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Julia Varela y Fernando Alvarez-Uría comparan a la Escuela como una maquinaria, donde
cada engranaje fue cuidadosamente colocado con un propósito particular. Sostiene que
los “poderosos” han realizado variados estudios históricos de la educación que sólo
ocultan las funciones reales de las instituciones educativas, ya que estas constituyen los
pilares de su posición socialmente hegemónica. De esta forma los “poderosos” conciben a
la escuela como algo que existió siempre, naturalizándola y haciéndola universal,
tomando como anti-natural a todo aquello que la cuestione.
En el capítulo 1 de su libro “Arqueología de la Escuela”, mostrarán que la escuela como
lugar de socialización privilegiado y obligatoria para los niños de la clase popular, es una
institución reciente, de poco mas de un siglo. Aseguran que la escuela pública, obligatoria
y gratuita fue instituida en el siglo XX, convirtiendo a los maestros en funcionarios del
Estado, haciendo efectiva la prohibición del trabajo infantil.
Argumentan que la “maquinaria de gobierno de la infancia” no apareció de golpe sino que
fue ensamblando dispositivos que se comenzaron a configurar en el siglo XVI. Los
autores tratarán de conocer cómo se fueron montando estos dispositivos mediante la
Sociología histórica, precisamente con el método genealógico el cual permite abordar el
pasado para descifrar el presente. Desmenuzarán el para qué de la Escuela, a quién
sirve, a qué sistema de poder esta ligada, cómo se transforman y disfrazan, en conclusión
cómo contribuyen a nuestra existencia actual. Para ello plantean el análisis de las
condiciones sociales de aparición de determinadas instancias que permitieron la aparición
de la escuela nacional:
- La identificación de un estatuto de la infancia
- La emergencia de un espacio destinado a la educación de los niños.
- Aparición de un cuerpo de especialistas.
- Destrucción de otros modelos de educación.
- Institucionalización de la escuela: imposición de la obligatoriedad escolar.
Igual que la escuela, el niño no es algo natural, es una institución social reciente ligada a
las prácticas familiares, modos de educación y a la clase social. Como hecho no natural la
infancia nace como una consecuencia, especificamente de la iglesia del Renacimiento (S.
XV y XVI). Los moralistas de esta época en el momento en que comienzan a configurarse
los Estados modernos pondrán en marcha todo un conjunto de tácticas con el fin de que
la iglesia no pierda su poder y prestigio. Las tácticas aplicadas van desde la manipulación
de las almas hasta las manifestaciones más públicas posibles para la extensión de la fé (
la confección, la dirección espiritual, la producción de catecismos para clérigos, indios,
adultos y niños). Siendo los jóvenes débiles biológicamente y en proceso de socialización,
poseen lo necesario para inculcarles la fe. De esta forma Europa se encuentra en tierra de
misión de dos bloques religiosos: Católicos y Protestantes.
Se enfocarán principalmente en los futuros herederos, reyes y nobles. Los educarán en
colegios fundados para ellos, destacándose los colegios jesuitas. Mientras que los hijos
de los pobres serán objeto de protección ejercida por instituciones caritativas para ser
adoctrinados.
El nacimiento de la infancia como término se lo debemos a los moralistas, quienes lo
introdujeron con sus programas educativos para la instrucción de los jóvenes, donde la
educación es el instrumento para naturalizar los estamentos sociales. En consecuencia,
se instruirán poco a poco diferentes programas para diferentes infancias: La infancia
angelical de los príncipes, la infancia de calidad de los nobles y finalmente la infancia ruda
la cual le corresponde a los hijos de los pobres. Claro está que los eclesiásticos
presentarán mayor importancia en las dos primeras infancias, ya que de estas dependerá
el futuro de la fé y de sus propios intereses.
Es preciso aclarar que en el siglo XVI aún no estaba definida la “infancia”
cronológicamente, sino que ésta se caracterizaba por la maleabilidad (donde esta la
capacidad para ser moldeados), debilidad que justifica su tutela, rudeza por lo cual es
necesaria su “civilización”, debilidad de juicio que exige desarrollar la razón habilidad del
alma que distingue al hombre de la bestia, y naturaleza en inclinarse a los vicios. De esta
forma se justifica la necesidad de moldear y gobernar a los niños y las emergentes
instituciones para ello.
Será necesario un largo proceso para que se defina concretamente esta etapa específica,
infancia, denomina juventud. Los autores destacan tres aspectos que fueron decisivos
para determinar esta etapa de la vida: La acción educativa ejercida en espacios como
colegios, hospitales, seminarios, etc. La acción educativa de la reciente familia cristiana, y
por último una acción educativa dedicada a la recristianización.
