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PLATÓN

1. Describa el contexto filosófico-cultural que influye en el autor del texto (1’5 puntos)

Platón vivió en Atenas (427-347 a. C.) a finales del “siglo de oro” de Pericles, clásico por la
extraordinaria eclosión cultural que Renan llamó “el milagro griego”. Grecia había efectuado un siglo antes
el “PASO DEL MITO AL LÓGOS” en la concepción del universo. En el siglo VI a. C. los físicos
presocráticos interpretaron la naturaleza como orden cósmico igualitario, regido por ley y necesidad frente
al caprichoso voluntarismo politeísta. Ello era reflejo de la nueva experiencia política de isonomía (ley igual
para todos) que concluyó en DEMOCRACIA al extenderse a isegoría (derecho a hablar y decidir en el
ágora pública de todo ciudadano, excepto mujeres, esclavos y extranjeros). Con la democracia del siglo V
a. C. la Atenas clásica margina los problemas cosmológicos y se concentra en los problemas
antropológicos. Esta cultura de la “ILUSTRACIÓN GRIEGA” irradia el ideal objetivista de razón, ley y
medida que Platón recoge en su filosofía idealista, aunque ya como recuperación crítica frente a su
decadencia. Porque se confundió libertad y pluralismo en democracia con relativismo, que es irreflexión
irresponsable que desvirtúa la razón como ley o límite y conduce al desorden por confundir bien y
justiciacon placer.
En efecto, Platón vivió, en el siglo IV a. C., una CRISIS CULTURAL creadora de nuevas artes,
expresivas del subjetivismo y escepticismo, que rompen con el ideal compartido de la verdad y el bien común:
comedia, retórica, escultura patética que plasma el sentimiento subjetivo y el momento fugaz frente a la
objetividad como medida racional, ecuánime e imparcial de la verdad.
La inflexión fue consecuencia de la CRISIS POLÍTICA de la democracia. Cuando Atenas lidera la
confederación de las polis griegas en defensa frente al común enemigo persa, y debido a su
comportamiento imperialista, una generación de “demagogos” propicia el enfrentamiento bélico con
Esparta en la guerra civil del Peloponeso. Perdida la guerra, Esparta somete a Atenas a la oligarquía de
los 30 tiranos, dos de los cuales eran parientes de Platón (Cármides y Critias), que declinó la oferta de
participar en ese gobierno. Pero aunque el pueblo logró la restauración la democracia, la política fue cada
vez más decadente: los últimos años del siglo se verán marcados por juicios sumarísimos y venganzas. En
este contexto tiene lugar, en el 399 a. C., la condena y muerte de Sócrates, su maestro, a quien Platón
consideraba el hombre más justo de Atenas (al igual que el oráculo de Delfos lo consideró el más sabio).
Esta experiencia cambió la vida de Platón, que renunció a la política activa en Atenas para
reflexionar sobre las condiciones ideales de un Estado justo. Alejado un tiempo de Atenas, en Siracusa
(Sicilia, sur de Italia) intentó (como más tarde haría dos veces más) implantar sus teorías políticas sin
éxito, pero tomó contacto con el pitagorismo. A su regreso a Atenas, en 361 a. C. funda la Academia (que
Justiniano I cerraría en 529) para educar a futuros buenos gobernantes, convencido, como dice en su
CARTA VII, de que “mientras no gobiernen filósofos o filosofen los gobernantes no acabarán los males
entre los hombres”.
Platón se convenció de que la mala práctica se debía a una teoría inadecuada. Por eso tomó como
interlocutores de su pensamiento no sólo a Sócrates y sus adversarios sofistas, sino a toda la tradición
presocrática. En su “segunda navegación” filosófica descubrió como fundamento de la realidad el mundo
inteligible de las Ideas o mundo meta/físico (aunque esta palabra sea posterior) en el cual se cumplen las
exigencias ontológicas del radical racionalismo de Parménides, mientras que la movilidad subrayada por
Heráclito queda como característica de nuestro mundo físico (dualismo cosmológico platónico).
El reto filosófico al que Platón responde así en su tiempo fue la confrontación entre el relativismo
“antilógico” o sensualista de los SOFISTAS, que adiestraban en la elocuencia, y el universalismo racional
o crítico de SÓCRATES, que buscaba la sabiduría. O bien, con palabras de Platón al fin del libro V de la
República, la pugna, de significación perenne y clásica, entre “ filodoxia” y “filosofía”. Los sofistas fueron
conscientes del fundamento humano (no divino ni natural) de las normas, su convencionalidad y
relatividad, pero incurrieron en el absurdo extremo subjetivista del convencionalismo relativista según el
cual “todas las opiniones son verdaderas” (Protágoras). En cambio, Platón reivindica la universalidad y
objetividad de los principios de la verdad y la justicia en general, desarrollando dos influencias principales:
Sócrates (importancia de la definición y el concepto buscados por el diálogo como método de la
filo/sofía, con su eléntica o refutación de prejuicios y su mayéutica o dilucidación de la verdad) y el
pitagorismo (importancia de la forma y la medida para entender las cosas); los dos, por su afirmación de
la inmortalidad del alma racional frente a la vida mortal del cuerpo.

