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1.

Introducción

El tema a desarrollar en el presente trabajo es la Declaración Universal de


los Derechos del Hombre y elDerecho Natural, pero antes de iniciar con su estudio,
analizaremos de manera separada cada uno de estos conceptos.

Primeramente, comenzaremos con una breve introducción acerca del Derecho


Natural,
pues para comprender porqué se relaciona con los Derechos del Hombre es
necesario averiguar en que consiste esta disciplina. Así, veremos que el Derecho
Natural es aquel inherente a la persona humana, aquel emana de
la naturaleza misma del hombre, y que por esta razón no es creado por los órganos
de Estado, según lo sostienen los iusnaturalistas, quienes además lo consideran
anterior y superior a las leyes estatales, las cuales lo reconocen y protegen. Es decir,
que este Derecho se encuentra formado por normas que rigen a todos los hombres
por su simple calidad de ser humano, por su pertenencia a la raza humana.

Esas cuestiones podrían ser respondidas desde diferentes perspectivas (políticas,


sociológicas, antropológicas etc.). Sin embargo, desde la perspectiva jurídica, nos
parece que esas preguntas deben ser sustituidas por otras. El jurista interesado en el
tema de los derechos humanos en América Latina debe preguntarse, sobre todo,
cómo son integradas las normas internacionales de derechos humanos en los
sistemas jurídicos nacionales latinoamericanos; cuál es la fuerza (y el rango
normativo) de las normas internacionales de derechos humanos que son integradas
en los sistemas jurídicos de América Latina; cómo los derechos humanos son
protegidos institucionalmente en esa región; cómo esas normas
internacionales/nacionales son interpretadas y aplicadas, de forma integrada, por los
jueces y tribunales locales; cómo se da o debe darse la integración jurisprudencial de
los derechos humanos en América Latina.

Ahora bien, también en este trabajo se proporciona un preámbulo acerca de la


Declaración Universal de los Derechos del Hombre, aprobada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948, en Francia, analizando
someramente los treinta artículos que la conforman.

Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) la comunidad internacional


consideraba que era necesario un documento reconocido en el ámbito universal para
proteger al hombre, al ser humano, en su calidad de persona; así la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre fue concebida precisamente para este
propósito: La protección de los derechos de todos los hombres del planeta, sin hacer
ninguna distinción entre ellos por la raza, el idioma, la religión,etc.

Este documento tiene un gran prestigio a nivel mundial, ha inspirado a


muchos tratados en materia de Derechos Humanos, y su principal objetivo es el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.

Por lo que se refiere al nexo que existe entre el Derecho Natural y la Declaración
Universal de los Derechos del Hombre, ésta establece aquellos derechos que le
deben
ser reconocidos al hombre para que alcance su respetabilidad como persona y
su desarrollo dentro de la comunidad; y tales derechos son inherentes al individuo, al
ser humano, son superiores y anteriores a las leyes estatales, por lo tanto
los derechos humanos son los derechos naturales del hombre, pues como se verá en
este trabajo,
el Derecho Natural es el fundamento ideológico de la Declaración Universal.

Los derechos consignados en la Declaración Universal pertenecen a todas las


personas, sin importar su sexo, edad, posición social, creencia religión, etc., son
inherentes a la idea de dignidad del hombre, por lo tanto no pueden perderse ni
transferirse por propia voluntad.

Y por último, en este trabajo analizaremos los derechos que otorga la Declaración
Universal, positivos y negativos, la obligación que tiene el Estados en relación con
los mismos, y cómo se encuentran redactados y establecidos en ese documento
mundial, que a pesar de tener cerca de 54 años de haberse aprobado continúa
siendo un ejemplo para los demás instrumentos internacionales de la materia.
Sin embargo, en el derecho no todo es falta de determinación. Una absoluta
incerteza por parte de las leyes y reglas jurídicas podría ser el principio de una
desconfianza social generalizada. Las personas aspiran a que sus derechos se
mantengan protegidos en el tiempo. Quien suscribe un contrato o pacta una
convención asume (y quiere, por eso elige pactar o contratar) que los efectos de ese
negocio jurídico se van a producir según lo pactado. El sujeto que es contratado para
realizar una obra un puente, una casa, un edificio, confía, y es bueno que así sea,
que por ese trabajo se le pagará el sueldo acordado. Lo mismo sucede con el
ciudadano que escoge ir a su trabajo en el transporte público: espera que la línea del
tren que ha tomado lo deje en su destino. La seguridad es, por tanto, un ideal
regulativo del ámbito del derecho. Un sistema político enteramente indiferente, más
que una señal del orden de la justicia es el signo de la arbitrariedad.