Se comienza a aislar al niño del mundo adulto, donde el convento será la institución
preferida de las clases altas, donde al principio que el alumno fuera acompañado por su
servidumbre. Pero al final el joven distinguido deberá enfrentar sólo el encierro, con una
vigilancia y cuidado continúo y minucioso. Se sumará luego la familia a este cuidado,
designando tareas que ellas deben cumplir, señalando los papeles que debe desempeñar
cada agente en la familia. De esta forma los jovenes pudientes se verán sometidos a dos
tutelas, las familias y los colegios, ejercida por su propio bien. Los pobres, sin embargo,
sólo les basta una, las instituciones de caridad, siendo el internado la solución para
ejercer la tutela cuando los jovenes ya están en edad de merecer. El encierro de los
pobres y la clase media resulta más duro, ya que la familia solo interviene
esporádicamente.
A esto se suma una imposición religiosa, dotada de un lenguaje puro y casto, de
prohibiciones, de imágenes de Jesús niño, el ángel de la guarda, los niños modelos e
inocentes, los niños santos, y la creación de fiestas religiosas relacionadas a esta etapa
como la comunión. Así se llega al siglo XVIII con una infancia inocente para las clases
distinguidas. Donde el niño noble comienza a ser considerado diferente a los adultos,
vestido de forma diferenciada, mientras que el niño pobre seguirá frecuentando lugares de
adultos y vistiendo como tal hasta el siglo XIX.
De esta forma la infancia “rica” es gobernada, siendo su sumisión a la autoridad
pedagógica necesaria para asumir funciones del gobierno. La infancia pobre no recibirá
tantas atenciones, siendo los hospitales, hospicios y otros centros de corrección los
centros destinados a moldearla.
El espacio cerrado.
Como se mencionó anteriormente, en el siglo XVII los niños fueron aislados del mundo
adulto, dejando de ser mezclado con los adultos y deja de conocer la vida en contacto con
ellos. Se lo mantiene separado en una especie de cuarentena antes de liberarlo al mundo.
Así comienza un largo proceso de encierro de los niños (los autores lo compara con el
encierro de los locos, los pobres y las prostitutas), llamado escolarización.
Es necesario para esto un espacio de encierro, el convento, destinado a transformar la
personalidad mediante reglamentaciones estrictas, servirá de maquinaria de
transformación de la juventud, haciendo de los niños buenos cristianos y súbditos sumisos
de la autoridad real. Es necesario destacar que el espacio de encierro no será igual para
todas las posiciones de la pirámide social, variarán las disciplinas, se flexibilizarán los
espacios. Los colegios de jesuitas distan de las instituciones de recogida de niños pobres:
escuelas “rudas” que corresponden a naturalezas de bronce, y colegios de nobles que
corresponden a naturalezas de plata y oro. Con esto se pretende naturalizar las
diferencias sociales y en consecuencia las nuevas formas de dominación social.
Existiendo una amplia gama de condiciones de aislamiento entre el Príncipe niño
sometido a un encierro moral y el secuestro de niños pobres, huérfanos y desamparados.
Es claro que la máxima represión y mínimo conocimiento se le eran reservados al niño
pobre.
Se crea el programa de gobierno de los pobres, el cual se pondrá en marcha en los
países católicos, con el que se inicia una recogida de pobres de uno y otro sexo. En
España específicamente “todos” se interesarán por la pobreza, mediante programas
destinados a neutralizar socialmente a los jóvenes vagos, adiestrarlos en oficios y si es
posible enseñarles a leer y escribir. Claramente Prima la necesidad de encierro antes que
la instrucción, quedando ésta a una minoría selecta.
Ésta política de recogida de pobres son pilares del adiestramiento para los oficios, la
moralización y fabricación de súbditos.
La recogida y educación de los niños pobres dista mucho de la educación del niño
Príncipe y colegiales. Éstos últimos a demás de dedicarse a determinadas materias donde
se incluye el latín, gozan de tiempo de juegos y instancias culturales, adquieren modos
nobles mediante la esgrima, danza, etc. Pero no sólo se trata de diferencias en las
actividades, sino en la dureza del encierro, el rigor de los castigos, el sometimiento, son la
gran diferencia que existen entre los colegios y las escuelas de primeras letras para los
hijos de los pobres.
En este artículo el autor, Puelles Benítez, analiza la relación del Estado y la Educación
desde la aparición del Estado Moderno. En el Antiguo Régimen el Estado es indiferente a
la educación, dejada librada al poder eclesiástico. Esta situación cambia con la
Revolución Francesa, el Estado asume la gestión directa de la Educación, convirtiéndose
en un servicio público. Surgen de esta forma dos modelos distintos: el liberal que
contempla una educación básica y gratuita para el pueblo pero una educación superior
destinada a las clases altas y onerosa. El jacobiano propone una instrucción igual para
toda la población, siendo antecedente a la concepción de la educación como un derecho.