2. Identifique y explique las ideas contenidas en el texto (2 p.)

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El texto pertenece a la obra platónica de la “ República”, término que traduce equívocamente la
palabra griega “politeia”, cuyo significado es, aparte de a) la condición de la ciudadanía o b) el conjunto de
los ciudadanos libres, c) el de Constitución o régimen político propio de tal ciudadanía. El tema central se
indica en su subtítulo: “Acerca de la Justicia”. Dividido en diez “libros” o capítulos, el primero es una
discusión con los sofistas sobre la relación entre justicia y felicidad. Los libros siguientes buscan la
definición la justicia como el orden adecuado entre las diferentes clases que han de componer un Estado,
o las partes que componen el alma, y tratan de diseñar el modelo ideal de Estado para Platón, pero a
propósito de ello abordan toda su filosofía de madurez de manera sistemática: epistemología, ontología,
ética y pedagogía. Con ella Platón pretende fundamentar su filosofía política, que fue el móvil y el objetivo
de su pensamiento.
Este fragmento forma parte del pasaje con que comienza el libro VII, conocido como mito o
alegoría de la caverna, una metáfora, según el propio Platón, de la educación que necesitamos para a)
formar a cada ciudadano lo mejor posible y b) preparar a sabios gobernantes. En él se resumen, en forma
narrativa, el símil de la línea dividida y el símil del Sol en los que se concentra didácticamente la filosofía
de Platón y aparecen antes, en el libro VI. Esta metáfora del libro VII no sólo es quizá la más famosa de la
historia de la filosofía sino que tiene valor imperecedero en su descripción del proceso humano de
descubrimiento de la verdad.
(Aquí podría resumirse el mito en cuatro momentos o etapas: dentro de la caverna a)
sombras y b) figurillas; fuera de la caverna c) reflejos y d) seres físicos. Etapas que se
corresponden con los cuatro segmentos del símil de la línea dividida que simbolizan cuatro grados
de realidad y de correspondiente conocimiento.)
El fragmento X se refiere a la parte del mito Y (1, 2, 3 ó 4). Hay que señalar la correspondencia con
la parte Z (1, 2, 3 ó 4) del símil de la línea dividida.

3. Justifique las ideas del texto en relación con la posición filosófica del autor (2’5 p.)

La alegoría platónica de la caverna contiene un mensaje imperecedero sobre la necesidad de


