción entre ellas; entender la
«persona en situación» requiere un entendimiento psicológico para el análisis de las
fuerzas del entorno que permita descubrir aquellas fuerzas que están perjudicando o
afectando seriamente a las personas, familias o grupos.
Resolución de problemas. Helen Harris Perlman (1957) ha sido la gran impulsora de este
enfoque. Aunque hay diferentes orientaciones al momento de efectuar la intervención, el
elemento central es la solución de problemas y focaliza su atención en el presente (no en
el estudio de experiencias del pasado, ni en la organización de la personalidad). Es un
modelo fundamentado en la teoría y en la práctica desarrolladas por la escuela diagnóstica
(modelo psicosocial), pero integrando las aportaciones de la psicología del yo y de la
escuela funcional (importancia de la relación). Se basa en el axioma de que la principal
fuente de hecho referente al problema reside en el propio paciente, pues él conoce, por
dentro y por fuera, el problema; el modelo se basa en la concepción de la existencia que
se desenvuelve por fases y por crisis, que se apoya en las fuerzas utilizadas y
desarrolladas durante una crisis para poder resolver la siguiente. El resultado del
tratamiento es apoyar a resolver la dificultad actual y facilitar un cierto aprendizaje del
problema para hacer frente a las sucesivas dificultades que presenta toda vida humana.
(Du Ranquet, 1996: 145).
La relación terapéutica difiere en cada uno de los enfoques anteriormente presentados, si bien se
puede percibir que en todos ellos se trata de un tipo de relación entre experto y lego, entre médico
y paciente. El IS es considerado como el experto que con sus conocimientos es capaz de obtener
las informaciones necesarias, analizar los datos más significativos y proponer los sistemas de
acción pertinentes al caso, es decir, es quien lleva el peso de la intervención, realiza el diagnóstico,
el pronóstico del caso y la intervención. El paciente posee en este modelo (salvo excepciones,
como en el enfoque de resolución de problemas) un rol de pasividad, de receptividad y de ausencia
de influencia directa en la intervención.
El IS mantiene cierta distancia personal con el paciente a fin de garantizar que éste sea un espejo
o pantalla en blanco que refleja lo que el analizado proyecta, evitando mostrar sus propias
proyecciones o conflictos, con la neutralidad necesaria. Al mismo tiempo debe mostrar una actitud
receptiva ante los datos que aporta la persona.
La relación, por tanto, se sustenta en torno a dos roles diferentes; por un lado, el paciente. que
ignora cómo se ha originado su problema y mantiene su comportamiento y, por otro, el IS, que es
capaz de hacer consciente lo inconsciente, manteniendo una escucha cálida, al mismo tiempo que
distante.
El modelo psicodinámico posee diferentes enfoques que no se ponen de acuerdo en una forma
única de concebir al individuo; aunque en todos ellos se tiene una visión patológica de la persona
y de su problema. Estos enfoques depositan en las causas internas del sujeto el foco de la
intervención; la persona es la responsable de la situación que atraviesa y la relación de apoyo se
basa en encontrar las causas internas sobre las que es necesario intervenir. Se subraya que es la
persona la que necesita el apoyo de un «experto», debido a su limitada comprensión de la
situación y de su capacidad actual para hacerle frente; dejando de lado los factores externos.
El conductismo es una corriente psicológica que provocó una revolución dentro de la psicología,
pues fija el objeto de su interés en estudiar el comportamiento observable (externo) de las
personas y no en analizar e interpretar la conciencia (interno); toma en cuenta las situaciones
específicas que controlan la conducta del problema y no los factores que han contribuido a su
desarrollo, como lo hacía el modelo psicodinámico. Se tiene en cuenta el «aquí y el ahora», más
que las experiencias del pasado, lo cual «constituye un enfoque más práctico y adecuado para
muchos problemas» (Jehu, 1979: 29). Según este modelo, hay dos estrategias de tratamiento que
pueden utilizarse de forma aislada o conjunta: la primera, consiste en modificar las respuestas del
paciente ante los factores que gobiernan su medio ambiente, sin cambiar de forma deliberada
este último, y la segunda, en cambiar los factores que imperan en el ambiente, como una manera
de modificar la «conducta problema». El éxito de este modelo radicó en su capacidad para obtener
resultados tangibles, medibles y evaluables.
Este modelo se centra en la conducta, poniendo énfasis en los aspectos que son aprendidos; ya
sea considerada como conducta normal o conducta problema, ha sido aprendida mediante un
proceso de condicionamiento; y es susceptible de ser modificada. Como señala Du Ranquet (l996:
149), no se niega la importancia de las condiciones iniciales del desarrollo de esta conducta, pero
se prima el papel que tienen en su mantenimiento las condiciones actuales, es decir, los estímulos
que la preceden o la siguen inmediatamente, siendo utilizados estos estímulos como medios de
control.
b) Naturaleza de la intervención
Bajo esta óptica, el IS conductista fija los objetivos de la intervención en obtener, suprimir, disminuir
o reforzar de forma duradera ciertas conductas. La clave del trabajo conductista es modificar
aquellas conductas observables inadaptadas y sustituirlas por otras adaptadas, deseados por el
sujeto y demandados por el medio ambiente. El objetivo del método conductista es «alterar el
comportamiento del paciente en formas definidas para que sus problemas disminuyan o
desaparezcan» (Hill, 1986: 57).
- Se tienen más en cuenta las situaciones específicas que controlan la conducta problema
que aquellos factores que han contribuido a su desarrollo.
- Es una intervención que recalca el «aquí y ahora» en vez de recurrir a una elaborada
historia clínica de las experiencias del pasado. El estudio se centra en determinar los
hechos precisos que provocan la aparición de la conducta problema, siendo el elemento
precisión muy importante (Hill, 1986: 57).
- Interpreta que la mayoría de las conductas humanas, incluso las que se consideran
instintivas, son adquiridas en el marco del aprendizaje y son resultado de las interacciones
entre las personas y el entorno. No considera a la persona que necesita apoyo como un
enfermo.
- Fundamenta su intervención únicamente en conductas observables, no utilizando
interpretaciones.
- Utiliza los refuerzos con el objetivo de estimular la aparición, mantenimiento o extinción de
determinada conducta.
Fase de valoración, se realiza una observación y valoración de las conductas que deben
ser modificadas, esto es, especificar los problemas en relación a respuestas observables,
accesibles. Una vez valorado el conjunto de actitudes, conductas y capacidades, se
procede a la delimitación de los objetivos de la intervención, también denominados «metas
terapéuticas», las cuales deben ser especificadas de forma clara, de manera que luego
puedan ser observadas y evaluadas lo más objetivamente posible.
Proceso de implementación, una vez establecidas las metas, un acuerdo y una
implicación en el comportamiento que debe ser cambiado, se establecen las tareas a
realizar y qué rol o roles se van a desempeñar. La principal tarea en este momento es
desarrollar estrategias apropiadas para los objetivos propuestos, que sean tareas claras,
factibles y ejecutables dentro de unos límites de tiempo razonables. Algunas de las
técnicas que se utilizan son: refuerzo positivo, concatenación, implosión, aproximación
sucesiva, sistema de puntos, extinción operante, insensibilización, exposición y
modelamiento.