Estos modelos representan a la educación como un instrumento de control social o como
factor de emancipación y cambio social. Tendencias que existen hasta nuestros días.
Introducción:
El autor especifica que precisar la fecha en la que nace el Estado Moderno es difícil
debido a la variedad de opiniones, pero ubica la fecha de publicación de la obra “El
Príncipe” de Maquiavelo como fundamental en el surgimiento de este Estado. En esta
obra Maquiavelo separa el poder político del religioso y reflexiona sobre una nueva
organización política que aspira a la autonomía.
Pero el proceso de formación del Estado moderno no puede definirse con una fecha o
hecho concreto. Más bien se da como un proceso de organización política que se
encamina cada vez más a la independencia del poder del papado y cualquier otra forma
de poder político. Cuando el proceso se consuma es cuando nos encontramos frente a
una organización política estable, permanente, estática, es decir, el Estado.
arela y Álvarez Uría, con el texto “La maquinaria escolar”(en: VARELA, Julia y Fernando Álvarez Uría -1991-
Arqueología de la escuela) nos introducen a una genealogía de la escuela como institución de encierro,
formadora y transformadora del alma de los niños, y en cuya confianza se deposita gran parte de un
programa político destinado a la cohesión social. En el inicio del texto muestran las historias de la educación
y tratados pedagógicos como contribuyentes a la perspectiva que nos hace ver a la existencia de la escuela
como algo “natural”. Frente a esto, muestran cómo la puesta en cuestión del funcionamiento escolar es
impensable, o pasa por irracional y caótica. El texto tiene como objetivo mostrar que la escuela no existió
desde siempre, sino que fue creada bajo determinadas condiciones históricas e instrumentalizada bajo ciertos
dispositivos. De ahí que la lectura de este texto, así como la metodología usada por los autores –el método
genealógico-, nos remitan y recuerden nuestras lecturas de Foucault, en Vigilar y castigar. A través del
desarrollo de las instancias que posibilitaron el surgimiento de la escuela, los autores muestran los
dispositivos y formas de ejercicio del poder mediante los cuales la educación adquiere su papel fundamental:
naturalizar un determinado orden. En el caso de la definición del estatuto de la infancia, la educación sirve a
naturalizar una sociedad de clases o estamentos. También la infancia tiene, en el mismo sentido que la
escuela, su historia y su conceptualización a partir de prácticas y acciones provenientes de la familia y de la
iglesia, que la constituyen psicobiológicamente. Y esto no sin una finalidad: la infancia forma parte de un
programa político de dominación, de poderío y afianzamiento de las clases sociales altas. Para ello se hacen
necesarios que emerjan dispositivos institucionales y saberes especializados acerca de la infancia, capaces de
lograr la formación y transformación de los niños y jóvenes: el espacio de encierro de la institución escolar y
la formación de un cuerpo de especialistas. Desde el punto de vista moderno, quiere lograrse, como decíamos
antes, la constitución de un sujeto de conocimiento, pero también de un sujeto moral. Así hacen su aparición
los especialistas pedagogos, a fin de garantizar por medio de la acción educativa la transmisión de
conocimentos y el modelamiento de los comportamientos de los niños. Las relaciones entre maestros y
alumnos son relaciones sociales pero marcadamente desiguales. A lo largo del texto podemos ver cómo la
escuela se constituye en un mecanismo de poder, en la medida en que aún sirve a un proyecto civilizador –a
la manera de Sarmiento en el Facundo-, pero al mismo tiempo encubridor – a la forma de Dussel-, puesto
que es utilizada por las clases dominantes, que detentan para sí el derecho a la verdad y su superioridad
respecto de, por ejemplo, las clases obreras en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, para
consolidar una organización social e institucional portadoras de civilidad.
A partir de sus lecturas podemos preguntarnos: ¿A qué fines responde la escuela hoy? ¿Cuál es el concepto de
la infancia que prima en ella? ¿En qué medida está atravesada por dispositivos de poder?
Quino. Mafalda
Enviado por Caro
8 COMENTARIOS:
1.
En el texto de La maquinaria escolar vemos como la iglesia desde tiempos remotos Impuso
una vigilancia jerárquica sobre la sociedad a través de la educación, con miradas que deben
ver sin ser vistas.
