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ENCICLOPEDIA CATÓLICA: Confirmación


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Sacramento Espíritu en el que se da el bautizados Santo a los ya para


hacerlos fuertes y perfectos cristianos y soldados de Jesucristo .

Se le ha designado de diversas formas: bebaiosis o confirmatio , ayunar o


asegurarse; teleiosis o consumatio , un perfeccionamiento o compleción,
como expresión de su relación con el bautismo . En referencia a su efecto
es el "Sacramento del Espíritu Santo", el "Sacramento del Sello" (
signaculum, sigillum, sphragis ). Del rito externo se le conoce como
"imposición de manos" ( epítesis cheiron ), o como "unción con crisma" (
unctio, chrismatio, chrisma, myron ). Los nombres actualmente en uso
son, para la Iglesia occidental , confirmatio , y para la griega, myron .

Práctica y doctrina actuales

Rito

En la Iglesia occidental el sacramento suele ser administrado por el


obispo . Al comienzo de la ceremonia se produce una imposición general
de manos , el obispo mientras ora para que el Espíritu Santo descienda
sobre los que ya han sido regenerados : "envía sobre ellos tu séptuple
Espíritu , el Santo Paráclito ". Luego unge la frente de cada uno con el
crisma diciendo: "Te firmo con la señal de la cruz y te confirmo con el
crisma de la salvación , en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo ". Finalmente, da a cada uno un ligero golpe en la mejilla diciendo:
"la paz sea con vosotros". una oración Se añade para que el Espíritu
Santo more en los corazones de los confirmados y el rito se cierra con la
del obispo bendición .

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La Iglesia Oriental omite la imposición de manos y la oración al


principio, y acompaña la unción con las palabras: "la señal [o sello ] del
don del Espíritu Santo ". Estas diversas acciones simbolizan la naturaleza
y el propósito del sacramento : la unción significa la fuerza dada para el
conflicto espiritual; el bálsamo contenido en el crisma , fragancia de la
virtud y buen olor de Cristo ; la señal de la cruz en la frente, la valentía
de confesar a Cristo , ante todos los hombres ; la imposición de manos y
el golpe en la mejilla, la inscripción al servicio de Cristo que trae la
verdadera paz al alma . (Cf. Summa Theologiæ III.72.4 ).

Ministro

el obispo Sólo ordinario es el ministro de la confirmación. Así lo declara


expresamente el Concilio de Trento (Sess. VII, De Conf., C. iii). Un obispo
confirma válidamente incluso a aquellos que no son sus propios
súbditos; pero para confirmarse lícitamente en otra diócesis deberá
obtener el permiso del obispo de esa diócesis . Los simples sacerdotes
pueden ser extraordinarios ministros del sacramento bajo ciertas
condiciones. En tales casos, sin embargo, el sacerdote no puede usar
pontificias vestimentas , y está obligado a utilizar un crisma bendecido
por un católico obispo . En la Iglesia griega , la confirmación la dan
simples sacerdotes sin delegación especial , y su ministerio es aceptado
como válido por la Iglesia occidental . Sin embargo, deben usar crisma
bendecido por un patriarca.

Materia y forma

Ha habido mucha discusión entre los teólogos sobre lo que constituye la


materia esencial de este sacramento . Algunos, por ejemplo Aureolus y
Petavius , sostenían que consiste en la imposición de manos . Otros, con
Santo Tomás , Belarmino y Maldonato , sostienen que se trata de la
unción con crisma . Según una tercera opinión ( Morinus , Tapper), basta
con la unción o la imposición de manos . Finalmente, la opinión más
generalmente aceptada es que la unción y la imposición de manos son
conjuntamente el asunto . La "imposición", sin embargo, no es aquello
con lo que comienza el rito sino la imposición de manos que tiene lugar
en el acto de la unción. Como declara Pedro el Lombardo : Pontifex per
impositionem manus confirmandos ungit in fronte (IV Sent., dist. xxxiii, n.
1; cf. De Augustinis, "De re sacramentaria", 2d ed., Roma, 1889, I). El
crisma empleado debe ser una mezcla de aceite de oliva y bálsamo
consagrado por un obispo . (Para la forma de esta consagración y para
otros detalles, históricos y litúrgicos , ver CRISMO .) La diferencia
respecto a la forma del sacramento , es decir, las palabras esenciales para

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la confirmación , ha sido indicada anteriormente en la descripción del


rito . La validez tanto de la latina como de la griega forma es
incuestionable. Se proporcionan detalles adicionales a continuación en el
resumen histórico.

Recipiente

La confirmación sólo puede conferirse a aquellos que ya han sido


bautizados y aún no han sido confirmados. Como dice Santo Tomás :

La confirmación es al bautismo lo que el crecimiento es a la


generación. Ahora bien, es claro que un hombre no puede llegar a una
edad perfecta sin haber nacido primero; de la misma manera, a menos
que haya sido bautizado primero , no puede recibir el Sacramento de
la Confirmación ( Summa Theologiæ III.72.6 ).

También deben estar en estado de gracia; porque el Espíritu Santo no es


dado para quitar el pecado sino para conferir gracia adicional. Esta
condición , sin embargo, se refiere únicamente a la recepción lícita; el
sacramento es válidamente recibido incluso por aquellos en pecado
mortal . En las primeras épocas de la Iglesia , la confirmación formaba
parte del rito de iniciación, y en consecuencia se administraba
inmediatamente después del bautismo . Sin embargo, cuando el
bautismo pasó a ser conferido por simples sacerdotes , las dos
ceremonias se separaron en la Iglesia occidental . Además, cuando el
bautismo de niños se hizo costumbre, la confirmación no se
administraba hasta que el niño hubiera alcanzado el uso de razón . Ésta
es la práctica actual, aunque existe una considerable libertad en cuanto a
la edad precisa. El Catecismo del Concilio de Trento dice que el
sacramento puede ser administrado a todas las personas después del
bautismo , pero que esto no conviene antes del uso de razón ; y añade
que es muy apropiado que el sacramento se aplace hasta que el niño
tenga siete años, "pues la Confirmación no ha sido instituida como
necesaria para la salvación , pero para que en virtud de ella nos
encontremos bien armados y preparados cuando seamos llamados a
luchar por la fe de Cristo , y para esta clase de conflicto nadie considerará
a los niños, que aún están sin uso de razón , como estar calificado." (Pt. II,
cap. iii, 18.)

De hecho, éste es el uso general en la Iglesia occidental . Sin embargo, en


determinadas circunstancias, como por ejemplo en caso de peligro de
muerte o cuando la oportunidad de recibir el sacramento rara vez se
ofrece , incluso los niños más pequeños pueden ser confirmados. En la

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Iglesia griega y en España , los niños son ahora, como en épocas


anteriores, confirmados inmediatamente después del bautismo . León
XIII , escribiendo el 22 de junio de 1897 al Obispo de Marsella , elogia de
todo corazón la práctica de confirmar a los niños antes de su primera
comunión como más acorde con el antiguo uso de la Iglesia .

Efectos

La confirmación imparte

• un aumento de la gracia santificante que convierte al receptor en un


"cristiano perfecto" ;
• una gracia sacramental especial consistente en los siete dones del
Espíritu Santo y especialmente en la fuerza y el coraje de confesar
con valentía el nombre de Cristo ;
• un carácter indeleble por razón del cual el sacramento no puede ser
recibido nuevamente por la misma persona .

Otra consecuencia es la relación espiritual que el confirmante y el


padrino contraen con el destinatario y con sus padres . Esta relación
constituye un impedimento dirimente para el matrimonio. No surge
entre el ministro del sacramento y el padrino ni entre los propios
padrinos.