Evaluación del tratamiento, una vez desarrollado el plan, se evalúan los resultados, tanto
durante el proceso terapéutico como con posterioridad al mismo. Este proceso proporciona
retroalimentación al paciente sobre su proceso; al mismo tiempo que puede fortalecer la
posición del terapeuta en el tratamiento y descubrir si es necesario revisar el programa.
Ahora bien, es diferente porque el modelo considera decisiva la participación del paciente, ya que
es vital para el proceso de cambio. Uno elemento clave es crear una alianza de colaboración entre
IS y paciente, pues se busca que éste último vaya teniendo un papel cada vez más autónomo
dentro del proceso, considerando el aprendizaje como un elemento activo para el cambio.
Este modelo focaliza su intervención en los problemas más que considerar al paciente como el
problema, ofreciendo un cambio de visión con respecto al modelo psicodinámico, ya que evita
depositar toda la responsabilidad de la situación en el paciente; definiendo su problema y
trabajando en colaboración con el terapeuta, los pacientes pueden sentirse animados al cambio.
La metodología de intervención descansa en la realización de tareas con revisiones y evaluaciones
periódicas, que facilitan al paciente su participación activa, siendo, además motor del cambio,
aprendiendo nuevas habilidades para la resolución de problemas presentes y futuros. Esto hace
que la persona que vive el problema ya no sea visto como un paciente pasivo o simple receptor
de recetas, sino como parte activa.
La teoría y metodología de la intervención en crisis fue desarrollada por la psiquiatría americana,
destacando Erich Lindemann (1944) y Gerald Caplan (1964). Postula que toda persona, grupo o
familia, en un sentido u otro, experimentan crisis y participan en las crisis de otros en diferentes
momentos de la vida. Las situaciones de crisis suelen requerir, por lo general, una respuesta
inmediata y consejo por parte de los profesionales dentro de un periodo corto de tiempo; por ello
este tipo de intervención se suele clasificar dentro de las denominadas terapias breves. Esta
urgencia en la reacción puede provocar ansiedad y aparición de sentimientos de desamparo e
impotencia entre los IS, incluso entre aquellos más experimentados; tener un sólido conocimiento
de los conceptos y principios de la teoría de crisis es importante para poder hacer frente a los
cambios que ocurren en el proceso de intervención en crisis y evitar resultados negativos e
insatisfactorios.
La intervención en crisis es un método de ayuda dirigido a apoyar a una persona, familia o grupo
para que puedan afrontar un suceso traumático de modo que la probabilidad de efectos negativos
(daño físico y psicológico, estigmas emocionales) se aminoren e incremente la posibilidad de
crecimiento; de nuevas habilidades, opciones y perspectivas vitales. La intervención en crisis
consiste en apoyar de forma activa en la situación que una persona está experimentando una
ruptura vital y asistirla en movilizar sus propios recursos para superarla y recuperar el equilibrio
emocional.
Según Swanson y Carbon (1998), se han consolidado una serie de conceptos básicos
comúnmente aceptados por quienes practican la intervención en crisis, y son los siguientes:
Las crisis son experiencias normales en la vida. Reflejan una lucha en la que la persona
intenta mantener un estado de equilibrio entre sí mismo y su entorno.
El estrés desencadena la crisis que puede ser un acontecimiento externo o interno. Puede
ser un hecho catastrófico o el producto de una acumulación de acontecimientos menos
graves.
La gravedad de la crisis no se relaciona tanto con la fuerza del estresor sino con la de su
percepción por la persona.
Puede existir un nexo (experimentado emocionalmente y no necesariamente consciente)
entre la situación actual y conflictos del pasado.
Las crisis son acontecimientos autolimitados (4-6 semanas) que se resuelven adaptativa o
desadaptatívamente.
En las crisis, las defensas están debilitadas, por lo que la persona está más receptiva al
apoyo y los esfuerzos mínimos conllevan resultados máximos.
La resolución adaptativa de la crisis ofrece una triple oportunidad: a) dominar la situación
actual, b) elaborar conflictos pasados, y c) aprender estrategias para el futuro.
La resolución no está tan determinada por las experiencias pasadas o la estructura de la
personalidad como por procesos presentes.
Las pérdidas anticipadas o reales suelen ser un factor importante a trabajar.
Con la resolución adaptativa emergen nuevas fuerzas y nuevas habilidades de resolución
de problemas para el futuro.
b) Naturaleza de la intervención
El IS está dotado de mayor poder y autoridad en este modelo de intervención, ya que posee mayor
capacidad de directividad que la que atribuyen otros modelos. Este poder lo otorga la propia
situación de crisis, que pone al individuo en una situación de confusión y de desequilibrio que a
menudo le incapacita para tomar decisiones correctas. La autoridad del profesional debe ser
utilizada en los momentos en los que el cliente se encuentre más confuso y desestabilizado. Su
competencia y maestría profesional (Rapoport) le atribuyen capacidad para percibir la realidad,
organizar la acción y proponer consejos y decisiones. Por tanto, propone una relación distinta a la
de otros modelos menos basados en la directividad del interventor. Conseguir la vinculación
(attachment) entre IS y cliente (que postulan otros modelos) no es tan importante en el método
de intervención en crisis. La definición de los objetivos, en los que trabajar depende por tanto de
forma mayoritaria del profesional. En cuanto a la actitud del IS, ésta <<debe ser activa, decidida y
entregada» (Golan, 1978: 82). Al igual que señalara Rapoport (1970) en su modelo, Golan atribuye
al IS un papel activo en la valoración de la situación y en la valoración de las acciones a llevar a
cabo en el proceso de intervención. Eso sí, señalando como principal regla a seguir por el
interventor la comunicación de optimismo y esperanza a lo largo de todo el proceso.
d) Manera cómo se concibe a la persona que vive o sufre el problema
Uno de los principios de este modelo radica en la creencia de que cada persona tiene un potencial
y capacidades propias para crecer y resolver problemas. La misión de los IS ante aquellos que se
encuentran en estado de crisis y angustiados, es facilitar el descubrimiento de dichas capacidades
y el desarrollo de habilidades que les permitan hacer frente a los desafíos y problemas que les
plantea la vida. Aunque es un modelo centrado en el Yo (aspectos afectivos, cognitivos, de
adaptación), incorpora el entorno o ambiente, como un factor relevante para la resolución de la
crisis. El modelo mantiene una dirección muy marcada hacia la adaptación intrapsíquica de
situaciones externas por parte del individuo.
Los orígenes de este modelo de intervención hay que buscarlos en los trabajos realizados por
William Reid y Ann Shyne, a finales de los años sesenta. Estos trabajos sugerían que los
resultados de intervenciones a corto plazo eran más satisfactorios que aquellos que se obtenían
a través de intervenciones abiertas en el tiempo, en las que algunos usuarios abandonaban los
servicios de ayuda. En cuanto a su concepción teórica, es un modelo orientado a proporcionar una
respuesta práctica, breve y eficaz, centrándose en la consecución de objetivos específicos y la
ejecución de tareas, con el fin de solucionar determinado problema.
Este modelo centra la intervención en los problemas definidos por los propios usuarios, no en el
diagnóstico del IS; enfatizando la corresponsabilidad mutua del trabajo entre interventor y usuario,
así como demostrar gran interés en la evaluación de los resultados de la intervención. El modelo
se encuentra diseñado para ayudar en la resolución de dificultades que experimentan las personas
en interacción con sus situaciones sociales, donde los sentimientos internos y las preocupaciones
provienen de acontecimientos del mundo externo. Se centra en el trabajo conjunto entre IS y
usuario dentro de unos límites temporales marcados a través de un procedimiento claro y sencillo.
