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UNIVERSIDAD CENTROCCIDENTAL “LISANDRO ALVARADO”

DECANATO EXPERIMENTAL DE HUMANIDADES Y ARTES

PROGRAMA LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA

Instrumento de Evaluación que mida la

Procrastinación Académica en Estudiantes Universitarios

Autores:

Figueroa, Jaime A. C.I: 29.707.996

Martínez, Alana. C.I: 28.047.613

Méndez, Moiselis. C.I: 26.964.222

Piñero, Sofia. C.I: 28.466.362

Rosado, Fabiana. C.I: 28.066.685

Asignatura: Psicometría II

Barquisimeto, Febrero - 2023


INTRODUCCIÓN

Para el ser humano, una vida llena de responsabilidades y tareas tiende a ser lo
usual, y es tendencia desde que comienza la escolaridad hasta la vejez, este ritmo de vida a
menudo puede representar cierto grado de estrés, o la discontinuidad en este patrón de
comportamiento, deviniendo en un fenómeno conocido como procrastinación.

En este sentido la procrastinación se define, Según Quant y Sánchez (2012), “la


procrastinación es un patrón de comportamiento caracterizado por aplazar voluntariamente
la realización de actividades que deben ser entregadas en un momento establecido” (p.1).
La misma puede presentarse en diversos campos, por ejemplo: en al ámbito laboral, en el
ámbito político, en el ámbito bancario, en el ámbito educativo y otros.

Uno de los aspectos en la vida que se ve afectado por la procrastinación (o también


conocido como dilación de tareas), según Salomón y Rothblum, (1984, citado por Quant,
D. y Sánchez, A., 2012), es el factor académico; de manera principal en la escuela
secundaria y en la universidad. Evidenciar comportamientos relacionados con la
procrastinación se ha considerado como una desventaja, debido a que se ha encontrado que
cuando estos comportamientos se presentan de forma crónica, pueden estar relacionados
con: baja autoestima, déficit en autoconfianza, déficit de auto-control, depresión,
comportamientos de desorganización y en algunos casos perfeccionismo, impulsividad
disfuncional y ansiedad.

Respecto al aplazamiento de las tareas escolares, se puede decir que es un patrón


conductual considerado como especialmente grave por las consecuencias que conlleva para
el estudiante y su entorno académico-familiar, se le considera entonces, según Steel (2007,
citado por Quant, D; y Sánchez, A. 2012) como un “comportamiento disfuncional
caracterizado por evitar; hacer promesas de hacer más tarde; excusar o justificar retrasos y
evitar la culpa cuando el sujeto se encuentra frente a una tarea académica”.

En el siguiente apartado se expondrán los detalles sobre la variable psicológica


“procrastinación académica” abordando sus características y dimensiones, expresadas con
claridad en el cuadro de operacionalización de la variable tomando en consideración a los
sujetos de estudio, que en este caso serán estudiantes universitarios, exponiendo también
los diferentes indicadores que servirán como sustento. Aunado a esta investigación, se
elaborará posteriormente un instrumento que permita medir con validez y confiabilidad la
variable en una muestra tomada de la población seleccionada.
Procrastinación

El término “procrastinación” proviene del verbo latino procrastinare, que significa


‘dejar algo para el día siguiente’. La procrastinación es la tendencia a demorar el inicio o la
finalización de tareas importantes hasta el punto de la incomodidad (Solomon & Rothblum,
1984). Steel y Ferrari (2012), dos autores destacados en este campo, definen la
procrastinación como una insuficiencia en los procesos de autorregulación, que provoca la
demora voluntaria de actividades planificadas, aunque se anticipe una situación peor como
consecuencia de la demora.

Algunas personas tratan de evitar una situación o tarea, en lugar de hacer un esfuerzo
activo para afrontarla, este comportamiento ha sido llamado dilación o procrastinación, por
considerar que se presenta una evitación de tarea o demora voluntaria en el curso de una
acción, aunque las consecuencias puedan ser negativas para la misma persona (Wambach,
Hansen y Brothen, 2001). Este fenómeno se ha desarrollado con una mayor intensidad
durante los tiempos modernos, ahora que vivimos en la era industrializada y vivimos bajo
una constante presión.

