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FILOSOFÍA Tema 2

El problema de la autonomía y la posibilidad del pensamiento crítico en la


formación de educadores en contextos de globalización política, económica y
educativa. Conceptualice, desarrolle y realice un análisis crítico de las
múltiples determinaciones.

Philos y sophia, significa estudio por el amor al conocimiento.


La filosofía de la educación se pregunta sobre el sentido de la
actividad educativa, de qué manera se puede legitimar la acción educativa.
Se ocupa de los problemas, de los fines y del acto del Rol docente tanto en
la transmisión de saberes como en la relación docente-alumno.
También se ocupa del ser humano y su historicidad. La filosofía de la
educación es una fase de la filosofía en general.
Cuando la filosofía es educativa, favorece la adquisición de conocimientos,
habilidades, actitudes y disposiciones.
Explora crítica y constructivamente las potencialidades de la
experiencia existente. La experiencia en las escuelas debe poder evocar la
observación reflexiva y sugerir ideas que han de ser comprobadas en forma
apropiada. La experiencia obtenida fuera de los muros de la escuela ofrece
muchas oportunidades para introducirse en la misma, al igual que las
actividades que utilicen la experiencia cotidiana familiar para fines y valores
no subordinados a la experiencia. Valores como los hábitos intelectuales que
estén en armonía con las demandas del método científico y capacidad para
comprender las condiciones y relaciones sociales.
Una filosofía de la educación fiel a las posibilidades de la experiencia
y del método científico no realizará por sí misma el cambio necesario, pero
contribuirá a aclarar el camino que se ha de seguir y el objetivo a que
conduce.
La filosofía de la educación pretende una comprensión fundamental,
sistémica y crítica del hecho educativo. Busca despertar un interés
investigador, una perplejidad activa y una reflexión en profundidad del hecho
educativo. Estudia el comportamiento de la educación a la luz de las leyes
que regulan la sociedad humana, desde que el hombre apareció en la Tierra,
hasta el momento actual. Busca comprender: ¿Para qué se educa?
Tomando los aportes de Contreras, J. (2018) señalamos que la
autonomía docente está relacionada con las formas o efectos políticos de
concebir al docente. La autonomía docente está fuertemente atravesada por
la sociedad y el papel de ésta última en la educación. La autonomía no se
construye en solitario, sino con apoyo, intercambio y experiencia compartida.
Hemos pasado a ser aplicadores de programas y paquete en el aula. La
autonomía era la creación de los docentes de un espacio defensivo de
cualificación; en tanto que el profesionalismo es un intento social de
construir la cualificación. Los docentes venimos haciendo una
reinvindicación a las condiciones laborales como ser la remuneración, horas
de trabajo, reconocimiento de la formación, etc. Una profesión ocupa un
lugar relevante a nivel social. Implica destreza. Estas destrezas se utilizan
principalmente al momento de resolver problemas y nuevas situaciones. El
profesionalismo como estrategia de reinvindicación profesional es más útil
como forma de aislamiento de las “intromisiones” de la comunidad que
como forma de independizarse del Estado o sus empleadores. La autonomía,
entendida como no intromisión es una descripción equivocada de la función
de la enseñanza. Pretender la exclusión de la comunidad en pro de la
profesionalidad docente es inviable porque implican decisiones de la vida
individual y colectiva. Es decir, reclamar autonomía, excluyendo a la
comunidad implicaría justificar la exclusión de la comunidad de las
decisiones que les afectan a nivel educativo.

