Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
net/publication/337570594
CITATIONS READS
0 6,266
1 author:
Azucena Guzmán
University of Guadalajara
7 PUBLICATIONS 0 CITATIONS
SEE PROFILE
All content following this page was uploaded by Azucena Guzmán on 27 November 2019.
PROCRASTINACIÓN ACADÉMICA:
¿UNA CONSECUENCIA EMOCIONAL DE LA EVALUACIÓN?1
María Azucena Ocampo Guzmán2
Resumen
La elevada prevalencia de la procrastinación académica continúa siendo un problema persistente
entre los estudiantes universitarios, por lo que la indagación en torno a las causas que le preceden
retoma especial interés. Diversos estudios sugieren que los estudiantes que llevan a cabo conductas
de procrastinación suelen vivir las situaciones evaluativas como circunstancias de amenaza,
generándoles emociones de ansiedad, vergüenza y enfado. Con base en los fundamentos del
Modelo ABC, el modelo de la percepción de Bruner y la teoría del valor-control de las emociones
de logro, la presente investigación se propone analizar la interacción existente entre las
percepciones de la evaluación del aprendizaje, las emociones de logro y las conductas de
procrastinación, a través de un diseño secuencial bifásico de métodos mixtos combinatorios, con
un alcance descriptivo-correlacional. El estudio se plantea como una propuesta en estado de
desarrollo.
Palabras clave: procrastinación académica; emociones de logro; percepciones de la evaluación.
1
El presente manuscrito se deriva de los primeros planteamientos de la investigación en curso titulada “Implicaciones
de las percepciones de la evaluación del aprendizaje y las emociones de logro en la manifestación de conductas de
procrastinación académica en estudiantes universitarios”, desarrollada para la obtención del grado de maestría en
investigación educativa, dentro de la línea de investigación “Procesos educativos”.
2
Licenciada en Pedagogía por la Universidad de Colima y actualmente estudiante de la Maestría en Investigación
Educativa en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Jalisco,
México. Contacto: marizuoc@gmail.com.
2
Introducción
Diversas evidencias históricas que se remontan a más de tres milenios antes de la era cristiana,
En su acepción más común, y desde sus raíces semánticas, la procrastinación hace referencia a
compromiso y/o tarea, hasta una fecha muy cercana al vencimiento del plazo disponible para
culminarlo, haciendo evidente una falta de diligencia ya sea para empezar, desarrollar o finalizar
decisiones que deben ser completadas -además de darse sin alguna razón aceptable- implica el
gasto de ese tiempo en actividades ajenas, generalmente recreativas, que nada tienen que ver y no
“en tanto esta consiste en aplazar una tarea con el fin de darle prioridad a otra más productiva en
ese momento y que no constituye un perjuicio para la persona” (Ugurlu, 2013, p. 256).
La procrastinación es un fenómeno que afecta ámbitos muy distintos, como el laboral, el cuidado
2012); empero, al ser un evento recurrente entre los estudiantes (Senécal, Koestner y Vallerand,
1995), uno en el que ha despertado un mayor interés de conocimiento es el ámbito académico, por
procrastinación académica.
estudio (Contreras-Pulache et al, 2011) o morosidad académica (González et al., 2006), es asumida
dentro del contexto académico (Jiao et al., 2011) y puede ser definida como el postergamiento en
la elaboración de cualquier tarea académica o logro educativo -tal como escribir un ensayo, estudiar
para un examen, finalizar un proyecto o hacer una lectura (Solomon y Rothblum, 1984)- para
terminarlo dentro del tiempo esperado (Jiao et al., 2011) y en vez de ello gastar el tiempo en
actividades de poca relevancia al objetivo formativo, como socializar con amigos o ver televisión
(Asikhia, 2010).
La postergación ocasional es bastante común y aceptable, sin embargo, diversos estudios informan
la población estudiantil en sus distintos niveles, especialmente en el universitario (Jiao et al., 2011).
mientras que indagaciones realizadas dentro del contexto mexicano, han estimado una prevalencia
Entre las consecuencias fisiológicas, estudios reportan que el estudiante puede incrementar los
estado elevado de inquietud, cambios bruscos de ánimo y/o humor (Cardona, 2015).