La procrastinación también se puede dividir según sus tipos, y el de interés en este caso,
es la procrastinación académica, definida como una demora innecesaria e injustificada de
realizar las tareas relacionadas con los estudios. Según Schouwenburg (2004) existen dos
tipos de procrastinación académica: la esporádica y la crónica. La procrastinación
académica esporádica, también llamada conducta dilatoria, hace referencia a una conducta
puntual y relacionada con actividades académicas concretas debido a carencias en la
gestión del tiempo. En cambio, la procrastinación académica crónica es el hábito
generalizado de demorar la dedicación al estudio.

En estudios clínicos realizados con población norteamericana (Ferrari, Johnson and


McCown, 1995), el 40% de las personas ha experimentado problemas en diferentes
contextos de su vida a causa de la procrastinación y más del 25% sufre de procrastinación
crónica. Este trastorno suele estabilizarse en la edad adulta, pero tiene su inicio en la
adolescencia. Los estudiantes de educación superior son los que más lo padecen, pues
alrededor de un 40% de la población universitaria norteamericana se determina
procrastinadora crónica.

La procrastinación académica es un comportamiento prevalente en la población


universitaria. Se estima que entre el 80% y el 95% de los estudiantes universitarios adopta
conductas dilatorias en algún momento, el 75% se considera a sí mismo procrastinador y el
50% aplaza frecuentemente la dedicación a los estudios (Steel, 2007). Esta serie de datos
genera desasosiego, puesto que se trata de una conducta desadaptativa que puede repercutir
en negativamente en el estudiante universitario, influyendo en su rendimiento académico,
generando malestar emocional, ansiedad, sentimientos de fracaso, entre otros.

En este sentido, cabe destacar la influencia que tiene la procrastinación sobre el


rendimiento académico, sobre todo en el ámbito universitario, dado que los estudiantes
dependerán de su expediente a la hora de acceder a másteres, posgrados e incluso algunos
trabajos. Autores como Moon e Illingworth (2005) han demostrado una correlación
negativa entre el rendimiento académico y la procrastinación. Kim y Seo (2015) mostraron
con sus resultados que la procrastinación explica una parte importante de la varianza de los
resultados académicos en la universidad.

Por las razones antes presentadas, a continuación, se presentan las dimensiones e


indicadores desde los cuales se evaluará en el instrumento a diseñar, la procrastinación
académica en estudiantes universitarios.

DIMENSIÓN EMOCIONAL

Según Garza, E. (2021). La dimensión emocional abarca el sentirse bien con uno
mismo, ser capaz de reconocer, aceptar, entender, regular y compartir constructivamente las
emociones para actuar ante los desafíos de la vida. La dimensión emocional da cuenta del
modo de funcionar del ser humano ante actuaciones o decisiones no explicables con
parámetros de racionalidad; esto se ve afectado bajo la procrastinación debido a que esta es
un problema de regulación de emociones y no de tiempo.

Motivación
La motivación, pues, está constituida por el conjunto de valores que hacen que un
sujeto “se ponga en marcha” para su consecución. La motivación hace que salgamos de la
indiferencia para intentar conseguir el objetivo previsto. (Valdés. 2020). Es decir, la
motivación es una mezcla de elementos internos o externos que establecen una parte de las
acciones de una persona, al igual que es el impulso para satisfacer una meta, un objetivo u
otro.

La procrastinación disminuye la motivación, al postergar constantemente los


quehaceres, luego es difícil encontrar la motivación para iniciar. Esto suscita a una
disminución del entusiasmo y de la productividad. Sin motivación, se dificulta superar las
barreras mentales y encontrar energía para terminar algo. Sentirse desmotivado suele llevar
a la procrastinación, ya que es más sencillo permanecer en la zona de confort. (Caballero.
2014).

Autoestima

La autoestima es la apreciación, discernimiento o juicio positivo o negativo que un


individuo hace de sí mismo en base a la evaluación de sus pensamientos, sentimientos y
experiencias. La manera en que una persona se aprecia está influenciada en la mayoría de
las ocasiones por agentes externos o el contexto en el que se encuentre el individuo, por
ende, puede cambiar en el transcurso del tiempo, (Rodríguez. 2013). La autoestima es un
factor importante para cada ser humano, interviene en como el individuo percibe la realidad
y lo mueve a realizar acciones de una manera.