Este modelo no centra su interés en el estudio de las respuestas emocionales o en las experiencias
del pasado de los usuarios, sino en identificar y aclarar cuáles son los elementos centrales del
problema en el presente, en el mundo del usuario y en conocer los obstáculos que impiden el
cambio. Desde esta perspectiva, la intervención se centra en explorar y diagnosticar los problemas
actuales que el usuario observa en su vida, seleccionando los principales.
Los elementos principales en los que se apoya la práctica de la intervención centrada en la tarea
son:
Este modelo cree en las capacidades y potencialidades de las personas para resolver sus propias
dificultades; cree en la intervención más como un trabajo basado en la colaboración, puesto que
intenta conseguir que sean los usuarios los que tomen el control, las riendas de su situación,
teniendo en cuenta sus valores, creencias y concepciones. La relación entre el IS y el usuario está
basada no en la directividad, sino en el asesoramiento; dejando que las principales decisiones se
tomen en el lado del usuario, pues se trata de una intervención democrática que ubica al usuario
en el centro de la misma. El IS mantiene una relación de asesoramiento y de máximo respeto a
las capacidades y posibilidades del usuario.
d) Manera cómo se concibe a la persona que vive o sufre el problema
El modelo a través de tareas busca apoyar a las personas para alcanzar determinados objetivos
que son delimitados por ellos mismos. Este modelo, al contrario que otros, no busca un cambio en
la personalidad, sino un cambio en cuanto al problema, lo que le diferencia claramente de modelos
de corte clínico, no considerando a la persona como un paciente sino como un usuario. Además,
es un método optimista que busca construir la confianza, pues centra su atención en mejorar las
capacidades y fortalezas de las personas. Reconoce que, aunque con el necesario apoyo
profesional, la persona tiene la clave para resolver los problemas.
Entre los autores de referencia encontramos a Maslow, Rogers, Berne, Perls, Kierkegaard,
Husserl, Heiddeger. Marcel y Buber. El modelo humanista existencial ha tenido gran repercusión
porque propone, más que técnicas de intervención o una estructuración de la misma (aspectos
cruciales en otros modelos), una filosofía de intervención que propugna el máximo respeto a la
persona que necesita apoyo y la no imposición del proceso de intervención. La intervención
humanista respeta la diversidad, la pertenencia étnica, la cultura, los estilos de vida y de opinión,
denuncia las formas de violencia y de discriminación, rechaza la estandarización y el
modelamiento del ser humano, respetando la capacidad de acción y de elección de éste,
impulsando la cooperación, el trabajo comunitario y la comunicación.
- Humanismo. Aporta una visión integradora, holística, del ser humano, concibiendo a la
persona como un todo en el que operan interrelaciones entre factores físicos, emocionales,
ideológicos y espirituales. El humanismo no divide, no separa aspectos de la persona,
identificándolos como causa de la enfermedad, del problema. El humanismo ve en el ser
humano un ser completo y tiene en cuenta cada aspecto y su influencia en el todo. Entiende
al hombre como un ser equipado del conjunto de potencialidades necesarias para su
completo desarrollo, frente a otras consideraciones teóricas que lo conciben como un ser
incompleto, víctima de sus pulsiones, instintos y determinismo genético. El humanismo ve
en el síntoma la manifestación externa de un problema o conflicto interno (potencialidades
no desarrolladas). El humanismo no trata de eliminar dicho síntoma, como proponen otras
teorías sociales, sino que trata de escucharlo, de entender su significado, de comprenderlo.
El humanismo se niega a distinguir entre personas enfermas y personas sanas; considera
que todas las personas necesitan apoyo al momento de buscar o encontrar su equilibrio;
entiende que la personalidad surge como una totalidad que se encuentra sujeta a un
cambio permanente, basada en la libertad de acción de las personas, en su capacidad de
elección y en su intencionalidad; determinan lo que hacen, imprimiendo significado a sus
decisiones y elecciones.
- Existencialismo. Afirma que lo que propiamente existe es el hombre, no las cosas, que
tornan su ser en él o a través de él. El hombre no posee una esencia que le determine a
ser o a comportarse de determinada manera, sino que él mismo es su propio hacerse, su
propio existir. Existir es para los existencialistas libertad y conciencia. Libertad porque el
hombre es un modo de ser que nunca es dado de antemano, sino que el hombre puede
conquistar su propia esencia. Conciencia, porque el hombre se comporta en el mundo
social de forma intencionada, en torno a un objetivo que da sentido a su existencia. Toda
conciencia es siempre dirigirse hacia algo, es «conciencia de», es «Un poder de ser lo que
no se es y de no ser lo que se es», una intencionalidad. El existencialismo concibe al
hombre como posibilidad abierta, libertad de hacerse esto y lo otro, le reconoce la
capacidad de elección. Ahora bien, en la medida en que el hombre está arrojado al mundo,
ha de contar con aquello que le es «dado», con las circunstancias que limitan y cercenan
sus posibilidades y su libertad. El hombre tiene la capacidad de poder elegir libremente y
no debe eludir dicha responsabilidad, si no, no llevará una existencia auténtica. La
angustia, a la que refiere el existencialismo, nace de un futuro indefinido, de un horizonte
vital lleno de posibilidades al que el hombre debe de enfrentarse, asumiendo plenamente
la libertad de construirse así mismo a cada instante.
b) Naturaleza de la intervención
El modelo humanista existencial ha impactado sobre todo porque utiliza una filosofía sobre la
persona y las relaciones sociales. Filosofía que considera a las personas individualmente corno
un todo en interacción con su entorno, respetando la comprensión e interpretación de sus
experiencias vitales y la observación de los usuarios como el objetivo central del trabajo. La
intervención humanista centra su atención en el hombre como sujeto, lo que le diferencia de otros
enfoques que lo consideran un paciente (enfermo) o un cliente (asistencialismo). Desde esta
posición el IS humanista dirige su atención y apoyo hacia una persona igual que él, reconociéndolo
como ser pensante y racional, capaz de dirigir su vida y de darle sentido. Además, le reconoce su
capacidad reflexiva y de análisis de las situaciones, siendo sumamente respetuoso con los
diagnósticos que la propia persona realiza sobre su situación vital y/o problemática concreta. La
intervención no interpreta nada, no diagnostica nada, sino que favorece la reflexión de y con el
otro. Así, mientras el psicoanálisis o el conductismo ponían el acento en los aspectos inconscientes
y emocionales, el trabajo humanista deposita su atención en la dimensión pensante y reflexiva de
las personas. Esta actitud y capacidad reflexiva es condición «sine qua non» para poder construir
un cambio, una transformación, que no sean impuestas (desde una autoridad profesional) y que
garanticen su perdurabilidad.
