Está en la página 1de 19

Resumen de “El niño, el secreto de la

infancia” por Maria Montessori


Comprender mejor el desarrollo y el
comportamiento de los niños

Escrito por Bookey


Sobre el Libro
Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos,
pero ¿qué tipo de educación es precisamente la
mejor para ellos? y ¿qué tipo de educación se ajusta
a sus etapas de desarrollo? A través de este libro,
María Montessori, la fundadora del mundialmente
conocido "Método Montessori", nos ayuda a
comprender que el crecimiento de un niño proviene
de su orden interno. Por esa razón, ellos saben
cómo guiarse para explorar y adaptarse al entorno
externo y, si se les permite crecer de forma
independiente, se convertirán en niños sanos de
cuerpo y mente.
Sobre el Autor
María Montessori fue la primera mujer doctora en
medicina en Italia quien, desde muy joven, recibió
una buena educación y mostró una gran
preocupación por los niños de familias pobres.
Asimismo, a través de sus investigaciones sobre
niños con discapacidades mentales y de su
interacción con otros de familias de bajos ingresos,
descubrió que las familias y las escuelas debían
proporcionar a los niños un entorno adaptado y
exclusivo donde se los respetara y se les permitiera
desarrollarse y expresarse libremente. Así, las ideas
de Montessori iniciaron una revolución en la
educación infantil y cambiaron la vida de
innumerables familias.
Capítulo 1: Introducción
Hola, bienvenidos a Bookey. Hoy vamos a desvelar
el libro El niño, el secreto de la infancia. Antes de
adentrarnos en este libro, debemos preguntarle si
alguna vez ha oído hablar del "Método Montessori"
porque la mayoría de la gente no es ajena a este
método, pero no sabe a qué hace referencia
exactamente. Entonces, ¿se trata simplemente de
proporcionar a los niños juguetes deslumbrantes y
ayuda para un mejor aprendizaje? o ¿sólo se les
anima a participar en actividades intelectuales y a
jugar libremente? Empecemos por definirlo: el
método Montessori es un método educativo
desarrollado por una educadora italiana llamada
María Montessori quién es, además, la autora del
actual libro El niño, el secreto de la infancia. Al
mismo tiempo, fue la pensadora y reformadora de
la educación infantil más famosa de Italia en el
siglo XX, así como la primera mujer doctora en
medicina del mencionado país europeo. Tras
doctorarse en medicina por la Universidad de
Roma a los 26 años, comenzó inmediatamente a
trabajar como asistente en la clínica psiquiátrica de
la misma universidad. También, mientras
diagnosticaba y trataba a niños con deficiencias
físicas y mentales, se fue interesando por la
investigación de los niños con discapacidades
intelectuales y entre 1907 y 1908 fundó tres "Casas
de Niños" en los barrios pobres de Roma. Así,
gracias a su método único, convirtió a estos niños
pobres, harapientos e introvertidos, en adolescentes
brillantes, optimistas y con buenos modales. A lo
largo de sus años de práctica docente, Montessori
publicó libros como El método Montessori, El
manual personal de la Doctora Montessori, El niño,
el secreto de la infancia y El descubrimiento del
niño. Por otra parte, el método de enseñanza que
propuso desencadenó el "Movimiento Montessori"
en varios países del mundo, causando una
revolución en el campo de la educación infantil.
Aún más, algunos educadores alemanes
comentaron que "en la historia de la educación, es
raro encontrar algo tan globalmente popular como
el "Método Montessori de Educación". De tal
forma, El secreto de la infancia combina sus años
de experiencia docente con los resultados de los
experimentos psicológicos que realizó en las Casas
de Niños y analiza las características psicológicas y
los patrones de crecimiento de los mismo, así como
explica sus principios y métodos para la educación
de la primera infancia. Por lo tanto, en este Bookey,
le presentaremos los secretos de Montessori sobre
el desarrollo infantil en tres partes: Primera parte:
Características del desarrollo psicológico de los
niños. Segunda parte: El daño que les causan a
los niños los métodos educativos incorrectos.
Tercera parte: Cómo educar mejor a los niños.
Capítulo 2: Características del
desarrollo psicológico de los niños.
En primer lugar, veremos las características del
desarrollo psicológico de los niños. Si alguna vez te
has fijado, hay niños que prefieren volver a colocar
sus juguetes en el lugar correcto en lugar de seguir
jugando con ellos. Además, también hay algunos
niños que cambian ligeramente la posición de los
juguetes después de colocarlos en su lugar para
asegurarse de que queden exactamente igual que al
principio. De este modo, se podría creer que esto se
debe a que el niño ha desarrollado un buen hábito