En este sentido, Sempere (2017), señaló que la autoestima se puede acrecentar o


disminuir a partir de circunstancias emocionales, familiares, sociales, educativas, incluso,
por la procrastinación; esto se debe al sentimiento de culpa que se mancomuna a este hecho
y al miedo que genera en la persona.

Seguridad

Cuando se habla de seguridad dentro del ámbito emocional, esta se refiere a, según
Forman y Davis (2005), como una “sensación de seguridad, bienestar y estabilidad de un
niño dentro de su familia. Esta seguridad se manifiesta a través de la capacidad de los menores
de confiar en los miembros de su familia como fuentes de estabilidad y seguridad.” (p. 148, citado
en Díaz-Rodríguez R. 2020). La seguridad emocional es un componente importante que puede ser
definitorio para la regulación emocional del niño a lo largo de su vida, interfiriendo con el
desarrollo óptimo de las competencias académicas y las relaciones sociales del individuo,
convirtiéndose en un factor de riesgo para conductas desadaptativas como la procrastinación.

Inseguridad

Según Cao (2018), la inseguridad es la sensación que tiene el ser humano cuando
percibe una falta de seguridad referente a algo. La inseguridad es la falta de seguridad y
acarrea cierto evento o elemento que afecta la tranquilidad del individuo y no le permite
relajarse. Cuando se divisa inseguridad se está demostrado que existe algún peligro, riesgo
o daño posible que puede afectar a la persona.

En referencia a la inseguridad emocional, esta se fomenta cuando el niño no


consigue ese ambiente familiar cálido en que es atendido, minando su confianza en la
capacidad familiar para generarle seguridad (Davies y Cummings, 1994, citado en Díaz-
Rodríguez R. 2020) . En el ámbito de la procrastinación, aplazar las actividades, robustece
las creencias negativas sobre sí mismo como incompetente o incapaz, que luego provocará
un círculo vicioso de procrastinación la próxima vez que se enfrente a una tarea similar.

DIMENSIÓN PSICOLÓGICA

Según Quintana, I. (2021), “la dimensión psicológica se centra en la mente, y


recoge la idea de la persona como ser dirigido a metas y dotado de un conjunto de procesos
que le permiten guiar su conducta creativa y armónicamente en el contexto cambiante
donde se dan las diversas situaciones en que participa”. Es así como incluye aspectos
cognitivos que le permiten al sujeto su funcionamiento eficaz en la cotidianidad, por lo que
bajo efectos de la condición de procrastinación, podría verse afectada en la resolución de
conflictos, comprensión y otros aspectos.

Resolución de problemas
Lo que se conoce como resolución de problemas, evaluado desde un punto de vista
psicológico, se puede conocer, según D’Zurilla y Nezu (2007), como “un proceso
cognitivo-afectivo conductual mediante el cual una persona intenta identificar o descubrir
una respuesta de afrontamiento eficaz para un problema particular” p. 2, como se citó en
Bados y García Grau, 2014).

La resolución de problemas tiene una gran implicancia cuando hablamos de


procrastinación, puesto que esta busca reconocer y encontrar las estrategias necesarias para
resolver situaciones dadas por conductas desadaptativas, y con ello obtener herramientas
para tratarlas en el futuro (D’ Zurilla 1993, citado en Bados y García Grau, 2014). Mediante
un adecuado y óptimo uso de la resolución de problemas, se podrían desarrollar estrategias
que permitan una corrección para conductas desadaptativas, como la procrastinación.

Bienestar psicológico

Se puede considerar que el bienestar psicológico es un constructo que expresa el


sentir positivo y el pensar constructivo del ser humano acerca de sí mismo, que se define
por su naturaleza subjetiva vivencial y que se relaciona estrechamente con aspectos
particulares del funcionamiento físico, psíquico y social (García, C. y Gonzáles, I. 2000).
Según Ryff y Keyes (1995), el bienestar psicológico se define como un esfuerzo para que el
ser humano se perfeccione y cumpla con su potencial, lo cual tiene que ver con tener un
propósito de vida que ayude a darle significado. Esto implica asumir retos y realizar
esfuerzos para superarlos y así alcanzar las metas propuestas.