Necesidad

Respecto a la obligación de recibir el sacramento , se admite que la


confirmación no es necesaria como medio indispensable de salvación (
necesitate medii ).

Por otra parte, su recepción es obligatoria ( necessitate præcepti ) "para


todos aquellos que sean capaces de comprender y cumplir los
Mandamientos de Dios y de la Iglesia . Esto es especialmente cierto para
aquellos que sufren persecución a causa de su religión o están expuestos
"a graves tentaciones contra la fe o están en peligro de muerte. Cuanto
más grave es el peligro, tanto mayor es la necesidad de protegerse".
(Conc. Plen. Balt. II, n. 250.) En cuanto a la gravedad de la obligación , las
opiniones difieren, algunos teólogos sostienen que una persona no
confirmada cometería pecado mortal si rechaza el sacramento , otros que
el pecado sería a lo sumo venial a menos que la negativa implique
desprecio del sacramento . Sin embargo, aparte de tales controversias, la
importancia de la confirmación como medio de gracia es tan obvia que
ningún cristiano sincero la descuidará y, en particular, que cristianos los

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padres no dejarán de velar por que sus hijos sean confirmados.

Patrocinadores

La Iglesia prescribe, bajo pena de pecado grave , que un padrino o


padrino represente a la persona confirmada. El padrino deberá tener por
lo menos catorce años de edad, ser del mismo sexo que el candidato,
haber recibido ya el Sacramento de la Confirmación y estar bien
instruido en la Católica Fe . De este cargo quedan excluidos el padre y la
madre del candidato, los miembros de una orden religiosa (a menos que
el candidato sea religioso), los pecadores públicos y los que se
encuentren bajo proscripción pública de interdicto o excomunión . Salvo
en caso de necesidad el padrino de bautismo no puede servir como
padrino de la misma persona en la confirmación. Cuando prevalezca la
práctica contraria, según un decreto de la Sagrada Congregación del
Concilio del 16 de febrero de 1884, debería eliminarse gradualmente. El
Segundo Consejo Plenario de Baltimore (1866) declaró que cada
candidato debía tener un padrino, o que al menos dos padrinos debían
presentarse para los niños y dos madrinas para las niñas (n. 253). Ver
también prescripciones del Primer Concilio de Westminster.
Antiguamente era costumbre que el padrino colocara su pie derecho
sobre el pie del candidato durante la administración del sacramento ; el
uso actual es que la mano derecha del patrocinador debe colocarse sobre
el hombro derecho del candidato. El Santo Oficio decretó el 16 de junio
de 1884 que ningún patrocinador podría presentarse a más de dos
candidatos excepto en caso de necesidad . La costumbre de dar un nuevo
nombre al candidato no es obligatoria ; pero cuenta con la sanción de
varios decretos sinodales durante los siglos XV y XVI. El Quinto Concilio
de Milán, bajo San Carlos Borromeo , insistió en que un candidato cuyo
nombre fuera "vil, ridículo o totalmente impropio de un cristiano "
debería recibir otro en la Confirmación" (cf. Martène ).

De la diversidad de prácticas actuales se desprende claramente que hay


mucha incertidumbre en cuanto a la doctrina relativa a la confirmación.
Es cierto que el sacramento se administra válida y lícitamente en la
Iglesia ; pero esto no resuelve las cuestiones teológicas relativas a su
institución, materia , forma y ministerio .

En la época del Concilio de Trento, la dificultad se consideró tan grande


que los Padres reunidos se contentaron con sólo unos pocos cánones
sobre el tema. Definieron sino que la confirmación no era "una
ceremonia vana un verdadero y propio sacramento "; y que no era
"antaño nada más que una especie de catecismo en el que los que

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entraban en la juventud daban cuenta de su fe ante la Iglesia " (can. I).


No definieron nada específico sobre la institución de Cristo ; aunque al
tratar de los sacramentos en general ya habían definido que "todos los
sacramentos de la Ley Nueva fueron instituidos por Cristo nuestro Señor
" (Sess. VII, can. i). No se dijo nada en absoluto sobre la forma de las
palabras que se utilizarían; y sobre el asunto se limitaron a condenar a
cualquiera que sostuviera "que quienes atribuyen alguna virtud al
sagrado crisma de la confirmación ofrecen un ultraje al Espíritu Santo "
(can. ii). El tercer y último canon definió "ordinario" que el ministro del
sacramento Es sólo un obispo , y no un simple sacerdote .

Este lenguaje cauteloso, tan diferente de los cánones definidos sobre


algunos de los otros sacramentos , muestra que el concilio no tenía
intención de decidir las cuestiones en disputa entre los teólogos sobre el
tiempo y la manera de la institución por Cristo (institución directa o
indirecta), la la materia ( imposición de manos o unción, o ambas), la
forma ("te firmo", etc., o "el sello", etc.), y el ministro ( obispo o sacerdote
).

En otra parte (Sess. VII, can. ix) el concilio definió que en la confirmación
un carácter se imprime en el alma , es decir, un cierto signo espiritual e
indeleble por el cual el sacramento no puede repetirse; y nuevamente
(Sess. XXIII) el concilio declaró que " los obispos son superiores a los
sacerdotes ; administran el Sacramento de la Confirmación; ordenan a
los ministros de la Iglesia ; y pueden realizar muchas otras cosas sobre
las cuales otros de rango inferior no tienen funciones". fuerza".

Respecto a la administración del sacramento desde los primeros tiempos


de la Iglesia , el decreto de la Inquisición (Lamentabili sane, 3 de julio de
1907) condena la proposición (44): "No hay prueba de que el rito del
Sacramento de la Confirmación fuera empleado por los Apóstoles ; la
distinción formal, por tanto, entre los dos sacramentos , el Bautismo y la
Confirmación, no pertenece a la historia del cristianismo ". La institución
del sacramento también ha sido objeto de mucha discusión, como se
desprenderá del siguiente relato.

Historia

El Sacramento de la Confirmación es un ejemplo sorprendente del


desarrollo de la doctrina y el ritual en la Iglesia . De hecho, podemos
detectar mucho más que meros gérmenes en la Sagrada Escritura ; pero
no debemos esperar encontrar allí una descripción exacta de la
ceremonia tal como se realiza actualmente, o una solución completa de

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las diversas cuestiones teológicas que han surgido desde entonces. Sólo
de los Padres y los Escolásticos podemos obtener información sobre estos
temas.

Confirmación en la Biblia

Leemos en los Hechos de los Apóstoles (8:14-17) que después de que los
samaritanos conversos fueron bautizados por el diácono Felipe, los
Apóstoles "enviaron a ellos a Pedro y a Juan, quienes, cuando llegaron,
oraron por ellos, para que pudieran recibir el Espíritu Santo ; porque
todavía no había venido sobre ninguno de ellos, sino que sólo habían
sido bautizados en el nombre del Señor Jesús ; entonces les impusieron
las manos y recibieron el Espíritu Santo ".

Nuevamente ( 19:1-6 ): San Pablo "llegó a Éfeso y encontró a algunos


discípulos , y les dijo: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo desde que
creísteis ? Pero ellos le dijeron: No tenemos ni siquiera oyó si había
Espíritu Santo . Y él dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados de Juan ? El
cual dijo: En el bautismo . Entonces Pablo dijo: Juan bautizó al pueblo
con el bautismo de penitencia... Habiendo oído estas cosas, fueron
bautizados. en el nombre del Señor Jesús ... Y cuando Pablo impuso las
manos les , vino sobre ellos el Espíritu Santo , y hablaron en lenguas y
profetizaron ".