educación (pedagogía) que tiene el ser humano (antropología) para liberarse de la ignorancia, es decir,
sobre la necesidad de filosofía como búsqueda de la sabiduría que nos hace falta sobre el ser, el saber y
el hacer humano (ontología, epistemología, ética/política).
(PEDAGOGÍA) Platón considera a los sofistas responsables de la decadencia ateniense al
mantener a la población en una caverna de inconsciencia por culpa del relativismo que convierte en
absurdo cualquier aprendizaje (si todas las opiniones son verdaderas, como sostenía Protágoras,
entonces no hay nada que aprender). A la concepción sofística de la enseñanza como intro/ducción de
conocimientos en la mente (erudición y retórica para exhibirla), Platón opone su concepción como
e/ducación o despliegue de la sabiduría innata a la razón, cuando mira hacia las Ideas superando las
meras sensaciones. Éste es el sentido del plan de estudios de la Academia que fundó para hombres y
mujeres en inédita igualdad de oportunidades.
(ANTROPOLOGÍA) Y es que los sofistas, para Platón, al usar el criterio de la naturaleza que se
impuso en el siglo anterior frente a la arbitrariedad mitológica, muestran una visión superficial de la
naturaleza humana: cuando proponen como principio de justicia (de moralidad) la búsqueda del dominio
para el placer, los sofistas pasan por alto que en la naturaleza humana existe la razón (alma racional,
inmaterial e inmortal) capaz de conocer la Idea del Bien, que no coincide siempre con el deseo. La
razón no es sólo instrumento de cálculo para intereses particulares sino que comporta valores y fines
propios y comunes (legalidad o coherencia y comunicación lógica), aunque la sofística la desvirtúe en
mera palabrería “antilógica”.
(ONTOLOGÍA Y EPISTEMOLOGÍA) Para la razón, los conceptos morales no son subjetivos sino
que pueden ser definidos en su validez universal. Pero como en este mundo sensible todo es cambiante y
perecedero, Platón concluye que los valores absolutos e inmutables, los verdaderos principios raíces de la
naturaleza, se encontraban en el mundo inteligible, atribuyendo así a los conceptos ético-políticos el
carácter de IDEAS como Formas de ser o esencias perfectas (la Justicia en sí, el Bien en sí, etc.), como
principios meta/físicos cuya realidad y validez objetiva es independiente de las opiniones de los hombres
y sólo puede ser captada por la razón.
La ontología de Platón es idealista porque considera que el mundo más real o mejor es el ideal.
Esta concepción implica un dualismo cosmológico (el mundo sensible o de la génesis es mera
participación o copia del mundo de la esencia pura o plena, el ideal o inteligible) , pero quizá lo original de
Platón no es tanto la afirmación de que hay dos mundos cuanto la de que el mundo ideal es el que mueve
al físico como su modelo y por tanto es el principal. Esta ontología la apoya Platón en una epistemología

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que guarda con ella una correlación estricta: a cada grado de realidad corresponde un grado (o tipo) de
conocimiento. Así, el conocimiento de la realidad es un proceso esquematizado en cuatro pasos,
agrupados en dos, según el símil de la línea dividida del libro VI de la República. Su inicio es el estado
mental en que se toman por realidad verdadera lo que sólo son sus imágenes, la eikasía o “imaginación”,
que equivale al momento de mayor inmersión en el mundo de la caverna (mundo sensible) con la visión de
las sombras proyectadas o imágenes (el arte, por ejemplo, como copia de la copia de las Ideas que ya es
la Naturaleza). El siguiente momento de progreso epistemológico o liberación de la ignorancia, todavía
“cavernario”, es el de la pistis o creencia de que los objetos naturales o artificiales percibidos en el mundo
físico son la realidad única, total y definitiva. Estos dos primeros escalones del conocimiento constituyen la
doxa u opinión que tiene como objeto la naturaleza o mundo sensible. La opinión es tan variable e
inestable como las sensaciones de cada sujeto.
En tercer lugar, se accede al exterior de la caverna cuando aprendemos la exactitud de los objetos
matemáticos, que ya no pertenece al mundo sensible sino al mundo inteligible o ideal y nos prepara para
la captación intelectual de las Ideas. La mente se encuentra en este momento en el estadio de la dianoia