Todo esto me permite concluir que el derecho, como fenómeno circunstanciado, se


enfrenta a la constante tensión entre el ideal de seguridad y la inevitable vaguedad
del lenguaje. Sucede que, por una parte, las leyes positivas no pueden regular todos
los casos que uno pueda imaginar, puesto que sólo se refieren a lo que sucede ut in
pluribus en la vida política, es decir, en la mayoría de las veces. Y por otra parte, las
leyes deben configurar un cierto orden social, el cual no sería posible si estas reglas
de derecho no persiguieran el fin de la seguridad jurídica.

Sentado lo anterior, con este trabajo he querido profundizar en la manera en que


debe ser entendida la indeterminación o vaguedad, no de todo el sistema normativo,
sino de sus fundamentos naturales. Las leyes positivas existen, entre otras razones,
porque los preceptos iusnaturales no son suficientes para regular todos los aspectos
de la dinámica social. La ley natural, por ejemplo, no dice nada sobre la tasa de
impuestos que debe pagar un contribuyente. Tampoco se pronuncia sobre la edad en
que se adquiere la responsabilidad civil.

Defenderemos asimismo que los derechos humanos también tienen un fundamento


histórico-procedimental. Ese fundamento es el consenso formado respecto a la
existencia y la validez jurídica de las normas de los derechos humanos. Tal
consenso, como veremos, fue desarrollado por declaraciones universales y
documentos normativos globales y regionales que reconocen los mismos derechos
básicos a todos los seres humanos. Por eso, trataremos de examinar también, en un
capítulo propio, el proceso evolutivo de construcción histórica de los derechos
humanos. Veremos que existe un consenso global y algunos consensos regionales
sobre los derechos humanos, y no un solo consenso universal. También los
consensos universal y regionales son desarrollados por consensos nacionales,
constitucionales. No obstante, según vamos a comprobar, los consensos regionales
repiten, reafirman y desarrollan el consenso mundial y abordan al ser humano como
un ser universal, cosmopolita, aunque con sus rasgos psicológicos y axiológicos
especiales que son consecuencia de la propia libertad humana y favorecen el
desarrollo de una sociedad internacional multicultural y tolerante.

2. Objetivos

2.1 Objetivo General

Tratar en forma integral la temática del Derecho Natural, para que sea parte de los
Derechos de la Personalidad que regula el Código Civil Boliviano, con protección de
todas las características que desarrolló la doctrina moderna al respecto.

2.2 Objetivos Específicos

 Determinar cuáles son las características modernas que contiene el Derecho a


la Identidad en la doctrina nacional e internacional.
 Demostrar que el desarrollo normativo de la legislación boliviana solo se
refiere al aspecto jurídico del derecho natural.
 Establecer que el Código Civil Boliviano no regula el Derecho natural
 Fundamentar que el Derecho a la Identidad, debe ser regulado propiamente
en sus aspectos integrales, en el Código Civil como parte de los derechos de
la personalidad.
 Estructurar los aspectos doctrinales y técnicos que debe contener el Derecho
a la natural en la actualidad.
 Proponer un proyecto normativo para el Código Civil Boliviano referente al
Derecho natural.

3. Justificación

La referencia constitucional a los derechos fundamentales encamina hacia una


concreción de tales derechos en ámbito jurídico: vamos más allá de una
consideración emotiva o sentimental de la realidad humana, hasta instalarnos en el
ámbito de la imperatividad, propia del Derecho, que garantiza la capacidad de hacer
exigible un derecho en justicia.

Por mencionar algunos de ellos, encontramos, en primer lugar, el principio de


legalidad: toda decisión jurídicamente imperativa por parte de la autoridad debe ser
actuada conforme al derecho. En otras palabras, cuando la persona o personas
investidas de autoridad consideren oportuno actuar con potestad de gobierno, deben
detentar su poder conforme a la norma jurídica que lo determina y delimita; la
decisión que tomen y que implica el ejercicio de la vis directiva, debe estar, por tanto,
prevista en el Derecho. Este principio es de suma importancia sobre todo en ámbito
penal, ya que no se puede acusar a nadie, y peor aún castigar (potestas puniendi), si
en primer lugar no está reconocido el acto delictivo en el Derecho.