Profesionalidad docente:
La obligación moral: Supone un compromiso de carácter moral para
quién la realiza.
El docente es quién decidirá sobre su propia práctica, es quién se
proyecta en su relación con sus estudiantes. Este comprende su autonomía
profesional. Los docentes pueden asumir su autonomía desde el
compromiso moral.
Los docentes debemos ser autónomos en nuestras responsabilidades
profesionales y públicamente responsables en las contradicciones entre los
docentes y la comunidad.
Se pueden realizar juicios y elaborar decisiones profesionales si se
cuenta con un conocimiento profesional del cual extraer reflexiones, ideas y
experiencias con las que elaborar las decisiones. No podemos desligar lo
moral de lo emocional, como tampoco lo profesional de lo racional. Los
vínculos, la complicidad, el afecto y la sensibilidad se integran y se
desarrollan en la forma de vivir la profesión.
El objetivo del análisis crítico es la transformación de las prácticas
educativas, del pensamiento acrítico e inerte de los actores (educadores y
valores) ,de los valores educativos que no están basados en la ética social y
en el compromiso con la mejora de las condiciones de los oprimidos.
Vélez Gutiérrez, C. F. (2013) señala que la teoría crítica de la escuela
de Frankfurt produjo la ciencia crítica. Es un reduccionismo reflexionar sobre
el “pensamiento crítico” desde una disciplina en particular. Si bien es una
aplicación de la teoría crítica, el pensamiento crítico implica una mirada
holística. Dicho tipo de pensamiento es un fenómeno cognitivo, afectivo,
social, cultural y político. El desarrollo de este pensamiento se puede
convertir en una estrategia para la emancipación individual y colectiva, en los
que son fundamentales los procesos educativos, la producción de
información y conocimiento.
Fragoso Fragoso, J., Garcés Garcés, B., Molina Gómez, A., Caminero
Chávez, V., Roque Roque, L., & Espinosa Requesens, I., (2017) explican que el
sujeto necesita que se le enseñe a alcanzar el aprendizaje, ser crítico, reflexivo,
tener el pensamiento de hombre de ciencia, etc. El saber integrado se genera
donde uno se forma.
Como afirman Benitez Salgado, V. L. & Benitez Salgado, I. J. (2019)
surge la necesidad de promover en los estudiantes el pensamiento crítico,
generando ciudadanos autónomos, que puedan tomar decisiones.
La filosofía de la educación pretende una comprensión fundamental,
sistémica y crítica del hecho educativo. Busca despertar un interés
investigador, una perplejidad activa y una reflexión en profundidad del hecho
educativo. Estudia el comportamiento de la educación a la luz de las leyes que
regulan la sociedad humana, desde que el hombre apareció en la Tierra, hasta
el momento actual. Busca comprender: ¿Para qué se educa?
El objetivo del análisis crítico es la transformación de las prácticas
educativas, del pensamiento acrítico e inerte de los actores (educadores y
educandos), los valores educativos que no están basados en la ética social ni el
compromiso con la mejora de las condiciones de los oprimidos, para
transformarlas.
Stenhouse desarrolla la importancia de los docentes como críticos de
su propio trabajo. Cuando las escuelas llegan a convertirse en instrumentos
para la reproducción de la vida social, política y económica en el Estado se
ponen en peligro determinados valores educativos.
La educación no es simplemente un proceso de reproducción de las
relaciones existentes en la sociedad, es también un medio por el cual la