De estos dos pasajes aprendemos que en las primeras épocas de la Iglesia


había un rito , distinto del bautismo , en el que el Espíritu Santo era
conferido por la imposición de las manos ( dia tes epitheseos ton cheiron
ton Apostolon ), y que el poder de Realizar esta ceremonia no estaba
implicado en el poder de bautizar .

No se hace ninguna mención clara sobre el origen de este rito ; pero


Cristo prometió el don del Espíritu Santo y lo confirió. Nuevamente, no se
hace mención expresa de la unción con crisma ; pero notamos que la
idea de unción se asocia comúnmente con la entrega del Espíritu Santo .
Cristo ( Lucas 4:18 ) aplica a sí mismo las palabras de Isaías ( 61:1 ): "El
Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me ha ungido para predicar
el evangelio ". San Pedro ( Hechos 10:38 ) habla de " Jesús de Nazaret :
cómo Dios lo ungió con el Espíritu Santo ". San Juan dice a los fieles :
"Tenéis la unción ( chrisma ) del Santo , y sabéis todas las cosas"; y
nuevamente: "Que la unción [ chrisma ] que de él habéis recibido,
permanezca en vosotros" ( 1 Juan 2:20-27 ).

Un pasaje sorprendente, que fue muy utilizado por los Padres y los

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Escolásticos , es el de San Pablo : "El que nos confirma [ ho de bebaion ]


con vosotros en Cristo , y nos unge, es Dios , el cual también tiene nos
selló [ sphragisamenos ], y nos dio la prenda [ arrabona ] del Espíritu en
nuestros corazones” ( 2 Corintios 1:20-21 ). No se hace mención de
ninguna palabra particular que acompañe la imposición de manos en
ninguna de las ocasiones en las que la ceremonia se describe ; pero como
el acto de imponer las manos se realizaba con diversos fines, alguna
oración es posible que se haya utilizado que indicara el propósito
especial: "Pedro y Juan... oraron por ellos para que recibieran el Espíritu
Santo ". Además, expresiones como "firmar" y "sellar" pueden
considerarse como referencias al carácter impreso por el sacramento :
"Fuiste firmado [ esphragisthete ] con el Espíritu Santo de la promesa";
"No contristeis al Espíritu Santo de Dios , con el cual sois sellados [
esfragisthete ] para el día de la redención " ( Efesios 1:13 ; 4:30 ). Ver
también el pasaje de Segunda de Corintios citado anteriormente.

Nuevamente, en la Epístola a los Hebreos ( 6:1-4 ), el escritor reprocha a


aquellos a quienes se dirige volver a caer en su conocimiento primitivo e
imperfecto de cristiana la verdad ; "Mientras que para el tiempo debéis
ser maestros, es necesario que se os enseñe de nuevo cuáles son los
primeros elementos de las palabras de Dios" ( Hebreos 5:12 ). Les
exhorta: "dejando la palabra del principio de Cristo , pasemos a cosas
más perfectas, no echando de nuevo el fundamento... de la doctrina de
los bautismos y de la imposición de manos ", y habla de ellos como de los
que han sido "una vez iluminados, han gustado también el celestial don ,
y han sido hechos participantes del Espíritu Santo ". Es claro que aquí se
hace referencia a la ceremonia de la iniciación cristiana : el bautismo y la
imposición de manos el Espíritu Santo mediante la cual se confería , tal
como en Hechos 2:38 . La ceremonia se considera tan conocida por los
fieles que no es necesaria ninguna descripción adicional . Este relato de
la práctica y enseñanza de los Apóstoles prueba que el La ceremonia no
era un mero examen de los ya bautizados , ni una mera profesión de fe o
renovación de los votos bautismales . Tampoco fue algo especialmente
conferido a los samaritanos y efesios . Lo que se les hizo fue un ejemplo
de lo que generalmente se les otorgaba. Tampoco fue una mera
concesión de carismata ; el Espíritu Santo a veces producía efectos
extraordinarios (hablar en diversas lenguas, etc.), pero éstos no eran
necesariamente el resultado de su entrega. La práctica y la enseñanza de
la Iglesia en la actualidad conservan el tipo primitivo: la imposición de
manos , el don del Espíritu Santo , los privilegios del episcopado . qué
otros elementos fueron transmitidos por la tradición . A continuación
veremos

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Padres de la Iglesia

Al pasar de la Sagrada Escritura a los Padres, naturalmente esperamos


encontrar respuestas más concretas a las diversas cuestiones relativas al
sacramento . Tanto de su práctica como de su enseñanza aprendemos
que la Iglesia hizo uso de un rito distinto del bautismo ; que ésta consistía
en imposición de manos , unción y palabras de acompañamiento; que
por este rito el Espíritu Santo se confería a los ya bautizados y se imponía
una marca o sello en sus almas ; que, por regla general, en Occidente el
ministro era un obispo , mientras que en Oriente podía ser un simple
sacerdote .

Los Padres consideraron que los ritos de iniciación ( bautismo ,


confirmación y Sagrada Eucaristía ) fueron instituidos por Cristo , pero
no entraron en ninguna discusión minuciosa sobre el tiempo , lugar y
modo de la institución, al menos del segundo. de estos ritos .

Al examinar los testimonios de los Padres debemos notar que la palabra


confirmación no se usó para designar este sacramento durante los
primeros cuatro siglos; pero nos encontramos con otros términos y frases
que se refieren claramente a ello. Así, se denomina "imposición de
manos" ( manuum impositio, cheirothesia ), "unción", "crisma", "sellado",
etc. Antes de la época de Tertuliano , los Padres no hacen ninguna
mención explícita de la confirmación como distinta del bautismo . . El
hecho de que los dos sacramentos fueran conferidos juntos puede
explicar este silencio.

Tertuliano ( Sobre el bautismo 6 ) es el primero en distinguir claramente


los tres actos de iniciación: "Después de haber salido del lavacro, somos
ungidos completamente con una bendita unción [ perungimur benedictâ
unctione ] según la antigua regla... La unción corre corporalmente sobre
nosotros, pero se beneficia espiritualmente... Después de esto, la mano se
impone sobre nosotros mediante la bendición , invocando e invitando al
Espíritu Santo [ dehinc manus imponitur per benedictionem advocans et
invitans Spiriturn Sanctum ]".

Nuevamente ( Sobre la resurrección de la carne, 8 ): "La carne es lavada


para que el alma quede inmaculada. La carne es ungida [ ungitur ] para
que el alma sea consagrada . La carne es sellada [ signatur ] para que el
alma sea fortificada. La carne es eclipsada por la imposición de manos
para que el alma sea iluminada por el Espíritu. La carne es alimentada
por el Cuerpo y la Sangre de Cristo para que el alma sea engordada por
Dios ."

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Y ( Contra Marción 1.14 ): "Pero Él [ Cristo ], aun en este tiempo , ni


rechazó el agua del Creador con la que lava a los suyos, ni el aceite con
que unge a los suyos; . . . ni "el pan con el que hace presente [ repræsentat
] su propio cuerpo, necesitando incluso en sus propios sacramentos los
elementos miserables del Creador ", Tertuliano cuenta también cómo el
diablo , imitando los ritos de la iniciación cristiana , rocía algunos y los
firma como suyos. soldados en la frente ( signat illic in frontibus milites
suos - La receta contra los herejes 40 ).

Otro gran Padre africano habla con igual claridad de confirmación. "Dos
sacramentos ", dice San Cipriano , "presiden el nacimiento perfecto del
cristiano : uno regenera al hombre, que es el bautismo , el otro le
comunica el Espíritu Santo " ( Epístola 72 ).