Este modelo posee diferentes enfoques de intervención que de alguna forma se reconocen como
similares en cuanto a los pilares de referencia e incorporan matices teóricos innovadores y nuevas
formas de práctica profesional que le hacen diferente; destacan:
- El enfoque gestáltico. La Gestalt fue desarrollada por el psicoanalista alemán Fritz Perls
(1951) quien contrario a la tradición psicoanalítica pura, sostenía que el descubrimiento
intelectual (interpretativo) de lo que le está sucediendo al usuario era insuficiente para
curar el trastorno, por lo que ideó un modelo de intervención basado en ejercicios
específicos pensados para mejorar la consciencia de la persona sobre su estado físico,
sus emociones y sus necesidades reprimidas. Para ello creó la Gestalt; desde esta no sólo
apunta a tratar la patología, sino que se fija en el desarrollo integral del ser humano
considerado como un todo (holísticamente), corno una totalidad que implica lo mental, lo
corporal, lo emocional, lo social y hasta lo espiritual. La Gestalt se centra en el «aquí y
ahora», considera más importante que las personas indaguen e investiguen «cómo»
experimentan un problema en el presente, a que busquen los orígenes en el pasado. Para
ello es necesario estar en «contacto» con todo lo que sucede, desarrollando y abriendo la
capacidad de percepción a las sensaciones corporales y a los sentimientos. La Gestalt,
antes que una terapia verbal o interpretativa, es una terapia vivencial (experiencial). Por
eso la labor del IS no va dirigida a la interpretación, sino a generar un espacio en el que
trabajar, en el que poder experimentar, utilizando para ello diferentes técnicas, además de
la palabra, como por ejemplo la silla vacía, la toma de conciencia, la escenificación de los
sueños, el monodrama, juegos corporales, juegos teatrales, entre otras.
El modelo humanista existencial ha mostrado cómo sus principios de acción pasan por el apoyo a
las personas para que éstas incrementen el número de posibilidades y de opciones disponibles en
sus vidas. Para llevar a cabo esta concepción de la relación de apoyo, el modelo propone que el
profesional reconozca a las personas no como simples recipientes pasivos de servicios, sino como
agentes activos que juegan un papel central en la determinación del curso de sus vidas. El usuario
es el principal protagonista de todo el proceso; es libre, autónomo y siempre tiene la solución del
problema. La capacidad de hacer elecciones y la disponibilidad de una serie de elecciones son
factores determinantes a tener en consideración.
Surge a finales de los sesenta y principios de los setenta en Reino Unido, Canadá, Australia y
Estados Unidos (Mullaly, 1997; Fook, 1993; Marchant/Wearing, 1986; Withorn, 1984; Bailey/
Brake, 1975; Galper, 1975). Tuvo especial relevancia en el mundo anglosajón y sudamericano,
inspirando el movimiento de la reconceptualización. Los antecedentes intelectuales son diversos
y recogen un amplio conjunto de teorías sociales, que van desde las teorías feministas, el
marxismo, el desarrollo comunitario, la teoría radical de la educación (Freire), la sociología radical
hasta las teorías críticas sobre el carácter étnico y la teología de la liberación (Healy, 2000: 24).
Fundamentado en tales bases, la intervención crítico radical sostiene que los usuarios no son ni
parcial ni totalmente culpables de las circunstancias personales y sociales a las que se enfrentan,
sino que apuntan a los orígenes y estructuras sociales como causantes de dicha situación
opresiva. La función del IS da un giro radical conforme a lo visto en los modelos precedentes, pues
no puede ser la de adaptar a la persona a un medio que muchas veces es hostil. Se apuesta por
una forma de intervención liberadora, que parta de la base de que el cambio se encuentra en los
protagonistas del mismo, en las personas. Son ellos, los usuarios, los que a través de un proceso
de toma de conciencia de su situación se transforman en personas activas, en protagonistas del
cambio individual y social (estructural).
Los conceptos básicos que destacan de la teoría critica radical, son los siguientes:
- Las teorías críticas buscan explicar el orden social. Se prima la comprensión de la sociedad
como totalidad, entendiendo que la estructura social global ordena y da sentido a las
relaciones sociales. De tal forma que, al momento de explicar y analizar los acontecimientos
y experiencias «locales», éstos son observados como efectos de la estructura social global
existente.
- La perspectiva de conflicto es fundamental para comprender las relaciones de poder. Las
teorías críticas se fijan en la dimensión de la lucha de poder entre grupos sociales opuestos,
opresores y oprimidos. Opresor y oprimido son efectos del sistema social y se encuentran
determinados por la estructura; los humanos producen y son producidos por la sociedad,
subyace una concepción activista de los seres humanos, porque, aunque estén
determinados por la estructura social se reconoce que también son capaces de alterarla.
Así, el cambio social lleva consigo la confrontación entre elites y opresores.
- El énfasis en la autoconciencia racional como precursora del cambio. Según la ciencia social
crítica, la transformación social requiere un proceso de concienciación a través del cual el
oprimido pueda analizar de forma crítica las ideologías dominantes en la sociedad, para
desde ahí buscar el cambio necesario. Este proceso de toma de conciencia significa la
liberación de los oprimidos de forma que tengan la posibilidad de elegir y que al mismo
tiempo puedan contribuir a la creación de un orden social que satisfaga sus verdaderas
necesidades.
- La participación de los oprimidos en el proceso de cambio. El objetivo que plantea la teoría
crítica es que los individuos tomen parte activa en el proceso de cambio, es decir, que
luchen por conseguir un mayor control de la situación. Las personas no sólo deben asirse
a su propia conciencia, sino que deben también tomar el control de su propia situación,
deben hacer algo con relación a las circunstancias que determinan su conducta.
b) Naturaleza de la intervención
El trabajo crítico se caracteriza por su oposición al carácter individualista que imponían las teorías
clásicas, en especial las psicoanalíticas. La aplicación del modelo crítico radical, en su momento,
fue innovadora en tanto incorporó en el abordaje de los problemas sociales aspectos tan
importantes como las luchas de poder, la hegemonía ideológica y de clase, el estatus, la
profesionalización, la educación, la cuestión sexista y la opresión social (Payne, 1995: 275).
Desde el modelo crítico se construye una práctica que plantea un compromiso con los sectores
populares. Los marginados, los excluidos, los extraños, los sin voz, sujetos pasivos del cambio
hasta ese momento, se convierten en elementos activos para la práctica profesional y en
protagonistas clave del proceso (de liberación). La intervención profesional es más que tratar con
los usuarios, pues tiene como objetivo el cambio estructural real. Son varios los enfoques crítico-
radicales que se han ido desarrollando en el tiempo:
- El feminismo hizo emerger el género como tema y ha demostrado cómo la opresión de las
mujeres se encuentra estructurada e incrustada como denominador común en el trabajo
con individuos, familias, grupos, organizaciones o comunidades, la intervención feminista
posee siempre una mirada positiva hacia las mujeres, rechazando los estereotipos
negativos, localizando el problema y sus raíces dentro de un contexto sociopolítico,
despatologizando los problemas personales, viendo la necesidad de cambio individual
como colectivo, estableciendo una relación de igualdad con el usuario, impulsando el
desarrollo total del mismo, escuchándole activamente, reforzando su «self», ayudándole
a encontrar su propia voz y a utilizar su propia «revelación».
La relación entre IS y usuario se caracteriza por una relación fundamentada en los principios
democráticos de igualdad equidad, confianza y respeto. El usuario es soberano en sus acciones
y el que más sabe, puesto que su experiencia personal es el conocimiento más valioso que el
saber técnico del profesional. Existe además una confianza en el potencial humano para resolver
los propios problemas, así como un gran respeto por el otro desde la comprensión. La intervención
crítica hace énfasis en que el IS debe ser conocedor de su posición de poder en la relación con la
persona y que mediante el reconocimiento de esa posición debe esforzarse por conseguir una
relación igualitaria en donde se haga una transferencia de poder del profesional al participante.
