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4
Ibid.
3.2. El periodo bautismal.5
5
Ibid.
6
ÁLVAREZ GÓMEZ JESÚS, Historia de la Iglesia, tomo: I. Edad antigua., Madrid: B.A.C., 2001. Pág. 91.
En el norte de África, hacia el año 200-210, estas
comunidades cristianas viven la misma realidad catecumenal,
pues, lo sabemos bien por el relato de la Pasión de Perpetua
y compañeros. Asu vez, esta historia se puede constatar por
los periodos de paz y persecución al cristianismo, que como
sabemos eran volátiles, y por ello «en el año 202 Septimio
Severo publicó un edicto por el que prohibía la conversión al
cristianismo; por eso abundan los mártires entre los
catecúmenos y catequistas: Leónidas, padre de Orígenes, y
director de la Escuela de Alejandría; Perpetua y Felicidad y
compañeros, en Cartago, Basílides, y otros en Egipto. 7»
Ubicados en África, resaltamos a Tertuliano que
frecuentemente, lo mismo que Clemente, al lado de la
expresión catecúmenos, utiliza el nombre de “oyentes”, como
también, el término de “reclutas”, o se dirige a los
catecúmenos con el nombre de “novicios”, haciendo las
diferencias entre catecúmenos y fieles, al igual que San
Agustín, años después.
«“Los cristianos no nacen, se hacen”, había escrito
Tertuliano, y uno de los sentidos que pudieron tener estas
palabras es registrar el hecho de que, en el siglo II, la gran
mayoría de los fieles había nacido fuera de la Iglesia y venido
a ella después. El bautismo de los niños –practicado ya en los
tiempos apostólicos, según atestiguan varios textos
neotestamentarios– se hizo más frecuente en el siglo III, pero
hasta entonces lo habitual fue la recepción del bautismo en
edad adulta, como culminación de un proceso de conversión
del paganismo, y tras una etapa preparatoria de
7
ÁLVAREZ GÓMEZ JESÚS, Historia de la Iglesia, tomo: I. Edad antigua., Madrid: B.A.C., 2001. Pág. 91.
catecumenado.8» Cómo se indicó, todo proceso de iniciación
cristiana estaba enmarcado en la radicalidad del seguimiento
a Jesucristo y ello implicaba una adscripción a la comunidad
cristiana en medio de un mundo pagano que los rodeaba. Otra
mención, sobre los catecúmenos, la podemos encontrar, en
Tertuliano, aproximadamente hacia el año 210 d.C., que es
donde encontramos escritos suyos. «Con ocasión de la
persecución de Septimio Severo, que se dirigió especialmente
contra los catecúmenos y los catequistas, algunos
catecúmenos murieron sin haber recibido el bautismo; y
entonces se planteó la cuestión de su destino eterno.
Tertuliano fue el primero en hablar del Bautismo de sangre, el
martirio que suple el Bautismo de agua.9»
Echemos una mirada al año 215 en Roma, donde las etapas
catecumenales, se van tomando muy enserio. Cabe señalar
que el tiempo de formación mínima son tres años y en todo el
transcurso de la formación se ha venido examinando. «Fue
durante el primer tercio del siglo III, como se deduce de la
Tradición apostólica de Hipólito (235), cuando se generalizó
el bautismo de los niños, los cuales lo recibían en una misma
ceremonia con los adultos. El bautismo de adultos estaba
perfectamente ordenado litúrgicamente desde finales del siglo
II, como lo atestigua la institución del catecumenado, que
tenía la finalidad de instruir y examinar a los candidatos.
Parece que ya San Pablo no bautizaba inmediatamente a los
convertidos, sino que difería un poco el bautismo.10»
8
ORLANDIS J., Historia de la Iglesia, tomo: I. La Iglesia Antigua y Medieval., Madrid: Palabra., 2012. Pág. 52.
9
ÁLVAREZ GÓMEZ JESÚS, Historia de la Iglesia, tomo: I. Edad antigua., Madrid: B.A.C., 2001. Pág. 140.
