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3.1.3.

Vida sexual

La adolescencia es una etapa de la vida durante la cual se desarrolla la identidad


sexual. En este período muchas adolescentes inician su actividad sexual. Por ello,
es de vital importancia entregarles consejería, que debe considerar prevención de
embarazo e infecciones de transmisión sexual, prevención de conductas de riesgo
y favorecer la adquisición de conductas protectoras. El objetivo del presente
artículo es entregar una propuesta de consejería integral enfocada en
adolescentes. Está dirigido a los profesionales de la salud que tienen el enorme
desafío y la responsabilidad de prevenir el embarazo no planificado y las
infecciones de transmisión sexual; y apoyar a los adolescentes en el desarrollo de
una sexualidad sana.

La expresión de la conducta sexual en la adolescencia estará determinada por una


serie de aspectos que trascienden la dimensión reproductiva, la cual no puede
separarse de su comportamiento total como ser humano, de su manera y
posibilidad de vivir y de las influencias que tienen el ámbito social en su
experiencia de vida (Monge, 1991).

Asimismo, la familia ejerce una influencia decisiva en las conductas sexuales


presentadas por los jóvenes. Ellos son producto de los múltiples cambios a los que
se ven expuestos, sienten deseos de explorar situaciones nuevas como lo son las
relaciones sexuales.

La educación sexual integral permite a las y los jóvenes proteger y promover su


salud, su bienestar y su dignidad al ofrecerles las herramientas necesarias en
materia de conocimientos, actitudes y habilidades. La educación sexual integral es
condición previa para ejercer plena autonomía corporal, lo que exige no sólo el
derecho de tomar decisiones sobre el propio cuerpo, sino también la información
para tomar estas decisiones de manera sensata. Debido a que tienen como
fundamento los principios de derechos humanos, los programas de educación
sexual integral ayudan a fomentar la igualdad de género y los derechos y el
empoderamiento de las y los jóvenes.
Las infecciones de transmisión sexual (ETS) o infecciones de transmisión sexual
(ITS) son causadas por bacterias, virus y parásitos que se transmiten de persona
a persona, generalmente durante el sexo vaginal, oral o anal. Algunas ETS se
transmiten por contacto de piel a piel. Sin tratamiento, algunas ETS pueden causar
problemas de salud a largo plazo. Hay más de 20 tipos de ETS, incluyendo:
Clamidia, Herpes genital, Gonorrea, VIH, Virus del papiloma humano (VPH),
Ladilla, Sífilis, Tricomoniasis

Las ETS no siempre causan síntomas. Por lo tanto, es posible tener una infección
sin saberlo y luego transmitirla a otra persona. La única forma de saber con
certeza si tienes una ETS es hacerse la prueba.

¿Cómo puedo reducir mi riesgo de contraer una enfermedad de transmisión


sexual?

La forma más confiable de evitar infecciones es no tener relaciones sexuales


vaginales, orales o anales. Decir "no" al sexo puede ser la mejor opción para
muchos adolescentes.

Si decides tener relaciones sexuales, "sexo seguro" reducirá tus probabilidades de


contraer una ETS. Esto incluye:

 Hablar con tu pareja sobre la prevención de enfermedades de transmisión


sexual y hacerse la prueba antes de tener relaciones sexuales
 Recibir la vacuna contra el VPH
 Usar condones correctamente cada vez que tenga relaciones sexuales
vaginales, orales o anales
 Tener relaciones sexuales con una sola persona que tiene relaciones
sexuales solo contigo.
 No mezclar alcohol o drogas con el sexo
¿Cómo puedo reducir las posibilidades de embarazo?

La única forma segura de evitar el embarazo es no tener relaciones sexuales


vaginales.

Si decides tener relaciones sexuales vaginales, los métodos anticonceptivos


pueden ayudar a prevenir el embarazo. Hay muchos tipos de anticonceptivos que
funcionan de diferentes maneras. Tu profesional de la salud puede ayudarte a
elegir el mejor método anticonceptivo para ti.

Los condones son el único método anticonceptivo que protege contra las ETS.
Pero los condones por sí solos no son el método anticonceptivo más eficaz. Es
más seguro usar condones con otro método anticonceptivo para prevenir tanto las
ETS como el embarazo.