sociedad cambia continuamente, reproduciendo y transformando la sociedad.
Estas funciones son evidentes en la elaboración de la teoría del currículum. El
currículum es la organización de lo que debe ser enseñado y aprendido. Es
tener una visión de la naturaleza del currículum. La construcción de la teoría del
currículum es ideológica, producto y productora de disposiciones educativas
que tienen efecto social y culturalmente reproductor y transformador. La teoría
del currículo nos ubica como producto de la historia, pero también, como sus
agentes.
La ciencia educativa crítica busca transformar la educación. Su
metodología es el diálogo. Su meta es el autoconocimiento ilustrado. Sujetos
no recipientes, sí conscientes, logran una transformación.
Las comunidades escolares deben involucrarse para posibilitar los
cambios. El investigador debe comprometerse para que haya cambios, es decir,
transformación educativa. Los educadores deben investigar su propia acción
para que haya transformaciones. Tomar conciencia que mi realidad actual es
producto de mi devenir histórico, tomar conciencia de mi historia, soy hoy
producto de un devenir histórico. Voy tomando sentido de mi identidad al ver
cómo la historia de mis antepasados tiene que ver con quién soy yo hoy. Ahí
puedo empezar a transformar mi realidad, puedo liberarme de la opresión.
Para Freire educador y educando, se educan, se trata de un proceso
bidireccional. Apostar a que todos podemos aprender. Podemos encontrar
preguntas, pero no encontraremos las mismas respuestas. Nos aproximamos a
las respuestas, pero no hay respuestas única, se trata de una constante
construcción. La filosofía no responde las preguntas. Busca el compromiso de
todas y todos para elaborarlas.
El debate sobre si la docencia es una profesión o no, ha perjudicado al
colectivo docente porque algunos grupos no nos consideran profesionales.
El concepto sobre profesiones ha variado. Se trata de una profesión amplia, no
tradicional.
El sindicalismo no puede considerarse como prejuicio a la
profesionalización, sino como algo positivo, puede favorecer la coordinación
entre fuerzas del poder laboral y los cambios educativos y sociales.
El docente no puede verse como técnico, ya que la enseñanza es un
practica social, de comunicación e intercambio. La función docente es el
ejercicio de tareas de carácter laboral y educativo al servicio de una
colectividad, con unas competencias en la acción de enseñar, en la estructura
de las instituciones en las que se ejerce ese trabajo y en el análisis de los
valores sociales. La función docente comporta un conocimiento pedagógico
especifico, un compromiso ético y moral y la necesidad de trabajar con otros
agentes sociales. La coordinación de las tareas profesionales, implica un
compromiso ético, en contexto y estructura de participación.
El sistema educativo requiere de docentes de alto grado, de capacidad
de actuación y de reflexión sobre su práctica, de adaptabilidad a las situaciones
conflictivas y cambiantes del aula y del contexto social. Los conocimientos
propios de la profesión docente se sitúan en la intersección de la teoría y de la
práctica, de un saber y de un saber hacer. El conocimiento pedagógico es el
conocimiento que se construye y reconstruye en la vida profesional, en su
relación con la teoría y la práctica. La función docente deberá desarrollarse en
una sociedad cambiante, con un alto nivel tecnológico y un vertiginoso avance
de conocimientos, para lo cual el docente necesita además de su preparación
