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GUION I. PARCIAL 2.

TURNO MAÑANA
Forma de entrega del trabajo:
Impreso. En mano, en la clase del 13/11.

Naturaleza del trabajo: El mismo consiste en la trasposición de un texto


literario a formato guion.
Objetivo: Evaluar la puesta en práctica de todos los principios teóricos
hasta ahora impartidos.

Tener en cuenta que:

• La propuesta prevé que se usen todos los recursos hasta ahora


tratados: Marcación de Sonido, Flashback, Buen usos de Diálogos, Uso
del OFF, Presentación de los personajes, etc.

• El formato tendrá que ser el correcto, para lo cual no tendrán más que
valerse, de manera atenta y consciente, del programa Celtx.

• Un parcial es un documento oficial de la Universidad, debemos


conservarlo, por lo tanto, deberá venir con la Carátula Oficial de la
UNDAV, conteniendo vuestros datos.

• Estamos a nivel universitario; es decir, salvo por los modismos de


lenguaje propios de la trama, hábitos de los personajes, jergas, etc.,
dichos trabajos deberán venir escritos con corrección lingüística. Es
nuestra obligación velar porque mañana no se frustren ante el rechazo
de un guion por errores básicos de gramática, ortografía, etc., y
obligación vuestra revisar que esto se cumpla.

• Todos los elementos enunciados tendrán su peso en la calificación.

Recomendación: Hacer el Parcial con todos los apuntes a la vista y releer


varias veces el trabajo antes de imprimirlo y entregarlo.

Como siempre, recordamos que habrá una posterior instancia de


Recuperatorio para uno de los dos parciales tomados en el cuatrimestre.

TEXTO A TRASPONER A FORMATO GUION


Don Ramón bajó del taxi un poco excitado. La semana previa a la Navidad
lo ponía tenso. En esos días se podía facturar bien, y compensar algo de la
mala racha de los últimos tiempos. Por eso prefería no sacar el auto.
Ya era el 23 de diciembre, y los pocos negocios del barrio estaban llenos
de adornos navideños.

Ni bien entró y vio las cajeras atareadas, las filas de carritos colmados, se
puso en clima de trabajo. “¡Buen día!”, gritó, pero cada uno estaba en lo
suyo y no le respondieron.
Una cajera le preguntó si había traído cambio. Él respondió que sí y sacó
de un bolsillo de su saco un paquete y del otro, una bolsa con monedas.
“Es todo lo que pude conseguir”, dijo. “¿Lo cuento ahora?”, preguntó la
chica. “No, Moni. Mirá la fila que tenés. Yo lo anoto. ¿Confìás en mí”?

“¡Claro don Ramón!”, sonrió ella. Y guardó ambos paquetes en una caja
con llave, bajo el mostrador.
“Permiso, permiso”, fue pidiendo él por el pasillo principal, entre las
góndolas atestadas de productos. Entonces se le acercó un empleado
joven. “Don Ramón, don Ramón. Vaya a su oficina rápido, por favor”.
“¿Qué pasa, Dani?”, preguntó él. “Vaya, lo están esperando”, respondió el
muchacho. Don Ramón apuró el paso. Ni bien entró en su oficina se le
acercó el guardia del supermercado. “Buen día don Ramón, vea lo que
tenemos aquí. Una ladrona”. Junto al guardia, había una mujer de unos
cuarenta años, vestida humildemente, con la cabeza gacha. Sobre el
escritorio, había una bolsa de tela doblada y a su lado, un paquete de
azúcar, un budín, dos turrones, y un paquete de fideos. Don Ramón miró
al guardia. “Andá adelante, Sandoval, yo me arreglo”. “¿Seguro, don
Ramón?”. “Sí, andá que está lleno de gente”. Sandoval salió. Don Ramón y
la mujer se quedaron en silencio.

“¿Eso es de acá?”, preguntó él. Sin levantar la cabeza, ella le dijo: “Sí,
señor”. “¿Y por qué andás robando? ¿No te da vergüenza?”. “Tengo hijos,
señor- respondió ella-. No consigo trabajo. Cuando se es pobre y con hijos,
la vergüenza es un lujo”. “Sí, sí- dijo él, con dureza-. Pero si todos los
pobres estuvieran autorizados a robar...”. Entonces vio el pequeño objeto
rojo detrás del paquete de azúcar. Lo levantó. “¿Esto también?”,
preguntó. “Sí señor”, dijo ella con voz ahogada. Parecía que iba a ponerse
a llorar.

Don Ramón miró el autito rojo con detención. Y de golpe se recordó a sí
mismo, de niño, jugando entre las viejas estanterías, cuando Don Ramón
Padre atendía el almacén junto a Rosa, su esposa, y él era un niño que
soñaba carreteras y montañas bajo los estantes de madera, con un autito
rojo de lata.
Sin decir nada, abrió la bolsa y metió todo en ella. “Vení, acompañame”,
dijo. Cargó la bolsa y le señaló el paso a la mujer. “¿A dónde vamos?”,
preguntó ella. Don Ramón no contestó. Tomó la delantera y caminó por el
pasillo central hacia la entrada.

La mujer lo siguió. Sandoval les salió al paso. “¿Llamo a la policía, don


Ramón?”. “No. Encontró el ticket. Compró en los chinos de a la vuelta”.
“Pero don Ramón...”. “¡A lo tuyo, Sandoval! Todo está en orden, te dije”.
Don Ramón y la mujer salieron a la vereda.

Don Ramón le preguntó: “¿Qué edad tiene tu hijo?”. “Ocho, señor”. “Y


vos, ¿cómo te llamás?”. “Rosa, Rosa Funes, señor”, dijo ella. Y agregó:
“¿Va a llamar a la policía?”.
Don Ramón negó con la cabeza. Tenía los ojos llenos de lágrimas. “Andá
tranquila”, le dijo, y le tendió la bolsa. La mujer la tomó, dijo “gracias” y se
dio media vuelta. Ya se iba cuando él le gritó: “¡Rosa!”. Ella se dio vuelta.
“Sí, señor”. “¡Feliz Navidad!”, dijo él. “¡Feliz Navidad, señor!”.

La mujer se fue apresurada. Don Ramón entró al supermercado. “El día


está más que ganado”, pensó.

Para que quede claro:

Armar las escenas necesarias para trasponer a formato guion, en Celtx,


este pequeño relato.

Usar las pautas expuestas hasta ahora para el formato: Encabezado,


Acción, Diálogos, ¡Sonido!, OFF, Flashback, etc.

Es una trasposición. Lo que el texto no precisa complétenlo ustedes, de


manera que se pueda filmar. Recuerden que nos valemos de acciones,
descripciones y diálogos. El espectador no leerá nuestro texto, sino que
verá la escenificación resultante de nuestro trabajo.

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