(Yarlequé et al., 2016), llevándolos a experimentar altos niveles de ansiedad (Lay et al., 1986),
estrés (Lay, 1986), desesperación (Rabin, Fogel, y Nutter-Upham, 2011), sentimientos de culpa
(Rothblum, Solomon y Murakami, 1986), abatimiento (Tice y Baumeister, 1997), irritación (Rabin,
De forma paralela, dado el tipo de contexto en el que se desarrolla y las tareas sobre las que se
Por todo ello, otra cantidad relevante de investigaciones han nacido del deseo de disminuir y/o
controlar dicha conducta en los estudiantes, a través de la búsqueda de estrategias efectivas. Desde
al tratamiento sintomático de la conducta (Schouwenburg, 1995), por lo que las técnicas sugeridas
(Rothblum, Solomon y Murakami, 1986, p. 394; Furlán, 2013, p. 82) y el diseño y la aplicación de
Sin embargo, aunque la mayor parte de estas intervenciones parecen resultar medianamente
Ayala, 2013; Kim y Seo, 2015) a través del desarrollo de diversas investigaciones dirigidas a
identificar, comprobar o refutar algunas de las posibles causas que motivan el fenómeno de la
procrastinación académica, así como el discernimiento de sus posibles predictores (Steel, Brothen
En aras de contribuir con dicha tarea, se llevó a cabo una amplia revisión de la literatura existente
Por tanto, el presente escrito tiene como propósito explicar el planteamiento de dicho hallazgo
teórico con base en las principales observaciones reportadas dentro de las diversas investigaciones
sobre estas variables, a través de un aparato teórico de análisis compuesto por tres niveles: 1)
logro, describe las emociones de logro experimentadas por los estudiantes, para finalizar con la
descripción de las preguntas, los objetivos y las hipótesis que dirigirán el resto de la pesquisa.
La procrastinación es una conducta compleja en cuanto a las causas que le provocan. Los estudios
comprender la influencia que los rasgos personales y otro tipo de contingencias (sociales y
(Jiao et al., 2011, p. 121; Asikhia, 2010, p. 206; Álvarez, 2010, p. 162; Ugurlu, 2013, p. 257).
Las diversas motivaciones han sido propuestas desde diferentes enfoques teóricos, entre ellos el
Modelo ABC, propuesto por Albert Ellis, derivado de los principios de la Terapia Racional
Emotivo Conductual (TREC). De acuerdo con este modelo, la procrastinación (C) es una reacción,
no a la tarea académica en sí (A), sino a las creencias (B) que el estudiante tiene sobre ellas (Ellis,
2003).
En concordancia a ello, las investigaciones arrojan que los factores etiológicos presentes en los dos
Así, en el caso de los procrastinadores activos, el valor de la tarea puede explicarse como aburrida
o impuesta. Traducida como una actividad aburrida, la tarea promueve en los estudiantes una
sensación de apatía y desinterés, por lo que, para motivarse (por ejemplo, trabajar bajo presión),
3
Los procrastinadores activos son aquellos que efectúan la conducta de procrastinación como una herramienta
estratégica y voluntaria; por su parte, los pasivos recurren a ella como una conducta de evitación desadaptativa que
suele salirse de su control (C. f. Chu y Choi, 2005, p. 247).
7
deciden derogarla (Cao, 2012) o si es concebida como una acción impuesta, el estudiante molesto
puede postergar la realización de la tarea como una forma de huir del control (Coote, 1987), dado
que los procrastinadores activos suelen presentar niveles elevados de autoeficacia, tienen la
El caso de los procrastinadores pasivos resulta más complejo pues ellos pueden valorar la tarea
como difícil, aburrida o desagradable y de alta implicación de esfuerzo (Lay, 1990; Jiao et al.,
2011).