10
ÁLVAREZ GÓMEZ JESÚS, Historia de la Iglesia, tomo: I. Edad antigua., Madrid: B.A.C., 2001. Pág. 138.
No todos lo que quisieran entrar al catecumenado lo podían
hacer, ya que algunos eran rechazados por no tener una fin
sano y honesto. El papel de los que conocemos hoy como
“padrinos”, era el papel de aquellos cristianos que han
ayudado en la evangelización y formación de esos
postulantes. En efecto, los padrinos tenían el deber de
solucionarle algunas dudas de fe y conductas, pero sobre todo
debía dar testimonios sobre la conducta de estos candidatos 11.
Las personas consideradas idóneas, deberían estar dispuestas
a escuchar la Palabra. Una vez aceptados como catecúmenos,
se procedía a informarles sobre las exigencias y sacrificios
que ellos deben procurar en su cotidianidad. Análogamente
los postulantes debían abandonar los oficios o prácticas que
fueran en contra de la idolatría, homicidio e impureza. Hay
que reconocer la distinción que existía entre los catecúmenos
y los fieles, pues, aunque participaban de algunas
formaciones juntos, en la celebración de la Eucaristía, por
ejemplo, solo tenían lugar en la liturgia de la Palabra, debían
salir terminada la homilía, y al final de la liturgia un
catequista hacía una oración especial por los catecúmenos 12.
Hasta aquí, la disciplina catecumenal que se ha visto,
basándonos en la tradición apostólica, no es simplemente el
fruto del lugar o de la época; ella es un como una semilla que
desde los orígenes apostólicos ha progresado y crecido, a lo
largo del siglo II. no cabe duda de que existían las mismas
exigencias hacia el año 200 en las Iglesias de Alejandría y
Cartago.
11
ÁLVAREZ GÓMEZ JESÚS, Historia de la Iglesia, tomo: I. Edad antigua., Madrid: B.A.C., 2001. Pág. 138.
12
DUJARIER MICHEL, Breve Historia del Catecumenado, Bilbao: Desclée de Brouwer, 1986. Pág. 60.
Paralelamente, «En La Historia augusta de Elio Esparciano,
en la vida de Alejandro Severo (222-235), se habla de la
persecución contra los catecúmenos; este dato da a entender
la importancia del catecumenado no sólo por la estructura
catequética que existía, sino también porque eran numerosos
los personajes de la vida pública que estaban realizando su
camino de conversión hacia el cristianismo. 13» sabemos bien
que una vez bautizado, el creyente debe imitar a Cristo, por
quien se ha unido con la recepción de este sacramento. Por
ello, Previo a la recepción de este sacramento estaba el
catecumenado que forma en la fe y conlleva a una vivencia
auténtica de los compromisos bautismales a través del amor al
prójimo y la disposición para el martirio. El martirio es la
segunda actitud fundamental del deseo de perfección, es así
como llega a su culmen en el siglo III cuando se convierte en
el santo y seña de mayor fecundidad en la espiritualidad
cristiana porque era, y es, la mejor imitación de Cristo que se
pueda realizar.14
Citemos el año 230-240, ubicándonos en Egipto y
Palestina, donde a mi juicio encontramos testimonios valiosos
sobre la vitalidad de las etapas catecumenales, entrados ya en
la primera mitad del siglo III. El escritor eclesiástico
Orígenes, es un gran catequista y es el que vela por la
seriedad de la formación bautismal. Hay la necesidad de
aclarar que la Iglesia va creciendo en número y esto puede
dañar la calidad de la formación cristiana. Precisamente
Orígenes va a luchar por la pureza de la vida y formación
13
PATIÑO URIEL JOSÉ, Historia de la Iglesia, tomo I. Siglo I-VII., Bogotá: San Pablo. Pág. 49.