Según estudios consultados, la procrastinación influye en el bienestar psicológico,


causando un desequilibrio, observando que los estudiantes menos procrastinadores tienden
a tener mayor bienestar psicológico que los más procrastinadores.

Fatiga

El término «fatiga» se utiliza para referirse a la sensación de cansancio tras un


esfuerzo, que puede ser de diversa naturaleza y genera desmotivación para la continuación
de ese esfuerzo, ya sea este intelectual, laboral o deportivo.
Cardona (2015) reporta que la conducta procrastinadora se correlaciona de manera
significativa con algunos síntomas físicos, psicológicos y comportamentales del estrés
académico, como lo serían la fatiga, el dolor de cabeza, la somnolencia, sentimientos de
depresión y tristeza, los problemas de concentración e irritabilidad. (citado por Barraza, A.
y Barraza, S., 2020).

Estrés académico

A modo de clarificar el marco conceptual, referente a este indicador, se hace


referencia a un modelo conceptual formulado por Barraza (2006), quien define al estrés
académico desde una perspectiva procesual y un enfoque sistémico. Bajo esta
conceptualización, el proceso de estrés académico se desarrolla en tres etapas:

A. Input: al alumno se le exige o demandan ciertos cursos de acción relacionados con


su desempeño en el entorno escolar; a partir de estas demandas el alumno valora los
recursos que tiene para enfrentarlas con éxito, y en caso de no tener los recursos
necesarios o suficientes, el alumno considera estas demandas como estresores.
B. Estresores: estas fuentes de estrés provocan un desequilibrio sistémico en el
alumno; este desequilibrio se exterioriza vía una serie de síntomas de orden
psicológico, físico o comportamental.
C. Output: una vez que se presenta ese tipo de reacciones el alumno, consciente de su
estrés, empieza a realizar una serie de acciones que tienen por objetivo afrontar su
estrés y, por ende, recuperar su equilibrio perdido.

Con base en este modelo se pueden reconocer tres componentes sistémicos


procesuales del estrés: los estresores o fuentes de estrés, los síntomas o reacciones al estrés
y las estrategias de afrontamiento.
OPERACIONALIZACIÓN DE LA VARIABLE

VARIABLE DIMENSIÓN INDICADORES

Procrastinación Emocional ● Motivación


● Seguridad
● Inseguridad
● Autoestima

Psicológico ● Resolución de
Problemas
● Bienestar
psicológico
● Fatiga
● Estrés académico
CONCLUSIÓN

Este tema ha resaltado en las últimas décadas y se ha abierto camino en la


cotidianidad de estudiantes de secundaria y universidad, al mismo tiempo se han publicado
distintos estudios descriptivos sobre la relación entre la procrastinación con otras variables,
demostrando correlaciones con variables como la autoeficacia, el miedo al fracaso, la
aversión a la tarea, la falta de autorregulación o la conducta deshonesta en el aula.

En este sentido, la procrastinación tiene una influencia sobre el rendimiento


académico, sobre todo en el ámbito universitario, dado que los estudiantes dependen de su
expediente a la hora de acceder a especializaciones, posgrados e incluso algunos trabajos.
Afectando también su bienestar psicológico y estabilidad emocional, vitales para
mantenerse equilibrado como estudiante universitario durante su experiencia y etapa.

Se puede pensar que las conductas dilatorias están relacionadas con una falta de
propósitos o motivación, pero la mayoría de investigadores creen que la postergación no es
intencional. En concreto, se ha demostrado que los alumnos procrastinan menos cuando
manifiestan la intención decidida de acabar una tarea escolar, cuando presentan un nivel
más alto de consciencia como rasgo de personalidad y también cuando tienen el hábito de
pensar con más cuidado sobre lo que están haciendo.

Para finalizar, con dicho estudio, se pretende ahondar en las dimensiones e


indicadores que puede presentar la procrastinación, para diseñar un instrumento que
permita la medición de la misma en el ámbito universitario.
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