Dado que, por su parte, los procrastinadores pasivos suelen poseer un bajo nivel de autoeficacia,
de acuerdo con Ferrari, Parker y Ware (1992), cuando la actividad es visualizada como difícil, el
emoción, decide evitar aquello que le hace sentir dicho malestar. Si en suma a ello, el estudiante
evitación se incrementa.
De forma diferente, si la tarea es concebida como aburrida o desagradable, esto les generará un
sentimiento de malestar, lo que, aunado a una debilidad personal por la obtención de satisfacciones
inmediatas, así como una tendencia de evitación ante lo molesto, incitará una conducta de
procrastinación, pues como lo encontraron Shu y Gneezy (2010), la postergación de las tareas no
está limitado a la aversión de la tarea, sino a los beneficios positivos inmediatos más atractivos que
En caso de que la tarea sea percibida como una actividad que implica una inversión importante de
En este sentido, tal como lo explica el Modelo ABC, es posible visualizar que las percepciones (B)
de la tarea (A) y la capacidad personal (B) concebidas por el estudiante lo dispondrán en un estado
emocional ya sea positivo o negativo, que lo pueda inducir a reaccionar con la postergación (C).
general, cuando ambas percepciones juzgan a una tarea como aburrida, impuesta, difícil o
cognitiva de Bruner
La dinámica escolar engloba todo el conjunto de actividades, disposiciones y roles que asumen
dentro de esta cultura los docentes, alumnos y administrativos que participan del ejercicio
institucional, así como los plazos, los horarios, la asignación de tareas, exámenes, pero sobre todo,
el sistema de evaluación.
Estudios como el de Solomon y Rothblum (1984), en su propósito de definir qué tipo de actividad
académica es la que promueve mayores niveles de procrastinación, han conseguido señalar que las
tareas escolares en las que los estudiantes especialmente procrastinan son la redacción de ensayos,
Tabla 1
Nota: Elaboración propia a partir de Uzun, Demir y Ferrari, 2009, p. 251; Solomon y Rothblum, 1984, p. 505; Beswick y Rothblum,
1988, p. 212; Prohaska, Morrill, Atiles y Pérez, 2000, p. 131.
Con base en estos datos, es posible observar que las tareas que promueven mayormente la
procrastinación son aquellas que de alguna manera afectan directamente sobre el rendimiento
escolar del estudiante, es decir, en la calificación, aspecto que a su vez se observa inminentemente
evaluación se encierra en la figura del examen, es menester reconocer que la elaboración de ensayos
y las lecturas semanales constituyen otras herramientas utilizadas para la evaluación del
aprendizaje.
Considerando que desde el Nivel 1 se mencionó que una de las características constitutivas del
las percepciones existentes con respecto a la evaluación parecen confirmar dicha situación.
Los primeros paradigmas educativos se centraron en una evaluación dirigida a la medición del
logro de los aprendizajes obtenidos por los estudiantes, en función de objetivos preestablecidos,
otorgando sólo valoraciones cuantitativas (percepción como proceso de emisión de juicios); sin
de los estudiantes y realizar, con base en ello, mejoras en el ejercicio formativo a fin de optimizar
Luna-Cabrera, 2016).
Empero, en acuerdo con varios autores, las concepciones de la evaluación parecen avanzar
únicamente en la dimensión teórica (López y Palacios, 2012), pues a pesar de la vasta variedad de
Desde el modelo cognitivo de la percepción propuesto por Bruner, las percepciones, en este caso
De este modo, la evaluación como un sistema de aprobación y acreditación tiende a generar una
percepción negativa del proceso, por parte de los estudiantes, quienes han señalado en diversos
estudios que una evaluación tradicional (percepción como proceso de juicio) al verse reducido a
por el docente (Martínez, Castejón y Santos: 2012; Ricoy y Fernández-Rodríguez, 2013; Porto,
2007; Yildirim, 2004; Gil-Flores, 2012; López y Palacios, 2012), se implica como una amenaza
social (c.f. Bui, 2007) o una oportunidad de daño (c.f. Lay, Edwards y Parker, 1989).
