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Profesionalidad docente:
La obligación moral: Supone un compromiso de carácter moral para
quién la realiza.
El docente es quién decidirá sobre su propia práctica, es quién se
proyecta en su relación con sus estudiantes. Este comprende su autonomía
profesional. Los docentes pueden asumir su autonomía desde el
compromiso moral.
Los docentes debemos ser autónomos en nuestras responsabilidades
profesionales y públicamente responsables en las contradicciones entre los
docentes y la comunidad.
Se pueden realizar juicios y elaborar decisiones profesionales si se
cuenta con un conocimiento profesional del cual extraer reflexiones, ideas y
experiencias con las que elaborar las decisiones. No podemos desligar lo
moral de lo emocional, como tampoco lo profesional de lo racional. Los
vínculos, la complicidad, el afecto y la sensibilidad se integran y se
desarrollan en la forma de vivir la profesión.
El objetivo del análisis crítico es la transformación de las prácticas
educativas, del pensamiento acrítico e inerte de los actores (educadores y
valores) ,de los valores educativos que no están basados en la ética social y
en el compromiso con la mejora de las condiciones de los oprimidos.
Vélez Gutiérrez, C. F. (2013) señala que la teoría crítica de la escuela
de Frankfurt produjo la ciencia crítica. Es un reduccionismo reflexionar sobre
el “pensamiento crítico” desde una disciplina en particular. Si bien es una
aplicación de la teoría crítica, el pensamiento crítico implica una mirada
holística. Dicho tipo de pensamiento es un fenómeno cognitivo, afectivo,
social, cultural y político. El desarrollo de este pensamiento se puede
convertir en una estrategia para la emancipación individual y colectiva, en los
que son fundamentales los procesos educativos, la producción de
información y conocimiento.
Fragoso Fragoso, J., Garcés Garcés, B., Molina Gómez, A., Caminero
Chávez, V., Roque Roque, L., & Espinosa Requesens, I., (2017) explican que el
sujeto necesita que se le enseñe a alcanzar el aprendizaje, ser crítico, reflexivo,
tener el pensamiento de hombre de ciencia, etc. El saber integrado se genera
donde uno se forma.
Como afirman Benitez Salgado, V. L. & Benitez Salgado, I. J. (2019)
surge la necesidad de promover en los estudiantes el pensamiento crítico,
generando ciudadanos autónomos, que puedan tomar decisiones.
La filosofía de la educación pretende una comprensión fundamental,
sistémica y crítica del hecho educativo. Busca despertar un interés
investigador, una perplejidad activa y una reflexión en profundidad del hecho
educativo. Estudia el comportamiento de la educación a la luz de las leyes que
regulan la sociedad humana, desde que el hombre apareció en la Tierra, hasta
el momento actual. Busca comprender: ¿Para qué se educa?
El objetivo del análisis crítico es la transformación de las prácticas
educativas, del pensamiento acrítico e inerte de los actores (educadores y
educandos), los valores educativos que no están basados en la ética social ni el
compromiso con la mejora de las condiciones de los oprimidos, para
transformarlas.
Stenhouse desarrolla la importancia de los docentes como críticos de
su propio trabajo. Cuando las escuelas llegan a convertirse en instrumentos
para la reproducción de la vida social, política y económica en el Estado se
ponen en peligro determinados valores educativos.
La educación no es simplemente un proceso de reproducción de las
relaciones existentes en la sociedad, es también un medio por el cual la
sociedad cambia continuamente, reproduciendo y transformando la sociedad.
Estas funciones son evidentes en la elaboración de la teoría del currículum. El
currículum es la organización de lo que debe ser enseñado y aprendido. Es
tener una visión de la naturaleza del currículum. La construcción de la teoría del
currículum es ideológica, producto y productora de disposiciones educativas
que tienen efecto social y culturalmente reproductor y transformador. La teoría
del currículo nos ubica como producto de la historia, pero también, como sus
agentes.
La ciencia educativa crítica busca transformar la educación. Su
metodología es el diálogo. Su meta es el autoconocimiento ilustrado. Sujetos
no recipientes, sí conscientes, logran una transformación.
Las comunidades escolares deben involucrarse para posibilitar los
cambios. El investigador debe comprometerse para que haya cambios, es decir,
transformación educativa. Los educadores deben investigar su propia acción
para que haya transformaciones. Tomar conciencia que mi realidad actual es
producto de mi devenir histórico, tomar conciencia de mi historia, soy hoy
producto de un devenir histórico. Voy tomando sentido de mi identidad al ver
cómo la historia de mis antepasados tiene que ver con quién soy yo hoy. Ahí
puedo empezar a transformar mi realidad, puedo liberarme de la opresión.
Para Freire educador y educando, se educan, se trata de un proceso
bidireccional. Apostar a que todos podemos aprender. Podemos encontrar
preguntas, pero no encontraremos las mismas respuestas. Nos aproximamos a
las respuestas, pero no hay respuestas única, se trata de una constante
construcción. La filosofía no responde las preguntas. Busca el compromiso de
todas y todos para elaborarlas.
El debate sobre si la docencia es una profesión o no, ha perjudicado al
colectivo docente porque algunos grupos no nos consideran profesionales.
El concepto sobre profesiones ha variado. Se trata de una profesión amplia, no
tradicional.
El sindicalismo no puede considerarse como prejuicio a la
profesionalización, sino como algo positivo, puede favorecer la coordinación
entre fuerzas del poder laboral y los cambios educativos y sociales.