14
PATIÑO URIEL JOSÉ, Historia de la Iglesia, tomo I. Siglo I-VII., Bogotá: San Pablo. Pág. 71.
cristiana. Él compara la preparación bautismal al
acontecimiento del Éxodo, primero la conversión en Egipto,
para pasar a la travesía en el desierto, que considera es la
preparación del catecúmeno. Seguidamente el paso del mar
Rojo, es considerado como las pruebas, para pasar finalmente
al bautismo que es la entrada en la tierra prometida 15. Estos
relatos son de mucha importancia, ya que muestran las
exigencias para el catecumenado y como se utilizaban
imágenes bíblicas para una mayor comprensión de los
candidatos. Señalemos que en estos años el catecumenado era
un tiempo de formación en la fe y en las costumbres
cristianas, Orígenes describe dos grupos de catecúmenos, el
primer grupo son los principiantes o recién introducidos que
no han recibido el Símbolo y el otro grupo es el de los
“elegidos”, estos han acabado prácticamente su formación
inicial, sin embargo, no es el candidato mismo el que se juzga
apto, sino son los miembros de la Iglesia designados para
ello, los que se apoyan en los testimonios de los que los han
catequizado y de acuerdo con ellos, se les admite o se les
extiende el sacramento.
Finalizando el siglo III, por las informaciones que se
proporcionan de algunos concilios, se puede constatar la
pedagogía catecumenal y su importancia en la vida eclesial.
se deja entrever un cierto aflojamiento en la disciplina, pero
muestran que la estructura por etapas se mantiene y es
necesaria. Nos ubicamos hacia el 300-325 y encontramos dos
concilios.
15
DUJARIER MICHEL, Breve Historia del Catecumenado, Bilbao: Desclée de Brouwer, 1986. Pág. 64.
En el año 300, en España, el concilio de Elvira mantiene las
exigencias para ser recibido en la catequesis. Existe un rito de
entrada en el catecumenado y la imposición de manos por las
que se llega a ser cristiano.16 El catecumenado en «este
período se prolongaba más o menos según las regiones –tres
años en Roma, dos en España, etc.–, y durante él los
catecúmenos se designaban con el término audientes.
Algunas semanas antes de la fecha fijada para el bautismo, los
catecúmenos eran examinados de nuevo y pasaban a ocupar
un grado superior, el de electi o competentes. Una
preparación más intensa llenaba estas últimas semanas:
prácticas ascéticas e instrucción catequística sobre el Símbolo
de la Fe, la oración dominical y los sacramentos de la
iniciación cristiana. Finalmente, en las vigilias de Pascua y
Pentecostés, o en casos especiales en la vigilia de algún otro
domingo, tenía lugar el solemne acto del bautismo, que en las
fechas más señaladas se administraba a un elevado número de
nuevos cristianos.17»
En el año 325, se celebró el concilio de Nicea, donde se
expresa con tristeza que se han bautizado personas que
simplemente habían pasado de la vida pagana a la fe y que no
habían sido instruidos. Este concilio da la instrucción de que
estos hechos no se vuelvan a presentar, porque el
catecumenado necesita un tiempo prudente18.
«Surgió en el siglo III una importante controversia. El tema
de la disputa fue la cuestión de la validez del bautismo
16
Ibid. Pág. 78.
17
ORLANDIS J., Historia de la Iglesia, tomo: I. La Iglesia Antigua y Medieval., Madrid: Palabra., 2012. Pág. 52.
18
DUJARIER MICHEL, Breve Historia del Catecumenado, Bilbao: Desclée de Brouwer, 1986. Pág. 79.
administrado por los herejes o cismáticos, que en aquel
tiempo formaron a veces grupos de una cierta entidad. La
Iglesia africana y varias de Asia acostumbraban a rebautizar a
los herejes que habían sido ya bautizados en su secta,
mientras que la Iglesia romana y otras más los recibían
mediante una simple imposición de manos…surgió un
conflicto entre el papa Esteban y san Cipriano de Cartago.