No todas las posturas niegan reconocer los derechos a otros seres que no sean
humanos. En el pensamiento clásico griego hubo posturas a favor del reconocimiento
de los derechos a otros seres. Empédocles y Pitágoras, por ejemplo, declaran que
todos los seres vivos provienen del mismo derecho único‖ . Es claro que tal
afirmación tiene componentes metafísicos. El escritor Marcel Schowb lo ilustra
perfectamente al contar que Empédocles creía que todos los seres son fragmentos
dispersos de esa esfera de amor; por lo que resulta entendible la afirmación de
pertenencia a un derecho único, ya que todos los seres en sí llevan el componente
de la vida. Parece ser que el sentido en que se toma la definición de derecho sirve
para considerar o reconocer derechos a otros seres no-humanos. El escritor inglés y
activista Henry S. Salt, pensaba que lo primero sería desligar la noción de derecho
de la noción mítica del derecho natural, y expresa que todos los derechos son
convencionales. Diferenciación ya establecida por el pensamiento griego entre las
propiedades naturales y las convencionales. Según Salt los derechos, así como las
obligaciones, tienen un carácter convencional y no natural. Los derechos que los
seres humanos poseen son convencionales, reconocidos por la sociedad organizada
políticamente y que están provistos de un orden jurídico.

Frente a las aseveraciones de Hans Kelsen (que asegura que para poseer derechos
se deben tener obligaciones), se postula el análisis de Salt, que sostiene que el
derecho que alguien o algo posee, resulta de una obligación jurídica que tienen otros
respecto a él, por lo que no es necesario para la persona tener obligaciones
reciprocas; así por ejemplo, un infante que carece de obligaciones tiene derechos en
la medida que sus padres tienen obligaciones con él. La historia del derecho está
plagada de reivindicaciones; no obstante, afirmar que solo los seres humanos tienen
derechos es una verdad a medias. Hay que tener presente que hubo momentos de la
historia en que no a todos los humanos se les reconocían los mismos derechos. Un
ejemplo de ello remite a la época de la colonización española en América, cuando
Bartolomé de las Casas argumentaba la presencia de humanidad en los indígenas
partiendo de la premisa de que también poseían almas. Otros ejemplos serían el
reconocimiento de derechos a los esclavos o el reconocimiento de los derechos de
las mujeres, las que eran consideradas en algunas sociedades como inferiores
respecto de los hombres. Son algunos de los ejemplos que muestran que el derecho
evoluciona, cambia y avanza.

La igualdad entre los hombres es uno de los elementos constitutivos de la idea de


dignidad humana. Pero cuando se declara que los seres humanos son iguales, está
implícito el parámetro que se toma en consideración: las personas son iguales en su
valor intrínseco. En virtud de la dignidad humana, un ser humano es siempre igual en
dignidad a cualquier otro. Se trata aquí de una igualdad axiológica, valorativa. Si toda
persona tiene en si un valor absoluto, supremo, un hombre no puede «valer» más
que otro. En este sentido, todos somos iguales.
Ante el interrogante de cómo la naturaleza puede ser titular de derechos si no puede
exigirla por sí misma, la respuesta sería mediante la tutela de los derechos de
quienes no pueden exigirlos por cuenta propia. En este caso, la Constitución ha
establecido un sistema de tutela de Los Derechos de la Naturaleza, la cual es
compartida entre los individuos y las colectividades, quienes podrán interponer
acciones en defensa de la naturaleza cuando esta se vea amenazada. De tal
manera, la tutela en materia ambiental es compartida por la ciudadanía y se articula
por medio de un sistema descentralizado de gestión ambiental, que incluirá la
defensoría del ambiente y la naturaleza.