Pero, ¿qué importancia juega el tipo de percepción implícita en las tareas académicas? La respuesta
Nivel 3: Las emociones de logro ante la evaluación del aprendizaje desde la teoría del valor-
control
Desde la teoría del valor-control de las emociones de logro, estas últimas se definen como aquellas
emociones derivadas de una actividad que es evaluada por el sujeto en función del control que tiene
sobre la tarea y su valor (elementos muy similares al valor de la tarea y la autoeficacia) (Pekrun,
2000).
En este sentido, una percepción de la evaluación como juicio, al ser percibida como impuesta
provocará una valoración baja de control y al verse reducida a una tarea de examinación incitará
poca motivación intrínseca generando una disminución de las emociones positivas (disfrute,
(Alcalá, García y Pueyo, 2015), aprehensión (Bui, 2007) y pesimismo (Lay, 1992), entre otras. Lo
interesante, es que estas emociones coinciden con las principales emociones de logro participantes
correlaciones positivas entre las conductas de postergación con el enfado (Tice y Bratslavsky,
2000), la ansiedad [.30 p <.001] (Stöber y Joormann, 2001), la vergüenza [.20 p <.001] y la
Con base en lo anterior, resulta plausible inferir que el tipo de percepciones de la evaluación del
estados emocionales que, pueden propiciar con mayor o menor probabilidad una conducta de
procrastinación.
(2013), quienes además de comprobar que los estudiantes atribuyen emociones negativas a la
evaluación percibida como una examinación, reportaron que la mayor parte del alumnado indicó
como parte de sus métodos de preparación, invertir poco tiempo al estudio de sus exámenes y
derogar su preparación a última hora, pues al plantearse como principal objetivo solamente la
lo que coincide con lo encontrado por Sommer (1986), quien identificó que los estudiantes que
13
recurren al cramming lo hacen principalmente en cursos que contienen una gran cantidad de
Ante el planteamiento realizado, resulta interesante verificar ¿de qué manera participan las
participación de las percepciones de la evaluación del aprendizaje y las emociones de logro ante la
mixtos combinatorios, en el que a través de una primera etapa cuantitativa y una segunda etapa
H1 Ante una percepción de la evaluación del aprendizaje como emisión de juicios (vs proceso de
Con base en los hallazgos de Ricoy y Fernández-Rodríguez (2013), Yildirim (2004), Bui (2007),
entre otros, parece que la percepción de la evaluación como juicio, promueve en los estudiantes
H2 Ante emociones de logro negativas (vs emociones de logro positivas), los estudiantes
forma positiva con el enfado (Tice y Bratslavsky, 2000), la ansiedad [.30 p <.001] (Stöber y
Joormann, 2001), la vergüenza [.20 p <.001] y la desesperanza [.312 p <.001] (Cardona, 2015) y
de forma negativa con el disfrute [-.05] (Dunn, 2014), la confianza [-.50] (Triphathi et al., 2015)
H3 Ante una percepción de la evaluación del aprendizaje como emisión de juicios (vs proceso de
Hasta el momento, el estudio realizado por Ricoy y Fernández-Rodríguez, (2013) reportó que los
A modo de conclusión
interesante entre las percepciones de la evaluación del aprendizaje y las emociones de logro que
experimentan los estudiantes en la dinámica escolar cotidiana. Desde el Modelo ABC, propuesto
por Ellis, en complementación con la teoría cognitiva de la percepción de Bruner y la teoría del
valor-control de las emociones de logro, la interacción entre la triada de variables parece tomar
continuar indagando en su interacción a través de una acción empírica, por lo que se continuará
Referencias
Alba-Leonel, A., Hernández, J., Papaqui, J., Pérez, S. y Roa, R. (2014). Procrastinación en
salud en estudiantes universitarios del área de la salud. V Congreso Nacional de