"Es necesario también ser ungido el que es bautizado , para que,


habiendo recibido el crisma , es decir la unción, sea ungido de Dios " (
Epístola 70 ).

"No convenía que [los samaritanos ] fueran bautizados nuevamente, sino


sólo lo que faltaba, lo que hicieron Pedro y Juan; que, hecha con oración
por ellos y las manos impuestas , se invocara el Espíritu Santo y se
derramara sobre ellos. ... Lo cual también se hace ahora entre nosotros,
para que los que son bautizados en la Iglesia sean presentados a los
obispos [ prelados ] de la Iglesia , y por nuestra oración e imposición de
manos , reciban el Espíritu Santo y sean perfeccionados con el sello. [
signaculo ] del Señor ” ( Epístola 73 ).

"Además, el hombre no nace por imposición de manos , cuando recibe el


Espíritu Santo , sino por el bautismo , para que, habiendo nacido ya,
reciba el Espíritu , como fue hecho en el primer hombre Adán . Porque
Dios primero lo formó y sopló en su rostro aliento de vida. Porque el
Espíritu no puede ser recibido si no hay primero quien lo reciba. Pero el
nacimiento de los cristianos es en el bautismo " ( Epístola 74 ).

El Papa San Cornelio se queja de que Novato , después de haber sido


bautizado en su lecho de enfermo, "no recibió las otras cosas que debían
ser compartidas según la regla de la Iglesia : ser selladas, es decir, por el
obispo [ sphragisthenai ypo tou episkopou ] y no habiendo recibido esto,
¿cómo recibió el Espíritu Santo ?" ( Eusebio , Historia de la Iglesia VI.43 ).

En los siglos IV y V los testimonios son naturalmente más frecuentes y


claros. San Hilario habla de "los sacramentos del bautismo y del
Espíritu"; y dice que "el favor y el don del Espíritu Santo , cuando cesaba

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la obra de la Ley , debían ser dados por la imposición de manos y la


oración " (In Matt., c. iv, c. xiv).

San Cirilo de Jerusalén es la gran autoridad oriental en la materia, y su


testimonio es tanto más importante cuanto que dedicó varias de sus
"Catequesis" a la instrucción de los catecúmenos en los tres sacramentos
que debían recibir al ser iniciados en la Iglesia. Misterios cristianos .
Nada podría ser más claro que su lenguaje: "A vosotros también, después
que subisteis del estanque de los arroyos sagrados, os fue dado el crisma
[unción], emblema de aquello con que Cristo fue ungido; y este es el
Espíritu Santo ... Este santo ungüento ya no es un ungüento simple ni
común, después de la invocación, sino el don de Cristo , y por la
presencia de su divinidad , causa en nosotros el Espíritu Santo . Este unge
simbólicamente tu frente y tus demás sentidos. ; y el cuerpo a la verdad
es ungido con ungüento visible, pero el alma es santificada por el
Espíritu Santo y vivificante... A vosotros no en figura sino en verdad
fuisteis , porque en verdad ungidos por el Espíritu" ( Catequesis
mistagógica 3 ).

Y en la decimoséptima catequesis sobre el Espíritu Santo , se habla de la


visita de Pedro y Juan para comunicar a los samaritanos el don del
Espíritu Santo mediante la oración y la imposición de manos . No olvidéis
al Espíritu Santo -dice a los catecúmenos- en el momento de vuestra
iluminación; Él está listo para marcar vuestra alma con Su sello [
sphragisai ]. . . Él os dará el sello celestial y divino [ sphragisai ] que hace
a los demonios temblar ; Él te armará para la pelea; Él os dará fuerzas."
Cristo , dice San Optato de Mileve , "descendió al agua, no porque hubiera
algo que pudiera ser purificado en Dios , sino que el agua debía ir antes
que el aceite que había de sobrevenir, para iniciar y completar los
misterios del bautismo ; habiendo sido lavado mientras estaba en las
manos de Juan, el orden del misterio se sigue . . . . El cielo se abre
mientras el Padre unge; El aceite espiritual en la imagen de la Paloma
descendió inmediatamente y se posó sobre Su cabeza, y derramó sobre
ella aceite, de donde tomó el nombre de Cristo , cuando fue ungido por
Dios Padre ; a quien para que la imposición de manos no le pareciera
falta , se oye la voz de Dios desde una nube, que dice: Este es mi Hijo, en
quien he pensado bien; a él oíd" (De schism. Donat., I, iv, n. 7).

San Efraín Siro habla de "los sacramentos del crisma y del bautismo "
(Serm. xxvii); "aceite también para un ungüento dulcísimo, con el cual
son sellados los que ya han sido iniciados en el bautismo , y revestidos
con las armas del Espíritu Santo " (En Joel.)

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San Ambrosio , dirigiéndose a los catecúmenos que ya habían sido


bautizados y ungidos, dice: "Habéis recibido el sello espiritual, el Espíritu
de sabiduría y de inteligencia... Guardad lo que habéis recibido. Dios
Padre os ha sellado; Cristo el Señor te ha confirmado; y el Espíritu te ha
dado la prenda en tu corazón, como has aprendido por lo leído en el
Apóstol " ( Sobre los Misterios 7,42 ).

El autor del "De Sacramentis" (Inter Op. Ambros., lib. III, c. ii, n. 8) dice
que después de la inmersión bautismal "el sello espiritual [ signaculum ]
sigue... cuando a la invocación del obispo [ sacerdotis ] el Espíritu Santo ".
se infunde

El Concilio de Elvira decretó que aquellos que habían sido bautizados


privadamente en caso de necesidad debían ser llevados después al
obispo "para ser perfeccionados por la imposición de las manos " (can.
xxxviii, Labbe , I, 974).

Y el Concilio de Laodicea : "Aquellos que se han convertido de las herejías


... no deben ser recibidos antes de que anatematicen toda herejía ... y
luego, aquellos que fueron llamados fieles entre ellos, habiendo
aprendido los credos de los fe , y habiendo sido ungidos con el santo
crisma , comunicarán así el santo misterio" (can. vii). "Los que sean
iluminados deben, después del bautismo , ser ungidos con el celestial
crisma , y ser partícipes del reino de Cristo " (can. xlviii, Labbe , I, col.
1497).

El Concilio de Constantinopla (381): "Recibimos a los arrianos y


macedonios ... cuando dan declaraciones escritas y anatematizan toda
herejía ... habiéndolos sellado primero con el santo ungüento sobre la
frente, los ojos y las fosas nasales. , y boca, y oídos, y sellándolos decimos:
'El sello del don del Espíritu Santo "' (can. vii, Labbe , II, col. 952).

San Agustín explica cómo la venida del Espíritu Santo estuvo


acompañada del don de lenguas en las primeras edades de la Iglesia .
"Estos fueron milagros adaptados a los tiempos. . . .

¿Se espera ahora que aquellos a quienes se les imponen las manos
hablen en lenguas ? ¿O cuando impusimos nuestra mano a estos niños,
esperó cada uno de ustedes para ver si hablaban en lenguas ? y cuando
vio que no hablaban en lenguas , ¿fue alguno de vosotros tan perverso de
corazón como para decir: 'Estos no han recibido el Espíritu Santo ?' (
Tratado 6 sobre el Evangelio de Juan ).

