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Unidad 4

Teórico 6

Tratamiento: el tratamiento va de la mano con la demanda, para que haya un tratamiento


tiene que existir un pedido, es necesario preguntarnos si existe realmente un sujeto de
deseo.

Pensar en el tratamiento conlleva diferenciar urgencia de problema, este puede esperar,


hay un síntoma que permite hacernos preguntas porque hace ruido.

Texto adicciones graves:

Aspectos generales que se ven en pacientes con adicciones graves:


1. Incorporación impulsiva y reiterada (se recurre a la impulsividad para sustraerse
de un afecto insoportable (sufrimiento psíquico) que se quiere eliminar. Los
impulsos son irresistibles e irrefrenables, implica una súbita aparición, sentida
como urgente, de una tendencia a realizar un acto.
2. De un objeto artificial (la droga se toma como un objeto sometido, está destinado a
ser según los designios del sujeto, no se le confiere la posibilidad de decir que no) 3.
Para generar representaciones a nivel del polo perceptual del aparato la droga estimula
el polo perceptual y vuelve al adicto un soñante artificial, esto está relacionado con
generar una realidad representacional propia, autónoma e independiente de la realidad
externa, su realidad creada es más verdadera y más confiable porque la pueden
controlar) 4. Ya sea para modificar estados de ánimo (las sustancias nos impiden
percibir estímulos desagradables)
5. O para evitar una desintegración psicótica
6. Hay elementos auto agresivos (las fantasías suicidas acompañan toda adicción
severa, el furor con que algunos adictos consumen lleva a pensar en la hostilidad
desbordante con que atacan a sus figuras parentales para que desaparezcan de sus
representaciones, esta hostilidad se vuelca sobre sí mismo)
7. Perturbaciones en la identidad sexual
Texto: una interrogación sobre la dependencia – Olievenstein

Se plantea que sin la carencia no se puede comprender la dependencia, y la desigualdad


ante la carencia diferencia los usuarios ocasionales y los toxicómanos.

Toda carencia del ser humano remite a otra carencia arcaica, lo que teme el sujeto es
encontrarse con la carencia fundamental, arcaica (el sujeto no acepto esta falta arcaica, la
desmintió)

El día en que desaparece el placer se instala la carencia, la carencia y el placer son un dúo
indisoluble, porque ambos son un modo de estar en el mundo. Desde la infancia, el
sufrimiento de la carencia no es aprehensible más que en su relación con el placer. El
toxicómano inscribe en su memoria la imagen idealizada y supervalorada del placer, de ahí
la decepción de todo lo que encuentra en su camino y que le empujara siempre más lejos
en la transgresión.

Cuanto más grande sea el sufrimiento relacionado con la carencia, más grande parecerá el
placer de la intoxicación y su poder de alivio.
Toda toxicomanía es una máscara para no mirarse al espejo que está roto, hubo intento de
sustituciones sucesivas, pero ninguno funcionó, y la droga viene a ocupar ese lugar, la
droga anula ese encuentro con el traumatismo del espejo roto (espejo roto porque las
funciones maternas/paternas no alojaron ese yo, sino que ese yo vino a completar la
imagen de los padres, el yo no se terminó de constituir)

Hay una NECESIDAD DE DEPENDENCIA, cuya función es tener alejado al sujeto de


todo eso mencionado que le aporta impotencia y desesperación. Donde había
incertidumbre dolorosa, ahora hay certeza de la repetición, la dependencia pone orden. Si
no se acepta esta necesidad como una evidencia clínica, no se podrá tratar a los sujetos. Y
si se la toma con precaución, se puede crear un campo de dependencia sustitutivas, con la
condición ética de que el objetivo final sea el fin de toda dependencia, se debe lograr la
democracia psíquica, es decir, que pueda elegir.

Es necesario tener en cuenta que los efectos de la droga son irremplazables, de la misma
manera es irremplazable el estado de dependencia que permite verificar los efectos
irremplazables del producto.

Se puede proponer para el tratamiento una relación (la terapéutica) pervertida, muy cerrada
y muy próxima y fusional, y poco a poco ir generando distancia. A la función estructurante
de la dependencia (en relación a la no identidad de la rotura del espejo) se le va oponer la
función estructurante de la relación perversa con el analista o la institución terapéutica, este
nuevo dúo tiene que ser fuerte para lograr compensar el anterior y poder así pasar al
aprendizaje de la no dependencia o democracia psíquica. El terapeuta o la institución en
cierto sentido aceptan devenir objeto de la dependencia, pero esta no debe ser más que una
etapa, un primer momento, la relación semi perversa le debe poder permitir al sujeto
construir un nuevo edificio psíquico, que permitirá la toma de contacto con la realidad.

Luego se debe pasar a la denegación de sí mismo (por parte del terapeuta) poniendo en
evidencia la noción de utilidad y no de verdad.

Texto: prevención y asistencia a los toxicómanos – Olievenstein


Para estar en el campo de la toxicomanía se deben tener en cuenta dos fundamentos:

∙ Nunca se termina del todo.


∙ En el mundo del toxicómano solo es interesante lo que tiene relación con el éxtasis.
El primero implica que no hay curación si no es dentro de los términos del compromiso
negociado, el segundo indica que no se puede realizar un compromiso sin tener en cuenta
la experiencia del toxicómano y su relación con el placer y el sufrimiento que conlleva
cuando se deja de sentir este placer.

La acogida del toxicómano implica no mantener lo prometido y a la vez mantenerlo lo


suficiente, para así dirigirse poco a poco a la democracia psíquica, prometer implica
darle al sujeto una expectativa. Por ejemplo: el de una relación o algo que le permita salir
y lo complete.

Terapeuta: debe abandonar su omnipotencia, debe mostrarse tan desnudo como el sujeto
ante el recuerdo idealizado del éxtasis anterior y el sufrimiento actual. Se propone que
ambos saberes son importantes y tienen que entrar en relación, el del toxicómano, porque
sabe lo que es sentirse
“dios” y es un sentimiento del cual el terapeuta no conoce, y el saber del terapeuta, que
aportara para armar estructuras. Ambos deben poner de su parte para armar un
compromiso legislativo (a esto se refiere con opinión), esta es una ley consensuada entre
el sujeto y la institución.

Olievenstein propone que la terapia de los toxicómanos se trata de entrar en el terreno


de la opinión, esta opinión tiene que ver con una ley que se construye. Solo esta
opinión puede conllevar el compromiso negociado.

La sola escucha psicoanalítica “silenciosa” es vivida por el sujeto como un saber


culpabilizante y lo sitúa en una posición imposible que romperá de mil maneras porque
todavía no hay posibilidad de espera.

El terapeuta deberá hacer frente a la insaciabilidad del sujeto, a su intolerancia ante el paso
del tiempo, porque subsiste el tercero excluido (la droga), se intentará de introducir
progresivamente un tercero que ocupe el lugar del producto. La será de utilidad la lentitud
temporal normal de cualquier cura analítica, hay que maniobrar constantemente, estar todo
el día a todas horas para dejar el menor espacio posible a la angustia y a la memoria de los
pasajes al acto.

Para que todo el proyecto puede tener éxito, llegar al objetivo final que implica la
democracia psíquica, se deben introducir elementos de moral social y de ética de
vida.

Teórico 7

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