de organizar las cosas desde una edad temprana, o
bien, que el niño es activo por naturaleza y disfruta
realizando actividades tan meticulosas. Sin
embargo, no es así. Según Montessori, se trata de
una manifestación de la sensibilidad del niño al
orden. Por lo tanto, y debido a que todos los niños
experimentan periodos especiales en su vida en los
que se sienten especialmente vulnerable, aquí
exploraremos la sensibilidad de los niños al orden
interno, al orden externo y a los detalles,
respectivamente. Hablemos primero del orden
interno. La percepción de los niños a este tipo de
orden se refleja en su capacidad para ser
conscientes de las distintas partes de su cuerpo y de
sus posiciones relativas. De esta manera, los bebés
de un año no están muy familiarizados con cada
una de las partes de su cuerpo y tardan en
comprender poco a poco dónde están sus manos,
piernas, pies y otras partes. Por ejemplo, cuando
una madre baña a su hijo, lo deja apoyarse en su
brazo izquierdo mientras lo lava con la mano
derecha, pasa de la parte superior del cuerpo a las
piernas y los pies, y finalmente al pelo. Entonces,
imagine que un día su abuela o su padre lo bañan
sin dejar que el niño se apoye en ellos y no lo
bañan en el mismo orden que la madre, sino que
empiezan por lavarle el pelo y luego el cuerpo.
Como consecuencia, el bebé puede protestar
llorando o haciendo una rabieta. Ante esto, algunos
padres primerizos pueden sentirse confundidos ya
que sólo se trata de un simple baño. Ahora bien,
¿por qué es importante saber qué parte del cuerpo
lavamos primero? y ¿cómo puede un niño, siendo
tan pequeño, entender el orden de un baño? La
verdad es que para los bebés pequeños cada postura
y movimiento de su cuerpo se graba en su memoria.
Así, no es importante si el baño comienza
lavándoles el pelo o el cuerpo en tanto esta
secuencia se repita de la misma manera todas las
veces para que su necesidad de mantener el orden
interno quede satisfecha. Sólo así el bebé podrá
tener gradualmente un sentido y una conciencia
claros de su cuerpo, lo que constituye la base para
que en el futuro pueda controlar su propio cuerpo
libremente. Continuemos ahora con el orden
externo. En un caso mencionado en el libro, el
psicólogo suizo Piaget realizó un experimento con
su hijo. Para ello, el profesor escondió
deliberadamente algo bajo el almohadón de un
sillón delante de su hijo. A continuación, tras hacer
salir al niño de la habitación, lo cambió debajo del
almohadón de otro sillón. Luego, lo llamó y
observó su reacción. Como resultado, el niño sólo
apartó el almohadón del primer sillón y comprobó
que el objeto no estaba allí, aunque no tomó la
iniciativa de buscarlo. Piaget esperaba que su hijo
mirara por la habitación, pero se sintió
decepcionado y no pudo evitar preguntarle a su hijo
por qué no lo había buscado en otro lugar, a lo que
el niño, señalando la primera silla, respondió: "pero
debería estar aquí". Ahora bien, ¿por qué el hijo de
Piaget reaccionó así? ¿Tiene razón el profesor
Piaget al pensar que "su hijo es un poco estúpido"?
De hecho, este ejemplo es similar al de los niños
que juegan al escondite. Tal vez habrá notado que
cuando los niños juegan a esto siempre se esconden
en lugares bastante "obvios" para los adultos, como
detrás de cortinas cortas que no les cubren los pies.
Sin embargo, cuando otro niño los encuentra en ese
lugar "obvio", gritan encantados. A veces, los niños
incluso gritan "¡estoy aquí!" cuando se esconden.
Este comportamiento suele hacernos sentir que
todo el proceso es "bastante absurdo". No obstante,
puede sorprenderle saber que a cierta edad los
niños sienten un placer especial al encontrar las
cosas de nuevo en los lugares donde las han puesto.
De tal modo, para los niños, esconder algo significa
no poder verlo, no "no poder encontrarlo" como
dirían los adultos y su "redescubrimiento" aporta la
sensación de orden de que algo está siempre en su
sitio, se vea o no. Por lo tanto, los niños son
intrínsecamente sensibles al orden de todo, excepto
de ellos mismos, y esta sensibilidad comienza a
manifestarse en su primer año de vida; desde dónde
debe colocarse la jabonera, en qué esquina debe
ponerse la taza en la mesa de té, hasta en qué
habitación les cuenta los cuentos su madre. A los
ojos de los niños, estos elementos de la vida tienen
un orden fijo. Por ejemplo, la jabonera se coloca
inicialmente en la esquina superior izquierda de la
pileta, si alguien la mueve, un niño la volvería a
colocar sin duda en la esquina superior izquierda.
Asimismo, imagine que todos los días una madre se
sienta en un mismo sillón para contarle cuentos a
su hijo; si un día cambiara el lugar, el niño se
sentiría muy incómodo. Por consiguiente, debe