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Habla también del mismo modo de la unción: el sacramento del crisma


"está en el género de los signos visibles, sacrosanto como el bautismo " (
Contra Petiliano 2.104 ; véase Serm. ccxxvii, Ad Infantes en PL, XXXVII,
col. 1100; Sobre el Santísima Trinidad 15,46 ); "De Cristo está escrito en los
Hechos de los Apóstoles , cómo Dios le ungió con el Espíritu Santo , no
ciertamente con aceite visible, sino con el don de la gracia , que se
manifiesta por aquella unción visible con la que la Iglesia unge a los
bautizados ".

El pasaje más explícito se encuentra en la carta del Papa Inocencio I a


Decencio: "En cuanto al sellamiento de niños, está claro que no es lícito
que lo haga nadie más que un obispo [ non ab aliis quam ab episcopo fieri
licere ] Porque los presbíteros , aunque sean sacerdotes de segundo rango
(segundos sacerdotes ), no han llegado a la cima del pontificado. Que este
pontificado es derecho sólo de los obispos , es decir: que sellen o liberen
el Espíritu . , el Paráclito se demuestra no sólo por el uso eclesiástico ,
sino también por aquella porción de los Hechos de los Apóstoles donde se
declara que Pedro y Juan fueron enviados para dar el Espíritu Santo a los
que ya habían sido bautizados . Porque cuando los presbíteros bautizan ,
ya sea con la presencia del obispo o sin ella , pueden ungir a los
bautizados con el crisma , siempre que esté previamente consagrado por
un obispo , pero no firmar la frente con ese óleo, que es un derecho
reservado sólo a los obispos [ episcopis ], cuando da el Espíritu , el
Paráclito . Sin embargo, no puedo nombrar las palabras, por miedo a que
parezca traicionar más que responder al punto sobre el cual me habéis
consultado."

San León en su cuarto sermón sobre la Natividad de Cristo dice a los


fieles : "Habiendo sido regenerados por el agua y el Espíritu Santo ,
habéis recibido el crisma de la salvación y el sello de eterna la vida " (
chrisma salutis et signaculum vitae æternæ, — PL, LIV, col.207).

El Beato Teodoreto comentando el primer capítulo del Cantar de los


Cantares dice: "Recuerda el santo rito de iniciación, en el que aquellos
que se perfeccionan después de la renuncia al tirano y el reconocimiento
del Rey, reciben como una especie de sello real el crisma de la unción
espiritual ( sphragida tina basiliken... tou pneumatikou myron to chrisma )
como partícipes de ese ungüento típico de la gracia invisible del Espíritu
Santo " (PG, LXXXI, 60).

Entre las homilías antiguamente atribuidas a Eusebio de Emesa, pero


ahora admitidas como obra de algún obispo del sur de la Galia en el siglo
V, se encuentra una larga homilía del domingo de Pentecostés : "El

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Espíritu Santo que desciende con un descenso vivificante sobre el cielo".


Las aguas del bautismo , en la pila otorga belleza a la inocencia, en la
confirmación otorga aumento a la gracia. Porque tenemos que caminar
durante toda nuestra vida en medio de enemigos y peligros invisibles, en
el bautismo somos regenerados a la vida, después del bautismo somos
confirmado para la batalla; en el bautismo somos limpiados, después del
bautismo somos fortalecidos... la confirmación arma y proporciona
armas a los que están reservados para las luchas y contiendas de este
mundo" (Bib. Max., SS. PP., VI, pág.649).

Estos pasajes son suficientes para mostrar la doctrina y la práctica de la


Iglesia durante la era patrística .

Alta Edad Media

las grandes controversias trinitarias y cristológicas Una vez resueltas la


doctrina de la gracia divina , y definida , la Iglesia pudo dedicar atención
a las cuestiones relativas a los sacramentos , medios de la gracia. Al
mismo tiempo los sacramentarios se redactaban , fijando los distintos
ritos en uso.

Con la precisión de la práctica vino una mayor precisión y plenitud de la


doctrina . "Chrisma", dice San Isidoro de Sevilla , "es en latín, llamada
'unctio' y de ella Cristo recibe su nombre , y el hombre es santificado
después de la fuente [ lavacrum ]; porque así como en el bautismo se da
la remisión de los pecados , así por la unción [ unctio ] se confiere la
santificación del Espíritu. La imposición de las manos se realiza para que
el Espíritu Santo , siendo llamado por la bendición , sea invitado [ per
benedictionem advocatus invitetur Spiritus Sanctus ]; porque después de
que los cuerpos han sido limpio y bendito , entonces el Paráclito
desciende voluntariamente del Padre” (Etym., VI, c.xix in PL, LXXXII, col.
256).

Las grandes luces anglosajonas de la Alta Edad Media son igualmente


explícitas. "La confirmación de los recién bautizados ", dice Lingard
(Iglesia anglosajona, I, p. 296), "se convirtió en una parte importante del
del obispo deber . Leemos repetidamente sobre los viajes realizados por
San Cuthbert principalmente con este objetivo. ... Le traían niños de las
zonas apartadas del país para su confirmación; y ministraba a los que
habían nacido recientemente de nuevo en Cristo la gracia del Espíritu
Santo mediante la imposición de manos , 'colocando su mano sobre la
cabeza'. de cada uno, y ungiéndolos con el crisma que había bendecido (
manum imponens super caput singulorum, liniens unctione consecratâ

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quam benedixerat ; Beda, "Vita Cuth.", c. xxix, xxxii in PL, XCIV, Oper.
Min., p. . 277)."

Alcuino también en su carta a Odwin describe cómo el neófito , después


de recibir el bautismo y la Eucaristía, se prepara para recibir el Espíritu
Santo mediante la imposición de las manos . "Por último, por la
imposición de las manos por parte del sumo sacerdote [ summo sacerdote
] recibe el Espíritu de la séptuple gracia para ser fortalecido por el
Espíritu Santo para luchar contra los demás" (De bapt. cæremon. in PL, CI
, columna 614).

Se observará que en todos estos pasajes la imposición de manos se


menciona ; San Isidoro y San Beda también mencionan la unción. Éstos
pueden tomarse como ejemplos típicos; las mejores autoridades de esta
época combinan las dos ceremonias .

En cuanto a la forma de las palabras utilizadas, prevaleció la mayor


variedad. Las palabras que acompañaban la imposición de manos eran
generalmente una oración pidiendo a Dios que enviara el Espíritu Santo
y confiriera a los neófitos los siete dones . En el Sacramentario
Gregoriano no se asigna ninguna palabra a la unción; pero está claro que
la unción debe tomarse en conexión con las palabras pertenecientes a la
imposición de manos . Cuando se asignan palabras especiales, a veces se
parecen al formulario griego ( signum Christi in vitam æternam , etc.), o
son indicativas, como la fórmula presente ( signo, consigno, confirmo ),
imperativas ( accipe signum , etc.) o despectivas. ( confirmat vos Pater et
Filius et Spiritus Sanctus , etc.). San Isidoro es claramente partidario de
una oración : "Podemos recibir el Espíritu Santo , pero no podemos darlo:
para que nos sea dado, invocamos a Dios " (De Off. Eccl., II, c. xxvi en PL ,
LXXXIII, col.823).

En contraste con esta diversidad en cuanto a la forma , hay total acuerdo


en que el único ministro es el obispo . Por supuesto, esto se refiere sólo a
la Iglesia occidental . Los escritores apelan a los Hechos de los Apóstoles
(por ejemplo, San Isidoro , "De Off. Eccl.", II, c. xxvi; San Beda , "In Act.
Apost." en PL, XCII, col. 961; " Vit. Cuth.", c. xxix); pero no examinan la
razón por la cual el poder está reservado a los obispos , ni discuten la
cuestión del tiempo y modo de la institución del sacramento .

teología escolástica

La enseñanza de los escolásticos muestra un marcado avance con


respecto a la de la Alta Edad Media . La decisión en cuanto al número de

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los sacramentos implicó la clara distinción entre la confirmación y el


bautismo ; y al mismo tiempo la definición más exacta de lo que
constituye un sacramento llevó a la discusión de la institución de la
confirmación, su materia y forma , ministro y efectos, especialmente el
carácter impreso.

