Está en la página 1de 3

La Sociedad Contra el Estado / Clastres

La antropología política plantea que las sociedades primitivas son incompletas, ya que
carecen de algo para el pensamiento occidental vital, el estado. El pensamiento
etnocéntrico occidental cree en la historia de las sociedades como algo lineal, donde la
civilización estatal se encuentra al máximo descubierto. Este pensamiento vincula a las
economías de subsistencia con la carencia de conocimiento o tecnologías para la
implementación de acciones más efectivas, cuando en realidad, desde el punto ontológico
originario, las tecnologías utilizadas resultan bastante efectivas para el mantenimiento de su
economía de subsistencia, ya que solo mantienen pocas horas de sus días a las actividades
productivas, menor en comparación a la de un asalariado promedio occidental, permitiendo
más cantidad de tiempo a acrecentar la producción de bienes. Las ontologías de ciertos
grupos cazadores-recolectores no se centran en cuestiones materiales, únicamente
realizando acciones productivas para sus necesidades básicas, y utilizando el resto de su
tiempo para el ocio, sociedades que rechazan el trabajo, considerado innecesario e
inefectivo para estas mismas.
La relación política del poder determina la relación económica de explotación, el estado
determinó la creación de clases sociales, lo económico es un derivado de lo político, y en el
caso de las ontologías de los pueblos cazadores-recolectores, su economía de subsistencia
es acorde a su desarrollo jerárquico político, estrechamente vinculado a la vejez,
rechazando el dejarse anegar por el trabajo y la producción, limitando las necesidades
socio-políticas, y evitando la conformación de un estado que implementar una justicia
desigual.

El gran cambio del neolítico fue sobre la infraestructura de las superestructuras de las
sociedades, bastante similares a nivel mundial. Este cambio en la representación de las
superestructuras construyó un estado y un orden político que tendrían como fin el desarrollo
cultural de las sociedades de una forma equitativa, determinando una estructura social que
se terminara jerarquizando por el desarrollo particular de cada individuo, protegido por el
estado interventor ante las instituciones sociales establecidas de no-trabajo o apego a
cuestiones materiales. El orden tribal limita la emergencia de un poder político individual
centralizado por medio de ejercer un poder absoluto y completo sobre todo lo que la
compone desde su poder político, configurado en su ontología, es decir, los cazadores-
recolectores encuentran efectivo el sistema económico de subsistencia, y mantienen que
ningún individuo lo rompa, centrando la jerarquización política en el no-trabajar y no
apegarse a cuestiones materiales, prohibiendo la autonomía económica de cualquiera de
los subconjuntos que la constituyen, ya que aunque un individuo posea más alimentos, a los
ojos con los que se relaciona, se encontrara en el estatus mínimo de poder político, un
individuo que solo puede apegarse a cuestiones materiales para sobrevivir.

La Guerra “Salvaje” en los Confines de los Andes y del Chaco: La Resistencia Chiriguana a
la Colonización Europea / Saignes
El evolucionismo planteaba que la organización política de cada sociedad está determinada
por sus medios de producción, construyendo una jerarquización de sociedades según esto:
la civilización, los bárbaros, y los salvajes.
Ciertos grupos americanos lograron construir determinados rasgos socio-culturales para
resistir el avance español, aunque todos los que lo lograron coinciden en que históricamente
habían sido grupos guerreros. El grupo chiriguano es un claro ejemplo, cuya organización
política estructura lideres, pero cuyo poder está constantemente determinado por las
necesidades del pueblo, chamanes y guerreros. La posición sobre la guerra está dividida en
este grupo, pero la decisión final siempre la tienen los ancianos, quienes más tragedias
vivieron. Este grupo tiene una historia pre-colombina de constantes conflictos con sus
fronteras.
Este relevante grupo terminó expulsado hacia el desierto del chaco como un grupo
minoritario por nunca encontrar la unión militar entre todos sus grupos.

Los Liderazgos Enlhet-enenlhet: Los Cambios, las Continuidades, las Paradojas / Villagra

En el chaco paraguayo existen ciertos grupos de familia lingüística Enlhet-enenlhet que


representaron el objeto de estudio de esta investigación, centrada en su desarrollo pre-
colonial y contemporáneo.

Previo al contacto con occidente, este pueblo poseía mayor coerción debido la imposibilidad
de imponer la voluntad general de un líder, característica que con el tiempo se perdió por la
carencia de medios institucionalizados que refuercen la coerción física del líder.
El parentesco de los grupos locales está determinado por la consanguinidad, existiendo
características como la regla exogamia y la tendencia uxorilocal que articulan con mayor
especificidad el parentesco. En los tiempos precolombinos, el parentesco se expresaba en
las crianzas, las alianzas, el afecto y la reciprocidad, aunque la legitimidad de la
consanguinidad es bastante flexible, mediada siempre por el afecto.
La territorialidad de estos grupos está determinada según la trayectoria y llegada de los
líderes, congregando más o menos gente en un territorio según un proceso histórico
constante, generando conflicto por estos territorios y trayendo la separación de grupos y la
partida de la aldea de los residentes.
Estos grupos también los caracteriza una moralidad de distribución equitativa por una
iniciativa del bienestar del grupo, realizando siempre aportes desde la generosidad. Con el
paso del tiempo y el agotamiento de dichos recursos, los intercambios alteraron su
condición distributiva, realizándose ahora de forma “egoísta”.

Hasta la guerra del Paraguay, la mayoría de estos grupos permanecieron con el mínimo
contacto con el pueblo local, pero luego de este conflicto se consolidó la ocupación no
indigena de la zona, otorgando la posesión de las tierras a compañías o latifundistas
individuales, realizando una repartición de tierras.

Ya en la década de los 70, los reclamos de tierra de comunidades y líderes aumentan,


aunque sin legitimidad judicial. Años más tarde se logró una representatividad legal de estos
grupos, reconociéndose como población del Paraguay, y colocándolos en el mismo sitio de
derechos que los ciudadanos con los que tienen conflictos territoriales.

El líder actual de estas tribus debe lograr representar a su población, pero insertarse en el
ámbito político para lograrlo, afectando sus valores tradicionales. Desde este planteo donde
se requiere de mayor accionar político, comenzaron a existir ciertos “sublideres
especializados”, que asisten al líder en su tarea. Esto demuestra cómo el contacto estrecho
con el gobierno Paraguayo afectó a la imagen del líder, volviéndose un producto externo de
la sociedad dominante (que requiere de un representante de la población), subestimando la
organización indigena.

También podría gustarte