o raciocinio que se eleva por encima de las realidades físicas y las juzga en cuanto a su relativa verdad.
En cuarto y último lugar captamos las Ideas mismas o esencias puras que sólo capta la mente en su
estado supremo de noésis, la comprensión o inteligencia que llega hasta el fundamento de todas las
Ideas, esencias o Formas de ser, que es “la Idea suprema” del Bien, “principio de todo”, según el símil del
sol del libro VI, simbolizado por el sol del exterior de la caverna. Estos dos últimos escalones del proceso
educativo componen el nivel de conocimiento verdadero, el de la episteme o ciencia, que conoce el
mundo inteligible de las Ideas. Frente a las opiniones acerca del mundo sensorial, la ciencia es opinión
verdadera fundada en razones sobre el mundo primordial de las Ideas.
Platón llama dialéctica al método de la ciencia o uso de la inteligencia que accede a la realidad
auténtica y plena, la ideal. La dialéctica es la filosofía en acción o el proceso educativo que nos conduce a
la buscada sabiduría del Bien, el cual posibilita la vida buena, justa y feliz, de individuos y comunidad. No
es sólo un conocimiento teórico sino un saber práctico que nos hace moralmente buenos (huella del
intelectualismo moral socrático), y capaces de gobernar la ciudad (intelectualismo político: quien
conoce el Bien será el mejor gobernante).
Merece recordarse la famosa doctrina de Platón, en su diálogo Timeo, el más conocido durante la
alta Edad Medida, acerca de la cosmogénesis de nuestro mundo natural. Se trata de un “mito” inventado
por el propio Platón, su particular Génesis, de acuerdo con el cual un dios artesano o DEMIURGO
contemplaba con pena el receptáculo o vacío informe anterior a nuestro mundo, al mismo tiempo que el
mundo luminoso de las Ideas o Formas de ser perfectas. Y por su bondad moldeó el receptáculo de
acuerdo con el modelo de las Ideas, con lo cual dio nacimiento a nuestro mundo sensible, “mezcla de ser y
no ser”.
(MORAL Y POLÍTICA) En definitiva, la reforma política requiere una reforma moral basada en una
reforma intelectual, y se orienta al gobierno de los sabios que, al conocer el Bien, pueden dirigir la ciudad
con justicia. Platón establece un principio de correlación entre alma y ciudad. Distingue en el alma
individual apetito, voluntad y razón (inmaterial e inmortal como las Ideas, pero encerrada en el cuerpo,
reencarnándose hasta la completa reminiscencia del mundo verdadero del que procede). En su diálogo
Fedón, Platón representa esta concepción en su famoso mito o símil del alma como un carro conducido
por un auriga (la razón) que tiene dos caballos: uno blanco (la voluntad) y otro negro (el deseo). Siguiendo
también un principio de especialización funcional, asigna a cada parte las correspondientes virtudes para
su funcionamiento adecuado, que serían moderación o templanza, fortaleza o valentía y sabiduría o
prudencia. Análogamente, en Kalípolis, la ciudad bella y buena (“bonita”) que representa al Estado ideal,
habría tres castas sociales (clases estancas) encargadas de satisfacer las tres funciones necesarias para
la vida con las mismas virtudes correspondientes: trabajadores que sirvan a la supervivencia de la
comunidad; guardianes fuertes y valientes que la defiendan de ataques o desórdenes y, por fin,
gobernantes que con su superior sabiduría conduzcan a la comunidad hacia el bien común de la justicia
(que cada cual cumpla su función propia). La moderación sería una virtud necesaria para las tres clases
sociales. Y la JUSTICIA sería la virtud global, del alma o la ciudad, el orden adecuado, la realización del
principio de especialización funcional: que cada capacidad individual o clase social realice su finalidad
propia. Así, justicia (que no es lo mismo que la igualdad que le está subordinada) es dar o reconocer a
cada cosa o persona lo suyo (que no es siempre lo mismo).
Lo que Platón pretende, en cualquier caso, es el gobierno la razón: una aristocracia de la sabiduría
y la virtud, probada y reconocida por haber superado los estudios de Dialéctica (en realidad, una
democracia racional debería ser también una aristocracia aunque sea electiva, como verá J. J. Rousseau).
Por eso en obras posteriores (el Político y las Leyes), tras comprobar la dificultad de hallar un filósofo-rey