Tecnología Aplicada a Ciencias de La Salud. Recuperado de http://www-
optica.inaoep.mx/tecnologia_salud/2014/1/memorias/Resumenes/MyT2014_93_E.pdf
Alcalá, D., García, V. y Pueyo, Á. (2015). Percepciones del alumnado sobre la evaluación
formativa: Contraste de grupos de inicio y final de carrera. Revista de Docencia
Universitaria, 13(3), 13–32. Recuperado de
http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=a9h&AN=112235690&lang=es&
site=ehost-live
Alexander, E. y Onwuegbuzie, A. (2007). Academic procrastination and the role of hope as a
coping strategy. Personality and Individual Differences, 42(7), 1301–1310. DOI:
10.1016/j.paid.2006.10.008
Álvarez, O. (2010). Procrastinación general y académica en una muestra de estudiantes de
secundaria de Lima metropolitana. Persona: Revista de la Facultad de Psicología, 1(13),
159-177. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3646976
Angarita, L. (2012). Aproximación a un concepto actualizado de la procrastinación. Revista
Iberoamericana de Psicología: Ciencia y Tecnología, 5(2), 85-94. Recuperado de
http://revistas.iberoamericana.edu.co/index.php/ripsicologia/article/view/249
Angarita, L. (2014). Algunas relaciones entre la procrastinación y los procesos básicos de
motivación y memoria. Revista Iberoamericana de Psicología: Ciencia Y Tecnología, 7(1),
91–101. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4905116
Asikhia, O. (2010). Academic Procrastination in Mathematics: Causes, Dangers and
Implications of Counselling for Effective Learning. Canadian Center of Science and
Education, 3(3), 205-210. Recuperado de
http://connection.ebscohost.com/c/articles/52739832/academic-procrastination-
mathematics-causes-dangers-implications-counselling-effective-learning
Beswick, G. Rothblum, E. y Mann, L. (1988). Psycological Antecedents of Student
Procrastination. Australian Psychologist, 23(2), 207–217. Recuperado de
https://www.researchgate.net/publication/227768228_Psychological_antecedents_of_stud
ent_procrastination
Bruner, J. y Goodman, C. (1947). Value and need as organizing factors in perception. Journal
of Abnormal Psychology, 42(1), (33-44). Recuperado de
http://www.indiana.edu/~abcwest/pmwiki/CAFE/Bruner%20and%20Goodman.pdf
Bui, N. (2007). Effect of evaluation threat on procrastination behavior. The Journal of Social
Psychology, 147(3), 197–209. DOI: 10.3200/SOCP.147.3.197-209
16
http://dialnet.unirioja.es.biblioremot.uvic.cat/servlet/articulo?codigo=4614600yinfo=resu
menyidioma=SPA
Natividad, L. (2014). Análisis de la procrastinación en estudiantes universitarios. (Tesis
doctoral de Universitat de València). Recuperado de
http://roderic.uv.es/bitstream/handle/10550/37168/Tesis Luis A.
Natividad.pdf?sequence=1
Neenan, M. (2008). Tackling procrastination: An REBT perspective for coaches. Journal of
Rational Emotive and Cognitive Behavior Therapy, 26(1), 53–62. DOI: 10.1007/s10942-
007-0074-1
Ossebaard, M., Oost, H., Heuvel, S. y Ossebaard, C. (2006). The effect of a positive
psychological intervention on academic procrastination, 1–36 (Impreso).
Pegalajar, C. (2016). Percepciones Del Alumnado De Posgrado Acerca De La Metodología
Docente Y Evaluativa. Profesorado. Revista de Currículum Y Formación de Profesorado,
20(2), 98-119. Recuperado de
http://recyt.fecyt.es/index.php/profesorado/article/view/52093
Pekrun, R. (2000) A Social-Cognitive, Control-Value Theory of Achievement Emotions. En
Heckhausen, J. (Ed.), Motivational Psychology of Human Development (pp. 143-163).
Elsevier Science B. V.
Porto, M. (2007). Evaluación de estudiantes en la universidad de Santiago de Compostela:
percepciones de los propios alumnos, Revista de Docencia Universitaria, (3), 1–22.