entender que, a ojos de los niños, el orden significa
tener todo en su sitio y sólo cuando conozcan, se
familiaricen y recuerden la posición de cada cosa
en su entorno, podrán ir adaptándose a él. Como
adultos, a veces ignoramos este orden porque
estamos muy ocupados con el trabajo y la vida
porque, para nosotros, no importa si la silla está en
la esquina o junto a la mesa del centro. Sin
embargo, este no es el caso de los niños quienes, si
las cosas de la casa cambian de posición, se
confunden y sienten que no tienen control sobre su
entorno. Esto da lugar a la manifestación de
emociones negativas, como la ansiedad y el pánico.
De esta manera, muchos padres se han encontrado
con que sus hijos lloran, tienen rabietas y rechazan
los abrazos de consuelo sin ninguna razón
discernible y si los padres castigan, gritan, o
incluso pegan o retan a sus hijos por esto, sólo
lograrán profundizar el caos interno del niño. En
ese momento, los padres deben satisfacer las
necesidades de orden del niño y permitirle poner
los objetos en su sitio o tomar la iniciativa de
ayudar al niño a encontrar un entorno familiar para
que pueda sentirse seguro, tranquilo y feliz. Por
último, hablemos de la atención y los intereses de
los niños. Empecemos con una pregunta: ¿en qué
circunstancias los niños muestran gran interés por
su entorno?, ¿es cuando mamá les muestra dónde
divertirse? o ¿cuándo un adulto sostiene algún
objeto novedoso y llamativo para atraer su atención?
Por desgracia, ninguna de estas respuestas es
correcta. Según Montessori, el interés de un niño
está determinado por su razón. Entonces, ¿los niños
tienen razón? Muchas personas estarían en
desacuerdo con esta afirmación; en su opinión, los
niños deberían ser una hoja de papel en blanco. Por
lo tanto, lo que ven, lo que juegan y lo que tienen
en mente depende de la orientación de sus padres y
su familia, en lugar de poseer sus propias ideas. Sin
embargo, las observaciones de Montessori
descubrieron que los niños nacen con la razón, es
decir, saben lo que les interesa, lo que les gusta y lo
que quieren ver. De tal forma, al interactuar con sus
hijos, los padres suelen cometer los siguientes
errores: cuando el niño está jugando con un juguete
en el suelo, como una pequeña almohada, algunos
padres pueden pensar que la almohada es
demasiado aburrida e intentan atraer la atención del
niño con colores brillantes, luces extravagantes o
sonidos extraños. No obstante, el resultado es que,
aunque el niño muestre curiosidad y entusiasmo al
principio, no durará mucho, ya que pronto perderá
el interés. Esto se debe a que la forma en que los
niños ven el mundo es diferente a la de los adultos.
Así, queremos mostrarles cosas nuevas y
significativas, pero el niño debe decidir en qué
centrarse según su comprensión del mundo que le
rodea. Del mismo modo, otro error que suelen
cometer los padres es interrumpir a los niños
cuando se interesan por algo. Pensemos en una
escena que encontramos a menudo en nuestro
barrio: una madre que lleva a su hijo de 3 años a
dar un paseo, pero el hijo no quiere seguir
caminando como su madre. En cambio, a veces le
gusta ponerse en cuclillas para mirar las pequeñas
piedras del borde del camino, y de vez en cuando
observa con atención las pequeñas hormigas del
suelo. Ante esta situación, la madre intenta
convencerlo para seguir, pero él permanece
detenido mirando a las hormigas. Finalmente, la
madre se impacienta y obliga a su hijo a levantarse
e irse. Ahora, lo que acaba de hacer la madre es
perjudicial para el razonamiento y el desarrollo
intelectual del niño. Esto se debe a que cuando éste
se interesa por un objeto, psicológicamente, está
formando su propia cognición del mismo y lo está
identificando y recordando. En ese momento, si el
adulto intenta interrumpir la concentración del niño,
interrumpirá su proceso psicológico y su estructura
interna. Por lo tanto, cuando vemos que nuestro
hijo se interesa por los detalles, deberíamos dejar
de lado nuestros propios puntos de vista y
ayudarlos a observar e investigar el mundo que los
rodea, comprender sus pensamientos internos, o
simplemente acompañarle con paciencia y darle
libertad para que explore su entorno. Así
concluye la primera parte de este Bookey: las
características del desarrollo psicológico de los
niños. En pocas palabras, los niños son
extremadamente sensibles al orden interno y
externo. Por ende, pueden percibir partes de su
cuerpo y sus posiciones relativas. Además, son
inherentemente sensibles al orden de todo lo que
está fuera de ellos. En cuanto a la atención y el
interés, ven el mundo de forma diferente a los
adultos y utilizan su razón para decidir por sí
mismos en qué concentrarse.
Desbloquear Todo el Contenido de Bookey

También podría gustarte