En los colegios de los jesuitas se separaba a los niños por edades y clases sociales haciendo
mayor hincapié en las clases de elite, por razones morales y de disciplina, lo que Foucault
llama la distribución según rangos. Se los encerraba dando lo que llamamos hasta hoy
escolarización en lugares de aislamiento separando a los jóvenes de lo mundano y vana. Se
imponían duras normas a cumplir con castigos que dependían de la gravedad del problema
ya que pensaban que la conducta se encauzaba a través del castigo
La vigilancia continúa y minuciosa no solo alcanzaba a los jóvenes sino también a la familia
la cual debía respetar y ejercer los papeles que la iglesia imponía dando como resultado que
los niños de clases más pudientes tuvieran una doble tutela, la de la familia y la del colegio.
La base de todo estaba en que el Estado pretendía establecer una nueva configuración social
donde los individuos fuesen sumisos de la autoridad real y así obtener beneficios económicos
y sociales apoyándose para esto en los jesuitas y su maquinaria de transformación escolar. La
cual tiene una visión panóptica de toda la sociedad ya que todos debían cumplir con sus
normas, la mirada estaba por doquier, los individuos están insertos en un lugar fijo y todos
los movimientos y acontecimientos están controlados. Aquellos que no se adapten las reglas
tendrán castigos que encaucen su accionar.
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2.
Según Marx el sistema capitalista se apropia de los niños sobre todo los niños obreros
porque necesita mantener una continuidad de su posición de poder en la sociedad,
enmascarando la verdadera función socio política de la escuela: tras su aparente función
educativa y técnica, aseguran la función esencial de realizar en la escuela la ideología
burguesa, de someter a ella a todos los individuos y de representar a su manera la
producción, el derecho, el Estado burgués.
El hecho de que la escuela deba someter a todos a dichas prácticas de ideología, tanto al niño
obrero como al niño de elite determina la naturaleza específica de las prácticas escolares. Un
niño obrero produce trabajo el cual es invaluable para los ricos, sin importarle las
privaciones que este produce en el niño. Produce inteligencia pero también estupidez. Para
los capitalistas su principal meta es como la ideología burguesa se hace pueblo, y fabrica el
pueblo que necesita.
La educación basándose en el derecho de todos a recibirla, asegura la reproducción de las
condiciones objetivas y subjetivas de la división social entre capitalistas y trabajadores. Las
prácticas escolares y su ritual son entonces un aspecto esencial del proceso de inculcación
ideológica: deberes, disciplina, castigos y recompensas donde cada uno, como individuo es
invitado a mantener su rango.
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3.
Partiendo del análisis personal sobre el texto, sostengo que la escuela sigue siendo una
institución moderna, heredera del patrimonio ilustrado, en condiciones posmodernas como
las actuales.
De acuerdo a una aproximación de lo expuesto por Foucault pienso que el poder de la
escuela radica en la fuerza de la costumbre, en la cual se normalizan sus métodos
disciplinarios, sancionadores, de instrucción o correctores; en el caso del estatuto de la
infancia la educación responde a la naturalización de una sociedad de clases.
El poder se irradia desde las relaciones humanas, ellas son relaciones de poder que controlan
nuestras vidas, con costumbres arbitrariamente convenidas y eficaces para la transmisión
por todo el sistema. Hay que intentar descubrir en cualquier organización humana (Ej. la
escuela) las formas de introducir el poder que se depositan en intercambios y que superan la
distinción que se presupone cuando se hace referencia al mando y a la obediencia, a la
disciplina o descontrol, a la conformidad o sanción, a la docilidad o al acostumbramiento, o a
la acción represiva como formas de resolución de conflictos de discursos dominantes.
Foucault, logra desenmascarar los mecanismos de poder, provocando que el
cuestionamiento crítico de las verdades reveladas hagan tambalear nuestras creencias.
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4.
La propuesta es brindarle al niño cuidado, protección y educación para servir a tal fin
(económico- social). Rescato de esta frase la palabra educación, ya que es el instrumento
clave para naturalizar una sociedad de clases, y en consecuencia nuevas formas de
dominación social. Continuando con esta lógica decimos que la niñez es una etapa para ser
marcada, moldeada, en la que se debe enseñar al niño el respeto y obediencia a la autoridad.
Es importante destacar que las instituciones encargadas de de tal instrucción son: colegios,
hospitales, casa de doctrina, seminarios, etc., formando parte la infancia del poderío y
afianzamiento de las clases dominantes (teniendo como contrapartida el secuestro de la
infancia). Por lo dicho a la infancia se le confiere una serie de características, como
maleabilidad, debilidad, inocencia, lo que posibilita la aplicación de una ortopedia moral,
entendiendo por ortopedia a toda instrucción rígida, estructurada, un molde
predeterminado, logrando a si el sometimiento del niño a dichas estructuras.