Recuperado de http://revistas.um.es/redu/article/view/70031/67501
Prohaska, V., Morrill, P., Atiles, I., y Perez, A. (2000). Academic Procrastination by
Nontraditional Students. Journal of Social Behavior and Personality, 15(5). Recuperado de
http://www.academia.edu/481703/Academic_procrastination_by_nontraditional_students
Rabin, L., Fogel, J. y Nutter-Upham, K. (2011). Academic procrastination in college students:
the role of self-reported executive function. Journal of Clinical and Experimental
Neuropsychology, 33(3), 344–357. DOI: 10.1080/13803395.2010.518597
Ricoy, M. y Fernández-Rodríguez, J. (2013). La percepción que tienen los estudiantes
universitarios sobre la evaluación: un estudio de caso. Educación XX1, 16(2), 321–342.
DOI: 10.5944/educxx1.16.2.2645
Rodríguez-Espinoza, H., Restrepo-Betancur, L. y Luna-Cabrera, G. (2016). Percepción del
estudiantado sobre la evaluación del aprendizaje en la educación superior. Revista
Electrónica Educare, 20(3), 1–17. DOI: 10.15359/ree.20-3.18
Rothblum, E., Solomon, L. y Murakami, J. (1986). Affective, Cognitive, and Behavioral
Differences Between High and Low Procrastinators. Journal of Counseling Psychology,
33(4), 387–394. Recuperado de
19
https://www.researchgate.net/publication/232596718_Affective_Cognitive_and_Behavior
al_Differences_Between_High_and_Low_Procrastinators
Schouwenburg, H. (1995). Academic Procrastination Theoretical Notions, Measurement, and
Research. Procrastination and Task Avoidance, 71–96. DOI: 10.1007/978-1-4899-0227-
6_4
Schouwenburg, H. y Lay, C. (1995). Trait procrastination and the Big-five factors of personality.
Personality and Individual Differences, 18(4), 481–490. DOI: 10.1016/0191-
8869(94)00176-S
Senécal, C., Koestner, R. y Robert, J. (1995). The Journal of Social Self-Regulation and
Academic Procrastination. The Journal of Social Psychology, 135(5), 607-619.
DOI:10.1080/00224545.1995.9712234
Shu, S. y Gneezy, A. (2010). Procrastination of Enjoyable Experiences. Journal of Marketing
Research, 47(5), 933-944). Recuperado de
http://journals.ama.org/doi/abs/10.1509/jmkr.47.5.933?code=amma-
site&journalCode=jmkr
Solomon, L. y Rothblum, E. (1984). Academic Procrastination: Frequency and Cognitive-
Behavioral Correlates. Journal of Counseling Psychology, 31(4), 503–509. Recuperado de
http://rothblum.sdsu.edu/doc_pdf/procrastination/AcademicProcrastinationFrequency.pdf
Steel, P. (2007). The nature of procrastination: a meta-analytic and theoretical review of
quintessential self-regulatory failure. Psychological Bulletin, 133(1), 65–94. DOI:
10.1037/0033-2909.133.1.65
Steel, P., Brothen, T. y Wambach, C. (2001), Procrastination and personality, performance, and
mood. Personality and Individual Differences, 1(30), 95-106. Recuperado de
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0191886900000131
Stöber, J. y Joormann, J. (2001). Worry, Procrastination, and Perfectionism: Differentiating
Amount of Worry, Pathological Worry, Anxiety, and Depression, Cognitive Therapy and
Research, 25(1), 49-60, Recuperado de
https://link.springer.com/article/10.1023/A%3A1026474715384
Tice, D. y Baumeister, R. (1997). Longitudinal Study of procrastination, performance, stress,
and health: The costs and benefits of dawdling. Psychological Science, 8(6), 454–458. DOI:
10.1111/j.1467-9280.1997.tb00460.x
Tice, D. y Bratslavsky, E. (2000). Giving in to Feel Good: The Place of Emotion Regulation in
the Context of General Self-Control. Psychological Inquiry, 11(3), 149-159. Recuperado
de https://www.jstor.org/stable/1449793
Tuckman, B. W. (1996). Using Spotquizzes as an Incentive to Motivate Procrastinators to Study.
The Journal of Experimental Education. 66(2), 14. Recuperado de
http://www.jstor.org/stable/20152552
20