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materia de prisión y libertad provisional o la reforma del Código Penal en lo que afecta al
aborto, han acercado a todos los ciudadanos al tema del Derecho, normalmente alejado de
operadores jurídicos. La gran mayoría socialista en las Cortes Generales es un elemento que
también, a mi juicio, ha contribuido a esta puesta en primer plano del Derecho, puesto que
es el cauce del cambio, y tanto los votantes socialistas como sus adversarios se interesan
El factor político, inseparable del Derecho, debe ser también tenido en cuenta a la hora de
del que surge el Derecho positivo. Si se quiere tener los pies en el suelo cuando se expresa
un punto de vista sobre el Derecho, éste debe abarcar también a la realidad del poder,
evolución rápida en los últimos años, completa el panorama de las dificultades. Sin
embargo, se debe hacer el máximo esfuerzo para no confundir, sino, por el contrario, para
informar y orientar correctamente a los ciudadanos en su interés por el Derecho para que
puedan valorar las cosas y entender el proceso jurídico, su evolución y su desenlace. Una
sociedad formada por ciudadanos mal informados no está bien capacitada para entender ni
para decidir, y, por consiguiente, no será plenamente una sociedad democrática. Tengo la
denominado pedagogía de la libertad, se debe hacer en España hoy. Quizá una de las
primeras acciones en ese sentido es desvelar algunos sofismas jurídicos que pueden llevar a
Quizá entre los sofismas jurídicos más extendidos en nuestra sociedad se encuentren los
que aparecerían formulados de la siguiente manera: "La mayoría parlamentaria, al hacer las
leyes, establece lo que es justo y debe, por consiguiente, ser obedecido"; y "cuando el
hay obligación de obedecerlo". Son dos sofismas que se oponen entre sí, que son
convivencia.
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que las decisiones de la mayoría son, por eso sólo, justas y que deben ser
chocante, reflejo correcto del punto de vista democrático. Es verdad que ante la dificultad
este periódico, se ha basado en la ley de las mayorías. El Derecho, como expresión primera
de la autoridad, se funda también en la ley de las mayorías. Sin embargo, que el Derecho
sea tal por decisión de la mayoría, y mande, prohíba o permita una determinada cosa, no
significa que esté cerrado el debate en ese punto y que no se pueda discutir o censurar,
sobre la base de concepciones discrepantes, por las minorías no coincidentes. Por eso, la
mayoría, por medio de la ley, sólo establece lo que es Derecho, que no necesariamente tiene
que coincidir con lo que es justo (aunque puede coincidir y también puede estar equivocada
que sea justo sólo por ser decisión de la mayoría. Eso obliga a reconocer el derecho a seguir
discrepando desde una moralidad crítica. Muchos derechos fundamentales, como la libertad
objetivo principal el acoger ese derecho de las minorías a disentir del Derecho aprobado por
Por otra parte, no todo lo que aprueba la mayoría parlamentaria es Derecho. Para serlo tiene
que estar de acuerdo con los límites materiales y formales que la Constitución, como norma
El primer sofisma jurídico no es cierto en cuanto que el Derecho producido por la mayoría
es, sin duda, Derecho, pero no es necesariamente justo; y en cuanto a sus contenidos y a su
forma de producción, debe ajustarse a los límites constitucionales. Sobre si el Derecho debe
ser siempre obedecido, creo que es conveniente analizar esa proposición conjuntamente con
el segundo sofisma, que hemos formulado así: "Cuando el Derecho se opone a la moral
objetiva, a lo que es justo en sí, no es realmente Derecho y no hay obligación de
obedecerlo".
pastores de las iglesias, utilizan reiteradamente ese argumento. Sin embargo, la historia del
sostener ese punto de vista. El llamado Derecho natural -expresión confusa, aunque de una
No se acaban de poner de acuerdo en cuál sea la norma máxima de esa moralidad de la que
se desprenden todas las demás. Así, se dice que es el principio "haz el bien y evita el mal",
quieras que éstos te hagan a ti", etcétera. Quizá la mejor prueba de la falacia de esa
pretensión de poner una moral objetiva -Derecho natural- es la falta de acuerdo de los que
juzgar de la juridicidad de las normas aprobadas por la mayoría. Casi se puede decir que
Pero, aun admitiendo su posibilidad, no está claro que se deba sacar como consecuencia
que el Derecho no ajustado a esa moralidad no es Derecho. Ciertamente que es bueno ese
impulso permanente de lo más noble del espíritu humano de luchar por el ideal de justicia,
pero no parece el mejor camino el negar el carácter jurídico a las normas que se opusieran a
él, sino quizá luchar, en el ámbito de las reglas del juego de una sociedad democrática, para
cambiarlo. Por otra parte, si, como hemos visto, la pluralidad de puntos de vista es tan
amplia, ¿a cuál de ellos habría que atender para considerar lo que es y lo que no es
Derecho? ¿Deberíamos estar a merced de la primera posición subjetiva que dijese que algo
Todas estas preguntas, con sus obvias respuestas, ponen de relieve más aún la falacia de la
Al rechazar este sofisma rechazamos su consecuencia, no hay que obedecer al Derecho que
obedecer al Derecho que quedaba pendiente del primero de los sofismas que hemos
analizado. Me parece que hay que obedecer al Derecho, no porque sea siempre justo, sino
problema.
Ciertamente, puede haber casos en que una conciencia individual sea irreductible y
considere que no puede cumplir, sin pérdida de su condición de persona moral, una
sistema