En la importante encrucijada cultural en la que nos ha tocado vivir, ningún


interrogante tan fundamental se ha planteado a los juristas como el de proteger al
hombre frente al peligro de ver menoscabada su dignidad y su libertad ante la
prepotencia de las fuerzas sociales y las potenciales arbitrariedades del poder. A
nuestro juicio, el positivismo jurídico ha demostrado suficientemente su impotencia
para alcanzar tal objetivo y, lo que es más, ha colocado a la ciencia del derecho en la
tesitura de dar plena validez jurídica a los atentados contra el hombre con tal de que
se revistan del ropaje formal de ley. Y es que el positivismo ha olvidado el elemento
civilizador por excelencia del derecho, que es el derecho natural. Cuando hablamos
de derecho natural, de lo que estamos hablando es de que el hombre es la realidad
central de la sociedad, de que el hombre no se presenta ante los demás como un ser
que pueda ser tratado a capricho, sino como un ser digno y exigente, portador de
unos derechos que son inherentes a su propio ser. Más todavía; en la dignidad del
hombre se contiene el fundamento de todo derecho, de manera que fuera del respeto
a lo que el hombre es y representa no hay derecho, sino prepotencia e injusticia,
aunque los instrumentos de éstas tengan forma de ley. La juridicidad no la crea el
poder ni la sociedad, sino que dimana del ser humano; por eso el núcleo de derecho
del que el hombre es portador marca la línea divisoria entre legitimidad e ilegitimidad,
entre la acción jurídica y la acción antijurídica del poder y de los grupos sociales.
Fundir juridicidad y legalidad es hacer tabla rasa de la dignidad del hombre. De ese
factor civilizador por excelencia del derecho es del que se habla en este manual,
cuya finalidad es introducir al estudio del derecho natural. Como introducción que es,
tiene necesariamente un carácter elemental, sin entrar en discusiones de escuelas,
cuyo lugar adecuado son libros de otra índole.

4. Metodología

"El método científico es el camino específico que recorre cada ciencia en particular, a
fin de lograr su doble objetivo de conocimiento y dominio de la realidad. A este
camino, a esta actividad es lo que denominamos Investigación Científica.En el amplio
sentido de la palabra, el método es la vía, el modo, el procedimiento empleado para
resolver de forma ordenada una tarea de índole teórica, práctica cognoscitiva,
económica, pedagógica, etc. Se entiende por método científico la cadena ordenada
de pasos (o acciones) basadas en un aparato conceptual determinado y en reglas

que permitan avanzar en el proceso del conocimiento, desde lo conocido hasta lo


desconocido. En la investigación y análisis documental, el método deductivo es el
más adecuado, toda vez que como es de conocimiento general, la deducción es el
método de obtención de conocimientos que conduce de lo general a lo particular, lo
cual permitirá en la presente tesis, obtener conclusiones firmes. La observación
científica como "método del conocimiento empírico es la percepción dirigida a la
obtención de información sobre objetos y fenómenos de la realidad: constituye la
forma más elemental de conocimiento científico y se encuentra en la base de los
demás métodos empíricos. La observación científica es un procedimiento
intencionado, selectivo e interpretativo de la realidad mediante el cual se asimilan y
explican los fenómenos perceptibles del mundo real, de forma consciente y dirigida.
La observación científica, como método de recojo de información presenta
particularidades que la diferencian de la simple práctica de la observación
espontánea y casual.

Para revisar las fuentes documentales respecto a la temática del Derecho a la


Identidad, es adecuado el uso del método analítico y del sintético. "el análisis es la
separación material o mental del objeto de investigación en sus partes integrantes
con el propósito de descubrir los elementos esenciales que lo conforman mientras
que la síntesis consiste en la integración material o mental de los elementos o nexos
esenciales de los objetos, con el objetivo de fijar las cualidades y rasgos principales
inherentes al objeto. El análisis y la síntesis aunque son diferentes, no actúan
separadamente. Ellos constituyen una unidad concebida como método analítico-
sintético del conocimiento científico.

El método dogmático jurídico, es otro adecuado método aplicable a esta tesis, pues
éste permite el análisis de la norma jurídica sin ninguna relación con hechos directa o
indirectamente relacionados; en otras palabras solo analiza la ley tal y como es. El
método histórico, que permite analizar el objeto de estudio mediante una
sistematización de información del problema, tomando en consideración casos
concretos del pasado en materia del Derecho a la Identidad en Bolivia. El de las
construcciones jurídicas, que nos permite insertar propuestas no aisladas sino más
bien, que estén en consonancia de la misma estructura del ordenamiento jurídico
boliviano vigente, coadyuvando este método a construir con sistemática
complementaria y sin contradicciones

5. Alcance o limites

El presente trabajo intenta analizar la naturaleza de la derivatio per modum


determinationis. La filosofía escolástica enseña que la determinatio es uno de los
modos de derivarse la ley humana desde la ley natural, particularmente el modo en
que se deriva el derecho positivo o civil.