Healy (2001) señala que son tres las estrategias que postula el trabajo crítico para conseguir
relaciones igualitarias en la práctica profesional:
En cuanto a la práctica profesional, la teoría crítica aporta la urgencia de efectuar un cambio del
poder en las elites políticas, económicas y culturales, donde el tradicional esquema jerárquico de
dominación vertical dé paso a relaciones de equidad e igualdad; este principio unido a otro como
es el reconocimiento de la capacidad de todas las personas de participar por igual en los procesos
que les afecten, tuvo calado en la práctica profesional, ya que la orientó hacia el objetivo de
fomentar la igualdad entre los IS y los usuarios. Muchos activistas consideran que este proceso,
mediante el que el profesional reconoce los conocimientos y capacidades del usuario, es de por
sí potenciador (Fook, 1993: 102, citado en Healy, 2001: 43).
Aunque el término «gestión de casos» (case management) es relativamente nuevo sus raíces se
hunden en los settlements (casas de rehabilitación) y en las Charity Organization Socíeties. Con
anterioridad a los años setenta se conocía poco sobre la gestión de casos. Su aparición como un
concepto distinto del «casework» se encuentra ligada al auge que experimentaron los servicios
sociales y las agencias sobre todo en el ámbito anglosajón. La irrupción de numerosos programas
y servicios de asistencia social, patrocinados tanto desde el sector público como el privado, ha ido
creando la existencia de una red de servicios altamente compleja, fragmentada, duplicadora y
descoordinada. Descoordinación que provoca duplicidad de recursos en la atención de los
usuarios, que a su vez redunda en mayor coste económico para la comunidad. La preocupación
por los recursos sociales disponibles con el fin de efectuar una práctica profesional más eficaz fue
uno de los «detonantes» de la aparición de la gestión de casos. Podemos decir que es un modelo
que surge como resultado de la preocupación por ofrecer una intervención cada vez más eficiente,
eficaz y al mismo tiempo más económica. Para tal fin, se adoptan fundamentos teóricos que
provienen de disciplinas relacionadas con la economía, la empresa y el comercio.
El modelo intenta asegurar que los usuarios con problemas complejos y múltiples reciban todos
los servicios que necesitan en el tiempo y forma adecuados. El rol del «case manager» (gestor de
caso) consiste en asistir a los usuarios para apoyarles a tratar con alguno o con todos los sistemas
sus problemas. Para ello, es necesario que el gestor de casos emplee todas sus habilidades y en
todos los niveles de intervención: a nivel de servicio directo, tratando con personas y familias; a
nivel de planificación de programa, trabajando con la estructura organizativa y de apoyo; y a nivel
indirecto en el desarrollo de políticas, tratando con las implicaciones financieras y políticas de un
programa comunitario más amplio.
- La planificación y la puesta en marcha de los servicios debe tener en cuenta que los
usuarios son únicos y que cada uno posee debilidades y capacidades diferentes.
- La prestación de servicios y de apoyo al usuario debe ser cambiante en el tiempo, tipo e
intensidad para ajustarse a los cambios que se producen en la configuración de las
necesidades y de las potencialidades de los usuarios.
- El nivel de apoyo prestado a los usuarios debe ajustarse al grado de déficit que éstos
posean. Deben ser motivados para funcionar de forma independiente.
- Es una intervención basada en una relación entre usuario e IS, facilitadora y verdadera.
- Se dirige a asegurar un «continuum» en la atención de los usuarios con problemas e
incapacidades múltiples y complejos.
- Intenta intervenir clínicamente para mejorar el acompañamiento ante problemas
emocionales de enfermedad o pérdida de funciones.
- Utiliza habilidades de intermediación y defensa como elementos importantes en la
prestación del servicio.
- Se dirige a aquellos usuarios que requieren una serie de servicios de tipo comunitario o a
largo plazo, abarcando las necesidades de tipo económico, de salud, médico, social y
personal.
- Se dirige a proveer servicios configurando un entorno menos restrictivo.
- Utiliza la evaluación de la capacidad funcional del usuario, así como del nivel de apoyo que
le proporciona su red social para determinar el nivel de cuidado y de atención necesario.
- Se afirma en los valores de autodeterminación, de valor y dignidad de la persona, y el
concepto de responsabilidad mutua en la toma de decisiones (Greene, 1992).
b) Naturaleza de la intervención
La idea central del modelo es que todos los IS realizan tareas de gestión, cualquiera que sea el
ámbito en el que se encuentren: desde la gestión de uno mismo (del propio IS) a la gestión de los
demás y la gestión de los sistemas (Coulshed, 1998). La gestión de casos, según autores como
Austin (2001), Rose (1992) u O'Connor (1988) es un tipo de intervención que tiene impacto en dos
niveles: sistema del usuario y sistema de la organización. La gestión de casos implica tanto la
actividad directa, en donde se desenvuelve en relación con la puesta en marcha de un plan para
un caso o usuario determinado, como a las estructuras organizativas, refiriéndose a cuestiones
administrativas, de relación entre servicios y a los recursos formales existentes en la comunidad.
Por tanto, no se requiere de técnicas y fases de intervención específicas, dependiendo éstas del
nivel en el que actúe la gestión de casos, ya sea a nivel directo con el usuario o a nivel estructural
u organizativo (indirecto).
La gestión de casos concibe la relación entre IS y usuario en torno a los siguientes elementos:
La gestión de casos centra su atención no sólo en la persona que solicita el apoyo, sino también
en su entorno. En el diagnóstico de la situación, el IS entiende al usuario como un «todo»,
evaluando la interacción existente entre los factores físicos, medioambientales, conductuales,
psicológicos, económicos y sociales, identificando fortalezas y capacidades del usuario.
Una vez evaluada la situación, el IS provee tanto un servicio directo (intervención psicosocial)
corno un servicio indirecto (acceso a recursos y servicios de apoyo). Esta intervención
metodológica multinivel le permite incorporar tanto perspectivas de intervención de carácter
terapéutico, centradas sobre todo en la estructura de personalidad y conductual de las personas,
como perspectivas de intervención más comunitarias y de cambio social.
La teoría de sistemas alega que las propiedades de los sistemas no pueden ser descritas
significativamente en términos de elementos separados. La comprensión de los sistemas
solamente puede realizarse cuando se estudian los sistemas globalmente, involucrando todas las
interdependencias de sus subsistemas. Luhmann (1983) señala que la realidad y los fenómenos
no son independientes, sino que existe relación entre ellos. En esta interacción indica que el
sistema es tan importante como el medio, ya que ambos son lo que son como producto de su
interacción, de forma que cualquier cambio en el medio afecta al sistema, y cualquier cambio en
el sistema afecta al medio (Hernández Aristu, 1991: 141).