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incorruptible, propone un gobierno de las leyes sabias y no de hombres sabios. De todos modos, en la
República, Platón propone, como condiciones prácticas de realización de su ideal político educativo y
moral, una serie de medidas que anticipan lo que se llamará despotismo ilustrado y que adolecen de
paternalismo totalitario inaceptable por quienes consideran que la dignidad de los humanos adultos exige
una igual autonomía. Así, junto a una progresista afirmación de la igualdad de oportunidades de varones y
mujeres en educación y posible gobierno, defiende para las dos clases superiores del Estado, guardianes
y gobernantes, la privación de propiedad y de familia propios, con la finalidad de que la avaricia o el
nepotismo no corrompan la justicia como orden que busca el bien común (aunque sea a costa del de
muchos individuos: colectivismo vs. individualismo). Una posición que evoca diversas formas de
comunismo moderno, difiriendo en que no considera la eliminación de propiedad y familia fines con valor
moral propio sino meros medios de controlar el abuso, aunque en ambos casos parece que la indignación
por la injusticia ofusca la pretendida razón del filósofo.

4. Relacione el tema o el autor del texto con una posición filosófica de la época contemporánea
(2 p.)

Hay tres aspectos importantes en los que cabe establecer una analogía entre el pensamiento de
Platón y el filósofo del siglo XIX Karl MARX.
En primer lugar, al estado de inconsciencia que Platón simboliza en la metáfora de la caverna le
resultan aplicables los conceptos de Marx de ALIENACIÓN e IDEOLOGÍA. Alienación o enajenación
significa alejamiento, pérdida o desposeimiento, sea de conciencia (“alienación mental”), sea de bienes
(alienación como venta o traspaso jurídico de propiedad). Para Marx, estar alienado es estar equivocado
radicalmente sobre un ámbito de realidad, y a dicha visión o falsa conciencia la llama “ideología”. Para
Platón la mentalidad cavernaria se debe sobre todo a la moralidad individual, aunque el pensamiento
social dominante pueda influir en ella (los sofistas, en su caso), pero para Marx se debe sobre todo a la
clase social dominante que implanta su ideología para defender sus intereses económicos, ocultando o
justificando con ella su dominación. Queda sin explicar en su teoría cómo es posible su teoría misma, es
decir, cómo es posible la crítica de las ideologías si fuera cierto que el pensamiento está determinado por
la posición económica del pensador, de acuerdo con la tesis de su materialismo histórico: “no es la
conciencia la que determina el ser sino, al contrario, es el ser social el que determina la conciencia”.
En segundo lugar, Platón propuso en su Estado ideal la privación de familia y posesiones propias a
las clases superiores para evitar la corrupción por favoritismo. Se trata de un mal menor, de un medio para
evitar un mal mayor. En Marx, en cambio, el COMUNISMO, que consiste en la eliminación de la propiedad
privada de los medios de producción como presunta causa originaria de la división y la lucha de clases
sociales, es un ideal, valor o fin en sí mismo: la igualación económica de toda la sociedad que confunde
falazmente igualdad de oportunidades con igualación forzada, olvidando el factor irreductiblemente
individual de la responsabilidad moral como origen de muchas diferencias.
El valor principal de Platón es la justicia, es decir, dar a cada cual lo suyo, pero para Marx, aunque
hable de “justicia social”, el valor principal es la igualdad. Al dar más importancia al sistema económico o la
clase social que al individuo libre y responsable, el colectivismo de Marx no parece hacer justicia a la
insuprimible desigualdad moral de los individuos como una fuente de justas desigualdades por mérito o
demérito, así como también de las injustas desigualdades por egoísmo. En realidad, desconoce o
menosprecia la libertad individual como valor absoluto en que consiste la dignidad de la vida humana y
como causa de las diferencias entre los individuos 1. Es una ingenuidad, como ha demostrado trágicamente
la historia, pensar que, una vez impuesta la igualdad, los individuos que la han impuesto se iban a
comportar de una manera diferente a los anteriores.
Por último, el régimen de gobierno propuesto por Platón, la aristocracia intelectual y moral, parece
suponer un rechazo de la democracia. También Marx propone como legítimo gobierno una “DICTADURA

1
Vale la pena leer este texto de David Hume en su Investigación sobre los principios de la moral, 3, II, 23: “Pero los historiadores,
e incluso el sentido común, nos informan de que, por muy plausibles que puedan parecemos estas ideas de una igualdad
perfecta, son en realidad impracticables; y de no ser ello así, resultarían extraordinariamente perniciosas para la sociedad
humana. Dividamos las posesiones de un modo igualitario, y veremos cómo inmediatamente los diferentes grados de arte, esmero
y aplicación de cada hombre rompen la igualdad. Y si se pone prindicoto a esas virtudes, reduciremos la sociedad a la más
extrema indigencia; y en vez de impedir la carestía y la mendicidad de unos pocos, éstas afectarán inevitablemente a toda la
sociedad. También se precisa la inquisición más rigurosa para vigilar toda desigualdad en cuanto ésta aparezca por primera vez,
así como la más severa jurisdicción para castigarla y enmendarla. Pero, además de que tanta autoridad tendría forzosamente que
degenerar pronto en una tiranía que sería ejercida con graves favoritismos, ¿quién podría poseerla en una situación como la que
aquí se ha supuesto? Una perfecta igualdad de posesiones, al destruir toda subordinación, debilita en extremo la autoridad de la
magistratura, pues reduce todo poder a casi un mismo nivel, igual que la propiedad.”
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del proletariado” como clase social que representa intereses no de una clase particular más sino de toda la
humanidad, puesto que busca imponer la igualdad económica. Podría decirse que ambas filosofías
comparten el ideal político que en la modernidad se conoció como “despotismo ilustrado”, o sea, el que
intenta justificarse por razones de bien común. Marx afirma, sin embargo, que la meta final de su
comunismo y de la historia no sería la dictadura sino la democracia, cosa que históricamente no ha llegado
debido a la causa real que ignora: el egoísmo individual, aunque sí han llegado dictaduras comunistas. Sin
embargo, tal “democracia” final no sería el régimen de libertad y consiguiente pluralidad que entendemos
por tal concepto, puesto que consistiría en una inverosímil unanimidad o uniformidad de “partido único”
previamente impuesta. En cambio, la aristocracia platónica coincidiría con lo que cabe considerar la
esencia de la democracia: una aristocracia electiva, no hereditaria o impuesta despóticamente, puesto que
se supone que en democracia el pueblo elige en cada momento para gobernar no a cualquier ciudadano
sino aquellos a los que considera mejores o más preparados para la responsabilidad del gobierno, si bien
es verdad que Platón no plantea elecciones periódicas.