Desde nuestro punto de vista, ha de partirse de un concepto amplio de limitación y


de un concepto estrecho de delimitación (o configuración o concretización en sentido
estricto), entendiéndose por delimitación del derecho fundamental la determinación
de los linderos conceptuales del derecho (que, estos si, han de interpretarse
ampliamente, como luego se verá, lo que es cosa distinta) que no tenga ningún
contenido restrictivo del derecho o gravoso para sus titulares, pues tan pronto como
haya una restricción o recortamiento del ámbito protegido del derecho estaremos
ante una limitación y no ante una delimitación del derecho.

Son muy diverses las clasificaciones de los límites a los derechos fundamentales
llevadas a cabo por la doctrina alemana, pluralidad que resulta favorecida por la
propia regulación un tanto asistemática de la propia de la cuestión de los límites a los
derechos fundamentales. En muchos casos, la doctrina no propone estrictamente
una clasificación, pero en su estudio de la cuestión de los límites a los derechos
fundamentales sigue una determinada sistemática que permite hablar de la propia
clasificación seguida de los derechos fundamentales, que suele responder, en buena
medida, a la propia concepción de los límites y a la solución que se de a algunas
cuestiones que estos plantean a la dogmática. Pero, en muchos casos, la utilización
de una determinada clasificación no excluye la utilización de las demás, sino que es
posible superponer unas a otras, proporcionando cada una perspectiva especial de
una serie de problemas planteados por los limites iusfundamentales.

Elizabeth Anscombe, una de las principales expositoras de la teoría de la acción, ha


sido enfática en sostener que la protección de la persona y el desarrollo de las
sociedades contemporáneas no resulta posible sin el reconocimiento de ciertas
cosas que están prohibidas cualesquiera sean sus efectos. Se trata de acciones que,
en el lenguaje aristotélico, no admiten término medio (por ser intrínsecamente malas)
y que, por lo mismo, excluyen cualquier proporción o cálculo de consecuencias. Para
los defensores de la ética clásica, lo que es malo por su objeto no puede ser hecho ni
siquiera por un buen fin: no se justifica pro nulla utilitate. Es más, escriben los
autores de la teoría de la ley natural, la existencia de conductas malas  in se es el
fundamento de los derechos humanos, así como la columna vertebral de los
sistemas jurídicos decentes. Esto explica que la ley natural sea un límite para la
actividad normativa del Estado. Los sistemas jurídicos no pueden disponer en contra
de las normas morales absolutas: los actos malos por su especie quedan fuera de
toda deliberación.

Los absolutos morales se refieren a conductas que involucran una elección de


destruir, dañar o impedir alguna instancia de bien humano básico. 30 Siendo así, toda
decisión que suponga el atentado a uno de los bienes constitutivos de la perfección
humana se podrá considerar como intrínsecamente injusta. Ahora bien, no todos los
actos injustos son intrínsecamente malos. Es posible reconocer otras tres categorías
de actos malos (pero que no son “intrínsecamente” malos): en primer lugar, los actos
que son malos porque han sido prohibidos por alguna ley humana; en segundo lugar,
los actos malos hic et nunc, que son acciones malas a pesar de que se trata de
conductas buenas por su especie; y en tercer lugar, los actos que son malos en
general, pero que pueden hacerse buenos por las circunstancias.

Todo lo expuesto hace posible la siguiente conclusión: para los teóricos del derecho
natural, aun cuando existe una falta de determinación en los preceptos iusnaturales,
infradeterminación que debe ser subsanada, en primera instancia, por la autoridad
del Estado, hay ciertas materias en las que no cabe el juicio de la prudencia, o mejor,
en las que hay una sola respuesta correcta (consistente en la no contravención de
las normas morales absolutas): por ejemplo, la cuestión de si hay un derecho
humano contra la esclavitud admite una sola respuesta razonable.

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