Podemos seguir el desarrollo a través de los trabajos de Lanfranc ,


arzobispo de Canterbury , san Anselmo su sucesor, Abelardo , Hugo de
San Víctor , Pedro Lombardo (Sent., IV, dist. vii); luego se diversificó en
dos escuelas distintas de dominicos ( Alberto Magno y Santo Tomás ) y
franciscanos ( Alejandro de Hales , San Buenaventura y Duns Escoto ).
Como veremos, la claridad con la que se plantearon las diversas
cuestiones no produjo en modo alguno unanimidad; más bien sirvió para
sacar a la luz la incertidumbre respecto de todos ellos. Los escritores
parten del hecho de que existía en la Iglesia una ceremonia de unción
con crisma acompañada de las palabras: "Te señalo con la señal de la
cruz ", etc.; esta ceremonia la realizaba únicamente un obispo y no podía
repetirse. Cuando examinaron la doctrina subyacente a esta práctica,
todos admitieron que era un sacramento , aunque en los escritores
anteriores la palabra sacramento aún no había adquirido un significado
técnico distinto. Tan fuertemente insistieron en el principio Lex orandi,
lex credendi , que daban por sentado que la unción debía ser la materia ,
y las palabras "te firmo", etc., la forma , y que nadie más que un obispo
podía ser el ministro válido . Pero cuando llegaron a justificar esta
doctrina por la autoridad de las Escrituras , encontraron la dificultad de
que allí no se hace mención ni de la unción ni de las palabras; sobre la
institución del sacramento de hecho, no se dice nada en absoluto . ¿Cuál
podría ser el significado de este silencio? ¿Cómo podría explicarse?

(a) La institución del sacramento

Respecto a la institución hubo tres opiniones. La Escuela Dominicana


enseñó que Cristo mismo fue el autor inmediato de la confirmación.
Escritores anteriores (por ejemplo , Hugo de San Víctor , "De Sacram.", ii,
y Peter Lombard , "Sent.", IV, dist. vii) sostuvieron que fue instituido por
el Espíritu Santo a través de la instrumentalidad de los Apóstoles . Los
franciscanos también sostenían que el Espíritu Santo era el autor, pero
que actuaba ya sea a través de los Apóstoles o a través de la Iglesia
después de la muerte de los Apóstoles . Santo Tomás dice:

Respecto a la institución de este sacramento , hay dos opiniones:


algunos dicen que no fue instituido ni por Cristo ni por sus Apóstoles ,
sino más tarde en el transcurso del tiempo en cierto concilio [Meaux,

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845; ésta era la opinión de Alejandro de Hales , Summ., iv, q. 9, m.],


mientras que otros decían que fue instituida por los Apóstoles . Pero
esto no puede ser así, porque la institución de un sacramento
pertenece al poder de excelencia que es propio sólo de Cristo . Y por
tanto debemos sostener que Cristo instituyó este sacramento , no
mostrándolo [ exhibiendo ] sino prometiéndolo, según el texto ( Juan
16,7 ): "Si no voy, el Paráclito no vendrá a vosotros; pero si Voy y os lo
enviaré". Y esto porque en este sacramento se da la plenitud del
Espíritu Santo , que no debía ser dada antes de de Cristo la
resurrección y ascensión , según el texto ( Juan 7,39 ): "Aún no era dado
el Espíritu, porque Jesús era aún no ha sido glorificado." ( Summa
Theologiæ III.72.1 ).

Se notará que el Doctor Angélico duda un poco acerca de la institución


directa por parte de Cristo ( non exhibendo, sed promittendo ). En su obra
anterior (In Sent., IV, dist. vii, q. 1) había dicho claramente que Cristo
había instituido el sacramento y Él mismo lo había administrado ( Mateo
19 ). En esta opinión, el santo todavía estaba bajo la influencia de su
maestro, Alberto, quien llegó incluso a sostener que Cristo había
especificado el crisma y las palabras "te firmo", etc. (In Sent., IV, dist. vii,
a.2).

La opinión de Alejandro de Hales , a la que se refiere Santo Tomás , era la


siguiente: los Apóstoles conferían el Espíritu Santo por la mera
imposición de manos ; este rito , que no era propiamente un sacramento ,
se continuó hasta el siglo IX, cuando el Espíritu Santo inspiró a los Padres
del Concilio de Meaux en la elección de la materia y la forma , y los dotó
de eficacia sacramental ( Spiritu Sancto instigante et virtutem).
sanctificandi præstante ). A esta extraordinaria opinión (que afirma que
es meramente personal) lo llevó el hecho de que en las Sagradas
Escrituras no se hace ninguna mención ni del crisma ni de las palabras; y
como éstas eran sin duda la materia y la forma , sólo podrían haber sido
introducidas por autoridad divina.

Su discípulo , San Buenaventura , estuvo de acuerdo en rechazar la


institución de Cristo o de sus Apóstoles , y en atribuirla al Espíritu Santo ;
pero retrocedió el tiempo hasta la época de "los sucesores de los
Apóstoles " (In Sent., IV, dist. vii, art. 1). Sin embargo, al igual que su
amistoso rival Santo Tomás , también modificó su punto de vista en una
obra posterior viloquium, p. vi. C. 4) donde dice que Cristo instituyó todos
los sacramentos , aunque de diferentes maneras; "algunos insinuándolos
e iniciándolos [ insinuando et initiando ], como confirmación y
extremaunción ". Escoto parece haber sentido el peso de la autoridad de

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la opinión dominicana , porque no se expresa claramente a favor de las


opiniones de su propia orden. Dice que el rito fue instituido por Dios (¿
Jesucristo ? ¿el Espíritu Santo ?); que fue instituido cuando Cristo
pronunció las palabras: "Recibid el Espíritu Santo ", o en el día de
Pentecostés, pero esto puede referirse no al rito sino a lo significado, a
saber. el don del Espíritu Santo (In Sent., IV, dist. vii, q. 1; dist. ii, q. 1). Los
Padres de la El Concilio de Trento , como se dijo anteriormente, no
decidió expresamente la cuestión, pero como definió que todos los
sacramentos fueron instituidos por Cristo , la enseñanza dominicana ha
prevalecido. Veremos, sin embargo, que esto puede tener muchos
significados diferentes.

b) La cuestión de la materia y la forma

La cuestión de la institución del sacramento está íntimamente ligada a la


determinación de la materia y la forma . Todos estuvieron de acuerdo en
que consistían en la unción (incluido el acto de colocar la mano sobre el
candidato) y las palabras "te firmo" o "te confirmo", etc. ¿Fueron esta
acción y estas palabras de la Divina , o de ¿Apostólico , o de origen
meramente eclesiástico ? San Alberto sostuvo que ambos fueron
ordenados por el mismo Cristo ; otros que eran obra de la Iglesia ; pero la
opinión común era que eran de origen apostólico . Santo Tomás opinaba
que los Apóstoles realmente hicieron uso del crisma y de las palabras
Consigno te , etc., y que lo hicieron por mandato de Cristo . El silencio de
la Escritura no tiene por qué sorprendernos, dice, "pues los Apóstoles
observaron muchas cosas en la administración de los sacramentos que
no están transmitidas por las Escrituras " ( Summa Theologiæ III.72.3 ).