Concluyendo, me resulta relevante, y un tanto perversa la idea que “la escuela reemplaza al
aprendizaje como medio de educación”, es decir, que al niño se lo manipula de tal forma que
se lo aísla de los adultos para comenzar un largo proceso de encierro, al que se denomina
“escolarización”.
b- Las lecturas de Marx y la perspectiva expuesta por Varela y Álvarez Uría, están
íntimamente relacionadas, una podría tomarse como consecuencia de la otra, es decir, que
desde el secuestro de la infancia mediante la escolarización se responde básicamente a una
instrucción disciplinar que promueve la sumisión del alumno y la enseñanza a obedecer a la
autoridad. Con tal práctica
se legitima la diferencia de estamentos sociales, por lo tanto tal instrucción es de carácter
político, ligada al trabajo y bajo la dominación de la burguesía.
La perspectiva expuesta se vincula con lo planteado por Marx, quien nos introduce a lo que
denominó “trabajo enajenado”. Esta denominación surge con la aparición de Capitalismo
industrial, con la noción de Propiedad privada, siendo el resultado “el trabajo enajenado” y
“la enajenación del hombre”. Retomo una vez más el tema del hombre como capital humano,
respondiendo a las demandas y ofertas del mercado, operando el trabajador como un
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5.
La escuela no existió desde siempre, es una institución reciente cuyas bases administrativas
y legislativas cuentan con poco más de un siglo de existencia. Por ello es necesario
determinar sus condiciones históricas en el interior de nuestra formación social,
desnaturalizarla. Esta institución que ocupa el tiempo y pretende inmovilizar en el espacio a
todos los niños, es una maquinaria de gobierno que forma parte de un programa político de
dominación, poderío y afianzamiento de las clases sociales altas. A partir de prácticas y
acciones, la familia y la iglesia constituyen psicobiológicamente la infancia, etapa esencial de
la vida conferida por la maleabilidad y debilidad características, que justifican la rudeza para
su civilización. Así el aislamiento se convierte en un dispositivo que contribuye a la
constitución de la infancia a la vez que el propio concepto de infancia quedará asociado de
forma casi natural a la demarcación espacio-temporal. Al niño se lo mantiene separado en
una especie de cuarentena, en un espacio de encierro, con su dureza, el rigor de los castigos,
un sometimiento a las órdenes, una vigilancia y cuidado continuo y minucioso. En este
espacio de domesticación, se ve claramente el Panóptico de Benthan, donde el niño esta
ubicado en una celda, separado de sus pares por “paredes” que vendrían a ser la rivalidad en
las notas, la competitividad, las comparaciones, incluso el pupitre, cuyo objetivo supone una
distancia física y simbólica, una máxima individualización. La educación quiere lograr
constituir un sujeto de conocimiento, pero también de un sujeto moral. Ahí surge la
psicología escolar, esa ciencia que se encargará de fabricar el mapa de la mente infantil para
asegurar de forma definitiva la conquista de la infancia. La relación maestro-alumno es una
relación social, de carácter desigual, y avaluada por el estatuto de verdad, propiedad especial
del maestro. El maestro al sentirse superior a las masas ignorantes no admitirá sus formas
de vida familiar, higiénica, ni, por supuesto, educativa. Esta violencia, que no es
exclusivamente simbólica, se asienta en un pretendido derecho: el derecho de todos a la
educación.
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6.
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7.
yo comprendo lo que dice el texto lo que no comprendo es lo que mars: pretende para la
gente pobre como sobreviviria si el MARS, esa rebeldia que inculca en los jovenes hace
estrago y nos prepara para seguir siendo esclavo acaso este hombre pertenecia ala clase
pùdiente asta cuando nos venderan a estos seudo liberadores cuando lo unico que se logra
con esto es hacer ignorantes y que terminan en prisiones o de esclavo por la ignorancia y
seguimo como en el siglo xvIII,tuve algien que nos decia que devemos liberarno no haciendo
casos a nuestros padres,o no estudiando pregunto ¿QUE BUSCAN ESTE TIPO DE
PERSONAS?si no estudio seguire siendo esclavo,o terminare muerto o en la carsel mi ser mi
cuerpo sin mi serebro educado no me sirve para imponerme ante nadie talves sere
demasiado logico,pero si pensamos creo que el que me habla de la no educacion me esta
mandando al matadero y no me deja la alternativa de elegir no estoy en contra de ser libre
pero libre por saber y no una falsa libertad que me lleve a no vivir,grasias esto es mi opinion
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