Defendía el primero la validez del bautismo y san Cipriano la
negaba con el argumento de que “nadie puede ser incorporado
a la Iglesia por alguien que es ajeno a ella” … Fue
precisamente otro padre africano, san Agustín, quien elaboró
la teología sacramentaria sobre el bautismo y abrió el camino
hacia la definitiva solución del problema, en el sentido que
había mantenido siempre la Iglesia romana.19»
4. El catecumenado en los siglos IV-VI d.C.
VIDEO: La paz del emperador Constantino a los cristianos
en el año 313, marca un hito importante en la historia. Al
cristianismo le conceden un régimen de tolerancia legal,
luego rápidamente pasa a una libertad privilegiada, y
seguidamente en el 391, pasa a ser la única religión
autorizada.
22
Ibid. Pág. 89.
Ante la grave crisis de fe en el proceso catecumenal, la
respuesta es un tiempo de formación dentro de la cuaresma.
La persona que quería ser admitida al bautismo, debía pasar,
en primera instancia, por el tiempo intensivo de la cuaresma.
Los candidatos al sacramento del bautismo, en este periodo
cuaresmal, experimentaban un tiempo de formación doctrinal
y vital. Finalizado el tiempo cuaresmal, existen dos
ceremonias llamadas “entregas” y “redditio”. La primera es
donde se transmite el Credo y el Padre Nuestro. En la
segunda, se les da lugar a los candidatos en el domingo de
Ramos. La celebración del bautismo, tenía lugar en semana
santa, especialmente en las vísperas de Pascua. Luego del
bautismo, estas personas pasan a llamarse fieles y deberán
esmerarse por imitar a Cristo. Luego del bautismo, los
neófitos vuelven diariamente a la Iglesia para escuchar unos
comentarios sobre los sacramentos y es lo que se conoce
como catequesis mistagógicas23. (La mistagogía es la
iniciación de los recién bautizados (neófitos) en los misterios
del cristianismo. La Iglesia quiere ayudar a la humanidad a
encontrar nuevamente el misterio escondido desde siglos y
manifestado en Jesucristo. Dado que mistagogía significa
conducir por un camino que lleva al misterio, se comprende
por qué no basta un itinerario litúrgico, sino que se requiere
una comprensión personal. Al principio de la mistagogía hay
un encuentro de fe con el Señor a través de la gracia. El
Espíritu Santo es el mistagogo invisible, y nos lleva a
comprender lo que Jesucristo ha revelado.)
23
Ibid. Pág. 113.
«La culminación del rito de iniciación durante la
celebración de la víspera de la Pascua les da la bienvenida a
los catecúmenos a la Iglesia como cristianos con pleno
derecho. Con el tiempo el catecumenado dejo de usarse
porque el período de tiempo de formación tan largo demostró
ser algo difícil de manejar cuando el número de conversos fue
tan grande y cuando aumentaron los bautizos de bebés. No
fue hasta el siglo veinte que el Concilio Vaticano II volvió a
reintegrar el catecumenado. Desde el año 1988 el Rito de
Iniciación Cristiana para Adultos (RICA) es la norma que las
parroquias siguen en la formación de los nuevos conversos.»24
Hemos visto el testimonio firme de los primeros cristianos.
Para asimilar el contenido de esta materia les propongo
comparta y responda las siguientes preguntas:
1- ¿Por qué eligieron ellos el martirio antes que renunciar a
su fe?
2- ¿Cómo se preparaban para su Bautismo sabiendo que
luego deberían ser testigos?
3- ¿Estás dispuesto hoy a ser testigo de Cristo tal y como lo
exige el Bautismo?
4- ¿En qué sentido podemos afirmar que la vida cristiana y
de la Iglesia, es un itinerario catecumenal?
5- ¿Qué elementos consideras que se deben tener en cuenta
para una formación idónea que responda plenamente a los
principios de la iniciación cristiana contemplados en el
Sacramento del Bautismo?
24
CHARLENE ALTEMOSE., Lo que debemos saber sobre la historia de la Iglesia., U.S.A: Liguori., 1994. Pág. 15.