(c) La reserva del rito a los obispos

Como prueba de la reserva del rito a los obispos, los escolásticos apelan
al ejemplo de Hechos 8 ; y continúan explicando que como el sacramento
es una especie de consumación del bautismo , es apropiado que sea
conferido por "aquel que tiene el poder más alto [ summam potestatem ]
en la Iglesia " ( Summa Theologiæ III.72.11 ). Eran conscientes, sin
embargo, de que en la Iglesia primitiva a veces simples sacerdotes
administraban el sacramento . Esto lo explicaron por la escasez de
obispos , y reconocieron que la validez de tal administración (a
diferencia del caso de las Sagradas Órdenes ) es una mera cuestión de
jurisdicción eclesiástica . "El Papa tiene la plenitud del poder en la Iglesia
, por lo que puede conferir a ciertos órdenes inferiores cosas que
pertenecen a los órdenes superiores... Y por la plenitud de este poder, el
bienaventurado Papa Gregorio simples concedió que los sacerdotes

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confirieran este sacramento " ( Summa Theologiæ III.72.11 ).

El Concilio de Trento

El Concilio de Trento no decidió las cuestiones discutidas por los


escolásticos . Pero la definición de que "todos los sacramentos fueron
instituidos por Cristo " (Sess. VII, can. i), excluía la opinión de que el
Espíritu Santo fuera el autor de la confirmación. Aún así, no se dijo nada
sobre el modo de institución: inmediata o mediata, genérica o específica.
post-Tridintinos Los teólogos han enseñado casi unánimemente que
Cristo mismo fue el autor inmediato de todos los sacramentos , y por
tanto de la confirmación (cf. De Lugo , "De Sacram. in Gen.", disp. vii,
secc. 1; Tournély , "De Sacram. in Gen.", q.v, a.1). "Pero los estudios
históricos del siglo XVII obligaron a los autores a restringir la acción de
Cristo en la institución de los sacramentos a la determinación del efecto
espiritual, dejando la elección del rito a los Apóstoles y a la Iglesia ".
(Pourrat, La théologie sacramentaire, p. 313.) Es decir, en el caso de la
confirmación, Cristo confirió a los Apóstoles el poder de dar la Espíritu
Santo , pero no especificó la ceremonia este don mediante la cual se
debía conferir ; los Apóstoles y la Iglesia , actuando bajo la dirección
divina, se fijaron en la imposición de manos , la unción y las palabras
apropiadas. Más información sobre esta importante y difícil cuestión se
encontrará en el artículo SACRAMENTOS .

Confirmación en las Iglesias británica e irlandesa

En su famosa "Confesión" (p. clxxxiv), St. Patrick se refiere a sí mismo


como el primero en administrar la confirmación en Irlanda . El término
aquí utilizado ( populi consummatio ; cf. San Cipriano , ut signaculo
dominico consummentur , Epístola 73, n.º 9 ) está traducido por
nocosmad, cosmait ( confirmabat, confirmatio ) en una irlandesa homilía
muy antigua en San Pedro . Patrick encontró en el siglo XIV, "Leabar
Breac". En la misma obra (II, 550-51), un prefacio en latín a un antiguo
irlandés tratado cronológico dice: Debemos saber en qué época comenzó
Patriacius, el santo obispo y mayor preceptor de los escoceses. . . santificar
y consagrar, y terminar , es decir, "debemos saber en qué momento
Patricio , el santo obispo y mayor maestro de los irlandeses , comenzó a
venir a Irlanda ... para santificar, ordenar y confirmar".

Del mismo "Leabar Breac", Sylvester Malone cita el siguiente relato de la


confirmación que muestra una creencia precisa por parte de la irlandesa
Iglesia : "La confirmación o crisma es la perfección del bautismo , no es
que no sean distintos y diferentes. La confirmación no podría se da en

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ausencia del bautismo ; ni los efectos del bautismo dependen de la


confirmación, ni se pierden hasta la muerte. Así como el nacimiento
natural se produce de inmediato, también lo hace la regeneración
espiritual , pero encuentra, sin embargo, su fin. perfección en la
confirmación" (Historia de la Iglesia de Irlanda, Dublín, 1880, I, p. 149).

Es a la luz de estos venerables textos, que probablemente son anteriores


al año 1000, que debemos interpretar la conocida referencia de San
Bernardo al desuso temporal de la confirmación en Irlanda (Vita
Malachiæ), c. iv, en Acta SS., noviembre, 1I, 145). Relata que San
Malaquías (n. alrededor de 1095) introdujo las prácticas de la Santa
Iglesia Romana en todas las iglesias de Irlanda , y menciona
especialmente "el uso más sano de la confesión, el sacramento de la
confirmación y el contrato de matrimonio, todos que eran desconocidos o
olvidados". Estos Malaquías los restauraron ( de novo instituit ).

Las galesas leyes de Hywel Dda suponen para los niños de siete años en
adelante una ceremonia religiosa de imposición de manos que
difícilmente puede ser otra cosa que una confirmación. Además, el
término galés para este sacramento , Bedydd Esgob , es decir, del obispo
bautismo , implica que siempre fue realizado por un obispo y era un
complemento ( consummatio ) del bautismo . Gerald Barry señala que
todo el pueblo de Gales estaba más ansioso que cualquier otra nación por
obtener la confirmación episcopal y el crisma mediante el cual se daba el
Espíritu.

La práctica en Inglaterra ya ha sido ilustrada por hechos de la vida de


San Cuthbert . Una de las órdenes o prescripciones más antiguas para
administrar el sacramento se encuentra en el Pontificio de Egbert,
arzobispo de York (m. 766). El rito es prácticamente el mismo que se
utiliza en la actualidad; la forma , sin embargo, es: "recibid la señal de la
santa cruz con el crisma de la salvación en Cristo Jesús para vida eterna".
Entre las rúbricas se encuentran: modo ligandi sunt , es decir, la cabeza
de la persona confirmada debe ser atada con un filete; y modo
communicandi sunt de sacrificio , es decir, deben recibir la Sagrada
Comunión ( Martène ).

Fue especialmente durante el siglo XIII cuando se tomaron medidas


enérgicas para asegurar la adecuada administración del sacramento . En
general, los concilios y sínodos ordenan a los sacerdotes a amonestar al
pueblo respecto a la confirmación de sus hijos. El límite de edad, sin
embargo, varía considerablemente. Así, el Sínodo de Worcester (1240)
decretó que a los padres que no confirmaran a sus hijos dentro del año

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siguiente al nacimiento se les debería prohibir la entrada a la iglesia. El


Sínodo de Exeter (1287) promulgó que los niños debían ser confirmados
dentro de los tres años desde su nacimiento, de lo contrario los padres
debían ayunar a pan y agua hasta que cumplieran con la ley . En el
Sínodo de Durham (¿1217? Cf. Wilkins, loc. cit. infra) el tiempo se
extendió hasta el séptimo año.