La teoría de sistemas pone énfasis en las interacciones, en las transacciones, en las
interrelaciones, como elementos fundamentales para comprender las dinámicas complejas que se
producen. Este hecho es importante para la intervención, ya que el comportamiento, los
acontecimientos, los hechos y los procesos sociales no pueden ser entendidos de forma aislada,
sino que tienen que ser tratados desde el punto de vista de la interacción. Esta concepción deja
de lado una concepción causal e individualizada de la intervención, a una concepción en la que
pasan a tener más relevancia el entorno, los cambios que se producen en él y en las transacciones
con los mismos.
b) Naturaleza de la intervención
Este modelo concibe la intervención social como un proceso, pero la aborda como un proceso de
«cambio planificado» (Pincus y Minahan, 1980). El concepto de plan significa la determinación de
un esquema tipo, bien pensado y dirigido, con cuya ayuda es posible conseguir el o los objetivos
que se hayan determinado. El concepto de cambio implica movimiento, dinamismo, está en la línea
sistémica de cambio e interacción y significa transformación de una situación o un estado en
relación a un punto de referencia anterior. En la práctica profesional, concibe un proceso (al igual
que otros modelos) proponiendo una intervención fásica. Ahora bien, los autores sistémicos
puntualizan que esta concepción fásica, aunque sirve para ordenar las tareas a llevar a cabo,
subrayan la no linealidad de los procesos de intervención, ya que muchas fases y actividades
aparecen una y otra vez en el transcurso del proceso de cambio. El proceso se asume como una
continuación sistemática de acciones que están dirigidas hacia un determinado objetivo u objeto.
En este proceso el IS sistémico evalúa continuamente las situaciones que se dan y toma
decisiones sobre las necesidades que deben ser trabajadas y cómo hacerlo, en pro de la
consecución de los objetivos planteados.
Enlazada con la fase de finalización del proceso de apoyo, otra aportación interesante es el
concepto de evaluación, como un aspecto que debe aparecer a lo largo de toda la intervención;
es entendida como garantía de responsabilidad y de seriedad en la intervención, con un doble fin:
observar el cumplimiento de los objetivos al mismo tiempo que garantiza la responsabilidad sobre
el servicio prestado. La evaluación posee dos vertientes, la evaluación durante todo el proceso y
la evaluación al final del mismo. La evaluación durante el proceso significa evaluar si se han
cumplido las metas y objetivos propuestos y, en su caso, reflexionar si los métodos u objetivos
deben ser redefinidos (retroalimentación). La evaluación al final del proceso pretende averiguar si
la situación en la que se encuentra el usuario es la óptima y determinar la validez del proceso
seguido, así como detectar posibles fallos, permitiendo al IS perfeccionar su conocimiento y
profesionalidad.
La perspectiva ecológica viene a señalar que las necesidades y los problemas son generados por
las transacciones que se dan entre las personas y sus entornos. Los teóricos manifiestan un
planteamiento en el que los organismos vivos están en continuo intercambio con su medio;
proponen un modelo de intervención que camina más allá, cuyo objeto de la intervención sería
más bien ajustar las capacidades de adaptación de los individuos y las propiedades del medio
ambiente, del entorno, con el fin de producir transacciones que maximicen el crecimiento y el
desarrollo de todas las personas e impulsen los entornos. El objetivo del modelo de intervención
sería por tanto doble: por un lado, conseguir liberar/sacar las capacidades de adaptación de las
personas y, por el otro, mejorar e impulsar sus entornos.
Otra aportación importante del modelo sistémico a la intervención es una nueva concepción de la
relación entre IS y usuario, pues se constituye como una relación transaccional entre ambos. El
modelo propone que las transacciones entre uno y otro afectarán a ambos, de tal forma que cada
uno influirá en el otro y viceversa. Desde este punto de vista, los tradicionales roles de usuario e
IS basados en una relación vertical y de superioridad entre ellos es reemplazada por una relación
de horizontalidad y reciprocidad.
Al igual que para el modelo crítico radical, para el modelo sistémico la relación IS-usuario se
encuentra determinada e influida por las definiciones sociales de sus estatus y de las expectativas
asignadas a sus roles sociales, por ejemplo, la estigmatización de ambos (prejuicios), las
diferencias de clase social, de género, etcétera. Otro factor determinante en dicha relación es la
influencia que ejerce en la misma el servicio, agencia u organización desde la que se provee el
apoyo. La elección de los servicios, la definición del problema y el tipo de asesoramiento, así como
la selección de la modalidad de apoyos, son elementos que se encuentran claramente
influenciados por las estructuras y funciones que definen los servicios sociales.
d) Manera cómo se concibe a la persona que vive o sufre el problema
El modelo sistémico no considera los problemas humanos como atributos de las personas, sino
que los entiende como resultado de interacciones, de comunicaciones deficientes entre diferentes
tipos de sistemas. El modelo revisa la definición del término usuario. Para el IS sistémico el usuario
no representa la categoría central del problema social ni de la solución del mismo, ya que éste no
se limita a trabajar con un único usuario. Todo lo contrario, implica a todas aquellas personas que
se encuentren relacionadas con la situación problema (interactuantes), de forma que haya más
probabilidades de resolverlo con garantías. Además, el IS no tiene la necesidad de que existan
usuarios y puede trabajar con diferentes personas implicadas en un mismo problema social,
actuando a nivel de las disfunciones o dificultades de interacción (comunicación) entre los diversos
sistemas implicados: usuarios, organizaciones, grupos, familias o comunidades.
En la misma directriz Payne (1995) subraya la urgente necesidad de que los futuros IS tengan
claridad sobre las bases teóricas que conforman el trabajo e intervención profesional. puesto que
constituyen un pilar importante para la mutua comprensión e identidad de sí mismos. Además de
ayudar en la práctica, el ser capaz de determinar qué es lo que debemos hacer y por qué,
constituye un importante objetivo de la teoría y una necesidad vital para cualquiera que trabaje
con personas e intente apoyarles.
Por su parte, Campanini y Luppi (1991) afirman que el conocimiento de los diferentes modelos no
hace que la práctica profesional caiga en un eclecticismo superficial, al dotar a los profesionales
de la capacidad de elegir entre diversos modelos de acción y de reflexión dependiendo de la
problemática a la que se enfrente; al contrario, el conocimiento de las teorías, métodos y modelos
de intervención, así como su utilización científica y continuada, contribuyen de forma decisiva a un
proceso de redefinición, puntualización, reflexión y crecimiento del saber de la intervención social
profesional.
, Intervención en Pedagogía Social 267
Autorrevisión
de la práctica.
Evaluación
de la situación.
Elaboración
de un Plan
de acción.
Figura 8.3
Establecer prioridades
Este aspecto es muy importante, pues en el campo social existen necesi-
dades muy diversas y no siempre es fácil identificar las que son más urgen-
tes. Por ello, exige del trabajador social una gran capacidad de discrimina-
ción, de indagación y, en definitiva, de investigación para llegar a establecer
con precisión las prioridades. Este tema es complejo porque los problemas
serán prioritarios o no según la óptica de quien los examine. En este sentido,
lo que es prioritario para unos puede no serlo para otros.
Para llevar a cabo cualquier proyecto es preciso establecer las prioridades
que nos indicarán hacia qué necesidades vamos a orientar nuestros esfuerzos.
Hay siempre algunas necesidades que se presentan como más urgentes, por-
que son necesidades básicas a las que es preciso prestarles la máxima atención
posible. Es importante, sin embargo, establecer prioridades, pues las necesi-
dades son tantas y tan diversas que nunca podremos contar con el tiempo y
el dinero suficiente como para poder solventarlas. Esto supone, pues, estable-
cer criterios para seleccionarlas ya sea prestando atención a las necesidades
básicas, al costo del proyecto, a la urgencia del mismo, etc.