3.1.5. Violencia

La violencia es la expresión de un comportamiento intencionado por parte de


una o varias personas que provoca, o puede provocar, daños físicos o
psicológicos sobre otras. Se manifiesta mediante actos agresivos, injustificados,
ilegítimos o ilegales, que se distinguen por su malignidad y tendencia ofensiva
contra la integridad física, psíquica o moral de otras personas. Existen varios
tipos de violencia, incluyendo el abuso físico, el abuso psíquico y el abuso
sexual.

La violencia juvenil es el uso intencional de la fuerza o el poder para amenazar o


dañar a otros, física, emocional o sexualmente, por parte de jóvenes de 10 a 29
años.

La prevención de la violencia juvenil requiere un enfoque integral que aborde los


determinantes sociales de la violencia, como la desigualdad de género y social, el
rápido cambio demográfico y social y los bajos niveles de protección social y de
inclusión social.
El sector de la salud tiene un papel fundamental, aunque no es el único sector que
debe intervenir. Existen oportunidades para intervenir temprano y así reducir la
carga de violencia juvenil y los homicidios en jóvenes en la Región de las
Américas; por ejemplo, integrar la prevención de la violencia en esfuerzos más
amplios para mejorar la salud y la resiliencia de niños y adolescentes”.

Estadísticamente, la violencia juvenil tiene una mayor incidencia entre chicos de


sexo masculino, de clase media, con problemas familiares, de sociedades
desarrolladas y prósperas y cuya edad oscila entre los 14 y los 18 años.

¿Cuál es el perfil de un joven violento?

Los rasgos de personalidad que suelen estar presentes en un joven que ejerce
la violencia son:

 Posee una elevada tendencia a la agresividad, fuerte impulsividad,


hiperactividad, escasa capacidad para la reflexión y falta de control sobre
la ira.
 Ha conseguido una escasa socialización desde la infancia, con pocos
amigos y grandes dificultades para mantenerlos.
 Busca el placer y la satisfacción inmediata de sus necesidades y deseos.
 Muestra frialdad, poca empatía, con dificultades para identificar las
propias emociones y las ajenas.
 Suele expresar una actitud defensiva, desafiante, percibiendo en las
demás señales de amenaza y agresión, y malinterpretando las
intenciones que éstos puedan tener.
 Se cree autosuficiente, pero a la vez utiliza y manipula con frecuencia a
sus familiares para conseguir sus propósitos de inmediato.
 Tiene un bajo sentimiento de culpabilidad sobre los actos
violentos realizados e intenta justificarlos. Desprecia los derechos de los
demás.
 Posee una baja tolerancia a la frustración.
 Tiene una gran incapacidad para aceptar normas o límites de los entornos
familiares, escolares y sociales en general.
 Carece de capacidades para negociar, pactar o ceder.
 Posee unas habilidades sociales poco desarrolladas, con altas
dificultades para la adecuada resolución de los conflictos que se le
presentan.
 Muestra una clara tendencia a afrontar los problemas mediante la fuerza
y la imposición.

¿Cómo prevenir la violencia juvenil?

La prevención de la violencia es responsabilidad de todos: padres, familiares,


educadores, psicólogos, pedagogos, sociólogos, políticos, medios de
comunicación, etc. De todas formas, es a la vez muy importante tener en cuenta
que el principal factor protector de la violencia es el familiar y el escolar, y es
imprescindible trabajarlo desde la infancia.

Los padres deben ejercer una autoridad desde el afecto y el amor,


estableciendo límites y normas constantes y coherentes. Es fundamental, a la
vez, transmitir y practicar valores como la solidaridad, la tolerancia, la
responsabilidad, la motivación y valoración del esfuerzo, la cooperación, el
respeto por los demás, la igualdad sexual y la pluralidad cultural. Dedicar tiempo
a los hijos, reforzarles las actitudes deseables, valorarlos, enseñarles a manejar
la frustración, identificar problemas puntuales que éstos puedan tener y
acompañarlos en la resolución adecuada son pautas recomendables que los
progenitores deberían llevar a cabo para prevenir el surgimiento de violencia
dentro del núcleo familiar.

Desde la escuela, es también importante hacer un trabajo de prevención de la


violencia, coordinado con las familias, para la enseñanza de los mencionados
valores y el desarrollo de las habilidades necesarias.

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