Otros estatutos fueron: que nadie debería ser admitido a la Sagrada


Comunión que no hubiera sido confirmado (Concilio de Lambeth, 1281);
que ni el padre ni la madre ni el padrastro deben actuar como
patrocinadores (Londres, 1200); que los niños que van a ser confirmados
deben traer "filetes o bandas de suficiente longitud y ancho", y que deben
ser llevados a la iglesia al tercer día después de la confirmación para que
el sacerdote les lave la frente por reverencia al santo crisma (Oxford,
1222); que un padrino masculino debería representar a los niños y una
madrina femenina a las niñas (Sínodo Provincial de Escocia , 1225); que
los adultos deben confesar antes de ser confirmados (Constitución de San
Edmundo de Canterbury , hacia 1236).

antes mencionados Varios de los sínodos enfatizan el hecho de que la


confirmación produce cognación espiritual y que el sacramento no
puede recibirse más de una vez. La legislación del Sínodo de Exeter es
especialmente completa y detallada (ver Wilkins, Concilia Magnæ
Brittanniæ et Hiberniæ, Londres, 1734).

Entre los decretos emitidos en Irlanda después de la Reforma se pueden


citar: nadie más que un obispo debe administrar la confirmación; la
Santa Sede no había delegado esta función episcopal a nadie (Sínodo de
Armagh, 1614); a los fieles se debe enseñar que la confirmación no puede
reiterarse y que su recepción debe ir precedida de la confesión
sacramental (Sínodo de Tuam , 1632).

En las colonias americanas

Antes del establecimiento de la jerarquía , muchos católicos en América


del Norte morían sin haber recibido la confirmación. En algunas partes
de lo que hoy son los Estados Unidos, el sacramento fue administrado por
obispos de las vecinas posesiones francesas y españolas; en otros, por
sacerdotes misioneros con delegación de la Santa Sede .

El obispo Cabezas de Altimirano de Santiago de Cuba, en su visita a


Florida , confirmó (25 de marzo de 1606) un gran número,
probablemente la primera administración del sacramento en el territorio

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de los Estados Unidos . En 1655, Don Diego de Rebolledo, Gobernador de


Florida , instó al Rey de España a pedir al Papa que hiciera de San
Agustín sede episcopal , o que hiciera de Florida un vicariato apostólico
para que hubiera un superior local y que los fieles pudieran recibir el
Sacramento de la Confirmación; pero la petición no resultó nada . El
obispo Calderón de Santiago visitó Florida en 1647 y confirmó 13.152
personas , entre indios y blancos. Otros ejemplos son las visitas del
obispo de Velasco (1735-6) y del obispo Morel (1763). Posteriormente, el
Dr. Pedro Camps, misionero apostólico, recibió de Roma especiales
facultades para la confirmación.

En Nuevo México , durante el siglo XVII, el custodio de los franciscanos


fue confirmado por delegación de León X y Adriano VI . En 1760, el
obispo Tamarón de Durango visitó las misiones de Nuevo México y
confirmó a 11.271 personas . El obispo Tejada de Guadalajara administró
(1759) la confirmación en San Fernando, ahora San Antonio , Texas , y el
obispo de Pontbriand en Ft. Presentación (Ogdensburg, NY) en 1752.

La necesidad de un obispo para administrar el sacramento en Maryland


y Pensilvania fue instada por el obispo Challoner en un informe al
Propaganda del 2 de agosto de 1763. Escribiendo a su agente en Roma , el
Rev. Dr. Stonor, el 12 de septiembre de 1766, dice: "hay allí tantos miles
que viven y mueren sin Confirmación"; y en otra carta, del 4 de junio de
1771: "Es lamentable que tal multitud tenga que vivir y morir siempre
privada del Sacramento de la Confirmación". El cardenal Castelli escribió
el 7 de septiembre de 1771 al obispo Briand de Quebec pidiéndole que
supliera las necesidades de los católicos en Maryland y Pensilvania . En
1783, el clero solicitó a Roma el nombramiento de un superior con las
necesarias facultades "para que nuestros fieles que viven en muchos
peligros, ya no sean privados del Sacramento de la Confirmación...". El 6
de junio de 1784, Pío VI nombró al Rev. John Carroll como superior de la
misión y le dio poder para administrar la confirmación ( Shea , Life and
Times of Archbishop Carroll, Nueva York, 1888; cf. Hughes en Am. Eccl.
Review, XXVIII, 23).

Confirmación entre los no católicos

Los reformadores protestantes , influenciados por su rechazo de todo lo


que no podía probarse claramente en las Escrituras y por su doctrina de
la justificación sólo por la fe , se negaron a admitir que la confirmación
fuera un sacramento ( Lutero , De Capt. Babyl., VII, p. 501). ). Según la
Confesión de Augsburgo, fue instituida por la Iglesia y no tiene la
promesa de la gracia de Dios . Melanchthon (Loci Comm., p. 48) enseñaba

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que era una ceremonia vana , y antiguamente no era más que un


catecismo en el que los que se acercaban a la adolescencia daban cuenta
de su fe ante la Iglesia ; y que el ministro no era sólo un obispo , sino
cualquier sacerdote (Lib. Ref. ad Colonien.).

Estos cuatro puntos fueron condenados por el Concilio de Trento (supra


I; cf. A. Theiner , Acta Genuina SS. Œcum. Conc. Trid., I, p. 383 ss.). Sin
embargo, las Iglesias luteranas conservan hasta el día de hoy algún tipo
de confirmación. Consiste en el examen del candidato en la doctrina
cristiana por los pastores o miembros del consistorio, y la renovación por
parte del candidato de la profesión de fe hecha para él en el momento de
su bautismo por sus padrinos. No aparece cómo los pastores
debidamente ordenados se puede decir que son los únicos que "dan"
confirmación. La Iglesia Anglicana sostiene que "la Confirmación no debe
contarse como un sacramento del Evangelio... porque no tiene la misma
naturaleza de sacramento [ sacramentorum eandem rationem ] con el
Bautismo y la Cena del Señor, porque no tiene ningún signo visible o
ceremonia ordenada por Dios ” (Art. xxv). Pero, como las Iglesias
luteranas , conserva "la Confirmación de los niños, examinando sus
conocimientos en sus artículos de fe y uniendo a ellos las oraciones" . de
la Iglesia para ellos" (Homilía sobre Oración Común y Sacramentos, p.
300). El rito de la confirmación ha sufrido diversos cambios en los
diferentes libros de oración (ver LIBRO DE ORACIÓN COMÚN ). De estos
se puede ver cómo la Iglesia Anglicana ha variado entre el rechazo total
de la doctrina y la práctica católicas y un acercamiento cercano a éstas.
Se podrían citar fácilmente testimonios de cualquiera de estas opiniones.
La redacción del artículo xxv dejó un vacío legal que el partido ritualista
ha aprovechado bien. Incluso algunos católicos , como se dijo
anteriormente, han admitido que la confirmación "no tiene ningún signo
visible o ceremonia ordenada por Dios "; la imposición de manos , la
unción y las palabras utilizadas son todas ellas "ordenadas por" los
Apóstoles de la Iglesia . .

Acerca de esta página

Citación APA. (1908). Confirmación. En La Enciclopedia Católica. Nueva


York: Compañía Robert Appleton. http://www.newadvent.org/cathen
/04215b.htm

Citación MLA. Scannell, Thomas. "Confirmación." La enciclopedia


católica. vol. 4. Nueva York: Robert Appleton Company, 1908.
<http://www.newadvent.org/cathen/04215b.htm>.

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Transcripción. Este artículo fue transcrito para New Advent por Charles
Sweeney, SJ.

Aprobación eclesiástica. Sin obstáculos. Rémy Lafort, censor.


Imprimátur. +John M. Farley, Arzobispo de Nueva York.

Información del contacto. El editor de New Advent es Kevin Knight. Mi


dirección de correo electrónico es webmaster en newadvent.org.
Lamentablemente, no puedo responder a todas las cartas, pero
agradezco enormemente sus comentarios, especialmente las
notificaciones sobre errores tipográficos y anuncios inapropiados.

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