Fundamentar el proyecto
Para poder aplicar cualquier proyecto a la práctica, debe sustentarse en un
marco de referencia teórico, en unos presupuestos o principios aceptados
como axiomáticos que constituyen los postulados sobre los que descansa
nuestra acción, y explicar lo más claramente posible los presupuestos de los
que parte y, al mismo tiempo, debe ser operativo.
Delimitar el problema
Consiste en formular el problema objeto de estudio de un modo claro y
concreto. Los problemas objeto de investigación se obtienen de la revisión de
la literatura sobre el tema, de la teoría y, lo que es más frecuente, a través de
la experiencia, pues siempre podemos mejorar nuestra forma de actuar.
En general, en los proyectos sociales se tiende a formular problemas
demasiado ambiciosos. Esto responde, sin lugar a dudas, a la voluntad de
resolver cuanto antes la situación problemática. Sin embargo, una vez detec-
tada una necesidad, debemos formularnos preguntas muy concretas:
- ¿Cómo responder a esta necesidad?
- ¿Cómo colaborar desde nuestra situación a que el problema se resuelva?
- ¿Qué medios, actividades y recursos vamos a poner en juego?
- ¿Qué actividades vamos a realizar?
- ¿Con qué metodología se va a llevar a cabo el trabajo?
- ¿Qué personas serán precisas para realizar el proyecto con éxito?, etc.
Una de las fases más complejas del proceso de investigación, es la identi-
ficación clara y precisa del problema objeto de estudio. Según Dewey (1933)
la primera etapa del método científico es la admisión de una dificultad, un
obstáculo o un problema.
l
270 Gloria Pérez Serrano
Ubicar el proyecto
El proyecto se localiza en un lugar determinado y en Un área concreta.
Conviene especificar el lugar en el que se realiza el proyecto, indicando algu-
nos datos significativos de la comunidad o comunidades autónomas, provin-
cia, comarca, entorno, barrio, etc. Para ello, conviene hacer alusión a los datos
que se consideren más relevantes del entorno donde se va a realizar. Pueden
ayudarnos, también, datos descriptivos de la localidad, gráficos, mapas, etc.
Revisar la bibliografía
Una vez que se ha llegado a formular el problema, conviene realizar un
examen detenido de la bibliografía principal existente. Es decir, leer trabajos
semejantes al que vamos a plantear en algunas de las dimensiones. Esta lec-
tura nos llevará a profundizar y adquirir una visión más amplia del problema
y brindar posibilidades de solución. Además, servirá de ayuda para concretar
el problema inicial, a la vez que abrirá cauces para la acción y el trabajo se edi-
ficará sobre lo ya realizado.
Planificación
Una vez que se ha tomado conciencia del diagnóstico del proyecto, se está
en condiciones de ejecutar la planificación, entendida siempre como instru-
mento de ayuda en la acción social y como un medio para la organización del
grupo y la cohesión del mismo. Ware (1986:37) indica que este proceso tiene
como objetivo ªsuscitar grupos funcionales de ciudadanos capaces de ser
agentes y responsables de su propio progreso, usando para ello como medio:
la investigación en común de los problemas locales, la planificación y la eje-
cución por sí mismo de las soluciones que antes convinieron y la coordinación
voluntaria con los demás grupos y con las autoridades oficiales de modo que
se obtenga el bienestar de la comunidad".
Como principios básicos a tener en cuenta para trabajar con un grupo o
comunidad menciona los siguientes:
Metodología
La metodología desempeña un papel esencial en el desarrollo de cual-
quier proyecto social y garantiza la sistematización y rigor del mismo. Casi
siempre los resultados finales vienen condicionados por· el proceso, el méto-
do y el modo corno se han obtenido esos datos.
Existen muchos modos de acercarse a la realidad, pero desde una pers-
pectiva científica se debe hacer con método, es decir, con orden. El método hace
referencia al camino que se va a recorrer para alcanzar un fin propuesto. Con-
fiere orden a las actuaciones que se van a desarrollar de cara a conseguir un
fin y llevar a cabo una acción determinada. Juega un papel de singular impor-
tancia en el proceso investigador, de tal modo que puede llegar a condicionar
los resultados. Para Best (1982:25) "el método es el procedimiento más formal,
sistemático e intensivo para llevar a cabo un análisis científico".
La capacidad de pensar la realidad no es sólo una actitud individual sino
social. Es ilusoria la idea de un pensamiento puramente racional, esto es, ais-
lado de la experiencia histórica y social.
La metodología juega un papel clave en el desarrollo de cualquier pro-
yecto, dado que indica las herramientas a utilizar, las técnicas y, en suma, los
métodos mediante los cuales se intenta transformar la realidad con el fin de
mejorarla. Todos sabernos que los métodos nunca son asépticos, sino que con-
tribuyen a alcanzar unos y otros fines u objetivos. Constituye el nervio central
de un proyecto, el eje, la columna vertebral. Por ello, debe ser cuidadosamen-
te elegido, probado y convenientemente evaluado en función, tanto de los
objetivos del proyecto como de los beneficiarios del mismo. La falta de una
metodología adecuada ha llevado a muchos proyectos a un bajo nivel de efi-
cacia, que redundará siempre en perjuicio directo de sus beneficiarios y de la
política de acción social. El proceso metodológico es complejo y exige prestar
atención a:
Temporalización
También se denomina calendario. Hace referencia a la planificación de las
diversas acciones desde el inicio del proyecto hasta el final. Tiene como
misión establecer sus diferentes etapas e indicar en qué fechas han de llevar-
se a cabo las distintas actividades.
La temporalización debe presentar, así mismo, el encadenamiento y
secuencia de las etapas de la investigación y la forma como se suceden, com-
pletan y coordinan. Hay que estimar la duración aproximada de cada una de
las etapas y decidir la secuencia de las mismas en el proyecto total.
El tiempo para dedicar a cada etapa del proyecto debe planificarse con
realismo, dando un cierto margen; es necesario establecer también fechas
topes, pues obligan a finalizar las tareas en un plazo concreto. Se recomienda
elaborar un cronograma que facilite la visión de los plazos de forma gráfica.
Recursos
Para realizar un proyecto es necesario contar con recursos diversos que
nos ofrezcan una cierta garantía de que el proyecto podrá llevarse a cabo. En
este sentido, son importantes los recursos humanos, materiales y financieros.
Es preciso identificar los recursos humanos que serían necesarios para lle-
var a cabo el proyecto y cada una de sus actividades. Conviene distribuir las
· distintas funciones y tareas, identificar las distintas actividades y las personas
responsables de su realización, así como su preparación, experiencia y el tiem-
po que podrán dedicar al proyecto.
Se debe hacer una enumeración, lo más detallada posible, de los recursos
materiales que deberán ser utilizados en las tareas del proyecto. Por ello, hay
que contar con las instalaciones necesarias, si son adecuadas, si conviene
remodelarlas o bien si hay que construirlas de nuevo. También se tiene que
prever el material fungible (de diversa índole) necesario para diseñar las acti-
vidades, los instrumentos, materiales, herramientas, equipos, material audio-
visual, de transporte, deportivo, cultural, etc.
