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Marx planteaba que las relaciones jurídicas y la concepción del estado son comprensibles,
no en la evolución del espíritu humano, sino en las condiciones materiales de vida,
caracterizadas como la anatomía de la sociedad civil en la economía política. Él plantea que
en la producción social de cada individuo se encuentran determinadas relaciones de
producción (necesarias e independientes de su voluntad) correspondientes al desarrollo de
sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la
estructura económica de la sociedad, formando las superestructuras jurídicas, políticas y de
conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la
vida social, política e intelectual general; el ser social de cada uno (determinado por estas
relaciones de producción) determina su propia conciencia.
Luego de un periodo de desarrollo, las fuerzas productivas materiales se comienzan a
contradecir con las relaciones de producción existentes (determinadas como relaciones de
propiedad), llevando a una época de revolución social, donde se cambiará la base
económica y la superestructura construida alrededor de la misma. Es decir, todo gran
cambio en una sociedad está determinado por cuestiones materiales, donde las fuerzas
productivas de cada individuo se encuentran limitadas por relaciones de producción
existentes contradictorias que determinan una superestructura social. Al pasar esto, la
sociedad cambia de base económica, y por lo tanto, de toda superestructura construida
alrededor de esta (instituciones/relaciones de propiedad y relaciones de producción de las
fuerzas productivas).
Esta situación llevó al proletariado a constantes luchas para resistir el nuevo dominio
burgués, únicos dueños reales del capital, aumentando la criminalidad y violencia en todo el
continente. Estas constantes revueltas del proletariado fueron suprimidas por un mayor
control estatal, creando un ambiente de hambre y terror en el nuevo sistema capitalista, que
mostraba su primera insostenibilidad.
Esta etnografía plantea la organización social, la división del trabajo, la propiedad, las
relaciones de parentesco, las iniciaciones masculinas y femeninas, y la guerra de un grupo
de alrededor de 2000 personas en Papúa Nueva Guinea, los Baruya.
Su organización social consta de una tribu con 15 clanes, 8 descendientes de Menyamya
(grupo cercano expulsado de sus tierras natales) y 7 de los grupos locales absorbidos.
Cada clan se divide según su linaje, construido según un sistema patrilineal y patrilocal, que
ante las constantes conquistas, varios linajes pertenecientes a clanes muy diferentes
terminan coexistiendo.
La division del trabajo se determina por la edad y el sexo, dividiendo quienes pueden y no
pueden hacer actividades como: cazar, recolectar, hacer agricultura/ganaderia, fabricar
herramientas, etc. La producción de sal termina eximida de esta división del trabajo, ya que
resulta una artesanía bastante especializada; la producción de sal desde las cenizas de una
planta, conocimiento únicamente obtenible por algún pariente cercano.
Este grupo se caracteriza por una constante dominacion masculina, representada en:
cuestiones corporales, encontrando el sexo masculino como el “bello”; las casas,
dominadas por un sistema patrilocal, construidas por hombres, resultan obras de arte
dignas de presumir jerarquicamente en la sociedad; y finalmente una constante segregacion
sexual en los espacios, llegando a dividir las casas segun el sexo.
La adquisición de propiedades, la formación y uso de armas, y la construcción de los
medios materiales de producción son únicamente realizables por hombres, excluyendo a las
mujeres de gran parte del ciclo productivo. En cuanto a los medios de subsistencia, como
los productos agrícolas y la vestimenta, la división es menor, llegando a casi un estado de
igualdad entre hombres y mujeres.
El sistema de parentesco Baruya es patrilineal, es decir, que desde su nacimiento todo
infante pertenece al linaje y clan de su padre, donde los roles centrales de crianza lo
adquieren el padre y los tíos. Las residencias principalmente se mantienen con su padre,
aunque pueden irse con el hermano de su esposa si existe algún intercambio.
Los intercambios muchas veces se dan como regalos y contra-regalos que buscan
equiparar con la mayor precisión el anterior para suprimir la deuda, por tal motivo, la única
manera de equiparar el regalo de una mujer, es con una mujer.