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Filosofía de la Religión.
Filosofía, II semestre, 2021
Roky Esteban Prada Roldán.
El lenguaje es una manifestación de la persona por medio de su esencia, diría Fernando Selles,
este no sale de la nada, procede de lo más intimo de cada hombre y mujer, no está ahí porque si,
además de su origen, tiene un sentido y una funcionalidad muy importante para el desarrollo de la
sociedad. Este, además de permitir la comunicación entre los seres humanos, expresa una
amalgama de realidades y pensamientos que le son propios, con respecto así mismo y al entorno
que le rodea. El lenguaje humano ha sido utilizado desde los inicios de la humanidad para
explicar hechos a los cuales el hombre no sabía cómo darle una razón de ser adecuada. Es así
como nace el mito, una narración de dioses y héroes, que utiliza unas nociones simbólicas y
antropomórficas para explicar un acontecimiento real, partiendo como tal de ésta. Las
implicaciones que ha tenido en las religiones el lenguaje mítico han sido muy importantes ya que,
al referirse a unas nociones más sencillas y generales, comprensibles a la luz del vulgo, permiten
que muchas realidades que de por si son inabarcables al pensamiento humano, tengan una mejor
asimilación e interpretación, aún sin llegar a agotar su conocimiento plenamente.
Si la Biblia hubiese sido escrita como un libro netamente científico, ¿será que un iletrado la
podría entender? claro que no, por lo tanto, aunque el libro del génesis por ejemplo no hable
exacta y científicamente de como se inició todo, si narra y enseña verdades que no están aisladas
del plano de la razón, como la creación del universo y del hombre por parte de Dios, el puesto
privilegiado del hombre en la creación, entre otras. El lenguaje religioso en general en sus
nociones metafóricas y literales es muy útil para explicar verdades de fe por medio de medios
ordinarios. Es así como todas aquellas críticas que recibe el lenguaje religioso de parte de los
fundamentalistas y verificacioncitas de pretender aceptar solo verdades verificables, están
totalmente fuera de contexto, pues si estas pretensiones fuesen ciertas, lo serían para todo,
entonces no serían validas ni la poesía, ni las hipérboles, ni cualquier otra comparación
metafórica que se usa comúnmente en el lenguaje castellano.
A manera de conclusión, es importante decir que en las sagradas escrituras se encuentran muchos
ejemplos de lenguaje mítico en forma de alegoría y arquetipos, haciendo un vehículo propicio de
lo luminoso que hay en ellas para que el creyente apoye su experiencia espiritual. Pero cabe
resaltar que el mito se encuentra insertado en el cristianismo y no viceversa, pues en este, existen
sucesos histórico-reales que para nada se pueden asociar a lo mítico: Jesús nació de una Virgen,
multiplicó los panes y los peces, sanó a muchos enfermos, murió en una cruz y resucitó al tercer
día (Morales, 2007).
REFERENCIAS