disciplinar, curricular, ética, también bagaje sociocultural y de intercambios
incluso de carácter internacional. La formación debe implicar un bagaje sólido
en el ámbito cultural, psicopedagógico y personal, necesitando de formación
permanente. Se es docente novel hasta los tres primeros años para algunos
autores y hasta los cinco, para otros autores.
El proceso de concientización es clave en el docente critico
transformador, que es un proceso mediante el cual las personas, a partir de su
experiencia cotidiana compartida, adquieren una conciencia crítica de sí
mismas y de la realidad, que transforman en acción. Para Freire, es
fundamental que el ser humano sea transformador, no debe adaptarse
pasivamente. La cuestión está en cómo transformar las dificultades en
posibilidades. En diálogo y cooperación intensa, que incorporen la pregunta, la
reflexión, la crítica, el disenso y el consenso, así se van generando la
competencia comunicativa, la comprensión subjetiva del mundo de la vida y la
conciencia crítica, condiciones necesarias para la emancipación individual y
colectiva.
Carr y Kemmis (1988) (autores de la teoría critica de la enseñanza),
consideran que los problemas educativos son básicamente problemas
prácticos. Por ello establecen un marco de actuación que permite abordarlos: la
investigación participativa. Es una forma de indagación autorreflexiva que
emprenden los participantes en situaciones sociales para mejorar la
racionalidad y la justicia de sus propias prácticas. Buscan vincular lo micro
(aula) con lo macro (institución) en el horizonte de la perspectiva crítica y
emancipadora. No existe la neutralidad en el proceso de intervención e
investigación critica.
Apple, sociólogo muy comprometido con la transformación educativa y
social, denuncia el reproductivismo y resiste, como respuesta. Analiza los
modos dominantes del pensamiento curricular, entre ellos, la función del libro
de texto, donde se define qué conocimientos se enseñan.
Giroux plantea que la escuela, esfera pública democrática, tiene como tarea la
de educar a sus estudiantes desde la crítica, la posibilidad y la democracia.
Bernstein critica la reproducción, pero desde el análisis del discurso
pedagógico.
Freire y Habermas se ubican en el camino hacia la emancipación
transformadora. Freire (2008) desde su propuesta dialógica y Habermas en la
acción comunicativa. La educación transformadora atraviesa los muros del
aula. La educación transformadora no es solo cuestión de métodos y técnicas.
La educación no modela la sociedad, la sociedad modela la educación. El
docente debe denunciar la ideología dominante y su reproducción. Debe ser
directivo, no de los estudiantes sino del proceso en el que los estudiantes
acompañan. No puede caer en el laissez faire (dejar hacer). El proceso liberador
implica toda una transformación, no solo crecimiento profesional.
Reconocer la subjetividad del sujeto, en el libre diálogo alumno- docente,
en la convivencia y la participación. Ayuda a construir una comunidad de
aprendizaje crítico.
El profesor como intelectual transformador: Todos somos intelectuales,
pero no todos ocupan ese rol en la sociedad, con el compromiso con los
alumnos, con la reflexión y la acción.
La investigación-acción participativa es una metodología que apunta a
la producción de un conocimiento propositivo y transformador, mediante un
proceso de debate, reflexión y construcción colectiva de saberes entre los
diferentes actores de un territorio con el fin de lograr la transformación social.