5. Valore de manera razonada la actualidad de las ideas contenidas en el texto o del


pensamiento del autor (1 p.)

Creo que en la filosofía de Platón late un mensaje ético perenne. Se trata del propósito idealista de
mejorar la vida desde las exigencias de la razón, si es que queremos vivir propiamente como seres
humanos, es decir, animales racionales, según la definición de Aristóteles, o, como diría Kant, de acuerdo
con la dignidad humana que estriba en la autonomía moral.
Puede destacarse el mito de la caverna como una metáfora clásica de la filosofía como necesidad
del proceso de educación para conquistar la lucidez a partir de la inconsciencia o la ignorancia, con sus
típicas dificultades tanto objetivas (conocer la realidad gradualmente) como subjetivas (superar la inercia y
enfrentar los cambios a los que obliga la verdad; en dos palabras, como dijo Kant en ¿Qué es la
Ilustración?, “la pereza y la cobardía”).
A pesar de sus dificultades lógicas, la teoría de las Ideas de Platón expresa el problema también
clásico de la distancia entre la realidad fáctica y los ideales humanos de verdad, bien, justicia y belleza, los
valores intemporales del idealismo humanista.
En filosofía política, su propuesta general del gobierno de la razón y el saber posee validez
permanente, aunque algunas de sus propuestas concretas, verdadera anticipación del despotismo
ilustrado, merecen el famoso reproche de Karl Popper de totalitarismo, aunque el intervencionismo
totalitarista sigue siendo una tentación permanente de todos los Gobiernos independientemente del tipo de
Estado.

6. Complete los espacios en blanco de las siguientes frases con la palabra o expresión
correcta (1 punto: cuatro términos, a 0’25 ptos. cada uno)

DESCARTES
1) La primera regla del método cartesiano para el uso de la RAZÓN en la ciencia, frente a los engañosos
sentidos, es la EVIDENCIA, que recomienda aplicar la DUDA METÓDICA hasta encontrar la verdad clara y
distinta. La primera verdad, como primer principio de la filosofía, que así halla Descartes se conoce como el
COGITO: “pienso, luego existo”. Descubierta así la conciencia como primera evidencia, Descartes analiza a
continuación sus distintas IDEAS. Entre las ideas innatas encuentra Descartes una que no puede haber
causado el propio yo y por tanto manifiesta la existencia de una realidad distinta de la mente y sus ideas: la
idea innata de ser perfecto o DIOS. Se trata del ARGUMENTO “ONTOLÓGICO” (como lo llamará Kant) de
la existencia de Dios: su propia idea de perfección es prueba de su existencia, puesto que no sería perfecta
si le faltara la existencia. Y la idea de Dios, que como ser bueno y veraz no nos puede engañar en lo que la
mente considere necesario, es el “puente” que garantiza la verdad de nuestra creencia en un MUNDO
EXTERIOR correspondiente a la conciencia y sus ideas.

2) Las reglas del …………MÉTODO………………. cartesiano son cuatro: la primera es la ………


EVIDENCIA……….……….., la segunda es el………ANÁLISIS…………..…….., la tercera es la ………
SÍNTESIS……….……… y la cuarta es la………ENUMERACIÓN…....

3) Según Descartes la …………RAZÓN……………. es la única facultad que puede conducir al hombre al


conocimiento de la verdad. Para ello es preciso que se siga un ………MÉTODO…………………. que consta
de cuatro ………REGLAS………………….. La primera de ellas es la ……EVIDENCIA……………

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4) Según Descartes, la…………RAZÓN………. es la única facultad que puede conducir al hombre al
conocimiento de la verdad. Solo se debe aceptar como verdadero aquellas ideas que aparecen con
absoluta………CERTEZA………………….. Para ello las ideas deben ser ………CLARAS…………………. y
…………DISTINTAS………………. de modo que no quepa ninguna duda.

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