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¿QUÉ ES EL CONSTRUCTIVISMO?

El constructivismo engloba diversas ideas en la teoría del aprendizaje que concuerdan


en que las personas deben formar (o construir) su comprensión a partir de sus
experiencias previas, su interacción personal con objetos e ideas, así como con otros
individuos. Es importante tener precaución al utilizar el término "constructivismo", ya
que de acuerdo con Woolfolk (2011) y Matthews (1998), éste tiene múltiples
significados.

El constructivismo como enfoque en la teoría del aprendizaje pone énfasis en la


participación activa de las y los estudiantes mientras construyen su comprensión
personal (Woolfolk, 2011), a partir de sus experiencias y reflexiones sobre ellas. En
contraposición a la mera transmisión de conocimientos, el constructivismo implica la
construcción individual y colectiva del conocimiento (Applefield et al., 2001).

El constructivismo social se refiere a la idea de que las personas construyen


conocimiento a medida que interactúan con otras en un proceso de compartir,
comparar y debatir como aprendices (Applefield et al., 2001). Esta construcción social
también implica el modelado de comportamientos observados durante la interacción
con las demás personas.

El constructivismo social sostiene que el


aprendizaje se produce en grupos de
individuos, donde aquellos que participan en
actividades y trabajos grupales construyen
conocimiento en el proceso (Woolfolk, 2011).
El aprendizaje se produce cuando las y los
estudiantes refinan su propia comprensión y
ayudan a otros a hacer lo mismo (Applefield
et al., 2001). En las aulas que adoptan el
enfoque del constructivismo social, las
interacciones colaborativas y sociales entre
los estudiantes, así como entre los
estudiantes y docentes, ocupan un lugar
destacado.
Aunque no hay una única teoría constructivista del aprendizaje, la mayoría de las y los
constructivistas coinciden en dos ideas fundamentales:
Que el estudiantado es activo en la construcción de su propio conocimiento, y
Que las interacciones sociales desempeñan un papel crucial en dicho proceso
(Woolfolk, 2011).

En un salón de clases orientado por el


enfoque constructivista, las y los
estudiantes asumen la responsabilidad de
abordar problemas y dar sentido a sus
experiencias, compartiendo ideas con sus
compañeros y el maestro. El o la docente
desempeña un papel esencial al
interactuar con sus estudiantes y brindar
apoyo en el desarrollo de su pensamiento,
proporcionando información cuando sea
necesario. Además, los maestros y
maestras deben ser conscientes del
conocimiento previo de sus estudiantes y
utilizar esta información para diseñar
lecciones y formular preguntas adecuadas
(Gordon, 2009).

Así mismo, dentro del constructivismo, la evaluación tiene un lugar muy importante.
Esta es un impulsor crucial del aprendizaje de las y los estudiantes. Los procesos
evaluativos, bien implementados, brindan perspectivas positivas para un aprendizaje
significativo, mientras que una evaluación defectuosa corre el riesgo de conducir el
aprendizaje de los estudiantes en direcciones improductivas.

La evaluación, como función educativa, se construye socialmente: dentro del sistema


holístico de escolarización dentro de una sociedad; dentro de las escuelas en sus
contextos específicos; y dentro de las aulas de esas escuelas, donde los actores
sociales son personal docente y comunidad estudiantil. La evaluación no es un
proceso científico exacto: "la participación de los seres humanos en todos los aspectos
de su diseño, ejecución y uso lo convierte irrevocablemente en un proyecto social"
(Broadfoot, 2009, p. vii).

La implementación de una evaluación de calidad, basada en el desempeño y el uso de


criterios y estándares, requieren que el aprendizaje que se evalúa esté estructurado.
Esta estructura refleja el contexto social y cultural tanto del aula escolar como de la
sociedad en la que se inserta.
El significado compartido de criterios y estándares entre profesores y estudiantes es
un proceso socialmente interactivo. Si bien los criterios y estándares para describir la
calidad del desempeño pueden tener una manifestación física, en los procesos
educativos es más probable que refiera a lo abstracto, como la calidad de una pieza de
escritura, de comprensión, de creatividad.

Los significados compartidos entre el personal docente, y entre ellas y ellos y el


estudiantado, no se dan automáticamente. Se necesitan conversaciones y ejemplos
de base social para cerrar la brecha entre las palabras y el significado. Los significados
compartidos, dentro de un enfoque constructivista social, no significan que se logrará
un consenso entre todos los participantes. Los docentes que trabajan desde un
enfoque constructivista social reconocen la individualidad de sus alumnos, otorgando
interacción e importancia a llegar a significados compartidos, tanto con los alumnos
como con sus compañeros profesionales en el contexto de la evaluación.

Referencias:

Applefield, J. M., Huber, M., & Moallem, M. (2001). Constructivism in theory and practice:
Toward a better understanding. The High School Journal, 84(2), 35-53.
Broadfoot, P. (2009). Foreword. En C. M. Wyatt-Smith & J. J. Cumming (Eds.),
Educational assessment in the 21st century: Connecting theory and practice (pp. v–xi).
Dordrecht: Springer.
Gordon, M. (2009). Toward a pragmatic discourse of constructivism: Reflections on
lessons from practice. Educational Studies, 45(1), 39-58.
Matthews, M. (Ed.). (1998). Constructivism in science education: A philosophical
approach. Kluwer Academic.
Woolfolk, A. (2011). Educational psychology (11th ed.). Pearson.

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