El docente no puede verse como técnico, ya que la enseñanza es un
practica social, de comunicación e intercambio. La función docente es el
ejercicio de tareas de carácter laboral y educativo al servicio de una
colectividad, con unas competencias en la acción de enseñar, en la estructura
de las instituciones en las que se ejerce ese trabajo y en el análisis de los
valores sociales. La función docente comporta un conocimiento pedagógico
especifico, un compromiso ético y moral y la necesidad de trabajar con otros
agentes sociales. La coordinación de las tareas profesionales, implica un
compromiso ético, en contexto y estructura de participación.
El sistema educativo requiere de docentes de alto grado, de capacidad
de actuación y de reflexión sobre su práctica, de adaptabilidad a las situaciones
conflictivas y cambiantes del aula y del contexto social. Los conocimientos
propios de la profesión docente se sitúan en la intersección de la teoría y de la
práctica, de un saber y de un saber hacer. El conocimiento pedagógico es el
conocimiento que se construye y reconstruye en la vida profesional, en su
relación con la teoría y la práctica. La función docente deberá desarrollarse en
una sociedad cambiante, con un alto nivel tecnológico y un vertiginoso avance
de conocimientos, para lo cual el docente necesita además de su preparación
disciplinar, curricular, ética, también bagaje sociocultural y de intercambios
incluso de carácter internacional. La formación debe implicar un bagaje sólido
en el ámbito cultural, psicopedagógico y personal, necesitando de formación
permanente. Se es docente novel hasta los tres primeros años para algunos
autores y hasta los cinco, para otros autores.
El proceso de concientización es clave en el docente critico
transformador, que es un proceso mediante el cual las personas, a partir de su
experiencia cotidiana compartida, adquieren una conciencia crítica de sí
mismas y de la realidad, que transforman en acción. Para Freire, es
fundamental que el ser humano sea transformador, no debe adaptarse
pasivamente. La cuestión está en cómo transformar las dificultades en
posibilidades. En diálogo y cooperación intensa, que incorporen la pregunta, la
reflexión, la crítica, el disenso y el consenso, así se van generando la
competencia comunicativa, la comprensión subjetiva del mundo de la vida y la
conciencia crítica, condiciones necesarias para la emancipación individual y
colectiva.
Carr y Kemmis (1988) (autores de la teoría critica de la enseñanza),
consideran que los problemas educativos son básicamente problemas
prácticos. Por ello establecen un marco de actuación que permite abordarlos: la
investigación participativa. Es una forma de indagación autorreflexiva que
emprenden los participantes en situaciones sociales para mejorar la
racionalidad y la justicia de sus propias prácticas. Buscan vincular lo micro
(aula) con lo macro (institución) en el horizonte de la perspectiva crítica y
emancipadora. No existe la neutralidad en el proceso de intervención e
investigación critica.
Apple, sociólogo muy comprometido con la transformación educativa y
social, denuncia el reproductivismo y resiste, como respuesta. Analiza los
modos dominantes del pensamiento curricular, entre ellos, la función del libro
de texto, donde se define qué conocimientos se enseñan.
Giroux plantea que la escuela, esfera pública democrática, tiene como tarea la
de educar a sus estudiantes desde la crítica, la posibilidad y la democracia.
Bernstein critica la reproducción, pero desde el análisis del discurso
pedagógico.
Freire y Habermas se ubican en el camino hacia la emancipación
transformadora. Freire (2008) desde su propuesta dialógica y Habermas en la
acción comunicativa. La educación transformadora atraviesa los muros del
aula. La educación transformadora no es solo cuestión de métodos y técnicas.
La educación no modela la sociedad, la sociedad modela la educación. El
docente debe denunciar la ideología dominante y su reproducción. Debe ser
directivo, no de los estudiantes sino del proceso en el que los estudiantes
acompañan. No puede caer en el laissez faire (dejar hacer). El proceso liberador
implica toda una transformación, no solo crecimiento profesional.
Reconocer la subjetividad del sujeto, en el libre diálogo alumno- docente,
en la convivencia y la participación. Ayuda a construir una comunidad de
aprendizaje crítico.
El profesor como intelectual transformador: Todos somos intelectuales,
pero no todos ocupan ese rol en la sociedad, con el compromiso con los
alumnos, con la reflexión y la acción.
La investigación-acción participativa es una metodología que apunta a
la producción de un conocimiento propositivo y transformador, mediante un
proceso de debate, reflexión y construcción colectiva de saberes entre los
diferentes actores de un territorio con el fin de lograr la transformación social.
Acción participativa:
Se planifica una acción.
Se ejecuta el primer paso del plan general.
Se valora la acción, a ver si se consigue lo esperado, a partir de esto se
evalúa si hay que cambiar el plan y se repite el proceso.
La investigación-acción lleva a la independencia, equidad y cooperación.
La investigación-acción posibilita la creación de comunidades de
aprendizaje.
Referencias
Benitez Salgado, V. L. & Benitez Salgado, I. J. (2019). Potencialización del
pensamiento crítico en las estudiantes desde las prácticas pedagógicas
interdisciplinares de los docentes: un estudio interpretativo-comprensivo.
Revista Boletín Redipe (4), 8, 72- 82.
Fragoso Fragoso, J., Garcés Garcés, B., Molina Gómez, A., Caminero Chávez, V.,
Roque Roque, L., & Espinosa Requesens, I. (2017). Una aproximación a la
interdisciplinariedad desde la Filosofía. MediSur, 15(1), 56-62. Recuperado el
12 de octubre de 2023 , de
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-
897X2017000100009&lng=es&tlng=es.
Freire, P. (2008). Miedo y osadía. La cotidianidad del docente que se arriesga a una
pedagogía transformadora. Argentina: Siglo XXI.