Todo proyecto lleva implícito la necesidad de unos recursos financieros. Por
ello, hay que elaborar un presupuesto realista que cubra los gastos materiales,
de reuniones, de instrumentos, de locales, etc., así como sueldos, equipo y
todos los aspectos que es preciso subvencionar. La financiación hace referen-
cia a cómo serán provistos los gastos del proyecto y qué institución o institu-
ciones van a financiarlo.
Aplicación-ejecución
Esta fase supone la acción para la ejecución del proyecto. Una vez previstas
las tareas y actividades a realizar, ya estamos en condiciones de ponerlas en
práctica. Ander-Egg (1984:181) indica que "en lo que se concreta la realización
de un proyecto es la ejecución secuencial e integrada de diversas tareas. Esto
implica que en el mismo se ha de indicar, de manera concreta y precisa, el con-
junto de las diferentes actividades que hay que realizar para alcanzar los obje-
Evaluación
La evaluación es un proceso continuo, vinculado tanto al diagnóstico y
diseño, como a la planificación. Podríamos hacer alusión a la evaluación for-
mativa como un proceso continuado que permite modificar, ampliar, comple-
tar y ajustar diferentes aspectos durante el desarrollo y ejecución de la acción.
Debe considerarse como proceso de reflexión y ayuda para mejorar la
práctica. Sin ella caeríamos en el inmovilismo y en la rutina. Es una herra-
mienta básica de la persona que trabaja en el ámbito social. Se trata de un pro-
1 ceso continuo de recogida de información orientado a la toma de decisiones.
Los datos que nos proporcionan las diferentes técnicas utilizadas en el proce-
1
l so de evaluación nos iluminan sobre cada uno de los pasos; de este modo, se
pueden corregir los errores más fácilmente en el momento en que se detectan.
Éstas deben ser siempre flexibles y adaptadas al objetivo que se pretende
alcanzar. Los datos aportados a través de las técnicas nos proporcionan las
claves para proponer, desarrollar y valorar la dinámica del proyecto.
En esta fase, de forma global, debemos intentar responder a la pregunta:
¿Qué se ha logrado?
¡ Evaluar, para De Ketele (1984:17), significa "examinar el grado de ade-
¡ cuación entre un conjunto de informaciones y un conjunto de criterios ade-
¡ cuados al obje~ivo fijado, con el fin de tomar una decisión".
Los planes o proyectos fruto del consenso han capacitado al equipo, centro
1 o comunidad para ponerlos en práctica, para rectificar o modificar las líneas de
trabajo planteadas y para reflexionar sobre ellas.
1 Como proceso crítico se debe reconstruir la praxis desde los conocimien-
tos anteriores y, al mismo tiempo, aprender de la práctica para volver a for-
Objetivos Indicadores
1. Conocer las demandas, intereses y necesi- >- Grado de conocimiento sobre la realidad
dades de la juventud de esta población. juvenil: tipo de información que tenemos.
>- Grado de satisfacción de la juventud sobre
la adecuación del programa a sus deman-
das e intereses.
>-Grado de cobertura del programa de las
necesidades e intereses de la juventud.
3. Fomentar la lectura entre los niños y niñas >- Número y tipo de actividades realizadas.
de 6 a 14 años del barrio X. >- Incremento del uso de la biblioteca Muni-
cipal y la escolar en este sector de edad.
>-Número de profesores/as implicados y a
. qué nivel.
6. Lograr que las asociaciones organicen por >- Número y tipo de actividades que las aso-
sí mismas una actividad conjunta. ciaciones organizan conjuntamente.
7. Lograr que la juventud proponga, diseñe y >- Número y tipo de programas que la juven-
desarrolle sus propias actividades cultura- tud ha propuesto o diseñado o, en su caso,
les. ejecutado.
8. Conseguir un grupo de mujeres que sirva >- Existencia de un grupo de mujeres dina-
de dinamizador social de otras mujeres. mizadoras y su papel en el programa.
9. Capacitar al grupo para que puedan desa- >- Nivel de capacitación del grupo para .la
rrollar sus propias actividades. ejecución de programas (Para diseñar pro-
gramas, para organizar actividades, para
tomar decisiones, etc.).
>- Tipo de formación recibida.
>- Nivel de satisfacción de los alumnos res-
pecto a lo útil y práctico que puede resul-
tar la formación para los fines propuestos.
Reflexión crítica
Esta guía para elaborar proyectos sociales se puede enriquecer con la
aportación de la experiencia práctica. Conviene indicar que lo mismo que el
regalo de brochas y pinceles no hace pintor a quien lo recibe, tampoco la lec-
tura crítica de esta guía hará al lector un investigador. Sin embargo, con la
puesta en práctica de lo aquí indicado, se irán desvelando· los caminos y
abriendo horizontes para hacer cada vez más accesible y familiar el proceso
de investigación.
Esta guía se dirige fundamentalmente a las personas que están interesa-
das en mejorar el trabajo social. Se orienta, de forma prioritaria, a los que
desean aprender a elaborar proyectos, aunque algunos de los elementos aquí
indicados pueden servir de recordatorio a las personas familiarizadas con la
intervención en el campo social (en animación sociocultural, trabajo comuni-
tario, educación especializada), o bien en el campo educativo (animación
pedagógica, educación extraescolar, educación del ocio, de la mujer, educa-
ción cívico-política, etc.).
Dos loros de copete amarillo que venían planeando a ras de las copas
de los árboles se detuvieron a descansar en una rama seca y el más
joven notó de inmediato un silencio inusual en el ambiente, pues había
pasado en otras ocasiones por el lugar y el bullicio y el revoloteo de las
aves en aquel hermoso paraje era cosa digna de verse y escucharse.
-¿Qué pasa ahora en esta selva? ¿Se habrán muerto las guacamayas
y todos están de luto?
-No, mi querido amigo, es una larga historia pero prefiero contártela en
otro sitio, porque esta zona se convirtió en lugar de escándalo y ya
ninguna ave de bien la frecuenta.
Era el sitio más espléndido del planeta pues todos hacían lo debido y
no había cabida para frivolidades ni excentricidades: los pájaros
construían sus nidos, buscaban pareja, incubaban sus huevos y criaban
a sus pollos con abnegación hasta que podían ser independientes; y
como habían aves de muchas especies, algunas comían avispas, otras
abejas, otras hormigas o polillas o gusanos y no existían plagas que
dañaran los árboles. Pero entonces comenzaron a llegar de otros países
algunas aves exóticas que traían muchas novedades y muchas ideas
para ser felices. Poco a poco el bosque se llenó de cursos estrafalarios,
de salones de belleza y de clínicas llenas de especialistas, y estos
pájaros fuereños veían con desdén a los nacionales y les decían al
pasar:
-Yo no quiero un nido “de tacita” como las otras, sino un nido como el
de mi comadre chorcha que se mece con el viento, porque estos calores
están que ¡uf! y además lo quiero con salida de emergencia, ¿ves?
-Eso fue sin duda terrible- dijo el loro más joven, y después de un largo
silencio preguntó intrigado: -Pero, dime, aquí entre nos, ¿qué clase de
gel usaban para esponjarse las plumas?
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIAPAS
FACULTAD DE HUMANIDADES C-VI
LICENCIATURA EN PEDAGOGÍA