Acción participativa:
 Se planifica una acción.
 Se ejecuta el primer paso del plan general.
 Se valora la acción, a ver si se consigue lo esperado, a partir de esto se
evalúa si hay que cambiar el plan y se repite el proceso.
 La investigación-acción lleva a la independencia, equidad y cooperación.
 La investigación-acción posibilita la creación de comunidades de
aprendizaje.

Mediante la investigación-acción, se planifica, se observa, se actúa y se


reflexiona. La misma mejora la práctica social.
La investigación- acción en cuanto se ocupa del mejoramiento de las
prácticas, de los entendimientos y de las situaciones de carácter educativo, se
basa necesariamente en un enfoque de la verdad y de la acción como
socialmente construidas e incorporadas en la historia. Se trata de un proceso
histórico de transformación de prácticas de entendimiento y de situaciones.
La investigación-acción es un proceso social.
El investigador interpretativo quiere averiguar el pasado para comprender
el presente, el investigador transformador, quiere transformar el presente para
dar forma a un futuro distinto.
A medida que avanza en el proceso de investigación-acción, éste se
convierte en un proyecto que apunta a la transformación de las prácticas
individuales y colectivas. Del proyecto emerge el programa de Reforma.
Crear las condiciones bajo las cuales dichos participantes puedan
asumir la responsabilidad colaborativa del desarrollo y la reforma de la
educación, es la misión de una ciencia educacional crítica y la investigación
acción ofrece un camino para conseguirlo.
La investigación-educativa es parte del aparato ideológico. Dado el
estado actual de la profesión, el estado de los ánimos de los estudiantes se
enfrenta a un porvenir incierto.
La investigación social emancipadora, como forma de ciencia
educacional critica, proporciona un medio para que sea posible la redefinición
de la profesión docente y de la investigación educativa con el objetivo de
avanzar hacia esa finalidad.
El docente tiene poder. Más allá de enseñar contenidos, el maestro tiene
poder que emana de su lugar en el mundo y de su persona. Puede ser agente y
promotor de salud o reforzar el sentimiento de fracaso. Un niño que no atiende
en la escuela, habla de una escuela que no lo atiende como sujeto singular. En
ocasiones, solo con que el maestro perciba que el alumno puede aprender, se
perciben aprendizajes. Para prevenir el fracaso escolar hay que trabajar en y
con la escuela; que el maestro se conecte con su propia autoría de aprendizaje
y el alumno pueda aprender. Las situaciones de aprendizaje como la
desatención o la hiperactividad no deben ser medicalizadas, si no, escuchadas.
El maestro debe poder rescatar la importancia subjetiva de la tarea
pedagógica.
En definitiva, todo proceso de naturalización paraliza a los sujetos y sus
potenciales acciones transformadoras.
Las instituciones educativas son parte, física y simbólicamente de la
sociedad. Esa estructura firme y flexible al mismo tiempo, cuando el sujeto
transita por el proceso de socialización, no solo lo espera, recibe, cobija, retiene,
constriñe, sino que lo conduce por el proceso individual y colectivo de
subjetivación. La institución educativa, por lo tanto, es un agente socializador.
La variedad edilicia, la diversidad de calidad constructiva y ausencia de
planificación infraestructural educativa en todas las instituciones es la nota
característica.
La idea de “incluir” debe ser una idea directriz, que se sostenga en la
base de una sociedad más justa y democrática. Resulta clave definir un
programa institucional enmarcado en una praxis de Derechos Humanos.
La cultura de este siglo es una cultura de la imagen. La civilización
democrática se salvará únicamente si hace del lenguaje de la imagen una
provocación a la reflexión crítica, no una invitación a la hipnosis. Desde este
marco es legítimo otorgar oportunidades para producir, y también para apreciar
las producciones de otros. En una escuela de tiempo extendido es preciso
organizar los espacios y los tiempos de manera que puedan generarse mayores
niveles de autonomía, instancias de aprendizaje cooperativo no solo de los
alumnos sino también del colectivo docente, para una construcción dinámica
de la propuesta pedagógica a partir de un diálogo entre teoría y práctica.
No desconocemos que transitamos épocas marcadas por
transformaciones sociales, económicas, culturales, tecnológicas y la escuela
no es ajena a esos cambios. Este cúmulo de transformaciones trae consigo
nuevos problemas, mayores demandas, nuevas formas de enseñar y de
aprender, vínculos diferentes con la familia, con los organismos públicos y con
la comunidad toda.
Una sociedad que cambia, exige de escuelas distintas, con un currículo
ampliado, con nuevas disciplinas, mayor horario, más flexibilidad adecuada a
los intereses de los niños y promotora de la participación de la comunidad.

Referencias
Benitez Salgado, V. L. & Benitez Salgado, I. J. (2019). Potencialización del
pensamiento crítico en las estudiantes desde las prácticas pedagógicas
interdisciplinares de los docentes: un estudio interpretativo-comprensivo.
Revista Boletín Redipe (4), 8, 72- 82.

Cantreras. T. (2018). La autonomía del profesorado. Morata.

Carr, W. y Kemmis, S. (1988). Teoría crítica de la enseñanza. España: Roca.

Fragoso Fragoso, J., Garcés Garcés, B., Molina Gómez, A., Caminero Chávez, V.,
Roque Roque, L., & Espinosa Requesens, I. (2017). Una aproximación a la
interdisciplinariedad desde la Filosofía. MediSur, 15(1), 56-62. Recuperado el
12 de octubre de 2023 , de
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1727-
897X2017000100009&lng=es&tlng=es.

Freire, P. (2008). Miedo y osadía. La cotidianidad del docente que se arriesga a una
pedagogía transformadora. Argentina: Siglo XXI.

Vélez Gutiérrez, C. F. (2013). Una reflexión interdisciplinar sobre el pensamiento


crítico. Revista latinoamericana de Estudios Educativos, (9), 2, 11-39.

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